Wikipedia

Search results

Showing posts with label Caracas. Show all posts
Showing posts with label Caracas. Show all posts

Tuesday, September 6, 2016

La toma de Caracas

Ian Vásquez considera que la Toma de Caracas ha cambiado la dinámica política, incluso dentro de la oposición política venezolana.

Ian Vásquez es Director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.
Fue muy difícil no conmoverse al ver las imágenes de la marcha multitudinaria que llenó las calles de Caracas el jueves. Llegó quizás un millón o más de ciudadanos de todo el país a la Toma de Caracas a protestar por un régimen que ha dejado a Venezuela sumida en una crisis humanitaria, social, económica y política. En un momento emblemático del rechazo a la revolución bolivariana, el público entero cantó al unísono el himno nacional, allí en la avenida Francisco de Miranda, calle nombrada en honor al precursor liberal de la independencia venezolana a quien muchos historiadores consideran que Simón Bolívar traicionó.



Un 80% de los venezolanos quiere que el presidente Nicolás Maduro deje el poder, según la firma encuestadora Datanálisis. Es fácil entender por qué. El Estado que encabeza Maduro está encaminado a ser un Estado fallido, pues no cumple sus funciones más básicas como la seguridad, y sus políticas han generado pobreza, hiperinflación y escasez generalizada de bienes, medicamentos y comida, entre otros males. Todo eso acompañado de la violación sistemática de los derechos civiles y políticos de los venezolanos.
El propósito explícito de la marcha era presionar al régimen a autorizar un referendo revocatorio este año, cosa que sin duda lograría reemplazar a Maduro con un presidente democráticamente elegido. ¿Tuvo éxito la protesta? Fracasó decididamente en su propósito anunciado. Nunca fue creíble que el régimen aceptara tal presión. Pero el balance fue positivo. Por si quedaba alguna duda, la manifestación demostró no solo la falta de legitimidad del gobierno chavista, sino también resaltó su naturaleza dictatorial y probablemente puso fin a la ilusión de que se puede negociar con este, idea que algunos venezolanos opositores y muchos observadores internacionales hasta ahora habían compartido. Además, la marcha ha cambiado la dinámica política, incluso dentro de la misma oposición.
María Corina Machado, una de las líderes opositoras, describe bien al gobierno: es uno en que “el poder es ejercido de manera arbitraria y hegemónica por una alianza entre la izquierda radical y sectores militares, y que es tutelada por el despotismo cubano”. Agrega que es “una alianza con patentes y comprobados rasgos mafiosos, vinculada con el crimen organizado, el tráfico de drogas y la subversión internacional”. Es importante reconocer la esencia del régimen para no seguir cayendo en lo que Machado diplomáticamente llama el “autoengaño” que puede llevar a la oposición a gastar energías y fortalecerlo.
En otras palabras, hay que dejar de pensar que el chavismo tiene algún interés en dialogar de buena fe con la oposición, o en dejar el poder pacíficamente. Al contrario, la dictadura solo se ha encrudecido. En los meses y días previos a la marcha, detuvo a numerosos activistas de oposición, como el ex líder estudiantil Yon Goicoechea, exponente de la desobediencia civil no violenta, a quien lo acusan de terrorismo.
La marcha es una muestra de que, después de un par de años de no haber manifestaciones importantes, el pueblo venezolano está dispuesto nuevamente a desafiar el poder. Eso presiona no solo al régimen, sino a buena parte del liderazgo de la oposición que hasta ahora ha sido muy timorato a la hora de tratar —o negociar— con el régimen. La ciudadanía les ha enseñado a los líderes no chavistas que tienen toda la intención de salir a las calles para exigir sus derechos.
Ojalá los líderes de la oposición sepan aprovechar el momento. Deberían seguir exigiendo derechos a la dictadura, pero ninguno debería permanecer ingenuo ante sus intenciones. Este tipo de régimen crea inestabilidad, incluso en su interior, sobre todo en momentos de crisis económica. Por eso la situación política de Venezuela es impredecible. Por eso también es importante seguir presionando por el único camino que le queda a la ciudadanía: la desobediencia civil no violenta, que en muchos casos históricos ha dado paso a cambios políticos y sociales transformativos.
Es un buen momento también para pensar en el conjunto de políticas y reformas que deben venir después del chavismo y que pueden reducir la posibilidad de que la historia se repita. Después de todo, Chávez no llegó solito al poder. La crisis ofrece una oportunidad para hacer una autorreflexión sobre qué tanto peso conviene darle al Estado para mantener una sociedad libre.

