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Wednesday, July 6, 2016

Un caso a favor de la Unión Europea

Juan Carlos Hidalgo cree que a pesar de sus múltiples defectos, el ideal liberal detrás del mercado común europeo merece ser defendido.

Juan Carlos Hidalgo es Analista de Políticas Públicas para América Latina del Cato Institute.
El sonido de los silbatos a las 7:30 a.m. marcó el inicio de la enorme ofensiva: 100.000 tropas británicas y francesas salieron de sus trincheras y avanzaron hacia las líneas enemigas. Tras varias semanas de inmisericorde artillería aliada, no esperaban encontrar mayor resistencia. Estaban equivocados: los alemanes los esperaban con sus ametralladoras MG 08. Más de 22.000 soldados perderían su vida en el primer día de la batalla del Somme, cuyo 100.° aniversario se conmemoró el viernes.



Se suponía que esa sería la “guerra que acabaría con todas las guerras”. Sin embargo, una generación después, Europa estaba otra vez en llamas. Acabada la II Guerra Mundial, un continente desangrado y con la amenaza de la ocupación soviética a sus puertas no podía darse el lujo de perder la paz de nuevo.
Fue así como nació la idea de crear una comunidad de naciones unidas por el libre intercambio. En palabras de Robert Schuman, ministro de relaciones exteriores francés, el objetivo era “hacer de la guerra algo no solo impensable, sino materialmente imposible”.
La idea no era nueva: ya en 1748 Montesquieu había observado que “el efecto natural del comercio es conducir a la paz. Dos naciones que comercian entre sí dependen recíprocamente la una de la otra”. Por lo tanto, el antídoto para evitar más conflagraciones en Europa era generar esa dependencia mutua. Con ese norte se funda en 1951 la Comunidad Europea del Carbón y Acero, precursora de la actual Unión Europea (UE), que vendría a consolidar las llamadas “cuatro libertades”: el libre movimiento de bienes, servicios, capital y personas.
El proyecto europeo enfrenta días aciagos. El Brexit le ha dado fuerza a los movimientos nacionalistas que sueñan con volver a erigir muros a lo largo del Viejo Continente. La desintegración de la UE es una seria posibilidad. Y aun cuando resulta difícil pensar que una Europa dividida vaya a revivir los horrores que la han marcado la mayor parte de su historia, el académico eslovaco Dalibor Rohac bien señala en su nuevo libro Towards An Imperfect Union que las recriminaciones que acompañarían la desaparición de la UE minarían la confianza que existe entre los países, lo cual aumentaría la probabilidad de conflictos futuros.
La UE tiene mucho criticable —su enorme burocracia, absurdas regulaciones y dispendiosos subsidios agrícolas—, pero la historia nos recuerda que, hoy más que nunca, el ideal liberal detrás del mercado común europeo merece ser defendido.

Un caso a favor de la Unión Europea

Juan Carlos Hidalgo cree que a pesar de sus múltiples defectos, el ideal liberal detrás del mercado común europeo merece ser defendido.

Juan Carlos Hidalgo es Analista de Políticas Públicas para América Latina del Cato Institute.
El sonido de los silbatos a las 7:30 a.m. marcó el inicio de la enorme ofensiva: 100.000 tropas británicas y francesas salieron de sus trincheras y avanzaron hacia las líneas enemigas. Tras varias semanas de inmisericorde artillería aliada, no esperaban encontrar mayor resistencia. Estaban equivocados: los alemanes los esperaban con sus ametralladoras MG 08. Más de 22.000 soldados perderían su vida en el primer día de la batalla del Somme, cuyo 100.° aniversario se conmemoró el viernes.


Saturday, June 18, 2016

El lado oscuro de la democracia: la tiranía popular

El lado oscuro de la democracia: la tiranía popular

Demos - tiranía

Por Maria Marty
La democracia nos trae la idea de un sistema que ha permitido a la gente, a lo largo de la historia, ser parte del Gobierno y escapar de absolutismos, despotismos, dictaduras y tiranías. Todavía recuerdo la alegría de todos los argentinos cuando en 1983, luego de más de siete años de dictadura militar, recuperamos la democracia y pudimos volver a las urnas.
En nuestras mentes, democracia es sinónimo de libertad de elección, libertad de expresión, libertad de acción.  Y es antónimo de represión, censura y autoritarismo.
Podemos casi trazar un paralelismo entre democracia y la entrada a la vida adulta.  Cuando cumplimos 18 años, en Argentina, ya no necesitamos de la autoridad de un tercero que nos diga qué decisiones tomar en nuestra vida. Ahora somos considerados adultos capaces de realizar elecciones racionales.  Incluso, al cumplir los 18 años, se nos considera que estamos capacitados para elegir a nuestros gobernantes.  Y la democracia, del mismo modo, es un sistema que se basa en la premisa de que los habitantes de un país están capacitados para tomar decisiones y elegir a sus propios gobernantes.


