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Wednesday, December 21, 2016

Cuidado con China

Manuel Hinds explica que la marcada caída de las reservas internacionales de China es preocupante dado que indicaría un alto nivel de fragilidad en el sistema financiero chino.

Las reservas internacionales de China cayeron cerca de $70 mil millones en noviembre, dejando al fin del mes un saldo de $3,1 millones de millones. A pesar de que ha estado cayendo por todo el año (eran cerca de $3,3 millones de millones en enero), este saldo todavía es el volumen más alto de reservas poseídos por ningún banco central en el mundo. Preocuparse por esta caída podría parecer una exageración, especialmente porque EE.UU., una economía sustancialmente más grande, tiene $120 mil millones de reservas. China tiene 25 veces más reservas que EE.UU.


La preocupación no es una exageración, sin embargo, por dos razones. La primera es que EE.UU. en realidad no necesita reservas internacionales porque emite la principal moneda internacional. Si necesita hacer pagos internacionales, sólo tiene que emitir dólares, que son aceptados como pago en cualquier parte del mundo. De esta forma, EE.UU. puede funcionar perfectamente con cero reservas internacionales.
El renminbi, por otro lado, no es aceptado internacionalmente, por lo que China necesita tener reservas en dólares, o euros, o libras esterlinas, o yenes, o francos suizos para hacer sus pagos internacionales.
La segunda razón por la que preocuparse no es una exageración es que, como se observa en la gráfica adjunta, las reservas como porcentaje de los depósitos en el sistema bancario han estado cayendo sustancialmente desde 2008. En ese año, las reservas representaban cerca de 40 por ciento de los depósitos; a fines de 2015 representaban ya sólo 20 por ciento, y para fines de 2016 representarán cerca de 15 por ciento, bastante menos que lo que la relación de reservas a depósitos que mantienen las dos economías más grandes de América Latina.
¿Por qué es importante esta relación de reservas a depósitos? Porque muestra la capacidad del Banco Central de cubrir fugas de capital e importaciones de bienes y servicios. La gente usa la moneda local (renminbis en este caso) para comprar dólares y sacarlos del país o para realizar importaciones. En este momento, usando las cifras de fines de 2015, y con la tasa de cambio actual, los usuarios de los bancos chinos podrían comprar todas las reservas del banco central con el 20 por ciento de sus depósitos, mientras que en México tendría que usar el 45 por ciento y en Brasil el 30 por ciento.
La preocupación se vuelve más seria al poner la caída de las reservas en el contexto de los signos alarmantes que China ha estado transmitiendo desde hace varios años. Como respuesta a la crisis de 2008, su banco central creó enormes cantidades de dinero, que causaron un boom de bienes raíces. Ese boom culminó alrededor de 2013 con la terminación de la construcción de grandes ciudades que nunca fueron vendidas. Estos bienes raíces que no se han vendido representan grandes pérdidas que todavía no han sido realizadas en los bancos.
Pero al mismo tiempo la excesiva creación monetaria también ha resultado en la salida sostenida de enormes capitales. Esta se manifiesta en la caída de reservas mostradas en la gráfica.
La mezcla de estos dos desarrollos, el aumento de los créditos en mora y la caída de las reservas internacionales, es una de las señales más ominosas que puede tener un sistema financiero. Indica que el sistema se aproxima a una etapa de gran inestabilidad, con peligro de una crisis financiera, de grandes devaluaciones e igualmente grandes aumentos en la tasa de inflación y reducciones en la tasa de crecimiento de la economía y sus importaciones.
Dado el enorme tamaño relativo de la economía china en el contexto mundial, la reducción en sus importaciones tendría un efecto muy negativo en las exportaciones de muchos países que le venden bienes y servicios, con lo que la caída de varias economías latinoamericanas que se inició con la disminución de los precios de los productos primarios se volvería peor.
Ningún país evitaría el efecto negativo que una contracción china podría tener que una contracción china podría tener en el mundo.