La toma de Caracas

Ian Vásquez considera que la Toma de Caracas ha cambiado la dinámica política, incluso dentro de la oposición política venezolana.

Ian Vásquez es Director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.
Fue muy difícil no conmoverse al ver las imágenes de la marcha multitudinaria que llenó las calles de Caracas el jueves. Llegó quizás un millón o más de ciudadanos de todo el país a la Toma de Caracas a protestar por un régimen que ha dejado a Venezuela sumida en una crisis humanitaria, social, económica y política. En un momento emblemático del rechazo a la revolución bolivariana, el público entero cantó al unísono el himno nacional, allí en la avenida Francisco de Miranda, calle nombrada en honor al precursor liberal de la independencia venezolana a quien muchos historiadores consideran que Simón Bolívar traicionó.


Monday, August 15, 2016

Venezuela: Ruindad de la militarización de la política

Venezuela: Ruindad de la militarización de la política

Por Trino Marquez Cegarra
Miranda – Venezuela.- El nombramiento del general Néstor Reverol como ministro del Interior, Justicia y Paz, en sustitución de otro general, Gustavo González López, evidencia, otra vez, la entrega de Nicolás Maduro a los militares, su terror ante la inestabilidad creciente y la posibilidad de la activación del referendo revocatorio, y la claudicación del PSUV frente al partido de los uniformados.
El ministerio del Interior representa por excelencia el despacho de los políticos. Durante el período democrático, la designación del jefe de esa cartera recaía en un dirigente fundamental del partido gobernante. Una figura con larga experiencia en el manejo de los asuntos internos del país y con amplias relaciones con los partidos y los factores de poder de la provincia. Así como el Canciller se ocupaba de las relaciones internacionales, el ministro del Interior  debía atender los asuntos domésticos: relaciones con los otros ministros, gobernadores, alcaldes, CTV, Fedecamaras. Era la mano derecha del Presidente de  la República para sofocar y, sobre todo, atenuar o evitar conflictos interiores que pudiesen alterar el orden.


El ministro del Interior era un operador político. Era visto, en numerosas oportunidades, como el segundo hombre de abordo, sitial que compartía con el Presidente del Congreso. Su designación mostraba una señal inequívoca de que formaba parte de los eventuales  candidatos a la Presidencia de la República. Gonzalo Barrios, Carlos Andrés Pérez, Pepi Montes de Oca, Octavio Lepage, fueron algunos de los políticos, posteriormente candidatos o precandidatos,  que ocuparon esa cartera.
Esta tradición fue fracturada por el chavismo madurismo. Los ministros del Interior, Justicia y Paz, pomposo y largo nombre colocado por los rojos, pasaron a ser generales activos. ¿Qué tienen que ver los oficiales de alta graduación con las relaciones interiores del país -siempre tan complejas, sobre todo en un Estado que se supone federal-, con la justicia y, particularmente, con la paz? ¿No se supone que los militares están formados y entrenados para la guerra y para imponer la justicia mediante la disuasión que induce el fusil?  Los uniformados no están programados para persuadir y construir amplios acuerdos nacionales, como  corresponde al ministro del Interior, sino para coaccionar y reprimir. Los militares activos no son aptos para moverse en el sutil e intrincado mundo de la política. La posesión legítima de las armas propiedad de la República y los principios de obediencia, verticalidad y disciplina que orientan su formación, los inhabilita para el ejercicio de la política activa.
La nación no les pide a los militares que sean neutrales en el plano teórico, ni asépticos en la esfera ideológica. Su compromiso tiene que ser con la Constitución, la defensa de la democracia, el resguardo de la integridad territorial y la soberanía nacional. El respeto a estos valores esenciales de la civilización determina que deban estar apartados de la política concreta. Una de las grandes conquistas civilizatorias consiste en la clara separación de la institución castrense de la política militante. Ese deslinde categórico posee la misma importancia que la diferenciación del Estado y la Iglesia, y de esta con respecto a la educación. La demarcación de esas fronteras constituyen conquistas de la humanidad. En el largo camino hacia la diferencia de roles -a pesar de que los mandos castrenses deben  atender los criterios políticos diseñados por civiles-, el mundo laico, el eclesiástico y el militar, mantienen, en las naciones democráticas más estables y equitativas, su propia e inalienable esfera de actuación.
Desde la llegada de Chávez a Miraflores, el caudillo instrumentó una estrategia dirigida a militarizar el Estado y la política. Esta línea ha sido profundizada por el inseguro de su heredero. Su miedo  atávico lo lleva a creer que colocándose bajo la custodia de la bota militar evitará la realización del revocatorio y podrá navegar hasta 2018 e, incluso, garantizar que él, o uno de su camarilla, preservará el poder más allá de la fecha en la que tienen que realizarse las elecciones presidenciales. Esa línea ha pervertido la misión de las Fuerzas Armadas y degradado a sus integrantes hasta colocarlos en un plano subalterno. Los verdeoliva son políticos sin historia y sin credenciales, reminiscencias de la Venezuela caudillista, rural y atrasada del siglo XIX.
En la dimensión política, los militares son incordios. Pierde la política y pierde la institución armada En vez de revaluarse, se degradan. Maduro los sacó de donde el país los necesita y valora, colocándolos en el lugar que la nación los desprecia.

