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Monday, August 1, 2016

Mensaje para Trump: El TLCAN ayuda a los estadounidenses

Mary Anastasia O'Grady explica que "Una guerra comercial perjudicaría al sector manufacturero de EE.UU. porque rompería la altamente integrada economía norteamericana. Los tres socios del TLCAN son competitivos a nivel global porque son capaces de distribuir capital para su uso óptimo en cualquier parte del continente".

Mary Anastasia O'Grady es editora de la columna de las Américas del Wall Street Journal.
La actividad manufacturera en EE.UU. creció en octubre a su ritmo más lento en más de dos años, según datos del Instituto de Gestión de Suministro dados a conocer la semana pasada (en inglés). Los analistas responsabilizan de ello a una economía global débil y a la fortaleza del dólar.
Sin el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA, por sus siglas en inglés), el sector manufacturero estaría en peor estado. Pero no se lo diga a Donald Trump. El precandidato republicano ha prometido que de ser elegido presidente hará que EE.UU. “sea de nuevo grandioso” con medidas como, entre otras, la anulación del pacto que se firmó en 1994.



Los discursos de campaña de Trump han proporcionado pocos detalles sobre la forma en la que intentará gobernar. Pero una promesa que ha repetido es la construcción de una “hermosa” muralla a lo largo de la frontera entre EE.UU. y México y obligar al vecino del sur a pagarla.
México no financiará de forma voluntaria ningún muro. Pero el precandidato dice que puede obligar al país a pagarlo al imponer nuevos aranceles en sus exportaciones hacia EE.UU. En otras palabras, Trump planea lanzar una guerra comercial con el vecino del sur.
Esta es una idea absurda y peligrosa. Empecemos con lo dolorosamente obvio: un arancel no es pagado por el exportador sino por el importador, que los transfiere a los consumidores. Así que el dinero para la muralla que Trump planea saldrá de los bolsillos de los trabajadores estadounidenses.
El precandidato puede pensar que los nuevos aranceles volverían los productos mexicanos demasiado costosos como para que los consumidores estadounidenses los compren, y así habrá logrado su meta de que México “pague”, aunque no haya nuevos ingresos.
Las empresas estadounidenses también resultarán perjudicadas, ya que se volverán menos competitivas sin el acceso a la producción mexicana. Y si México, que es el tercer socio comercial de EE.UU., responde con la imposición de sus propios aranceles, también sufrirán los exportadores estadounidenses.
Es difícil ver cómo beneficiaría esto a los estadounidenses. Según un reporte del mes pasado (en inglés) de la Cámara de Comercio de EE.UU., titulado "Nafta triunfante", el comercio anual de EE.UU. con Canadá y México se ubica ahora en US$1,3 billones, casi cuatro veces más que antes de la firma del acuerdo. Las exportaciones agrícolas hacia Canadá y México han subido 350%, y las exportaciones de servicios estadounidenses se han triplicado. Más de un tercio de las exportaciones de mercancías estadounidenses son compradas ahora por socios del TLCAN.
Una guerra comercial perjudicaría al sector manufacturero de EE.UU. porque rompería la altamente integrada economía norteamericana. Los tres socios del TLCAN son competitivos a nivel global porque son capaces de distribuir capital para su uso óptimo en cualquier parte del continente. México es el que cuenta con una mayor mano de obra de los tres, de modo que suele importar componentes, marcas, tecnología y sistemas de distribución desde EE.UU. y añade valor al suministrar la mano de obra necesaria para el ensamblaje.
Esto ha creado una red compleja de cadenas de suministro en una amplia gama de industrias incluyendo la aeroespacial, la automotriz, la de electrónicos, la de maquinaria y la de instrumentos de precisión. Estos eslabones cruzan América del Norte conforme las empresas buscan explotar ventajas comparativas. Un documento de investigación (en inglés) de septiembre de 2010 de la Agencia Nacional de Investigación Económica de EE.UU. encontró que 40% del contenido de las importaciones estadounidenses desde México es producido por trabajadores estadounidenses.
“En el altamente integrado sector automotor, es común que un auto ensamblado en la región de Los Grandes Lagos cruce la frontera entre EE.UU. y Canadá unas seis veces en el proceso de ensamblaje”, anota por su parte un reporte de la Cámara de Comercio. El resultado ha sido un sector automotor estadounidense más competitivo, como lo comprueba un alza de 89% en las exportaciones entre 2009 y 2014, “superando los dos millones de autos por primera vez en 2014”.
Las empresas estadounidense que usan partes y mano de obra de Canadá y México también se benefician de la relativa debilidad del peso y del dólar canadiense. El costo total de una exportación estadounidense que contiene valor agregado de los socios del TLCAN es más bajo, a corto plazo, que si el producto hubiera sido hecho completamente en EE.UU. Con el tiempo, los precios se ajustan, pero entre tanto, la fabricación en una mezcla de divisas alivia los efectos de la fortaleza del dólar estadounidense sobre las exportaciones del país. El acceso del continente a energía confiable y de bajo costo se suma a la potencia del motor norteamericano.
El plan de Trump también fracasa desde una perspectiva de seguridad. Los estados mexicanos que están comprometidos económicamente con sus vecinos del norte están creciendo más rápido que el resto del país. También están creando buenos empleados y elevando los estándares de vida, factores necesarios para frenar el flujo de inmigrantes mexicanos hacia el norte.
Puede que las empresas estadounidenses puedan acudir a las cadenas de suministros de Asia, aunque a un costo más alto. Pero a los estadounidenses no les puede interesar aislar a su vecino del sur y retrasar su progreso económico.
La agenda comercial de Trump es absurda e invitaría a una depresión. El precandidato es demasiado ignorante en economía para darse cuenta de eso o demasiado cínico como para que le importe.

Mensaje para Trump: El TLCAN ayuda a los estadounidenses

Mary Anastasia O'Grady explica que "Una guerra comercial perjudicaría al sector manufacturero de EE.UU. porque rompería la altamente integrada economía norteamericana. Los tres socios del TLCAN son competitivos a nivel global porque son capaces de distribuir capital para su uso óptimo en cualquier parte del continente".

Mary Anastasia O'Grady es editora de la columna de las Américas del Wall Street Journal.
La actividad manufacturera en EE.UU. creció en octubre a su ritmo más lento en más de dos años, según datos del Instituto de Gestión de Suministro dados a conocer la semana pasada (en inglés). Los analistas responsabilizan de ello a una economía global débil y a la fortaleza del dólar.
Sin el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA, por sus siglas en inglés), el sector manufacturero estaría en peor estado. Pero no se lo diga a Donald Trump. El precandidato republicano ha prometido que de ser elegido presidente hará que EE.UU. “sea de nuevo grandioso” con medidas como, entre otras, la anulación del pacto que se firmó en 1994.


Saturday, July 2, 2016

Otras observaciones sobre el referéndum británico

Otras observaciones sobre el referéndum británico

Por Alberto Benegas Lynch (h)
El referéndum por el cual en Gran Bretaña se decidió abandonar la Unión Europea tal como se presenta en la actualidad tiene muchos costados para analizar (y algunos aspectos contradictorios).
No es un tema que pueda tratarse como blanco o negro sino que presenta varios flancos y andariveles de diversa naturaleza. Por un lado está la xenofobia nacionalista que está haciendo estragos en Europa según reportan las últimas contiendas electorales en diversos países y también en Estados Unidos si prestamos atención al fenómeno Trump.


Esa línea de pensamiento la emprende contra los movimientos migratorios con argumentos racistas sin percatarse que, salvo los africanos, todos descendemos de inmigrantes ya que el origen de nuestra condición humana proviene de aquel continente. Se trata de un asunto de respeto recíproco sin que el país receptor financie compulsivamente servicios y tampoco se pretendan mantener con descuentos al fruto del trabajo a quienes ingresan, tal como sugirió en su momento Gary Becker.
Esta impronta nacionalista también se basa en la soberanía nacional como si fuera lícito atribuir la condición de soberano a un pedazo de tierra, a un gobernante, a la moneda o a la zanahoria, cuando en verdad como nos ha enseñado, entre muchos otros, Bertrand de Jouvenel la única soberanía corresponde a los derechos inalienables de cada persona.
Por otra parte, están los liberales sumamente preocupados por la llamativa e insistente proliferación de reglamentaciones promovidas en Bruselas, especialmente las referidas a la legislación laboral que provoca desempleo, las referidas a la agricultura y los tratamientos inconvenientes de la deuda pública entro otras disposiciones que se van acumulando en grado exponencial.
Según trabajos publicados por el Institute of Economic Affairs de Londres del que forma parte de su consejo académico el que estas líneas escribe, Bruselas se ha convertido en un trampolín para que la creciente burocracia intervenga en aspectos clave, situación que no solo no estaba contemplada en la idea original de la Unión Europea sino que se basaba en la ampliación de las libertades de las personas.
Más aun, algunos autores pertenecientes a la referida institución londinense insisten en que Inglaterra debiera abrirse al mundo más que hacerlo limitándose a una zona. La tendencia contraria se observa en otras de las llamadas integraciones regionales, como por ejemplo, el Mercosur, donde aumenta la burocratización a pasos agigantados-incluyendo el Parlasur-mientras que los postulados de librecambio insertos en el Tratado de Asunción son inexistentes. Una presentación digna de Woody Allen.
Se destaca entre los nacionalistas el argumento decimonónico de la industria incipiente propuesto por Friedrich List. Consiste en la pretensión de endosar sobre las espaldas de los contribuyentes los costos que debieran absorber los empresarios.
En resumen, el caso Brexit presenta dos vertientes contrapuestas que deben ser sopesadas cuidadosamente al efecto de tomar debida nota de las tendencias que las impulsan.

