John Stossel
Con el libre comercio, todo el mundo gana. Quienes realizan un intercambio por propia voluntad lo hacen porque dan más valor a lo que quieren adquirir que a aquello de lo que piensan desprenderse. Es por eso que, en una tienda, tanto el cliente como el empleado dicen, una vez completada la transacción: "Gracias".
Lo mismo cabe decir en el ámbito del comercio internacional: cuando el intercambio es libre, nadie pierde. El libre comercio permite a los distintos países especializarse en lo que hacen bien y, con el excedente, obtener todo aquello que no hacen tan bien. Cuando el libre comercio se desarrolla sin trabas, el mundo se enriquece y ensancha.
Pero nada, que sigo oyendo hablar de lo injusto que es el comercio. Me dicen que el comercio permite a las empresas estadounidenses explotar a la gente de los países pobres y mandar al paro a trabajadores estadounidenses.
Tom Palmer, del Atlas Economic Research Institute, afirma que las cosas no son así.
¿Explotamos a la gente del Tercer Mundo? "Las pruebas no revelan eso", dice Palmer. Y añade: "Las multinacionales pagan bonus. Pagan más que las empresas locales (...) porque quieren atraer a los buenos trabajadores. Mire lo que pasa en la factoría de General Motors de Shanghái: allí, los sueldos son tres veces superiores a los que ofrecen las plantas de propiedad china".
Pues nada: la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, sostiene que la liberalización del comercio con América Central servirá para explotar a los trabajadores. Al habla Palmer de nuevo:
Pero nada, que sigo oyendo hablar de lo injusto que es el comercio. Me dicen que el comercio permite a las empresas estadounidenses explotar a la gente de los países pobres y mandar al paro a trabajadores estadounidenses.
Tom Palmer, del Atlas Economic Research Institute, afirma que las cosas no son así.
¿Explotamos a la gente del Tercer Mundo? "Las pruebas no revelan eso", dice Palmer. Y añade: "Las multinacionales pagan bonus. Pagan más que las empresas locales (...) porque quieren atraer a los buenos trabajadores. Mire lo que pasa en la factoría de General Motors de Shanghái: allí, los sueldos son tres veces superiores a los que ofrecen las plantas de propiedad china".
Pues nada: la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, sostiene que la liberalización del comercio con América Central servirá para explotar a los trabajadores. Al habla Palmer de nuevo:
La gente quiere trabajar en [las] fábricas [de las multinacionales]. Compiten por esos empleos. ¿Qué pasa, que les gusta ser explotados? No, lo que hacen es luchar por unos puestos de trabajo con más altos [que en el resto del sector]. Creo que esa gente sabe mejor que Pelosi lo que le conviene.
Para el senador Byron Dorgan, el libre comercio es, para los trabajadores norteamericanos, "una carrera al agujero": "Si no pueden competir con salarios de 30 centavos la hora en cualquier otro país, pierden su empleo".
"De nuevo, las pruebas no apuntan a eso", comenta Palmer. "Eche un vistazo a un iPod. Sí, pone 'Fabricado en China'; pero también pone: 'Diseñado en California'. La mayor parte del valor añadido corre por cuenta de los trabajadores estadounidenses".
Mi colega de la Fox, Mike Huckabee, proclama que un país sólo puede ser libre si es capaz de procurarse a sí mismo el alimento, el combustible y la defensa. "La externalización es el camino a la esclavitud", remacha. A esto, Palmer replica: "Espero que Huckabee pensara en eso en sus tiempos de gobernador de Arkansas, y que se asegurara de que no se marchaban empleos a Virginia o Texas". Pero eso es diferente, le dije. Y añadí: en tiempo de guerra, Arkansas puede contar con Virginia y Texas, pero no tengo claro que pueda decir lo mismo de China. Entonces, Palmer me cuenta que el comercio entre naciones "hace mucho menos probable" que estalle la guerra entre las en él implicadas.
"De nuevo, las pruebas no apuntan a eso", comenta Palmer. "Eche un vistazo a un iPod. Sí, pone 'Fabricado en China'; pero también pone: 'Diseñado en California'. La mayor parte del valor añadido corre por cuenta de los trabajadores estadounidenses".
Mi colega de la Fox, Mike Huckabee, proclama que un país sólo puede ser libre si es capaz de procurarse a sí mismo el alimento, el combustible y la defensa. "La externalización es el camino a la esclavitud", remacha. A esto, Palmer replica: "Espero que Huckabee pensara en eso en sus tiempos de gobernador de Arkansas, y que se asegurara de que no se marchaban empleos a Virginia o Texas". Pero eso es diferente, le dije. Y añadí: en tiempo de guerra, Arkansas puede contar con Virginia y Texas, pero no tengo claro que pueda decir lo mismo de China. Entonces, Palmer me cuenta que el comercio entre naciones "hace mucho menos probable" que estalle la guerra entre las en él implicadas.
No vamos a ir a la guerra con Canadá, nuestro mayor socio comercial. Seiscientos mil millones de dólares cruzan al año la frontera entre EEUU y su vecino del norte, la mayor de las fronteras no militarizadas del mundo, dicho sea de paso: seis mil kilómetros. Esa actividad comercial genera paz.
Palmer vuelve a la cuestión de la especialización: el comercio sería una suerte de máquina que permite a los agricultores de la Florida "convertir las naranjas en teléfonos". "No pueden hacer crecer teléfonos móviles de sus árboles, y se les da muy bien cultivar naranjas; entonces, lo que pueden hacer es coger las naranjas y cambiarlas por teléfonos móviles".
Mi interlocutor me recuerda que hubo un tiempo en que China fue la sociedad más avanzada del mundo. "Había inventado el reloj, la imprenta, la brújula y muchos otros artefactos de gran utilidad. No es casual que, a medida que se desarrollaba en términos tecnológicos y científicos, se convirtiera en un importante comerciante mundial".
Mi interlocutor me recuerda que hubo un tiempo en que China fue la sociedad más avanzada del mundo. "Había inventado el reloj, la imprenta, la brújula y muchos otros artefactos de gran utilidad. No es casual que, a medida que se desarrollaba en términos tecnológicos y científicos, se convirtiera en un importante comerciante mundial".
Y se derrumbó cuando destruyó su actividad comercial. Proscribió el comercio con extranjeros y se cerró al mundo. Entró entonces en una fase de prolongada postración, de la que sólo ahora está saliendo. No deberíamos hacer lo mismo que hicieron ellos.
Pero nosotros somos diferentes, ¿no? Sabemos cómo fabricar todo lo que necesitamos. De nuevo y finalmente Palmer:
Siempre hay nuevas vías al progreso... ¿Se acuerda de cuando de niño veía Star Trek y alucinaba con los extraños aparatejos que utilizaban para comunicarse. Ahora, todo el mundo tiene uno parecido... Gracias al comercio, claro.