Wikipedia

Search results

Showing posts with label libertad. Show all posts
Showing posts with label libertad. Show all posts

Friday, March 3, 2017

Por el bien de los menos afortunados, repensemos el Estado de bienestar

Por el bien de los menos afortunados, repensemos el Estado de bienestar

(Juan Rubiano) estado de bienestar
Si el gobierno va a aportar algo, necesita el dinero para hacerlo, y en un Estado de bienestar el gobierno se posiciona él mismo como mecanismo de transferencia de riquezas. (Juan Rubiano)
El término “estado de bienestar” se ha convertido en piltrafa política; retórica insubstancial utilizada para alimentar un electorado dócil a favor o en contra de determinados clichés. El tema es críticamente importante para la democracia y merece un análisis más razonado.
El concepto “Estado de bienestar” cubre una variedad de formas significativamente diferentes de organización social y económica. Pero, esencialmente, un Estado de bienestar es una teoría de gobierno en la cual el Estado transfiere fondos de unos individuos a otros, buscando mejorar el bienestar de los segundos a expensas de los primeros. Si el gobierno va a aportar algo, necesita el dinero para hacerlo, y en un Estado de bienestar el gobierno se posiciona él mismo como mecanismo de transferencia de riquezas.


Saturday, December 24, 2016

Definiendo libertad ‘socialdemócrata’ y libertad ‘liberal’

Lady LibertyNo hay partido político que no incluya a la democracia como uno de sus valores fundamentales. Esa unanimidad, sin embargo, es posible porque no todos se refieren a lo mismo. Según quien hable, se puede hacer referencia a la democracia “representativa” o “parlamentaria”, a la democracia “plebiscitaria” o “asamblearia”, incluso a la democracia “popular” y en casos extremos a la democracia “revolucionaria”. La palabra “democracia” está tan manoseada que se la aplica tanto a un régimen como el de Corea del Norte como al sistema parlamentario británico.

Del socialismo al liberalismo

Image result for cowgirls and cattle ranches

Es frecuente escuchar anécdotas de personas que en su juventud militaron en algún movimiento comunista o socialista o simpatizaron con tales ideas pero que con el pasar de los años cambiaron radicalmente de pensamiento hasta encontrarse más cerca de los idearios liberales. Entre las personas que han transitado este camino podemos citar a los premio Nobel de Literatura Octavio Paz y Mario Vargas Llosa, el campeón mundial de ajedrez Gary Kasparov, el presidente de la Unión Soviética y Nobel de la Paz Mijail Gorvachov o escritores como Antonio Escohotado, Carlos Sabino y un sinnúmero de personajes destacados, así como también personas normales y corrientes.

Corrección política y libertad

Related image
Con cada nuevo atentado del islamismo radical, el cuerpo de guardia de la corrección política nos dice con grandes aspavientos en los medios y las redes sociales que no podemos decir que se trata de un atentado del islamismo radical para no generar la “peligrosísima” islamofobia, ese fantasma que parece recorrer Europa pero que, si he de serles sincero, yo todavía no me he encontrado, excepto en situaciones muy particulares y minoritarias.

Tuesday, December 6, 2016

Hong Kong = Libertad y prosperidad



“LOS MEXICANOS TODAVÍA NOS ENCONTRAMOS ATRAPADOS CON LA OBSOLETA IDEA DE QUE EL MUNDO FUNCIONA PORQUE CRECIMOS EN ÉL DOMINADOS POR LOS GOBIERNOS DE LAS NACIONES Y EN MÉXICO UN GOBIERNO QUE TODO CONTROLA, DOMINA, DECIDE, Y SOLUCIONA, PERO NO LE RINDE CUENTAS A NADIE.”


RICARDO VALENZUELA
Image result for CATTLE RANCHES IN CANADA
Con motivo de la publicación del más reciente “índice de libertad económica” de los países el cual, al igual que los últimos 20 años, ubica a Hong Kong en el sitio numero uno y lo define como el paraíso mundial de libertad con prosperidad, llegan a mi mente recuerdos de aquel gran hombre apóstol de la libertad; Milton Friedman. La nueva publicación lista también los nuevos debutantes en la libertad: Irlanda, Estonia, España y los define como los más recientes milagros económicos.



En el mes de abril de 1996, tuve una de las satisfacciones más grandes de mi carrera profesional y una de las experiencias más excitantes de mi vida. Después de haber dirigido un comunicado al Dr. Milton Friedman,  premio Nobel de economía en el año 1976 y, en mi opinión, el más brillante pensador del siglo XX, recibí una dramática respuesta de parte del padre de los monetaristas e indudablemente el líder del pensamiento económico de la escuela de Chicago, galardonada con 6 premios Nobel.

La respuesta de Milton Friedman fue además de motivo de orgullo para mí, tajante, clara, asertoria. Al afirmar yo que México tenía la historia de EU como ejemplo a seguir para lograr nuestra prosperidad, el Dr. Friedman responde sin titubeos: "está usted equivocado, a no ser que se refiera a la historia de  EU del siglo pasado y la primera parte de este siglo. Desde 1933 EU ha ido en la dirección que México llevó a sus extremos. En estos momentos el Estado dispone de más del 50% del ingreso nacional a través de programas, regulaciones, mandatos, etc., el mejor ejemplo para ustedes es el Hong Kong de los últimos 30 años."

A más de diez años de distancia de tales acontecimientos y estando consciente del proceso de socialización que ha sufrido la economía de EU a través de los programas de asistencia como Welfare, Medicare, subsidios a la agricultura, el crecimiento de la burocracia, etc., que ya consumen más de 700 billones de dólares al año. Pero también consciente de que durante los últimos 20 años el mundo ha descubierto el nuevo concepto de Ultra prosperidad que han vivido los EU en el cual ya ni enviándoles a Echeverría o López Portillo como presidentes podrían sabotear ese espectacular desarrollo; Poco antes de la muerte de este gran hombre, recibí una nueva misiva en la que me preguntaba: ¿Como vas en tu cruzada, did you did your homework?

Mientras en México nuestros políticos, en especial el autollamado “presidente legítimo”, regresan a la retórica revolucionaria hablando de soberanía, nacionalismo, tercera vía, rectoría económica del Estado, etc., al mismo tiempo que el PIB crece a un raquítico 3% y el ingreso per cápita no llega a $7,000 US dólares, Hong Kong en 30 años se ha convertido en el paraíso económico del mundo, un centro financiero al nivel de Nueva York y Londres, y el puerto de entrada al siglo XXI. En 1970 el ingreso per cápita de Hong Kong era de $900 US dólares y el de México $720 US dólares. En estos momentos el de Hong Kong se acerca rápidamente a los $45,000 US dólares al año, mientras que en México no llegamos a los $10,000. 

¿Cual ha sido el secreto de Hong Kong? La libertad, libertad económica que ha promovido ese crecimiento espectacular y que aun con su regreso al control de la "China Comunista," sigue su marcha entre los escombros de lo que fue en neo confusionismo del resto de los países de Asia y que finalmente entienden, reconocen, y están ahora modificando. China comunista siguió el consejo que a mí me dio Milton Friedman, y han repetido el concepto en otras 20 ciudades en la costa del país que son ahora el ejemplo de prosperidad y desarrollo. Los aparatos de inteligencia americanos, predicen que China en el próximo siglo expandirá tal concepto en todo su vasto territorio para lograr un Hong Kong de tal vez 1,500 millones de habitantes. 

La semilla de esta envidiable prosperidad de Hong Kong, fue sembrada por Sir JohnCowperthwaite quien fungió como Secretario de Finanzas de la colonia de 1961-1971. Descrito por la comunidad internacional como un brillante economista y un hombre de principios, es reconocido como el arquitecto del moderno Hong Kong. Un economista de la línea de Gladstone o John Stuart Mill, Sir John personificó lo que puede ser llamada la escuela de economistas de Hong Kong que basó su desarrollo en las ideas de la escuela liberal de Manchester de una no-intervención positiva. El verdadero Estado protector de vida, libertad y propiedad.