Otras observaciones sobre el referéndum británico

Otras observaciones sobre el referéndum británico

Por Alberto Benegas Lynch (h)
El referéndum por el cual en Gran Bretaña se decidió abandonar la Unión Europea tal como se presenta en la actualidad tiene muchos costados para analizar (y algunos aspectos contradictorios).
No es un tema que pueda tratarse como blanco o negro sino que presenta varios flancos y andariveles de diversa naturaleza. Por un lado está la xenofobia nacionalista que está haciendo estragos en Europa según reportan las últimas contiendas electorales en diversos países y también en Estados Unidos si prestamos atención al fenómeno Trump.

Monday, June 27, 2016

El estatismo de la FAO

El estatismo de la FAO

Por Alberto Benegas Lynch (h)
Desde su creación, la Food and Agriculture Organization (FAO) en 1945 ha mostrado su marcada inclinación a la adopción de medidas socialistas y una aversión al sistema de libre empresa y la propiedad privada. Hay infinidad de documentaciones que ponen de manifiesto lo dicho en el contexto de las Naciones Unidas como son las obras de Edward Griffin, Orval Watts y la experiencia personal de William Buckley, Jr. como delegado en aquella organización internacional, pero uno de los trabajos críticos de la FAO de mayor calado aun es el preparado por la Heritage Foundation de Washington D.C a través de la pluma de Juliana Geran quien se doctoró en la Universidad de Chicago y enseñó en las Universidades de Stanford y Johns Hopkins y dirigió el Institute of World Politics de la Universidad de Boston, trabajo aquél publicado con el sugestivo título de “The UN´s Food and Agriculture Organization: Becoming Part of the Problem”.


Con estos antecedentes de la FAO puede entenderse hoy, por ejemplo,  el chiste de pésimo gusto que esa entidad haya premiado en este 2015 a los gobiernos de Venezuela y Argentina por la eficaz tarea para aliviar el hambre en esos países (sic).
En el muy extenso documento mencionado se destacan muchos puntos que no pueden cubrirse en una nota periodística, de modo que solo mencionaremos algunos que dividimos en doce    secciones al correr de la pluma. Primero, se ha politizado la FAO en grado creciente al tiempo que se ha incrementado en grado exponencial su presupuesto y la cantidad de funcionarios contratados y “cada vez más hostil a la libre empresa. Suscribe la ideología colectivista patrocinada por las naciones más radicalizadas”.
Segundo, en la misma línea argumental la “FAO fracasa con sus consejos a los gobiernos cuyos políticas impiden el progreso agrícola […] y establece Programas de Cooperación Técnica que básicamente consiste en un centro político que es usado discrecionalmente por la dirección que provee estadísticas erróneas y engañosas, junto a medidas que desalientan a que trabajen allí profesionales calificados”.
Tercero, el caso más resonante del fracaso de la FAO fue el de la hambruna en Etiopía “en el que la FAO participó sin declarar nunca que las causas del problema eran las políticas económicas socialistas que condujeron a la catástrofe […], en aquel momento, además [de los malos consejos], quien dirigía la FAO apuntaba a sacarse de encima al representante de Etiopía al efecto de posibilitar su reelección en el cargo, lo cual logró por tres períodos de seis años cada uno”.
Cuatro, el presupuesto de la FAO constituye “una fuente de controversias permanentes porque no permite la información que permitiría una idea clara de donde se asignan los recursos proporcionados por los gobiernos con los recursos de los contribuyentes, lo cual hace que la correspondiente evaluación resulte imposible”.
Quinto, los casos de distintas naciones africanas respecto al apoyo a políticas estatistas respecto al agro, así como el caso de Tailandia en la misma dirección también en el área rural y lo mismo en China, políticas fallidas que se extienden a otras naciones como Guatemala, India y Costa Rica “todo contrario a los abordajes de la empresa privada en lo que respecta al freno al progreso agrícola”.
Sexto, en muchos sectores la FAO ha suspendido incluso la cooperación con el sector privado puesto que sus autoridades declaran que “los gobiernos pueden mejorar la planificación del área agrícola […] lo cual ha sido hoy abandonado incluso en algunos sectores de la economía china”.
Séptimo, la FAO “estimula el establecimiento del control estatal de precios como en los casos de Egipto, Tanzania, Ghana y Malí […] a lo que frecuentemente se añade el consejo de acumular granos operado por los gobiernos que naturalmente afecta al sector privado”.
Octavo, reiteradamente la administración de la FAO “reclama una redistribución de ingresos a nivel mundial […] situación que sugiere se haga a través de gobiernos o sus organismos internacionales desde los países desarrollados a los subdesarrollados que como es sabido ha producido graves problemas”.
Noveno, la FAO apunta al crecimiento poblacional, “la mentalidad maltusiana” como una de las causas de los problemas económicos en lugar de “concentrarse en el deterioro de los marcos institucionales”.
Décimo, también los consejos de la FAO respecto a plagicidas, fertilizantes y enfoques errados sobre la ecología en general han conducido a desajustes y crisis “en casos como los de Mozambique, Somalia, Nigeria y Libia en el contexto, como ha dicho una fuente de un funcionario que quiso quedar en el anonimato, que se han desdibujado cifras respecto al retorno sobre la inversión para hacer aparecer como atractiva la política aconsejada”.
Décimo primera, no solo se consignan  las políticas contraproducentes de la FAO en su campo de acción sino que “interviene en otros sectores como son sus consejos en cuanto a la estatización del transporte”.
Y, por último, décimo segundo en este resumen, como conclusión la autora de este largo y documentado trabajo sostiene que “la FAO debe dejarse morir, que sería una justificada y buena muerte”.
La FAO ha insistido a poco de su instalación en la conveniencia del impuesto a la renta potencial y la reforma agraria (1955)  sobre lo cual hemos escrito en otra oportunidad, conceptos que ahora parcialmente reiteramos en el contexto de la organización internacional de marras.
En las truculentas lides fiscales, desafortunadamente lo más común es la idea de lo que se ha dado en llamar “el impuesto a la renta potencial”. El concepto básico en esta materia es que el gobierno debería establecer mínimos de explotación de la tierra ya que se estima que no es permisible que hayan propiedades ociosas o de bajo rendimiento en un mundo donde existen tantas personas con hambre. El gravámen en cuestión apunta a que los rezagados deban hacerse cargo de un tributo penalizador, el cual no tendría efecto si las producciones superan la antedicha marca.
En verdad este pensamiento constituye una buena receta para aumentar el hambre y no para mitigarlo. Si pudiéramos contar con una fotografía en detalle de todo el planeta, observaríamos que hay muchos bienes inexplorados: recursos marítimos, forestales, mineros, agrícola-ganaderos y de muchos otros órdenes conocidos y desconocidos. La razón por la que no se explota todo simultáneamente es debido a que los recursos son escasos. Ahora bien, la decisión clave respecto a que debe explotarse y que debe dejarse de lado puede llevarse a cabo solo de dos modos distintos. El primero es a través de imposiciones de los aparatos estatales politizando el proceso económico, mientras que el segundo se realiza vía los precios de mercado. En este último caso el cuadro de resultados va indicando los respectivos éxitos y fracasos en la producción. Quien explota aquello que al momento resulta antieconómico es castigado con quebrantos del mismo modo que quien deja inexplorado aquello que requiere explotación. Solo salen airosos aquellos que asignan factores productivos a las áreas que se demandan con mayor urgencia.
Las burocracias estatales operan al margen de los indicadores clave del mercado y, por ende, inexorablemente significan derroche de los siempre escasos factores de producción (si hacen lo mismo que hubiera hecho el mercado libre y voluntariamente, no hay razón para su intervención ni para los gastos administrativos correspondientes y, por otra parte, la única manera de conocer que es lo que la gente quiere en el mercado es dejarlo actuar). Este desperdicio de capital que generan los gobiernos naturalmente conduce a una reducción de ingresos y salarios en términos reales puesto que las tasas de capitalización constituyen la causa de los posibles niveles de vida, con lo que en definitiva el impuesto a la renta potencial incrementa los faltantes  alimenticios de la población.
Esta conclusión es del todo aplicable a la tan cacareada “reforma agraria” en cuanto a las disposiciones gubernamentales que expropian y entregan parcelas de campo a espaldas de los cambios de manos a que conducen arreglos contractuales entre las partes en concordancia con los reclamos de la respectiva demanda de bienes finales, lo cual ubica a los bienes de orden superior en los sectores necesarios para tal fin. Ese desconocimiento de los procesos de compra-venta inherentes al mercado también perjudica gravemente las condiciones de vida de la gente, muy especialmente de los más necesitados.
Los procesos de mercado recogen información dispersa y fraccionada entre millones de personas a través de los precios, sin embargo, los agentes gubernamentales puestos en estos menesteres invariablemente concentran ignorancia con lo que se desarticula el mercado, lo cual genera las consiguientes contracciones respecto a lo que se requiere y sobrantes de lo que no se demanda, dadas las circunstancias imperantes.
En este tema de los impuesto a la tierra hay una tradición de pensamiento que surge de los escritos de Henry George por lo que se considera que los impuestos a la tierra se justifican debido a que ese factor de producción se torna más escaso con el mero transcurso del tiempo (solo puede ampliarse en grado infinitesimal) mientras que el aumento de la población y las estructuras de capital elevan su precio sin que el dueño de la tierra tenga el mérito de tal situación. Por ende, se continúa diciendo, hay una “renta no ganada” que debe ser apropiada por el gobierno para atender sus funciones.
Este razonamiento no toma en cuenta que todos los ingresos de todas las personas se deben a la capitalización que generan  otros y no por ello se considera que el ingreso correspondiente no le pertenece al titular. Esto ocurre no solo con los beneficios crematísticos (los ingresos no son los mismos del habitante de Uganda del que vive en Canadá, precisamente debido a que las tasas de capitalización de terceros no son las mismas) sino de beneficios de otra naturaleza como el lenguaje que existe en el momento del nacimiento del beneficiario y así sucesivamente con tantas otras ventajas que se obtienen del esfuerzo acumulado de la civilización.
En alguna oportunidad se ha legislado “para defenderse de la extranjerización de la tierra” lo cual ha hecho también la FAO, como si los procesos abiertos y competitivos en la asignación de los siempre escasos factores productivos fueran diferentes según el lugar donde haya nacido el titular, y como si los lugareños que declaman sobre nacionalismos no descendieran de extranjeros en un proceso de continúo movimiento desde la aparición del hombre en África. Esta visión de superlativa ceguera y de cultura alambrada es incapaz de percatarse que las fronteras y las jurisdicciones territoriales son al solo efecto de evitar la concentración de poder en manos de un gobierno universal, y no porque “los buenos” son los locales y “los malos” los extranjeros (atrabiliaria clasificación que, entre otras cosas, reniega de nuestros ancestros).
Es de esperar que en debates abiertos se perciba que los procesos de mercado son los más efectivos para reducir el hambre y no la politización de un tema tan delicado que barre con las señales para asignar recursos del modo más adecuado a las necesidades, especialmente de los más débiles. Respecto a las peligrosas falacias que rodean al tema específico de la ecología, las he tratado en mi trabajo titulado “Debate sobre ecología” que puede localizarse en Internet.

