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Sunday, August 28, 2016

Economía convencional

Por Manuel F. Ayau Cordón

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“Mainstream economics”,que podría traducirse como “economía convencional”, ha estado equivocada muchas veces, en distintas épocas, causando mucha pobreza. Como resultado, han perdido credibilidad los economistas “mainstrean”.
Recientemente, los Ph.D.’s “mainstream” de las prestigiosas universidades no anticiparon las consecuencias de la burbuja crediticia del mercado inmobiliario, producto de la política económica del gobierno de EE. UU., diseñada, por cierto, por economistas “mainstrean”.


Los “expertos” M.B.A.s de los bancos, casas de bolsa y agencias acreditadoras, cuya función es, irónicamente, evaluar riesgos, impulsaron con mágicas fórmulas financieras el fracaso en cadena de grandes bancos y empresas “demasiado grandes para fallar”. Quienes confiaron en los modelos sofisticados de los economistas “convencionales” perdieron considerable patrimonio. Solo los economistas “Austriacos” vieron venir la actual crisis financiera, pues ofrecen una teoría lógica, confirmada empíricamente por experiencia de siglos, La Teoría del Ciclo, que explica tanto la crisis actual como las anteriores.
En la segunda mitad del siglo pasado los errores “mainstream” fueron empobrecedores. Se creó el Fondo Monetario para mantener por decreto paridades fijas irreales y fracasó en su misión; pero como las burocracias nunca mueren, se inventaron nueva misión y se autotransformaron en banco de desarrollo. Hoy tambalea y pide más aportes. Otro error fue la teoría que la inflación era necesaria para mantener alto nivel de empleo (la curva de Phillips). Otro fue el modelo de sustitución de importaciones propiciada por los siete sabios de la Alianza Para El Progreso, (mercantilismo que había refutado Adam Smith).
Pero el más caro error, evidente en los textos de economía “convencional” (ej. texto de Paul Samuelson), fue el de presentar el sistema socialista y la economía planificada como una opción factible. Lamentablemente, el solo intento de implementarla costó más de cien millones de muertos (Ver The Black Book of Communism, S. Courtois, ed., Harvard).
Hoy goza de popularidad en la “economía convencional” la idea de que la redistribución de la riqueza ayuda a disminuir pobreza como si la riqueza de unos causara la pobreza de otros, lo cual es cierto en el mercantilismo pero no en la economía de mercado.
La única escuela económica que ha comprobado validez desde el siglo XV, la economía liberal, de mercado, tiene una prestigiosa genealogía. Entre sus precursores, basándose en el derecho natural de Tomás de Aquino, surgieron en Italia y Francia del siglo XIV teólogos Católicos, como Jean Burdan y Nicolás Oresme; en España, la Escuela de Salamanca del siglo XV al XVII con Jesuitas, Franciscanos, Dominicos y Benedictinos, como Francisco de Vitoria, Martin de Azpilcueta, Tomás de Mercado, Luis de Molina, Francisco Juárez, Juan de Mariana; seguidos en Holanda en el siglo XVIII por Leonardo Lessio; en Francia, Ricardo Cantillon, y en Escocia, Adam Smith. En Inglaterra, en el siglo XIX, David Ricardo, W. Stanley Jevons e Irving Fisher; y en Austria, Carl Menger y Eungen Boehm Bawerk. En el siglo XX la “economía de mercado” se conoce —con sus diferencias epistemológicas— como escuela Austriaca, personificada en L.von Mises y F.A. Hayek, y como escuela de Chicago personificada en Frank Knight y Milton Friedman.

Economía convencional

Por Manuel F. Ayau Cordón

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“Mainstream economics”,que podría traducirse como “economía convencional”, ha estado equivocada muchas veces, en distintas épocas, causando mucha pobreza. Como resultado, han perdido credibilidad los economistas “mainstrean”.
Recientemente, los Ph.D.’s “mainstream” de las prestigiosas universidades no anticiparon las consecuencias de la burbuja crediticia del mercado inmobiliario, producto de la política económica del gobierno de EE. UU., diseñada, por cierto, por economistas “mainstrean”.

