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Monday, July 18, 2016

David Martínez Guzmán, el mexicano misterioso dedicado a sacar empresas y países de la bancarrota

Fintech Advisory es una compañía del empresario mexicano David Martínez, conocido en el mundo financiero como el "inversor fantasma".
Carlo Allegr / Reuters

Con 59 años de edad, el empresario mexicano David Martínez es dueño de una fortuna valuada en miles de millones de dólares con una debilidad por el misterio. No le gustan las fotos ni el protagonismo pero se reúne con los personajes más influyentes del planeta.
Es reconocido por participar en la reestructuración de deudas de empresas y gobiernos en países emergentes o del tercer mundo. Su compañía está dedicada a comprar deuda de países y en apuros y a rescatar empresas.
Este mexicano misterioso reparte su tiempo entre Nueva York, Londres y México pero no se deja ver en ningún lado. En Estados Unidos y España lo definen como el 'inversor fantasma', informó el diario El Economista.




David Martínez Guzmán nació en 1957 en Monterrey, Nuevo León y es considerado el mexicano más influyente de Wall Street.
Es el presidente del fondo Fintech Advisory y salió a la luz cuando se conoció la compra de un departamento en uno de los edificios más exclusivos de Nueva York y adquirió una pintura de Jackson Pollock en 140 millones de dólares.
Según el diario The New York Times, Martínez se hizo con uno de los departamentos más caros de Nueva York, un dúplex de 4.000 metros cuadrados por el que habría pagado nada menos que 42 millones de dólares en una de las zonas más exclusivas de esa ciudad con una impresionante vista al Central Park.
Graduado como ingeniero en el Tecnológico de Monterrey, perteneció al poderoso grupo religioso de los Legionarios de Cristo donde también surgió su interés por estudiar filosofía en Roma.
Ingresó al mundo financiero en la escuela de negocios de Harvard donde trabajó en la oficina de mercados emergentes de Citigroup en Nueva York.
En 1987, su abuela le hizo un préstamo por 300.000 dólares que invirtió para fundar Fintech Advisory, una empresa que se dedica a comprar deuda de países en apuros y a rescatar empresas.
Hoy, David Martínez pasa la mayor parte de sus días en Londres, donde también opera Fintech pero lejos de ostentar choferes o guardaespaldas, cultiva un riguroso perfil bajo y prefiere moverse en el transporte público.

Salvar empresas y países

El negocio de comprar deuda de empresas y países en crisis le permitió a Martínez ganar miles de millones de dólares desde que fundó Fintech Advisory.
En México, el mes pasado, la empresa ICA dio a conocer que recurrió a Fintech para que le ayude a salir de su deuda estimada en alrededor de 62.000 millones de pesos. Hoy, David Martínez tendrá el reto de sacar a flote a la mayor constructora del país.

David Martínez Guzmán, el mexicano misterioso dedicado a sacar empresas y países de la bancarrota

Fintech Advisory es una compañía del empresario mexicano David Martínez, conocido en el mundo financiero como el "inversor fantasma".
Carlo Allegr / Reuters

Con 59 años de edad, el empresario mexicano David Martínez es dueño de una fortuna valuada en miles de millones de dólares con una debilidad por el misterio. No le gustan las fotos ni el protagonismo pero se reúne con los personajes más influyentes del planeta.
Es reconocido por participar en la reestructuración de deudas de empresas y gobiernos en países emergentes o del tercer mundo. Su compañía está dedicada a comprar deuda de países y en apuros y a rescatar empresas.
Este mexicano misterioso reparte su tiempo entre Nueva York, Londres y México pero no se deja ver en ningún lado. En Estados Unidos y España lo definen como el 'inversor fantasma', informó el diario El Economista.

Thursday, June 30, 2016

¿Es momento de comprar deuda de Venezuela?

¿Es momento de comprar deuda de Venezuela?