El estatismo de la FAO

El estatismo de la FAO

Por Alberto Benegas Lynch (h)
Desde su creación, la Food and Agriculture Organization (FAO) en 1945 ha mostrado su marcada inclinación a la adopción de medidas socialistas y una aversión al sistema de libre empresa y la propiedad privada. Hay infinidad de documentaciones que ponen de manifiesto lo dicho en el contexto de las Naciones Unidas como son las obras de Edward Griffin, Orval Watts y la experiencia personal de William Buckley, Jr. como delegado en aquella organización internacional, pero uno de los trabajos críticos de la FAO de mayor calado aun es el preparado por la Heritage Foundation de Washington D.C a través de la pluma de Juliana Geran quien se doctoró en la Universidad de Chicago y enseñó en las Universidades de Stanford y Johns Hopkins y dirigió el Institute of World Politics de la Universidad de Boston, trabajo aquél publicado con el sugestivo título de “The UN´s Food and Agriculture Organization: Becoming Part of the Problem”.

Thursday, June 23, 2016

Dinero estatal y dinero bancario


Steve Hanke
Steve H. Hanke es profesor de economía aplicada en la Johns Hopkins University en Baltimore. Hanke se desempeña como presidente del Toronto Trust Argentina en Buenos Aires, el fondo mutual con el mejor desempeño en el mundo en 1995. Ha sido asesor de varios gobiernos en un diverso conjunto de temas políticos. Actualmente es consejero estatal y asesor del presidente de Montenegro y asesor del ministro de economía y finanzas de Ecuador. En 1998. Hanke fue nombrado una de las 25 personas más influyentes en el mundo por la revista World Trade, y un Asociado Distinguido de la International Atlantic Economic Society.
Desde que la Reserva Federal empezó a considerar elevar la tasa de los fondos federales, lo cual eventualmente hizo en diciembre de 2015, mucho se ha dicho acerca de la reducción de compras de bonos por parte de la Fed. ¿Elevará o no las tasas la Fed? Cada vez que se forma un consenso alrededor de la respuesta a esa pregunta, todos los mercados del mundo suben o se hunden.
Esta obsesión con los comentarios acerca de la reducción de compras de bonos por parte de la Fed -el relato acerca de la tasa de interés- es sencilla, pero extraña. De hecho, está mal concebida -equivocada. Entonces, ¿por qué la obsesión? Esto es, en parte, el resultado de una resaca Keynesiana. Los Keynesianos se enfocan en las tasas de interés. El modelo macro de la corriente dominante, que es ampliamente utilizado hoy, es denominado como “el nuevo modelo Keynesiano”.



La esencia de la política monetaria en este modelo está enteramente capturada por los cambios en las tasas de interés actuales y esperadas. Sin embargo, el dinero no se encuentra en lugar alguno. Y no es solamente el nuevo modelo Keynesiano el que es defectuoso. El dinero y el crédito no encajan en el modelo de equilibrio general, el cual requiere una economía exclusivamente de trueque.
Cuando observamos el dinero bancario, la situación en EE.UU., Japón, y el Reino Unido ha sido sorprendente. Para estos países, la cantidad de dinero bancario en la economía era menor en enero de 2016 que en septiembre de 2008, poniendo en evidencia la existencia de políticas de dinero bancario restringido. No debería sorprender que EE.UU., Japón y el Reino Unido adoptaron desde un principio de este periodo el QE. Si no lo hubieran hecho, el crecimiento en la oferta monetaria en su sentido amplio hubiese sido mucho más anémica de lo que fue, resultando en profundas recesiones.
Esta obsesión con la tasa de interés es impresionante, particularmente considerando que Keynes le dedica relativamente pocas páginas en su Breve tratado sobre la reforma monetaria (1923) al dinero y el papel que este juega en la determinación del ingreso nacional. De manera que, en su obra de dos volúmenes de 1930, Un tratado sobre el dinero, Keynes dedica un espacio considerable a los bancos y su papel en la creación de dinero. En particular, Keynes divide al dinero en dos clases: dinero estatal y dinero bancario. El dinero estatal es de alta potencia y es producido por los bancos centrales. El dinero bancario es producido por los bancos comerciales a través de la creación de depósitos.
Keynes dedica muchas páginas en Un tratado sobre el dinero abordando el dinero bancario. Esto no es sorpresa porque, como Keynes aclara, el dinero bancario se impuso al dinero estatal en 1930. Las cosas no han cambiado mucho desde ese entonces. Hoy, el dinero bancario constituye casi 82% de la oferta monetaria ampliamente definida (M4) en el Reino Unido.
Deberíamos analizar detenidamente la oferta monetaria ampliamente definida (dinero estatal más dinero bancario) y el dinero medido de manera adecuada (cuando está disponible, con el indicador Divisia, no medidas sencillas a partir de sumas). Un enfoque monetario de la determinación del ingreso nacional es lo que importa en el mediano plazo. La conexión entre el crecimiento en la oferta monetaria y el PIB nominal es clara y abrumadora.
Desde el colapso de Lehman Brothers en 2008, ha habido un cambio dramático en las políticas monetarias alrededor del mundo. Las regulaciones bancarias se han vuelto más estrictas y la supervisión se ha vuelto mucho más severa. Las recapitalizaciones a gran escala de los bancos y la reducción del apalancamiento se han vuelto algo común. Estas políticas, que afectan la producción de dinero bancario, han sido sumamente ligeras y pro-cíclicas.
En un intento de expandir la oferta total del dinero en su sentido amplio, muchos bancos centrales han tenido que practicar el alivio cuantitativo o QE, por sus siglas en inglés. Esta política de dinero estatal es extremadamente ligera y contra-cíclica. Sin embargo, la oferta monetaria en su sentido amplio ha estado creciendo lentamente en muchos países, conforme el dinero estatal constituye una porción relativamente pequeña de esta. Como consecuencia de esto, el crecimiento del PIB nominal ha caído por debajo de su tendencia.
El cuadro adjunto muestra los cambios en el dinero estatal, dinero bancario, y la oferta monetaria en su sentido amplio en las 10 regiones económicas más grandes en el mundo. EE.UU., Japón, la Eurozona, el Reino Unido y Corea del Sur lideran el ranking en términos de QE. Todos han aumentado su producción de dinero estatal. Esto puede observarse al notar que la proporción de dinero estatal en relación a la oferta monetaria en sentido amplio se dispara en estos países desde septiembre 2008 hasta enero de 2016. Para China, Canadá, Brasil, India, y Rusia, la imagen es diferente. La proporción de dinero estatal en relación a la oferta monetaria en sentido amplio cayó, indicando que ellos no practicaron QE.
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Cuando observamos el dinero bancario, la situación en EE.UU., Japón, y el Reino Unido ha sido sorprendente. Para estos países, la cantidad de dinero bancario en la economía era menor en enero de 2016 que en septiembre de 2008, poniendo en evidencia la existencia de políticas de dinero bancario restringido. No debería sorprender que EE.UU., Japón y el Reino Unido adoptaron desde un principio de este periodo el QE. Si no lo hubieran hecho, el crecimiento en la oferta monetaria en su sentido amplio hubiese sido mucho más anémica de lo que fue, resultando en profundas recesiones.
La Eurozona llegó a la fiesta del QE un poco tarde, pero, no obstante, llegó. Ahora, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y el QE se enfrentan a una nueva ola de críticas. Muchos en Alemania, por ejemplo, se oponen al QE. Muchos incluso argumentan que el BCE se ha quedado sin amuniciones. Esto no tiene sentido. Siempre y cuando el banco central compre activos del público no bancario, la oferta monetaria en su sentido amplio y el PIB nominal crecerán.
Decir que el dinero y las políticas monetarias no son comprendidas es una sutileza. La retórica populista de políticos que atacan a los bancos y las regulaciones financieras están obstaculizando el crecimiento del dinero bancario y de la actividad económica.