El éxito de las políticas de Cowperthwaite no tiene discusión. Con su promoción de maximizar las ganancias de los participantes en el mercado, tasas impositivas reducidas y un rígido control del gasto público, Hong Kong, a pesar del embargo comercial entre China y los EU, se convirtió en el paraíso Gladstoniano y un laboratorio viviente para observar los mercados libres en competencia. En esa década los salarios reales aumentaron en más de un 50% ajustados por inflación, el porcentaje de pobreza bajó de un 70% a menos de un 10%. Fue también durante esa década cuando Hong Kongadquirió lo que se convirtió en su clásica actitud moderna; esa orientación hacia el maximizar las ganancias que fue el combustible para la maquinaria de expansión, desarrollando también una actitud de intolerancia hacia todo lo que sonara "Estado Benefactor."

A tres años de distancia de la carta de Milton Friedam, los mexicanos todavía nos encontramos atrapados con la obsoleta idea de que el mundo funciona porque crecimos en él dominados por los gobiernos de las naciones y en México un gobierno que todo controla, domina, decide, y soluciona, pero no le rinde cuentas a nadie. Ante las ultimas elecciones presidenciales en la cuales nos dieron migajas de democracia, lo que ha provocado la diarrea verbal de la nueva ola de políticos con la consiguiente confusión de un pueblo desinformado, yo le pido, le suplico a los nuevos actores de la política que escuchen el mensaje de Milton Friedman.

Señores políticos mexicanos, no hay que inventar nada, sólo abandonen la demagogia y lean el libro de Frank Welsh: "Un lugar prestado. Historia de Hong Kong."

Hong Kong = Libertad y prosperidad



“LOS MEXICANOS TODAVÍA NOS ENCONTRAMOS ATRAPADOS CON LA OBSOLETA IDEA DE QUE EL MUNDO FUNCIONA PORQUE CRECIMOS EN ÉL DOMINADOS POR LOS GOBIERNOS DE LAS NACIONES Y EN MÉXICO UN GOBIERNO QUE TODO CONTROLA, DOMINA, DECIDE, Y SOLUCIONA, PERO NO LE RINDE CUENTAS A NADIE.”


RICARDO VALENZUELA
Image result for CATTLE RANCHES IN CANADA
Con motivo de la publicación del más reciente “índice de libertad económica” de los países el cual, al igual que los últimos 20 años, ubica a Hong Kong en el sitio numero uno y lo define como el paraíso mundial de libertad con prosperidad, llegan a mi mente recuerdos de aquel gran hombre apóstol de la libertad; Milton Friedman. La nueva publicación lista también los nuevos debutantes en la libertad: Irlanda, Estonia, España y los define como los más recientes milagros económicos.

México necesita libertad más que democracia (I)




LA GENTE TIENDE A JUZGAR AL MERCADO COMO SI ÉSTE TUVIERA SUS PROPIOS DESEOS, TOMARA SUS PROPIAS DECISIONES Y GENERARA SUS PROPIAS GANANCIAS. SE LE CULPA DE TODAS LAS DESGRACIAS OCURRIDAS Y POR SUCEDER. NO ES ASÍ. SOLAMENTE LOS INDIVIDUOS ELIGEN Y ACTÚAN. ES ENTONCES CUANDO LOS VERDUGOS TRADICIONALES UTILIZAN EL ESTADO PARA DOMINAR ESE “PELIGROSO ENTE”; EL MERCADO, PROVOCANDO LAS TELARAÑAS DE MIL CABEZAS CON LAS QUE NOS HAN OPRIMIDO DURANTE GENERACIONES. EL MERCADO, SEÑORAS Y SEÑORES, SOMOS TODOS NOSOTROS, ¡ES EL PUEBLO! ¿ES TAN DIFÍCIL COMPRENDER ESO?”


RICARDO VALENZUELA
Image result for COWBOYS AND CATTLE
Las naciones modernas han podido existir porque el mercado libre es la forma más eficiente de promover la vida pacífica y la cooperación voluntaria entre los individuos. Utilizándolo, es como las naciones desarrolladas han progresado. Hace menos de 200 años la riqueza estaba concentrada en pocas manos. Hoy el cambio es enorme y ha sido tan marcado que el ciudadano común y corriente de hoy es más rico, por la variedad de cosas de que disfruta, que el legendario Midas, Creso o Luis XIV.  ¿Cual es la razón de esto? 



El mercado es un fenómeno por demás maravilloso aunque éste no sea apreciado y, sin embargo, nuestra vida depende en gran medida de él. Para muestra un botón: Ninguno de nosotros tiene los medios y el conocimiento tecnológico para hacer todo lo necesario y traer una taza de café a la mesa del desayuno. Por ese motivo tampoco podemos encargarnos de todos los demás bienes que utilizamos y consumimos cada día. Por esto, necesitamos un mercado. Sin embargo, por simple y claro que esto parece intelectuales, gente común y por sobre todo los políticos han olvidado que la política partidista nada tiene que ver con producir bienes, alimentos, vestido, automóviles, medicina, vivienda, etc. Olvidan que cuanto bien se encuentra disponible en el mercado –y que hace nuestra vida mejor y más fácil- es resultado de la laboriosidad e industria de los individuos que trabajan, invierten, producen y comercian. Necesitamos entonces, más de éstos, y menos de aquellos que lo más que producen son promesas y esperanzas fallidas… y regulaciones.

¿Es tan difícil comprender los beneficios del mercado? 

A lo que los liberales aspiramos es a que el individuo sea capaz de encontrar su propio bienestar a su manera, siempre que no se intente privar a los demás del mismo derecho o impida su esfuerzo por alcanzarlo. En pocas palabras, la idea es que no existan restricciones hechas por el hombre que limiten el desenvolvimiento de la energía creadora del individuo. Lo cual significa que nadie tiene el derecho a inhibir a ningún individuo en ningún sentido, excepto para impedir cualquier acción destructiva hacia los derechos de otros.

Para el contexto de México la situación es por demás diferente. 

La gente tiende a juzgar al mercado como si éste tuviera sus propios deseos, tomara sus propias decisiones, generara sus propias ganancias, y se le culpa de todas las desgracias ocurridas y por suceder. No es así. Solamente los individuos eligen y actúan. Argumentando que "el mercado carece de compasión", que no entiende de moral o caridad, que "el mercado causa desempleo" se confunde el importante papel que juega el mercado, y provocan planes de acción que agravan los problemas en lugar de resolverlos. Es entonces cuando los verdugos tradicionales utilizan el Estado para dominar ese “peligroso ente”; el mercado, provocando las telarañas de mil cabezas con las que nos han oprimido durante generaciones. El mercado señoras y señores somos todos nosotros, es el pueblo.

¿Por qué nos cuesta entender el camino del progreso?

Que maravilla es la sociedad libre y el mercado!!!! Millones de individuos actúan motivados por miles de razones diferentes, buscando miles de objetivos distintos, y a la vez las acciones humanas pueden coordinarse perfectamente para mantener la convivencia pacifica y como decía Adam Smith, “sin pretenderlo y buscando su interés personal, provocan el bienestar común de la sociedad SIEMPRE GUIADOS POR ESA MANO INVISIBLE”. Pero el México moderno poco ha entendido este proceso. ¿Es esto realmente tan difícil de comprender?

