Wikipedia

Search results

Showing posts with label creación de empleo. Show all posts
Showing posts with label creación de empleo. Show all posts

Monday, July 18, 2016

Atraer inversión extranjera (I): apertura de las economías


En un primer artículo, comentamos que la diferencia entre los países ricos y pobres es que estos últimos no acumulan capital y, por lo tanto, son mucho menos productivos. La principal razón que diferencia a países pobres y ricos es el ahorro. En un segundo artículo explicamos cómo la captación de inversión extranjera solucionaba este problema de acumulación de capital mediante la “importación” de ahorro extranjero.
En este artículo expondremos cómo la atracción de inversión extranjera, y por tanto, del crecimiento y bienestar de un país, depende del grado de apertura de su economía.
Una variable que nos indica cuán abierta es una economía son los aranceles (tariffs). Los aranceles son impuestos a las importaciones. De aplicarse, éstas se encarecen y dejan de ser competitivas en el mercado destino. Esto es lógico: si deseamos exportar un producto a otro país, ya de por sí tendremos más costes por el transporte y la gestión del envío. Si además se nos encarece el producto un 20 ó 30% debido a un arancel, podemos estar seguros que no podremos competir con las empresas locales.
Los aranceles son, claro está, una restricción al comercio internacional. ¿Cuál es el motivo de que los países tomen estas acciones? Oficialmente los argumentos suelen ser los siguientes:



  • Recaudación de impuestos. Los aranceles no dejan de ser un impuesto que el Estado recauda. En los países no desarrollados en los que el registro de la actividad económica es muy difícil, los ingresos del Estado por aranceles suelen ser significativos. Son muy fáciles de recolectar porque las mercancías pasan por las fronteras. De media en África los aranceles pueden representar más del 25% de los ingresos de Estado según datos del Banco Mundial. En Europa son alrededor de un 2-3%.
  • Argumento laboral. Hay que proteger al país de las importaciones que provienen de países con salarios menores porque empujarán los salarios del país a la baja.
  • Industria “infante”. Hay que proteger a las empresas que están “naciendo” de empresas extranjeras más grandes y más establecidas porque de lo contrario las empresas infantes no conseguirán desarrollarse.
  • Seguridad Nacional. Hay industrias que deben protegerse por seguridad nacional.
  • Protección cultural. Si no se restringen las importaciones, las culturas más masivas e influyentes acabarán imponiéndose a las locales.
  • Venganza arancelaria. Hay que imponer aranceles y barreras porque otros países lo hacen.
Todos estos argumentos son rebatibles punto por punto, pero aquí nos centraremos en la verdadera causa principal de las restricciones a las importaciones: protección de las empresas locales.
Abrir fronteras al comercio significa básicamente aumentar el número y nivel de los competidores. Las empresas locales pasan de competir con pocas empresas (muchas de ellas ineficientes) a competir con muchas más empresas globales (muchas de ellas muy eficientes).
Esto conlleva un lógico periodo de reestructuración económica debido al aumento de competición y dinamismo del mercado. Así, las empresas ineficientes y obsoletas quebrarán al no satisfacer en igual medida al consumidor. Las empresas que aporten más valor y beneficios a los consumidores serán elegidas y mantenidas por éstos.
El resultado es el conflicto social propiciado por las empresas locales ineficientes incapaces de servir al consumidor como el resto de empresas competidoras. Buscan lograr a través del Estado lo que no logran en un mercado competitivo libre. Concretamente buscan prohibir que haya competidores mediante restricciones al comercio. Si el Estado cae en el error de prohibir las importaciones, los consumidores y la sociedad en su conjunto sufrirán las consecuencias.
Y es que cuando se prohíben las importaciones se prohíbe la entrada de nuevos productos, tecnologías y conocimiento. No hay ningún país que pueda desarrollar todos los productos y servicios que necesita. Y aunque así fuera, no hay ningún país que pueda ser líder en el desarrollo de conocimiento en absolutamente todos los campos.
Lo cual significa que, si no permitimos la entrada de nuevo conocimiento, las empresas locales quedarán obsoletas irremediablemente. Habrá quién argumente que eso no importa demasiado siempre que se siga exportando.
Pero lo cierto es que importaciones y exportaciones van “de la mano”. Si un país impide las importaciones sus empresas quedarán obsoletas. Por lo tanto, acabará por no poder exportar, ya que producirán productos y servicios que nadie desea comprar ya que han dejado de satisfacer necesidades. Y esto, claro está, es el final económico de un país y de su bienestar.
A continuación, presento unos gráficos elaborados a partir de datos de UN para ver la relación que hay entre un aumento de comercio internacional de un país (suma de importaciones y exportaciones) y la atracción de inversión extranjera. En un pasado artículo ya vimos la correlación que había entre inversión extranjera y crecimiento económico.




Por último, mostrar un gráfico que recoge la conclusión expuesta anteriormente: una reducción de aranceles hace aumentar las importaciones y exportaciones, lo cual hace aumentar la inversión extranjera que, a su vez, promueve el crecimiento económico y el bienestar.

Atraer inversión extranjera (I): apertura de las economías


En un primer artículo, comentamos que la diferencia entre los países ricos y pobres es que estos últimos no acumulan capital y, por lo tanto, son mucho menos productivos. La principal razón que diferencia a países pobres y ricos es el ahorro. En un segundo artículo explicamos cómo la captación de inversión extranjera solucionaba este problema de acumulación de capital mediante la “importación” de ahorro extranjero.
En este artículo expondremos cómo la atracción de inversión extranjera, y por tanto, del crecimiento y bienestar de un país, depende del grado de apertura de su economía.
Una variable que nos indica cuán abierta es una economía son los aranceles (tariffs). Los aranceles son impuestos a las importaciones. De aplicarse, éstas se encarecen y dejan de ser competitivas en el mercado destino. Esto es lógico: si deseamos exportar un producto a otro país, ya de por sí tendremos más costes por el transporte y la gestión del envío. Si además se nos encarece el producto un 20 ó 30% debido a un arancel, podemos estar seguros que no podremos competir con las empresas locales.
Los aranceles son, claro está, una restricción al comercio internacional. ¿Cuál es el motivo de que los países tomen estas acciones? Oficialmente los argumentos suelen ser los siguientes:


Thursday, July 7, 2016

Free is beautiful

Free is beautiful

Por León Gómez Rivas
El Centro Diego de Covarrubias, del que ya les he hablado en estos comentarios, presentó un nuevo libro el pasado mes de septiembre con este título, que traducido al español queda: Libre es bello. Y un subtítulo más provocativo: Por qué los católicos deberían ser liberales, que nos recuerda otras obras de cariz parecido de autores como Thomas E. Wood o Samuel Gregg (de los que también hemos escrito aquí). Su autor es Randy England, un abogado norteamericano; y ha sido traducido por Juan Francisco Otero, miembro del CDC.


En sus palabras de bienvenida, Vicente Boceta, Presidente del Centro, explicaba lo bien que “encaja” esta obra con los objetivos de ese pequeño Think Tank: rebatir una opinión muy extendida sobre la supuesta incompatibilidad entre el cristianismo y la economía de mercado. Al contrario, lo que persigue el CDC es demostrar la enorme cercanía que une estas dos realidades a lo largo de su historia; señalando que el aparente desencuentro se produce solo cuando la actividad económica y empresarial olvida los fundamentos morales que deberían informarla.
A continuación, Juan Francisco Otero describió el contenido del libro que se articula en dos partes: unos principios generales y una exposición temática. De la primera, destacaba algunos elementos del liberalismo en su relación con el pensamiento cristiano: como esa aparente cercanía con el utilitarismo (¿el fin justifica los medios?) que el autor desmonta citando a san Pablo (“¿O debemos hacer el mal para que resulte el bien, como algunos calumniadores nos hacen decir? ¡Estos sí merecen ser condenados! Romanos 3:8), añadiendo que no es liberal justificar que buenas intenciones produzcan actuaciones dañinas. El ejemplo del libro, aplicado a la población reclusa estadounidense, es sin embargo un poco confuso… Ya que en realidad lo que se critica es el utilitarismo del Estado como práctica no liberal. Así lo hacía notar en una pregunta final José Ramón Ferrandis, al que menciono aquí porque acaba de ser nombrado Director Ejecutivo del Centro Covarrubias.
Otros elementos, en relación al poder político, son la exigencia de poner límites al gobierno: algo en lo que liberalismo y cristianismo deberían estar de acuerdo (se cita para ello al cardenal Bellarmino: “depende del consentimiento del pueblo”. Frase que nos resulta muy cercana a los lectores de Francisco Suárez o Juan de Mariana). Junto al  peligro estatista de la subsidiariedad: no se trata de avasallar al individuo con la excusa de la ayuda o la beneficencia. La defensa de la persona y de las sociedades intermedias, con una cita de Pío XI, creo que también es un principio compartido por ambas posturas.
En cuanto a los temas específicamente económicos, tenemos la más conocida discusión sobre los límites de la propiedad privada (liberal) frente a una concepción ética que defiende el bien común (cristianismo). No es fácil resolver aquí esa compleja distinción entre la obligación moral de compartir solidariamente un destino universal de las cosas creadas, y una más eficiente gestión de aquellos bienes realizada por la iniciativa individual; que requiere, por lo tanto, una distribución privada que el autor justifica citando a León XIII (Rerum Novarum), John Locke (Ensayo sobre el gobierno civil), Tomás de Aquino (Summa Theologica) o Pío X (Motu propio, 1903). Una completa exposición de este asunto la pueden encontrar en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, capítulo IV: “El destino universal de los bienes”. En ese mismo capítulo hay una interesante referencia a esa conocida “tragedia de los comunes” o un apartado sobre los precios y los salarios “justos”.
Siguiendo en este campo de la economía, ya en la segunda parte, encontramos unas referencias al tema de la regulación económica, donde se vuelve a hablar de los controles de precios y del “salario mínimo”, de las licencias profesionales (aquí Juan Francisco Otero las comparaba con el sistema de gremios medievales; recordando el actual debate sobre las compañías privadas de taxis), o de la leyes anti-especulación (Randy England opina que “parecen emerger de la envidia o del odio”).
Otro entorno, bien conocido por el autor debido a su experiencia profesional, es el campo del derecho penal: crimen, delitos, castigos, tribunales y -en general- la administración pública. Otero nos explicaba a este propósito la rompedora propuesta de Gustave Molinari (un pensador liberal de comienzos del siglo XX) que defendía la privatización de la seguridad nacional. Y en un sentido más cercano a nuestro debate cristianismo/liberalismo, destacaré una llamativa pregunta de Tomás de Aquino: “¿deben ser delito todos los vicios?”. La interpretación de England es que el dominico “nunca apoya y se opone firmemente a la criminalización de los vicios, más allá de los que dañen al prójimo”. Interesante reflexión, que ofrece un respeto a la libertad individual sin caer en un falso relativismo moral: no se defiende, por poner un ejemplo que sale en el libro, que el consumo de drogas sea una cosa buena; pero “es sencillo comprobar que los enormes perjuicios generados [por el narcotráfico] no vienen de su uso, sino de su prohibición”. Por otra parte, señalaba J.F. Otero, también conviene tener en cuenta que el Estado tiende a inmiscuirse en la definición de lo que sea bueno o malo, vicio o virtud… llegando a manipular nuestras conductas.
Termino con un capítulo del libro, que seguramente interese a los lectores de esta web: se trata de la correspondencia entre el economista libertario Murray Rothbard y el jesuita James Sadowsky en una disputa sobre el aborto. Aunque dicho de forma muy resumida, para England queda patente que en este caso la postura más liberal sería la que defiende el derecho a la vida del no nacido.

Free is beautiful

Free is beautiful

Por León Gómez Rivas
El Centro Diego de Covarrubias, del que ya les he hablado en estos comentarios, presentó un nuevo libro el pasado mes de septiembre con este título, que traducido al español queda: Libre es bello. Y un subtítulo más provocativo: Por qué los católicos deberían ser liberales, que nos recuerda otras obras de cariz parecido de autores como Thomas E. Wood o Samuel Gregg (de los que también hemos escrito aquí). Su autor es Randy England, un abogado norteamericano; y ha sido traducido por Juan Francisco Otero, miembro del CDC.

Thursday, June 23, 2016

Dinero estatal y dinero bancario


Steve Hanke
Steve H. Hanke es profesor de economía aplicada en la Johns Hopkins University en Baltimore. Hanke se desempeña como presidente del Toronto Trust Argentina en Buenos Aires, el fondo mutual con el mejor desempeño en el mundo en 1995. Ha sido asesor de varios gobiernos en un diverso conjunto de temas políticos. Actualmente es consejero estatal y asesor del presidente de Montenegro y asesor del ministro de economía y finanzas de Ecuador. En 1998. Hanke fue nombrado una de las 25 personas más influyentes en el mundo por la revista World Trade, y un Asociado Distinguido de la International Atlantic Economic Society.
Desde que la Reserva Federal empezó a considerar elevar la tasa de los fondos federales, lo cual eventualmente hizo en diciembre de 2015, mucho se ha dicho acerca de la reducción de compras de bonos por parte de la Fed. ¿Elevará o no las tasas la Fed? Cada vez que se forma un consenso alrededor de la respuesta a esa pregunta, todos los mercados del mundo suben o se hunden.
Esta obsesión con los comentarios acerca de la reducción de compras de bonos por parte de la Fed -el relato acerca de la tasa de interés- es sencilla, pero extraña. De hecho, está mal concebida -equivocada. Entonces, ¿por qué la obsesión? Esto es, en parte, el resultado de una resaca Keynesiana. Los Keynesianos se enfocan en las tasas de interés. El modelo macro de la corriente dominante, que es ampliamente utilizado hoy, es denominado como “el nuevo modelo Keynesiano”.