Alfredo Romano
El primer cuatrimestre del año ha sido uno de los más volátiles de la última década para los mercados financieros. Recordemos el mes de enero, cuando las malas noticias económicas y financieras de China, sumadas a los valores mínimos históricos del petróleo, la posible suba de tasas de Estados Unidos y los pésimos balances de los principales bancos europeos, parecían darle fundamentos a un año negro para los mercados internacionales. En sólo dos semanas la mayoría de las bolsas del mundo sufrieron correcciones de dos dígitos. Sin embargo, contra los pronósticos más optimistas, el S&P, Nasdaq, Dow Jones y varios índices más lograron prácticamente recuperar su nivel de diciembre 2015. Es decir, en pocos meses se ha vivido una volatilidad altísima, que genera nuevas oportunidades de inversión. Frente a este nuevo escenario macroeconómico del mundo y a una suba consolidada del petróleo en niveles de 50 dólares del WTI, vemos algunas opciones de inversión para aquellos dispuestos a asumir mayor exposición al riesgo.



¿Venezuela o Argenzuela?
Hace un par de años, es decir, en el 2012, Argentina parecía ser un país minado por una profunda crisis económica y política, con pocas oportunidades de inversión. Por ello, cuando Argentina emitía deuda, lo que hacía en forma muy limitada debido a su default financiero heredado del 2001, la deuda argentina tenía un haircut o descuento de hasta casi 50 por ciento. Sin retroceder tanto tiempo atrás, el día que Argentina recibió la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, donde se decide no tomar el famoso caso con los holdouts y, por ello, resultó inevitable el nuevo default financiero concebido en el juzgado de Thomas Griesa, los títulos argentinos sufrieron un ajuste significativo en su precio. En mayo de 2014, un inversor podía comprar Bonar24 (AYD24) en 80 dólares cuando su cupón alcanzaba el 8,75% anual en dólares, es decir, que la rentabilidad de este título era muy superior al resto de las deudas soberanas con niveles similares de endeudamiento. En la actualidad, Bonar24 cotiza en 109 dólares y desde mayo de 2014 hasta la fecha, se paga en concepto de intereses 31 dólares por título. Es decir, en 24 meses un inversor logró capitalizar alrededor de 60 dólares por cada título largo argentino.
Pagar o pagar: Es una cuestión de ideología
A pesar de que podemos hacer referencia a varias decisiones económicas erróneas de la gestión anterior, existe una característica que resulta importante para el análisis de esta columna financiera: Argentina decidió pagar lo que emitió a partir del mandato de los Kirchner y llevó adelante dicha postura económica durante 12 años. Es decir, cada vez que se emitió un nuevo título como Boden12 o Boden15, Argentina decidió honrar sus deudas durante la gestión anterior. En este caso, la idea no es referenciar a nuestro país, sino intentar hacer un paralelismo entre la gestión kirchnerista y la chavista/madurista. Ambos países, que poseen altísima cantidad de recursos naturales, es decir, son países ricos, a diferencia de Grecia u otros países en serios problemas financieros, tuvieron Gobiernos con la convicción de honrar sus deudas financieras.
Deuda venezolana: ¿Es momento de invertir en el país bolivariano?
Como enunciamos al comienzo de dicha columna, analizaremos activos financieros que se encuentran minados actualmente en crisis institucionales, económicas y políticas. Por ello, la decisión de inversión estará sujeta a un alto nivel de riesgo, pero al mismo tiempo de oportunidad, frente a las bajísimas tasas de rentabilidad que ofrece el mundo y ante un mercado de acciones donde los índices se posicionan en máximos históricos.
Recordemos que en los últimos días Petróleos de Venezuela honró el pago de los cinco cupones de mayo, que implicaron una erogación de 713.240.782 dólares para la compañía. Hasta el 17 de agosto del corriente año, la corporación pública energética no volverá a tener pago de deuda externa correspondiente a intereses. Sin embargo, el desembolso más fuerte lo enfrentará entre octubre y noviembre de 2016, cuando deba pagar 3,050 millones de dólares por el vencimiento de los bonos PDVSA2016 y una parte del PDVSA2017.
El Gobierno ha venido cancelando las obligaciones con los acreedores de bonos con recursos provenientes de las reservas internacionales, que a la fecha se ubican en 12.216 millones de dólares.
Algunas opciones de inversión:
PDVSA2016: en la actualidad vale 87 dólares y vence el 28 de octubre del corriente año. Su cupón es de 5 1/8% y su rendimiento alcanza 18% en dólares en cinco meses, es decir, casi 40% anualizado.
PDVSA2017: su precio cotiza en 62 dólares, con un cupón anual de 5 ¼% y un rendimiento que ronda 65% en dólares anualizado. El título vence el 12 de abril de 2017.
PDVSA2022: su precio se ubica en 45 dólares, con un rendimiento en el orden del 40% en dólares. Su cupón anual es de 12 ¾% y amortiza anualmente. Como reflexión, un inversor puede comprar, con 45 mil dólares, la cantidad de cien mil nominales de PDVSA. En menos de 4 años recupera el capital y en el 2022 recuperará un 122% más de su capital invertido.