El problema surge cuando las bases sobre las que un sistema democrático debería apoyarse, pecan por su ausencia.
Pensemos en un adulto -con licencia de conducir- que cada vez que se sube a un auto, en vez de utilizarlo para mejorar la calidad de su propia vida, lo utiliza para chocar los autos de sus vecinos y atropellar a los peatones.
No hay duda de que las calles serían un total caos, donde quienes nos manejamos con respeto en relación a los demás, estaríamos a merced de aquellos que se manejan de acuerdo al capricho del momento.
Lo mismo ocurre con la democracia. Para que una sociedad democrática no se transforme en un completo caos,  se requiere que sus votantes sean adultos, respetuosos de los demás y capaces de hacerse cargo de su propia vida. Pero la responsabilidad individual que demanda la libertad, es un requisito al que muchos le escapan. Y estos escapistas preferirán -y votarán-  la seguridad que ofrece un Gobierno autoritario y proveedor. Un Gobierno que les de todo aquello que consideran su necesidad, aunque dicha fiesta tenga que pagarla un tercero, ya que el Estado no genera recursos propios.
Si bien la democracia se basa en la libertad, lamentablemente puede ser usada para votar en su contra. Es un sistema donde un 51% puede votar esclavizar a un 49%.  Quien mejor la describió, en mi opinión, fue Benjamín Franklin al decir que “la democracia son dos lobos y una oveja votando que comerán a la noche”.
Tenemos ejemplos en toda la historia y en todas partes del planeta, sobre los desastres a los que una democracia puede llevar. En América Latina tenemos muchos ejemplos recientes: desde Nicolás Maduro hasta Evo Morales, desde Cristina Kirchner hasta Rafael Correa.  Pero, claramente, la Alemania de Hitler es el ejemplo que jamás debemos olvidar.
Entonces, ¿qué es lo único que puede evitar que un sistema democrático nos conduzca a una tiranía de la mayoría? ¿Cómo evitar los abusos en los que ella puede caer?
Hay tres elementos sobre los que una democracia debe apoyarse para evitar transformarse en un sistema injusto:
  • Una cultura o filosofía basada en los derechos a la vida, a la libertad, a la propiedad y a la búsqueda de la felicidad de cada individuo (derechos individuales).
  • Una Constitución inviolable e inmutable, basada en el respeto absoluto de dichos derechos.
  • Una división de poderes, encargados de velar por la protección de estos derechos y de evitar que caigamos en manos de un tirano que pretenda gobernar a su antojo.
Hemos escuchado que el sistema político que reúne estas características es la República.  Pero eso se ha debido, básicamente, a que el ejemplo que ha prevalecido en la discusión política es el de los Estados Unidos de América, que en un principio se constituyó como una república democrática constitucional basada en los derechos individuales.
Si bien la república se fundamenta en el rule of law (o imperio de la ley), es decir, en leyes previamente establecidas, eso no implica que dichas leyes necesariamente garanticen la protección de los derechos individuales. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) tenía cierta división de poderes y compromiso con el imperio de la ley, pero no podemos decir que tenía igual compromiso con el respeto por los derechos individuales.
Actualmente, en América Latina, la mayor parte de los países son considerados repúblicas. En ellos hay una división de poderes (al menos tácita) y una Constitución que hay que acatar. Y sin embargo, son sociedades con un alto grado de violación a los derechos individuales, corrupción y desigualdad ante la ley.La realidad es que actualmente nadie sabe con certeza qué implica cada sistema gubernamental, ya que los países los han usado y definido de diferentes maneras hasta hacerles perder su significado.
Pero lo que sí debería ser claro, es que si pretendemos generar sociedades democráticas prósperas, libres y pacíficas, será fundamental reinsertar en la ecuación los elementos mencionados, y tomar estos elementos como la roca fundamental intocable que debemos resguardar con eterna vigilancia.
De lo contrario, podremos esperar de la democracia lo único que tiene para ofrecernos: poner nuestra vida en manos de la mayoría. Y sólo nos quedará rogar que esa mayoría resulte ser decente, madura e independiente.