La esencia de la política monetaria en este modelo está enteramente capturada por los cambios en las tasas de interés actuales y esperadas. Sin embargo, el dinero no se encuentra en lugar alguno. Y no es solamente el nuevo modelo Keynesiano el que es defectuoso. El dinero y el crédito no encajan en el modelo de equilibrio general, el cual requiere una economía exclusivamente de trueque.
Cuando observamos el dinero bancario, la situación en EE.UU., Japón, y el Reino Unido ha sido sorprendente. Para estos países, la cantidad de dinero bancario en la economía era menor en enero de 2016 que en septiembre de 2008, poniendo en evidencia la existencia de políticas de dinero bancario restringido. No debería sorprender que EE.UU., Japón y el Reino Unido adoptaron desde un principio de este periodo el QE. Si no lo hubieran hecho, el crecimiento en la oferta monetaria en su sentido amplio hubiese sido mucho más anémica de lo que fue, resultando en profundas recesiones.
Esta obsesión con la tasa de interés es impresionante, particularmente considerando que Keynes le dedica relativamente pocas páginas en su Breve tratado sobre la reforma monetaria (1923) al dinero y el papel que este juega en la determinación del ingreso nacional. De manera que, en su obra de dos volúmenes de 1930, Un tratado sobre el dinero, Keynes dedica un espacio considerable a los bancos y su papel en la creación de dinero. En particular, Keynes divide al dinero en dos clases: dinero estatal y dinero bancario. El dinero estatal es de alta potencia y es producido por los bancos centrales. El dinero bancario es producido por los bancos comerciales a través de la creación de depósitos.
Keynes dedica muchas páginas en Un tratado sobre el dinero abordando el dinero bancario. Esto no es sorpresa porque, como Keynes aclara, el dinero bancario se impuso al dinero estatal en 1930. Las cosas no han cambiado mucho desde ese entonces. Hoy, el dinero bancario constituye casi 82% de la oferta monetaria ampliamente definida (M4) en el Reino Unido.
Deberíamos analizar detenidamente la oferta monetaria ampliamente definida (dinero estatal más dinero bancario) y el dinero medido de manera adecuada (cuando está disponible, con el indicador Divisia, no medidas sencillas a partir de sumas). Un enfoque monetario de la determinación del ingreso nacional es lo que importa en el mediano plazo. La conexión entre el crecimiento en la oferta monetaria y el PIB nominal es clara y abrumadora.
Desde el colapso de Lehman Brothers en 2008, ha habido un cambio dramático en las políticas monetarias alrededor del mundo. Las regulaciones bancarias se han vuelto más estrictas y la supervisión se ha vuelto mucho más severa. Las recapitalizaciones a gran escala de los bancos y la reducción del apalancamiento se han vuelto algo común. Estas políticas, que afectan la producción de dinero bancario, han sido sumamente ligeras y pro-cíclicas.
En un intento de expandir la oferta total del dinero en su sentido amplio, muchos bancos centrales han tenido que practicar el alivio cuantitativo o QE, por sus siglas en inglés. Esta política de dinero estatal es extremadamente ligera y contra-cíclica. Sin embargo, la oferta monetaria en su sentido amplio ha estado creciendo lentamente en muchos países, conforme el dinero estatal constituye una porción relativamente pequeña de esta. Como consecuencia de esto, el crecimiento del PIB nominal ha caído por debajo de su tendencia.
El cuadro adjunto muestra los cambios en el dinero estatal, dinero bancario, y la oferta monetaria en su sentido amplio en las 10 regiones económicas más grandes en el mundo. EE.UU., Japón, la Eurozona, el Reino Unido y Corea del Sur lideran el ranking en términos de QE. Todos han aumentado su producción de dinero estatal. Esto puede observarse al notar que la proporción de dinero estatal en relación a la oferta monetaria en sentido amplio se dispara en estos países desde septiembre 2008 hasta enero de 2016. Para China, Canadá, Brasil, India, y Rusia, la imagen es diferente. La proporción de dinero estatal en relación a la oferta monetaria en sentido amplio cayó, indicando que ellos no practicaron QE.
7056
Cuando observamos el dinero bancario, la situación en EE.UU., Japón, y el Reino Unido ha sido sorprendente. Para estos países, la cantidad de dinero bancario en la economía era menor en enero de 2016 que en septiembre de 2008, poniendo en evidencia la existencia de políticas de dinero bancario restringido. No debería sorprender que EE.UU., Japón y el Reino Unido adoptaron desde un principio de este periodo el QE. Si no lo hubieran hecho, el crecimiento en la oferta monetaria en su sentido amplio hubiese sido mucho más anémica de lo que fue, resultando en profundas recesiones.
La Eurozona llegó a la fiesta del QE un poco tarde, pero, no obstante, llegó. Ahora, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y el QE se enfrentan a una nueva ola de críticas. Muchos en Alemania, por ejemplo, se oponen al QE. Muchos incluso argumentan que el BCE se ha quedado sin amuniciones. Esto no tiene sentido. Siempre y cuando el banco central compre activos del público no bancario, la oferta monetaria en su sentido amplio y el PIB nominal crecerán.
Decir que el dinero y las políticas monetarias no son comprendidas es una sutileza. La retórica populista de políticos que atacan a los bancos y las regulaciones financieras están obstaculizando el crecimiento del dinero bancario y de la actividad económica.

Dinero estatal y dinero bancario


Steve Hanke
Steve H. Hanke es profesor de economía aplicada en la Johns Hopkins University en Baltimore. Hanke se desempeña como presidente del Toronto Trust Argentina en Buenos Aires, el fondo mutual con el mejor desempeño en el mundo en 1995. Ha sido asesor de varios gobiernos en un diverso conjunto de temas políticos. Actualmente es consejero estatal y asesor del presidente de Montenegro y asesor del ministro de economía y finanzas de Ecuador. En 1998. Hanke fue nombrado una de las 25 personas más influyentes en el mundo por la revista World Trade, y un Asociado Distinguido de la International Atlantic Economic Society.
Desde que la Reserva Federal empezó a considerar elevar la tasa de los fondos federales, lo cual eventualmente hizo en diciembre de 2015, mucho se ha dicho acerca de la reducción de compras de bonos por parte de la Fed. ¿Elevará o no las tasas la Fed? Cada vez que se forma un consenso alrededor de la respuesta a esa pregunta, todos los mercados del mundo suben o se hunden.
Esta obsesión con los comentarios acerca de la reducción de compras de bonos por parte de la Fed -el relato acerca de la tasa de interés- es sencilla, pero extraña. De hecho, está mal concebida -equivocada. Entonces, ¿por qué la obsesión? Esto es, en parte, el resultado de una resaca Keynesiana. Los Keynesianos se enfocan en las tasas de interés. El modelo macro de la corriente dominante, que es ampliamente utilizado hoy, es denominado como “el nuevo modelo Keynesiano”.


Tuesday, June 21, 2016

A Favor de la Libertad Económica

Por Jorge A Soler Sánz


Tomado del Austroliberal
Normalmente, la gente piensa en el capitalismo como si se tratara de un juego de suma cero, donde unos ganan y otros pierden. Sin embargo, aunque a algunos les pueda parecer así, la verdad es muy distinta. Si bien la explotación y acaparamiento de la riqueza, tan denunciados por la izquierda, han constituido la nota común en la vida del hombre durante milenios, lo cierto es que éstas nunca lograron generar los niveles de riqueza que vemos hoy día en sociedad. El propio Marx reconoció en una ocasión que el capitalismo había producido más riqueza en sus pocos años de existencia que en toda la historia del hombre que le precedía. Y ello, a pesar de que, en retrospectiva (no creo que Marx fuera capaz de presagiarlo), el salario de un trabajador por aquel entonces apenas rondaba el poder adquisitivo de $3 en la actualidad. Lo cierto es que desde el año 1800 aproximadamente hasta la actualidad, el crecimiento económico del individuo occidental ha crecido de forma exponencial. Si tenemos en cuenta que la condición natural de existencia del hombre ha venido definida por la pobreza, veremos también que el capitalismo es en verdad el instrumento para superarla.



Lo que hacía que antes de 1800 sólo unos pocos tuvieran el poder adquisitivo para conseguir o lograrse el sustento de la vida no tenía nada que ver con la acaparamiento del capital, la propiedad privada de los medios de producción, la creación del dinero, o cualquiera de las dinámicas que hoy día la izquierda atribuye al capitalismo, sino a un sólo factor, es decir, la falta de libertad económica. El capitalismo en verdad es un juego de suma creciente donde yo no puedo ganar si el resto no gana.
Tiene que verse claro aquí que cualquier trabajador medio de hoy día dispone para sí de lujos y comodidades que muchos reyezuelos de la antigüedad (y no tan reyezuelos) jamás tuvieron para si mismos. Hay dos formas de explotación de la vulnerabilidad de ese que no tiene medios. Una es la explotación de mercado. La segunda es la explotación política. Este segundo tipo de explotación crea la condiciones en las que pueden proliferar la cartelización de la banca, los subsidios a la agricultura, el rescate de empresas, etc. Es decir, que es precisamente por causa de la explotación de la vulnerabilidad del ciudadano que los políticos logran este tipo de efectos en sociedad, pues a ellos les resulta rentable. El primer tipo de explotación, sin embargo, en la medida en que ésta se realice en un entorno de libre acuerdo, crea precisamente las condiciones en función de las cuales cada vez se hace más difícil para el empresario explotar estas vulnerabilidades, pues ello crea riqueza. Mientras que los medios políticos exponen cada vez más esta vulnerabilidad en el ciudadano, el capitalismo la reduce haciendo que cada vez sea más difícil explotar al individuo.
No cabe duda de que tanto el empresario como el político han de querer explotar la vulnerabilidad del trabajador o ciudadano. Sin embargo, como no hay sólo un empresario que desee esto, sino muchos, la puja por la mano de obra hace de ello una labor prácticamente imposible. Si como empresario yo pujara 60 céntimos de dólar por un dólar, lo lógico es pensar que otros traten de quitarme de en medio pujando 0.61, 0.62, 0.63, etc., y ello porque sale rentable. Al pagar, por ejemplo, 0.86 céntimos por un dólar, todavía me quedan 0.14 céntimos que podré meter en mi bolsillo como ganancia. Es precisamente esta dinámica de mercado la que obliga al empresario, aunque este no quiera, o tenga un objetivo declarado por lo contrario, a pagar al trabajador por su trabajo un precio aproximado al valor marginal que éste produzca. Si contraponemos esta dinámica a la de la política enseguida veremos que ésta no se rige por los mismos mecanismos. La relación entre el político y el ciudadano no es una que venga definida por el intercambio voluntario mutuamente beneficioso para las partes que en él participan. Y que los acuerdos entre la sociedad civil y la clase política dirigente no vengan definidos por esta dinámica implica, entre otras cosas, que una de las partes que intervienen en este tipo de acuerdos no voluntarios gane más que la otra tras el acuerdo. Es obvio que no hace falta imponer un acuerdo que sea mutuamente beneficioso para la partes que en él intervengan.
Téngase en cuenta, por ejemplo, lo difícil que resulta hoy día encontrar trabajo en el marco institucional actual. Fundamentalmente, esta dificultad depende de 3 factores interrelacionados. 1. La falta de experiencia profesional, 2. la regulación estatal y 3. la incertidumbre. La falta de experiencia o habilidad para el trabajo tiene sus raíces en la forma en que la educación ha venido implementándose en los 2 últimos siglos. Hoy día, la idea detrás de los planes de estudio no es la de crear un individuo competente que produzca valor en el mercado y sepa explotar las oportunidades que se le presentan, sino la de formar sujetos que sepan recibir órdenes, sean capaces de llevarse bien entre sí y tengan conocimientos básicos de gramática y matemáticas. Es decir, que al individuo se lo modela no en base a las necesidades siempre cambiantes del mercado, sino en torno a las inamovibles del Estado. En cuanto a la regulación estatal, tiene que verse claro que, pese a los motivos declarados, ésta suele ir más bien en contra del trabajador y el empresario que en muchas ocasiones no pueden pactar libremente entre sí partiendo de la legislación vigente. Este ha sido precisamente uno de los factores que más ha contribuido a crear un ejército de reserva laboral tan amplio como el actual. El tercer factor, no sólo tiene que ver con el tipo de incertidumbre que se crea en el mercado tras una crisis y el futuro incierto, sino que está relacionada con las otras dos. Se trata de no saber aquí lo que uno contrata y cómo deshacerse de ello en caso de que el acuerdo entre las partes no funcione. En pocas palabras, que se pide al empresario que contrate a ciegas al trabajador sin saber de antemano si este producirá lo suficiente, o si eso que aquél puede aportar en el entorno de la empresa se ajusta o no a sus necesidades. Lo que hace la conjunción del factor 1. y 2. es invitar al empresario a que realice una cita a ciegas con el trabajador, y lo normal en el ser humano es la aversión al riesgo.
En la otra cara de la moneda se encuentran los factores que impiden el crecimiento económico y la prosperidad, y estos, también son políticos y no económicos. Y el problema aquí, no es que el trabajador no disponga de medio de producción alguno, o que sea especialmente vulnerable frente al empresario que de este modo le explota, sino la falta de libertad económica para decidir pactar libremente las condiciones de su trabajo con el aquél. Recordémoslo una vez más. Cuanto más rica sea una sociedad, y más empresarios haya pujando por la mano de obra, menos vulnerabilidades habrá que se puedan explotar. En un momento de crisis, cuando todo el mundo está haciendo lo posible por ajustarse el cinturón y adaptarse a las nuevas circunstancias, lo que necesita el mercado, no es más regulación sino menos. Y sin embargo son pocos los alicientes que pueda tener un político aquí para dar un paso atrás y renunciar a explotar las vulnerabilidades del ciudadano en este medio. Visto el panorama, lo único que han conseguido las políticas de gobierno en este entorno se ha traducido en la creación de ese gran ejército laboral de reserva capaz de exponer este tipo de vulnerabilidades a flor de piel.
No ha sido gracias a la redistribución de riqueza, los impuestos o el socialismo en su conjunto que se ha acabado en una situación donde el hombre vive mejor año tras año, sino a una dinámica de libre mercado. Lo que nos va a sacar del agujero en el que estamos metidos no es una mayor regulación laboral y de mercado, sino la ausencia de la misma. Esto ha de obligar al político a dar un paso atrás otorgando una mayor libertad al ciudadano. Cuanto más planea el Estado nuestras vidas, menos espacio éste nos da para organizarnos nosotros.

A Favor de la Libertad Económica

Por Jorge A Soler Sánz


Tomado del Austroliberal
Normalmente, la gente piensa en el capitalismo como si se tratara de un juego de suma cero, donde unos ganan y otros pierden. Sin embargo, aunque a algunos les pueda parecer así, la verdad es muy distinta. Si bien la explotación y acaparamiento de la riqueza, tan denunciados por la izquierda, han constituido la nota común en la vida del hombre durante milenios, lo cierto es que éstas nunca lograron generar los niveles de riqueza que vemos hoy día en sociedad. El propio Marx reconoció en una ocasión que el capitalismo había producido más riqueza en sus pocos años de existencia que en toda la historia del hombre que le precedía. Y ello, a pesar de que, en retrospectiva (no creo que Marx fuera capaz de presagiarlo), el salario de un trabajador por aquel entonces apenas rondaba el poder adquisitivo de $3 en la actualidad. Lo cierto es que desde el año 1800 aproximadamente hasta la actualidad, el crecimiento económico del individuo occidental ha crecido de forma exponencial. Si tenemos en cuenta que la condición natural de existencia del hombre ha venido definida por la pobreza, veremos también que el capitalismo es en verdad el instrumento para superarla.