Dinero estatal y dinero bancario


Steve Hanke
Steve H. Hanke es profesor de economía aplicada en la Johns Hopkins University en Baltimore. Hanke se desempeña como presidente del Toronto Trust Argentina en Buenos Aires, el fondo mutual con el mejor desempeño en el mundo en 1995. Ha sido asesor de varios gobiernos en un diverso conjunto de temas políticos. Actualmente es consejero estatal y asesor del presidente de Montenegro y asesor del ministro de economía y finanzas de Ecuador. En 1998. Hanke fue nombrado una de las 25 personas más influyentes en el mundo por la revista World Trade, y un Asociado Distinguido de la International Atlantic Economic Society.
Desde que la Reserva Federal empezó a considerar elevar la tasa de los fondos federales, lo cual eventualmente hizo en diciembre de 2015, mucho se ha dicho acerca de la reducción de compras de bonos por parte de la Fed. ¿Elevará o no las tasas la Fed? Cada vez que se forma un consenso alrededor de la respuesta a esa pregunta, todos los mercados del mundo suben o se hunden.
Esta obsesión con los comentarios acerca de la reducción de compras de bonos por parte de la Fed -el relato acerca de la tasa de interés- es sencilla, pero extraña. De hecho, está mal concebida -equivocada. Entonces, ¿por qué la obsesión? Esto es, en parte, el resultado de una resaca Keynesiana. Los Keynesianos se enfocan en las tasas de interés. El modelo macro de la corriente dominante, que es ampliamente utilizado hoy, es denominado como “el nuevo modelo Keynesiano”.


Wednesday, June 22, 2016

Los crecientes fracasos de la Unión Europea y 'Brexit'

Marian L. Tupy señala los fracasos de la Unión Europea (UE), los cuales han provocado una mayor resistencia a ella y una mayor probabilidad de su disolución.

Marian L. Tupy es analista de políticas públicas del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute y editor del sitio Web www.humanprogress.org.
Desde sus humildes inicios, la Unión Europea (UE) se ha vuelto una entidad supra-nacional que al menos superficialmente se asemeja a un estado federal, pero que carece de un poder soberano. Tiene su propia bandera, himno, moneda, presidente (cinco de ellos, de hecho) y su servicio diplomático. Hoy, la UE está tratando de obtener nuevos poderes, mientras que, paradójicamente, también se enfrenta a una creciente oposición y una creciente probabilidad de colapso. ¿Cómo llegó a esa posición la UE? Para comprender el dilema de la UE, considere sus fracasos pasados y actuales.



La UE nació en 1958, cuando seis países europeos occidentales crearon una zona de comercio libre denominada la Comunidad Económica Europea (CEE). Hay un consenso abrumador entre economistas de que el libre comercio estimula el crecimiento económico. De hecho, ningún país alguna vez se ha vuelto rico estando aislado. No obstante, el impacto de la CEE sobre el crecimiento en Europa Occidental no debería ser subestimado. Los aranceles dentro de Europa sobre los productos no fueron removidas hasta 1968. Como resultado de esto, las reformas domésticas, tales como la liberalización de Ludwig Erhard de la economía de Alemania Occidental en 1948, fueron mucho más importantes para la recuperación posterior a la guerra que la inexistente CEE.
Además, tenga en cuenta que la liberalización del comercio interno de Europa se estaba dando en conjunto con la liberalización comercial a nivel mundial. Este último proceso, que solía ser llamado el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio y que ahora se llama la Organización Mundial del Comercio, empezó en 1947 —ante la insistencia de EE.UU.
Con el tiempo, el comercio interno de la UE se ha vuelto menos, no más, importante para la prosperidad europea. Los costos de las comunicaciones, las transferencias financieras y el transporte se han reducido considerablemente desde la Segunda Guerra Mundial, haciendo del comercio global cada vez más lucrativo para empresas individuales —estén o no en la UE. El comercio entre EE.UU. y la UE, por ejemplo, continúa creciendo, aún cuando no hay un acuerdo de libre comercio entre los dos. De igual forma, las exportaciones británicas a la UE están creciendo a un paso menor que las exportaciones británicas a los países que no son miembros de la UE.
Además, los beneficios económicos del comercio interno de Europa han sido socavados por un diluvio de regulaciones excesivas provenientes de Bruselas. A diferencia de la creencia popular, que sostiene que la integración y la prosperidad van de la mano, el crecimiento en Europa Occidental ha caído conforme la integración europea aumentó (ver gráfico). Hoy, gran parte de Europa simplemente no está creciendo.
Algunos de los problemas de Europa no están relacionados con la UE y están más bien relacionados con una demografía cambiante —bajas tasas de natalidad y una población que envejece. Aún así Europa también ha sufrido de heridas auto-infligidas. Las regulaciones en exceso, las que sofocan el crecimiento europeo, es solo una de ellas. Hay otras políticas destructivas también.