El lado oscuro de la democracia: la tiranía popular

El lado oscuro de la democracia: la tiranía popular

Demos - tiranía

Por Maria Marty
La democracia nos trae la idea de un sistema que ha permitido a la gente, a lo largo de la historia, ser parte del Gobierno y escapar de absolutismos, despotismos, dictaduras y tiranías. Todavía recuerdo la alegría de todos los argentinos cuando en 1983, luego de más de siete años de dictadura militar, recuperamos la democracia y pudimos volver a las urnas.
En nuestras mentes, democracia es sinónimo de libertad de elección, libertad de expresión, libertad de acción.  Y es antónimo de represión, censura y autoritarismo.
Podemos casi trazar un paralelismo entre democracia y la entrada a la vida adulta.  Cuando cumplimos 18 años, en Argentina, ya no necesitamos de la autoridad de un tercero que nos diga qué decisiones tomar en nuestra vida. Ahora somos considerados adultos capaces de realizar elecciones racionales.  Incluso, al cumplir los 18 años, se nos considera que estamos capacitados para elegir a nuestros gobernantes.  Y la democracia, del mismo modo, es un sistema que se basa en la premisa de que los habitantes de un país están capacitados para tomar decisiones y elegir a sus propios gobernantes.

Hillary Sánchez y Mariano Trump


Los cambios políticos profundos, los que afectan al sistema en su conjunto, siempre son lentos. Aunque nuestro país haya sido en determinados momentos históricos un laboratorio de lo que luego sucedería en el resto del mundo occidental, no cabe duda de que en general no estamos a la cabeza de la innovación en materia política ni ideológica. De hecho, es hasta comprensible que este revival absurdo del estalinismo de hace casi un siglo se haya cebado sobre todo con países como Grecia y España. No es precisamente un rasgo de modernidad de esas dos sociedades, sino de su lamentable casposidad a prueba de champúes, como lo ejemplifica también el acompañamiento que le ha salido a Syriza por el lado nazi. En la zona septentrional de nuestro continente, gran parte de la joven vanguardia antisistema adora a Anonymous o a los piratas, tiene por héroe a Edward Snowden, comercia en bitcoins, pasa del Estado al que considera con razón como un lastre pesado y un controlador tan insolente como innecesario, y promueve —incluso sin saberlo ni llamarlo así— un capitalismo auténtico, de base, de freelancers en red.