Venezuela: Ruindad de la militarización de la política

Venezuela: Ruindad de la militarización de la política

Por Trino Marquez Cegarra
Miranda – Venezuela.- El nombramiento del general Néstor Reverol como ministro del Interior, Justicia y Paz, en sustitución de otro general, Gustavo González López, evidencia, otra vez, la entrega de Nicolás Maduro a los militares, su terror ante la inestabilidad creciente y la posibilidad de la activación del referendo revocatorio, y la claudicación del PSUV frente al partido de los uniformados.
El ministerio del Interior representa por excelencia el despacho de los políticos. Durante el período democrático, la designación del jefe de esa cartera recaía en un dirigente fundamental del partido gobernante. Una figura con larga experiencia en el manejo de los asuntos internos del país y con amplias relaciones con los partidos y los factores de poder de la provincia. Así como el Canciller se ocupaba de las relaciones internacionales, el ministro del Interior  debía atender los asuntos domésticos: relaciones con los otros ministros, gobernadores, alcaldes, CTV, Fedecamaras. Era la mano derecha del Presidente de  la República para sofocar y, sobre todo, atenuar o evitar conflictos interiores que pudiesen alterar el orden.

Sunday, July 10, 2016

Venezuela abre su frontera con Colombia por 12 horas

Solo este domingo venezolanos podrán pasar al país vecino para abastecerse de alimentos y medicamentos que escasean en el resto del país.

frontera - Venezuela y Colombia
Venezolanos se preguntan qué otras medidas tomará el Gobierno de su país, pues no todos los ciudadanos tienen acceso a una frontera para poder abastecerse de medicamentos y alimentos (Noticias 24)
A las seis de la mañana de este domingo 10 de julio, el Gobierno venezolano abrió su frontera con Colombia para permitir que los venezolanos puedan abastecerse de alimentos y medicamentos en Cúcuta.
Se trata de una apertura parcial que durará 12 horas desde el puente interancional Simón Bolívar en San Antonio del Táchira, al occidente venezolano.
Aunque el gobernador de Táchira ha afirmado que supuestamente los locales comerciales y supermercados están repletos de alimentos, los venezolanos demostraron lo contrario, pues desde la madrugada hicieron lasrgas filas y se organizaron para poder pasar la frontera y hacer sus compras con el peso colombiano.



La medida se concretó tras una reunión en Caracas que sostuvo el mandatario nacional con Vladimir Padrino López, ministro para la Defensa; Delcy Rodríguez, canciller de la República; Gustavo González López, ministro de Interior, Justicia y Paz, así como los gobernadores Ramón Carrizales, de Apure; Francisco Arias Cárdenas, de Zulia, y José Vielma Mora, de Táchira.
La reapertura de la frontera se produce después de que el pasado martes alrededor de 500 mujeres cruzaron a la fuerza el paso para adquirir comida y productos básicos en la ciudad de Cúcuta.

