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Thursday, December 22, 2016

Riqueza, banca e instituciones (I)




“¿POR QUÉ LA POBREZA HA SIDO TAN PERSISTENTE Y POR QUÉ LOS ESFUERZOS PARA IMPORTAR DESARROLLO ECONÓMICO ALGUNAS VECES HAN FALLADO?”

RICARDO VALENZUELA
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El flagelo más doloroso que ha sufrido la humanidad durante toda su historia es la pobreza. Sin embargo, cualquier economista debería sorprenderse de lo persistente de esta peste sobre todo cuando encontramos que los avances tecnológicos y el capital, son transferibles sin mayores dificultades y la gente alrededor del planeta puede ser entrenada para trabajar con más eficiencia.


Wednesday, October 5, 2016

México: Crear riqueza (III) – por Isaac Katz

México: Crear riqueza (III) – por Isaac Katz

IsaacKatz
En los dos artículos anteriores he argumentado que el arreglo institucional, particularmente el que se refiere a las reglas formales del juego, es decir aquellas plasmadas en el marco legal, no están alineadas con el objetivo de crear y acumular riqueza y, por lo mismo, no están tampoco alineadas con el objetivo de una mayor tasa de crecimiento económico.
Tenemos en nuestro país un absurdo del derecho positivo. Solamente a nivel federal existen, incluida la Constitución, 297 leyes y códigos. A estos hay que agregar cientos de leyes estatales, miles de reglamentos y otras miles de disposiciones gubernamentales.



Es tal la maraña legal, no sólo por el número de leyes y regulaciones, sino más aún su contenido y cumplimiento, que es lo que deriva en que las reglas formales del juego inhíben la acumulación de riqueza y el crecimiento. México es un país de leyes, pero uno muy alejado de un íntegro Estado de Derecho. Son cuatro los elementos que es necesario se cumplan para que exista un Estado de Derecho consistente con la creación y acumulación de riqueza.
Primero, es la definición de los derechos de propiedad, los que se entienden como la asignación exclusiva que se hace a un individuo de un recurso, incluido su propio cuerpo, para que éste decida libremente su utilización, con la única restricción de que en el ejercicio de esta libertad no se atenté en contra de los derechos de terceros. El derecho más importante es a la vida misma y, por extensión, los individuos tienen un derecho natural a poseer bienes.
En México todos los recursos son propiedad de la nación, por lo que la propiedad privada es un derecho derivado, no uno natural. Por ejemplo, usted es dueño de los ladrillos y todo lo que haya dentro de su hogar, pero no es, estrictamente hablando, dueño de la tierra en donde se asienta su casa, propiedad que puede revertirse a la nación mediante un acto de expropiación. En esencia, los derechos privados de propiedad están deficientemente definidos y el riesgo expropiatorio es elevado, lo que inhibe la acumulación de riqueza.
Segundo, es el derecho a la libre utilización de un recurso, respetando siempre los derechos de terceros. En México existen innumerables barreras regulatorias a la creación de empresas y a la movilidad sectorial de capitales y, por otra parte, la impunidad en la comisión de delitos es alucinante, la cual llega a 97 por ciento.
Una de las principales causas de la baja tasa de inversión es la inseguridad que prevalece en el país. El gobierno simplemente abdicó del monopolio legítimo en el uso de la violencia, aunado a la ineptitud y corrupción de policías, ministerios públicos y jueces.
Tercero, es la libertad para la transferencia del derecho de propiedad de un recurso mediante transacciones enteramente voluntarias. Esto requiere, como condición sine qua non, que los mercados operen en un contexto de competencia.
En México prevalecen significativas prácticas monopólicas que limitan esta libertad, además de que aún persisten significativas barreras al comercio Internacional, así como restricciones regulatorias internas que inhiben el ejercicio de esta libertad. Las nuevas leyes de competencia, telecomunicaciones y energética sin duda fortalecerán esta libertad.
Por último, los tres anteriores derechos pueden validarse ante un poder judicial que tiene que ser independiente, imparcial, eficiente y expedito, uno que garantice los derechos de propiedad y el cumplimiento de contratos, tema del siguiente artículo.

México: Crear riqueza (III) – por Isaac Katz

México: Crear riqueza (III) – por Isaac Katz

IsaacKatz
En los dos artículos anteriores he argumentado que el arreglo institucional, particularmente el que se refiere a las reglas formales del juego, es decir aquellas plasmadas en el marco legal, no están alineadas con el objetivo de crear y acumular riqueza y, por lo mismo, no están tampoco alineadas con el objetivo de una mayor tasa de crecimiento económico.
Tenemos en nuestro país un absurdo del derecho positivo. Solamente a nivel federal existen, incluida la Constitución, 297 leyes y códigos. A estos hay que agregar cientos de leyes estatales, miles de reglamentos y otras miles de disposiciones gubernamentales.


Wednesday, August 24, 2016

“Récord de ganancias”: ¿Y para quién son?


