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Tuesday, June 21, 2016

Culpar al capitalismo del corporativismo

Edmund S. Phelps

Edmund S. Phelps, the 2006 Nobel laureate in economics, is Director of the Center on Capitalism and Society at Columbia University and author of Mass Flourishing.

Saifedean Ammous is a lecturer in economics at the Lebanese American University.
 
NUEVA YORK – Se vuelve a preguntar por el futuro del capitalismo. ¿Sobrevivirá a la presente crisis en su forma actual? En caso de que no, ¿se transformará o tomará la iniciativa el Estado?
El término “capitalismo” solía significar un sistema económico en el que el capital y su comercio eran de propiedad privada; correspondía a los propietarios del capital decidir la forma mejor de usarlo y podían recurrir a las previsiones y las ideas creativas de los empresarios y de los pensadores innovadores. Dicho sistema de libertad y responsabilidad individuales daba poco margen para que el Estado influyera en la adopción de decisiones económicas: el éxito significaba beneficios; el fracaso; pérdidas. Las empresas podían existir sólo mientras los individuos libres accedieran a comprar sus productos y, de lo contrario, habían de cerrar rápidamente.


El capitalismo llegó a ser un triunfador mundial en el siglo XIX, cuando desarrolló capacidades para la innovación endémica. Las sociedades que adoptaron el sistema capitalista obtuvieron una prosperidad inigualada, gozaron de una generalizada satisfacción laboral, consiguieron un aumento de la productividad que maravilló al mundo y acabaron con la privación en masa.
Ahora el sistema capitalista se ha corrompido. El Estado gestor ha asumido el cometido de ocuparse de todo: desde los ingresos de la clase media hasta los beneficios de las grandes empresas y el progreso industrial. Sin embargo, el sistema no es capitalismo, sino un orden económico que se remonta a Bismark, al final del siglo XIX, y a Mussolini, en el siglo XX: el corporativismo.
En sus diversas formas, el corporativismo ahoga el dinamismo que contribuye al trabajo atractivo, un crecimiento económico más rápido, mayores oportunidades y menos exclusión. Mantiene empresas letárgicas, despilfarradoras, improductivas y bien relacionadas con el poder a expensas de emprendedores dinámicos y ajenos a él y prefiere objetivos declarados, como, por ejemplo, la industrialización, el desarrollo económico y la grandeza nacional, a la libertad económica y la responsabilidad de los individuos. En la actualidad, se ha llegado a considerar que compañías aéreas, fabricantes de automóviles, empresas agrarias, medios de comunicación, bancos de inversión, fondos de cobertura y muchos más eran demasiado importantes para afrontar por sí solos el mercado libre, por lo que han recibido ayudas del Estado en nombre del “bien público”.
Los costos del corporativismo resultan aparentes a nuestro alrededor: empresas disfuncionales que sobreviven pese a su flagrante incapacidad para servir a sus clientes; economías escleróticas con un lento aumento de la producción; escasez de trabajo atractivo y de oportunidades para los jóvenes; Estados en quiebra por las medidas adoptadas para paliar esos problemas y una concentración en aumento de la riqueza en manos de quienes están lo suficientemente bien relacionados para beneficiarse del pacto corporativista.
Esa substitución del poder de los propietarios y los innovadores por el de los funcionarios estatales es la antítesis del capitalismo y, sin embargo, los defensores y los beneficiarios de este sistema tienen la temeridad de reprochar todos esos fracasos al “imprudente capitalismo” y a la “falta de regulación”, que, según sostienen, necesita mayor supervisión y reglamentación, lo que significa, en realidad, más corporativismo y favoritismo estatal.
Parece improbable que un sistema tan desastroso sea sostenible. El modelo corporativista carece de sentido para las generaciones jóvenes que se han criado usando Internet, el mercado de mercancías e ideas más libre del mundo. El éxito y el fracaso de las empresas en Internet es la mejor publicidad para el mercado libre: los sitios web de redes sociales, por ejemplo, ascienden y caen casi instantáneamente, según sirvan bien o no a sus clientes.
Sitios como, por ejemplo, Friendster y MySpace intentaron conseguir beneficios suplementarios comprometiendo la intimidad de sus usuarios y fueron castigados instantáneamente con el abandono de los usuarios, que optaron por competidores más seguros como Facebook y Twitter. No hizo falta reglamentación estatal alguna para llevar a cabo esa transición; de hecho, si los modernos Estados corporativistas hubieran intentado hacerlo, actualmente estarían apoyando a MySpace con dólares de los contribuyentes y haciendo campaña con la promesa de “reformar” sus características en materia de intimidad.
Internet, como mercado de ideas en gran medida libre, no ha tenido piedad con el corporativismo. Las personas que se criaron con su descentralización y libre competencia de ideas han de considerar ajena a ellas la idea del apoyo estatal a las grandes empresas e industrias. Muchos son los que en los medios de comunicación tradicionales repiten la antigua consigna de que “lo que es bueno para la empresa X es bueno para los Estados Unidos”, pero no es probable que semejante consigna tenga demasiados seguidores en Twitter.
La legitimidad del corporativismo se está erosionando, junto con la salud fiscal de los gobiernos que han contado con él. Si los políticos no pueden revocarlo, el corporativismo se destruirá a sí mismo y quedará enterrado bajo las deudas y las suspensiones de pagos y de los desacreditados escombros corporativistas podría resurgir un sistema capitalista. Entonces “capitalismo” tendría de nuevo su significado verdadero, en lugar del que le han atribuido los corporativistas que procuraban ocultarse tras él y los socialistas que deseaban denigrarlo.