 En cambio aquí, sus coetáneos, que hace cinco años llenaron las plazas para pedir más Estado, son la cabeza de puente del chavismo en Europa. Vestirán parecido, pero no tienen nada que ver. Da bastante pena que, mientras en otras latitudes la gente se está sacudiendo el síndrome de Estocolmo inducido por el Estado-papá y empieza a pensar en soluciones alternativas de conjunto, no ensayadas hasta hoy, aquí volvamos a las viejas barricadas de siempre.
El supuesto bienestar aducido por los estatistas ha resultado ser puro endeudamiento temerario
En el mundo de las ideas políticas, el último medio siglo estuvo condicionado por una novedad ideológica nacida y desarrollada en la parte noroccidental del Viejo Continente: la socialdemocracia. Mientras tanto, pensadores como Rand o Rothbard retomaban las ideas de la Libertad desde donde se habían detenido por la guerra mundial y las actualizaban al nuevo contexto. En 1971 se fundó en los Estados Unidos el primer partido libertario del mundo, y hoy ya somos cerca de cuarenta en todo el planeta. Mientras el ciclo vital de la socialdemocracia se desarrollaba en Europa —donde había prendido principalmente a causa del contexto de la Guerra Fría, como una especie de vía intermedia— y se exportaba con éxito al mundo en desarrollo, en los Estados Unidos iba madurando el libertarismo, ganando posiciones incluso en los dos grandes partidos convencionales, sobre todo en el republicano, y alumbrando infinidad de institutos y organizaciones cada vez más influyentes. Ahora que el hiperpaternalismo se ha revelado como un peligroso opiáceo y el supuesto bienestar aducido por los estatistas ha resultado ser puro endeudamiento temerario, ahora que la socialdemocracia está herida de muerte en términos históricos, adquiere una renovada importancia la paciente evolución paralela del libertarismo norteamericano durante las últimas décadas.
Ahora muchos conservadores de libro tratan de apropiarse del término “libertarian”, como si no se les viera el plumero a la legua
El próximo paradigma no lo vamos a importar de la famosa Suecia, que ya ha derribado las estatuas teóricas a Olof Palme aunque aquí se siga hablando con atrevida ignorancia de una socialdemocracia escandinava cuyo desmontaje comenzó hace más de una década. Esta vez vendrá de Norteamérica, pero no de la Norteamérica oficialista, no del establishment pseudocapitalista de Washington, no de las élites anquilosadas del bipartidismo viejuno que, como nuestra socialdemocracia, está sometido al mayor cuestionamiento de su historia. Vendrá de la nueva Norteamérica, la que rechaza tanto el casposo conservadurismo del mainstream republicano como el insidioso intervencionismo económico y dirigismo cultural de los demócratas. Esa Norteamérica, la que tan bien encarna Silicon Valley, representa según una reciente encuesta el 27% de la población, y, atención, ya es la mayor corriente ideológica del país. Prueba de ese auge es que ahora muchos conservadores de libro tratan de apropiarse del término “libertarian”, como si no se les viera el plumero a la legua. Pero, por supuesto, con los conservadores ni a la vuelta de la esquina, porque sólo son “socialistas de derechas”, tan estatistas como el que más.
Un sondeo de hace unos días ya daba una intención de voto del 11% al más que probable candidato del Partido Libertario, el ex gobernador de Nuevo México, Gary Johnson. En su anterior candidatura a la Casa Blanca cosechó más de un millón doscientos mil votos. Si los pronósticos se cumplen, podrá multiplicar por diez o más su apoyo popular. Tan alto es el apoyo a Johnson que, con un poco de suerte, los guardianes de la ortodoxia bipartidista van a tener que tragar con su presencia en los debates de Trump y Clinton, cosa que no pasaba desde los tiempos de Ross Perot. Se verá así la diferencia entre Johnson, representante de la América de hoy, y los dos grandes dinosaurios que proyectan lo más arcaico de la sociedad americana. Se verá que el camino de la renovación pasa para todos, indefectiblemente, por mucho menos Estado y mucha más Libertad. Es un fenómeno inevitable, como inevitable es el fin de la socialdemocracia generalizada y transpartita, que aquí representan Albert Clinton y Mariano Trump, o Donald Rajoy y Hillary Sánchez. Tanto da.
Los libertarios españoles trabajamos para ofrecer una contrapolítica directa y desacomplejada, una enmienda a la totalidad del sistema socialdemócrata
Sí, aquí tardaremos un poco más en recibir la ola de libertarismo que se está formando al otro lado del Atlántico y que, inexorablemente, va a llegar a Europa. Pero en nuestro continente cada vez hay más libertarios preparados para combatir por igual el estatismo de izquierdas y el de derechas, y para asegurarnos de que la nueva “centralidad” política, como le gusta decir a Pablo Iglesias, no sea precisamente la de los bolcheviques sacados de los libros de Historia, sino la que afirma la soberanía individual de cada ser humano. Entre tanto, y pese a las trabas y zancadillas del sistema, los libertarios españoles estamos trabajando para volver a ofrecer el próximo 26 de junio una contrapolítica directa y desacomplejada, una enmienda a la totalidad del sistema socialdemócrata, esa costosa antigualla de la que debemos prescindir cuanto antes.

Hillary Sánchez y Mariano Trump


Los cambios políticos profundos, los que afectan al sistema en su conjunto, siempre son lentos. Aunque nuestro país haya sido en determinados momentos históricos un laboratorio de lo que luego sucedería en el resto del mundo occidental, no cabe duda de que en general no estamos a la cabeza de la innovación en materia política ni ideológica. De hecho, es hasta comprensible que este revival absurdo del estalinismo de hace casi un siglo se haya cebado sobre todo con países como Grecia y España. No es precisamente un rasgo de modernidad de esas dos sociedades, sino de su lamentable casposidad a prueba de champúes, como lo ejemplifica también el acompañamiento que le ha salido a Syriza por el lado nazi. En la zona septentrional de nuestro continente, gran parte de la joven vanguardia antisistema adora a Anonymous o a los piratas, tiene por héroe a Edward Snowden, comercia en bitcoins, pasa del Estado al que considera con razón como un lastre pesado y un controlador tan insolente como innecesario, y promueve —incluso sin saberlo ni llamarlo así— un capitalismo auténtico, de base, de freelancers en red.