Cuando escuchamos el término “ganancias” en las noticias, a menudo la palabra se utiliza para explicar otra cosa. A veces, tener ganancias se enmarca de una manera que despierta desconfianza o ganas de penalizarla. Por ejemplo, he aquí un titular de la Radio Nacional Pública (NPR): “Récord de ganancias de petroleras suscita críticas”.
En términos generales, las ganancias son los dólares que restan del dinero gastado en la producción de un bien o servicio. Si un comerciante paga por unos pollos más de lo que Ud. está dispuesto a pagar, entonces el comerciante sufrirá pérdidas en vez de sacar ganancias. Si el comerciante pierde bastante dinero, tendrá que cerrar y Ud. tendrá que encargarse de criar y sacrificar sus propios pollos.



Así es como el “afán de ganar dinero” hace que gente totalmente extraña haga cosas asombrosas que son de mutuo beneficio. Cenar pollo sería mucho más caro (y repelentemente fastidioso) si todos tuviéramos que criar y sacrificar nuestros propios pollos. Carniceros y tenderos que no conocemos se encargan de este ingrato trabajo por nosotros ya que ello les reportará ganancias. Lo mismo podemos decir de la gasolina que usa su auto y de casi todo lo demás que necesitamos y deseamos.
Hay empresas porque hay ganancias y es la razón por la que hay empleos. Que una empresa tenga récord de ganancias significa que la empresa es sólida y ofrece seguridad laboral. Que haya pocas ganancias es indicativo de un negocio débil y de empleos precarios. Ultimadamente, si no hay ganancias, llega la quiebra y se acaba el empleo.
Las ganancias también sirven de señal. Si hay fuertes ganancias en el negocio del pollo, eso envía señal de que la gente debe estar queriendo y necesitando comprar más pollos, por tanto harán falta más empleos para surtir más pollos.
Los dueños de las empresas recogen las ganancias, pero éstas también van a parar a manos del gobierno a través del pago de impuestos.
En una pequeña empresa, como un restaurante familiar, es probable que el dueño sea algún vecino suyo y sea quien recoge las ganancias. Éstas suelen ser reducidas, por lo general sólo 2-3 centavos por cada dólar que el restaurante cobra.
Muchas de las grandes empresas de Estados Unidos son propiedad de sus accionistas y éstos reciben las ganancias. Sorprendentemente, una gran mayoría de americanos no cae en la cuenta de que ellos son los dueños de estas empresas.
Por ejemplo, más de la mitad de los dueños – los accionistas – de nuestras más grandes compañías petroleras son planes privados y enormes planes públicos de pensiones, cuentas 401k, fondos mutuales y cuentas IRA para el típico hogar americano. Más de la mitad de nosotros somos dueños de estos fondos en forma de ahorros personales, inversiones de jubilación y pensiones.
En otras palabras: Los americanos, en su gran mayoría, son propietarios de la mayor parte de las compañías petroleras de Estados Unidos. La riqueza de nuestros hogares se beneficia de forma directa cuando las compañías petroleras, de las que son dueños, consiguen grandes ganancias; nuestra riqueza también sufre cuando nuestra empresa petrolera no es rentable. También perdemos cuando se les suben los impuestos a estos negocios. Lo mismo puede decirse de las otras miles de grandes compañías en las que invierten nuestros fondos de jubilación y pensiones.
Las ganancias son las que ponen la comida en nuestras mesas, la gasolina en nuestros autos, nos proporcionan puestos de trabajo, financian nuestra jubilación, y mucho más. El afán de ganar dinero nos motiva a hacer cosas que redundan en mutuo beneficio. Un récord de ganancias es señal de que estamos haciendo más bien que de costumbre.

“Récord de ganancias”: ¿Y para quién son?


Cuando escuchamos el término “ganancias” en las noticias, a menudo la palabra se utiliza para explicar otra cosa. A veces, tener ganancias se enmarca de una manera que despierta desconfianza o ganas de penalizarla. Por ejemplo, he aquí un titular de la Radio Nacional Pública (NPR): “Récord de ganancias de petroleras suscita críticas”.
En términos generales, las ganancias son los dólares que restan del dinero gastado en la producción de un bien o servicio. Si un comerciante paga por unos pollos más de lo que Ud. está dispuesto a pagar, entonces el comerciante sufrirá pérdidas en vez de sacar ganancias. Si el comerciante pierde bastante dinero, tendrá que cerrar y Ud. tendrá que encargarse de criar y sacrificar sus propios pollos.


Tuesday, August 23, 2016

Libertad y riqueza en la historia

Por Armando Ribas

Mientras más leo los análisis políticos internacionales, más me siento preocupado por lo que considero la confusión reinante. Esa confusión surge evidentemente de la ignorancia colectiva respecto de la naturaleza, ética, política y jurídica del sistema que cambió la historia del mundo, y permitió la creación de riqueza por primera vez en la historia. Tanto así que como lo expone Wlliam Bernstein en su obra “The Birth of Plenty” (El Nacimiento de la Abundancia) en los 1500 años después de Cristo el ingreso per cápita en el mundo prácticamente no varió y fue solo a partir de mediados del siglo XVIII que comenzó el proceso de generación de riqueza. Ese hecho inusitado fue reconocido por el propio Marx que en el Manifiesto Comunista dice: “La burguesía en solo cien años de dominio ha creado más riquezas y más fuerzas productivas que todas la generaciones anteriores juntas”.