Saturday, July 9, 2016

Una alternativa liberal al Brexit


El Brexit ha supuesto un tsunami institucional con multitud de ideas solapadas y  contradictorias. Ni todos los partidarios de sacar al Reino Unido de la Unión Europea son xenófobos (aunque sí los hay) ni apoyar a la UE equivale abrazar la bandera de la libertad de movimientos de personas (los sirios hacinados en los campos turcos tendrían algo que decir al respecto), ni la integración entre sociedades pasa inexorablemente por la unificación política.
La unión política no es ni condición necesaria ni suficiente para que las sociedades puedan relacionarse por la vía de entretejer más y más lazos entre ellas
¿La Unión Europea es la unión de los europeos?
Una de las ideas que favorece que gran parte de la población se declare fervientemente europeísta quizá sea la de equiparar “sociedad” con “política” o “estado”, cuando en realidad la unión política no es ni condición necesaria ni suficiente para que las sociedades, a través de los individuos o grupos que la integran, puedan relacionarse por la vía de entretejer más y más lazos entre ellos. Esta idea también sirve de base para propugnar un poder político cada vez mayor: si el Estado, los políticos y burócratas, somos nosotros (el pueblo), ¿qué problema hay con su tamaño? ¿Por qué no una UE con un gobierno fuerte? ¿Qué riesgo puede haber en su deriva cada vez más intervencionista? La fusión de Estado y sociedad nos impide entender la peligrosa relación que hay entre la extensión del Poder y la preservación de la libertad del individuo (sociedad).



Desde este estrecho ángulo, no cabría otra explicación al Brexit que la de estar basada en ideas retrógradas. Por eso, ideas positivas como el incremento de las relaciones sociales, de la cooperación económica, cultural, o incluso de la unión entre europeos, solo se conciben bajo la influencia del lenguaje político.
Sin embargo, la unificación política puede suponer un peligro para la integración de las sociedades a través de una tendencia hacia la cartelización de las políticas públicas y, por tanto, a través de la falta de competencia entre Estados, lo que agranda su intervencionismo y los vuelve más poderosos sobre el individuo (la sociedad). Al respecto, uno de los ámbitos donde este peligro se percibe de un modo más claro acaso sea el de la fiscalidad. No es sólo que la UE conlleve una tendencia hacia la uniformización de las legislaciones fiscales, a la armonización al alza de los impuestos (que perjudica los intercambios y relaciones sociales entre europeos), sino que también le permite ejerce un mayor poder de negociación como bloque (también denominada 'posición común') en los foros fiscales internacionales para promover mayores impuestos (mayor diversidad de voces e intereses podría dar pie a mayor competencia fiscal dentro de estos foros que terminan por delinear los sistemas fiscales que padecemos). Y no es sólo el diseño de los impuestos, sino su aplicación: es mucho más fácil aplicar medidas perjudiciales desde un órgano de poder alejado de los afectados que cuando éstos se hallan más cerca del ciudadano.
La deriva hacia la centralización política no debería ser la única oferta institucional para los ciudadanos
¿Por qué es necesario una unión política y la creación de un gobierno federal de los Estados Unidos de Europa para preservar los aspectos positivos que pueda haber en la legislación comunitaria? Afirmar esto es tanto como decir que no cabe la cooperación administrativa sin unión política, cuando en realidad la cooperación entre administraciones admite mucha mayor evolución, e incluso innovación. En primer lugar, los tratado bilaterales o multilaterales puede introducir coordinación entre administraciones. Y en segundo lugar, no sólo podría haber coordinación sino competencia entre ellas, una idea proscrita en el espíritu centralizador de la UE.
Una única oferta de diseño institucional (UE) es un problema
La deriva hacia la centralización política no debería ser la única oferta institucional para los ciudadanos, y quizá, en parte por ello, haya este tipo de sentimientos anti-UE en distintos países (la crisis ha puesto en evidencia numerosos problemas). Por tanto, movimientos como el Brexit —que tanta incertidumbre introducen— deberían evitarse dando cabida a otro tipo de diseño institucional, como las administraciones basadas en las funciones y no en los territorios. Son las denominadas  jurisdicciones concurrentes, un tipo de administraciones que cubren determinados servicios públicos específicos, que no emanan de un único gobierno en el territorio donde se aplican y que además poseen poder tributario propio para financiarse.
¿Estas administraciones son tan irreales como parecen? No. Pongamos un ejemplo, aunque imperfecto, de la idea de administraciones que compiten entre ellas y que no se basan en el territorio o la nación y sí en la función: la educación. En el sistema español, centralizado en las comunidades autónomas, cabe la posibilidad de que los centros educativos se rijan por las normas españolas, o bien por las de otros estados, deviniendo entonces centros extranjeros que pueden homologarse (legalizarse) como centro educativo en España. Aunque en última instancia la legalización del centro la regula y depende del Estado español (comunidades autónomas), las normas por las que se rija el centro pueden ser las del estado británico, estadounidense, alemán, francés, italiano, etc.: esto es, aquellos estados con los que el Reino de España tenga firmado un convenio educativo internacional. El promotor o propietario de centros educativos tiene, hasta cierto punto, la posibilidad de elegir qué marco legal le conviene más —en función de su visión pedagógica o empresarial— entre una (limitada) variedad de administraciones que concurren y compiten entre sí. Son administraciones que como decimos, no se basan totalmente en el territorio sino en el servicio en sí, y que se autofinancian total o parcialmente autónomamente.
Introducir competencia o cierta empresarialidad política obligaría a que los gobernantes se esforzaran más en adecuar sus actividades a los gobernados
¿Por qué no ampliar esto a muchas más áreas y servicios públicos? ¿Siempre tenemos que concentrar todo el poder político y burocrático basándonos o en el terruño o en el Proyecto Europeo? ¿Por qué no trascender debates anquilosados en los dos últimos siglos e introducir cierta innovación en las administraciones públicas? La respuesta es obvia: introducir competencia o cierta empresarialidad política (valga el oxímoron) obligaría a que los gobernantes se esforzaran más en adecuar sus actividades a los gobernados, con serio riesgo de ir perdiendo poco a poco el poder que hoy detentan.
Conclusión
Para mantener las libertades que la UE ha traído no es necesario la creación de un gobierno federal y una política común. La integración de los europeos no debería someterse a un chantaje por parte de los eurócratas, sino, simplemente, permitirse y facilitarse, dando entrada a administraciones más acordes con los nuevos tiempos. Esperemos que los políticos que han de lidiar con este toro no introduzcan más incertidumbre de la que ya han creado.