Fuente: Angus Maddison, Statistics on World Population, PIB y PIB per cápita, 1-2008 DC, obtenido el 16 de mayo de 2016.
* Las cifras para los 15 de la UE no contienen datos para Luxemburgo.
La Política Agrícola Común (CAP, por sus siglas en inglés), por ejemplo, ha resultado en montañas de mantequilla y lagos de leche. Estos luego fueron destruidos o arrojados en mercados del Tercer Mundo, donde socavaron a los productores locales. En conjunto con la CAP estuvo la Política Común de Pesca que, en lugar de preservar el stock de pesca de Europa mediante un sistema de cuotas, casi acabó con este. Un estudio holandés, por ejemplo, encontró que, para mantener sus cuotas, por cada tonelada de pescado destinado al consumo, los pescadores lanzaban “dos a cuatro toneladas de pescados muertos” al mar.
Los Fondos Estructurales y de Cohesión, un sistema de pagos transferidos que utilizó el dinero de los contribuyentes en los países ricos para intentar de fomentar el crecimiento y el empleo en el sur sub-desarrollado de Europa, se volvió un despilfarro legendario de mala asignación y corrupción financieras. La Corte Europea de Auditores se ha negado a aprobar el presupuesto de la UE en aproximadamente 20 años consecutivos —citando irregularidades.
El euro se suponía que debería haber conducido a un mayor crecimiento, desempleo más bajo, y mayor competitividad y prosperidad. Según “50 economistas distinguidos” que fueron reunidos por el pro-UE Centro para la Reforma Europea, “hay un consenso amplio de que el euro había sido una decepción: el desempeño económico de la unión monetaria había sido muy pobre, y en lugar de unir a los estados-miembros de la UE y fomentar un sentido más estrecho de unidad y de identidad común, el euro ha dividido a los países y erosionado la confianza en la UE”.
En retrospectiva, debería ser claro que la Eurozona fue mal concebida. Sus miembros se han comprometido a mantener niveles manejables de deuda (límite de un 60 por ciento del PIB) y déficits (límite de un máximo de 3 por ciento al año). Lo que la faltó a la Eurozona fue un mecanismo de cumplimiento creíble. De hecho, algunos de los miembros más grandes de la Eurozona, incluyendo a Francia y Alemania, rompieron sus compromisos en cuanto a la deuda y el déficit poco después del lanzamiento de la moneda común. Otros países hicieron lo mismo.
Todavía peor, la membrecía en la Eurozona ha permitido que algunas de las economías peor manejadas en Europa expandan masivamente sus deudas aprovechándose de las tasas de interés históricamente bajas. Los mercados le prestaron dinero al Sur de Europa, esperando que, si los problemas surgían, estos serían rescatados. Los mercados estaban en lo correcto. Por lo tanto, cuando colapsaron las economías sureñas, sus acreedores —principalmente bancos europeos— fueron rescatados causando un costo masivo al contribuyente europeo. Como siempre, un problema que fue creado por una integración más profunda ha llevado a llamados de “más Europa” y el establecimiento de una “unión fiscal”.
En los últimos años, otro problema serio ha surgido: la inmigración descontrolada de proveniente de África y de Oriente Medio. Mientras que la inmigración puede ser beneficiosa, los países europeos generalmente han sido poco exitosos en integrar a los extranjeros. Algo de ese fracaso tiene que ver con políticas estatales, como extensivas provisiones sociales y restricciones en el mercado laboral que mantienen a los inmigrantes fuera de la fuerza laboral, y algunas tienen que ver con un entendimiento particularmente europeo de la nacionalidad, que está basado en etnicidad, no ciudadanía.
Para bien o para mal, la política migratoria de a través de Europa, que ha permitido grandes flujos entrantes de extranjeros que ahora Bruselas está tratando de “redistribuir” forzadamente entre los estados miembros, ha tenido éxito en despertar un nivel épico de resentimiento.
El rescate del euro y el mal manejo de la crisis migratoria han puesto de relieve uno de los menos apreciados, aunque más influyentes aspectos negativos de la integración europea: el ataque al Estado de Derecho.
El Artículo 125 del Tratado de Lisboa establece, claramente, que cada estado miembro de la UE es responsable de sus propias deudas. Es inconcebible que la Eurozona hubiese nacido alguna vez sin esa estipulación vital, que fue necesaria para calmar preocupaciones en el electorado alemán.
Además, el Artículo 123 prohíbe al Banco Central Europeo (BCE) comprar bonos soberanos en mercados primarios y bonos soberanos en mercados secundarios —si lo último se hace por motivos fiscales en lugar de monetarios. Bruselas y Frankfurt ignoraron ambas estipulaciones para mantener a Grecia dentro de la Eurozona.
De igual forma, la Regulación de Dublín especifica que las aplicaciones de asilo por parte de aquellos que buscan protección en la UE en virtud de la Convención de Ginebra deben ser examinados y procesados en el punto de ingreso, lo que significa que deben ser evaluados por el primer estado miembro de la UE que pisaron. Grecia, y en menor grado Italia, no han logrado satisfacer sus obligaciones y han permitido que cientos de miles, posiblemente millones, de personas que buscan asilo emigren a otros estados miembros, incluyendo Alemania. El gobierno alemán, en cambio, ha decidido de manera unilateral darle la bienvenida a estos inmigrantes solo para demandar que sean proporcionalmente distribuidos entre otros países de la UE.
Dejando a un lado las cuestiones humanitarias, incluso los estados miembros de la UE que nunca recibieron personas que buscaban asilo en primer lugar, y que no fueron consultados al momento de “permitirles” entrar a la UE en general, ahora están siendo obligados a acomodarlos. Los estados miembros han respondido a las amenazas de la UE incumpliendo con sus obligaciones con el área Schengen y erigiendo barreras para mantener a los inmigrantes fuera —exacerbando así el ataque al Estado de Derecho en Europa.
Conforme Gran Bretaña se prepara para votar acerca de su membrecía en la UE, es útil recordar no solo el éxito de la UE en reducir las barreras comerciales entre los países de la UE, sino también de los muchos fracasos de la UE, pues esta es la razón por la cual la membrecía continua de Gran Bretaña en la UE ya no es algo que se puede dar por sentado.

Los crecientes fracasos de la Unión Europea y 'Brexit'

Marian L. Tupy señala los fracasos de la Unión Europea (UE), los cuales han provocado una mayor resistencia a ella y una mayor probabilidad de su disolución.

Marian L. Tupy es analista de políticas públicas del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute y editor del sitio Web www.humanprogress.org.
Desde sus humildes inicios, la Unión Europea (UE) se ha vuelto una entidad supra-nacional que al menos superficialmente se asemeja a un estado federal, pero que carece de un poder soberano. Tiene su propia bandera, himno, moneda, presidente (cinco de ellos, de hecho) y su servicio diplomático. Hoy, la UE está tratando de obtener nuevos poderes, mientras que, paradójicamente, también se enfrenta a una creciente oposición y una creciente probabilidad de colapso. ¿Cómo llegó a esa posición la UE? Para comprender el dilema de la UE, considere sus fracasos pasados y actuales.


Monday, June 20, 2016

ÁLVARO VARGAS LLOSA ¿Puede Trump ganarle a Clinton?

 

Clinton es favorita a pesar de todos sus defectos electorales. Pero en el año de las cosas raras nadie puede descartar que la más rara de todas acabe sucediendo.
Primero dijeron los entendidos que Donald Trump era una golondrina de verano. Luego, que tenía un techo de 30%. Finalmente, que Ted Cruz había logrado hacerse querer por el establishment republicano al que tanto ha denostado porque el objetivo común de parar a esa bala perdida que es Trump prevalecía sobre lo demás. Hasta que Trump -como esta columna vaticina desde hace semanas- se ha convertido en el candidato de facto. Llegará a la Convención con los delegados suficientes para ser nominado en primera votación.
Ahora se dice que no hay forma de que Trump derrote a Hillary Clinton y de que es el rival ideal para la demócrata, a la que cualquier otro republicano, visto el descrédito de la pareja Clinton, a la que se percibe como parte de un tinglado de intereses politico-financieros ajeno a la experiencia cotidiana de la gente, habría derrotado. Pero ¿podemos estar seguros?



Es cierto que las elecciones son, desde hace algunas décadas, mucho más fáciles para los demócratas, que tienen el control de 18 estados y la capital, que para los republicanos, que sólo tienen 13 estados seguros. También es cierto que Trump tendría que arrebatarle a Clinton, digamos, Colorado y Virginia, así como Pennsylvania y Michigan, para dar un golpe de timón parecido al que dio Ronald Reagan en 1980. Recordemos que las victorias de George W. Bush fueron por puesta de mano.
Para más dificultad, Trump, que carga con un voto negativo de 65% por ciento, nueve puntos superior al de la demócrata, tendría que ampliar su base considerablemente, captando mujeres con educación superior, hispanos y afroamericanos, tres segmentos que huyen de él como el gato del agua.
Pero este análisis, con ser cierto, pierde de vista tres factores de esta elección: la recomposición del electorado, la revolución al interior del Partido Republicano y la apatía del votante demócrata que no está con Sanders, ese hueso que Clinton sigue tratando de roer para acabar de resolver las primarias demócratas.
La recomposición del electorado hace que hoy muchos independientes proteccionistas y asistencialistas se hayan inscrito en el Partido Republicano o hayan participado en las primarias de algunos estados sin inscribirse como tales. Votantes blancos, con escasa educación académica, generalmente varones, receptivos al mensaje nacionalista y aislacionista, se han volcado con Trump. Curiosamente, la sociología del voto de Sanders, nada desdeñable en el Partido Demócrata, es parecida. El odio de este electorado por Clinton puede ser superior a su renuencia a votar por un candidato republicano.
En cuanto a la revolución del partido de Reagan: el triunfo de un discurso proteccionista, intervencionista, aislacionista y nacionalista es la negación lo que Goldwater, primero, y Reagan después, inculcaron a las huestes republicanas. Se trata de una reacción al trastorno que ha supuesto en ciertos sectores la globalización, a la multiplicación de amenazas mundiales y los embrollos continuos en que la política exterior participativa coloca a Estados Unidos y, por supuesto, la crisis de 2008, que hizo surgir una clase de indignados contra le elite político-financiera.
Por último está la apatía del votante demócrata, excepto el de Sanders. Hay casi 30% menos de electores demócratas en las primarias de algunos estados de los que hubo hace cuatro años. Quedarse en casa el día de las elecciones es, en la política estadounidense, una de las armas más potentes de protesta social. Un enemigo que Clinton teme tanto o más que a Trump.
Resumo: Clinton es favorita a pesar de todos sus defectos electorales. Pero en el año de las cosas raras nadie puede descartar que la más rara de todas acabe sucediendo.