En la actualidad, el espíritu empresarial y visionario se encuentra agonizante. Ahora, es común, que quienquiera que necesite ayuda acuda a las oficinas de gobierno, se pare en las ventanillas del seguro social, inicie una guerrilla, se una a marchas de cientos de personas para exigir un salario más justo, una vivienda digna, un futuro próspero, que me salven mi banco, me cierren la frontera etc. Sí, la vida en las democracias parece ser sencilla. Si no tienes, exige, si te falta protesta, demándale al Estado, pues a fin de cuentas, la democracia moderna no se obtiene si en los pueblos no impera la justicia social. He ahí la gran falacia; “la justicia social la produce el Estado”. Después de 200 años de lo contrario, no nos damos cuenta; “Lo que ha hecho del estado un infierno en la tierra, es que el hombre ha pretendido hacerlo su cielo.”

Lo que en mucho ha destrozado a México, es el intervencionismo estatal. Mientras otras naciones salen del subdesarrollo y la pobreza, los mexicanos no hemos entendido los mecanismos tan simples de la generación de la riqueza. Y por si esto fuera poco, desde la cuna las nuevas generaciones de mexicanos son adoctrinados con la errónea idea de que el interés colectivo se encuentra siempre por encima del interés individual, y que todos nuestros anhelos, deseos, y metas personales han de ser dejadas a un lado para conseguir el tan anhelado pacto social o el interés de cualquier otra ilusa colectividad. ¿Por qué razón misteriosa estamos tan cegados? ¿Herencias mentales? ¿Religiosas?

Pero lo más serio de todo es que esa intromisión del Estado en los quehaceres de los ciudadanos, ha acostumbrado por generaciones a millones y millones de mexicanos a vivir de la mano visible del erario público, y hacerles escépticos de los beneficios del mercado para que naturalmente alaben a políticos ineptos que con la “intención” de elevar el nivel de vida de los habitantes, o en aras de la justicia social, o de la liberación nacional, ateten contra la propiedad privada o adoptan otras medidas antiliberales; y de esa manera condenan a la pobreza a los habitantes de un continente que es potencialmente muy rico. Mientras, esos habitantes esclavizados siguen pidiendo la intervención de ese estado destructor. Esa dependencia es la que le interesa seguir manteniendo al estado, eso es control, control a través de la dependencia de la sociedad.

Con un gobierno nuevo ¿Qué puede hacerse? ¿Qué podríamos recomendarle al presidente de México y a su grupo de colaboradores?

México necesita libertad más que democracia (I)




LA GENTE TIENDE A JUZGAR AL MERCADO COMO SI ÉSTE TUVIERA SUS PROPIOS DESEOS, TOMARA SUS PROPIAS DECISIONES Y GENERARA SUS PROPIAS GANANCIAS. SE LE CULPA DE TODAS LAS DESGRACIAS OCURRIDAS Y POR SUCEDER. NO ES ASÍ. SOLAMENTE LOS INDIVIDUOS ELIGEN Y ACTÚAN. ES ENTONCES CUANDO LOS VERDUGOS TRADICIONALES UTILIZAN EL ESTADO PARA DOMINAR ESE “PELIGROSO ENTE”; EL MERCADO, PROVOCANDO LAS TELARAÑAS DE MIL CABEZAS CON LAS QUE NOS HAN OPRIMIDO DURANTE GENERACIONES. EL MERCADO, SEÑORAS Y SEÑORES, SOMOS TODOS NOSOTROS, ¡ES EL PUEBLO! ¿ES TAN DIFÍCIL COMPRENDER ESO?”


RICARDO VALENZUELA
Image result for COWBOYS AND CATTLE
Las naciones modernas han podido existir porque el mercado libre es la forma más eficiente de promover la vida pacífica y la cooperación voluntaria entre los individuos. Utilizándolo, es como las naciones desarrolladas han progresado. Hace menos de 200 años la riqueza estaba concentrada en pocas manos. Hoy el cambio es enorme y ha sido tan marcado que el ciudadano común y corriente de hoy es más rico, por la variedad de cosas de que disfruta, que el legendario Midas, Creso o Luis XIV.  ¿Cual es la razón de esto? 

Monday, November 14, 2016

Basura entra, basura sale: La verdad, la libertad y el engaño en el análisis económico y la formulación de políticas

Por Robert Higgs

Image result for cattle ranches in montana
Durante miles de años, los filósofos nos han dicho que si hemos de vivir nuestras vidas en todo su esplendor, deberíamos buscar la verdad, la belleza y la bondad. Por supuesto, cada una de estas cualidades ha planteado cuestiones espinosas y provocado discusiones continuas. Que las personas hayan observado tales argumentos, en lugar de entregarse a sus apetitos primarios e instintos animales, puede ser considerado como algo valioso en sí mismo. Una resolución definitiva de tales profundos interrogantes puede escapar a las capacidades humanas.
Con relación a la bondad y la belleza, no tengo nada que valga la pena que agregar a la discusión. Para obtener orientación en la búsqueda de la bondad, podemos mirar a los santos, teólogos, filósofos morales, y ejemplos morales de nuestro propio conocimiento. Para las demostraciones de belleza, podemos recurrir a la naturaleza y a los artistas, grandes y pequeños, que han adornado nuestras vidas con la gracia de la música, la poesía y las artes visuales. Mis propios títulos profesionales, como economista e historiador de la economía, no me dotan para contribuir con algo de valor a estas áreas.