Una alternativa liberal al Brexit


El Brexit ha supuesto un tsunami institucional con multitud de ideas solapadas y  contradictorias. Ni todos los partidarios de sacar al Reino Unido de la Unión Europea son xenófobos (aunque sí los hay) ni apoyar a la UE equivale abrazar la bandera de la libertad de movimientos de personas (los sirios hacinados en los campos turcos tendrían algo que decir al respecto), ni la integración entre sociedades pasa inexorablemente por la unificación política.
La unión política no es ni condición necesaria ni suficiente para que las sociedades puedan relacionarse por la vía de entretejer más y más lazos entre ellas
¿La Unión Europea es la unión de los europeos?
Una de las ideas que favorece que gran parte de la población se declare fervientemente europeísta quizá sea la de equiparar “sociedad” con “política” o “estado”, cuando en realidad la unión política no es ni condición necesaria ni suficiente para que las sociedades, a través de los individuos o grupos que la integran, puedan relacionarse por la vía de entretejer más y más lazos entre ellos. Esta idea también sirve de base para propugnar un poder político cada vez mayor: si el Estado, los políticos y burócratas, somos nosotros (el pueblo), ¿qué problema hay con su tamaño? ¿Por qué no una UE con un gobierno fuerte? ¿Qué riesgo puede haber en su deriva cada vez más intervencionista? La fusión de Estado y sociedad nos impide entender la peligrosa relación que hay entre la extensión del Poder y la preservación de la libertad del individuo (sociedad).


Wednesday, July 6, 2016

Un caso a favor de la Unión Europea

Juan Carlos Hidalgo cree que a pesar de sus múltiples defectos, el ideal liberal detrás del mercado común europeo merece ser defendido.

Juan Carlos Hidalgo es Analista de Políticas Públicas para América Latina del Cato Institute.
El sonido de los silbatos a las 7:30 a.m. marcó el inicio de la enorme ofensiva: 100.000 tropas británicas y francesas salieron de sus trincheras y avanzaron hacia las líneas enemigas. Tras varias semanas de inmisericorde artillería aliada, no esperaban encontrar mayor resistencia. Estaban equivocados: los alemanes los esperaban con sus ametralladoras MG 08. Más de 22.000 soldados perderían su vida en el primer día de la batalla del Somme, cuyo 100.° aniversario se conmemoró el viernes.