ÁLVARO VARGAS LLOSA ¿Puede Trump ganarle a Clinton?

 

Clinton es favorita a pesar de todos sus defectos electorales. Pero en el año de las cosas raras nadie puede descartar que la más rara de todas acabe sucediendo.
Primero dijeron los entendidos que Donald Trump era una golondrina de verano. Luego, que tenía un techo de 30%. Finalmente, que Ted Cruz había logrado hacerse querer por el establishment republicano al que tanto ha denostado porque el objetivo común de parar a esa bala perdida que es Trump prevalecía sobre lo demás. Hasta que Trump -como esta columna vaticina desde hace semanas- se ha convertido en el candidato de facto. Llegará a la Convención con los delegados suficientes para ser nominado en primera votación.
Ahora se dice que no hay forma de que Trump derrote a Hillary Clinton y de que es el rival ideal para la demócrata, a la que cualquier otro republicano, visto el descrédito de la pareja Clinton, a la que se percibe como parte de un tinglado de intereses politico-financieros ajeno a la experiencia cotidiana de la gente, habría derrotado. Pero ¿podemos estar seguros?


Saturday, June 18, 2016

¿Por qué el liberalismo no es bien visto?

libertad1
‘Sonrían porque sí se puede’, fue el último mensaje con el que el líder populista de Podemos, cerró su intervención del debate a cuatro previo a las elecciones generales, ofrecido por AtresMedia. Nueve días después consiguió más de cinco millones de votos, algunos más que los 2.833 votos del único partido medianamente liberal de España, el Partido Libertario. En definitiva el colectivismo, otra vez, dio una paliza a la libertad individual.
En estas líneas vamos a intentar entre usted y yo, resolver las cuestiones por las cuales, la libertad tiene de apellido; fracaso, en todas las contiendas electorales, las sociedades, el sistema económico etc En primer lugar vamos a definir el liberalismo, el de verdad, no el subjetivo de cada persona. El liberalismo en resumen, se basa en la defensa de las libertades civiles (libre condición sexual, libre circulación de personas, libre decisión sobre tu cuerpo, libertad de culto, pensamiento etc), derechos inalienables (derecho a la vida, propiedad privada…), igualdad ante la justicia; así como el libre mercado sin intervención estatal.


¿Por qué algo tan atractivo, y a la vez, lo más justo para las personas, no tiene buen ver para la gran mayoría de los españoles? Según un estudio de la Fundación BBVA del año 2013, 3 de cada 4 españoles piensan y opinan que el Estado no sólo debe existir, sino que además, debe ser la solución de sus vidas así como aumentar su intervención en la economía. Datos preocupantes que confirman el desapego de la inmensa mayoría de los españoles a ser libres y no depender del poder estatal.
Hay que entender que esta realidad, en la que la libertad está en peligro de extinción, se debe a una serie de factores que hacen difícil el acercamiento de las personas a este valor.

El Estado y la persona

Cuando vinimos a este mundo, en la mayoría de los casos, nos sacó de ahí dentro un médico de la Sanidad Pública, así como íbamos recibiendo besos y halagos de los familiares, en la sala de espera de un hospital público. Este momento tan esencial del ser humano está copado por el Estado, y es simbólicamente, el hecho por el cual, la mayoría de las personas siguen embaucados en las manos del gestor de su vida y de sus decisiones, el Gobierno.
El Estado te hace creer que es un ser indispensable en tu vida, y lo más relevante, por la gracia divina. Proporcionándote una sanidad, educación, sistema de pensiones, ayudas sociales etc a cambio de que tu les pagues impuestos, todo mediante coacción y sin libre desvinculación. Pero la persona, ingenua, al ver que todas las personas aceptan este sistema, no se plantea otra alternativa de vida, está conforme con la esfera de libertad que le da el Estado.
Por último, el factor posiblemente más importante, es el educativo. El Estado, pone todo lo que está en su mano, con un éxito del 88%, para que el individuo que ha llegado al sistema educativo estatal, pasando por todas sus etapas educativas, acabe con una edad madura defendiendo el éxito de la socialdemocracia impuesta de hoy. Haciendo muy difícil que la persona en cuestión, reflexione acerca del modelo actual que el Estado obliga a aceptar.

La sociedad y la persona

La sociedad se mueve por la empatía, es decir, tiende a cooperar de manera voluntaria para lograr el bien individual de cada persona. Ese origen de la voluntariedad entre personas fue modificado por el Estado, con un objetivo muy claro, convertir la libre cooperación encolectivismo forzoso. Ha sido tal el éxito, que hoy día, defender la libre colaboración entre personas y no exigido por el Estado, te convierte en un individuo ‘egoísta e insolidario’ ante la sociedad.

Un paso hacia la libertad

Vamos observando que hay grandes bases asentadas en la socialdemocracia actual, y será complejo, abrir la mente de millones de personas, que están en su pompa de libertad siendo inconscientes de que aún pueden absorber más y más, de lo que les proporciona el Estado.
El hacerte creer que estás representado por alguien (siendo tú el mejor representante de ti mismo), más la solidaridad forzosa, el bien común, en definitiva, el bien del grupo por encima de la libertad del individuo, llega a ser consustancial para la gran mayoría.
Habría que hacer ver a las personas, que la libertad de poder elegir tu proyecto de vida sin meterte en la de otros, es la mejor forma de garantizar la ‘justicia social’.
‘Todos hablan de libertad, pero ven a alguien libre y se espantan’
Hugo Finkelstein

¿Por qué el liberalismo no es bien visto?

libertad1
‘Sonrían porque sí se puede’, fue el último mensaje con el que el líder populista de Podemos, cerró su intervención del debate a cuatro previo a las elecciones generales, ofrecido por AtresMedia. Nueve días después consiguió más de cinco millones de votos, algunos más que los 2.833 votos del único partido medianamente liberal de España, el Partido Libertario. En definitiva el colectivismo, otra vez, dio una paliza a la libertad individual.
En estas líneas vamos a intentar entre usted y yo, resolver las cuestiones por las cuales, la libertad tiene de apellido; fracaso, en todas las contiendas electorales, las sociedades, el sistema económico etc En primer lugar vamos a definir el liberalismo, el de verdad, no el subjetivo de cada persona. El liberalismo en resumen, se basa en la defensa de las libertades civiles (libre condición sexual, libre circulación de personas, libre decisión sobre tu cuerpo, libertad de culto, pensamiento etc), derechos inalienables (derecho a la vida, propiedad privada…), igualdad ante la justicia; así como el libre mercado sin intervención estatal.

Contra los impuestos

SANTIAGO NAVAJAS


La polémica sobre la filtración de los “papeles de Pánama” se ha centrado en si hay que prohibir los denominados “paraísos” o “refugios” fiscales. Pero podríamos poner el foco en otra variante de la ecuación: ¿Es la obligación de pagar impuestos una injusticia?, ¿cabe considerar el derecho a la objeción fiscal? Como casi siempre, Kant ilustra, nunca mejor dicho, el camino tributario a seguir en una sociedad que pretenda ser eficiente a fuer de justa. Escribía el filósofo alemán en ¿Qué es la Ilustración?
“El ciudadano no se puede negar a pagar los impuestos que le son asignados (Pero) él mismo no actuará en contra del deber de un ciudadano si, como docto, manifiesta públicamente su pensamiento contra la inconveniencia o injusticia de tales impuestos.”
Desde el punto de vista filosófico, cabe la resistencia civil, aunque sea “opinativa”, contra el fisco