Me siento capacitado, sin embargo, para hablar con respecto a la verdad, porque la búsqueda de la verdad siempre ha servido como base de mis esfuerzos intelectuales. Por otra parte, mi estudio, investigación y reflexión dentro de mis propios dominios profesionales me hizo percatar de una relación que otros harían bien en ponderar y respetar—una relación, en verdad una serie de relaciones, entre la verdad y la libertad, de manera que cualquier persona que busque el triunfo de la verdad también procure establecer la libertad en los asuntos humanos.
Cuando comencé mi carrera académica en 1968, mi especialidad era la investigación de la historia económica de los Estados Unidos. Esperaba publicar los resultados de mi investigación en prestigiosas revistas especializadas. Para un joven que recién estaba empezando a dominar su campo, llevar a cabo una investigación publicable era una tarea de enormes proporciones. Miles de otros autores ya habían contribuido a la cimentación de la literatura en mi área de investigación, por lo cual la adición de algo que tuviese la suficiente importancia como para merecer su publicación en una buena revista profesional difícilmente fuera una tarea sencilla.
Descubrí, sin embargo, que una manera de proceder era identificar los errores significativos en la literatura existente y corregirlos. Además, pronto me percaté de que se habían cometido muchos errores. Para expresarlo de otra manera, encontré que las fuentes existentes a menudo no decían la verdad sobre una cosa u otra, y en algunos casos las falsedades propuestas por un autor llevaban a autores ulteriores, que se basaban en esas declaraciones falsas, a cometer sus propios errores.
A menudo pensamos en la empresa científica o académica como un proceso cooperativo en el cual el establecimiento de una verdad facilita el establecimiento de otra, pero, por desgracia, el proceso por lo general opera también de manera adversa en la medida en que el establecimiento de una falsedad fomenta el establecimiento de otra.
Los errores en mis áreas de estudio e investigación asumen dos clases de formas principales: de hecho y de interpretación.
En algunas ocasiones, los errores facticos se derivan de la falsificación deliberada, pero mucha más frecuencia surgen del descuido en la observación, medición, transcripción y procesamiento de la información. Al verificar las citas, por ejemplo, descubría discrepancias de rutina entre las palabras citadas por un autor y las palabras que aparecen en la fuente de donde se tomó la cita: algunas palabras o signos de puntuación fueron omitidos; palabras o signos de puntuación fuero insertados, sin darse ningún tipo de indicación sobre tales cambios. Muchos escritores simplemente no son cuidadosos y por lo tanto hacen declaraciones falsas de los hechos.
Para dar otro ejemplo, encontré que en un artículo muy bien considerado, el incremento en la producción de algodón en los Estados Unidos entre 1850 y 1860, en comparación con lo producido entre 1860 y 1880—un hecho esencial para el argumento que se estaba expresando—había sido mensurado con un enorme error, en parte debido a que los investigadores originales habían asumido que un fardo de algodón contenía la misma cantidad de pelusa en cada una de estas tres fechas, mientras que la cantidad de pelusa por fardo había aumentado en realidad de 400 libras en 1850, a 445 libras en 1860, y a 453 libras en 1880. Los investigadores habían efectuado declaraciones falsas de los hechos porque habían asumido erróneamente que en los años tomados en consideración un “fardo” había significado una unidad de peso constante, mientras que, de hecho, esta unidad de medida había variado con el tiempo. (Véase Robert McGuire y Robert Higgs, “Cotton, Corn, and Risk in the Nineteenth Century: Another View”, Explorations in Economic History 14 [Abril 1977]: 169).
En otra ocasión, mientras revisaba un importante libro escrito por un profesor de una universidad líder, descubrí que, si bien las conclusiones del autor dependían de simulaciones derivadas de un sistema de ecuaciones simultáneas, una de las ecuaciones se encontraba expresada en una forma carente de sentido que requería que incomparables unidades (cantidades físicas y valores en dólares) fuesen añadidas, y otra ecuación estaba expresada en una forma que producía valores negativos carentes de todo sentido económico. Preocupado por estos descubrimientos, llamé al autor por teléfono para preguntarle acerca de los errores. Se sorprendió de mi “cuidadosa lectura”, pero no pareció estar especialmente alicaído. Al parecer, confundido como para explicar cómo tales groseros errores llegaron a su libro, me aseguró que a pesar de que sin lugar a dudas ellos se encontraban en el texto, no habían estado presentes en las ecuaciones que en verdad utilizó para efectuar sus cientos de simulaciones. Porque yo no podía ver cómo su sistema de ecuaciones podría haber sido alterado para tornarlo completa e internamente consistente sin una reformulación radical, tuve una profunda sospecha de que su gran libro no era más que un monumento a lo que se conoce como el “principio GIGO”—sigla inglesa para “Garbage In, Garbage Out”, es decir “Basura entra, basura sale”. (Véase la reseña de Robert Higgs de Late Nineteenth-Century American Development: A General Equilibrium History, de Jeffrey G. Williamson, Agricultural History 49 [Octubre 1975]: 690-92).
Los errores de interpretación surgen cuando los investigadores o bien aplican una teoría errónea o aplican una teoría acertada de manera incorrecta en su interpretación de las relaciones causales. Este tipo de error es mucho más complejo y difícil de resolver que un error factico. Los investigadores deben dominar la teoría apropiada para su aplicación en el área que procuran entender. Los investigadores honestos a menudo están en desacuerdo acerca de cuáles teorías son correctas y cuáles son erróneas.
Muchos economistas modernos, por ejemplo, proceden como si el papel de la teoría en la economía fuese el mismo papel de la teoría en la física y la química. A pesar de la amplia aceptación de este supuesto, el mismo es incorrecto; no tiene en cuenta la diferencia entre las decisiones humanas y los movimientos de las moléculas, los átomos y las partículas subatómicas; la diferencia entre la acción de seres conscientes y resueltos y el comportamiento inconsciente y carente de sentido de las partículas de materia y las corrientes eléctricas. El supuesto positivista de que una solo esquema explicativo—el reduccionismo materialista—es igualmente aplicable a todas las ciencias es el error general que F.A. Hayek denominó cientificismo. El mentor de Hayek, Ludwig von Mises argumentó extensamente en muchos de sus escritos contra el cientificismo y en favor del dualismo metodológico (Véase, por ejemplo, Theory and History [1957]).
En mi carrera en el mundo académico, sin embargo, descubrí para mi desilusión que muchos de mis colegas tenían poco interés en la búsqueda de la verdad, de cualquier forma que uno pudiese entenderla o ir tras ella. Para ellos, sus investigaciones y publicaciones tenían importancia como un juego en cual los ganadores recibirían los mayores beneficios en salario, financiamiento para la investigación y reconocimiento profesional. Ellos entendían que debido a una enclaustrada endogamia académica, los economistas de las universidades más prestigiosas consideran que los “chicos más avispados” son aquellos que emplean las más avanzadas, complejas e incomprensibles matemáticas en sus “modelos” y “comprobaciones empíricas”.
Observé a colegas que se emocionaban por su descubrimiento de un teorema matemático que nunca había sido aplicado en la investigación económica. Estos economistas miraban a su alrededor en busca de una manera plausible de emplear el teorema matemático recién descubierto, para darle la apariencia de relevancia económica. De esta manera, la mera técnica guiaba la investigación y publicación. Estos economistas no tomaban en cuenta, ni se preocupaban, si el teorema les ayudaría en el descubrimiento de la verdad económica, solamente les importaba exhibir sus poderes analíticos para impresionar a sus colegas técnicamente menos avanzados y a los editores de publicaciones científicas. Desafortunadamente, estos colegas a menudo se sintieron intimidados por los autores de artículos que no podían entender porque no conocían las técnicas matemáticas empleadas en la exposición. Toda esta empresa, que continúa aún hoy, consume valioso tiempo y capital intelectual en un equivocado carnaval de un arte de llevar siempre la delantera que deviene intelectualmente irrelevante.
Cuando nos movemos desde el ámbito de la investigación económica al ámbito de la política económica, nos encontramos con falsedades aún más destructivas. Por ejemplo, gran parte la teoría económica moderna ha sido utilizada para justificar la intervención del gobierno en el proceso de libre mercado.
Podríamos hacer una pausa para reflexionar que este proceso, que opera como un sistema de precios o, visto desde otro ángulo, como un sistema de ganancias y pérdidas, es simultáneamente una forma de revelar la verdad. Así, por ejemplo, un precio establecido en el mercado libre comunica información fidedigna a todos los potenciales participantes del mercado acerca del valor de cambio de un bien o servicio en relación con otros bienes y servicios. Si el gobierno establece un impuesto al consumo de un bien, disminuyendo así la cantidad demandada e incrementando el precio de mercado, los potenciales compradores reaccionarán ahora ante una señal falsa del verdadero valor de cambio del bien. Si el gobierno paga un subsidio a los productores de un bien, incrementando así la cantidad ofrecida y disminuyendo el precio de mercado, los potenciales oferentes reaccionarán ahora ante una señal falsa del verdadero valor de cambio del bien. En ambos casos, los cambios en las cantidades producidas dan lugar a los correspondientes cambios en las cantidades de los distintos factores de producción demandados; y esos cambios dan lugar a otros cambios en el mercado; y así sucesivamente, a medida que las consecuencias de un simple intervención gubernamental en el sistema de precios del mercado generan un efecto dominó desde su origen.
(Los que han estudiado algo de economía en la universidad podrán objetar que según la teoría de la “falla del mercado”, diversas desviaciones de las hipotéticas condiciones de la “competencia perfecta” podrían provocar que se distorsionen los precios determinados en el mercado y que la producción sea “ineficiente”, y entonces en este caso el gobierno puede intervenir con impuestos, subsidios y reglamentaciones para darle al mercado una configuración eficiente. No obstante, lo que a estos estudiantes probablemente no se les enseñó es que esta teoría supone muchas cosas que no pueden ser conocidas por nadie excepto como estén determinas en los mercados reales. Además, debido a que los verdaderos parámetros de la demanda, el costo y las funciones de la oferta son desconocidos [y se encuentran constantemente sujetos a cambios] en el mundo real, el gobierno no sabe, en verdad no puede saber, cuánto debe intervenir—por ejemplo, qué nivel impositivo establecer, o cuánto pagar en concepto de subsidios. Más aún, esta teoría asume implícitamente que las medidas intervencionistas que el gobierno tome carecen en sí mismas de costos.
Uno se pregunta: ¿Cómo es que las agencias de impuestos y subsidios y las burocracias reguladoras son apoyadas? Porque en realidad este tipo de intervenciones no son creaciones de genuinos expertos en economía [en sí mismos lo suficientemente inermes], sino de los políticos y sus lacayos, las intervenciones tienen por objeto, y así lo hacen, servir no al propósito de establecer una asignación eficiente de los recursos, sino al propósito de promover los fines personales, ideológicos y políticos de los gobernantes. Todo el aparato de la teoría de las fallas del mercado es pura fantasía de pizarrón, un juguete de los economistas teóricos que ha sido aceptado con demasiada frecuencia como una guía útil para, o la justificación de, la intervención gubernamental en la economía de mercado por legisladores y reguladores supuestamente imbuidos de espíritu cívico).
En realidad, el sistema de mercado fomenta una asignación eficiente de los recursos—constantemente crea incentivos para que los dueños de los recursos los canalicen desde las áreas en las cuales esos recursos tienen menos valor hacia las áreas en las que tienen mayor valor. Los impuestos, los subsidios y otras intrusiones del gobierno en el proceso de mercado en efecto falsean las “señales” de los precios que guían a los participantes en el mercado en sus decisiones sobre cuánto comprar, cuánto vender, cómo producir, dónde producir, y exactamente cuándo realizar diversas acciones.
Si se estableciesen precios falsos en un sistema de libre mercado—si, por ejemplo, el precio de la gasolina en un pueblo se torna más alto que el precio en una población vecina por un importe mayor que el costo de transportar un galón de gasolina de una localidad a la otra—los empresarios tendrán un incentivo para trasladar el producto al lugar en el que éste tiene un valor mayor. De este modo, provocarán que el precio más bajo se torne más alto, y que el precio más alto se vuelva más bajo, y harán que el mercado se mueva hacia una eficiente asignación de los recursos. Aquellos lo suficientemente viejos como para recordar la denominada crisis energética del período 1973 a 1981 en los Estados Unidos, apreciarán inmediatamente lo mal que el sistema de mercado funciona cuando esos cambios en los precios y las reasignaciones de recursos se encuentran prohibidas.
La interferencia gubernamental en el sistema de precios embota o destruye los incentivos que de otro modo llevarían a los empresarios a reasignar los recursos de manera eficiente. Los impuestos destruyen el incentivo para producir más de ciertos bienes que, sin el gravamen, sería rentable producir. Los subsidios crean incentivos para producir más de ciertos bienes que, sin la subvención, no sería rentable producir. Los impuestos y subsidios, y también las reglamentaciones de diversas maneras más complejas, distorsionan la verdadera información inherente en el proceso de establecimiento de los precios en el mercado libre. Al responder a los precios falsos de un sistema de mercado distorsionado por el gobierno, los empresarios pueden enriquecerse, pero sólo a expensas de la economía en su conjunto, para no mencionar el sacrificio de la libertad económica inherente al coercitivo sistema impositivo y de subsidios del gobierno.
***
Tanto en el ámbito de la investigación económica como en ámbito de la política económica, la libertad es una condición esencial para la generación de la verdad y por lo tanto para el mejor disfrute de la vida social que depende del hecho de hacer uso de la información autentica, antes que de la falsa, la información.
El mundo académico de los economistas fanfarrones y pirotécnicos que dominan hoy día la corriente mayoritaria de la profesión, sería imposible sin las vastas subvenciones gubernamentales que apoyan a estos economistas y a las instituciones en las que ellos pergeñan su brujería.
Si les dieran la oportunidad, los consumidores no comprarían sus trabajos de investigación deslumbrantes pero carentes valor. Los fondos que apoyan este superficialmente impresionante exhibicionismo intelectual deben ser arrancados de los contribuyentes, bajo amenaza de multas y penas de prisión. De manera similar, la groseramente distorsionada economía en la cual—por tomar tan sólo un ejemplo entre miles—los productores de etanol y los cultivadores de maíz se enriquecen a expensas de los consumidores directos e indirectos de maíz en todo el mundo, sería imposible sin los enormes subsidios y disposiciones gubernamentales que han llevado a la industria de los biocombustibles a su actual tamaño y configuración.
Sin las distintas formas de impuestos soportados por los productores hoy en día, muchos bienes y servicios valiosos serían ofrecidos en cantidades enormemente mayores. El trabajo, el ahorro, la inversión y el progreso tecnológico sería mucho mayor y el crecimiento económico mucho más rápido en un mundo que se basase en información veraz sobre los valores de cambio relativos, en vez de en señales falsas como consecuencia de las intrusiones coercitivas y políticamente inspiradas del gobierno.
En economía, como en otras áreas de la vida, la búsqueda y explotación de la verdad depende de la libertad. Cada adulto consciente sabe que virtualmente todos los políticos son mentirosos consuetudinarios. Muy pocos de nosotros entendemos, sin embargo, que el libre mercado es en sí mismo un gran generador de la verdad, y que, en general, la intrusión del gobierno del tipo que fuere opera para sustituir a esta verdad por la falsedad, con devastadoras consecuencias para el florecimiento genuino de la vida social y económica.