¿Es momento de comprar deuda de Venezuela?

¿Es momento de comprar deuda de Venezuela?

Alfredo Romano
El primer cuatrimestre del año ha sido uno de los más volátiles de la última década para los mercados financieros. Recordemos el mes de enero, cuando las malas noticias económicas y financieras de China, sumadas a los valores mínimos históricos del petróleo, la posible suba de tasas de Estados Unidos y los pésimos balances de los principales bancos europeos, parecían darle fundamentos a un año negro para los mercados internacionales. En sólo dos semanas la mayoría de las bolsas del mundo sufrieron correcciones de dos dígitos. Sin embargo, contra los pronósticos más optimistas, el S&P, Nasdaq, Dow Jones y varios índices más lograron prácticamente recuperar su nivel de diciembre 2015. Es decir, en pocos meses se ha vivido una volatilidad altísima, que genera nuevas oportunidades de inversión. Frente a este nuevo escenario macroeconómico del mundo y a una suba consolidada del petróleo en niveles de 50 dólares del WTI, vemos algunas opciones de inversión para aquellos dispuestos a asumir mayor exposición al riesgo.


Thursday, June 16, 2016

La desregulación y la revolución del mercado global

por Frederick W. Smith

Frederick W. Smith es presidente ejecutivo de la FedEx Corporation y es miembro de la junta directiva del Cato Institute.
Frederick W. Smith es presidente ejecutivo de la FedEx Corporation y es miembro de la junta directiva del Cato Institute.
Este es el discurso que dio en la reunión de benefactores del Instituto en el 2005 y fue originalmente publicado como la Cato's Letter de otoño de 2006 (Vol. 4, No. 4). También puede leer este documento en formato PDF aquí.
FedEx se ha convertido en una empresa muy grande. Hoy en día sus ganancias son de casi $30.000 millones y emplea a un cuarto de millón de personas. Cuando me preguntan cómo creo que FedEx se ha convertido en una empresa tan grande, me gustaría poder decir que fue gracias a una administración visionaria y con una dirección clara, pero la verdad es que esta se ha beneficiado de varios patrones macroeconómicos fuertes. Se puede decir que nosotros alzamos nuestras aspas y nos dejamos llevar por vientos fuertes, los cuales nos han llevado a tener el tamaño y envergadura que tenemos hoy.
En las últimas décadas hemos visto un crecimiento dramático en los productos de alta tecnología y de alto valor agregado como porcentaje de la totalidad de la actividad económica. Hoy, la alta tecnología en EE.UU. representa alrededor de un 15 por ciento del PIB. En 1970 constituía cerca de un 1%. Esto tiene grandes implicaciones cuando se consideran los efectos por sobre las actividades económicas relacionadas.



El crecimiento del comercio de los productos de alta tecnología y de alto valor agregado es, sin duda, la historia de la globalización. Si bien es cierto que hay muchos productos siendo comercializados hoy, muchos de estos también eran comercializados en 1890. El verdadero secreto de la expansión en el comercio mundial han sido los productos de alto valor agregado. Ya sea el vino chileno, las carteras Louis Vuitton, los kits para cirugías de Alemania, los aviones de Brasil, los semiconductores y partes de autos, las partes de aviones o cualquier otra cosa, el mercado global de productos de alto valor agregado ha creado el estándar de vida en el mundo industrializado a lo largo de los últimos 40 o 50 años.
A diferencia de los productos agrícolas y productos petroleros, los productos de alto valor agregado no pesan mucho. Como dice Alan Greenspan, la producción agregada de EE.UU. hoy en día es cinco veces mayor en términos reales de lo que fue en 1950. Pero esa producción pesa lo mismo. No ha aumentado ni una sola libra en los últimos 50 años. Como consecuencia, los productos de alto valor agregado son transportados fácilmente. Son fácilmente desplazados a través de las fronteras y también comercializados. De manera que mientras el comercio de productos de alto valor agregado ha crecido, la integración del mundo a una sola economía global—con algunas notables y trágicas excepciones—se ha vuelto casi inexorable.