Culpar al capitalismo del corporativismo

Edmund S. Phelps

Edmund S. Phelps, the 2006 Nobel laureate in economics, is Director of the Center on Capitalism and Society at Columbia University and author of Mass Flourishing.

Saifedean Ammous is a lecturer in economics at the Lebanese American University.
 
NUEVA YORK – Se vuelve a preguntar por el futuro del capitalismo. ¿Sobrevivirá a la presente crisis en su forma actual? En caso de que no, ¿se transformará o tomará la iniciativa el Estado?
El término “capitalismo” solía significar un sistema económico en el que el capital y su comercio eran de propiedad privada; correspondía a los propietarios del capital decidir la forma mejor de usarlo y podían recurrir a las previsiones y las ideas creativas de los empresarios y de los pensadores innovadores. Dicho sistema de libertad y responsabilidad individuales daba poco margen para que el Estado influyera en la adopción de decisiones económicas: el éxito significaba beneficios; el fracaso; pérdidas. Las empresas podían existir sólo mientras los individuos libres accedieran a comprar sus productos y, de lo contrario, habían de cerrar rápidamente.

Wednesday, June 15, 2016

El último rey de Escocia

El último rey de Escocia

El_ltimo_rey_de_escocia
Por Aníbal Romero
"El último rey de Escocia" es una película excelente. Además de las notables actuaciones de sus protagonistas, el filme narra su historia con objetividad, sin caer en las trampas de la "corrección política" predominante en Hollywood. Tal vez exagera en su caricatura de los diplomáticos británicos, pintándoles como Maquiavelos embriagados, pero se trata de una falta menor de lo que en su conjunto constituye un logro cinematográfico fuera de lo común.
La semblanza sobre Idi Amin es cautivadora y repulsiva. Lo primero por los rasgos siniestramente cómicos del personaje, lo segundo por su extrema crueldad. Al observarle se cae en cuenta de que todos los déspotas se parecen. Son una mezcla de bufón y verdugo cuya impredecible química siempre sorprende.


Resulta también evidente que el atractivo del poder personal tiene que ver con la adulación de los otros y la sensación de infalibilidad propia. Mientras contemplaba las peripecias del tirano fue inevitable recordar a Lord Acton: "El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente". No estamos hablando de la simple corrupción administrativa sino de otra más profunda: de la corrupción del alma envenenada por el mando. La tragedia de Idi Amin es la de todos los dictadores, y su lección consiste en entender que el rechazo al ansia de poder es uno de los logros más importantes del ser humano.
Sin desmerecer la extraordinaria actuación del protagonista principal, pienso que el actor que encarna al médico escocés, cándido e idealista, que viaja a Uganda lleno de ilusiones y casi pierde la vida en medio de un drama sangriento, es de igual categoría e igualmente digna de elogio. Este fenómeno de jóvenes europeos y norteamericanos que sucumben al espejismo de las "revoluciones" tercermundistas, y abandonan sus países en busca de la redención romántica proporcionada por mitos escabrosos como el del Ché Guevara u otros semejantes, se repite sin cesar y conduce a inmensas decepciones. Cabe recordar a los tristemente famosos "sandalistas" que aterrizaban en la Nicaragua sandinista de los años ochenta, o a los pobres ingenuos que ahora vienen a Venezuela persuadidos de que la revolución bolivariana conduce a un mundo mejor.
Una escena de la película presenta el diálogo entre Amin y el joven escocés, luego de que este último se percata del horror del régimen y su hasta entonces admirado caudillo. Amin le explica: "Esto es África. No puedes esperar otra cosa". Uno se pregunta: ¿Están esas naciones condenadas al fracaso y el terror? Francamente no lo creo. Basta constatar lo que ocurre actualmente en China e India para convencerse que los pueblos pueden cambiar, si dirigentes responsables asumen las ideas y políticas correctas, abriendo espacios a la libertad.

El último rey de Escocia

El último rey de Escocia

El_ltimo_rey_de_escocia
Por Aníbal Romero
"El último rey de Escocia" es una película excelente. Además de las notables actuaciones de sus protagonistas, el filme narra su historia con objetividad, sin caer en las trampas de la "corrección política" predominante en Hollywood. Tal vez exagera en su caricatura de los diplomáticos británicos, pintándoles como Maquiavelos embriagados, pero se trata de una falta menor de lo que en su conjunto constituye un logro cinematográfico fuera de lo común.
La semblanza sobre Idi Amin es cautivadora y repulsiva. Lo primero por los rasgos siniestramente cómicos del personaje, lo segundo por su extrema crueldad. Al observarle se cae en cuenta de que todos los déspotas se parecen. Son una mezcla de bufón y verdugo cuya impredecible química siempre sorprende.

