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Saturday, July 2, 2016

Otras observaciones sobre el referéndum británico

Otras observaciones sobre el referéndum británico

Por Alberto Benegas Lynch (h)
El referéndum por el cual en Gran Bretaña se decidió abandonar la Unión Europea tal como se presenta en la actualidad tiene muchos costados para analizar (y algunos aspectos contradictorios).
No es un tema que pueda tratarse como blanco o negro sino que presenta varios flancos y andariveles de diversa naturaleza. Por un lado está la xenofobia nacionalista que está haciendo estragos en Europa según reportan las últimas contiendas electorales en diversos países y también en Estados Unidos si prestamos atención al fenómeno Trump.


Esa línea de pensamiento la emprende contra los movimientos migratorios con argumentos racistas sin percatarse que, salvo los africanos, todos descendemos de inmigrantes ya que el origen de nuestra condición humana proviene de aquel continente. Se trata de un asunto de respeto recíproco sin que el país receptor financie compulsivamente servicios y tampoco se pretendan mantener con descuentos al fruto del trabajo a quienes ingresan, tal como sugirió en su momento Gary Becker.
Esta impronta nacionalista también se basa en la soberanía nacional como si fuera lícito atribuir la condición de soberano a un pedazo de tierra, a un gobernante, a la moneda o a la zanahoria, cuando en verdad como nos ha enseñado, entre muchos otros, Bertrand de Jouvenel la única soberanía corresponde a los derechos inalienables de cada persona.
Por otra parte, están los liberales sumamente preocupados por la llamativa e insistente proliferación de reglamentaciones promovidas en Bruselas, especialmente las referidas a la legislación laboral que provoca desempleo, las referidas a la agricultura y los tratamientos inconvenientes de la deuda pública entro otras disposiciones que se van acumulando en grado exponencial.
Según trabajos publicados por el Institute of Economic Affairs de Londres del que forma parte de su consejo académico el que estas líneas escribe, Bruselas se ha convertido en un trampolín para que la creciente burocracia intervenga en aspectos clave, situación que no solo no estaba contemplada en la idea original de la Unión Europea sino que se basaba en la ampliación de las libertades de las personas.
Más aun, algunos autores pertenecientes a la referida institución londinense insisten en que Inglaterra debiera abrirse al mundo más que hacerlo limitándose a una zona. La tendencia contraria se observa en otras de las llamadas integraciones regionales, como por ejemplo, el Mercosur, donde aumenta la burocratización a pasos agigantados-incluyendo el Parlasur-mientras que los postulados de librecambio insertos en el Tratado de Asunción son inexistentes. Una presentación digna de Woody Allen.
Se destaca entre los nacionalistas el argumento decimonónico de la industria incipiente propuesto por Friedrich List. Consiste en la pretensión de endosar sobre las espaldas de los contribuyentes los costos que debieran absorber los empresarios.
En resumen, el caso Brexit presenta dos vertientes contrapuestas que deben ser sopesadas cuidadosamente al efecto de tomar debida nota de las tendencias que las impulsan.

Otras observaciones sobre el referéndum británico

Otras observaciones sobre el referéndum británico

Por Alberto Benegas Lynch (h)
El referéndum por el cual en Gran Bretaña se decidió abandonar la Unión Europea tal como se presenta en la actualidad tiene muchos costados para analizar (y algunos aspectos contradictorios).
No es un tema que pueda tratarse como blanco o negro sino que presenta varios flancos y andariveles de diversa naturaleza. Por un lado está la xenofobia nacionalista que está haciendo estragos en Europa según reportan las últimas contiendas electorales en diversos países y también en Estados Unidos si prestamos atención al fenómeno Trump.