Sunday, June 19, 2016

Mart Laar: "Sistema impositivo debe ser sencillo"

Extracto del discurso del exprimer ministro de Estonia, Mart Laar ante la Cámara Costarricense-Norteamericana de Comercio (AMCHAM).
Mart Laar es ex Primer Ministro de Estonia y ganador del Premio Milton Friedman por la Libertad del 2006.
 
Extracto del discurso del exprimer ministro de Estonia, Mart Laar ante la Cámara Costarricense-Norteamericana de Comercio (AMCHAM).
Es un placer compartir las experiencias de mi país con Costa Rica.
Cuando uno escucha a un extranjero dar un montón de consejos sobre lo que debe hacer puede sonar muy sospechoso. Pero es importante recordar la experiencia estoniana. Al final, son ustedes quienes deben decidir basados en su propia historia.
Estonia es un país muy pequeño, muy distante, al norte de Europa. Somos una de las capitales más frías del mundo.



Es muy diferente de Costa Rica, pero al mismo tiempo tenemos ciertas similitudes.
Estonia es una ruta comercial desde hace muchos años, como Costa Rica. El más grande recurso para nosotros es nuestro pueblo.
Somos un país fundamentado en la mentalidad agrícola y esto aporta a nuestra táctica y actitud cierta mentalidad de agricultor.
Estonia debió luchar por su independencia y por su libertad durante muchísimo tiempo. En los últimos 50 años de la ocupación soviética, el 20% de nuestra población salió y eso perjudicó la economía y al medio ambiente.
En 1991, después de 50 años de luchar por su independencia, Estonia la restauró.
En 1992, lo único que había para vender en Estonia era brandy de Armenia y vodka ruso. Todos los demás alimentos estaban desaparecidos, pero se podían sacar del mercado negro. Cuando uno quería comprar algo tenía que hacerlo con libreta; para comprar leche por lo menos había que tener tres niños, y la mayoría de los productos básicos ni siquiera estaban disponibles.
No había gasolina disponible, o sea, no había automóviles en las calles.
Lo que obtuvimos de los comunistas fue devastador. Nuestra inflación llegó al 1.000%, nuestra economía decreció a un 30%, dependíamos totalmente de Rusia, no había qué producir para vender a los mercados mundiales.
La pobreza ascendió aún con los programas que existían.
Hacia las reformas
Con esta situación Estonia debía empezar sus reformas.
Nuestro primer presupuesto estaba desequilibrado. Necesitaba equilibrarlo para establecer la moneda estoniana. Opté por la forma clásica: incrementar los impuestos.
Mi mente de agricultor me decía que esa no era necesariamente tan buena idea. Pero después me dijeron que todo mundo lo hace.
La mayoría de las reformas las hicimos según el Banco Mundial, aunque decíamos que esa política no iba a funcionar. Necesitábamos medidas más radicales, pero no teníamos por qué seguir exactamente lo que están haciendo los países occidentales porque en muchos casos sus economías no se desarrollan tan rápido.
Decidimos seguir nuestro propio camino, y esta fue nuestra política.
Hoy, Estonia es un modelo de éxito económico en los países en transición, basado en reformas básicas, algunas de ellas monetarias.
Estonia promulgó una ley para que nuestro presupuesto siempre tenga balance y así ha sido en los últimos 15 años.
El siguiente paso fue abrir la economía. No creamos zonas francas sino que todo el país es una zona franca.
Nuestra industria y agricultura se han vuelto muy competitivos. También establecimos un estado de derecho.
Así, tomamos los primeros pasos hacia la privatización, inversiones que han aportado conocimiento y tecnología.
La revolución tributaria
El siguiente paso fue la revolución tributaria.
En Estonia, fuimos los primeros en adoptar los impuestos fijos en enero de 1994 y ahora muchos países han seguido nuestro patrón.
El sistema tributario existente era altamente progresivo y no beneficiaba a la población. Necesitábamos instar a la actividad social y la creación de nuevos empleos por medio de la justicia social. Por eso buscamos el impuesto fijo.
El sistema impositivo debe ser sencillo, porque cuando es muy complicado, con muchas excepciones y muchas tarifas, las personas no pagan sus impuestos, en especial los acaudalados, porque ellos pueden contratar buenos abogados y contadores.
Vimos que era fácil de pagar y difícil de evadir, y se puede tener presupuesto para el Gobierno aunque las tasas sean inferiores.
El sistema es justo y eficiente. Como resultado de esto hemos visto un país que pasó de la miseria a una de las ciudades más bellas de Europa.
En el 2005, nuestro desarrollo económico fue de 10%, ya no dependemos de Rusia, comerciamos con el mundo y el desempleo es muy bajo.
Tenemos más seguridad social. Nuestra tasa de indigencia ha bajado más de dos veces. Además, promovimos el Gobierno electrónico.
El único problema es que hay mucho dinero en el presupuesto. En el 2005 tuvimos un excedente de 6% del PIB, y es una tentación que los gobiernos lo usen en forma nociva

Mart Laar: "Sistema impositivo debe ser sencillo"

Extracto del discurso del exprimer ministro de Estonia, Mart Laar ante la Cámara Costarricense-Norteamericana de Comercio (AMCHAM).
Mart Laar es ex Primer Ministro de Estonia y ganador del Premio Milton Friedman por la Libertad del 2006.
 
Extracto del discurso del exprimer ministro de Estonia, Mart Laar ante la Cámara Costarricense-Norteamericana de Comercio (AMCHAM).
Es un placer compartir las experiencias de mi país con Costa Rica.
Cuando uno escucha a un extranjero dar un montón de consejos sobre lo que debe hacer puede sonar muy sospechoso. Pero es importante recordar la experiencia estoniana. Al final, son ustedes quienes deben decidir basados en su propia historia.
Estonia es un país muy pequeño, muy distante, al norte de Europa. Somos una de las capitales más frías del mundo.


Saturday, June 18, 2016

¿Por qué el liberalismo no es bien visto?

libertad1
‘Sonrían porque sí se puede’, fue el último mensaje con el que el líder populista de Podemos, cerró su intervención del debate a cuatro previo a las elecciones generales, ofrecido por AtresMedia. Nueve días después consiguió más de cinco millones de votos, algunos más que los 2.833 votos del único partido medianamente liberal de España, el Partido Libertario. En definitiva el colectivismo, otra vez, dio una paliza a la libertad individual.
En estas líneas vamos a intentar entre usted y yo, resolver las cuestiones por las cuales, la libertad tiene de apellido; fracaso, en todas las contiendas electorales, las sociedades, el sistema económico etc En primer lugar vamos a definir el liberalismo, el de verdad, no el subjetivo de cada persona. El liberalismo en resumen, se basa en la defensa de las libertades civiles (libre condición sexual, libre circulación de personas, libre decisión sobre tu cuerpo, libertad de culto, pensamiento etc), derechos inalienables (derecho a la vida, propiedad privada…), igualdad ante la justicia; así como el libre mercado sin intervención estatal.


¿Por qué algo tan atractivo, y a la vez, lo más justo para las personas, no tiene buen ver para la gran mayoría de los españoles? Según un estudio de la Fundación BBVA del año 2013, 3 de cada 4 españoles piensan y opinan que el Estado no sólo debe existir, sino que además, debe ser la solución de sus vidas así como aumentar su intervención en la economía. Datos preocupantes que confirman el desapego de la inmensa mayoría de los españoles a ser libres y no depender del poder estatal.
Hay que entender que esta realidad, en la que la libertad está en peligro de extinción, se debe a una serie de factores que hacen difícil el acercamiento de las personas a este valor.

El Estado y la persona

Cuando vinimos a este mundo, en la mayoría de los casos, nos sacó de ahí dentro un médico de la Sanidad Pública, así como íbamos recibiendo besos y halagos de los familiares, en la sala de espera de un hospital público. Este momento tan esencial del ser humano está copado por el Estado, y es simbólicamente, el hecho por el cual, la mayoría de las personas siguen embaucados en las manos del gestor de su vida y de sus decisiones, el Gobierno.
El Estado te hace creer que es un ser indispensable en tu vida, y lo más relevante, por la gracia divina. Proporcionándote una sanidad, educación, sistema de pensiones, ayudas sociales etc a cambio de que tu les pagues impuestos, todo mediante coacción y sin libre desvinculación. Pero la persona, ingenua, al ver que todas las personas aceptan este sistema, no se plantea otra alternativa de vida, está conforme con la esfera de libertad que le da el Estado.
Por último, el factor posiblemente más importante, es el educativo. El Estado, pone todo lo que está en su mano, con un éxito del 88%, para que el individuo que ha llegado al sistema educativo estatal, pasando por todas sus etapas educativas, acabe con una edad madura defendiendo el éxito de la socialdemocracia impuesta de hoy. Haciendo muy difícil que la persona en cuestión, reflexione acerca del modelo actual que el Estado obliga a aceptar.

La sociedad y la persona

La sociedad se mueve por la empatía, es decir, tiende a cooperar de manera voluntaria para lograr el bien individual de cada persona. Ese origen de la voluntariedad entre personas fue modificado por el Estado, con un objetivo muy claro, convertir la libre cooperación encolectivismo forzoso. Ha sido tal el éxito, que hoy día, defender la libre colaboración entre personas y no exigido por el Estado, te convierte en un individuo ‘egoísta e insolidario’ ante la sociedad.

Un paso hacia la libertad

Vamos observando que hay grandes bases asentadas en la socialdemocracia actual, y será complejo, abrir la mente de millones de personas, que están en su pompa de libertad siendo inconscientes de que aún pueden absorber más y más, de lo que les proporciona el Estado.
El hacerte creer que estás representado por alguien (siendo tú el mejor representante de ti mismo), más la solidaridad forzosa, el bien común, en definitiva, el bien del grupo por encima de la libertad del individuo, llega a ser consustancial para la gran mayoría.
Habría que hacer ver a las personas, que la libertad de poder elegir tu proyecto de vida sin meterte en la de otros, es la mejor forma de garantizar la ‘justicia social’.
‘Todos hablan de libertad, pero ven a alguien libre y se espantan’
Hugo Finkelstein

¿Por qué el liberalismo no es bien visto?

libertad1
‘Sonrían porque sí se puede’, fue el último mensaje con el que el líder populista de Podemos, cerró su intervención del debate a cuatro previo a las elecciones generales, ofrecido por AtresMedia. Nueve días después consiguió más de cinco millones de votos, algunos más que los 2.833 votos del único partido medianamente liberal de España, el Partido Libertario. En definitiva el colectivismo, otra vez, dio una paliza a la libertad individual.
En estas líneas vamos a intentar entre usted y yo, resolver las cuestiones por las cuales, la libertad tiene de apellido; fracaso, en todas las contiendas electorales, las sociedades, el sistema económico etc En primer lugar vamos a definir el liberalismo, el de verdad, no el subjetivo de cada persona. El liberalismo en resumen, se basa en la defensa de las libertades civiles (libre condición sexual, libre circulación de personas, libre decisión sobre tu cuerpo, libertad de culto, pensamiento etc), derechos inalienables (derecho a la vida, propiedad privada…), igualdad ante la justicia; así como el libre mercado sin intervención estatal.

Rusia se convierte en el mayor exportador de trigo del mundo

El aumento de las ventas ha sido posible gracias a un alto rendimiento de las cosechas y a la devaluación del rublo.
Imagen ilustrativa
Imagen ilustrativaTaras LitvinenkoSputnik
AddThis Sharing Buttons

Rusia se ha convertido en el líder mundial de la venta de trigo, informa el diario 'Védomosti' citando un informe del Ministerio de Agricultura de EE.UU. publicado el pasado 10 de junio. Las exportaciones rusas de este grano en esa fecha se estiman en 24,5 millones de toneladas, seguidas de Canadá (22,5 millones de toneladas) y EE.UU. (21,09 millones de toneladas).
Los datos del Ministerio de Agricultura de Rusia difieren de los anteriores y reflejan que en el intervalo comprendido entre el 1 de julio de 2015 y el 8 de junio de 2016, las exportaciones rusas aumentaron en un 12,3%, hasta los 33,04 millones de toneladas.



En los escasos días que quedan hasta el 30 de junio (el final del año agrícola), las tendencias no van a cambiar, por lo que se puede decir que Rusia ya es el líder mundial en exportación de trigo, afirma el director general del Instituto de Estudio del Mercado Agrario, Dmitri Rilko. Además, Rilko añade que Rusia se ha convertido en líder por primera vez en la historia moderna. Hace un año, Rusia ocupaba el tercer lugar, situándose por detrás de Canadá y EE.UU.
La razón principal del cambio se debe a una cosecha de trigo excepcional en el sur de país; concretamente, en la región de Krasnodar y Stávropol y la provincia de Rostov, que han pasado a aportar del 80% de las exportaciones al 85%. Asimismo, Rilko indica que las exportaciones se han vuelto más competitivas debido a la devaluación del rublo.
El trigo ruso tiene demanda de más de 130 países y los mayores consumidores son Egipto, Turquía e Irán, afirma el presidente de la Unión Rusa de Granos, Arkadi Zlochevski.

Rusia se convierte en el mayor exportador de trigo del mundo

El aumento de las ventas ha sido posible gracias a un alto rendimiento de las cosechas y a la devaluación del rublo.
Imagen ilustrativa
Imagen ilustrativaTaras LitvinenkoSputnik
AddThis Sharing Buttons

Rusia se ha convertido en el líder mundial de la venta de trigo, informa el diario 'Védomosti' citando un informe del Ministerio de Agricultura de EE.UU. publicado el pasado 10 de junio. Las exportaciones rusas de este grano en esa fecha se estiman en 24,5 millones de toneladas, seguidas de Canadá (22,5 millones de toneladas) y EE.UU. (21,09 millones de toneladas).
Los datos del Ministerio de Agricultura de Rusia difieren de los anteriores y reflejan que en el intervalo comprendido entre el 1 de julio de 2015 y el 8 de junio de 2016, las exportaciones rusas aumentaron en un 12,3%, hasta los 33,04 millones de toneladas.


Friday, June 17, 2016

Libre comercio con todas las naciones

Por Richard Cobden

Discurso realizado en Manchester, Inglaterra el 15 de enero de 1846
 
Empezaré las pocas observaciones que tengo que aportar a esta reunión proponiendo, contra lo que en mí es habitual, una resolución; y ésta es “Que los comerciantes, fabricantes y otros miembros de la Liga Nacional contra las Leyes del Grano no reclama protección alguna para los productos manufacturados de este país y desea que se erradiquen para siempre las pocas normas nominalmente protectoras contra fabricantes extranjeros que todavía permanezcan en nuestros estatutos”.
 