No obstante ese reconocimiento, lejos de considerarlo como un evento favorable a la humanidad lo descalificó éticamente como “capitalismo” en que se producía la explotación del hombre por el hombre.(SIC) Tal proyecto se considera entonces como un sistema económico, hoy más expuesto en el mundo a su descalificación por la izquierda apropiada de la ética en nombre de la supuesta búsqueda de la igualdad económica. Ese proceso de transformación se inició en Inglaterra a partir de la ignorada Glorious Revolution en 1688 que bajo la égida del pensamiento liberal de John Locke y más tarde influenciada por David Hume y Adam Smith lograra la llamada revolución industrial, de la cual se desconoce igualmente que su origen no es económico sino la consecuencia de la transformación del sistema político que entraña el reconocimiento de los derechos individuales. Ese proceso sin igual en la historia fue llevado a sus últimas consecuencias en Estados Unidos.
Es pertinente entonces analizar las fuentes que produjeron ese milagro histórico, pero antes debo igualmente explicitar el hecho de que otra de las confusiones del momento es considerar a Estados Unidos como un imperio. La historia nos muestra que los imperios se crearon a partir de la dominación de los estados vecinos, en un mundo en el que la guerra era la razón de ser de los estados. Creo que es evidente que esa no ha sido la historia de Estados Unidos. Así podemos ver que ha sido el único país en la historia que después de haber ganado una guerra, en lugar de pedir reparaciones a los vencidos les repara su economía. Y más aun, gracias a los Estados Unidos no somos nazis o comunistas.
A partir de esa confusión me atrevería a decir que Lenín está presente mediante su “Imperialismo Etapa Superior del Capitalismo”. En función de ella el odio a la denominada hegemonía americana se ha convertido en un determinante ideológico del acceso al poder en el llamado mundo civilizado en el cual me atrevería a considerar incluida América Latina. Es evidente que los Founding Fathers tomaron conciencia del pensamiento de David Hume contenido en su “De los Celos del Comercio” que diría que está hoy relativamente vigente por primera vez en la historia. Y así dijo: “Yo me aventuro a decir que el incremento de la riqueza y del comercio de cualquier nación, en lugar de herir, comúnmente promueve la riqueza de y el comercio de todos sus vecinos”. Creo que teniendo en cuenta esta realidad es que la China le sigue comprando los bonos de los Estados Unidos.
Aquí llegamos a otra confusión pertinaz que es el concepto mismo de democracia como el gobierno del pueblo y por el pueblo. Así se olvida la advertencia de Aristóteles al respecto cuando escribió: “Tan pronto como el pueblo se hace monarca, pretende actuar como tal, porque sacude el yugo de la ley y se hace déspota, y desde entonces los aduladores del pueblo tienen un gran partido” Es ahí que surge la demagogia y de ella se deriva el socialismo en la búsqueda del hombre nuevo. Pero esa advertencia fue tenida en cuenta por los Founding Fathers para constituir el sistema del Rule of Law. A tales efectos es pertinente rever el pensamiento de los Founding Fathers al respecto, que ha sido ignorado en el mundo y hoy parece olvidado en los Estados Unidos. Tanto así que ha aparecido en la figura del nominado candidato a la vicepresidencia Paul Ryan un intento de recordarlo. En primer lugar no puedo menos que empezar recordando las palabras de Thomas Jefferson: “Un despotismo electivo, no fue el gobierno por el que luchamos”. Gran parte de América Latina es hoy un ejemplo de esa tergiversación de la libertad del poder de las mayorías.
En ese sentido se pronunció claramente James Madison para distinguir el concepto de república de la democracia. Consecuentemente establece el principio de que las mayorías no tienen derecho a violar los derechos de las minorías, y por tanto se reconoce la primacía del derecho de propiedad, que como tal se considera el eje de la creación de riqueza. Igualmente Alexander Hamilton tomó conciencia de la problemática actual que como reconociera Nietche, socialismo y democracia serían la misma cosa. Así respecto a los supuestos derechos del pueblo, hoy a mi juicio también confundidos bajo el concepto de los derechos humanos, dice: “Una peligrosa ambición subyace detrás de la espaciosa máscara del celo por los derechos del pueblo”. Yo diría que esa peligrosa ambición representa hoy el sistema social demócrata europeo, hoy en crisis, que la izquierda hábilmente pretende considerar la crisis del capitalismo.
Ya debiéramos haber aprendido que cuando los derechos son del pueblo, Ud. no tiene derechos, pues la definición de los mismos queda a cargo del poder político, y el intento de desconocerlo en función de nuestro derecho individual, aparece como una violación de la democracia y aun la pretensión de un golpe de estado. Podemos ver entonces que la pretensión de la supuesta igualdad económica, hoy puesta de manifiesto en las palabras del presidente Obama, constituye la violación del derecho de propiedad, y asimismo esa ilusión que lleva al poder, es la generadora de la pobreza, y porqué no decirlo de la presente crisis europea. Asimismo es la violación de la necesaria limitación del poder político, ante la conciencia de la naturaleza humana.
Perdón por las citas, pero en ese sentido vale recordar el pensamiento de Alexis de Tocqueville, quien sostuvo que los economistas habían sido más culpables que los filósofos por el fracaso de la Revolución Francesa, pues para ellos no había derechos privados, sino solamente utilidad pública.(SIC). Y aquí nos encontramos con otra confusión histórica que es la creencia de que la Revolución Francesa fue la continuación de la Revolución Americana, cuando en la realidad fue su antítesis. Y tanto así que el propio Lenín consideraba que los bolcheviques eran los jacobinos del siglo XX. Y al respecto debo rescatar el análisis de Peter Drucker, quien en sus “Escritos Fundamentales” escribió: “Tan difundida y tan falaz como la creencia de que la Ilustración engendró la libertad en el siglo XIX, es la creencia de que la Revolución Americana se basó en los mismos principios que la Revolución Francesa”. En función de ese criterio he sostenido que el socialismo es la denominación que le diera el Iluminismo a la demagogia.
Así surgió en su oportunidad el fascismo, que en su versión moderna se le denomina capitalismo de amigos. Esta otra vez no es más que la consecuencia de la inseguridad jurídica interna, basada una en la supuesta pretensión igualitaria, que por supuesto determina la desigualdad política del poder absoluto en nombre del pueblo. Ante la ausencia de derechos surge la alternativa de la colusión frente a la posibilidad de las nacionalizaciones por el bien público. Por ello igualmente descreo del Iluminismo que a mi juicio a través de la razón generó el totalitarismo y así considero que socialismo fue la denominación otorgada a la demagogia prevaleciente en los sistemas del Estado de Bienestar.