El dispositivo del Internet

En 1994 sucedió algo que aceleró el comercio internacional—el desarrollo de la World Wide Web (www). Por primera vez en la historia humana se dispuso de un protocolo de bajo costo, estandardizado, y con un medio visual en el que las personas podían vender sus bienes sin importar la hora y el lugar. Por primera vez este protocolo permitía que casi cualquier persona tuviese acceso al mercado global. No requería de infraestructura, ni era necesario lidiar con los burócratas. No se necesitaba “tener un hombre en la Habana”, por ejemplo.
Hoy, este sistema está produciendo alrededor de siete millones de páginas de nuevos productos en la Web cada día. La cantidad de personas que están en línea y que son capaces de comprar un producto están aumentando exponencialmente cada par de años. Se pueden ver los resultados al visitar la Red Intercontinental de FedEx—el sistema de transportación de mayor envergadura construido en la historia. Es interesante observar patrones comerciales completamente eclécticos; cosas viniendo de Argentina yendo a Budapest, cosas de Kiev yendo a algún lugar remoto en China y las cosas del Aeropuerto Chubu en Japón yendo a Brasil. El comercio internacional está siendo propulsado por la exhibición en Internet, cada vez más numerosa, de bienes de alta tecnología y de alto valor agregado. Estos bienes ahora están disponibles para la gente sin mucha molestia.
El Internet nos permite intermediar y simplificar los requisitos de varios países en cuanto a trámites de aduana y otros. Hoy, cerca del 25 por ciento del PIB estadounidense está relacionado con el comercio internacional—aproximadamente el 13 por ciento en importaciones y el 12 por ciento en exportaciones. Y continúa creciendo a una tasa de entre dos y tres veces más rápido que el PIB.
Nunca olvidaré un libro que leí hace algunos años de Walton Wriston titulado The End of Sovereignty (El fin de la soberanía). Wriston hablaba del hecho que, en su mayoría, los gobiernos actuales están bajo la disciplina del mercado. Los comerciantes de moneda en los terminales alrededor del mundo están llevando a cabo un referéndum diario sobre la viabilidad de las políticas fiscales de cualquier país. Bueno, ahora está ocurriendo en el sector que produce los bienes dentro de la sociedad. Esto es muy importante y poco comprendido.
Cuando se lee un comentario acerca del comercio internacional en CNN, invariablemente enseñarán un barco de carga. Veremos grandes contenedores siendo cargados hacia y desde los barcos. Malcolm Malean, un camionero de Carolina del Norte, pensó que si constantemente se mueve una gran cantidad de mercadería de un contenedor a otro, sería mucho más sencillo transportar la mercadería siempre dentro del mismo contenedor. Aquello revolucionó el comercio. Hasta la fecha, el movimiento de bienes por mar constituye el 98 por ciento de todas las toneladas que se mueven en el comercio internacional.