Se suponía que esa sería la “guerra que acabaría con todas las guerras”. Sin embargo, una generación después, Europa estaba otra vez en llamas. Acabada la II Guerra Mundial, un continente desangrado y con la amenaza de la ocupación soviética a sus puertas no podía darse el lujo de perder la paz de nuevo.
Fue así como nació la idea de crear una comunidad de naciones unidas por el libre intercambio. En palabras de Robert Schuman, ministro de relaciones exteriores francés, el objetivo era “hacer de la guerra algo no solo impensable, sino materialmente imposible”.
La idea no era nueva: ya en 1748 Montesquieu había observado que “el efecto natural del comercio es conducir a la paz. Dos naciones que comercian entre sí dependen recíprocamente la una de la otra”. Por lo tanto, el antídoto para evitar más conflagraciones en Europa era generar esa dependencia mutua. Con ese norte se funda en 1951 la Comunidad Europea del Carbón y Acero, precursora de la actual Unión Europea (UE), que vendría a consolidar las llamadas “cuatro libertades”: el libre movimiento de bienes, servicios, capital y personas.
El proyecto europeo enfrenta días aciagos. El Brexit le ha dado fuerza a los movimientos nacionalistas que sueñan con volver a erigir muros a lo largo del Viejo Continente. La desintegración de la UE es una seria posibilidad. Y aun cuando resulta difícil pensar que una Europa dividida vaya a revivir los horrores que la han marcado la mayor parte de su historia, el académico eslovaco Dalibor Rohac bien señala en su nuevo libro Towards An Imperfect Union que las recriminaciones que acompañarían la desaparición de la UE minarían la confianza que existe entre los países, lo cual aumentaría la probabilidad de conflictos futuros.
La UE tiene mucho criticable —su enorme burocracia, absurdas regulaciones y dispendiosos subsidios agrícolas—, pero la historia nos recuerda que, hoy más que nunca, el ideal liberal detrás del mercado común europeo merece ser defendido.

Un caso a favor de la Unión Europea

Juan Carlos Hidalgo cree que a pesar de sus múltiples defectos, el ideal liberal detrás del mercado común europeo merece ser defendido.

Juan Carlos Hidalgo es Analista de Políticas Públicas para América Latina del Cato Institute.
El sonido de los silbatos a las 7:30 a.m. marcó el inicio de la enorme ofensiva: 100.000 tropas británicas y francesas salieron de sus trincheras y avanzaron hacia las líneas enemigas. Tras varias semanas de inmisericorde artillería aliada, no esperaban encontrar mayor resistencia. Estaban equivocados: los alemanes los esperaban con sus ametralladoras MG 08. Más de 22.000 soldados perderían su vida en el primer día de la batalla del Somme, cuyo 100.° aniversario se conmemoró el viernes.


Saturday, June 25, 2016

Tras el Brexit se espera un golpe económico global

No todo es pérdida en estos momentos ya que el oro recuperó su valor en el mercado mundial volviendo a los valores de 2014

Brexit
Las principales bolsas de valores de Europa abrieron este viernes sus operaciones con fuertes caídas que rozan el 10% luego del Brexit. (T3)
Así como fue de sorpresivo el triunfo del Brexit que determinó la salida del Reino Unido de la Unión Europea, ha sido de estrepitosa la caída y el pánico en las bolsas alrededor del mundo, llegando a ser un viernes negro en las finanzas globales.
Ejemplo de esto es la banca y las grandes empresas del sector turístico, que perdieron entre un 26% y un 10% de su valor en bolsa durante la jornada de este viernes. Tras conocerse la noticia, la libra se desplomó hasta tocar su nivel más bajo en tres décadas, aunque posteriormente limitó la caída. La prima subió 30 puntos, alcanzando los 167 puntos.