Desde el punto de vista filosófico, por tanto, cabe la resistencia civil, aunque sea “opinativa”, contra el fisco. Como la que propugna otro filósofo alemán Peter Sloterdijk: la solidaridad no puede ser producto de la coacción, por lo que los impuestos deben reducirse a su mínima expresión, para sostener los bienes públicos estrictos, y las contribuciones de los ciudadanos al funcionamiento de los servicios estatales no imprescindibles (de las televisiones “públicas” a las mil y una empresas estatales) se debería realizar únicamente mediante donaciones voluntarias. Es decir, como la Wikipedia. O, lo que es lo mismo, menos socialdemocracia y más liberalismo.
La fundamentación moral de una imposición fiscal ocurrirá cuando el Estado se legitime ante los ciudadanos, es decir, que sea capaz de persuadirlos, en lugar de coaccionarlos, para ir más allá del límite de la “libertad positiva” (por usar la terminología de Isaiah Berlin). Del mismo modo que el crowfunding se está convirtiendo en una herramienta esencial para la financiación democrática de proyectos empresariales privados, fuera de los circuitos crediticios habituales, también debería serlo para las iniciativas emprendedoras estatales. Sería interesante comprobar cuánta de la gente que se dice amiga de la cultura está dispuesta a pagar por ella y también por el acceso de aquellos que no pueden pagarla.
Me refería antes a la Wikipedia, un bien público financiado por los dos millones de personas que, de media, pagamos treinta euros al año para que cualquiera, independientemente de que haya contribuido o no, pueda hacer uso de ella. ¿Cuántos estaríamos dispuestos a donar dinero para el mantenimiento de una orquesta de música de carácter nacional (o municipal) o para el de una emisora como Radio 3? Se podrían crear mecanismos incentivadores para las empresas del modo que, por ejemplo, si un trabajador dona parte de su salario al mantenimiento de un museo arqueológico su empresa contribuyera en igual medida (siendo desgravable en una proporción).
Cada vez que un Estado se desmarca del Pacto Fiscal Europeo y aumenta los impuestos, se deslegitima para pedir a los ciudadanos que cumplan con sus obligaciones fiscales
Tras una tarifa plana del veinticinco por ciento en el IRPF, las contribuciones voluntarias al Estado irían en consonancia con un rendimiento a los ciudadanos tanto de las cuentas como de la calidad de los servicios. Tras dicho techo impositivo, habría que obligar al Estado a un límite de deuda del 60% del PIB, de modo que no se escape a través de la emisión de deuda que no es más que una forma de proyectar los impuestos al futuro. Cada vez que un Estado se desmarca del Pacto Fiscal Europeo y aumenta los impuestos, se deslegitima para pedir a los ciudadanos que cumplan con sus obligaciones fiscales. Parafraseando al “No tax without representation” (“No hay tributación sin representación”) que inspiró la Independencia norteamericana, podríamos reclamar que sin rendición de cuentas y austeridad en el gasto público el ciudadano no está comprometido moralmente a obedecer leyes que devienen en confiscatorias.
Si actualmente Hacienda trata a los contribuyentes como súbditos no tendría más remedio, bajo un nuevo paradigma de empoderamiento fiscal ciudadano, que pasar a considerarlos como clientes que “siempre tienen razón”, en el sentido de que deberían sentirse inversores de lo público y no siervos de la gleba, a medio camino entre esclavos y hombres libres. “Hacienda somos todos” ha significado usualmente que todos somos servidores del Estado. Pero con el “empoderamiento” del ciudadano, rompiendo la asimetría informativa y de violencia que detenta ahora el Estado, pasarían los contribuyentes a ser considerados como inocentes de cualquier delito o falta fiscal, en lugar de la situación de arbitrariedad, incertidumbre e indefensión que padecen.
Vivimos el absurdo de producir para pagar impuestos en lugar de sentirnos copartícipes de una tarea colectiva
Los “papeles de Panamá” han derivado en un debate confuso e interesado en el que se ha mezclado torticeramente la ingeniería financiera legítima con la evasión delictiva. Pero sobre todo ha apuntalado los cimientos de un Estado devorador de las rentas y la riqueza que producen los ciudadanos. Vivimos el absurdo de producir para pagar impuestos en lugar de sentirnos copartícipes de una tarea colectiva que cree las infraestructuras y las condiciones sociales que incentiven una mayor prosperidad y una justicia más profunda. La situación es cada vez más totalitaria y absurda y, además, nos conduce no sólo a la infantilización moral sino al desastre económico.

Contra los impuestos

SANTIAGO NAVAJAS


La polémica sobre la filtración de los “papeles de Pánama” se ha centrado en si hay que prohibir los denominados “paraísos” o “refugios” fiscales. Pero podríamos poner el foco en otra variante de la ecuación: ¿Es la obligación de pagar impuestos una injusticia?, ¿cabe considerar el derecho a la objeción fiscal? Como casi siempre, Kant ilustra, nunca mejor dicho, el camino tributario a seguir en una sociedad que pretenda ser eficiente a fuer de justa. Escribía el filósofo alemán en ¿Qué es la Ilustración?
“El ciudadano no se puede negar a pagar los impuestos que le son asignados (Pero) él mismo no actuará en contra del deber de un ciudadano si, como docto, manifiesta públicamente su pensamiento contra la inconveniencia o injusticia de tales impuestos.”
Desde el punto de vista filosófico, cabe la resistencia civil, aunque sea “opinativa”, contra el fisco

La Libra y el Brexit

La Libra y el Brexit


La posibilidad de que el Reino Unido abandone la Unión Europea tras la noche de San Juan, en el referéndum del Día Internacional de la Viudas, el próximo 23 de Junio, tal vez una de las fechas con más efemérides, ha generado petabytes de comentarios y análisis con todo tipo de cábalas sobre las consecuencias de una ruptura europea, un tema que sin duda nos afectaría a todos y, por supuesto, a la libra esterlina, moneda a la que dedicaremos el artículo de hoy.
Las previsiones sobre tipos de cambio siempre llevan a un cierto escepticismo dada la propia naturaleza de la economía en que vivimos y las grandes incertidumbres que la acechan y que, obviamente, en el caso que nos ocupa, han producido una explosión de volatilidad. Sin embargo, dadas las necesidades empresariales, dichas previsiones han de hacerse y puede hacerse, y así lo hicimos para Business Insider, hace seis años, junto a colegas de otras áreas, en un escenario político igualmente impredecible, y aquí, en Voz Pópuli, que no somos menos, también las hemos hecho para otros países, como Brasil o Turquía, por solo citar dos de muchos, y siempre con buenos resultados, por cierto, aunque pensando en la inversión a largo plazo.
El Reino Unido, como el resto del Europa, está en pleno proceso de cambio de Ciclo Generacional


El marco general
El Reino Unido, como el resto del Europa, está en pleno proceso de cambio de Ciclo Generacional, un momento en que la propia existencia de la nación está en peligro y así lo demuestra su problema escocés, aún no resuelto, y en el que su ruptura con la UE podría reforzar la ruptura del reino. Hablamos de un proceso inexorable que ocurre cada casi cien años y que se ha de gestionar, pero que no se quiere aceptar ni comprender y quien crea que insultándome va a impedir que ciertas leyes históricas, dentro de sus márgenes en tiempo y lugar, vayan a dejar de cumplirse, se equivoca.

Recorrer los derroteros de la libra en los últimos cien años es casi como hacer un repaso a la historia de la Economía Mundial; desde el abandono forzado del Patrón Oro, al que estuvo anclada gracias al Maestro de la Casa de la Moneda Sir Isaac Newton desde 1717, que sobrevivió a las guerras napoleónicas pero no a la Primera Guerra Mundial, con su ruptura violenta del Ciclo Generacional europeo, pasando por su intento fallido por recuperarlo hacia 1925, anclándose esta vez a la moneda de su principal acreedor, los Estados Unidos, y rompiendo con la Gran Depresión, más la devaluación por la Segunda Guerra Mundial, la de la posguerra, hasta la ruptura de Bretton Woods en que entra en flotación tras perder más de dos tercios de su valor inicial, al efecto Volker, el evento Soros y un largo etcétera.
El patrón correctivo de la Libra
La libra tiene un patrón respecto al dólar según el cual, tras una perturbación, produce un movimiento extremo que luego regresa a la "media", cumpliéndose de nuevo esa máxima que dice: return to the mean but first to the extreme o volver a la media pero antes al extremo.
La utilidad del mismo deviene de que, previsiblemente, tras el resultado electoral, se producirá una perturbación, en un sentido o en otro, que se irá a un extremo para volver a la media y cuyos marcadores son los siguientes: extremo inferior en torno a 1,10 $/£ (casi paridad con el euro); la media es la banda 1,375-1,675; y el extremo superior 2 $/£.

Como puede verse, el margen de especulación es altísimo si se desatara un pánico, mucho más probable en caso de Brexit (vendedor) que en el de Brit-in (comprador) o Bremain. Una vez más, encontramos una gran oportunidad de beneficios y por ello siempre he recomendado en distintas ocasiones que exploren la posibilidad de usar plataformas de inversión, que igual se les da bien y no son herramientas difíciles.  
La opinión del Mercado
Para verla hemos de hacer un zoom a la gráfica anterior y hoy solo nos centraremos en un indicador: la media móvil de 50 sesiones (M.Av50 siguiente gráfica, línea verde), que señala bien los techos y zonas de apoyo de la cotización, así como la confirmación de los cambios de tendencia, que es justamente lo que señala el último giro alcista de la gráfica, producido tras no poder romper la dura barrera entorno a 1,4 $/£.