Caballeros, si alguno de ustedes se ha tomado la molestia de navegar entre los informes de las reuniones que se han llevado a cabo últimamente por los llamados Proteccionistas, vería que nuestros oponentes, después de siete años en que venimos protestando, han descubierto su error, y ahora, como torpes patanes que son, quieren adoptar una nueva postura, como si fuéramos a conseguir la victoria. Por ello han estado diciendo algo muy parecido a una calumnia cuando afirman que las Leyes del Grano son una compensación por algunas cargas peculiares. Dicen ahora que sólo quieren una protección común a otros intereses y se hacen llamar partidarios de la protección a la industria nativa en todas sus ramas y así, apelando a la parte menos informada de la comunidad, proclaman que la Liga contra las Leyes del Grano es exclusivamente partidaria del libre comercio respecto del grano, pero que queremos preservar un monopolio en las manufacturas.
 
Ahora, la resolución que tengo que someter y que propondremos a esta asamblea esta noche –la mayor con mucho, que yo haya visto en esta sala y que comprende gente de todas clases y todos los convocados de este distrito- permite, esta resolución, decidir, de una vez para siempre, si nuestros oponentes pueden con razón acusarnos de esto en adelante. No hay nada nuevo en esta proposición, puesto que en el mismo inicio de esta protesta –en la reunión de la Cámara de Comercio-, cuando aquella tenue voz se levantó en aquella pequeña sala en King Street en diciembre de 1838, para un completo e inmediato rechazo de las Leyes del Grano, cuando aquella bola se puso en movimiento y ha ido acumulando fuerza y velocidad desde entonces, la petición reflejaba claramente que esta comunidad no desea protección para su propia industria. Leeré la conclusión de tan admirable petición. Es como sigue:
 
“Manteniendo que uno de los principios de la justicia eterna es el inalienable derecho de cada hombre a intercambiar libremente el resultado de su trabajo por las producciones de otra gente y manteniendo que la práctica de proteger a una parte de la comunidad a las expensas de todas las otras clases resulta injusto e injustificable, vuestros peticionarios imploran seriamente a vuestra honorable Cámara rechazar todas las leyes relativas a la importación de grano extranjero y de otros artículos de subsistencia extranjeros, y a asumir hasta las últimas consecuencias, tanto respecto de la agricultura como de las manufacturas, los principios verdaderos y pacíficos del Libre Comercio, mediante la eliminación de todos los obstáculos existentes al empleo sin restricciones de la industria y el capital”-
 
Hemos aprobado resoluciones similares en todas nuestras reuniones plenarias de delegados en Londres desde que se emitió esta petición.
 
No presento esta resolución como una discusión o como una apelación para cumplir con las reclamaciones hechas en las reuniones de las sociedades proteccionistas. Creo que los hombres que ahora, en el séptimo año de nuestra discusión, puedan ponerse al frente de su país y hablar como esos hombres lo han hecho – creo que sería como suplicar a una víbora. No podréis convencerles. Dudo si no han estado viviendo en sus conchas, como ostras; dudo si saben que existen cosas como el ferrocarril o el servicio de correos. Viven en una profunda ignorancia de todo y son incapaces de ser enseñados. No nos dirigimos a ellos, sino a una parte muy grande de esta comunidad, que no ha tenido un papel muy preeminente en esta discusión – que puede ser considerada como una observadora importante. Muchos han sido engañados por las afirmaciones reiteradas de nuestros oponentes; y este es el momento preciso de convencer a esta gente y darles una oportunidad de unirse a nuestras filas, como sin duda harán, y para ello ofrezco esta prueba de desinterés y de la imparcialidad de nuestras propuestas. No pretendo abrir una discusión para convencer a cualquiera que se encuentre aquí de que la protección a todos debe ser la protección a ninguno. Se toma del bolsillo de un hombre y se le permite compensarse tomando un equivalente del bolsillo de otro y si esto continúa en un ciclo a través de toda la comunidad, se convierte en un absurdo proceso de robar a todos para enriquecer a ninguno y simplemente tiene el efecto de atar las manos de la industria en todas direcciones. No necesito una sola palabra para convenceros de ello. El único motivo que tengo para hablar aquí es que puede que convenza a otros fuera de aquí –a los hombres que se reúnen en las sociedades proteccionistas. Pero los argumentos que aduciría ante una audiencia inteligente como ésta, se emplearían en vano frente a los Miembros del Parlamento que son actualmente partidarios del proteccionismo. Me reuniré con ellos en menos de un mes en Londres y allí les enseñaré el abecé del proteccionismo. Es inútil enseñar a los niños palabras de cinco sílabas cuando no conocen el alfabeto.
 
¡Bueno, vaya exhibiciones de sí mismos han estado haciendo estos proteccionistas! De acuerdo con la longitud de sus discursos, tal y como se informa de ellos, podríais pensar fácilmente que toda la comunidad está movilizada. Desafortunadamente para nosotros, y para la reputación de nuestros compatriotas, los personas que pueden pronunciar la tonta insensatez que hemos hecho mostrar al Mundo últimamente, y las personas que pueden escucharla, son muy pocas en número. Especialmente dudo si todas las personas que han acudido a todas las reuniones proteccionistas durante el último mes no podrían acomodarse confortablemente en esta sala. Pero estas sociedades proteccionistas no sólo han cambiado sus principios, sino que parece que han resuelto cambiar sus tácticas. Ahora, en este preciso momento, han resuelto de nuevo que harán política su asociación y buscarán su registro. ¡Qué simples deben haber sido para haber pensado que podrían haber hecho algo bueno sin eso! Así que han resuelto que sus sociedades gastarán su dinero precisamente en la misma forma en la que la Liga gasta el suyo. Hasta ahora nos venían diciendo, en todas sus reuniones y en todos sus periódicos, que la Liga era una asociación inconstitucional; que es un club infernal que se encamina a corromper, a viciar y a empantanar los registros; y ahora, de repente, cuando nada bueno puede obtenerse de ello –cuando lo más seguro es que deberían haberse abstenido de imitarlo, puesto que no pueden hacer ningún bien y han mantenido la acusación de llamar a la Liga asociación inconstitucional, resuelven rescindir su resolución y seguir el consejo de Su Gracia, el Duque de Wellington, y pelear contra nosotros con nuestras propias armas. Ahora, supongo, somos una asociación constitucional. Es una suerte que no tengamos grandes duques para liderarnos. Pero ahora, ¿qué fuerza tiene esa resolución? Como todo lo que hacen, es falaz, es irreal. Las sociedades proteccionistas, desde el principio no han sido otra cosa que fantasmas. No son realidades. ¿Y cuál es su resolución?, ¿cuánto vale? Resuelven que solicitarán su registro. Todos sabemos que ya han hecho lo peor en este sentido. Todos sabemos que esos terratenientes pueden realmente hacer de sus acres un tipo de propiedad con fines electorales. Todos sabemos muy bien que sus agentes de terrenos son sus agentes electorales. Sabemos que sus listas de arrendatarios han generado sus listas de alistamiento para pelear en la batalla por el proteccionismo. Esta pobre gente poco inteligente dice que compramos títulos y los regalamos a nuestros amigos; que así les forzamos a votar como nos plazca. No hemos comprando nunca un voto, y nunca hemos intentado comprar un voto o regalarlo. ¿No seríamos unos estúpidos si compráramos votos y los regaláramos cuando tenemos decenas de miles de personas listas para comprarlos si se los ofreciéramos?
 
Pero sospecho que nuestros amigos proteccionistas tienen la idea de que hay alguna manera –una manera secreta, siniestra- mediante la cual pueden ponerse votos ficticios en el registro. Ahora suplico que les digamos que la Liga no tiene más poder para crear votos que para detectar los defectos en los votos malos de nuestros oponentes; y pueden contar con ello, si intentan poner votantes ficticios en el registro, que tendremos nuestros hurones en cada condado, y que descubrirán los defectos; y cuando llegue el momento del registro, tendremos una reclamación contra cada una de sus calificaciones ficticias y les haremos mostrar sus títulos de propiedad y demostraremos que no han pagado por ellos. ¡Bien, tenemos nuestros oponentes proteccionistas, pero podemos sentirnos satisfechos de que la posición que han adoptado en esta cuestión mediante el debate que se ha generado en todas partes durante los últimos meses! No podemos subirnos a un vapor o a un vagón de tren –no, ni siquiera podemos subir a un ómnibus- sin que lo primero que haga cualquier hombre, incluso antes de dejar su paraguas, sea preguntar “Bien, ¿cuáles son las últimas noticias acerca de las Leyes del Grano?” En este momento, nosotros, que recordamos lo difícil que fue, al principio de nuestro movimiento, encaminar las mentes hacia el debate en esta cuestión, cuando pensamos que ahora cualquier periódico está plagado de referencias a él – conteniendo tal vez la misma hoja un reportaje sobre esta reunión y sobre una miserable reunión agrícola en algún rincón lejano- y cuando pensamos que toda la comunidad está interesada en leer acerca de la discusión y en ponderar los muchos argumentos, no podemos desear más. La Liga podría cerrar sus puertas mañana y su trabajo podría considerarse hecho desde el momento en que empuja o induce a la gente a discutir sobre el asunto.
 
Pero el sentimiento al que he aludido se extiende más allá de nuestro país. Estoy encantado de escuchar que en Irlanda la cuestión está atrayendo su atención. Probablemente habréis oído que ni amigo, Mr. Bright, y yo hemos recibido una solicitud firmada por comerciantes y fabricantes de todos los estratos sociales y partidos de Belfast, solicitándonos que vayamos allí para informarles, y lamento sinceramente que no podamos poner nuestros pies en suelo irlandés para apoyar esta cuestión. Hoy he recibido una copia de una solicitud del alcalde de Drogheda, convocando a una reunión el próximo lunes para pedir la abolición total e inmediata de las Leyes del Grano y estoy encantando de advertir encabezando esa solicitud el nombre del primado católico, el Doctor Croly, un hombre eminente en formación, piedad y moderación, y que es asimismo apoyada por el resto del sacerdocio católico de ese barrio. Espero que estos ejemplos no dejen de ocasionar efectos en otros barrios. Creo que tenemos a la mayoría de todas las orientaciones religiosas con nosotros –quiero decir, todas las orientaciones que disienten-; están de nuestro lado prácticamente en masa, tanto ministros como seglares y creo que la única orientación, la única orientación religiosa, que no podemos decir que esté con nosotros como comunidad, son los miembros de la Iglesia de Inglaterra. Sobre esto me limitaré a daros este apunte: los clérigos de la Iglesia de Inglaterra se han situado en la situación más desagradable y desafortunada, según creo, por el modo en que se fijó su asignación en sustitución del diezmo hace unos cuantos años. Mi amigo, el coronel Thompson, lo recordará, pues estaba entonces en el Parlamento y protestó contra la manera en que se fijó la asignación de rentas en sustitución del diezmo. Dijo, con la clarividencia que siempre ha demostrado en el pulso para rechazar las Leyes del Grano, que haría a las clérigos de la Iglesia de Inglaterra partidarios de la presentes Leyes del Grano al fijar el diezmo a una cantidad fija de grano, que fluctuara de acuerdo con el precio de los últimos siete años. Mantengamos en mente que cualquier otra clase de la comunidad puede compensarse por el rechazo de las Leyes del Grano –quiero decir, cualquier clase relacionada con la agricultura-, excepto los clérigos. Los terratenientes pueden compensarse si caen los precios mediante un incremento en la producción; igual podemos decir de los granjeros y los labradores; pero los clérigos de la Iglesia de Inglaterra reciben una cantidad determinada de trigo por su diezmo, sea cual sea su precio. Sin embargo, pienso que podemos llegar a una conclusión favorable, bajo todos sus aspectos, a partir del hecho de que, según creo, no ha habido ningún clérigo de la Iglesia de Inglaterra entre los eminentes por rango, piedad o conocimiento que se haya significado, a pesar de la gran tentación del propio interés, en apoyar la Ley de Grano actual. Pienso que podemos tomar esto como una prueba de lo enormemente justa que es esta cuestión y quizá augurar que hay un fuerte sentimiento entre los miembros de la Iglesia de Inglaterra a favor del Libre Comercio del grano.
 
Bien, hay otro ámbito en el cual hemos visto el progreso de sólidos principios: me refiero a América. He recibido el mensaje del Presidente americano; hemos tenido asimismo el informe del Secretario del Tesoro, y ambos, el presidente Polk y el Secretario Mr. Walker, han estado quitando tareas de las manos de mi amigo el coronel Thompson, y han estado educando a la gente de América acerca del asunto del libre comercio. No he leído nunca un mejor resumen de los argumentos a favor del libre comercio que el presentado y enviado al Congreso de ese país por el Secretario Mr. Walker. Auguro a partir de estas cosas que nuestra cuestión está realizando rápidos progresos a través del mundo, y que estamos llegando a la consumación de nuestra tarea. Nos dirigimos ahora hacia las sesiones del Parlamento y predigo que la cuestión o bien recibirá su aprobación o llevará a la disolución del Parlamento y el elegido posteriormente con seguridad nos relevará de nuestra carga.
 