Cuidado con China

Manuel Hinds explica que la marcada caída de las reservas internacionales de China es preocupante dado que indicaría un alto nivel de fragilidad en el sistema financiero chino.

Las reservas internacionales de China cayeron cerca de $70 mil millones en noviembre, dejando al fin del mes un saldo de $3,1 millones de millones. A pesar de que ha estado cayendo por todo el año (eran cerca de $3,3 millones de millones en enero), este saldo todavía es el volumen más alto de reservas poseídos por ningún banco central en el mundo. Preocuparse por esta caída podría parecer una exageración, especialmente porque EE.UU., una economía sustancialmente más grande, tiene $120 mil millones de reservas. China tiene 25 veces más reservas que EE.UU.

Friday, December 9, 2016

¿Cómo ve China a Trump?

Keyu Jin, a professor of economics at the London School of Economics, is a World Economic Forum Young Global Leader and a member of the Richemont Group Advisory Board.
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¿Cómo ve China a Trump?

LONDRES – La asombrosa victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha sacudido al mundo. Si se considera desde el notable silencio del presidente mexicano Enrique Peña Nieto hasta la declaración del presidente francés Francois Hollande sobre que se abre un “período de incertidumbre”,  y el embelesamiento  apenas disimulado del Kremlin, se puede afirmar que Trump no ha sido recibido internacionalmente de la misma forma en la que se recibieron a otros presidentes estadounidenses. Sin embargo, un país se ha mantenido, en gran medida, impasible: China.