Wednesday, June 15, 2016

Por qué Brexit sí y Catalunya no

Brexit
Por qué Brexit sí y Catalunya no.
No hay nada intrínsecamente bueno o malo en que una región o un país se independicen; depende del contexto. Y el mejor ejemplo para hacer esa evaluación es contrastar dos situaciones actuales: la independencia de Gran Bretaña de la Unión Europea, y la independencia de Cataluña de España.
Dejando aparte los diferentes aspectos históricos y legales de esas dos situaciones, la cuestión contextual esencial a considerar es si la independencia (o la separación) en cada caso va a promover los derechos individuales, o a violarlos.


En el caso del llamado “Brexit” – o sea, “Britain exit”, la salida de Gran Bretaña de la UE – el objetivo es liberarse del control y del colectivismo cada vez más opresivo de las instituciones europeas. Un excelente video a favor del Brexit explica elocuentemente por qué es deseable la separación de Gran Bretaña del resto de Europa: un país debe tener control de sus leyes y de su futuro, y ese control debe residir en sus ciudadanos, quienes a su vez deben poder cambiar a su gobierno si éste no les sirve (en el doble sentido de la palabra “servir”). Hoy, los derechos de los británicos están siendo violados por la enorme y destructiva burocracia en Bruselas; por lo tanto, su independencia es, no sólo deseable, sino absolutamente necesaria para su supervivencia a largo plazo.
En el caso de Cataluña, el objetivo de los líderes nacionalistas es exactamente el opuesto. Ellos no buscan construir una sociedad libre que proteja los derechos individuales de sus ciudadanos, lo cual sería una razón moral y práctica a favor de la separación; lo que buscan es más control, es ser ellos mismos quienes opriman a sus ciudadanos, es cambiar la opresión central de Madrid por la opresión local de Barcelona: son los mismos perros con distintos collares. Esos buscadores de poder se oponen a la verdadera libertad, llamándola “libertad salvaje”, y proponen otro tipo de “libertad”, una libertad adulterada, una libertad parcial que ellos determinarán hasta dónde puede llegar. Su actitud la resume esta memorable y condescendiente frase: “Si tenemos que dar un poco más de libertad, lo haremos”.
¿Y yo qué tengo que ver con todo eso?, puedes estar preguntándote. Pues porque vivas donde vivas, y aunque te sientas física y emocionalmente alejado de esas decisiones, estás siendo seriamente afectado por ellas. Darle la vuelta a la deprimente situación actual del mundo ha de empezar en algún sitio concreto donde las ideas racionales consigan echar raíces, y ese sitio no va a ser un país minúsculo sin recursos o un enclave en alguna isla desierta, como los “paraísos” libertarios más o menos anarquistas que algunos intelectuales imaginan. Y cómo evolucione el mundo te va a afectar, quieras o no, estés en España o en USA o en Latinoamérica o en Singapore.
Lo ideal sería que un país desarrollado fuese el promotor de esas ideas racionales y asumiese el liderazgo intelectual y moral que el mundo necesita. Brasil tiene un movimiento intelectual embrionario favorable a Objetivismo, pero aún está por demostrar que su inercia cultural puede ser frenada. Gran Bretaña, en cambio, tiene tanto el tamaño como la tradición de liderar al mundo en ideas racionales, y podría convertirse en una enorme Quebrada de Galt (ver La Rebelión de Atlas), desde donde el mundo – esta vez, un mundo racional – vuelve a nacer.
Estados Unidos no se convirtió en líder mundial por el mero hecho de independizarse de Gran Bretaña (muchas colonias se han independizado a lo largo de la historia), sino por las ideas que fundaron al país: reconociendo al individuo como un fin en sí mismo, dándole sus ciudadanos (y a futuros inmigrantes) la oportunidad de trabajar y prosperar sin coerción del gobierno, o sea, haciendo posible el sentido de vida americano y su corolario, el “American dream”.
Muchas de esas ideas pro-libertad habían surgido de la Ilustración, del trabajo de pensadores como Isaac Newton y John Locke, y fueron los Padres Fundadores – en su mayoría también de ascendencia británica – quienes las plasmaron en la Constitución. Ahora, 240 años más tarde, Gran Bretaña tiene la oportunidad de recuperar el liderazgo político y económico mundial que en su día cedió a Estados Unidos, y que éstos no están siendo capaces de mantener.
La separación de Cataluña no parece ir a ningún sitio, “gracias a Dios”. Pero ojalá que los votantes británicos entiendan a fondo el asunto político más importante de sus vidas, y que el Brexit vaya adelante. Por sí solo, el hecho de que Gran Bretaña salga de la UE no garantiza que el mundo vaya a cambiar para mejor, pero hará que ese cambio sea posible. Será un paso en la dirección correcta, un primer paso hacia la salvación que aún podemos tener esperanza de ver durante nuestras vidas.