Ahora mucha gente se dedica a especular sobre lo que puede hacer Sir Robert Peel en la próxima sesión parlamentaria. Es muy arriesgado, considerando que en una semana tendréis tanto conocimiento como yo, aventurarse en hace runa predicción sobre ello. Estáis muy ansiosos, sin duda. Bien, veamos si podemos especular un poco con el futuro y aliviar vuestra preocupación. Hay tres vías abiertas para Sir Robert Peel. Puede mantener la ley como está, puede revocarla completamente o puede hacer algo entre las dos alternado de nuevo la escala o dándonos una tasa fija. Ahora, yo predigo que Sir Robert Peel o bien mantendrá la ley como está o propondrá abolirla totalmente. Y baso de mi predicción en esto: en que sólo hay dos cosas que alguien en el país quiere que haga. Hay algunos que quieren mantener la protección como esta, otros quieren que se elimine, pero nadie que quiere nada entre las dos. Tiene que tomar una decisión, y tengo esta opinión acerca de su sagacidad, de que, si cambia en algo, cambiará para un rechazo total. Pero la pregunta es “¿Propondrá una derogación total e inmediata?” En este momento, si me permitís, evitaré ofrecer una predicción. Pero me aventuraré a daros una razón o dos sobre pro qué pienso que debería de optar por una derogación total e inmediata. No pienso que haya ninguna otra clase tan interesada en que se derogue total e inmediatamente la Ley del Grano que la clase agraria. Pienso que es de más importancia para los granjeros obtener la revocación instantáneamente, en lugar de gradualmente, que para cualquier otra clase en la comunidad. En realidad, observo, en un informe de una reunión proteccionista en Oxfordshire publicado en periódico de hoy, que cuando Lord Norrey estaba aludiendo a la probabilidad de que Sir Robert Peel aboliera gradualmente las Leyes del Grano, un granjero llamado Gillatt gritó: “Es mejor que nos ahoguemos de una vez a que nos veamos estrangulados hasta morir”. Señores, acostumbro a utilizar otro símil –uno muy humilde, lo admito. Acostumbro a decir que un viejo granjero me dijo que si vamos a cortarle el rabo a su perro, será, con mucho, más humano cortárselo todo de una vez, que una parte cada día de la semana. Pero ahora pienso que el símil del granjero en Oxford en el más nuevo y mejor que podemos usar. Nada puede ser más fácil que demostrar que es el verdadero interés de los granjeros, si la Ley del Grano va a abolirse, que el que se realice la abolición instantáneamente. Si la Ley del Grano se aboliera mañana, mi creencia firme es que en lugar de caer el precio del trigo, éste tendería a subir. Y ésta es mi firme creencia, porque la especulación ya se ha anticipado a Sir Robert Peel y el trigo ha caído como consecuencia de esa aprensión. Pienso que, dada la escasez generalizada –quiero decir, en toda Europa-, no podríais, si rezarais, si tuvierais vuestro sombrero mágico puesto y pudierais elegir tiempo y circunstancias -creo, digo, que nunca podríais encontrar una oportunidad como ésta para abolir las Leyes del Grano total e inmediatamente que la que se presenta la semana próxima; porque esto ocurre cuando la mayor parte de los países de los que normalmente nos suministran, se ven afectados, igual que nosotros, por la escasez –que los países de Europa están compitiendo con nosotros por el muy pequeño sobrante existente en América. En realidad, se nos han anticipado en el mercado y han dejado los mercados mundiales tan vacíos de grano, que sean cuales sean vuestras necesidades, os desafío a que haya otra cosa que altos precios en el grano durante los próximos doce meses, aunque la Ley del Grano se aboliera mañana.
 
Los países europeos están sufriendo igual que nosotros por el mismo problema. Sufren de escasez ahora, lo que se debe a la absurda legislación respecto del artículo grano. Toda Europa ha sido corrompida por el vicioso ejemplo de Inglaterra en su legislación comercial. Ahí están, a través de todo el continente europeo, con una población incrementándose a un ritmo de cuatro o cinco millones al año y todavía, como nosotros, se dedican a poner barreras en el camino para que haya suficiente comida para responder a la demanda de una población creciente.
 
Creo que si abolís la Ley del Grano honestamente y adoptáis el libre comercio en toda su simplicidad, no habrá una norma en Europa que nos e cambie en menos de cinco años para seguir vuestro ejemplo. Bien, caballeros, supongamos que la Ley del Grano no se deroga inmediatamente, sino que Sir Robert Peel toma la medida de imponeros una tasa de cinco chelines, seis chelines o incluso siete chelines, y que la irá bajando a razón de un chelín al año, hasta que la misma se vea suprimida, ¿cuál sería el efecto en países extranjeros? Exagerarán la importancia de este mercado cuando la tasa desaparezca completamente. Irán aumentando sus ofertas, calculando que , cuando la tasa desaparezca completamente, tendrán un mercado para su producto y altos precios como remuneración y si, como es muy probable y consistente con nuestra experiencia, tuviéramos una vuelta a estaciones de abundancia, estas vastas importaciones se derramarán por nuestros mercados, probablemente justo cuando los precios sean bajos; y vendrían aquí, porque no tendrían otro mercado, para inundar nuestros mercados y privar a los granjeros de la venta de sus productos a un precio satisfactorio. Pero si, por el contrario, la Ley del Grano se deroga inmediatamente, dejaríamos ver a los extranjeros ver cómo es el mercado inglés en su estado natural y serán capaces de juzgar de año en año y de estación en estación cuál será la demanda futura de grano extranjero de este país. No habría una estimación extravagante de lo que queremos –ni problemas de malas cosechas con los que especular. La oferta se verá regulada por la demanda y alcanzará el estado que será la mejor seguridad frente a la sobreabundancia y la hambruna. Por tanto, por el bien de los granjeros, ruego la inmediata abolición de esta ley. Un granjero no podrá nunca tener una justa y equitativa comprensión o ajuste con su arrendador, sea respecto a su renta, arrendamiento o cuota, hasta que la ley sea completamente derogada en esta forma. Dejen que la decoración sea gradual y el arrendador dirá al granjero, a través de su agente: “Oh, la tasa será de siete chelines el año que viene, no has tenido aún nada más que la experiencia de doce meses sobre cómo funciona el sistema, debes esperar un poco” y el granjero se irá sin que se haya llegado a ningún acuerdo. Pasará un año y cuando el granjero se vuelva a presentar, se le dirá “Oh, la tasa será de cinco chelines este año, no puedo saber qué efecto tendrá esto, debes esperar un poco”. Al siguiente volverá a ocurrir lo mismo y al final resultará que no ha habido ajuste alguno entre el arrendador y el arrendatario. Pero pongámoslos de una vez en una posición natural, eliminemos todas las restricciones y el arrendador y el arrendatario llegarán a un acuerdo inmediato; se pondrán la misma posición que la que tenéis respecto de los fabricantes.
 
Bien, ya he hablado sobre lo que puede hacerse. También os he dicho qué es lo que apoyo, pero debo decir que sea lo que sea lo que propongo Sir Robert Peel, nosotros, como librecambistas, sólo tenemos un objetivo a perseguir. Si propone una derogación total e inmediata e incondicional, lanzaremos al aire nuestros sombreros en honor de Sir Robert Peel. Si propone cualquier otra cosa, entonces Mr. Villiers estará listo, como lo ha estado en anteriores ocasiones, para presentar su enmienda para una total e inmediata abolición de la Leyes del Grano. No somos responsables de lo que puedan hacer los ministros, pero somos responsables de cumplir con nuestro deber. No ofrecemos realizar imposibles, pero haremos todo lo que podamos para mantener nuestros principios. Pero, caballeros, se lo digo honradamente, pienso menos en lo que este Parlamento pueda hacer –me preocupan menos sus opiniones, menos las intenciones del Primer Ministro y del gabinete, que cuál pueda ser la opinión de una reunión como ésta y de la gente que está más allá de estas puertas. Este asunto no se llevará adelante por ministros o por el presente Parlamento, se llevará adelante, cuando se lleve, por voluntad de la nación. No haremos nada que nos pueda apartar el ancho de un pelo de la roca sobre la que nos hemos asentado con tanta seguridad durante los últimos siete años. Todos los demás partidos han estado en arenas movedizas y han estado flotando sobre cada ola, sobre cada marea y sobre cada viento –algunos flotando hacia nosotros, otros como fragmentos dispersos sobre el océano, si brújula ni compás, mientras que nosotros estas sobre un suelo sólido y ninguna tentación, sea de partidos o de ministros, podrá jamás doblegarnos ni siquiera el ancho de un pelo. Estoy deseoso de escuchar ahora, en la última reunión antes de que vayamos al Parlamento –antes de que entremos en la arena hacia la que todos los pensamientos se dirigirán la próxima semana– estoy deseoso, no simplemente de que todos pudiéramos entendernos en esta cuestión, sino que se pueda considerar como que ocupamos una posición independiente y aislada tal como hicimos en el primer momento de la formación de esta Liga. No tenemos nada que ver con Whigs o Tories, somos más fuertes que cualquiera de ellos, si nos mantenemos en nuestros principios, podemos, si es necesario, vencer a ambos. Y espero que ahora comprendamos perfectamente, que no tenemos, en la defensa de esta gran cuestión, ningún objeto a la vista más que lo que hemos prometido honradamente desde el principio. Nuestros oponentes pueden acusarnos de planes para hacer otras cosas. No, caballeros, nunca he favorecido esto. Algunos de mis amigos han dicho “Cuando se acabe esta tarea, tendrás influencia en el país, debes hacer esto y esto”. Decía entonces, como digo ahora, “Cada nuevo principio político debe tener sus defensores especiales, tal como cada nueva fe tiene sus mártires”. Es un error suponer que esta organización puede transformarse para otros propósitos. Es un error suponer que hombres prominentes en la defensa de los principios del Libre Comercio, pueden con la misma fuerza y efecto identificarse con cualquier otro principio de ahora en adelante. Será suficiente si la Liga consigue el triunfo del principio en que se basa. Nunca he tenido una visión limitada del objetivo de este gran principio. Nunca he defendido esta cuestión tanto como un comerciante.
 
Pero he sido acusado de ocuparme demasiado de intereses materiales. En todo caso, puedo decir que me he ocupado extensamente en imaginar los efectos de este poderoso principio tanto como cualquier hombre que haya reflexionado sobre el mismo en su estudio. Creo que la ganancia física sería la ganancia más pequeña para la humanidad cuando triunfe este principio. Miro más allá, veo en el principio del Libre Comercio que actuará en el mundo moral con el principio de la gravitación universal, -manteniendo a la gente unida, dejando de lado los antagonismos de raza, religión y lenguaje y uniéndonos en los límites de una paz perpetua. He mirado todavía más allá. He especulado, y probablemente soñado, en un brumoso futuro –sí, dentro de mil años– he especulado con cuál puede ser efecto del triunfo de este principio. Creo que el efecto será cambiar la faz de la tierra, que presentará un sistema de gobierno enteramente distinto del que hoy día prevalece. Creo que las ambiciones y los motivos para construir grandes y poderosos imperios –para construir gigantescos ejércitos y enormes naves de guerra –para hacer que los materiales que se utilicen para la destrucción de la vida y la supresión de las remuneraciones al trabajo –desaparezcan. Creo que estas cosas dejarán de ser necesarias o de ser utilizadas, cuando el ser humano se convierta en una familia e intercambie libremente los frutos de su trabajo con sus hermanos humanos. Creo que si pudiésemos trasladarnos a este sublime escenario, veríamos en un período muy distante en el tiempo, que el sistema de gobierno de este mundo se habría transformado en algo parecido al sistema municipal, y creo que el filósofo especulativo de dentro de mil años fechará la mayor revolución jamás acaecida en la historia del mundo a partir del triunfo del principio para el que nos hemos reunido aquí para defender. Creo en esto, sean cuales sean mis sueños y especulaciones, nunca los he sometido a otros. Nunca he actuado de acuerdo con motivos personales o interesados en esta cuestión, no he buscado alianza alguna con partidos o favores de partidos y no aceptaré ninguno –sino que, bajo el sentimiento que tengo de la sacralidad del principio, digo que nunca estaré de acuerdo en aprovecharme de él. Al menos yo nunca seré sospechoso de hacer otra cosa que apoyarlo desinteresada, honrada y resueltamente.

Libre comercio con todas las naciones

Por Richard Cobden

Discurso realizado en Manchester, Inglaterra el 15 de enero de 1846
 
Empezaré las pocas observaciones que tengo que aportar a esta reunión proponiendo, contra lo que en mí es habitual, una resolución; y ésta es “Que los comerciantes, fabricantes y otros miembros de la Liga Nacional contra las Leyes del Grano no reclama protección alguna para los productos manufacturados de este país y desea que se erradiquen para siempre las pocas normas nominalmente protectoras contra fabricantes extranjeros que todavía permanezcan en nuestros estatutos”.
 
Caballeros, si alguno de ustedes se ha tomado la molestia de navegar entre los informes de las reuniones que se han llevado a cabo últimamente por los llamados Proteccionistas, vería que nuestros oponentes, después de siete años en que venimos protestando, han descubierto su error, y ahora, como torpes patanes que son, quieren adoptar una nueva postura, como si fuéramos a conseguir la victoria. Por ello han estado diciendo algo muy parecido a una calumnia cuando afirman que las Leyes del Grano son una compensación por algunas cargas peculiares. Dicen ahora que sólo quieren una protección común a otros intereses y se hacen llamar partidarios de la protección a la industria nativa en todas sus ramas y así, apelando a la parte menos informada de la comunidad, proclaman que la Liga contra las Leyes del Grano es exclusivamente partidaria del libre comercio respecto del grano, pero que queremos preservar un monopolio en las manufacturas.

Cómo crear riqueza

Por Paul Graham

Si uno quiere ser rico, ¿qué debe hacer? Creo que la mejor apuesta sería crear o participar en una empresa emergente[1]. Esa ha sido una manera fiable de hacerse rico a lo largo de cientos de años. El término “empresa emergente” data de los años 1960, pero lo que ocurre en ellas es muy similar a los viajes a la aventura de los comerciantes durante la Edad Media.
Las empresas emergentes normalmente tienen componentes tecnológicos, por lo que el término “empresa emergente de alta tecnología” es prácticamente redundante. Una empresa emergente es una compañía pequeña que se ocupa de problemas técnicos serios.
Mucha gente se hace rica sin saber nada más que eso. No hay que saber de física para ser un buen jugador de béisbol. Pero creo que entender los problemas subyacentes puede ayudar. ¿Por qué tienen que ser pequeñas las empresas emergentes? ¿Una empresa emergente tiene inevitablemente que dejar de serlo cuando crece? ¿Y por es tan común que se dediquen a desarrollar nuevas tecnologías? ¿Por qué hay tantas empresas emergentes que se dedican a vender nuevos fármacos o software y ninguna a vender aceite de maíz o detergente?



