Juan Morillo Bentué
En un primer artículo, comentamos que la diferencia entre los países ricos y pobres es que estos últimos no acumulan capital y, por lo tanto, son mucho menos productivos. La principal razón que diferencia a países pobres y ricos es el ahorro. En un segundo artículo explicamos cómo la captación de inversión extranjera solucionaba este problema de acumulación de capital mediante la “importación” de ahorro extranjero.
En este artículo expondremos cómo la atracción de inversión extranjera, y por tanto, del crecimiento y bienestar de un país, depende del grado de apertura de su economía.
Una variable que nos indica cuán abierta es una economía son los aranceles (tariffs). Los aranceles son impuestos a las importaciones. De aplicarse, éstas se encarecen y dejan de ser competitivas en el mercado destino. Esto es lógico: si deseamos exportar un producto a otro país, ya de por sí tendremos más costes por el transporte y la gestión del envío. Si además se nos encarece el producto un 20 ó 30% debido a un arancel, podemos estar seguros que no podremos competir con las empresas locales.
Los aranceles son, claro está, una restricción al comercio internacional. ¿Cuál es el motivo de que los países tomen estas acciones? Oficialmente los argumentos suelen ser los siguientes:
Abrir fronteras al comercio significa básicamente aumentar el número y nivel de los competidores. Las empresas locales pasan de competir con pocas empresas (muchas de ellas ineficientes) a competir con muchas más empresas globales (muchas de ellas muy eficientes).
Esto conlleva un lógico periodo de reestructuración económica debido al aumento de competición y dinamismo del mercado. Así, las empresas ineficientes y obsoletas quebrarán al no satisfacer en igual medida al consumidor. Las empresas que aporten más valor y beneficios a los consumidores serán elegidas y mantenidas por éstos.
El resultado es el conflicto social propiciado por las empresas locales ineficientes incapaces de servir al consumidor como el resto de empresas competidoras. Buscan lograr a través del Estado lo que no logran en un mercado competitivo libre. Concretamente buscan prohibir que haya competidores mediante restricciones al comercio. Si el Estado cae en el error de prohibir las importaciones, los consumidores y la sociedad en su conjunto sufrirán las consecuencias.
Y es que cuando se prohíben las importaciones se prohíbe la entrada de nuevos productos, tecnologías y conocimiento. No hay ningún país que pueda desarrollar todos los productos y servicios que necesita. Y aunque así fuera, no hay ningún país que pueda ser líder en el desarrollo de conocimiento en absolutamente todos los campos.
Lo cual significa que, si no permitimos la entrada de nuevo conocimiento, las empresas locales quedarán obsoletas irremediablemente. Habrá quién argumente que eso no importa demasiado siempre que se siga exportando.
Pero lo cierto es que importaciones y exportaciones van “de la mano”. Si un país impide las importaciones sus empresas quedarán obsoletas. Por lo tanto, acabará por no poder exportar, ya que producirán productos y servicios que nadie desea comprar ya que han dejado de satisfacer necesidades. Y esto, claro está, es el final económico de un país y de su bienestar.
A continuación, presento unos gráficos elaborados a partir de datos de UN para ver la relación que hay entre un aumento de comercio internacional de un país (suma de importaciones y exportaciones) y la atracción de inversión extranjera. En un pasado artículo ya vimos la correlación que había entre inversión extranjera y crecimiento económico.
Por último, mostrar un gráfico que recoge la conclusión expuesta anteriormente: una reducción de aranceles hace aumentar las importaciones y exportaciones, lo cual hace aumentar la inversión extranjera que, a su vez, promueve el crecimiento económico y el bienestar.
En este artículo expondremos cómo la atracción de inversión extranjera, y por tanto, del crecimiento y bienestar de un país, depende del grado de apertura de su economía.