El poder de los bienes de alto valor agregado

El sector en el que nos encontramos en FedEx, que es el transportador de bienes por aire más importante, es una cosita pequeña. Solo constituye entre el 1,5 y 2 por ciento de las toneladas que se mueven en el comercio internacional. Pero, ¿adivinen que? Ese 1,5 a 2 por ciento del tonelaje comprende cerca del 40 por ciento del valor total de todo el comercio internacional. Y si se remueve el petróleo y los productos agrícolas, es probablemente por encima del 50 por ciento.
Por lo tanto, los aviones de FedEx son los barcos de carga de la era de la información. Y a medida que el Internet se vaya convirtiendo en una aplicación más familiar para los negocios en todas partes y que la habilidad de mover cosas de puerta a puerta en un lapso de 24 a 36 horas se vuelva más aceptado, se verá una integración continua del sistema comercial mundial.
Otro patrón macroeconómico importante es muchas veces malinterpretado por los políticos y funcionarios. Si se recuerda del periodo a fines de la Segunda Guerra Mundial, muchas de las correcciones económicas en el mundo industrializado fueron de inventario. Dadas las largas líneas de oferta, era difícil determinar la actividad económica necesaria en cualquier etapa del ciclo de producción y ajustar la oferta de acuerdo a esta.
Gracias a la revolución informática, el crecimiento en el comercio de productos de alta tecnología y de alto valor agregado al igual que el desarrollo del Internet, las etapas intermedias de producción se han vuelto altamente visibles para las compañías. Wal-Mart y Dell son ejemplos fantásticos de negocios construidos en base a su logística y a sus cadenas de oferta. Utilizaron esta visibilidad, la capacidad de la transportación, y la logística disponible en las últimas dos décadas para revolucionar completamente estos sectores.
Las economías del mundo, con la excepción de grandes correcciones políticas, cuestiones monetarias, y problemas con la oferta de energía, son altamente flexibles. Siempre y cuando se les permita a las personas ser emprendedoras y se les permita lidiar con los mercados en un marco comercial, una economía es sumamente flexible y capaz de corregirse a sí misma.

Por qué yo auspicio al Cato Institute

Nosotros en FedEx tenemos que jugar el juego de Washington, Londres, y Tokio, al igual que cualquier otra empresa comercial importante. Tenemos nuestros representantes allí—aunque espero que sean, pocos en número y altamente efectivos— y tendemos a permitir que nuestros argumentos digan mucho más por nosotros que nuestra participación política. Pero yo quiero hablarles de tres cosas que me llevaron a auspiciar el Cato Institute.
Yo pasé casi cinco años en la marina estadounidense. Tuve el gran privilegio y honor de ser líder de una tropa y comandante de un batallón, y luego de ser un controlador aéreo. Estuve casi dos años en Vietnam. Por lo tanto yo fui uno de esos tipos en Vietnam que son como los tipos que George Bush ha enviado a Irak hoy. Teníamos una mezcla muy diferente de personas. No teníamos una fuerza armada completamente constituida por voluntarios sino una basada en la conscripción. Uno estaba allá o porque lo estaban buscando o porque muy pronto lo estarían haciendo.
Unas de mis experiencias más impactantes fue cuando tuve que enjuiciar a un hombre en la corte militar. Luego de darle un discurso que yo consideraba equivalente a algo que Dwight Eisenhower había dicho, finalmente le pregunté lo que debería haber indagado al principio: “¿Por qué se metió a la marina para comenzar?” Él contestó, “Bueno, el juez me dijo que eran cinco años de cárcel o meterme a la marina”. Presencié de cerca y en carne propia, para utilizar una frase que solíamos usar en Vietnam, las consecuencias de una política exterior no muy bien concebida y la miseria de las clases políticas, que poco sabían de lo que sucede en el campo cuando se tiene a hombres jóvenes involucrados en un combate mortal y me volví extremadamente escéptico de ese proceso.

La desregulación funciona

La segunda razón por la cual me convertí en auspiciante de Cato es porque todo lo que hacíamos en FedEx era posible solo porque nosotros sistemáticamente desmantelamos las regulaciones gubernamentales. Cuando comenzamos el negocio a principios de los años setenta, este fue posible solo gracias a un vacío en la ley de aviación, la cual nunca se imaginó algo como FedEx. Antes de ese entonces, la aviación había sido un club de caballeros altamente regulado. Pero ellos cambiaron la ley para permitir que pequeños aviones volaran entre ciudades más pequeñas. Luego liberalizaron por completo la transportación aérea en 1977 y 1978. Después vino la desregulación del transporte por encima de la superficie en 1980. Y finalmente, en 1993, el Congreso reconoció que ya no había transporte interno de cada estado. Solamente había transporte interestatal e internacional y que la regulación a nivel estatal violaba la Cláusula de Comercio y por consequencia fue eliminada.
Una de las partes más importantes de mi trabajo es desmantelar todos los esquemas proteccionistas diseñados para proteger a las aerolíneas nacionales que evitan que nosotros transportemos productos de alta tecnología y de alto valor agregado alrededor del mundo.
Nuevamente vi de cerca y en carne propia el efecto destructivo de las regulaciones bien-intencionadas pero totalmente primitivas. El gran costo es que uno nunca puede determinar lo que hubiera sido. Y si alguna vez hubo algún ejemplo de los dramáticos efectos de la desregulación, yo creo que este es el de FedEx y la gente que siguió sus pasos. Wal-Mart y Dell no hubieran sido posibles sin esas revoluciones en cuanto a regulación.