La propuesta
Económicamente, se puede pensar en una empresa emergente como una forma de comprimir toda una vida de trabajo en unos pocos años. En lugar de trabajar a baja intensidad durante cuarenta años, se trabaja tan duramente como sea posible durante cuatro. Esto es especialmente rentable en tecnología, donde se puede obtener un extra por trabajar rápido.
Este sería un esquema rápido de la propuesta económica. Un buen hacker de unos veintitantos años puede conseguir un empleo en el que gane unos 80.000$ al año. Así que de media ese hacker debe de ser capaz de rendir al menos el equivalente a 80.000$ al año para que la compañía ni gane ni pierda. Probablemente se pueda trabajar durante el doble de horas de lo que lo hace un empleado de empresa y con dedicación probablemente se pueda triplicar lo que se hace en una hora[2]. Podríamos también multiplicar por dos, por lo menos, eliminando la rémora del gerente de pelo puntiagudo[3] que sería su jefe en una compañía grande. A continuación hay otro multiplicador: ¿hasta qué punto uno tiene mayor capacidad de lo que la descripción de su trabajo indica? Supongamos otro multiplicador por tres. Combinando todos estos multiplicadores, afirmo que esa persona puede ser 36 veces más productiva de lo que cabría esperar en un trabajo de empresa cualquiera[4]. Si un hacker medianamente bueno merece 80.000$ al año en una gran compañía, entonces un buen hacker trabajando muy duro sin ninguna porquería corporativa que le frene debería ser capaz de realizar un trabajo que rinda unos 3.000.000$ al año.
Como todas las cuentas de la vieja, ésta es muy a bulto. No voy a intentar discutir los números reales. Pero me atengo a la estructura del cálculo. No afirmo que el multiplicador sea exactamente de 36, por sin duda es mayor que 10 y probablemente raras veces sea mayor de 100.
Si tres millones anuales parecen mucho, recordemos que estamos hablando del caso límite: el caso en que no sólo no dejamos nada de tiempo libre y que se trabaja tan duro que se pone en peligro la salud.
Las empresas emergentes no son mágicas. No cambian las leyes de creación de la riqueza. Sólo representan un punto en el extremo final de la curva. Aquí opera una ley de la conservación: si queremos ganar un millón de dólares, tenemos que soportar el valor de un millón de dólares en dolor. Por ejemplo, una forma de ganar un millón de dólares sería trabajar en Correos toda la vida y ahorrar cada penique del salario. Imaginemos la tensión de trabajar para Correos durante cincuenta años. En una empresa emergente comprimiríamos toda esta tensión en tres o cuatro años. Podríamos tener cierto descuento si compráramos el dolor en tamaño económico, pero no podemos eludir la ley básica de la conservación. Si crear una empresa emergente fuera fácil, todo el mundo lo haría.
Millones, no miles de millones
Si tres millones de dólares al año parecen mucho a alguna gente, a otros puede parecerles poco. ¿Tres millones? ¿Cómo podría ser un milmillonario, como Bill Gates?
De momento, dejemos a Bill Gates a un lado. No es una buena idea tomar a los ricos como ejemplo, porque la prensa sólo se ocupa de los más ricos y éstos suelen ser valores atípicos. Bill Gates es un hombre inteligente, decidido y muy trabajador, pero se necesita más que eso para ganar tanto dinero como él. Se necesita tener mucha suerte.
El éxito de cualquier compañía tiene un gran componente de azar. Así que los tipos de los que acabamos sabiendo en los papeles son los muy inteligentes, completamente entregados y a quienes les toca la lotería. Sin duda Bill es inteligente y entregado, pero también ocurrió que Microsoft resultó ser el beneficiario de uno de una de las más espectaculares meteduras de pata en la historia de los negocios: el acuerdo de licencia de DOS. Sin duda, Bill hizo todo lo posible por conseguir que IBM metiera la pata e hizo muy bien al explotarlo, pero si hubiera habido una persona con seso en IBM, el futuro de Microsoft hubiera sido muy diferente. En ese momento Microsoft hubiera tenido poco que hacer frente a IBM. Era simplemente un suministrador de componentes. Si IBM hubiera adquirido una licencia exclusiva, como hubieran debido hacer, Microsoft hubiera seguido firmando el acuerdo. Aún así, hubiera significado un montón de dinero y además IBM podía haber obtenido un sistema operativo en cualquier otro sitio.
Por el contrario, IBM acabó utilizando todo su poder de mercado para dar a Microsoft control sobre el estándar PC. A partir de ese momento, Microsoft sólo tuvo que cumplir. Nunca tuvo que jugársela a una decisión importante. Todo lo que tuvo que hacer fue actuar sensatamente con las licencias y copiar con rapidez más productos innovadores.
Si IBM no hubiera cometido este error, Microsoft hubiera seguido siendo una compañía de éxito, pero no hubiera podido crecer tanto tan rápido. Bill Gates sería rico, pero se encontraría en el algún lugar al final de la lista del Forbes 400 con otras personas de su edad.
Hay un montón de maneras de hacerse rico y este ensayo sólo se ocupa de una de ellas. Este ensayo se ocupa de cómo hacer dinero creando riqueza y obteniendo retribución por ello. Hay muchas otras formas de obtener dinero, incluyendo la suerte, la especulación, el matrimonio, la herencia, el robo, la extorsión, el fraude, el monopolio, la corrupción, la extorsión, la falsificación y la exploración. Muchas de las mayores fortunas probablemente se hayan fundado en varias de ellas.
La ventaja de crear riqueza como forma de hacerse rico no es sólo que resulta más legítima (muchos de los otros métodos son actualmente ilegales), sino que es más honrada. Sólo hay que hacer algo que quiera la gente.
El dinero no es riqueza
Si queremos crear riqueza, no resultará útil entender qué es. La riqueza no es lo mismo que el dinero[5]. La riqueza es tan antigua como el hombre. De hecho, bastante más antigua: las hormigas tienen riqueza. El dinero es una invención relativamente reciente.
La riqueza es lo fundamental. La riqueza son las cosas que queremos: comida, ropa, casas, coches, artilugios, viajes a lugares interesantes y cosas así. Podemos tener riqueza sin tener dinero. Si tuviéramos una máquina mágica a la que se le pudiera pedir que nos fabricara un coche o cocinar la comida o hacer la colada o cualquier otra cosa que queramos, no necesitaríamos dinero. Si estuviéramos en mitad de la Antártida, donde no hay nada que comprar, no importaría cuánto dinero tuviésemos.
La riqueza es lo que queremos, no el dinero. Pero si la riqueza es lo importante ¿por qué todo el mundo habla acerca de hacer dinero? Es una especie de atajo: el dinero es una forma de trasladar riqueza y en la práctica son normalmente términos intercambiables. Pero no son la misma cosa y salvo que planeemos hacernos ricos mediante la falsificación, hablar de hacer dinero puede dificultar entender cómo hacer dinero.
El dinero es un efecto colateral de la especialización. En una sociedad especializada, no podemos fabricar nosotros mismos la mayoría de las cosas que necesitamos. Si queremos una patata o un lápiz o un lugar para vivir, debemos obtenerlos de otros.
¿Cómo conseguiremos que la persona que cultiva patatas nos dé algunas? Dándole algo que quiera a cambio. Pero no iríamos muy lejos cambiando cosas directamente con la gente que las necesita. Si fabricamos violines y ningún granjero local quiere uno, ¿cómo comeremos?
La solución que encuentran las sociedades a medida que se van especializando es hacer el intercambio en un proceso de dos pasos. En lugar de intercambiar directamente violines por patatas, intercambiamos violines por, digamos, plata, que podemos a continuación volver a intercambiar por cualquier otra cosa que queramos. El producto intermedio (el medio de intercambio) puede ser cualquier cosa que sea poco común y transportable. Históricamente los metales han sido los más comunes, pero recientemente hemos venido utilizando un medio de intercambio llamado dólar, que no existe físicamente. Sin embargo, funciona como medio de intercambio, porque su rareza viene garantizada por el Gobierno de Estados Unidos.
La ventaja de un medio de intercambio es que hace que funcione el comercio. El inconveniente es que tiende a obscurecer lo que el mismo comercio significa. La gente piensa que lo que hace un negocio es hacer dinero. Pero el dinero es precisamente el paso intermedio (un atajo) para lo que quiere la gente. Lo que hacen en realidad la mayoría de negocios es crear riqueza. Hacen algo que la gente quiere[6].
La falacia de la tarta
Un sorprendente número de gente mantiene de su infancia la idea de que hay una cantidad fija de riqueza en el mundo. En cualquier familia normal, hay una cantidad fija de dinero en un momento dado. Pero no es lo mismo.
Cuando se habla de la riqueza en este contexto, a menudo se la describe como una tarta. “No podemos hacer más grande la tarta”, dicen los políticos. Cuando hablamos acerca de la cantidad de dinero en la cuenta bancaria de una familia o de la cantidad disponible de ingresos fiscales de un gobierno, es cierto. Si una persona obtiene más, otra tiene que obtener menos.
Recuerdo creer, cuando era niño, que si unos pocos ricos tenían todo el dinero, les quedaba poco a todos los demás. Mucha gente parece seguir creyendo algo así aunque ya sean bastante maduros. La falacia normalmente aparece en el trasfondo cuando oímos a alguien decir algo acerca de que un x por ciento de la población tiene un y por ciento de la riqueza. Si planeamos iniciar una empresa emergente, aunque no nos demos cuenta, estamos planeando refutar la falacia de la tarta.
Lo que hace que la gente vaya por mal camino es la abstracción del dinero. El dinero no es riqueza. Sólo es algo que utilizamos para trasladar riqueza. Así que aunque pueda haber en ciertos momentos concretos (como en nuestra familia, este mes) una cantidad fija de dinero disponible para intercambios de cosas que queremos con otra gente, no hay una cantidad fija de riqueza en el mundo. Podemos crear más riqueza. La riqueza se ha venido creando y destruyendo (en conjunto, creando) durante toda la historia de la humanidad.
Supongamos que tenemos un coche abollado. En lugar de sentarnos en el sofá el próximo verano, podemos emplear el tiempo en reparar nuestro coche volviéndolo a su estado original. Al hacerlo creamos riqueza. El mundo (y nosotros en concreto) es un coche reparado más rico. Y no sólo de una forma metafórica. Si vendemos nuestro coche, obtendremos más por él.
Al reparar nuestro viejo coche nos hemos hecho más ricos. No hemos hecho a nadie más pobre. Así que es evidente que no hay una tarta fija. Y de hecho, si lo vemos de esta forma, nos asombramos de que alguien piense que lo es[7]
Los niños saben, sin saber que saben, que pueden crear riqueza. Si tenemos que dar un regalo a alguien y no tenemos dinero, lo fabricamos. Pero los niños son tan poco hábiles al hacer cosas que consideran que los regalos hechos manualmente son cosas claramente inferiores a los comprados en las tiendas (una sencilla expresión del pensamiento general). De hecho, los deformes ceniceros que hicimos para nuestros padres no valen mucho en el mercado de segunda mano.
Artesanos
La gente que más probablemente pueda entender que la riqueza puede crearse son los que son buenos fabricando cosas: los artesanos. Sus objetos artesanales se compran en las tiendas. Pero con el crecimiento de la industrialización cada vez hay menos artesanos. Uno de los principales grupos que quedan es el de los programadores informáticos.
Un programador puede sentarse delante de un ordenador y crear riqueza. Un buen programa es, en sí, algo valioso. No hay fabricación que nos confunda. Esos caracteres tecleados son un producto completo y acabado. Si alguien se sienta y desarrolla o navegador web que no sea una patata (una estupenda idea, por cierto), el mundo sería más rico en esa proporción[8].
En una compañía todos trabajan conjuntamente para crear riqueza, en el sentido de hacer más cosas que quiera la gente. Muchos de los empleados (como los encargados del correo o el departamento de personal) trabajan en algo alejado de la verdadera fabricación de productos. Los programadores no. Estos literalmente piensan el producto, una línea cada vez. Así que les es más evidente a los programadores que la riqueza es algo que se crea, en lugar de algo que algún Padre imaginario distribuye como las porciones de una tarta.
También resulta evidente para los programadores que hay enormes variaciones en el ritmo al que se crea la riqueza. En Viaweb tuvimos un programador que era una especie de monstruo en productividad. Recuerdo ver lo que había hecho en un día y estimar que había aportado varios cientos de miles de dólares al valor de mercado de la compañía. Un gran programador puede crear de una tacada el equivalente a millones de dólares de riqueza en pocas semanas. Un programador mediocre puede generar en el mismo periodo una riqueza de cero o negativa (por ejemplo, incluyendo errores).
Es por eso que muchos de los mejores programadores son liberales. En nuestro mundo, nadas o te hundes y no valen las excusas. Cuando los que se encuentran lejos de la creación de riqueza (universitarios, periodistas, políticos) oyen que el 5% más rico tiene la mitad de la riqueza total, tienden a pensar ¡injusticia! Un programador experto es más probable que piense ¿sólo? Probablemente el 5% de los programadores escriba el 99% del software de calidad.
La riqueza puede crearse sin necesidad de que se venda. Los científicos, al menos hasta hace poco, reglaban en la práctica la riqueza que creaban. Todos somos más ricos al saber de la penicilina, porque es mucho menos probable que muramos por infecciones. La riqueza es todo lo que quiera la gente y sin duda la gente quiere no morir. A menudo los hackers regalan su trabajo al escribir código abierto que cualquiera puede emplear libremente. Soy mucho más rico por el sistema operativo FreeBSD que estoy ejecutando en el ordenador que estoy usando y también Yahoo!, que los emplea en todos sus servidores.
Qué es un empleo
En los países industrializados, la gente se integra en una institución u otra al menos hasta los veintitantos años. Después de todos esos años, nos acostumbramos a la idea de pertenecer a un grupo de gente que se levanta por las mañanas, va al mismo conjunto de edificios y hace cosas que normalmente no les divierten. Pertenecer a esos grupos se convierte en parte de nuestra identidad: nombre, edad, puesto, institución. Si tenemos que presentarnos o alguien nos describe, se haría algo así como: John Smith, 10 años, estudiante en la escuela tal y tal o John Smith, 20 años, estudiante en la universidad tal y tal.
Cuando John Smith acaba los estudios se supone que debe conseguir un empleo. Y conseguir un empleo parece querer decir integrarse en otra institución. Aparentemente es casi como la universidad. Escogemos las compañías en las que queremos trabajar y solicitamos unirnos a ellas. Si le gustamos a alguna, nos convertimos en miembros de este nuevo grupo. Nos ventamos por la mañana y vamos a un nuevo conjunto de edificios y hacemos cosas que normalmente no nos divierten. Hay unas pocas diferencias: la vida no es tan divertida y nos pagan en lugar pagarles nosotros como hacíamos en la universidad. Pero los parecidos parecen mayores que las diferencias. John Smith es ahora John Smith, 22, programador de software en la empresa tal y tal.
De hecho, la vida de John Smith ha cambiado más de lo que él cree. Socialmente, una empresa se parece mucho a la universidad, pero cuanto más profundizamos en la realidad subyacente, más diferente se muestra.