Basura entra, basura sale: La verdad, la libertad y el engaño en el análisis económico y la formulación de políticas

Por Robert Higgs

Image result for cattle ranches in montana
Durante miles de años, los filósofos nos han dicho que si hemos de vivir nuestras vidas en todo su esplendor, deberíamos buscar la verdad, la belleza y la bondad. Por supuesto, cada una de estas cualidades ha planteado cuestiones espinosas y provocado discusiones continuas. Que las personas hayan observado tales argumentos, en lugar de entregarse a sus apetitos primarios e instintos animales, puede ser considerado como algo valioso en sí mismo. Una resolución definitiva de tales profundos interrogantes puede escapar a las capacidades humanas.
Con relación a la bondad y la belleza, no tengo nada que valga la pena que agregar a la discusión. Para obtener orientación en la búsqueda de la bondad, podemos mirar a los santos, teólogos, filósofos morales, y ejemplos morales de nuestro propio conocimiento. Para las demostraciones de belleza, podemos recurrir a la naturaleza y a los artistas, grandes y pequeños, que han adornado nuestras vidas con la gracia de la música, la poesía y las artes visuales. Mis propios títulos profesionales, como economista e historiador de la economía, no me dotan para contribuir con algo de valor a estas áreas.

Wednesday, October 26, 2016

Libertad para Venezuela y Cuba

Aníbal Romero dice que la dirigencia de la oposición democrática venezolano debe reconocer que los intereses de Washington, Madrid y el Vaticano no necesariamente están alineados con aquellos de la democratización de Cuba y Venezuela.
Aníbal Romero es profesor de ciencia política en la Universidad de Simón Bolívar.
Para ubicar en perspectiva geopolítica la actual situación venezolana es indispensable comprender el objetivo prioritario de Washington en la zona del Caribe. Dicho objetivo no es otro que impedir una repetición, a mayor escala aún, de los eventos de 1980 en el puerto cubano de Mariel. Washington aspira a toda costa evitar que un proceso incontrolable de desestabilización interna conduzca otra vez a centenares de miles, quizás millones de cubanos, a arrojarse al mar del modo que sea para intentar la travesía hasta Florida, creando así una tragedia humanitaria y política de inmensas proporciones.