La libra esterlina se desplomó 10% frente al dólar, tocando un mínimo de 31 años debido a los temores del mercado de que la decisión golpearía con fuerza la inversión en la quinta mayor economía del mundo.
Por su parte, el euro caía más de un 3% frente al dólar por las preocupaciones de que el resultado generaría un mayor daño económico y político al país frente a permanecer como parte del bloque.
Los inversores corrieron en masa en busca de activos considerados de refugio, como el oro y el yen.
La mayoría de los inversores mundiales no esperaban la decisión del pueblo británico de dar un portazo a Europa. Las encuestas de última hora no hacían presagiar la tormenta que se desencadenó tras abrir las bolsas, cuando el nerviosismo se apoderó de las bolsas asiáticas, con caídas de más del 8% en Tokio, del 3% en Hong Kong y Sídney, un 2% la bolsa de Seúl y otro 0,90% en Shanghai, China.
Las cotizaciones de los grupos bancarios Standard Chartered y HSBC, con sede en Londres, caían notablemente, un 9,2% y un 8,6% respectivamente en la bolsa de Hong Kong.
El Banco de Japón se declaró dispuesto a inyectar liquidez en los mercados, en cooperación con otros bancos centrales, para limitar el impacto del Brexit.
Las acciones europeas van por ese camino y se dirigen a abrir la sesión con una baja de entre un 6% y un 7,5%.
A Wall Street también llegó la onda expansiva. Los principales índices estadounidenses iniciaron la sesión con pérdidas. El industrial Dow Jones se dejaba casi un 3% a dos horas del cierre.
El precio del petróleo también se ve afectado por las sacudidas en los mercados y se abarata alrededor de un 5% hasta el entorno de los 48 dólares.

El oro vuelve a los valores de 2014

La decisión de los británicos de salir de la Unión Europea se ha traducido en un repunte del oro, que a primeras horas de la mañana ha recuperado los valores de hace dos años. Al cierre de la negociación, el oro superó la barrera de los 1.300 dólares la onza, con una subida del 4,2%. Era desde julio de 2014 que el metal precioso no tenía estos precios.
El valor de la onza calculada en dólares –el precio de referencia a nivel internacional– alcanzaba este viernes los $1.315.00. La naturaleza de activo de refugio que comparte, entre otros, con el bono alemán a 10 años, hace que los inversores se decanten por transferir sus depósitos en oro si hay temores de caídas de las bolsas. En este sentido, el metal amarillo vive todas las sacudidas de los mercados internacionales como una oportunidad para aumentar de valor.
Entre enero y marzo de 2016 el oro ya selló su mejor trimestre desde 1986. Se convirtió entonces en uno de los observados especiales de los analistas económicos internacionales, que empezaron a debatir sobra la conveniencia de apostar por el metal amarillo.

Tras el Brexit se espera un golpe económico global

No todo es pérdida en estos momentos ya que el oro recuperó su valor en el mercado mundial volviendo a los valores de 2014

Brexit
Las principales bolsas de valores de Europa abrieron este viernes sus operaciones con fuertes caídas que rozan el 10% luego del Brexit. (T3)
Así como fue de sorpresivo el triunfo del Brexit que determinó la salida del Reino Unido de la Unión Europea, ha sido de estrepitosa la caída y el pánico en las bolsas alrededor del mundo, llegando a ser un viernes negro en las finanzas globales.
Ejemplo de esto es la banca y las grandes empresas del sector turístico, que perdieron entre un 26% y un 10% de su valor en bolsa durante la jornada de este viernes. Tras conocerse la noticia, la libra se desplomó hasta tocar su nivel más bajo en tres décadas, aunque posteriormente limitó la caída. La prima subió 30 puntos, alcanzando los 167 puntos.


Friday, June 17, 2016

Todo el mundo prospera con el libre comercio

Con el libre comercio, todo el mundo gana. Quienes realizan un intercambio por propia voluntad lo hacen porque dan más valor a lo que quieren adquirir que a aquello de lo que piensan desprenderse. Es por eso que, en una tienda, tanto el cliente como el empleado dicen, una vez completada la transacción: "Gracias".
Lo mismo cabe decir en el ámbito del comercio internacional: cuando el intercambio es libre, nadie pierde. El libre comercio permite a los distintos países especializarse en lo que hacen bien y, con el excedente, obtener todo aquello que no hacen tan bien. Cuando el libre comercio se desarrolla sin trabas, el mundo se enriquece y ensancha.

Pero nada, que sigo oyendo hablar de lo injusto que es el comercio. Me dicen que el comercio permite a las empresas estadounidenses explotar a la gente de los países pobres y mandar al paro a trabajadores estadounidenses.

Tom Palmer, del Atlas Economic Research Institute, afirma que las cosas no son así.

¿Explotamos a la gente del Tercer Mundo? "Las pruebas no revelan eso", dice Palmer. Y añade: "Las multinacionales pagan bonus. Pagan más que las empresas locales (...) porque quieren atraer a los buenos trabajadores. Mire lo que pasa en la factoría de General Motors de Shanghái: allí, los sueldos son tres veces superiores a los que ofrecen las plantas de propiedad china".