El presidente Maduro “ordenó que no quiere ningún herido, ningún muerto, no quiere show (…) y si están decididas estas mujeres a ir otra vez el domingo, se reúnen, pasan a Colombia, compran allá y se regresan”, dijo Vielma Mora en una entrevista radial, en la que destacó que Venezuela trabaja para “que se den las condiciones y se reabra” definitivamente la zona limítrofe.
El pasado 6 de julio, la canciller colombiana, María Ángela Holguin aseveró que no dejará a los venezolanos que pasen problemas de hambre.
“No vamos a dejar que nuestros hermanos venezolanos pasen problemas de hambre y necesidad de medicamentos (…) jamás cerraremos (el paso) a venezolanos con necesidades”. Señaló que si es necesario “ampliar el corredor humanitario“.
Los venezolanos se preguntan qué otras medidas tomará el Gobierno de su país, pues no todos los ciudadanos tienen acceso a una frontera para poder abastecerse de medicamentos y alimentos que en el resto del país no se consiguen.
Fuentes: Diario La Verdad; El Nacional

Venezuela abre su frontera con Colombia por 12 horas

Solo este domingo venezolanos podrán pasar al país vecino para abastecerse de alimentos y medicamentos que escasean en el resto del país.

frontera - Venezuela y Colombia
Venezolanos se preguntan qué otras medidas tomará el Gobierno de su país, pues no todos los ciudadanos tienen acceso a una frontera para poder abastecerse de medicamentos y alimentos (Noticias 24)
A las seis de la mañana de este domingo 10 de julio, el Gobierno venezolano abrió su frontera con Colombia para permitir que los venezolanos puedan abastecerse de alimentos y medicamentos en Cúcuta.
Se trata de una apertura parcial que durará 12 horas desde el puente interancional Simón Bolívar en San Antonio del Táchira, al occidente venezolano.
Aunque el gobernador de Táchira ha afirmado que supuestamente los locales comerciales y supermercados están repletos de alimentos, los venezolanos demostraron lo contrario, pues desde la madrugada hicieron lasrgas filas y se organizaron para poder pasar la frontera y hacer sus compras con el peso colombiano.


Monday, June 27, 2016

La hora de Venezuela

La hora de Venezuela

Por Álvaro Vargas Llosa
Algo cambió -un poco, pero cuánto es ese poco- en el hemisferio sur en relación con Venezuela el 23 de junio. Ese día, a regañadientes, forzados por un secretario general que había invocado la Carta Democrática Interamericana en un informe presentado al Consejo Permanente el 30 de mayo, los países miembros de la Organización de Estados Americanos se reunieron para discutir el caso de Venezuela. Doce países aliados de Caracas trataron de impedirlo (y dos se abstuvieron), pero una amplia mayoría -un total de 20 países- aprobó el pedido de que se ventilara el informe de Luis Almagro.