No se trata de que Barack Obama y el resto del gobierno en Washington no deseen la democratización de Cuba. No. De lo que se trata es que no la quieren a cualquier precio, y en particular no la quieren si ello significa, como ya mencioné, un rumbo de cambios espontáneos que provoque la desestabilización sin controles del régimen castrista, y en consecuencia la probable emigración masiva de cubanos hacia las costas de Florida, con todo lo que ello implica para EE.UU. en términos de seguridad nacional.
A Washington no se le escapa el papel del régimen chavista como soporte del despotismo castrista. De nuevo: no es que Barack Obama y el resto del gobierno rechacen el cambio democrático en Venezuela, pero tal objetivo, aunque en teoría deseable, es visto con cautela por dos razones principales. En primer lugar debido, repito, a que Venezuela cumple una función muy relevante en el sostenimiento de la tiranía castrista, en tanto avanza el acercamiento con Washington y se abren novedosas opciones a más largo plazo de cambio controlado en Cuba. En segundo lugar, porque Washington teme que el fin del régimen chavista ocurra de tal forma que arrastre a Venezuela a un panorama de caos y anarquía inmanejables, abriendo las puertas a la masiva intervención militar como única garantía de orden en el país. Washington detesta la idea de que los militares adquieran un rol protagónico en una nueva etapa post chavista. Por desgracia, esta decisión estadounidense, en teoría razonable, choca con la realidad de que la prolongación de la agonía del régimen chavista, para conducirle a los trámites constitucionales previstos el 2018, significa la destrucción final de lo poco que resta de nuestra economía, sociedad, e instituciones.
Dicho sin eufemismos: la oposición democrática venezolana no debe ajustar sus tiempos a los de Washington. Y no nos engañemos: detrás de los llamados al “diálogo” y respaldando a los mediadores que intentan concretarlo, se encuentran los intereses de Washington, La Habana, Madrid y el Vaticano. Todos estos actores, por diversas razones, han pretendido negociar una salida a la crisis que garantice, de un lado, la permanencia del chavismo en un marco de poder compartido, confiando que se evite la ruptura militar y de alguna forma Venezuela se mantenga estable. De otro lado todos estos actores aspiran que nuestro país siga, al menos en alguna medida, suministrando a Cuba el apoyo requerido para apuntalar al régimen castrista durante un lapso prudencial.
Insisto: No se trata de que Obama, el Papa y Rajoy repudien la democratización de Venezuela y Cuba. Lo que temen es la inestabilidad. Ahora bien: los intereses de la liberación de Venezuela y de Cuba no son los mismos que los de Washington, Madrid y el Vaticano. La oposición democrática en Venezuela debería tener claro que no es deseable en modo alguno una salida negociada que permita al chavismo mantener posiciones de poder, pues tal cosa significaría viciar el proceso de cambio de toda sustancia legítima y convertirle en una pantomima vergonzosa y carente de viabilidad. En segundo lugar, una Venezuela liberada del despotismo chavista no debe continuar sirviendo de muleta a la tiranía castrista. La ayuda económica debe cesar de inmediato y todos los mecanismos de control y dominación implantados por el castrismo en Venezuela, en términos de personal de seguridad, militares, asesores, etc., deben ser expulsados del país de manera civilizada pero sin excepciones.
En vista de la creciente descomposición de la tiranía chavista, resulta imperativo que la dirigencia democrática entienda a cabalidad el marco geopolítico dentro del cual actúa, los intereses en juego y las maquinaciones en marcha, destinadas o bien a obstaculizar o bien a desvirtuar el que tiene que ser el objetivo fundamental de la lucha: ponerle fin definitiva e irreversiblemente al régimen de oprobio que tiraniza a Venezuela. Venezuela primero, Cuba libre también.

Libertad para Venezuela y Cuba

Aníbal Romero dice que la dirigencia de la oposición democrática venezolano debe reconocer que los intereses de Washington, Madrid y el Vaticano no necesariamente están alineados con aquellos de la democratización de Cuba y Venezuela.
Aníbal Romero es profesor de ciencia política en la Universidad de Simón Bolívar.
Para ubicar en perspectiva geopolítica la actual situación venezolana es indispensable comprender el objetivo prioritario de Washington en la zona del Caribe. Dicho objetivo no es otro que impedir una repetición, a mayor escala aún, de los eventos de 1980 en el puerto cubano de Mariel. Washington aspira a toda costa evitar que un proceso incontrolable de desestabilización interna conduzca otra vez a centenares de miles, quizás millones de cubanos, a arrojarse al mar del modo que sea para intentar la travesía hasta Florida, creando así una tragedia humanitaria y política de inmensas proporciones.


Monday, October 3, 2016

Adam Smith, hoy

Adam Smith, hoy

Por Alberto Benegas Lynch (h)
Hay autores que escriben para el  momento en  que viven por lo que leídos al tiempo sus trabajos carecen de interés, es lo que también pasa con los que circunscriben sus escritos a la coyuntura, artículos, ensayos y libros que vistos a la distancia no resultan atractivos como no sea para algún eventual registro historiográfico. Con Adam Smith, especialmente en su primer libro de 1795 sobre sentimientos morales y en su obra de 1776 sobre economía, sucede que casi todo lo consignado es aplicable a la actualidad.
Al cumplirse doscientos años de la muerte de Adam Smith escribí un largo ensayo que hace poco se reprodujo en un libro de mi autoría publicado en Venezuela por CEDICE (Centro de Divulgación del Conocimiento Económico, Caracas, 2013) bajo el título de El liberal es paciente. En aquél ensayo que se incluyó como un post-scriptum del referido libro, pretendí abarcar lo más relevante de este destacado pensador escocés, incluso aspectos de su vida que estimé importantes en conexión a su escarceo intelectual. En esta ocasión, en cambio, me circunscribo a comentar muy brevemente algunos pasajes de sus dos obras mencionadas (para facilitar información al lector indico con las siglas SM su primera obra y con RN la segunda).