Friday, June 24, 2016

La libra esterlina sufre el peor desplome desde 1985 tras la victoria del 'Brexit'

La divisa británica cayó por debajo de 1,45 dólares.
Toby MelvilleReuters

La libra esterlina ha experimentado una caída drástica tras la publicación de los resultados del referéndum en la ciudad de Sunderland, que votó mayoritariamente a favor del 'brexit'. La divisa británica cayó por debajo de 1,45 dólares.
Según los analistas, la caída de la libra esterlina ha sido la más profunda desde el Miércoles Negro del año 1992, aunque se espera que la cifra se recupere en el transcurso de la noche.
Sunderland ha sido la primer ciudad británica que ha votado a favor del 'brexit': el 61,3% de sus votantes quieren abandonar a la UE.


Este 23 de junio el Reino Unido ha celebrado el referéndum para decidir si el país debe seguir o no siendo miembro de la UE.
Cerca de 46,5 millones de personas se registraron para participar en este referéndum, una cifra récord en un proceso de votación en el Reino Unido.
Formalmente, el referéndum es consultivo. Sin embargo, el Gobierno del Reino Unido prometió que si los partidarios del 'Brexit' eran mayoría, el procedimiento de salida de la UE se iba a poner en marcha.

La libra esterlina sufre el peor desplome desde 1985 tras la victoria del 'Brexit'

La divisa británica cayó por debajo de 1,45 dólares.
Toby MelvilleReuters

La libra esterlina ha experimentado una caída drástica tras la publicación de los resultados del referéndum en la ciudad de Sunderland, que votó mayoritariamente a favor del 'brexit'. La divisa británica cayó por debajo de 1,45 dólares.
Según los analistas, la caída de la libra esterlina ha sido la más profunda desde el Miércoles Negro del año 1992, aunque se espera que la cifra se recupere en el transcurso de la noche.
Sunderland ha sido la primer ciudad británica que ha votado a favor del 'brexit': el 61,3% de sus votantes quieren abandonar a la UE.

Tuesday, June 14, 2016

CARLOS ALBERTO MONTANER Cómo protegerse de la bomba migratoria y ayudar a los inmigrantes

 



Atender a las víctimas evitando la inmolación de los países durante su acto solidario.

A fines del 2015 una dolorosa foto le dio la vuelta al mundo. Era la del cadáver del niño de tres años Alan Kurdi. Se había ahogado en el Mediterráneo, mientras su familia trataba de llegar a Grecia. Era una pequeña criatura siria de la etnia curda. Su cuerpecito intacto, como si dormitara, había sido gentilmente depositado en una playa turca por el efecto de las olas. Todavía no estaba descompuesto. Los peces, extrañamente, no lo habían mordisqueado.

El impacto de la imagen duró poco tiempo. La guerra en Siria es terrible. Ha provocado cinco millones de refugiados. La mitad de ellos están en Turquía. Hay cientos de miles en Jordania y Líbano. Muchos, como la familia Kurdi, querían llegar a Europa como paso previo en el trayecto a Canadá.


Eso se entiende. Europa y Canadá son ricas, especialmente desde la perspectiva de quien huye de la metralla y las bombas, y no hay campamentos permanentes de refugiados. La ley y la costumbre no permiten la creación de esos guetos herméticos y sin esperanzas formados por mugrientas tiendas de campaña.

Pero la verdad es que una parte sustancial de las sociedades europeas no quiere a los refugiados y se niega a recibir la cuota que les ha asignado Bruselas al dictado de Alemania. Son muchos, tienen costumbres diferentes, hablan una lengua distinta y practican una religión –la islámica—que asusta a muchas personas, porque en el nombre de Alá y de su profeta Mahoma algunos terroristas de origen árabe han perpetrado crímenes horrendos en varias ciudades europeas.

¿Qué hacer? La riada de exiliados sirios, iraquíes, libios y otros magrebíes está provocando el desmembramiento de Europa y el surgimiento de extensos partidos nacionalistas y xenófobos, como el Partido de la Libertad, que estuvo a punto de ganar las recientes elecciones en Austria. Su plataforma era muy sencilla. Como predicaba su líder Norbert Hofer: no al multiculturalismo, no a los refugiados, no al islamismo, sí al nacionalismo austriaco y al pangermanismo.