Si afináramos más en el canal ascendente desde ese mínimo anterior, veríamos que lo ha roto contundentemente, anunciándonos una semana de infartos, con todos los elementos dispuesto para una carrera hacia los extremos comentados. Así que, con esos datos y dicho con la reserva legal correspondiente, mi conclusión es que el Mercado, hoy, prevé un no al Brexit muy ajustado y que la cotización volvería a niveles próximo a 1,55 $/£, y, según se acerca el día 23 y se ve el abismo, se creará una formación "W", revisitando los 1,4 $/£ antes de dispararse al alza.
Opinión popular, conspiranoia y sensatez
Casi todos los medios, como Financial Times, o incluso Wikipedia, que tiene datos muy completos, coinciden en un final muy reñido en valores hoy de 45% y un 11% de indecisos, que se supone se repartirían proporcionalmente, mientras que los apostadores, de larga tradición en la Angloesfera, no lo ven tan claro. De ocurrir un sí al Brexit, lo anterior sería un rebote del gato muerto, habría pánico vendedor de la libra y se iría al extremo inferior de 1,10 $/£ y, por el aislacionismo, haría mucho daño a ciertas zonas turísticas españolas y a los británicos se les complicaría mucho el medio plazo por su problema de balanza comercial y burbuja inmobiliaria, pero ese es otro debate.
En esta Europa decadente de fin de Ciclo Generacional, tras una semana en que los asistentes a Bilderberg debatieron sobre nuestro futuro, con las extrañas relaciones de especuladores como Soros con arruina-países como Varoufakis, a quien la Colau llevó en mantillas de seda a nuestra costa, o de señoritos listillos de la City, populares, ocurrentes y guabinosos, como Boris Johnson, que un día dice una cosa y otro otral, o del encumbramiento de cómplices de regímenes criminales llenos de millonarios, represores de los demócratas, como Pablo Iglesias y Cía., ahora con el adosado Alberto Garzón, impuestos por la telebasura en un régimen que no deja que elijamos representantes políticos, es normal que se piense que hay una mano negra detrás, pero esa presunción no creo que sea aplicable allí en este caso.
Así pues, aunque vivimos en sociedades en que se ha impuesto que todas las opiniones son igualmente válidas, campo abonado para charlatanes de feria, y aunque el Reino Unido vive la típica psicopatía inmobiliaria, proclive a jugarse el futuro a una carta marcada, siempre queda la esperanza de que una tierra que dio grandes hombres de gobierno como Isaac Newton o Lord Kitchener, penúltimo en su tipo, o Churchill, por solo citar tres de una larguísima lista, opte por la sensatez y ayude a crear, desde dentro, una Unión Europea con gobiernos representativos de los electores que haga más fuertes a sus partes y no intente eliminarlas. Ese es el único camino de Progreso, un camino que, además, es el más corto y enriquecedor.

La Libra y el Brexit

La Libra y el Brexit


La posibilidad de que el Reino Unido abandone la Unión Europea tras la noche de San Juan, en el referéndum del Día Internacional de la Viudas, el próximo 23 de Junio, tal vez una de las fechas con más efemérides, ha generado petabytes de comentarios y análisis con todo tipo de cábalas sobre las consecuencias de una ruptura europea, un tema que sin duda nos afectaría a todos y, por supuesto, a la libra esterlina, moneda a la que dedicaremos el artículo de hoy.
Las previsiones sobre tipos de cambio siempre llevan a un cierto escepticismo dada la propia naturaleza de la economía en que vivimos y las grandes incertidumbres que la acechan y que, obviamente, en el caso que nos ocupa, han producido una explosión de volatilidad. Sin embargo, dadas las necesidades empresariales, dichas previsiones han de hacerse y puede hacerse, y así lo hicimos para Business Insider, hace seis años, junto a colegas de otras áreas, en un escenario político igualmente impredecible, y aquí, en Voz Pópuli, que no somos menos, también las hemos hecho para otros países, como Brasil o Turquía, por solo citar dos de muchos, y siempre con buenos resultados, por cierto, aunque pensando en la inversión a largo plazo.
El Reino Unido, como el resto del Europa, está en pleno proceso de cambio de Ciclo Generacional

Friday, June 17, 2016

Todo el mundo prospera con el libre comercio

Con el libre comercio, todo el mundo gana. Quienes realizan un intercambio por propia voluntad lo hacen porque dan más valor a lo que quieren adquirir que a aquello de lo que piensan desprenderse. Es por eso que, en una tienda, tanto el cliente como el empleado dicen, una vez completada la transacción: "Gracias".
Lo mismo cabe decir en el ámbito del comercio internacional: cuando el intercambio es libre, nadie pierde. El libre comercio permite a los distintos países especializarse en lo que hacen bien y, con el excedente, obtener todo aquello que no hacen tan bien. Cuando el libre comercio se desarrolla sin trabas, el mundo se enriquece y ensancha.

Pero nada, que sigo oyendo hablar de lo injusto que es el comercio. Me dicen que el comercio permite a las empresas estadounidenses explotar a la gente de los países pobres y mandar al paro a trabajadores estadounidenses.

Tom Palmer, del Atlas Economic Research Institute, afirma que las cosas no son así.

¿Explotamos a la gente del Tercer Mundo? "Las pruebas no revelan eso", dice Palmer. Y añade: "Las multinacionales pagan bonus. Pagan más que las empresas locales (...) porque quieren atraer a los buenos trabajadores. Mire lo que pasa en la factoría de General Motors de Shanghái: allí, los sueldos son tres veces superiores a los que ofrecen las plantas de propiedad china".

Pues nada: la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, sostiene que la liberalización del comercio con América Central servirá para explotar a los trabajadores. Al habla Palmer de nuevo:
La gente quiere trabajar en [las] fábricas [de las multinacionales]. Compiten por esos empleos. ¿Qué pasa, que les gusta ser explotados? No, lo que hacen es luchar por unos puestos de trabajo con más altos [que en el resto del sector]. Creo que esa gente sabe mejor que Pelosi lo que le conviene.
Para el senador Byron Dorgan, el libre comercio es, para los trabajadores norteamericanos, "una carrera al agujero": "Si no pueden competir con salarios de 30 centavos la hora en cualquier otro país, pierden su empleo".

Mike Huckabee."De nuevo, las pruebas no apuntan a eso", comenta Palmer. "Eche un vistazo a un iPod. Sí, pone 'Fabricado en China'; pero también pone: 'Diseñado en California'. La mayor parte del valor añadido corre por cuenta de los trabajadores estadounidenses".

Mi colega de la Fox, Mike Huckabee, proclama que un país sólo puede ser libre si es capaz de procurarse a sí mismo el alimento, el combustible y la defensa. "La externalización es el camino a la esclavitud", remacha. A esto, Palmer replica: "Espero que Huckabee pensara en eso en sus tiempos de gobernador de Arkansas, y que se asegurara de que no se marchaban empleos a Virginia o Texas". Pero eso es diferente, le dije. Y añadí: en tiempo de guerra, Arkansas puede contar con Virginia y Texas, pero no tengo claro que pueda decir lo mismo de China. Entonces, Palmer me cuenta que el comercio entre naciones "hace mucho menos probable" que estalle la guerra entre las en él implicadas.
No vamos a ir a la guerra con Canadá, nuestro mayor socio comercial. Seiscientos mil millones de dólares cruzan al año la frontera entre EEUU y su vecino del norte, la mayor de las fronteras no militarizadas del mundo, dicho sea de paso: seis mil kilómetros. Esa actividad comercial genera paz.
Palmer vuelve a la cuestión de la especialización: el comercio sería una suerte de máquina que permite a los agricultores de la Florida "convertir las naranjas en teléfonos". "No pueden hacer crecer teléfonos móviles de sus árboles, y se les da muy bien cultivar naranjas; entonces, lo que pueden hacer es coger las naranjas y cambiarlas por teléfonos móviles".

Mi interlocutor me recuerda que hubo un tiempo en que China fue la sociedad más avanzada del mundo. "Había inventado el reloj, la imprenta, la brújula y muchos otros artefactos de gran utilidad. No es casual que, a medida que se desarrollaba en términos tecnológicos y científicos, se convirtiera en un importante comerciante mundial".
Y se derrumbó cuando destruyó su actividad comercial. Proscribió el comercio con extranjeros y se cerró al mundo. Entró entonces en una fase de prolongada postración, de la que sólo ahora está saliendo. No deberíamos hacer lo mismo que hicieron ellos.
Pero nosotros somos diferentes, ¿no? Sabemos cómo fabricar todo lo que necesitamos. De nuevo y finalmente Palmer:
Siempre hay nuevas vías al progreso... ¿Se acuerda de cuando de niño veía Star Trek y alucinaba con los extraños aparatejos que utilizaban para comunicarse. Ahora, todo el mundo tiene uno parecido... Gracias al comercio, claro.
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