Informe: militarización en México causó “atrocidades” contra DD.HH.

Open Society urgió al Gobierno de México tomar acciones, ya que las desapariciones y torturas constituyen crímenes de lesa humanidad


Según Open Society, las violaciones a los derechos humanos en México son “atrocidades innegables”. (El País)
Ante la severa crisis de derechos humanos que padece México, además de la acumulación de atroces crímenes cometidos tanto por fuerzas de seguridad como por el crimen organizado, la única salida posible es la asistencia internacional independiente, pero con la posibilidad de llevar a juicio algunos de los casos más graves ocurridos en los últimos años en el país.
Así lo considera James Golston, director ejecutivo de Open Society Justice Initiative, quien este martes presentó el informe Atrocidades innegables. Confrontando crímenes de lesa humanidad en México, en presencia de decenas de familiares de víctimas de la “guerra contra el narcotráfico”, iniciada por el expresidente Felipe Calderón.
Se trata de un compendio pormenorizado de violaciones a derechos humanos, analizados bajo los estándares del Estatuto de Roma, que define los crímenes de lesa humanidad perseguidos por la Corte Penal Internacional (CPI).



El informe, realizado durante cuatro años, analiza la política de militarización lanzada desde el sexenio pasado y continuada por Enrique Peña Nieto, con un saldo de al menos 150 mil muertos y aproximadamente 26 mil desaparecidos, además de la consecuente tortura a miles de personas durante la persecución de los delitos, casos de los cuales la Procuraduría General de la República tiene abiertas cerca de cinco mil denuncias.
Son crímenes atroces causados tanto por la acción del narcotráfico como por el uso indiscriminado de la fuerza militar.
El documento desmenuza los obstáculos en las oficinas gubernamentales, para esclarecer los crímenes atroces. Ante las deficiencias y corruptelas que subsisten, en muchos casos para proteger a agentes del Estado involucrados, Goldston y las organizaciones que acompañan a Open Society consideran que “después de tantos asesinatos, de tantas desapariciones forzadas, de tanta tortura y tan poca rendición de cuentas, es el momento de hacer algo distinto, porque lo que hemos visto es que la diferencia entre la escala de violencia y la poca determinación de responsabilidad, no hay correspondencia. Los crímenes no están disminuyendo hasta la fecha”.
James Goldston habla en nombre de sus colegas mexicanos y funda sus esperanzas en que los tiempos cambian y que México está admitiendo la participación de instancias foráneas, como es el caso de del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), creado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para esclarecer la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
“Hace algún tiempo, tal vez tres o cinco años, muchas personas habrían dicho que no era posible que el gobierno iba a pedir asistencia internacional en la forma que lo hizo a la CIDH. Después de algún tiempo las circunstancias han cambiado y lo hizo, a pesar de que el GIEI no dio todos los resultados que se quería, siendo que su trabajo fue excelente”, subraya Golston.
Tomando la experiencia del caso Ayotzinapa, donde los expertos independientes hicieron aportaciones al expediente de la PGR, Goldston señala que “lo cambios tienen que venir desde dentro, pero aceptando la colaboración internacional”.
Al señalar que los miembros de su organización están en espera de una respuesta del gobierno federal, Goldston destaca que la entidad de expertos internacionales propuesta “podría tomar años en crearse, pero una vez que la decisión política está tomada para hacerlo tiene que buscar los fondos, discutir el mandato específico, el papel del personal. Tal vez habrá que hacer algunas modificaciones en las regulaciones de México. Va a tomar tiempo, pero la cuestión fundamental es que sí hay la voluntad para hacerlo”.
Fuentes: Aristegui Noticias, Economía Hoy

Informe: militarización en México causó “atrocidades” contra DD.HH.

Open Society urgió al Gobierno de México tomar acciones, ya que las desapariciones y torturas constituyen crímenes de lesa humanidad


Según Open Society, las violaciones a los derechos humanos en México son “atrocidades innegables”. (El País)
Ante la severa crisis de derechos humanos que padece México, además de la acumulación de atroces crímenes cometidos tanto por fuerzas de seguridad como por el crimen organizado, la única salida posible es la asistencia internacional independiente, pero con la posibilidad de llevar a juicio algunos de los casos más graves ocurridos en los últimos años en el país.
Así lo considera James Golston, director ejecutivo de Open Society Justice Initiative, quien este martes presentó el informe Atrocidades innegables. Confrontando crímenes de lesa humanidad en México, en presencia de decenas de familiares de víctimas de la “guerra contra el narcotráfico”, iniciada por el expresidente Felipe Calderón.
Se trata de un compendio pormenorizado de violaciones a derechos humanos, analizados bajo los estándares del Estatuto de Roma, que define los crímenes de lesa humanidad perseguidos por la Corte Penal Internacional (CPI).