En la larga lucha por incrustar el caso venezolano en la conciencia mundial, esto, a pesar de que no se llegó a conclusiones rotundas, representa un hito. El que la reunión no haya derivado en una suspensión de Venezuela, como según políticos y periodistas mal informados se pretendía, no tiene nada que ver con un fracaso de Almagro o quienes lo apoyan. Tiene que ver con el hecho de que ese no era, ni podía en caso alguno ser, el propósito de la reunión. El que no hubiese conclusiones concretas obedece a que la propia América Latina atraviesa por una transición lenta hacia algo mejor, pero todavía no se lo cree demasiado.
La Carta Interamericana prevé una serie de mecanismos para enfrentar una alteración del orden constitucional en un país que es miembro de la OEA. Están comprendidos entre los artículos 17 y 22. El proceso previsto es gradual, muy cuidadoso de las formas y de la soberanía del país afectado. Si, como ha ocurrido en este caso, el secretario general pide una reunión del Consejo Permanente invocando la Carta, hay muchas posibilidades. La de mayores consecuencias es el uso de lo “buenos oficios” de la OEA para que el país donde se ha producido la alteración restablezca la democracia bajo el estado de derecho. Si la misión fracasa, el Consejo puede pedir una reunión de la Asamblea General, que a su vez debe decidir qué hacer, incluyendo la posibilidad de nuevas gestiones diplomáticas. Si también esto fracasa, entonces la Asamblea General, y sólo ella, puede proceder a suspender al país afectado.
Nunca estuvo, pues, en el tapete la suspensión de Venezuela en esa reunión. La votación importante era la que ganó Almagro por 20 votos contra 12 (más dos abstenciones) para que un Consejo Permanente reacio a meterle el diente al amargo bocado venezolano debatiera su informe. Una vez logrado este triunfo, estaba salvada la jornada.
Que el secretario general haya ofrecido en su presentación un catastro verdaderamente terrorífico del daño que el régimen dictatorial ha infligido a las instituciones y al pueblo del país llanero supone un salto cualitativo. Estos no eran los adversarios del chavismo, ni el imperialismo yanqui, ni un pelele de la CIA: más bien, un ex canciller uruguayo perteneciente a la izquierda moderada que desde la importante tribuna que ahora ocupa le decía al mundo: basta de complicidad con un régimen que avergüenza a América. Citó, para más deshonra de quienes se habían negado hasta ahora a permitir que Venezuela fuera objeto de debate en el contexto de la invocación de la Carta Democrática, al arzobispo Desmond Tutu, héroe de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica: “Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor”.
Ni el informe del secretario general del 30 de mayo, ni su presentación ante el Consejo Permanente el 23 de junio, fueron un acto de injerencia indebida. Ni Almagro pidió ni hubiera podido pedir la ocupación de Venezuela o el derrocamiento violento del régimen, pues la Carta Democrática ciñe muy cuidadosamente el estrecho perímetro de las medidas que está permitido adoptar. Sólo pidió, con escrupuloso apego a los mecanismos del derecho internacional, en este caso el interamericano, que los gobiernos asuman el caso venezolano, hagan gestiones, denuncien los atropellos y, por supuesto, apoyen una salida constitucional. Constitucional: acorde con la ley de leyes del propio régimen chavista. Me refiero, por supuesto, al referéndum revocatorio que  la oposición venezolana ha solicitado que se lleve a cabo según lo prevé la Constitución de ese país.
No hay, pues, reproche alguno que hacer a Almagro o al Consejo Permanente en cuanto a la presentación del informe y la decisión de debatirlo.
La Carta, suscrita el 11 de septiembre de 2001, se creó precisamente para casos como el venezolano, puesto que su inmediata fuente de inspiración fue el Perú, que acababa de transitar de un régimen autoritario producto de un golpe dado por el propio gobierno a una democracia bajo estado de derecho. Si uno se toma el trabajo de echar un vistazo al texto de la Carta, verá la larga sucesión de documentos que cita para justificarse a sí misma, es decir para invocar la necesidad de que la OEA actúe frente a un caso de alteración del orden democrático.
Desde la Carta fundacional de la organización hasta las cláusulas democráticas de todos los mecanismos de integración regionales y subregionales, y desde la Convención Americana sobre los Derechos Humanos hasta la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, el armazón jurídico de que dispone la OEA para no ser cómplice o neutral frente a una dictadura es poderoso. De él se agarró con uñas y dientes la OEA, como se lee en el propio texto, a la hora de redactar su Carta Democrática Interamericana. Por tanto, las acusaciones que vienen de Caracas, La Paz, Quito o Managua contra lo que hizo Almagro y lo que se vio obligado a hacer finalmente el Consejo Permanente al discutir su informe carecen de todo fundamento.