Por qué Brexit sí y Catalunya no

Brexit
Por qué Brexit sí y Catalunya no.
No hay nada intrínsecamente bueno o malo en que una región o un país se independicen; depende del contexto. Y el mejor ejemplo para hacer esa evaluación es contrastar dos situaciones actuales: la independencia de Gran Bretaña de la Unión Europea, y la independencia de Cataluña de España.
Dejando aparte los diferentes aspectos históricos y legales de esas dos situaciones, la cuestión contextual esencial a considerar es si la independencia (o la separación) en cada caso va a promover los derechos individuales, o a violarlos.

“Macri critica fuertemente todos los populismos de Latinoamérica”


Mariano Obarrio, periodista político de Argentina, explica que el fracaso de Scioli en las últimas elecciones argentinas se debe a un quiebre dentro del kirchnerismo


Macri tiene esperanzas que muchos argentinos "se sumen al cambio". (Mauricio Macri)
Macri tiene esperanzas que muchos argentinos “se sumen al cambio”. (Mauricio Macri)
Todos parecen sorprendidos por el resultado electoral del opositor Mauricio Macri en las elecciones del domingo 25 de octubre. Tras la euforia inicial y el desfile por los medios de comunicación, ambas fuerzas políticas se reacomodan en afán de evaluar estrategias de cara al balotaje.
El candidato del oficialista Frente para la Victoria, Daniel Scioli, ya adelantó que será “más Scioli que nunca” y afirmó que esta vez, a diferencia del primer debate presidencial al cual no fue, debatirá contra Macri el 11 de noviembre por televisión.
Hay una fuerte división dentro del oficialismo tras el hecho de que la agrupación política ultrakirchnerista “La Cámpora” se presentó el domingo electoral en el bunker de Aníbal Fernández, candidato de Kirchner a la provincia de Buenos Aires, y decidió no ir al sitio donde se encontraba Scioli.