La planificación central no funciona

Mi experiencia como administrador y como participante al nivel de la junta directiva en un sinnúmero de empresas grandes me ha enseñado mucho acerca de la falla en el punto de vista que sostiene que un sistema burocrático grande como el del gobierno federal estadounidense puede administrar virtualmente cualquier cosa que desee. Es imposible administrar los requisitos de atención médica de millones de ciudadanos estadounidenses a nivel federal. Es imposible administrar todas las permutaciones de las aspiraciones económicas de las personas y de sus vidas mediante un complejo sistema tributario. Es imposible tratar de adivinar el comportamiento del mercado. Tambien es imposible, desde un punto de vista de administración, que el gobierno federal haga las cosas que está tratando de hacer hoy.
En el siglo 20, nosotros presenciamos uno de los ejemplos más dramáticos en la historia de la humanidad sobre los horrores de la planificación central. ¿Cuánta experiencia más con la falacia de la planificación central necesitamos más allá de las tragedias de inexplicable magnitud que afligieron a la Unión Soviética, China, Camboya, y otros países?
Por lo tanto, esas tres cosas se juntaron para que me convierta en un liberal. Llegué a creer que la única solución a muchos de los problemas con los cuales los seres humanos tienen que lidiar es regresar a los principios fundamentales, los cuales fueron desarrollados por un grupo muy inteligente de individuos en los siglos 17 y 18. En la Declaración de Derechos, la Declaración de la Independencia y la Constitución de EE.UU. está la sabiduría necesaria de la época, la cual hoy en día es repetidamente olvidada por las clases políticas.
No hay institución que, con cada una de sus personas, cada uno de sus dólares, y con cada una de sus ideas se le haya siquiera acercado al Cato Institute en promover aquellos principios fundamentales. Hay unas cuantas personas que realmente han marcado una diferencia: Friedrich Hayek, Milton Friedman, y Ronald Reagan—y yo siempre incluyo a Ed Crane y a José Piñera en esta lista. Dentro de doscientos años, esas serán las personas de las cuales estaremos hablando, si esta cuestión resulta bien, como cuando hablamos de Madison y de Jefferson hoy.
El Cato Institute es un esfuerzo importante y es un esfuerzo admirable en términos de lo que ha logrado hasta hoy. Pienso que si se le hubiese dicho a la gente de mi edad hace 20 años que iba a darse un serio debate nacional acerca de la privatización del seguro social, ellos hubiesen contestado que eso era imposible. Si se hubiese dicho que iba a darse un debate serio acerca de apoderar a los individuos para comprar su propia atención médica y para que se les de incentivos para ahorrar para su propia jubilación y demás, ellos hubiesen dicho que también era imposible.
Aún así, si se busca en el New England Journal of Medicine el nombre “Bill Frist,” se verá que el líder de la mayoría del Senado estadounidense está básicamente expresando cosas que el Cato Institute ha estado diciendo desde que publicó Patient Power en 1992, un libro que introdujo la idea de las cuentas de ahorro de atención médica.
Por eso es que yo he estado involucrado con el Cato Institute. Se que muchas veces cuando hablo con otras hombres de negocios, Cato no es parte del pensamiento popular de una clase de negocios que están involucrados en el combate político diario. Pero afortunadamente existe Cato, porque sí que ha marcado una diferencia. Y yo estoy muy orgulloso de haber jugado un papel pequeño en tratar de mantener estas lecciones importantes en la mente pública.
Muchas veces me acuerdo del comentario famoso de Edmund Burke de que lo único necesario para que prevalezca el mal es que los hombres buenos despejen el camino y no hagan nada. Y les puedo prometer que el Cato Institute no ha despejado el camino y está haciendo algo.

