Le dispararon cuando salía de ver a su abogado El Elliot Ness mexicano era amigo de narcos y tenía múltiples denuncias
ELENA VEGA Y GUSTAVO CASTILLO CORRESPONSAL, REPORTERO Y AGENCIAS
Guillermo González
Calderoni, uno de los principales comandantes de la Policía Judicial
Federal (PJF) en los años 80 y señalado en México como protector de
narcotraficantes como Amado Carrillo Fuentes (cártel de Juárez) y Juan García Abrego (cártel del Golfo), fue asesinado de un tiro en la ciudad de McAllen, Texas, en Estados Unidos.
El homicidio aconteció al filo de las 11 la mañana, al abandonar la oficina de su abogado, Robert Yzaguirre.
González Calderoni,
quien huyó de México para librarse de una orden de aprehensión en su
contra en 1993, se convirtió en informante de la Agencia Antidrogas
estadunidense (DEA, por sus siglas en inglés) y obtuvo protección de la
justicia de ese país para evitar que lo juzgaran autoridades mexicanas
por enriquecimiento ilícito y delitos contra la salud.
Alfonso Cantú, portavoz de la policía de McAllen, dijo a La Jornada
que según las primeras investigaciones, González Calderoni abandonaba
el lugar en un automóvil y "ocupó el lugar del conductor, viajaba
acompañado por otra persona, y antes de arrancar, alguien disparó una
pistola sobre la ventana y el tiro le pegó en el cuello".
De acuerdo con la
información de las autoridades texanas, Guillermo González Calderoni fue
llevado al McAllen Medical Hospital, en donde fue declarado
oficialmente muerto casi dos horas después del atentado.
Los informes
policiacos señalan que el homicida era un hombre negro, que huyó del
lugar a bordo de un automóvil gris con placas del estado de Louisiana.
El acompañante de
Guillermo González Calderoni, de quien se desconoce su identidad,
resultó ileso y dio a la policía los escasos detalles del crimen que
hasta ahora sólo son conocidos por las autoridades.
El testigo "no pudo
otorgar mucha información. No sé cuál es el estado en el que se
encuentra ahora, pero parece un poco traumatizado", dijo el portavoz
policial.
Guillermo González Calderoni, el Elliot Ness mexicano, como le decían las autoridades estadunidenses, o el Cabo Ness,
como le apodaban en la Procuraduría General de la República (PGR), y
quien supuestamente amasó una oscura fortuna calculada en 400 millones
de dólares, llegó a declarar que había políticos mexicanos involucrados
en el narcotráfico o relacionados con homicidios políticos, como el de
Luis Donaldo Colosio.
Tal es el caso de una
entrevista periodística, aparecida en octubre de 2001, en la que acusó
al ex presidente Carlos Salinas de ordenar el asesinato de Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano, en febrero de 1994.
El ex jefe policial también señaló que Salinas de Gortari le encargó en 1988 a Juan García Abrego, entonces jefe del cártel
del Golfo, el asesinato de Francisco Xavier Ovando y Román Gil
Heraldez, dos asesores de Cuauhtémoc Cárdenas, cuatro días antes de las
impugnadas elecciones de ese año.
Guillermo González
Calderoni declaraba constantemente a la prensa que vendría a México a
decir todo lo que sabía de los homicidios de Ovando y Gil, activistas
electorales del entonces Frente Democrático Nacional (FDN), organización
que luego formaría parte en la conformación del Partido de la
Revolución Democrática (PRD).
Señaló que él sabía
quién había ordenado la muerte de Luis Donaldo Colosio, ex candidato del
PRI a la Presidencia de la República, en marzo de 1994, y del
secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, el 28 de
septiembre de ese mismo año.
Durante su paso por la PGR, González Calderoni participó en la balacera en la cual murió Pablo Acosta Villarreal, El Pablote,
y detuvo a Miguel Angel Félix Gallardo, uno de los más importantes
narcotraficantes de esa época. Con esos dos golpes creció el que a la
postre sería considerado el capo mexicano más importante, Amado Carrillo
Fuentes, El Señor de los Cielos, y con ello, la estructura que se conoce como el cártel de Juárez.
Diez años vivió
González Calderoni en Texas, en ese lapso, en una entrevista televisiva
reveló cómo Juan García Abrego, de quien decía ser amigo, supuestamente
le confesó el involucramiento de Raúl Salinas de Gortari en el
narcotráfico.
En la entrevista declaró: "soy también amigo de Juan García Abrego, crecimos juntos en Matamoros, no su socio, su amigo".
Como ejemplo de la
forma de "trabajar" de González Calderoni está el caso de los hermanos
Héctor y Sergio Maximino Quijano Santoyo, quienes fueron detenidos por
agentes federales el 12 de enero de 1990 en Ciudad Juárez, Chihuahua, y
con otras personas trasladados a la ciudad de México para ser
interrogados por sus presuntos nexos con el narcotráfico.
Por órdenes de
González Calderoni, entonces director de la División de Investigaciones
contra el Narcotráfico, algunos agentes utilizaron pinzas de mecánico y
extrajeron piezas dentales de Héctor, hasta que señaló un domicilio
donde supuestamente se ocultaba su hermano Francisco.
Con esa información,
varios grupos de la PJF se trasladaron al fraccionamiento Ojo de Agua,
en el estado de México, protagonizando un enfrentamiento a tiros con
Francisco Quijano, quien logró huir.
Ahí perdieron la vida
tres de los hermanos Quijano Santoyo en circunstancias que han sido
materia de diversas acusaciones, ventiladas aún en un juzgado de
distrito del estado de México, pero Calderoni nunca compareció ante un
juez mexicano.
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