PanAm Post conversó con Mariano Obarrio, periodista argentino especialista en Política, sobre el posible quiebre interno de la fuerza kirchnerista, las relaciones internacionales de Argentina en caso de que gane la oposición y de las virtudes y defectos de los candidatos presidenciables.
¿Por qué la agrupación juvenil kirchnerista La Cámpora le quitó el apoyo a Scioli? ¿Afectará eso el resultado en la segunda vuelta?
Hubo posturas encontradas en La Cámpora. Máximo Kirchner (hijo de la Presidente Kirchner) y Andrés Larroque (diputado nacional y líder de la agrupación kirchnerista) eran más anti sciolistas que Wado De Pedro (secretario General de la Presidencia) y Mariano Recalde (presidente de Aerolíneas Argentinas). El motivo es ideológico. No comparten el modelo y ven a Scioli como un exponente de los poderes económicos. No les gustó el discurso diferenciador de Scioli. Además, lo más importante, saben que Scioli no les daría un solo cargo en el Gobierno. Y que podría sacar muchos empleados contratados que son de La Cámpora.
El resultado no depende de La Cámpora. No parece tener poder electoral. Pero puede tener poder de daño y generarle retiros de apoyo económico y peleas que no lo ayudarían. Estos son pases de factura.
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¿Qué virtudes y defectos tendrá la administración de Macri en caso de alzarse con la victoria?
Las virtudes: sería un gobierno más racional, conservador, con ideas económicas más afines a un capitalismo de mercado, con desarrollo industrial. Acordaría con los holdouts, bajaría el gasto, sinceraría la economía, atacaría la inflación y daría mayores facilidades a la inversión.
Los defectos: poca experiencia política, menor número de diputados y senadores en el Congreso. Cierta tendencia a no escuchar propuestas o ideas que no provengan de su “núcleo duro”. Necesidad de acordar con otros partidos para sostener la gobernabilidad. Escasos operadores políticos para negociar temas conflictivos con el peronismo.
¿Cuáles cree usted que serán los cambios más relevantes en materia internacional con Macri Presidente? ¿Cómo se posicionaría Argentina frente al caso de Venezuela y la condena a Leopoldo López?
Scioli acompaño a la Presidenta Kirchner en varias cadenas nacionales. (BonelliOk)
Scioli acompaño a la Presidenta Kirchner en varias cadenas nacionales. (BonelliOk)
Macri condenó severamente la detención y condena de López, no tiene relación con el chavismo y critica fuertemente todos los populismos de Latinoamérica. Mejoraría su relación con el Mercosur, Estados Unidos, la Unión Europea, especialmente Italia y España, dos países con los que Argentina enfrió sus relaciones.
¿Cómo hará Macri para destrabar la economía sin asumir los costos políticos del reajuste? ¿Levantará el cepo cambiario?
Según anunció, levantaría el cepo de inmediato. Buscaría ingresos de dólares abundantes vía reducción de retenciones (impuestos a la exportación) y, si bien no lo admiten, una recomposición del tipo de cambio. Eso mejoraría el perfil fiscal y buscaría inversiones y créditos con un plan integral pro mercado y pro inversiones.
¿El fracaso de Scioli se debe más al quiebre interno del kirchnerismo o a haber perdido la provincia de Buenos Aires?
Ambos factores jugaron sin dudas. Pero en orden de prioridades yo mencionaría:
1- Gruesos errores de Cristina Kirchner al armar las listas de diputados.
2- Apoyar a Aníbal Fernández en la provincia, un candidato con mala imagen y denuncias de narcotráfico, cuestionado incluso por la Iglesia, siendo que la Argentina tiene un papa como Francisco.
3- Colocar a Carlos Zannini como vicepresidente de Scioli, lo que le quitó un perfil de autonomía a Scioli y lo pegó al kirchnerismo (del núcleo más duro).
4- El exceso de protagonismo de Kirchner, con decenas de cadenas nacionales en las que saturó a la sociedad, muchas de ellas con Scioli al lado.
5- Falta de propuestas nuevas y renovadoras del modelo y un exceso de continuidad en la propuesta.
6- Discrepancias de discurso entre Scioli y el kirchnerismo, continuo desgaste de Kirchner hacia Scioli, con gestos de autoridad que hacían parecer al candidato como plegado a la presidenta.

“Macri critica fuertemente todos los populismos de Latinoamérica”


Mariano Obarrio, periodista político de Argentina, explica que el fracaso de Scioli en las últimas elecciones argentinas se debe a un quiebre dentro del kirchnerismo


Macri tiene esperanzas que muchos argentinos "se sumen al cambio". (Mauricio Macri)
Macri tiene esperanzas que muchos argentinos “se sumen al cambio”. (Mauricio Macri)
Todos parecen sorprendidos por el resultado electoral del opositor Mauricio Macri en las elecciones del domingo 25 de octubre. Tras la euforia inicial y el desfile por los medios de comunicación, ambas fuerzas políticas se reacomodan en afán de evaluar estrategias de cara al balotaje.
El candidato del oficialista Frente para la Victoria, Daniel Scioli, ya adelantó que será “más Scioli que nunca” y afirmó que esta vez, a diferencia del primer debate presidencial al cual no fue, debatirá contra Macri el 11 de noviembre por televisión.
Hay una fuerte división dentro del oficialismo tras el hecho de que la agrupación política ultrakirchnerista “La Cámpora” se presentó el domingo electoral en el bunker de Aníbal Fernández, candidato de Kirchner a la provincia de Buenos Aires, y decidió no ir al sitio donde se encontraba Scioli.