La desregulación y la revolución del mercado global

por Frederick W. Smith

Frederick W. Smith es presidente ejecutivo de la FedEx Corporation y es miembro de la junta directiva del Cato Institute.
Frederick W. Smith es presidente ejecutivo de la FedEx Corporation y es miembro de la junta directiva del Cato Institute.
Este es el discurso que dio en la reunión de benefactores del Instituto en el 2005 y fue originalmente publicado como la Cato's Letter de otoño de 2006 (Vol. 4, No. 4). También puede leer este documento en formato PDF aquí.
FedEx se ha convertido en una empresa muy grande. Hoy en día sus ganancias son de casi $30.000 millones y emplea a un cuarto de millón de personas. Cuando me preguntan cómo creo que FedEx se ha convertido en una empresa tan grande, me gustaría poder decir que fue gracias a una administración visionaria y con una dirección clara, pero la verdad es que esta se ha beneficiado de varios patrones macroeconómicos fuertes. Se puede decir que nosotros alzamos nuestras aspas y nos dejamos llevar por vientos fuertes, los cuales nos han llevado a tener el tamaño y envergadura que tenemos hoy.
En las últimas décadas hemos visto un crecimiento dramático en los productos de alta tecnología y de alto valor agregado como porcentaje de la totalidad de la actividad económica. Hoy, la alta tecnología en EE.UU. representa alrededor de un 15 por ciento del PIB. En 1970 constituía cerca de un 1%. Esto tiene grandes implicaciones cuando se consideran los efectos por sobre las actividades económicas relacionadas.


Wednesday, June 15, 2016

¡Qué suerte que siga habiendo millonarios. . . de los buenos!

 

Has oído decir que el fuerte “explota” al débil. ¿Es verdad eso. . .?
Depende.
+ + +
“¿Sabías que el 80% de los multi millonarios han sido emprendedores de origen humilde? “Cualquiera, incluso el que nace en una chabola, puede llegar a ser millonario. Y no es una teoría sino una realidad verificada por la Historia una y otra vez. Desde hace casi dos siglos las principales fortunas del mundo no son las de los aristócratas, sino las de emprendedores que empiezan con lo puesto y se van a la tumba con un patrimonio personal que valdría para vivir cómodamente 100 vidas”. (de un artículo de Libertad Digital)


