REFLEXIONES
LIBERTARIAS
Ricardo
Valenzuela Torres
Desde tiempos
inmemorables el siglo 21 siempre fue centro de interés para filósofos,
teólogos, historiadores y profetas, para de esa forma lanzar sus advertencias
de lo que, al cruzar el portal del milenio, nos aguardaba consecuencia de
conductas insostenibles de la humanidad durante siglos, en su peregrinar hacia
la modernidad.
Las referencias
tradicionales siempre fueron las grandes sociedades de Grecia y Roma. Sus
logros, sus avances, al igual que los sinuosos caminos que los llevaron a su
desaparición, han sido bien documentados en infinidad de obras, como testimonio
de la forma en que las naciones pierden la ruta, los orígenes de esas
conductas; Finalmente, las consecuencias que provocan las bajas pasiones de
seres humanos que quisieron ser dioses.
Hace unos días,
mi buen amigo sinaloense, Arq. Eduardo de la Vega, me hizo llegar un
interesante escrito del libertario español, Fernando del Pino, en donde lleva a
cabo una exposición de lo que califica cinco experimentos aplicados a las
sociedades occidentales, sus consecuencias, y cita el primer problema: Siendo
experimentos, los hemos ya decretado como inmovibles realidades y, sin
calificar sus resultados, los consideramos como grandes avances, protegidos por
la mano de hierro de la corrección política.
El primer
experimento: “Democracia ilimitada y de sufragio universal”. Inicia un análisis
crítico asentando cómo la gente la considera el objetivo supremo. Después,
tomando como ejemplo los EU, decreta el objetivo supremo de un sistema político
debe ser lograr libertad, orden y justicia, bajo un esquema promotor de la
virtud. La democracia debe ser solo una pieza de la maquinaria para lograr esos
objetivos, pero nunca el objetivo supremo. No debemos confundir democracia con
libertad. El levantarle un altar, ha provocado situaciones como las de
Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia.
Afirmaba JD
Davison: “La democracia es gemelo del comunismo”.
El segundo
experimento; “Gobierno Expansivo con su Estado de Bienestar”. En los sistemas
democráticos los políticos necesitan seducir a las masas, y siempre lo han
hecho ofreciendo dinero público a cambio de sus votos. Sin embargo, los
impuestos son la otra cara de la moneda y su aumento es una consecuencia
natural. Con la creación de una democracia sin límites, las promesas de los
políticos se multiplicaron y, por lo mismo, los impuestos siguieron la misma
ruta, cuando igualmente se multiplicaron y engordaron aplastando a la sociedad.
El ejemplo
clásico lo encontramos en EU en donde naciera la teoría del Public Chooice, con
la cual Buchanan fuera laureado con el premio Nobel demostrando que, lejos de
lo que tradicionalmente se pensaba, los políticos operan estableciendo su
propio interés como objetivo primario, no el de la sociedad. A principios del
siglo pasado el estado consumía el 5% de su PIB, y en estos momentos se ubica
en un 50%. Su deuda era casi inexistente, mientras que en estos momentos
representa el 100% de su PIB. El impuesto sobre la renta se ubicaba en 3%,
mientras que hoy día el ciudadano común en EU, debe sacrificar casi el 50% de
sus ingresos para impuestos. En los últimos 50 años, la industria que más ha
crecido en EU es la burocracia del gobierno.
El tercer
experimento; “Monstruosa deuda pública y privada”. Los políticos primero
prometen, luego nos arropan con impuestos. Pero cuando el dinero no alcanza,
acuden al endeudamiento. Originalmente los gobiernos solo se endeudaban en
tiempos de guerra, y los particulares solían ser muy conservadores ante la
deuda. Sin embargo, hoy día, tanto deuda pública como privada, permanecen a
niveles históricos. Se ha perdido un análisis fundamental en estos procesos. La
verdadera necesidad de endeudarse y, más importante, su manejo. Esto ha
provocado tormentas en los mercados financieros mundiales, y gran preocupación
de la pesada carga que dejamos a generaciones futuras.
El cuarto experimento;
“La locura de los bancos centrales y las monedas sin respaldo”. Este
experimento se remonta a los acuerdos de Bretton Woods en 1945, después Nixon
cancelaba la libre convertibilidad del dólar—oro en 1971. En esos momentos el
sistema monetario internacional, se convertía en el casino más grande del
mundo. Hoy día, el mercado diario de monedas casi alcanza los 5 trillones de
dólares, 20% es comercio internacional y 80% es solo especulación. En
1913, los banqueros oligarcas de esa era, acudían a una isla de las costas de
Georgia, para darle vida al Fondo de la Reserva Federal con el objetivo de
aniquilar la competencia, controlar el valor de las monedas globales, y dominar
la economía mundial.
La historia de
las monedas es simple: Los políticos prometen, después nos crucifican con
impuestos, y cuando las promesas son superiores al dinero en los cofres, acuden
a la deuda. Cuando las avenidas de financiamiento se les cierran, se dan a
imprimir más dinero sin respaldo. Es fácil y pareciera inofensivo, sin embargo,
el resultado es siempre el mismo; destrucción de monedas y economías.
Finalmente el
quinto experimento. “Vivir sin Dios”. En este mundo moderno, ya no hay diez
mandamientos, tampoco la ley natural, no hay más derechos inalienables, ya no
existe bueno y malo. Las reglas y derechos son dictados por otros hombres, por
enormes masas mayoritarias que no tienen responsabilidad ante nadie, sin
límites al no tener que rendir cuentas. Y cuando el poder no es sujeto a un
control superior, los que lo detentan, se embriagan y pretenden ser dioses
convirtiéndose en tiranos del mal.
Pareciera
atestiguamos la decadencia de nuestra civilización, estamos perdiendo la
libertad en nombre de la libertad. Nuestras democracias enfermas están
degenerando cuando las mayorías votan gigantescos incrementos en sus derechos,
al mismo tiempo decretan el encogimiento de sus deberes. Cuando los valores
morales se corrompen o se olvidan, las masas soberanas, sin reglas ni control,
secuestran la verdad y, redefinen lo que es bueno y malo, se convierten en
tiranos arbitrarios y crueles.
En Atenas la gente
exigía un gobierno proveedor de todo, así las ideas de libertad e independencia
personal desaparecieron. Lucía más como una gran cooperativa en la cual todos
pedían y recibían. Se procedió luego a exprimir a esa minoría de ricos para
saciar a las masas, sin imaginar esa fuente era finita. La política se conectó
al dinero y a los votos. Y los votos, al igual que los políticos, también
estaban de venta. Atenas rechazaba su independencia y la única libertad que
buscaba, era una liberación de toda responsabilidad. Eran esclavos sin saberlo.
Responsabilidad
era el precio de la verdadera libertad. No había otra forma. Pero, cuando los
atenienses lo entendieron, era ya demasiado tarde. La revolución mega política
que aniquiló Atenas y al comunismo, será el mismo verdugo que destruirá el
moderno Estado democrático de bienestar. Tal vez para nosotros no sea demasiado
tarde.
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