Estoy convencido por tanto de que en la medida que sigamos ignorando la realidad histórica-política que he tratado de describir, nos encontramos ante el predicado de Séneca: “Para el que no sabe dónde va no hay viento favorable”. Así investido de democracia presenciamos la generación de pobreza a través del socialismo, que en Europa es democrático, y en América Latina tiende al totalitarismo fascista como fue la Europa de Hitler y Mussolini. Por favor sigamos el juicio de David Hume la historia es un aprendizaje y de ella se deriva la conciencia de la justicia de donde deriva la esencia de la libertad.

Libertad y riqueza en la historia

Por Armando Ribas

Mientras más leo los análisis políticos internacionales, más me siento preocupado por lo que considero la confusión reinante. Esa confusión surge evidentemente de la ignorancia colectiva respecto de la naturaleza, ética, política y jurídica del sistema que cambió la historia del mundo, y permitió la creación de riqueza por primera vez en la historia. Tanto así que como lo expone Wlliam Bernstein en su obra “The Birth of Plenty” (El Nacimiento de la Abundancia) en los 1500 años después de Cristo el ingreso per cápita en el mundo prácticamente no varió y fue solo a partir de mediados del siglo XVIII que comenzó el proceso de generación de riqueza. Ese hecho inusitado fue reconocido por el propio Marx que en el Manifiesto Comunista dice: “La burguesía en solo cien años de dominio ha creado más riquezas y más fuerzas productivas que todas la generaciones anteriores juntas”.

Monday, August 22, 2016

¿La riqueza es perversa?

Mis asesores me aseguran que “defender a los millonarios es impopular y políticamente incorrecto”. Simplemente no les gusta que publique este tipo de artículos. Pero yo insisto que esto no es un ejercicio de relaciones públicas. No se trata de defender a los millonarios, o a los billonarios, en una lucha de clases sin sentido, esto va mucho más allá: se trata del futuro que queremos.

En América Latina prevalecen construcciones mentales que se levantan como obstáculos terribles en nuestro camino al desarrollo económico. Por ello, desde mi perspectiva, se trata de perseverar en un indispensable Cambio Cultural que destierre para siempre estas ideas nefastas que se han propagado por siglos, envenenando la mentalidad del latinoamericano. Mi compromiso personal es hacer todo lo que esté a mi alcance para lograrlo y si eso requiere publicar “artículos incómodos”, pues que así sea.

 
Veo que algunas personas y organizaciones buscan impulsar la idea de que “la riqueza es perversa”, cuando lo realmente inaceptable es la pobreza. Por ejemplo, recientemente encontré una nota con el siguiente encabezado: “Cuatro empresarios dueños del 9% del PIB”. En esa nota tendenciosa, basada en “información” de Oxfam, de nueva cuenta se ataca a un grupo de empresarios exitosos porque se “beneficiaron de la privatización de bienes públicos”, lo cual de entrada es un sinsentido.

Esta afirmación carece de lógica por muchas razones, pero principalmente porque los bienes que se privatizaron en los 90, no sólo en México, sino en todo el mundo, no fueron bienes públicos en el sentido económico del término, sino recursos de naturaleza empresarial que generan mucho más valor en manos de la iniciativa privada. Gracias a estas privatizaciones, muchos gobiernos lograron sanear sus finanzas e impulsar la economía –y México no fue la excepción.