La postura de Trump sobre China es bien conocida: ha culpado a este país de todo, desde acciones de piratería informática que afectaron a su oponente (acciones que el gobierno de Estados Unidos considera que son el trabajo de Rusia) al cambio climático (que ha calificado como un engaño elaborado por China para socavar la competitividad de  EEUU). Y, ha prometido imponer un arancel del 45% a los productos chinos.
No obstante, la prudencia fluye a través de las venas confucianas de China. En lugar de sacar conclusiones precipitadas sobre las futuras políticas de Estados Unidos, y mucho menos tomar medidas prematuras, los líderes de China han permanecido neutrales en su respuesta frente a la victoria de Trump. Parecen tener confianza de que, a pesar de que la relación bilateral cambiará en algo, no se transformará de manera fundamental. Continuará siendo ni muy buena, ni muy mala.
Es de ayuda el hecho que Trump haya cesado sus críticas a China desde que se celebraron las elecciones. En cambio, publicó en Twitter un video de su nieta recitando un poema en chino mandarín – video que se convirtió en éxito instantáneo en China. Ya sea que pretendiera o no de manera explícita que dicha publicación sea un mensaje para China, la acción enfatiza la posibilidad de que realmente existe un abismo entre la retórica de campaña de Trump y sus posturas y planes reales.
Algunos en Occidente podrían pensar que la retórica por sí sola sería suficiente para enfurecer a los líderes de China. Pero la verdad es que los chinos están mucho más ofendidos por las reuniones de líderes nacionales con el Dalai Lama, como por ejemplo por la reunión que sostuvo el presidente Barack Obama en junio pasado. Y, como ha dejado en claro las elecciones pasadas en Estados Unidos, la retórica puede tener muy poca relación con la realidad.
Esto es aún más cierto cuando la retórica bajo escrutinio incluye promesas que perjudicarían a todos los involucrados, como lo harían los aranceles propuestos por Trump. La disponibilidad de productos baratos de China ha ejercido, durante mucho tiempo, una presión a la baja sobre los precios, incluso aquellos de productos no chinos, en el mercado estadounidense. Para los hogares de bajos ingresos, que son los más propensos a consumir productos importados baratos, esta situación ha sido una bendición, ya que incrementó, de manera efectiva, el poder adquisitivo de dichos hogares.
Si se bloquearan las importaciones chinas, los precios subirían, socavando el consumo, obstaculizando el crecimiento económico y exacerbando la desigualdad. Y, Estados Unidos ni siquiera estaría protegido de pérdidas de empleo en la industria manufacturera; los empleos sólo se desplazarían a Vietnam o Bangladesh, donde hoy en día los costos de mano de obra son aún más bajos que en China.
Lo mismo ocurre con los flujos de inversión – el segundo motor de la globalización – que a menudo se olvidan convenientemente en las discusiones sobre la relación económica entre Estados Unidos y China. China es uno de los mayores compradores de bonos del Tesoro de los Estados Unidos y continúa financiando el consumo y la inversión estadounidenses. China puede, incluso, ayudar a financiar los grandes proyectos de infraestructura que Trump ha prometido, reduciendo de esta forma la presión que dichos proyectos ejercerían sobre el presupuesto de Estados Unidos.
Así que es poco probable que Trump cambie mucho en términos de la política económica de Estados Unidos, al menos si sabe lo que es bueno para él. En el ámbito donde podría hacer algunos cambios es en la política exterior; pero, dichos cambios más probablemente complacerían a China en lugar de molestarla.
El gobierno de Obama ha estado comprometido durante varios años con un reequilibrio estratégico dirigido a Asia. En un momento en que China estaba acumulando rápidamente poderío, tanto económico como militar, Obama parecía estar comprometido a contener el ascenso de China como mejor podía, incluso involucró a Estados Unidos en disputas territoriales en el Mar de China Meridional.
Por el contrario, Trump, con su abordaje de política exterior denominado “Primero EE.UU.”, ha prestado poca atención a la disputa del Mar Meridional de China. Esta forma de actuar funciona perfectamente para China, país que acogería con beneplácito un menor involucramiento estadounidense en Asia – en especial en el Mar de China Meridional, así como en Taiwán.
Pero en este punto, también, existe una brecha entre la retórica y la realidad, y no se debe esperar ningún tipo de cambio radical. Poco después de las elecciones, Trump garantizó a los líderes de Japón y Corea del Sur el compromiso que tiene EE.UU. tiene con respecto a la seguridad de sus respectivos países, a pesar de que durante su campaña electoral Trump prometió exigir mayores pagos por la protección de Estados Unidos. Si se añade a lo expresado anteriormente la amenaza que plantea Corea del Norte, se llega a la conclusión de que una desestabilizadora retirada estratégica estadounidense sigue siendo un evento altamente improbable.
Si Trump cumple con su ofrecimiento de reparar las relaciones con Rusia, las probabilidades de que China vaya a librarse de la presión estadounidense se extenderían aún más. Sin tener que lidiar con Rusia, Estados Unidos tendría aún más tiempo para dedicarse a los asuntos asiáticos.
Además, un calentamiento de las relaciones Rusia-Estados Unidos podría conducir a cambios sutiles en las relaciones Rusia-China, mismas que se han profundizado desde la anexión de Crimea que llevó a cabo Rusia, situación que demolió las relaciones rusas con Occidente.
La victoria de Trump está lejos de ser inconsecuente. No es un presidente de los Estados Unidos común y corriente, y, prestándose una frase de Salena Zito de The Atlantic, Trump debe ser tomado en serio, aunque no literalmente en serio. Sin embargo, tal como los líderes de China parecen reconocer, como presidente no tendrá más remedio que, por lo general, colorear con sus propios matices dentro de los límites ya establecidos. Incluso si quiere desviarse más del consenso sobre política exterior, el sistema estadounidense limitará su capacidad para hacerlo.
Por lo tanto, en lugar de preocuparse por las predilecciones personales de Trump o de intentar predecir lo impredecible, los líderes de China siguen enfocados en lo que es realmente importante: la necesidad de una relación bilateral de cooperación. Otras potencias mundiales deberían hacer lo mismo.

¿Cómo ve China a Trump?