Lo que una compañía tiene que hacer y hace si quiere continuar existiendo, es ganar dinero. Y la forma en la que la mayoría de las compañías hacen dinero es creando riqueza. Las compañías pueden estar tan especializadas que esta similitud queda oculta, pues no sólo las compañías manufactureras crean riqueza. Un componente importante de la riqueza es la ubicación. ¿Recordamos aquella máquina mágica que podía fabricarnos un coche y hacernos la comida y todo lo demás? No sería tan útil si enviara la comida a un lugar cualquiera del Asia Central. Si la riqueza significa lo que quiere la gente, las empresas que transportan cosas también crean riqueza. Lo mismo vale para muchas otras clases de empresas que no fabrican nada físico. Prácticamente todas las empresas existen para hacer algo que la gente quiere.
Y eso es también lo que nosotros hacemos cuando vamos a trabajar a una empresa. Pero aquí hay otra capa que tapa la realidad subyacente. En una empresa, el trabajo que hacemos se diluye con el de otra mucha gente. Puede que ni siquiera nos demos cuenta de que estamos haciendo algo que quiere la gente. Nuestra contribución puede ser indirecta. Pero la empresa en su conjunto debe estar ofreciendo a la gente algo que quieran o no haría dinero. Y si nos están pagando x dólares al año, debemos estar contribuyendo de media en trabajo equivalente al menos a x dólares al año o la empresa estaría gastando más de lo que gana y quebraría.
Algunos de los que se gradúan en la universidad piensan y dicen que necesitan un empleo, como si lo importante fuera ser miembro de una institución. Una forma más directa de decirlo sería: tenemos que empezar a hacer algo que la gente quiera. No necesitamos incorporarnos a una empresa para hacerlo. Una empresa no es más que un grupo de gente trabajando junta para hacer algo que quiere cierta gente. Está hacer algo que la gente quiere lo que importa, no incorporarse al grupo[9].
Para la mayor parte de la gente, su mejor plan es entrar a trabajar para una empresa ya existente. Pero está bien comprender qué ocurre cuando lo hacemos. Un empleo significa hacer algo que la gente quiere en conjunto con todos los demás miembros de esa compañía.
Trabajar más duro
Ese conjunto se convierte en un problema. Pienso que el principal problema que afecta a las grandes empresas es la dificultad de asignar un valor al trabajo de cada persona. En la mayoría de los casos tiran adelante. En una gran empresa nos pagan un salario bastante previsible por trabajar razonablemente duro. No se espera que seamos evidentemente incompetentes o vagos, pero tampoco que dediquemos toda nuestra vida al trabajo.
Sin embargo, resulta que hay economías de escala en qué parte de nuestra vida dediquemos a nuestro trabajo. En el tipo de negocio correcto, alguien que tenga verdadera dedicación para trabajar podría generar diez o incluso cien veces la riqueza de un empleado medio. Por ejemplo, un programador, en lugar de mantener y actualizar a trompicones un componente de software, podría escribirlo de nuevo y con él crear una nueva fuente de ganancias.
Las empresas no están preparadas para premiar a la gente que haga esto. No podemos acudir a nuestro jefe y decirle: me gustaría empezar a trabajar diez veces más duro, así que ¿puede por favor, pagarme diez veces más? Por una razón: la versión oficial es que ya estamos trabajando tan duro como podemos. Pero un problema más serio es que la empresa no tiene forma de medir el valor de nuestro trabajo.
Los comerciales son una excepción. Es fácil medir qué beneficio generan y normalmente se les paga un porcentaje de éste. Si un comercial quiere trabajar más duro, simplemente puede empezar a hacerlo y automáticamente se le pagará proporcionalmente más.
Hay otro empleo aparte de ventas donde las grandes empresas pueden contratar gente de primera: en los trabajos de alta dirección. Y por la misma razón: su rendimiento puede medirse. Los altos directivos se consideran responsables del rendimiento de toda la empresa. A causa de que el rendimiento de un empleado ordinario normalmente no puede medirse, no se espera que haga más que poner un empeño consistente. Sin embargo los altos directivos, como los comerciales tienen que enfrentarse con la realidad de los números. El Director General de una empresa que no marcha no puede alegar que ha puesto un empeño consistente. Si la empresa va mal, es que lo ha hecho mal.
Una empresa que pudiera pagar a todos sus empleados así de directamente tendría un enorme éxito. Muchos empleados trabajarían más duro si se les pagara por ello. Y aún más importante: ese tipo de compañía atraería a gente que quiera trabajar especialmente duro. Podría aplastar a sus competidores.
Desgraciadamente, las empresas no pueden pagar a todos igual que a los comerciales. Los comerciales trabajan solos. El trabajo de la mayoría de los empleados se entremezcla. Supongamos que una empresa fabrica algún tipo de aparato de consumo. Los ingenieros construyen un aparato fiable con todo tipo de nuevas características, los diseñadores idean un bonito diseño y después la gente de marketing convence a todos de que es algo que tienen que tener. ¿Cómo sabríamos en qué medida las ventas de ese aparato se deban al esfuerzo de cada grupo? O dicho eso ¿qué parte se debe a los creadores de anteriores aparatos que dieron a la empresa una reputación de calidad? No hay manera de separar todas sus contribuciones. Incluso aunque pudiéramos leer las mentes de los consumidores, encontraríamos que todos esos factores se difuminan entre sí.
Si queremos ir más aprisa, es un problema que nuestros trabajos se mezclen con los de un número grande de personas. En un grupo grande, nuestro rendimiento no puede medirse separadamente… y el resto del grupo nos ralentiza.
Medición y proyección
Para hacernos ricos necesitamos ponernos en situación respecto de dos cosas: medición y proyección. Necesitamos estar en una posición donde nuestro rendimiento pueda medirse o no habrá manera de que nos paguen más por hacer más cosas. Y tenemos que tener proyección, en el sentido de que las decisiones que tomemos tengan un efecto importante.
La medición por sí sola no es suficiente. Un ejemplo de empleo con medición pero sin proyección es el trabajo a destajo en una fábrica. Nuestro rendimiento se mide y se nos paga de acuerdo con él, pero no tenemos capacidad de decisión. La única decisión que podemos tomar es lo aprisa que trabajemos y eso probablemente sólo incrementaría nuestros ingresos en un factor de dos o tres.
Un ejemplo de empleo con medición y proyección sería el de protagonista de una película. Nuestro rendimiento puede medirse mediante las ganancias de la película. Y tenemos proyección en el sentido de que nuestra actuación puede contribuir a las ganancias o arruinarlas.
También los directores generales tienen tanto medición como proyección. Se les mide, en el sentido de que el rendimiento de la empresa es su rendimiento. Y tienen proyección en que sus decisiones hacen que la empresa se mueva en una u otra dirección.
Creo que todo el que se hace rico por sus propios medios se encontrará en una situación con medición y proyección. Todos los que puedo pensar lo están: directores generales, estrellas de cine, gestores de fondos de inversión, deportistas profesionales. Una buena pista para detectar la presencia de proyección es la posibilidad de fallar. Lo bueno debe equilibrarse con lo malo, así que si hay un gran potencial de ganancias debe haber también una terrible posibilidad de pérdidas. Directores, estrellas, gestores de fondos y deportistas, todos ellos viven con la espada pendiendo sobre sus cabezas; en el momento en que empiezan a fallar, están acabados. Si tenemos un trabajo que parece seguro, no nos vamos a hacer ricos, porque si no hay peligro es casi seguro que no habrá proyección.
Pero no tenemos que llegar a ser directores generales o estrellas de cine para estar en una situación con medición y proyección. Todo lo que necesitamos es formar parte de un grupo pequeño que trabaje en un problema complicado.
Pequeñez = Medición
Si no podemos medir el valor del trabajo hecho por cada empleado individualmente, sí podemos acercarnos. Podemos medir el valor del trabajo hecho por grupos pequeños.
Un nivel al que podemos medir adecuadamente el beneficio generado por los empleados es el la empresa completa. Por tanto, cuando la empresa es pequeña, estaríamos bastante cerca de medir las contribuciones de empleados individualmente. Una empresa emergente viable podría tener sólo diez empleados, lo que nos da un factor de diez al medir el esfuerzo individual.
Empezar o integrarse en una empresa emergente es por tanto lo más cerca que la mayor parte de la gente puede estar de decir a su jefe: quiero trabajar diez veces más duro, así que págueme, por favor, diez veces más. Hay dos diferencias: no lo decimos a nuestro jefe, sino directamente a nuestros clientes (con los cuales, después de todo, nuestro jefe es sólo un intermediario) y no lo estamos haciendo individualmente, sino dentro de un grupo pequeño de otra gente con ambiciones.
Normalmente, será un grupo. Excepto en unos pocos tipos de trabajos especiales, como los actores y escritores, no podemos ser una empresa unipersonal. Y la gente que trabaja con nosotros, mejor que sea buena, porque es con su trabajo con el que se asimilará el nuestro.
Una gran empresa es como una galera gigante con mil remeros. Hay dos cosas que hacen que su velocidad sea baja. Una es que los remeros individualmente no ven resultado alguno en trabajar más duro. El otro es que, en un grupo de mil personas, el remero medio tiende a ser realmente mediocre.
Si tomamos de la galera diez personas al azar y los ponemos en un bote, probablemente podrían ir más rápido. Tendrían palos y zanahorias que les motivarían. Un remero enérgico se vería espoleado por la idea de que su actividad tendría un efecto visible en la velocidad del bote. Y si alguno vaguea, el resto es más probable que lo advierta y se queje.
Pero la ventaja real del bote de diez hombres se aprecia cuando tomamos los diez mejores remeros de la gran galera y los ponemos juntos en un bote. Todos ellos tendrían la motivación extra de estar en un grupo pequeño. Pero es aún más importante que al seleccionar ese pequeño grupo podemos obtener los mejores remeros. Cada uno estaría el 1% de los mejores. Es mucho mejor negocio para ellos integrar su trabajo junto con un pequeño grupo de iguales que integrarlo con todos.
Eso es lo que de verdad vale para las empresas emergentes. Idealmente, estamos juntándonos con un grupo de personas que también quieren trabajar mucho más duro y ganar mucho más dinero que en una gran empresa. Y puesto que las empresas emergentes suelen fundarse por grupos autoseleccionados de personas ambiciosas que ya se conocen entre sí (por lo menos por referencias), el nivel de medición es más preciso que el que obtendríamos por la simple pequeñez. Una empresa emergente no es sólo diez personas, sino diez personas como nosotros.
Steve Jobs dijo una vez que el éxito o fracaso de una empresa emergente depende de sus diez primeros empleados. Estoy de acuerdo. Si cabe, más bien los cinco primeros. El ser pequeño no es, por sí mismo lo que hace que las empresas emergentes vayan adelante, sino más bien que los grupos pequeños pueden seleccionarse. No querríamos algo pequeño en el sentido de una aldea, sino pequeño en el sentido de un equipo de estrellas.
Cuanto más grande sea un grupo, más cerca estará la media de sus miembros de la media de la población total. Así que, si todo lo demás es igual, una persona muy capaz en una gran empresa está probablemente haciendo un mal negocio, ya que su rendimiento se minimiza por el peor rendimiento general del resto. Por supuesto, a menudo todo lo demás no es igual: la persona capaz puede no preocuparse por el dinero o puede preferir la estabilidad de una gran empresa. Pero una persona muy capaz a la que le preocupa el dinero normalmente haría bien en irse y trabajar con un pequeño grupo de iguales.
Tecnología = proyección
Las empresas emergentes ofrecen a todos una forma de estar en una situación de medición y proyección. Permiten la medición porque son pequeñas y ofrecen proyección porque hacen dinero inventando nueva tecnología.
¿Qué es tecnología? Es técnica. Es la forma en que todos hacemos las cosas. Cuando descubrimos una nueva forma de hacer las cosas, su valor se multiplica por todas las personas que la usan. Es la caña de pescar en lugar del pez, como dice la frase hecha. Ésa es la diferencia entre una empresa emergente y un restaurante o una peluquería. Freímos huevos o cortamos el pelo a un cliente cada vez. Pero si resolvemos un problema técnico que preocupa a mucha gente, ayudamos a todos los que utilicen nuestra solución. Eso es proyección.
Si nos fijamos en la historia, parece que la mayoría de la gente que se hace rica lo consigue desarrollando nueva tecnología. Simplemente no podemos freír huevos o cortar el pelo más rápidamente. Lo que hizo ricos a los florentinos en el 1200 fue el descubrimiento de nuevas técnicas para fabricar el producto de más alta tecnología de la época, el paño tejido de calidad. Lo que hizo ricos a los holandeses en 1600 fue el descubrimiento de técnicas de construcción naval y navegación que les permitieron dominar los mares del Lejano Oriente.
Por suerte, hay una relación natural entre pequeñez y resolución de problemas complicados. La vanguardia de la tecnología se mueve a toda velocidad. La tecnología que resulta válida hoy día puede no tener valor en unos años. Las pequeñas empresas están más a gusto en este mundo, porque no tienen capas burocráticas que les ralenticen. Asimismo, los avances técnicos suelen proceder de aproximaciones heterodoxas y las empresas pequeñas se ven menos limitadas por las convenciones.
Las grandes empresas pueden desarrollar tecnología. Pero no puede hacerlo con rapidez. Su tamaño las hace lentas e impide que premien a los empleados por los esfuerzos extraordinarios que se necesiten. Así que, en la práctica, las grandes compañías sólo llegan a desarrollar tecnología en campos donde los requisitos de grandes capitales impiden a las empresas emergentes competir con ellas, como microprocesadores, centrales eléctricas o aerolíneas. E incluso en estos campos dependen en buena medida de empresas emergentes para componentes e ideas.
Es obvio que las empresas emergentes de biotecnología o software existen por resolver problemas técnicos complicados, pero creo que también esto es cierto en negocios que no parecen tener nada que ver con la tecnología. Por ejemplo, McDonalds se hizo grande al diseñar un sistema, las franquicias de McDonalds, que les permitía su reproducción a voluntad por toda la tierra. Una franquicia McDonalds se controla bajo reglas tan precisas que es prácticamente como un componente de software. Se escribe una vez, se ejecuta en todas partes. Lo mismo vale para Wal-Mart. Sam Walton se hizo rico no por ser un minorista, sino por diseñar un nuevo tipo de tienda.
Hay que utilizar como guía la dificultad no sólo al elegir el objetivo general de nuestra empresa, sino también en los puntos de decisión que haya en el camino. En Viaweb, una de nuestras reglas de oro era correr hacia arriba. Supongamos que somos un chico pequeño y listo al que le persigue un matón grande y gordo. Abrimos una puerta y encontramos una escalera. ¿Iríamos hacia arriba o hacia abajo? Yo digo que hacia arriba. El matón probablemente puede correr hacia abajo tan rápidamente como nosotros. Yendo hacia arriba su tamaño sería más bien una desventaja. Correr hacia arriba es duro para nosotros, pero aún más duro para él.
Lo que esto quería decir en la práctica era que buscábamos deliberadamente problemas complicados. Si había dos características que podíamos añadir a nuestro software, ambas valiosas por igual en proporción a su dificultad, siempre escogíamos la más complicada. No sólo porque era más valiosa, sino porque era más complicada. Nos encantaba forzar a competidores más grandes y lentos a seguirnos por terrenos difíciles. Igual que las guerrillas, las empresas emergentes prefieren el terreno difícil, por donde las tropas del gobierno central no les pueden seguir. Puede recordar momentos en que estábamos completamente agotados después de bregar todo el día con algún horrible problema técnico. Y yo estaba encantado, porque algo que fuera complicado para nosotros, sería imposible para nuestra competencia.