El estudio de esta ONG muestra una serie de fallas metodológicas, para empezar: no distingue apropiadamente entre bienes públicos, en el sentido económico, y bienes privados que en manos del gobierno naturalmente pierden valor. El estudio también confunde valor de mercado con riqueza, flujos con saldos y desigualdad con pobreza. Una de sus fallas más notables es que no considera que es muy distinto concentrar riqueza que generar riqueza, esto último un efecto deseable que es producto directo de la actividad empresarial.

Para ilustrar lo tendencioso de la nota, consideremos que menciona a dos empresarios mineros, pero olvida comentar que el precio de las acciones de sus empresas se encuentra en niveles mínimos en casi una década ante el desplome en los precios de las materias primas a nivel mundial.

Éstos y otros hombres de negocio de todo el mundo han resentido un deterioro brutal en la rentabilidad de sus operaciones, sin costo alguno para el erario público, precisamente porque están preparados para enfrentar este tipo de riesgos: si no fuera así, no serían empresarios exitosos. Me pregunto si las compañías en manos del gobierno pueden hoy decir lo mismo —en pleno Siglo XXI, algunas se siguen capitalizando con nuestros impuestos.

En la nota también me mencionan como “beneficiario de la privatización”, pero omiten aclarar que la rentabilidad de las operaciones de TV Azteca se ha visto erosionada por cambios muy profundos en la industria de medios a nivel mundial. También olvidan mencionar que en manos del gobierno, TV Azteca era una empresa que registraba enormes pérdidas financieras.

Obviamente, si TV Azteca siguiera en manos del gobierno hace muchos años hubiera quebrado –simplemente recordemos que cuando esta empresa era paraestatal tenía prácticamente nula audiencia, pocos anunciantes y escasos ingresos, sin mencionar que el director general fue reemplazado en promedio una vez al año. Hoy en cambio TV Azteca tiene una dirección firme y reacciona ágilmente ante cambios profundos y no siempre favorables en la industria donde opera.

Otro gran error de la metodología del estudio aludido es que confunde el valor de mercado de una empresa con sus ingresos, dos conceptos distintos: mientras que el primero mide lo que los inversionistas están dispuestos a pagar por una empresa en un momento dado, los ingresos son una variable que carece de significado si no se le restan los costos y los gastos para determinar un flujo.

El encabezado de la nota también es tendencioso, porque controlar acciones de un grupo empresarial es muy distinto a “ser dueño de X” porcentaje del PIB. Si mis recursos los mantengo en forma de acciones en empresas productivas, ¿quiere decir que puedo liquidarlas totalmente a valor de mercado? Obviamente no porque si salgo a vender todas mis acciones, es muy probable que su valor de mercado se colapse.

¿Queremos terminar con los ricos o con la pobreza?

Ayer comentaba en este diario sobre este maniqueísmo terrible que ataca a la riqueza y exalta la pobreza, cuando deberíamos estar haciendo exactamente lo contrario.

Simplemente consideremos la historia de los últimos 100 años: en la extinta Unión Soviética, Corea del Norte, Cuba y más recientemente en Venezuela, se ha visto que atacar a los empresarios, lejos de eliminar la pobreza, hunde a las economías en el atraso y subdesarrollo más terribles —porque aunque sus recursos materiales son confiscados, las familias empresariales simplemente llevan su capital humano, que es más valioso que el monetario, a otros países.
Esto es justo lo que hoy está pasando en Brasil y hasta hace poco en Argentina y Francia. La pérdida de empresarios de un país es naturalmente la ganancia de otros.

Propagar este confuso ideario anti-empresarial probablemente pretende conducir a los países al socialismo, que es una forma de gobierno que destruye nuestra libertad y nos hunde en la miseria.

Finalmente, debemos considerar que los empresarios constituyen un recurso sumamente valioso por múltiples razones; entre ellas tenemos que: (1) toman riesgos que nadie está dispuesto –o preparado—para asumir; (2) acumulan y multiplican el capital necesario para enfrentar estos riesgos; (3) resuelven problemas de manera creativa e innovadora; (4) ofrecen productos y servicios que el gobierno es incapaz de ofrecer de manera eficiente, aceptable y oportuna; (5) crean millones de empleos; (6) pagan impuestos y (7) generan riqueza.

Desafortunadamente, Oxfam se ha involucrado en una cruzada global contra la riqueza. Ojalá que sus grandes energías y recursos los enfocaran en combatir la pobreza, que es mucho más difícil, pero que en teoría es su misión.

La desigualdad existe en toda sociedad humana donde el talento y otras cualidades se distribuyen o se adquieren de maneras exponencialmente distintas. Simplemente consideremos un músico como Yo-Yo Ma, un futbolista como Lionel Messi, un cineasta como Spielberg o un escritor como Mario Vargas Llosa.
Todos ellos son extraordinarios en lo que hacen. Nunca hemos visto a los músicos manifestarse porque Yo-Yo Ma “concentra demasiado talento”, sería absurdo. Naturalmente, los ingresos de este violonchelista corresponden a su maestría.