Keyu Jin, a professor of economics at the London School of Economics, is a World Economic Forum Young Global Leader and a member of the Richemont Group Advisory Board.
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¿Cómo ve China a Trump?

LONDRES – La asombrosa victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha sacudido al mundo. Si se considera desde el notable silencio del presidente mexicano Enrique Peña Nieto hasta la declaración del presidente francés Francois Hollande sobre que se abre un “período de incertidumbre”,  y el embelesamiento  apenas disimulado del Kremlin, se puede afirmar que Trump no ha sido recibido internacionalmente de la misma forma en la que se recibieron a otros presidentes estadounidenses. Sin embargo, un país se ha mantenido, en gran medida, impasible: China.

Thursday, November 3, 2016

China convertirá Shanghai en una nueva Hong Kong

Hace dos semanas, el Consejo de Estado de China aprobó la creación de una zona de libre comercio en la ciudad de Shangai.

China liberalizará parcialmente el Yuan I Corbis
Libre Mercado 
Lo prometido es deuda. China dará un paso más hacia la liberalización del yuan con la autorización el libre cambio de su moneda en Shanghai, según informa AFP. Hace dos semanas, el Consejo de Estado de China aprobó la creación de una zona de libre comercio en la ciudad de Shangai. Las autoridades chinas han explicado que este área, de 28,78 kilómetros cuadrados, servirá de experiencia piloto, de modo que, en caso de ser satisfactoria, se aplicará a otras ciudades del gigante asiático.
"La creación de una zona de libre comercio es un movimiento crucial para adaptarse a la economía global y permitirá explorar un nuevo camino hacia la apertura de China, promoviendo la transformación de las funciones gubernamentales y la reestructuración económica", aseguraba el Ministerio de Comercio chino.



Pero, según la agencia, el proyecto va más allá de la mera liberalización comercial, ya que incluye la libre convertibilidad del yuan. En la actualidad, el Banco Central de China es el encargado de fijar el tipo de cambio de su moneda y el Gobierno chino mantiene un estricto control sobre las entradas y salidas de capitales. Actualmente, se permite que el yuan suba o caiga el 1% desde una tasa media fijada por el Banco Central. Éste es el principal obstáculo que impide Shanghai de competir con los centros financieros mundiales, como Hong Kong, Nueva York o Londres.
"Bajo la condición de que los riesgos queden bajo control, se implementará la libre convertibilidad del renminbi (nombre oficial del yuan) en las cuentas de capital de la zona franca", indica el documento.

El reflejo de Hong Kong

En el texto se asegura que con este proyecto se "apoyará la creación de bancos de empresas extranjeras y se dará la bienvenida a instituciones financieras con capital privado". En la actualidad, el sector bancario chino está integrado principalmente por entidades estatales. La zona podría crear una "plataforma" para el comercio de materias primas (metales, energía y productos agrícolas) , y "poco a poco" permitirá a las empresas extranjeras comerciar con esas materias directamente. También disminuirán los controles sobre 19 sectores de actividad diferentes, que van desde la banca hasta la cultura, pero las autoridades han descartado que se permita el establecimiento de casinos en la zona.
"Lo que quieren hacer es un puerto extranjero como Hong Kong", asegura una fuente. El proyecto de zona franca en su conjunto "será un gran paso para intensificar el desarrollo económico de China a un nivel superior", aseguró ANZ Banking Group en un informe publicado hace una semana. Shanghái, el puerto mercante más activo del mundo, tendrá así la primera zona de este tipo en territorio continental chino bajo el Convenio de Kioto de 1974, por el que en una zona de libre comercio se puede depositar, manejar, fabricar, reconfigurar y volver a exportar productos sin la intervención de las autoridades aduaneras.