Pues nada: la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, sostiene que la liberalización del comercio con América Central servirá para explotar a los trabajadores. Al habla Palmer de nuevo:
La gente quiere trabajar en [las] fábricas [de las multinacionales]. Compiten por esos empleos. ¿Qué pasa, que les gusta ser explotados? No, lo que hacen es luchar por unos puestos de trabajo con más altos [que en el resto del sector]. Creo que esa gente sabe mejor que Pelosi lo que le conviene.
Para el senador Byron Dorgan, el libre comercio es, para los trabajadores norteamericanos, "una carrera al agujero": "Si no pueden competir con salarios de 30 centavos la hora en cualquier otro país, pierden su empleo".

Mike Huckabee."De nuevo, las pruebas no apuntan a eso", comenta Palmer. "Eche un vistazo a un iPod. Sí, pone 'Fabricado en China'; pero también pone: 'Diseñado en California'. La mayor parte del valor añadido corre por cuenta de los trabajadores estadounidenses".

Mi colega de la Fox, Mike Huckabee, proclama que un país sólo puede ser libre si es capaz de procurarse a sí mismo el alimento, el combustible y la defensa. "La externalización es el camino a la esclavitud", remacha. A esto, Palmer replica: "Espero que Huckabee pensara en eso en sus tiempos de gobernador de Arkansas, y que se asegurara de que no se marchaban empleos a Virginia o Texas". Pero eso es diferente, le dije. Y añadí: en tiempo de guerra, Arkansas puede contar con Virginia y Texas, pero no tengo claro que pueda decir lo mismo de China. Entonces, Palmer me cuenta que el comercio entre naciones "hace mucho menos probable" que estalle la guerra entre las en él implicadas.
No vamos a ir a la guerra con Canadá, nuestro mayor socio comercial. Seiscientos mil millones de dólares cruzan al año la frontera entre EEUU y su vecino del norte, la mayor de las fronteras no militarizadas del mundo, dicho sea de paso: seis mil kilómetros. Esa actividad comercial genera paz.
Palmer vuelve a la cuestión de la especialización: el comercio sería una suerte de máquina que permite a los agricultores de la Florida "convertir las naranjas en teléfonos". "No pueden hacer crecer teléfonos móviles de sus árboles, y se les da muy bien cultivar naranjas; entonces, lo que pueden hacer es coger las naranjas y cambiarlas por teléfonos móviles".

Mi interlocutor me recuerda que hubo un tiempo en que China fue la sociedad más avanzada del mundo. "Había inventado el reloj, la imprenta, la brújula y muchos otros artefactos de gran utilidad. No es casual que, a medida que se desarrollaba en términos tecnológicos y científicos, se convirtiera en un importante comerciante mundial".
Y se derrumbó cuando destruyó su actividad comercial. Proscribió el comercio con extranjeros y se cerró al mundo. Entró entonces en una fase de prolongada postración, de la que sólo ahora está saliendo. No deberíamos hacer lo mismo que hicieron ellos.
Pero nosotros somos diferentes, ¿no? Sabemos cómo fabricar todo lo que necesitamos. De nuevo y finalmente Palmer:
Siempre hay nuevas vías al progreso... ¿Se acuerda de cuando de niño veía Star Trek y alucinaba con los extraños aparatejos que utilizaban para comunicarse. Ahora, todo el mundo tiene uno parecido... Gracias al comercio, claro.
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Todo el mundo prospera con el libre comercio

Con el libre comercio, todo el mundo gana. Quienes realizan un intercambio por propia voluntad lo hacen porque dan más valor a lo que quieren adquirir que a aquello de lo que piensan desprenderse. Es por eso que, en una tienda, tanto el cliente como el empleado dicen, una vez completada la transacción: "Gracias".
Lo mismo cabe decir en el ámbito del comercio internacional: cuando el intercambio es libre, nadie pierde. El libre comercio permite a los distintos países especializarse en lo que hacen bien y, con el excedente, obtener todo aquello que no hacen tan bien. Cuando el libre comercio se desarrolla sin trabas, el mundo se enriquece y ensancha.

Thursday, June 16, 2016

¿Cómo sería la vida fuera de la Unión Europea?