Es de por sí un logro haber llegado hasta aquí aun cuando la reunión acabara sin una decisión firme de tomar medidas inmediatas. La conducta de América Latina, no lo olvidemos, ha sido triste en el caso de Venezuela. Incluso las democracias más avanzadas del hemisferio, como Estados Unidos y Canadá, se han visto en años recientes sumamente limitadas en su capacidad de acción precisamente porque no querían ser más papistas que el Papa: si ellas se descolgaban del resto del hemisferio en este asunto, todo el esfuerzo de la administración Obama para dejar atrás la época de la injerencia indebida en los asuntos internos de los países vecinos iba a caer en saco roto. Incluso esta semana hemos visto cómo Tom Shannon, quizá el diplomático estadounidense mejor informado sobre la región y uno de los más críticos con Venezuela, ha tenido que ir a Caracas a tratar de hacer migas con Nicolás Maduro por encargo de Washington. El ecosistema político en el que se mueve Estados Unidos hoy en la región -además del legado de Obama- exige evitar una confrontación que los latinoamericanos no llevan en el pecho.
Hay hoy en América Latina una mayoría no sólo de gobiernos democráticos sino también de mandatarios que han expresado con claridad, en diversos momentos, su malestar -a veces indignación- por la barbarie que el   chavismo inflige al pueblo de ese país. Ello, gracias a los cambios de tendencia que las últimas elecciones han marcado, especialmente en Argentina, y los cambios de gobierno, incluido el de Brasil. Pero esta suma matemática no ha tenido ni tendrá en lo inmediato una traducción en el sistema interamericano como tal, ni en ninguno de los otros mecanismos -Mercosur, Unasur, etc.- existentes. En parte se debe a que algunas de esas instancias todavía no reflejan del todo el cambio regional por su composición limitada, y en parte a que hay una diferencia entre la retórica y la acción. Los gobiernos democráticos ya no le tienen tanto miedo a decir que en Venezuela hay atropellos o que Leopoldo López es un preso político, pero persiste el miedo a tomar decisiones en instancias internacionales.
Las razones varían según el caso. Ya se ha dicho mucho, por ejemplo, que Argentina, a pesar de la posición pública del Presidente Macri ante lo que sucede en Venezuela, está limitada por el deseo de que su canciller ocupe la Secretaría General de la ONU tras el fin del mandato de Ban Ki-moon. O se da el hecho de que algunos países de la izquierda democrática creen que en política exterior deben efectuar gestos ideológicos que ya en casa no pueden permitirse. O se teme que Venezuela, en coordinación con la izquierda local, desestabilice al gobierno que se atreva. Y así sucesivamente.
Por todo esto hay que medir lo ocurrido en la OEA esta semana no en función de si se suspendió o no a Venezuela, algo que era imposible en cualquier caso a esas alturas, sino en función de lo que se ha avanzado respecto del pasado. El Consejo Permanente debatió un informe de su máxima instancia individual (la Asamblea General lo es como órgano institucional, pero el secretario general lo es como persona) en el que se dice que la culpa de la brutal pauperización de la sociedad venezolana no la tiene nadie que no sean las propias autoridades del país; que allí se tortura, se encarcela y se exilia a los opositores; que los medios de comunicación son víctimas de abusos y violencias múltiples; que la Asamblea Nacional ha sido reducida a la nada por un Tribunal Supremo instrumentalizado por el gobierno, y que las autoridades electorales han incumplido la ley tratando de impedir el referéndum revocatorio.
Todo esto se ha debatido en el contexto de una Carta Democrática que la OEA se había negado hasta ahora, sistemáticamente, a invocar. ¿Cómo no va a ser esto un triunfo importante de quienes llevan años clamando por un poco de atención y compasión?
Falta mucho para que esto lleve la democracia a Venezuela. Por lo pronto, se está optando por el diálogo y las gestiones diplomáticas de ex mandatarios cercanos a Caracas a fin de encontrar una vía negociada hacia algo mejor. ¿Pero qué? Para muchos países, como quedó claro en el debate, sólo el referéndum revocatorio es la vía. Para otros, que fueron más ambiguos, lo es cualquier cosa que se pacte en una mesa. Y para un grupo minoritario pero bullanguero, el único diálogo que interesa es el que controlen Maduro y sus secuaces. Es evidente que Maduro no dialogará en serio y que la oposición, que lleva casi dos décadas oyendo hablar de diálogo cada vez que se perpetra una barbaridad contra el estado de derecho, no dará su aval a nada que no sea un referéndum revocatorio.
Por tanto, Venezuela está muy lejos de una solución. Pero Almagro y compañía seguirán reuniendo armas para volver a la carga en el futuro cercano, pues un agravamiento de todo lo que hay en su informe difícilmente podrá ser, después del precedente que se ha establecido esta semana, ignorado. La Carta seguirá gravitando sobre Caracas ominosamente aun si los mecanismos que conducen a la suspensión no están en marcha.
Mientras tanto, continuarán las muertes, los saqueos, el hambre, los abusos. Hasta que un buen día ese régimen oprobioso desaparezca y no será América Latina, ciertamente, la que podrá jactarse de haber facilitado la transición hacia algo mejor.  A pesar de Almagro y sus buenos oficios.