Una variable que nos indica cuán abierta es una economía son los aranceles (tariffs). Los aranceles son impuestos a las importaciones. De aplicarse, éstas se encarecen y dejan de ser competitivas en el mercado destino. Esto es lógico: si deseamos exportar un producto a otro país, ya de por sí tendremos más costes por el transporte y la gestión del envío. Si además se nos encarece el producto un 20 ó 30% debido a un arancel, podemos estar seguros que no podremos competir con las empresas locales.
Los aranceles son, claro está, una restricción al comercio internacional. ¿Cuál es el motivo de que los países tomen estas acciones? Oficialmente los argumentos suelen ser los siguientes:
- Recaudación de impuestos. Los aranceles no dejan de ser un impuesto que el Estado recauda. En los países no desarrollados en los que el registro de la actividad económica es muy difícil, los ingresos del Estado por aranceles suelen ser significativos. Son muy fáciles de recolectar porque las mercancías pasan por las fronteras. De media en África los aranceles pueden representar más del 25% de los ingresos de Estado según datos del Banco Mundial. En Europa son alrededor de un 2-3%.
- Argumento laboral. Hay que proteger al país de las importaciones que provienen de países con salarios menores porque empujarán los salarios del país a la baja.
- Industria “infante”. Hay que proteger a las empresas que están “naciendo” de empresas extranjeras más grandes y más establecidas porque de lo contrario las empresas infantes no conseguirán desarrollarse.
- Seguridad Nacional. Hay industrias que deben protegerse por seguridad nacional.
- Protección cultural. Si no se restringen las importaciones, las culturas más masivas e influyentes acabarán imponiéndose a las locales.
- Venganza arancelaria. Hay que imponer aranceles y barreras porque otros países lo hacen.
Abrir fronteras al comercio significa básicamente aumentar el número y nivel de los competidores. Las empresas locales pasan de competir con pocas empresas (muchas de ellas ineficientes) a competir con muchas más empresas globales (muchas de ellas muy eficientes).
Esto conlleva un lógico periodo de reestructuración económica debido al aumento de competición y dinamismo del mercado. Así, las empresas ineficientes y obsoletas quebrarán al no satisfacer en igual medida al consumidor. Las empresas que aporten más valor y beneficios a los consumidores serán elegidas y mantenidas por éstos.
El resultado es el conflicto social propiciado por las empresas locales ineficientes incapaces de servir al consumidor como el resto de empresas competidoras. Buscan lograr a través del Estado lo que no logran en un mercado competitivo libre. Concretamente buscan prohibir que haya competidores mediante restricciones al comercio. Si el Estado cae en el error de prohibir las importaciones, los consumidores y la sociedad en su conjunto sufrirán las consecuencias.
Y es que cuando se prohíben las importaciones se prohíbe la entrada de nuevos productos, tecnologías y conocimiento. No hay ningún país que pueda desarrollar todos los productos y servicios que necesita. Y aunque así fuera, no hay ningún país que pueda ser líder en el desarrollo de conocimiento en absolutamente todos los campos.
Lo cual significa que, si no permitimos la entrada de nuevo conocimiento, las empresas locales quedarán obsoletas irremediablemente. Habrá quién argumente que eso no importa demasiado siempre que se siga exportando.
Pero lo cierto es que importaciones y exportaciones van “de la mano”. Si un país impide las importaciones sus empresas quedarán obsoletas. Por lo tanto, acabará por no poder exportar, ya que producirán productos y servicios que nadie desea comprar ya que han dejado de satisfacer necesidades. Y esto, claro está, es el final económico de un país y de su bienestar.
A continuación, presento unos gráficos elaborados a partir de datos de UN para ver la relación que hay entre un aumento de comercio internacional de un país (suma de importaciones y exportaciones) y la atracción de inversión extranjera. En un pasado artículo ya vimos la correlación que había entre inversión extranjera y crecimiento económico.
Por último, mostrar un gráfico que recoge la conclusión expuesta anteriormente: una reducción de aranceles hace aumentar las importaciones y exportaciones, lo cual hace aumentar la inversión extranjera que, a su vez, promueve el crecimiento económico y el bienestar.
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