“Lo que más rápidamente aprende un gobierno de otro es el                                                                                                       de sacar dinero de la gente” (RN). Así es, por eso hay que tener cuidado, por ejemplo, de sugerir un nuevo impuesto para reemplazar a los vigentes porque los aparatos estatales agregarán el gravamen a los existentes (esto es lo que ocurrió, por caso, cuando originalmente se propuso el tributo al valor agregado).
“El hombre del sistema […] está generalmente tan enamorado de la belleza de su propio plan de gobierno que considera que no puede sufrir ni las más mínima desviación del él. Apunta a lograr sus objetivos en todas sus partes sin prestar la menor atención a los intereses generales o a las oposiciones que puedan surgir; se imagina que puede arreglar las diferentes partes de la gran sociedad del mismo modo que se arreglan las diferentes piezas en un tablero de ajedrez. No considera para nada que las piezas de ajedrez puedan tener otro principio motor que la mano que las mueve, pero el gran tablero de ajedrez de la sociedad humana tiene su propio motor totalmente diferente de los que el legislativo ha elegido imponer” (SM).
Nada más ajustado a la realidad, la soberbia de los gobernantes no toma en cuenta las diversas necesidades sino sus caprichos y deja de lado el hecho del conocimiento disperso y fraccionado en la sociedad para, en cambio, concentrar ignorancia al centralizar decisiones en oficinas burocráticas con todos los consecuentes desajustes que se suceden. El “hombre del sistema” constituye una caracterización muy ajustada a la arrogancia de los planificadores que ni siquiera se percatan de que al distorsionar precios relativos con sus irrupciones dificultan la evaluación de proyectos y la misma contabilidad al registrar precios que no corresponden  a las respectivas estructuras valorativas en el mercado para sustituirlas por simples números que no permiten conocer el grado en que se desperdicia capital debido a la mencionada desfiguración.
“Por tanto, resulta altamente impertinente y presuntuoso que reyes y ministros pretendan vigilar la economía de la gente […] Dejemos que aquellos se ocupen de lo que les corresponde, y podemos estar seguros de que éstos se ocuparán de lo suyo” (RN). Efectivamente, sobre todo presuntuoso por las razones apuntadas. Por otra parte, el monopolio de la fuerza que denominamos gobierno, en un sistema republicano,  debe ocuparse principalmente de la seguridad y la justicia,  que naturalmente descuida no solo por una cuestión de recursos sino especialmente porque si interviene afectando la propiedad privada, no puede, al mismo tiempo, sostener la justicia, es decir, el “dar a cada uno lo suyo”.
“El productor o comerciante[…] solamente busca su propio beneficio, y, en esto como en muchos otros casos, está dirigido por una mano invisible que promueve un fin que no era parte de su intención atender”(RN). Con este conocido pasaje Smith pone de relieve dos asuntos de la mayor importancia. En primer lugar, pone de relieve la naturaleza humana (al contrario de los que la pretenden torcer con la pretensión de fabricar “el hombre nuevo” y otras gansadas petulantes), esto es que todas las acciones humanas se deben al interés personal, en verdad una perogrullada porque ni no está en interés de quien actúa no se sabe en interés que quien pueda estar. En segundo lugar, esa afirmación que desarrolla en el libro en cuestión apunta a poner de manifiesto el complejo entramado social que no estaba en la intención de cada cual al perseguir su interés (siempre legítimo si no se lesiona derechos de terceros).
En esta misma dirección del interés personal, el autor explica que “Prácticamente en forma constante al hombre se le presentan ocasiones para ser ayudado por su prójimo pero en vano deberá esperarlo solamente de su benevolencia. Tendrá más posibilidades de éxito si logra motivar el interés personal de su prójimo y mostrarle que en su propia ventaja debe hacer aquello que se requiere de él. Cualquiera que propone un convenio de cualquier naturaleza está de hecho proponiendo esto. Dame aquello que deseo y usted tendrá esto que necesita. Este es el sentido de un convenio, y es la manera por la cual obtenemos de otros los bienes que necesitamos. No debemos esperar nuestra comida de la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero, sino que se debe a sus propios intereses. No nos dirigimos a su humanidad sino a su interés personal, y nunca conversaremos con ellos de nuestras necesidades sino de sus ventajas” (RN).
Todo lo cual para nada excluye la benevolencia a que Smith precisamente alude en las primeras líneas con que abre su primer libro que venimos mencionando: “Por muy egoísta que se supone que es una persona, hay evidentemente algunos principios en su naturaleza que lo hace interesarse en la suerte de otros y vincula su felicidad con la propia aunque no le reditúe nada excepto el placer de comprobarla” (recordemos que su colega Adam Ferguson también escribió que “el término benevolencia no es empleado para caracterizar a las personas que no tienen deseos propios, apunta a aquellos cuyos deseos las mueven a procurar el bienestar de otros”). Como hemos dicho en otras oportunidades, la caridad es por definición realizada con recursos propios,  de modo voluntario y si fuera posible de manera anónima. Arrancar recursos del fruto del trabajo ajeno no es caridad, es un atraco. En este contexto es indispensable el uso de la primera persona del singular y no recurrir a un micrófono para declamar en  la tercera persona del plural (“put your money where your mouth is” resulta una aforismo muy ilustrativo).
De más está decir que toda la lucha de Smith contra las falacias de la autarquía mercantilista basadas en el interés de las partes se aplican de modo especial al comercio exterior, por lo que afirma que “El interés de una nación en sus relaciones comerciales con otras es igual al de un comerciante respecto de las diversas personas con quienes trata: comprar barato y vender caro. Las posibilidades de comprar barato serán mayores si se permite que la libertad de comercio estimule a las naciones a comprar los bienes que pueden comprar, y por la misma razón venderán caro en la medida en que los mercados tengan la mayor cantidad de comparadores posible” (RN).
En otro orden de cosas, el filósofo-economista escosés ofrece un buen mojón o punto de referencia para sopesar la conveniencia o inconveniencia de una acción basado en un personaje imaginario que denomina “el observador imparcial” por lo que escribe que “Cuando nos ponemos en la posición de espectadores de nuestro propio comportamiento nos imaginamos qué efectos producirá sobre nosotros. Este es el único espejo en el que podemos en alguna medida mirarnos como nos miran los ojos de otras personas y así evaluar nuestra conducta […] Hay dos ocasiones diferentes en donde examinamos nuestra propia conducta y la vemos a la luz con que un espectador imparcial podría verla: primero, cuando estamos por actuar, y segundo, después de haber actuado” (SM).
Respecto a la presión tributaria, este pensador fue pionero en tres siglos de lo que hoy se conoce como la Curva Laffer al señalar que “Los impuestos altos, unas veces debido a la disminución en los bienes sujetos al gravamen y otras como consecuencia del estímulo que se produce al contrabando, se traducen en menores ingresos para el gobierno respecto de aquella situación en donde los impuestos son más moderados” (RN).
Por último para no cansar con citas por más jugosas que sean, reproduzco el párrafo que hace referencia a la conveniencia de las desigualdades de rentas y patrimonio (que son consecuencia de las prioridades y preferencias que revela la gente con sus compras y abstenciones de comprar en el mercado): “Cuando hay propiedad hay desigualdad. Por cada hombre rico habrá por lo menos quinientos pobres y la riqueza de unos pocos supone la indigencia de muchos. La opulencia de los ricos excita la indignación de los pobres, quienes están empujados a invadir aquellas propiedades debido a la necesidad y a la envidia. Solamente bajo el escudo protector del magistrado civil puede dormir tranquilo el propietario quien ha adquirido su propiedad a través del trabajo de muchos años, tal vez, a través de muchas generaciones” (RN).
Debe tenerse en cuenta la influencia que han tenido los trabajos de Adam Smith. Como destaqué en mi ensayo mencionado al comienzo,  Milton Fridman concluye que “The Wealth of Nations se considera en forma unánime y con justicia, como la piedra fundamental de la economía científica moderna. Su fuerza normativa y su influencia en el mundo intelectual revisten gran importancia para nuestro objetivo actual”.
Schumpeter subraya este éxito afirmando que “Antes de que terminara el siglo The Wealth of Nations había conseguido nueve ediciones inglesas sin contar las que parecieron en Irlanda y los Estados Unidos y se había traducido (que yo sepa), al danés, al holandés, alfrancés, alalemán, al italiano y al español”.
Recientemente fueron recopilados en dos volúmenes algunos de los estudios de Adam Smith sobre jurisprudencia, crítica literaria, música y otras misceláneas. Lamentablemente, muchos de sus papeles privados fueron destruidos después de su muerte, documentos que seguramente hubieran agregado información valiosa. El estilo, la elocuencia y la vivacidad presentes en la mayor parte de los trabajos de Smith hizo que Edmund Burke dijera que su primer libro publicado “constituye, posiblemente, una de las más bellas expresiones de la teoría moral que hayan aparecido”.

Adam Smith, hoy

Adam Smith, hoy

Por Alberto Benegas Lynch (h)
Hay autores que escriben para el  momento en  que viven por lo que leídos al tiempo sus trabajos carecen de interés, es lo que también pasa con los que circunscriben sus escritos a la coyuntura, artículos, ensayos y libros que vistos a la distancia no resultan atractivos como no sea para algún eventual registro historiográfico. Con Adam Smith, especialmente en su primer libro de 1795 sobre sentimientos morales y en su obra de 1776 sobre economía, sucede que casi todo lo consignado es aplicable a la actualidad.
Al cumplirse doscientos años de la muerte de Adam Smith escribí un largo ensayo que hace poco se reprodujo en un libro de mi autoría publicado en Venezuela por CEDICE (Centro de Divulgación del Conocimiento Económico, Caracas, 2013) bajo el título de El liberal es paciente. En aquél ensayo que se incluyó como un post-scriptum del referido libro, pretendí abarcar lo más relevante de este destacado pensador escocés, incluso aspectos de su vida que estimé importantes en conexión a su escarceo intelectual. En esta ocasión, en cambio, me circunscribo a comentar muy brevemente algunos pasajes de sus dos obras mencionadas (para facilitar información al lector indico con las siglas SM su primera obra y con RN la segunda).