El problema no es entonces la desigualdad en sí misma, que existe en todos los ámbitos humanos, sino la pobreza y la desigualdad de oportunidades, que es lo que realmente ofende. Me queda claro que en ello debemos trabajar: en crear oportunidades para que todos lleven una vida plena –con mucho o poco dinero.

La envidia es un sentimiento corrosivo que destruye a quien la promueve y a quien la padece. Basar nuestras políticas públicas en este nefasto sentimiento sólo nos llevará al fracaso. De la misma forma, me queda muy claro que atacar a los empresarios, lejos de resolver la pobreza, nos hundirá en la miseria.

El empresario es un recurso sumamente escaso que necesitamos promover, no atacar. Por ello, debemos ser muy críticos ante este tipo de notas tendenciosas y ONG¬ que arremeten contra el éxito empresarial y la riqueza porque simplemente no han logrado su misión de erradicar la pobreza. Todos debemos trabajar en ello, empezando con la pobreza extrema, precisamente a través de empresas exitosas que generen empleo y bienestar para las familias, no a través de políticas públicas que destruyen nuestro bienestar.

¿La riqueza es perversa?

Mis asesores me aseguran que “defender a los millonarios es impopular y políticamente incorrecto”. Simplemente no les gusta que publique este tipo de artículos. Pero yo insisto que esto no es un ejercicio de relaciones públicas. No se trata de defender a los millonarios, o a los billonarios, en una lucha de clases sin sentido, esto va mucho más allá: se trata del futuro que queremos.

En América Latina prevalecen construcciones mentales que se levantan como obstáculos terribles en nuestro camino al desarrollo económico. Por ello, desde mi perspectiva, se trata de perseverar en un indispensable Cambio Cultural que destierre para siempre estas ideas nefastas que se han propagado por siglos, envenenando la mentalidad del latinoamericano. Mi compromiso personal es hacer todo lo que esté a mi alcance para lograrlo y si eso requiere publicar “artículos incómodos”, pues que así sea.

Tuesday, July 19, 2016

Por qué Thomas Piketty no puede explicar Pokémon Go


Pokémon GoHace un par de años, el economista francés Thomas Piketty se convirtió en toda una estrella económica gracias a su libro El capital en el siglo XXI. La tesis esencial de esta obra es que las desigualdades mundiales están incrementándose como consecuencia de la propia dinámica del sistema capitalista: dado que los ahorradores son capaces de reinvertir a tasas de ganancia superiores al crecimiento económico (su famosa desigualdad r>g), los capitalistas cada vez serán más ricos en relación con los trabajadores. En palabras del propio Piketty: “La desigualdad r>g implica en cierto sentido que el pasado tiende a devorar al futuro: la riqueza originada en el pasado crece automáticamente más rápido que la riqueza derivada del trabajo que sea ahorrada, aun cuando el rentista opte por no trabajar”. Uno es rico hoy no en función de la riqueza que genere hoy, sino de la riqueza que generó ayer gracias a la capitalización rentista del interés.



La semana pasada, la popular compañía de videojuegos Nintendo lanzó una aplicación gratuita para móviles llamada Pokémon Go, continuadora de la popular franquicia Pokémon. El éxito de esta singular app ha sido rotundo: en pocos días alcanzó más usuarios activos que Twitter y más minutos de empleo diario que WhatsApp, lo que abre la puerta a comercializar la muy potencialmente lucrativa geopublicidad. El resultado económico más inmediato de todo ello es que el valor bursátil de Nintendo ha aumentado en unos pocos días en alrededor de 15,000 millones de euros.
Conectemos este incremento súbito de la riqueza de Nintendo con la teoría de Piketty. ¿En qué sentido la riqueza originada en el pasado crece automáticamente sin mediar esfuerzo, dedicación e ingenio alguno? En ninguno: si Nintendo no hubiese invertido y creado, junto a la compañía Niantic, el app de Pokémon Go, su capitalización bursátil no se habría incrementado en unos 15,000 millones de euros. Y si hubiese creado una app desastrosa que nadie quisiera usar, su capitalización no habría aumentado en nada (podría, de hecho, haber caído apreciablemente).
¿Cómo decir, pues, que la riqueza pasada genera automáticamente la riqueza futura? ¿Es que aplicaciones como Pokémon Go (o buscadores como Google, o redes sociales como Facebook, o dispositivos móviles como el iPhone) se crean automáticamente? No, lo que crea la riqueza futura es la asignación presente de los factores productivos escasos a proyectos empresariales que maximizan la creación de valor para los consumidores: y esos proyectos empresariales ni son conocidos a priori ni son nada fáciles de descubrir. Ahora mismo, en el conjunto del mercado mundial hay decenas de millones de cabezas que están pensando cómo mejorar la vida de las personas de un modo más eficiente que el resto. Sólo aquellos que tengan éxito a la hora de descubrir, crear y comercializar los productos más valorados por los consumidores lograrán amasar una enorme riqueza (al menos en un mercado libre: en un mercado intervenido por el Estado pueden enriquecerse los más hábiles para rapiñar la riqueza generada por los demás).
Mas no pensemos que esta enorme riqueza generada mediante el lanzamiento de una simple app para móvil es algo permanente e irreversible. Los 15,000 millones de euros en los que se ha apreciado Nintendo son, simple y llanamente, el valor actual de los beneficios que se espera que Pokémon Go genere en el futuro: la riqueza no son beneficios pasados acumulados hasta hoy, sino beneficios que se espera que afluyan en el futuro merced al buen hacer de la empresa. Por ello, si en los próximos días, meses o años Pokémon Go no está a la altura de las expectativas que se han formado hoy al respecto (si sus usuarios dejan de utilizarlo tanto tiempo como ahora, si aparecen otras apps que atraigan la atención de los consumidores, si no son capaces de generar suficientes ingresos a través de la geo-publicidad, etc.), entonces el valor de las acciones de Nintendo se desplomará: esto es, terminarán desapareciendo esos 15,000 millones en los que se han apreciado recientemente.
En suma, la riqueza que ha generado estos días Nintendo (15.000 millones de euros) no depende del capital con el que contara en el pasado (Pokémon Go ha tenido un coste de desarrollo inferior a 30 millones de euros), sino de cómo se invierte ese capital en el presente y de cómo se sigue invirtiendo en el futuro. La riqueza no mira al pasado, sino al futuro: aquellos que dejan de usar productivamente su ahorros en favor de los consumidores ven cómo su patrimonio se volatiliza (salvo que el Estado lo proteja mediante privilegios extractivos); aquellos otros que, en cambio, usan productivamente sus ahorros en favor de los consumidores de un mejor modo que los demás —y se espera que lo sigan haciendo en el futuro— ven cómo su patrimonio se multiplica en muy poco tiempo por escaso que fuera el capital inicial con el que partieran. La desigualdad de la riqueza no es fruto de su distribución pasada, tal como erróneamente afirmaba Piketty, sino de cómo se utilice de cara al futuro.