Pero más importante aún que su origen es cómo estos multimillonarios han llegado a serlo.
Recordemos que hay dos formas opuestas de enriquecerse; una es condenable, la otra es laudable. Una es con la ayuda de favores del gobierno, usando la coerción para adquirir ventajas y ganar contra la competencia (o eliminarla), eso es poder político; la otra es creando y produciendo productos y servicios que la gente desea y por los que está encantada de pagar voluntariamente para obtenerlos, eso es poder económico.
No es el hecho en sí de ser millonario lo que es virtuoso, sino cómo se ha llegado a ese punto; y ese mismo criterio se aplica a las empresas (sólo hay que ver la diferencia entre Apple y General Motors).
Los productores, los visionarios, los creadores de valor, esos son los hombres que se han enriquecido mientras enriquecían al mismo tiempo las vidas de millones de personas, en la medida en que el mercado libre les permitió usar su mente, crear y producir. Y si quieres entender cómo y por qué, lee los párrafos abajo (del discurso de Galt, en “La Rebelión de Atlas“) y dedícale un tiempo a entender a fondo Qué es Capitalismo.
“Mira más allá del momento presente, tú que gimes que temes competir con hombres de inteligencia superior, que su mente es una amenaza a tu supervivencia, que el fuerte deja sin oportunidad al débil en un mercado de intercambio voluntario. ¿Qué determina el valor material de tu trabajo? Solamente el esfuerzo productivo de tu mente – si vivieras en una isla desierta. Cuanto menos eficiente fuese el pensamiento de tu cerebro, menos te produciría tu trabajo físico – y podrías pasarte la vida en una única rutina, recolectando una precaria cosecha o cazando con arco y flechas, incapaz de pensar más allá. Pero cuando vives en una sociedad racional, donde los hombres son libres para comerciar, recibes un incalculable beneficio: el valor material de tu trabajo está determinado no sólo por tu esfuerzo, sino por el esfuerzo de las mejores mentes productivas que existen en el mundo a tu alrededor.
“Cuando trabajas en una fábrica moderna, se te paga, no sólo por tu labor, sino por todo el genio productivo que ha hecho esa fábrica posible: por el trabajo del industrial que la construyó, por el trabajo del inversor que ahorró el dinero para arriesgar en lo nuevo y lo no probado, por el trabajo del ingeniero que diseñó las máquinas cuyas palancas tú estás moviendo, por el trabajo del inventor que creó el producto que tú pasas el tiempo fabricando, por el trabajo del científico que descubrió las leyes que permitieron fabricar ese producto, por el trabajo del filósofo que le enseñó a los hombres cómo pensar y a quien tú pasas el tiempo denunciando.
“La máquina, la forma congelada de una inteligencia viva, es el poder que expande el potencial de tu vida al aumentar la productividad de tu tiempo. Si trabajaras como herrero en la Edad Media de los místicos, la totalidad de tu capacidad productiva consistiría en una barra de hierro hecha por tus manos tras días y días de esfuerzo. ¿Cuántas toneladas de rieles produces diariamente si trabajas para Hank Rearden? ¿Te atreverías a afirmar que el monto de tu salario fue creado exclusivamente por tu trabajo físico y que esos rieles son el producto de tus músculos? El nivel de vida de aquel herrero es todo lo que tus músculos valen; el resto es un regalo de Hank Rearden.
“Cada hombre es libre de ascender tan alto como sea capaz o quiera, pero sólo el nivel hasta el que piensa determina hasta qué nivel ascenderá. El trabajo físico como tal no puede extenderse más allá del momento inmediato. El hombre que no hace más que trabajo físico consume el material equivalente a su propia contribución al proceso productivo, y no deja ningún valor remanente para él ni para otros. Pero el hombre que produce una idea en cualquier campo de actividad racional – el hombre que descubre nuevo conocimiento – es un benefactor permanente de la humanidad. Los productos materiales no pueden ser compartidos, ellos le pertenecen a algún consumidor final; es sólo el valor de una idea el puede ser compartido con un número ilimitado de hombres, haciendo a todos los participantes más ricos sin el sacrificio ni la pérdida de nadie, aumentando la capacidad productiva de cualquier trabajo que ellos realicen. Es el valor de su propio tiempo lo que el fuerte del intelecto le transfiere a los débiles, dejando que trabajen en los trabajos que él descubrió mientras dedica su tiempo a nuevos descubrimientos. Esto es intercambio mutuo en beneficio mutuo; los intereses de la mente son únicos, no importa cuál sea el grado de inteligencia, entre hombres que desean trabajar y no buscan ni esperan lo inmerecido.
“En proporción a la energía mental que él usa, el hombre que crea un nuevo invento recibe sólo un pequeño porcentaje de su valor en términos de pago material, no importa la fortuna que haga, no importan los millones que gane. Pero el hombre de la limpieza en la fábrica que produce ese invento recibe un pago enorme en proporción al esfuerzo mental que su trabajo requiere de él. Y lo mismo es verdad para todos los hombres intermedios, para todos los niveles de ambición y habilidad. El hombre en la cúspide de la pirámide intelectual contribuye el máximo a todos los que están debajo de él, pero no recibe nada excepto su pago material, no recibe ningún beneficio intelectual de otros para añadir al valor de su tiempo. El hombre en la base, quien, abandonado a su suerte, moriría de hambre en su desesperada ineptitud, no contribuye nada a aquellos sobre él, pero recibe el beneficio derivado de todos sus cerebros. Tal es la naturaleza de la “competición” entre el fuerte y el débil del intelecto. Tal es el esquema de “explotación” por el que habéis condenado al fuerte.”
# # #
Por Domingo García, presidente de Objetivismo Internacional.

¡Qué suerte que siga habiendo millonarios. . . de los buenos!

 

Has oído decir que el fuerte “explota” al débil. ¿Es verdad eso. . .?
Depende.
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“¿Sabías que el 80% de los multi millonarios han sido emprendedores de origen humilde? “Cualquiera, incluso el que nace en una chabola, puede llegar a ser millonario. Y no es una teoría sino una realidad verificada por la Historia una y otra vez. Desde hace casi dos siglos las principales fortunas del mundo no son las de los aristócratas, sino las de emprendedores que empiezan con lo puesto y se van a la tumba con un patrimonio personal que valdría para vivir cómodamente 100 vidas”. (de un artículo de Libertad Digital)