Monday, September 19, 2016

Uber, Cuba, libertad y la pura verdad

Por Stephen Hicks

Image result for uber cubano
Recientemente, conocí a un joven en Miami. En lugar de tomar un taxi, decidí probar Uber por primera vez. Rafael (no es su nombre real) apareció unos minutos más tarde. Mucho tráfico en la hora pico de Miami, y empezamos a charlar en el camino.
Era un cubano, que hasta hacía poco, había ejercido como médico en Cuba. Amaba su trabajo — los retos y la benevolencia de la medicina — y me contó que si bien él no tenía nada que ver con la política, la política cubana — en cambio — sí tenía un interés en él.
Bajo el sistema comunista de Cuba, Rafael era un empleado del gobierno y ganaba como joven médico $20 por mes. Le pedí que repitiera eso ya que, seguramente, algo me había perdido en la traducción. Pero no. Realmente su salario era de $240 por año.


Le pregunté entonces si la razón por la cual había venido a Estados Unidos, era en busca de las ganancias más altas que podía hacer como médico. “No exactamente”, respondió. Lo decisivo fue darse cuenta que el gobierno cubano tenía planes de enviarlo a Venezuela. A cambio de petróleo, Cuba manda unos 10.000 especialistas de salud a Venezuela, donde son monitoreados y obligados a trabajar en condiciones a menudo terribles.
A Rafael no le gustaban los salarios bajos, pero le gustaba aún menos convertirse en un esclavo.
Así que decidió escaparse. Él y otros quince subieron a una balsa y pasaron una semana viajando hacia el suroeste de Cuba, a través del Mar Caribe, 700 millas hasta Honduras. Las habilidades médicas de Rafael fueron útiles a lo largo del camino, sin embargo, hacia el final del viaje tuvieron que atar a algunas de las personas en la balsa para evitar que se cayeran o se arrojaran al mar en su delirio. Los dieciséis llegaron sedientos y hambrientos, pero todos vivos (a diferencia de algunos intentos desafortunados). Luego, todos se dispersaron y Rafael se dirigió a Miami, trabajando en lo que pudiera.
Pocos años más tarde, logró comprarse un auto. Había empezado a conducir para Uber a principios de ese año y me contó que en un buen día podía ganar hasta $300. Con ello, logra mantenerse a sí mismo, a su nueva esposa y a su hijo recién nacido, así como ayudar a los miembros de la familia que todavía viven en Cuba, a quien les envía dinero cada mes.
Le pregunté acerca de su carrera médica y si pensaba convertirse en un médico aquí, en los EE.UU. “Demasiado complicado”, dijo. Requería mucha inversión de tiempo y dinero. En su lugar, va a la escuela nocturna para formarse como un enfermero registrado, en lo que esperaba convertirse en los siguientes dos años.
Otro historia exitosa de inmigrantes. Excepto que la política nuevamente vuelve a tener un interés en Rafael.
Al igual que en muchas ciudades, en Miami, Uber es objeto de controversia y puede ser prohibido por los políticos. Uber es objeto de ataques en otros lugares de Florida, en Nevada, Nueva York, California y Francia, donde las protestas han estallado violentamente.
Enormes cantidades de dinero están en juego, al igual que los principios politicos fundamentales.
En la actualidad, la mayoría de los gobiernos locales exigen a los taxis tener una licencia. Las ciudades venden licencias a los operadores de taxi, lo cual es una fuente importante de ingresos para el gobierno. A cambio, los taxis reciben varios privilegios, como ser protegidos de la competencia. En la jerga económica, la industria del taxi es un monopolio o cartel protegido por el gobierno, dependiendo de la ciudad. En la jerga política, es un ejemplo de colaboración público-privada, o política de “Tercera Vía”, que trata de dividir la diferencia entre el capitalismo de libre mercado y el socialismo.
El dinero en juego es astronómico. El costo de licencias oscila entre $270.000 en Chicago a aproximadamente $400.000 en Miami, a más de $1.000.000 en la ciudad de Nueva York. Hay más de 13.600 taxis en la ciudad de Nueva York, así como otros 40.000 licenciados para vehículos “for-hire” que proveen transporte compartido. Así que pueden hacer los cálculos.
En esto, llegan Uber y Lyft, que funcionan como empresas de libre mercado casi puro. Conductores privados están conectados con clientes particulares a través de la aplicación de Uber o Lyft que cada uno tiene en su teléfono. Como cliente, se puede obtener una estimación del costo antes de contratar. Una vez que la aplicación hace la conexión, aparecen una foto del conductor y del auto, junto con un mapa que rastrea la cercanía del auto respecto al cliente y su hora estimada de llegada.
Ahora ya he tenido cuatro experiencias Uber. Los cuatro vehículos estaban más limpios que el taxi típico. Todos llegaron rápidamente (dos de ellos llegaron en un minuto), los conductores desde cordiales hasta amigables, y el costo de cada viaje fue, en promedio, 40 por ciento menor que un taxi.
Así que los carteles de taxis están amenazados, y a su vez, presionan a los políticos que les vendieron las carísimas licencias. “Estamos perdiendo dinero en nuestra inversión”, alegan, ya que muchos clientes prefieren Uber. “Teníamos un acuerdo de que protegerían nuestro monopolio.”
Aún más: la protección del gobierno siempre viene con condiciones, y los taxis están sujetos a todo tipo de reglas y supervisiones. Así que “no es justo”, las compañías de taxis se quejan, señalando que los conductores de Uber no están sujetos ni de cerca a tantas regulaciones.
Por supuesto, eso es como meterse en la cama con el gobierno, y luego quejarse de que la vida sexual de los otros no está tan controlada.
Lo que nos lleva al principio político. El hecho de que alguien se queje de Uber y Lyft debería enfurecernos. ¿Quién eres tú para decirle a Rafael, mi joven conductor cubano, que no puede ganar $20 por llevarme al aeropuerto? ¿Quién eres tú para decirme a mi que no tengo permitido utilizar la aplicación de Uber para encontrar otras personas dispuestas a transportarme?
Rafael está tratando de hacer una vida honesta, proporcionando un servicio útil. Es su auto, es mi dinero, es mi elección, y es su vida. ¿Por qué debería un político o una empresa de taxis tener absolutamente algo que decir al respecto? Claramente no deberían.
Supongamos que Rafael fuera mi vecino o simplemente un tipo simpático que se ofreció a llevarme al aeropuerto de forma gratuita. Deberíamos ser perfectamente libres de hacerlo. Supongamos ahora que estoy dispuesto a darle $20 por hacerlo. Nada en principio ha cambiado; los dos somos agentes libres llegando a un acuerdo de mutuo beneficio.
(Soy un fan de Timothy Sandefur’s The Right to Make a Living — el derecho a ganarse la vida — que argumenta este punto con mucho mayor detalle moral, político y jurídico.)
Mi conductor Rafael escapó de un gobierno cubano que frena y destruye vidas como una cuestión de principios políticos. Y logró emigrar a los Estados Unidos de América, en donde está trabajando duro para hacer realidad el sueño de una buena vida para él y su familia.
Los rivales de Uber podrán desear limitar las opciones de Rafael, transformando en ilegal su medio de vida. Pero el resto de nosotros puede y debería celebrar las tecnologías innovadoras que las empresas como Uber están creando, la comodidad y el ahorro de costos que ofrecen a los clientes, y las oportunidades de hacer dinero que están proporcionando a sus muchos conductores.
Y podemos insistir en el principio moral: Las personas libres pueden tomar sus propias decisiones y hacer sus propios acuerdos.
Los políticos protectores y los empresarios crony deberían comenzar a retroceder.