El referéndum de junio próximo es la decisión política más importante para el pueblo británico en una generación. Todas las partes deben participar en discusiones de fondo.
FT View
El análisis del Tesoro de lo que implicaría abandonar la UE exige una respuesta seria. (El Financiero)
Mientras el pueblo británico se prepara para votar en el referéndum UE el 23 de junio, lo primero que deberían tener en cuenta es la implicación económica de abandonar la Unión Europea. Al público se le deben dar tantos detalles como sea posible sobre los costos y beneficios de la membresía para que puedan tomar una decisión informada. A tal efecto, el Tesoro del Reino Unido ha publicado un informe sobre las consecuencias a largo plazo del abandono del bloque económico. Su análisis no deja dudas de que es de un gran interés económico para Gran Bretaña mantener su adhesión a la UE.

El informe del Tesoro afirma que abandonar la UE traería como consecuencia que la producción podría llegar a ser aproximadamente 6 por ciento menor que lo que de otra forma podría haber sido para el año 2030. Indica que esto equivaldría a un costo anual para los hogares británicos de 4,300 libras (6,138 dólares), una carga muy pesada para muchas familias.

Mientras encabeza el argumento económico que se opone a abandonar el bloque económico, George Osborne — miembro conservador del parlamento y canciller de la Hacienda — insiste en que el Reino Unido quedaría permanentemente más pobre si abandona la UE. Por supuesto, el canciller está expresando la política del gobierno. No obstante, su departamento ha producido una obra creíble y confiable.

Existe cierto margen para criticar el análisis del Tesoro. La predicción de las condiciones de la economía del Reino Unido dentro de una década y media sólo puede ser una estimación aproximada que contiene un margen de error. Pero a diferencia del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Tesoro nunca ha sido una institución ‘eurófila’.

Las conclusiones del Tesoro acerca de las consecuencias económicas de abandonar la UE son acordes con la opinión de casi todos los organismos económicos respetables, empezando por el Fondo Monetario Internacional. La salida de Gran Bretaña de la UE provocaría un largo período de incertidumbre sobre su acceso al mercado único de 500 millones de personas. Después de abandonar el bloque económico, el Reino Unido podría intentar mantener el acceso al mercado copiando los acuerdos comerciales alcanzados por Noruega y Canadá o confiando en su afiliación a la OMC. Pero, como sostiene el Tesoro, cada una de estas opciones reduciría significativamente la apertura del Reino Unido al comercio y la inversión y disminuiría la productividad británica.

La campaña a favor de la salida del Reino Unido de la UE ha respondido mezclando el historial del Tesoro y los motivos del gobierno. El exministro del gabinete John Redwood argumentó que el Tesoro ha tenido un mal historial de proyección económica, y que es imposible conocer las condiciones de la economía británica en el año 2030.

Estas tácticas son deliberadamente evasivas. No sirven como respuesta seria a la pregunta económica central en esta campaña: ¿cómo sería la vida fuera de la UE?

La campaña a favor de la salida del Reino Unido de la UE no ha podido explicar claramente qué tipo de régimen comercial prefiere después de la salida de la UE. Afirma que Gran Bretaña podría mantener el acceso al mercado único sin cumplir las obligaciones que ello conlleva respecto a la libre circulación de personas. Este desprecio por la realidad política se asemeja a la retórica ignorante de Donald Trump.

El referéndum de junio próximo es la decisión política más importante para el pueblo británico en una generación. Todas las partes deben participar en discusiones de fondo. El informe del Tesoro es un contrapunto útil en un debate con una creciente carga política, especialmente dentro de un dividido partido conservador. Si los partidarios de la salida del Reino Unido de la UE no pueden responder abordando directamente los problemas, no merecen que se les tome en serio.

¿Cómo sería la vida fuera de la Unión Europea?

El referéndum de junio próximo es la decisión política más importante para el pueblo británico en una generación. Todas las partes deben participar en discusiones de fondo.
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El análisis del Tesoro de lo que implicaría abandonar la UE exige una respuesta seria. (El Financiero)
Mientras el pueblo británico se prepara para votar en el referéndum UE el 23 de junio, lo primero que deberían tener en cuenta es la implicación económica de abandonar la Unión Europea. Al público se le deben dar tantos detalles como sea posible sobre los costos y beneficios de la membresía para que puedan tomar una decisión informada. A tal efecto, el Tesoro del Reino Unido ha publicado un informe sobre las consecuencias a largo plazo del abandono del bloque económico. Su análisis no deja dudas de que es de un gran interés económico para Gran Bretaña mantener su adhesión a la UE.