Esto no es sólo una buena forma de gestionar una empresa emergente. Es lo que es una empresa emergente. Los capitalistas de riesgo lo saben y tienen una expresión para ello: barreras de entrada. Si acudimos a un capitalista de riesgo con una idea nueva y le pedimos que invierta en ella, una de las primeras cosas que preguntará será ¿sería difícil que algún otro pueda desarrollarla? Es decir ¿cuánta tierra hemos dejado por medio entre nosotros y nuestros potenciales perseguidores?[10] Y será mejor que tengamos una explicación convincente de por qué nuestra tecnología sería complicada de duplicar. En otro caso, tan pronto como alguna gran compañía se enterara, ella misma la haría, y con su marca, capital e influencia en la distribución, nos echaría del mercado de la noche a la mañana. Seríamos como guerrillas atrapadas en campo abierto por ejércitos regulares.
Una manera de levantar barreras de entrada es a través de patentes. Pero las patentes pueden no ofrecer mucha protección. La competencia normalmente encuentra maneras de sortear una patente. Y si no pueden, simplemente la violan y nos retan a que les demandemos. Una gran empresa no teme que le demanden, es algo cotidiano para ellas. Ya se asegurarán de que demandarles sea caro y tarde mucho tiempo. ¿Hemos oído hablar alguna vez de Philo Farnsworth? Inventó la televisión. La razón por la que nunca hemos oído hablar de él es que su empresa no fue la que hizo dinero con ella.[11] La compañía que lo hizo fue RCA y el premio para Fansworth por su trabajo fue una década de juicios sobre la patente.
Aquí, como suele ocurrir, al mejor defensa es un buen ataque. Si podemos desarrollar una tecnología que sencillamente sea demasiado complicada de duplicar por nuestra competencia, no necesitaremos confiar en otras defensas. Empecemos escogiendo un problema complicado y en cada punto en que haya que tomar una decisión, elijamos la opción más complicada.[12]
Los inconvenientes
Si fuera simplemente cosa de trabajar más duro que un empleado normal y cobrar proporcionalmente, obviamente sería un buen negocio crear una empresa emergente. Hasta cierto punto sería más divertido. No creo que a mucha gente le guste el ritmo lento de las grandes empresas, las reuniones interminables, las conversaciones alrededor de la máquina de café, los incomprensibles mandos intermedios y todo lo demás.
Desafortunadamente hay varios inconvenientes. Uno es que no podemos escoger en qué punto de la curva queremos situarnos. No podemos decidir, por ejemplo, si nos gustaría trabajar dos o tres veces más duro y cobrar esa cantidad más. Cuando estamos en una empresa emergente, nuestra competencia decide lo duro que trabajamos. Y casi todos toman la misma decisión: tan duro como nos sea posible.
El otro inconveniente es que el rendimiento es sólo proporcional de media a nuestra productividad. Como ha dicho antes, hay un gran factor de azar en el éxito de cualquier compañía. Así que en la práctica el resultado no es que seamos 30 veces más productivos y ganemos 30 veces más. Es que somos 30 veces más productivos y ganamos entre cero y mil veces más. Si la media es 30x, la mediana probablemente es cero. La mayor parte de las empresas emergentes quiebra y no sólo los portales de comida para perros de los que hemos oído hablar durante la burbuja de Internet. Es habitual que una empresa emergente desarrolle un producto verdaderamente bueno, le tome demasiado tiempo hacerlo, se quede sin dinero y tenga que cerrar.
Una empresa emergente es como un mosquito. Un oso puede asimilar un golpe y un cangrejo está blindado contra uno, pero el mosquito está diseñado para una sola cosa: para ganar. No se gasta energía en la defensa. La defensa de los mosquitos, como especie, consiste en que hay infinidad de ellos, lo que es poco consuelo para cada mosquito individual.
Las empresas emergentes, como los mosquitos, tienden a ser propuestas de todo o nada. Y generalmente no sabemos cual de los dos resultados vamos a obtener hasta el último momento. Viaweb estuvo al borde de la quiebra bastantes veces. Nuestra trayectoria fue como una onda senoidal. Afortunadamente, nos compraron en lo más alto del ciclo, pero estuvimos condenadamente cerca. Mientras visitábamos Yahoo! en California para hablar acerca de venderles la compañía, tuvimos que pedir prestada una sala de conferencias para reafirmar a un inversor que estaba a punto de negarse a una nueva ronda de financiación que necesitábamos para seguir vivos.
No es que nos gustara el aspecto de todo o nada de las empresas emergentes. Todos los hackers de Viaweb eran extremadamente reacios al riesgo. Nos hubiera encantado si hubiera habido alguna forma de trabajar superduro y cobrar por ello, sin tener que pasar por una lotería. Hubiéramos preferido con mucho un 100% de posibilidades de ganar 1 millón de dólares que un 20% de 10 millones, aunque teóricamente la segunda posibilidad es del doble. Por desgracia, no hay hoy día ningún área en el mundo de los negocios donde podamos obtener lo primero.
Lo más cercano sería vender nuestra empresa emergente en sus primeros pasos, renunciando a los beneficios (y riesgos) en favor de una recompensa menor, pero más segura. Tuvimos una oportunidad de hacerlo y, después nos dimos cuenta, la dejamos pasar estúpidamente. Después nos encontramos cómicamente ansiosos por vender. Durante el siguiente año o así, si alguien mostraba el más mínimo interés por Viaweb, intentábamos venderle la compañía. Pero no hubo interesados, así que tuvimos que seguir adelante.
Hubiera sido una ganga comprarnos en un estado tan temprano, pero las empresas que compran no buscan gangas. Una empresa lo suficientemente grande como para adquirir empresas emergentes será suficientemente grande como para ser bastante conservadora y dentro de la misma, la gente a cargo de las adquisiciones estaría entre los más conservadores, al ser probablemente tipos de las escuelas de negocios que entraron más tarde en la empresa. Preferirían pagar en exceso por una opción segura. Así que resulta más sencillo vender una empresa emergente ya establecida, aun con una gran prima, que una en un estado inicial de desarrollo.
Tener usuarios
Creo que es una buena idea que nos compren, si podemos. Llevar un negocio es diferente de hacerlo crecer. Es simplemente dejar que una gran empresa tome el mando una vez que hayamos llegado a la altura de crucero. También es más juicioso financieramente, porque vendiendo podemos diversificar. ¿Qué pensaríamos de un asesor financiero que pusiera todos los activos de sus clientes en un solo valor volátil?
¿Cómo conseguimos que nos compren? Sobre todo, haciendo las mismas cosas que haríamos si no pretendemos vender la empresa. Siendo rentables, por ejemplo. Pero ser comprados es también un arte en sí mismo y tenemos que emplear un montón de tiempo para aprender.
Los potenciales compradores suelen retrasarse si pueden. Lo más complicado de que te compren es hacerles actuar. Para la mayoría de la gente la motivación más poderosa no es la esperanza de ganar, sino el miedo a perder. Para potenciales adquirentes, la motivación más poderosa es la perspectiva de que uno de sus competidores nos compre. Eso, según hemos descubierto, hace que los directores generales nos pongan en el punto de mira. La segunda mayor es la preocupación de que si no nos compran ahora, continuaremos creciendo rápidamente y les costaría más adquirirnos más tarde o incluso podríamos convertirnos en competidores.
En ambos casos, todo se reduce a los usuarios. Podríamos pensar que una empresa que quiera comprarnos haría un montón de investigaciones y decidiría por sí misma si nuestra tecnología es valiosa. En absoluto. A lo que se atienen es al número de usuarios que tengamos.
En efecto, los compradores asumen que los clientes saben cuál es la mejor tecnología. Y esto no es tan tonto como suena. Los usuarios son la única prueba real de que hemos creado riqueza. La riqueza es lo que la gente quiere y si la gente no usa nuestro sofware, tal vez no sea sólo porque hagamos mal nuestro marketing. Quizá sea porque no hemos hecho lo que quieren.
Los capitalistas de riesgo tienen una lista de señales de peligro a las que atender. Cerca de lo más alto está la empresa de chalados de la tecnología, obsesionados por resolver interesantes problemas técnicos, en lugar de satisfacer a los usuarios. En una empresa emergente, no sólo estamos tratando de resolver problemas. Estamos tratando de resolver problemas que preocupan a los usuarios.
Así que creo que deberíamos usar a los usuarios como piedra de toque, igual que hacen los compradores. Tratemos una empresa emergente como un problema de optimización en el cual el rendimiento se mide por el número de usuarios. Como sabe cualquiera que haya tratado de optimizar software, la clave es la medición. Cuando intentamos adivinar dónde es lento nuestro programa y qué lo haría mas rápido, casi siempre adivinamos mal.
El número de usuarios puede no ser la piedra de toque perfecta, pero está muy cerca de serlo. Es lo que preocupa a los compradores. Es de lo que dependen los beneficios. Es lo que preocupa a la competencia. Es lo que impresiona a la prensa y a los nuevos usuarios potenciales. Sin duda es una mejor piedra de toque que nuestras nociones a priori acerca de qué problemas son importantes resolver, no importa lo técnicamente expertos que seamos.
Entre otras cosas, tratar una empresa emergente como un problema de optimización no ayudará a evitar otro escollo que preocupa con razón al capital de riesgo: emplear mucho tiempo en desarrollar un producto. Podemos caracterizar esto como algo que los hackers ya saben evitar: la optimización prematura. Saquemos una versión 1.0 tan pronto como podamos. Hasta que no tengamos algunos usuarios que medir, estaremos optimizando basándonos en conjeturas.
En este caso lo que no tenemos que perder de vista es el principio subyacente de que la riqueza es lo que la gente quiere. Si queremos hacernos ricos creando riqueza, tenemos que saber qué quiere la gente. Pocos negocios prestan realmente atención a satisfacer a los usuarios. ¿Cuántas veces entramos en una tienda o llamamos por teléfono a una empresa con una sensación en el fondo de temor? Cuando escuchamos “su llamada es importante para nosotros, por favor no cuelgue”, ¿pensamos: Dios mío, todo va a ir bien?
Un restaurante puede permitirse servir alguna vez un plato quemado. Pero en tecnología cocinamos una sola cosa y ésa es la que come todo el mundo. Así que cualquier diferencia entre lo que la gente quiere y lo que le damos se multiplica. Agradamos o molestamos a los clientes a gran escala. Cuanto más cerca estemos de lo que quieren, más riqueza generaremos.
Riqueza y poder
Crear riqueza no es la única manera de hacerse rico. Durante la mayor parte de la historia humana, ni siquiera ha sido la más común. Hasta hace dos siglos, las principales fuentes de riqueza eran las minas, esclavos y siervos, tierra y ganados, y las únicas formas de adquirirlas rápidamente eran la herencia, el matrimonio, la conquista o la confiscación. Naturalmente, la riqueza tenía una mala reputación.
Cambiaron dos cosas. La primera fue el imperio de la ley. Durante la mayor parte de la historia, si conseguimos de alguna manera hacer fortuna, el soberano o sus secuaces encontraban la forma de robártela. Pero en la Europa medieval ocurrió algo nuevo. Una nueva clase de comerciantes y fabricantes empezó a florecer en los pueblos.[13] Juntos, eran capaces de hacer frente al señor feudal local. Así que por primera vez en nuestra historia, los matones dejaron de robar el dinero el dinero de la comida de los débiles. Naturalmente, esto resultó un gran incentivo y posiblemente la causa principal del segundo gran cambio, la industrialización.
Se ha escrito mucho acerca de las causas de la Revolución Industrial. Pero sin duda, una condición necesaria, si no suficiente fue que la gente que hizo fortuna fuera capaz de disfrutarla en paz.[14] Una evidencia es lo que paso en los países que intentaron volver al antiguo modelo, como la Unión Soviética y, hasta cierto punto, la Gran Bretaña de los gobiernos laborista de los 1960 y principios de los 1970. Quitemos el incentivo de la riqueza y la innovación tecnológica acaba parándose.
Recordemos lo que económicamente es una empresa emergente: una manera de decir: quiero trabajar más aprisa. En lugar de acumular dinero poco a poco recibiendo un salario regularmente durante cincuenta años, queremos ganarlo lo más pronto posible. Así que los gobiernos que nos prohíban acumular riqueza están de hecho decretando que trabajemos más lentamente. Nos permiten ganar 3 millones de dólares en cincuenta años, pero no están dispuestos a dejarnos trabajar tan duro como para que podamos ganarlos en dos. Es como el jefe de empresa al que no podemos acudir y decirle quiero trabajar diez veces más duro, así que págueme diez veces más, por favor. Excepto que éste no es un jefe del que podamos escapar creando nuestra propia empresa.
El problema de trabajar lentamente no sólo que la innovación técnica se haga lentamente. Es que tiende a no hacerse en absoluto. Sólo cuando buscamos deliberadamente los problemas complicados como forma de utilizar la velocidad para obtener todas sus ventajas asumimos este tipo de proyectos. Desarrollar tecnología es insoportable.  Es, como dijo Edison, un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de transpiración. Sin el incentivo de la riqueza, nadie querría hacerlo. Los ingenieros trabajarán en proyectos atractivos, como aviones de combate y cohetes a la Luna a cambio de salarios normales, pero tecnologías más mundanas, como bombillas o semiconductores tienen que ser desarrollados por emprendedores.
Las empresas emergentes no son sólo lo que pasó en Silicon Valley en las últimas décadas. Desde que se hizo posible hacerse rico creando riqueza, cualquiera que lo haya logrado ha usado esencialmente la misma receta: medición y proyección, en la que la medición deriva de trabajar en un grupo pequeño y la proyección, de desarrollar nuevas técnicas. La receta era la misma en Florencia en 1200 que en Santa Clara hoy día.
Entenderlo puede ayudar a contestar a una importante pregunta: porqué Europa creció tan poderosamente. ¿Tenía que ver con la geografía de Europa? ¿Había en los europeos algo racialmente superior? ¿Era su religión? La respuesta (o al menos la causa aproximada) puede ser que los europeos cabalgaron en la cresta de una poderosa nueva idea: permitir a quienes hicieran un montón de dinero conservarlo.
Una vez que nos permiten hacerlo, la gente que quiera ser rica puede hacerlo generando riqueza, en lugar de robándola. El crecimiento tecnológico resultante se traduce no sólo en riqueza, sino también en poder militar. La teoría que llevó al avión de combate invisible la desarrolló un matemático soviético. Pero al no tener la Unión Soviética una industria informática, para ellos quedó como una teoría, no tenían máquinas capaces de ejecutar los cálculos lo suficientemente deprisa como para diseñar un avión de verdad.
En este sentido, la Guerra Fría nos enseña la misma lección que la Segunda Guerra Mundial y, en este sentido, la mayoría de las guerras recientes. No dejemos que una clase dirigente de guerreros y políticos aplasten a los emprendedores. La misma receta que hace ricos a los individuos, hace poderosos a los países. Dejemos que los débiles disfruten su dinero para la comida y gobernaremos el mundo.