La hora de Venezuela

La hora de Venezuela

Por Álvaro Vargas Llosa
Algo cambió -un poco, pero cuánto es ese poco- en el hemisferio sur en relación con Venezuela el 23 de junio. Ese día, a regañadientes, forzados por un secretario general que había invocado la Carta Democrática Interamericana en un informe presentado al Consejo Permanente el 30 de mayo, los países miembros de la Organización de Estados Americanos se reunieron para discutir el caso de Venezuela. Doce países aliados de Caracas trataron de impedirlo (y dos se abstuvieron), pero una amplia mayoría -un total de 20 países- aprobó el pedido de que se ventilara el informe de Luis Almagro.

Saturday, June 25, 2016

Aeroméxico también dejará de volar a Caracas por crisis en Venezuela

La aerolínea mexicana se suma a Latam y Lufthansa, las cuales también han dejado de volar a la capital venezolana por la difícil situación que enfrenta el país

La aerolínea mexicana se suma a Latam y Lufthansa, quienes también han dejado de volar a esa nación (Notilogia)
La aerolínea mexicana se suma a Latam y Lufthansa, quienes también han dejado de volar a esa nación. (Notilogia)
Este miércoles 22 de junio, la aerolínea mexicana Aeroméxico anunció que suspenderá sus vuelos a Caracas de manera indefinida, después de tener una racha de cuatro años operando en Venezuela.
Expansión.mx difundió un comunicado de la aerolínea en donde detalló que esta decisión fue tomada por el “complejo contexto económico que sufre actualmente el país.” La aerolínea lamenta esta decisión, pero al igual que varias líneas aéreas internacionales, ha sido afectada por el deterioro financiero que se ha venido registrando en los últimos meses, según indicó la compañía.
La firma indicó que continuará trabajando para brindar más opciones a sus clientes y en un futuro evaluar su regreso a la capital venezolana. Agregó que los clientes que cuentan con boletos para viajar en esta ruta después de este miércoles, podrán comunicarse en México con su call center para conocer el detalle de las políticas de protección, al teléfono 5133 40 00.



Lufthansa indicó que no hay una demanda suficiente de pasajeros ni de primera clase, ni de clase turista, como para llenar sus vuelos. Además, tiene problemas con la conversión de divisas al cambio del Bolívar actual, ya que no hay precio fijo definido. Por otra parte, Latam argumentó que su razón principal de la suspensión fueron los problemas económicos. También destacó que considera al país un mercado relevante, y por lo tanto, trabajará para retomar estas operaciones a la brevedad y en cuanto las condiciones globales así lo permitan.

Así como Lufthansa y Latam, que también han suspendido sus viajes a la nación, Aeroméxico se suma a ellas, debido a la incontrolable crisis no sólo económica, sino también social y política. Indicaron que seguirán trabajando para seguir ofreciéndoles opciones a sus clientes y posiblemente, en un futuro, evaluar su regreso a la capital venezolana.

Aeroméxico también dejará de volar a Caracas por crisis en Venezuela

La aerolínea mexicana se suma a Latam y Lufthansa, las cuales también han dejado de volar a la capital venezolana por la difícil situación que enfrenta el país

La aerolínea mexicana se suma a Latam y Lufthansa, quienes también han dejado de volar a esa nación (Notilogia)
La aerolínea mexicana se suma a Latam y Lufthansa, quienes también han dejado de volar a esa nación. (Notilogia)
Este miércoles 22 de junio, la aerolínea mexicana Aeroméxico anunció que suspenderá sus vuelos a Caracas de manera indefinida, después de tener una racha de cuatro años operando en Venezuela.
Expansión.mx difundió un comunicado de la aerolínea en donde detalló que esta decisión fue tomada por el “complejo contexto económico que sufre actualmente el país.” La aerolínea lamenta esta decisión, pero al igual que varias líneas aéreas internacionales, ha sido afectada por el deterioro financiero que se ha venido registrando en los últimos meses, según indicó la compañía.
La firma indicó que continuará trabajando para brindar más opciones a sus clientes y en un futuro evaluar su regreso a la capital venezolana. Agregó que los clientes que cuentan con boletos para viajar en esta ruta después de este miércoles, podrán comunicarse en México con su call center para conocer el detalle de las políticas de protección, al teléfono 5133 40 00.