Por qué Thomas Piketty no puede explicar Pokémon Go


Pokémon GoHace un par de años, el economista francés Thomas Piketty se convirtió en toda una estrella económica gracias a su libro El capital en el siglo XXI. La tesis esencial de esta obra es que las desigualdades mundiales están incrementándose como consecuencia de la propia dinámica del sistema capitalista: dado que los ahorradores son capaces de reinvertir a tasas de ganancia superiores al crecimiento económico (su famosa desigualdad r>g), los capitalistas cada vez serán más ricos en relación con los trabajadores. En palabras del propio Piketty: “La desigualdad r>g implica en cierto sentido que el pasado tiende a devorar al futuro: la riqueza originada en el pasado crece automáticamente más rápido que la riqueza derivada del trabajo que sea ahorrada, aun cuando el rentista opte por no trabajar”. Uno es rico hoy no en función de la riqueza que genere hoy, sino de la riqueza que generó ayer gracias a la capitalización rentista del interés.


Wednesday, June 15, 2016

¿Cuántos pobres hubo en España en 2015?

El grillete que sigue atando a muchos españoles a la pobreza es el difícil acceso al mercado laboral.

Flickr/Francisco Sepúlveda
La tasa de riesgo de pobreza y exclusión social (tasa Arope) se redujo en 2015 desde el 29,2 al 28,6% de la población. Sigue siendo una tasa muy elevada (en 2008, antes de desatarse la crisis en toda su intensidad, era del 23,8), pero al menos ha dejado de crecer. Ahora bien, ¿qué significa que el 28,6% de la población española se halla en una situación de "riesgo de pobreza y exclusión social"?
Lo primero a aclarar es que lo anterior no implica que casi un 30% de los españoles sean pobres: en realidad, son ciudadanos que se supone que podrían llegar a ser pobres si permanecieran durante mucho tiempo en su actual situación. ¿Y cuál es su situación actual? Un 22,1% de los españoles percibe rentas inferiores al llamado umbral de pobreza (8.010 euros anuales para hogares unipersonales, 16.823 euros para hogares con dos adultos y dos niños); el 12,8% experimenta "baja densidad en el empleo" (trabajar menos del 20% de las horas que podría trabajar) y el 6,7% sufre carencia material severa (insuficiencia de ciertos bienes que consideramos esenciales para mantener una vida digna).