Tuesday, June 14, 2016

#Venezuela María Corina Machado: “Macri debe escoger si está con la dictadura o la democracia”

#Venezuela María Corina Machado: “Macri debe escoger si está con la dictadura o la democracia”

Diputada Maria Corina Machado 
María Corina Machado reclamó que el gobierno argentino dé una respuesta clara y colabore para impulsar la aplicación de la Carta Democrática y ponerle un freno al régimen de Nicolás Maduro.
La oposición venezolana se siente decepcionada por la pasividad que muestra el gobierno de Mauricio Macri ante la situación desesperante de un país donde se registra escasez de alimentos, falta de medicamentos y diariamente se producen brutales episodios de violencia institucional y en las calles.
La ex diputada opositora María Corina Machado expresó esta mañana su descontento porque la posición tolerante que tiene el gobierno argentino se contrapone con el perfil que mostró al llegar al poder, cuando prometió colaborar activamente para ponerle freno a las violaciones a los derechos Humanos que periódicamente comete el presidente Nicolás Maduro.



“Puedo entender todos los problemas internos que tiene el presidente Macri, pero la situación venezolana es también un problema interno de Argentina y amerita una posición muy firme: tiene que escoger de qué lado está, si con la democracia o con la dictadura“, reclamó la coordinadora de Vente Venezuela, que recordó los vínculos de los Kirchner con el chavismo.
En una reciente visita a París, la canciller argentina Susana Malcorra sorprendió al considerar que “el problema de Venezuela lo tienen que resolver los venezolanos entre sí, encontrando un mecanismo de diálogo que les permita decidir cómo van a resolver la crisis“.
En diálogo con Jorge Lanata por Radio Mitre, Machado cuestionó esa postura con una equivalencia impactante: “Yo le pregunto cuántos muertos más hacen falta, que más tiene que ocurrir en Venezuela… La permanencia de Maduro en el poder ya no se mide en horas sino en muertos“.
De todas maneras, la ex legisladora no pierde la fe: “Yo creo que el presidente Macri no nos va a defraudar en esta hora y que la Argentina va a asumir con toda la fortaleza y energía la defensa de los derechos humanos, porque tiene que escoger de qué lado está: con la democracia o con la dictadura; con la acción o con la dilación;si está con (Luis) Almagro o con (Ernesto) Samper“.
En ese sentido, la ex diputada venezolana argumentó que “el informe de la OEA concluye lo que es evidente, que en Venezuela se rompió el orden democrático, hay una crisis humanitaria provocada y acelerada por el régimen de Maduro”.
Por eso reclamó que todos los países de la región se comprometan a colaborar con una población venezolana que “está pasando hambre” y se encuentra desesperada: “Hay que decirlo con todas las letras, la complicidad internacional ha sido brutal y se transformó en un pilar para la legitimidad de este régimen, para justificar lo injustificable”.
La cofundadora de la asociación civil Súmate consideró que a un gobierno como el de Maduro se lo combate “con presión institucional, desde la Asamblea Nacional; con presión popular, en base a la movilización ciudadana; y con presión internacional“.
Finalmente remarcó la necesidad de aplicar la Carta Democrática y poner en marcha una transición ordenada: “Cuando el Ejecutivo desconoce la autonomía y la vigencia del Parlamento, ¿cómo se llama eso? En la Argentina, en Venezuela y en cualquier país del mundo, eso es un golpe de estado. Y frente a esto, la OEA está obligada a escuchar a la Asamblea nacional y a los venezolanos”.
Fuente: Infobae (Argentina)

#Venezuela María Corina Machado: “Macri debe escoger si está con la dictadura o la democracia”

#Venezuela María Corina Machado: “Macri debe escoger si está con la dictadura o la democracia”

Diputada Maria Corina Machado 
María Corina Machado reclamó que el gobierno argentino dé una respuesta clara y colabore para impulsar la aplicación de la Carta Democrática y ponerle un freno al régimen de Nicolás Maduro.
La oposición venezolana se siente decepcionada por la pasividad que muestra el gobierno de Mauricio Macri ante la situación desesperante de un país donde se registra escasez de alimentos, falta de medicamentos y diariamente se producen brutales episodios de violencia institucional y en las calles.
La ex diputada opositora María Corina Machado expresó esta mañana su descontento porque la posición tolerante que tiene el gobierno argentino se contrapone con el perfil que mostró al llegar al poder, cuando prometió colaborar activamente para ponerle freno a las violaciones a los derechos Humanos que periódicamente comete el presidente Nicolás Maduro.