Francia no es inmune al fenómeno de esa bomba migratoria. Cada acto terrorista que realizan los islamistas, y cada refugiado árabe que se instala en el país, genera una reacción de simpatía por el Frente Amplio de Marine Le Pen, que tanto se le parece al Partido de la Libertad de los austriacos. Es muy posible que esa formación política, que ya obtuvo siete millones de votos en el 2015, gane los próximos comicios en Francia.

Insisto en la pregunta: ¿qué hacer? Lo primero, por supuesto, es atender a las víctimas de la guerra. Existe la obligación moral de proteger a quienes huyen de las matanzas o de las catástrofes. Cuando estamos en presencia de un naufragio la prioridad es auxiliar a los supervivientes. Por olvidar ese principio seis millones de judíos, medio millón de gitanos y decenas de miles de homosexuales fueron exterminados por los nazis en los años cuarenta del siglo pasado.

Pero lo segundo es actuar de manera tal que los salvadores no se inmolen durante su acto solidario. ¿Cómo? Quizás el país europeo que tiene mejores posibilidades de aliviar el problema es Francia. Tendría que crear, con el auxilio económico de la Unión Europea, un Estado-Refugio, en el que los exiliados pudieran radicarse.

¿Dónde? El sitio más propicio es la Guyana francesa, una colonia escasamente poblada de 90 000 km cuadrados y apenas 260 000 habitantes, que languidece entre Brasil y Surinam. Ese Estado-Refugio, creado y administrado por Francia, sin duda sería generosamente financiado por las grandes economías europeas, que verían en el sitio la manera de solucionar uno de sus más acuciantes conflictos y un destino al que trasladar a los inmigrantes no deseados.

Si la Unión Europea, con el auxilio de la OTAN, o al revés, deshizo Yugoslavia y creó y sostiene Kosovo, ¿por qué no pensar en darle una solución colegiada al problema de los refugiados?

 ¿Que es muy difícil? Por supuesto, como fue difícil la creación del Estado de Israel, el desarrollo admirable de Hong-Kong o la llegada e instalación de dos millones de refugiados en Taiwán, tras la derrota de Chiang Kai-shek y del Kuomintang en 1948. Ninguna operación de esa envergadura es sencilla.

¿Y los franco-guyaneses? Son pocos. Está al alcance del bolsillo europeo persuadirlos e incentivarlos económicamente. Muchos entenderán que especializarse en dotar de una nueva vida a los refugiados es una tarea honrosa, y creo que la mayor parte vería una oportunidad dorada de prosperar con las fuentes de trabajo que se abrirían en poco tiempo.

En todo caso, algo hay que hacer antes de que se rompa la convivencia europea. Ésta no es una solución perfecta, pero, por ahora, me parece la menos mala.

CARLOS ALBERTO MONTANER Cómo protegerse de la bomba migratoria y ayudar a los inmigrantes

 



Atender a las víctimas evitando la inmolación de los países durante su acto solidario.

A fines del 2015 una dolorosa foto le dio la vuelta al mundo. Era la del cadáver del niño de tres años Alan Kurdi. Se había ahogado en el Mediterráneo, mientras su familia trataba de llegar a Grecia. Era una pequeña criatura siria de la etnia curda. Su cuerpecito intacto, como si dormitara, había sido gentilmente depositado en una playa turca por el efecto de las olas. Todavía no estaba descompuesto. Los peces, extrañamente, no lo habían mordisqueado.

El impacto de la imagen duró poco tiempo. La guerra en Siria es terrible. Ha provocado cinco millones de refugiados. La mitad de ellos están en Turquía. Hay cientos de miles en Jordania y Líbano. Muchos, como la familia Kurdi, querían llegar a Europa como paso previo en el trayecto a Canadá.