Evidentemente, existen muchas intersecciones entre esos tres grupos (en caso contrario, la tasa Arope no sería del 28,6%, sino del 41,6%): la mayor parte de los que sufren carencia material severa es porque perciben rentas inferiores al umbral de pobreza; a su vez, muchos de los que perciben rentas inferiores al umbral de pobreza presentan una baja densidad en el empleo. La tasa Arope del 28,6% indica, justamente, cuántos españoles están en al menos uno de estos tres grupos.
Con todo, estar en uno de esos tres grupos no implica necesariamente ser pobre (sino, como digo, estar en riesgo de pobreza o exclusión social). Por ejemplo, una persona que esté desempleada integrará la categoría de "baja densidad en el empleo", pero podría contar con amplios ahorros (o con prestaciones públicas) que le permitieran no vivir como pobre. A su vez, una persona que ingrese 8.000 euros anuales puede ser propietario de su casa y residir en una zona donde el coste de la vida es más bajo que en la media de España (el umbral de pobreza de 8.010 euros por persona es el mismo para todo el territorio nacional, cuando evidentemente no es igual de costoso vivir en el centro de Madrid que en un pueblecito extremeño). Ciertamente, podríamos admitir que todas estas personas están en riesgo de ser pobres (por eso se denomina tasa de riesgo de pobreza o exclusión social), pero no necesariamente que ya son pobres.
¿Cómo medir, entonces, la pobreza en España? A mi juicio, el indicador que más se le acerca es el de carencia material severa: a saber, cuántos españoles carecen de determinados bienes esenciales para poder desarrollar una buena vida. La tasa Arope considera que hay nueve bienes básicos para vivir dignamente:
  1. Irse de vacaciones al menos una semana al año.
  2. Comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días.
  3. Mantener la vivienda con una temperatura adecuada.
  4. Afrontar gastos imprevistos (de 650 euros).
  5. No retrasarse en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad...) o en compras a plazos en los últimos 12 meses.
  6. Automóvil.
  7. Teléfono (incluido teléfono móvil).
  8. Televisor en color.
  9. Lavadora.
Si alguien no puede permitirse afrontar cuatro de los anteriores nueve gastos, la tasa Arope lo cataloga como persona que sufre de "carencia material severa", esto es, pobre. En 2015, como dijimos, el 6,7% de los españoles estaba en esa situación, es decir, unos 3 millones de personas. De ellos, unos 2,25 millones eran mayores de 16 años y 750.000 eran menores de 16 años. ¿Y por qué 2,25 millones de adultos (y, en consecuencia, 750.000 menores a su cargo) padecían de carencia material severa? La mayor parte porque se encontraban desempleados (860.000) y otra parte importante porque estaban inactivas (alrededor de 600.000); otras 660.000 personas padecían de carencia material pese a tener un empleo y casi 120.000 eran jubilados. Por consiguiente, el grillete que sigue atando a muchos españoles a la pobreza es el difícil acceso al mercado laboral: sólo el 3,7% de las personas con empleo padecen de carencia material severa (y en su mayor parte serán personas con empleo precario, un problema que también se explica por la distorsionada realidad de nuestro mercado laboral).
Cabe, no obstante, efectuar un matiz adicional: que una persona sea incapaz de hacer frente a cuatro de los nueve gastos anteriores puede que la califique como pobre, pero desde luego no como extremadamente pobre. Si queremos acotar más el significado de pobre para incluir a, por ejemplo, aquellas personas con dificultades para acceder a una alimentación saludable (en concreto, aquellas que no pueden permitirse comer carne o pescado una vez cada dos días), llegaremos a la cifra de que sólo el 2,5% de los españoles (1,15 millones de personas) se encuentran en esa situación, de la que afortunadamente escaparon 275.000 a lo largo de 2015. De los 1,15 millones incapaces de mantener una alimentación saludable, 370.000 son parados, 260.000 son inactivos, 90.000 son jubilados, 200.000 son empleados y 230.000 son menores de edad a cargo de los anteriores.
En definitiva, ésta es la auténtica magnitud del drama social de España: una magnitud que debería tratar de acotarse, en primer lugar, ampliando las escasas oportunidades actualmente disponibles por muchos de estos grupos de ciudadanos. A saber, bajando impuestos y liberalizando la economía. Que la mayor parte de la pobreza se deba a la muy difícil inserción laboral de una parte de los españoles es algo que en buena medida puede enmendarse a muy corto plazo: basta con eliminar costosas e innecesarias trabas regulatorias a la creación de empresas y de empleo.
- Seguir leyendo: http://www.libremercado.com/2016-05-29/juan-ramon-rallo-cuantos-pobres-hubo-en-espana-en-2015-79115/

¿Cuántos pobres hubo en España en 2015?

El grillete que sigue atando a muchos españoles a la pobreza es el difícil acceso al mercado laboral.

Flickr/Francisco Sepúlveda
La tasa de riesgo de pobreza y exclusión social (tasa Arope) se redujo en 2015 desde el 29,2 al 28,6% de la población. Sigue siendo una tasa muy elevada (en 2008, antes de desatarse la crisis en toda su intensidad, era del 23,8), pero al menos ha dejado de crecer. Ahora bien, ¿qué significa que el 28,6% de la población española se halla en una situación de "riesgo de pobreza y exclusión social"?
Lo primero a aclarar es que lo anterior no implica que casi un 30% de los españoles sean pobres: en realidad, son ciudadanos que se supone que podrían llegar a ser pobres si permanecieran durante mucho tiempo en su actual situación. ¿Y cuál es su situación actual? Un 22,1% de los españoles percibe rentas inferiores al llamado umbral de pobreza (8.010 euros anuales para hogares unipersonales, 16.823 euros para hogares con dos adultos y dos niños); el 12,8% experimenta "baja densidad en el empleo" (trabajar menos del 20% de las horas que podría trabajar) y el 6,7% sufre carencia material severa (insuficiencia de ciertos bienes que consideramos esenciales para mantener una vida digna).