Las pistas del Gobierno chino

El Gobierno chino anunció el pasado mayo que va a tomar las medidas necesarias para hacer que el yuan "responda más a las fuerzas del mercado y sea más convertible este año". Para conseguirlo, China aseguró que redactará planes para un sistema de seguro de depósitos y acelerará el desarrollo de las instituciones financieras privadas, de acuerdo con las directrices de las reformas para 2013 preparadas por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR).
"Impulsaremos constantemente las reformas orientadas al mercado de las tasas de interés y ampliaremos gradualmente el rango flotante tanto para las tasas de depósitos como de los créditos", dijo. Así, con este nuevo giro de su política monetaria, China está cada vez más cerca de convertirse en la primera potencia económica mundial.

China convertirá Shanghai en una nueva Hong Kong

Hace dos semanas, el Consejo de Estado de China aprobó la creación de una zona de libre comercio en la ciudad de Shangai.

China liberalizará parcialmente el Yuan I Corbis
Libre Mercado 
Lo prometido es deuda. China dará un paso más hacia la liberalización del yuan con la autorización el libre cambio de su moneda en Shanghai, según informa AFP. Hace dos semanas, el Consejo de Estado de China aprobó la creación de una zona de libre comercio en la ciudad de Shangai. Las autoridades chinas han explicado que este área, de 28,78 kilómetros cuadrados, servirá de experiencia piloto, de modo que, en caso de ser satisfactoria, se aplicará a otras ciudades del gigante asiático.
"La creación de una zona de libre comercio es un movimiento crucial para adaptarse a la economía global y permitirá explorar un nuevo camino hacia la apertura de China, promoviendo la transformación de las funciones gubernamentales y la reestructuración económica", aseguraba el Ministerio de Comercio chino.


Thursday, October 20, 2016

Las perspectivas de capital riesgo en América Latina, India y China

Las perspectivas de capital riesgo en América Latina, India y China

pe-outlook-in-latin-america-india-africa-featured-image América Latina, India y África siguen siendo lugares interesantes para las firmas de capital riesgo debido a las tendencias optimistas a largo plazo, pero la industria evalúa de forma cuidadosa la posibilidad de invertir en estas regiones debido a los disturbios que hay en ciertas áreas. En Brasil, la moneda local fuertemente depreciada hace que los negocios sean más atractivos, pero hay una percepción de que no se ha alcanzado el mínimo todavía, por lo que el capital riesgo prefiere mantenerse a distancia. En la actualidad, Colombia, Perú y Chile disfrutan de economías más fuertes, pero no son fáciles de encontrar negocios lo suficientemente grandes para el sector de capital riesgo.
El capital riesgo muestra una tendencia alcista en México y la India, pero en este último país corre riesgos por no formar parte del Tratado Transpacífico. África presenta grandes oportunidades para las firmas de capital riesgo que quieren introducir sus servicios financieros en la región, ya que gran parte de la población no tiene cuentas bancarias. Para discutir estas tendencias en detalle, Knowledge@Wharton conversó con Michael Rogers, director interino mundial de capital riesgo de EY, y Stephen M. Sammut, investigador senior y profesor de Wharton.
A continuación, la transcripción de esta entrevista.



Knowledge@Wharton: Hablemos de América Latina. Mike, sé que sigue de cerca la región. Sin embargo, al examinar algunos de sus informes sobre América Latina, con excepción de México, vemos que la actividad de capital riesgo cayó un 30%, alcanzando el punto más bajo desde 2009. Esto se debió nuevamente a la economía china, la disminución de la compra de materias primas y las tasas de interés más altas. Los problemas políticos que afectan a Brasil son, obviamente, enormes por lo que pasó allí. Argentina también se enfrenta a dificultades, así como Venezuela. ¿Podría darnos una visión general de América Latina?
Michael Rogers: Para eso tenemos que hablar de varios mercados diferentes. Se daba por supuesto que los países de América Latina mantenían, todos ellos, un intercambio comercial entre sí, y lo que se percibe ahora es la desintegración de esta actividad. Fuimos testigos de cómo Brasil, la mayor economía de ese mercado, lideró al resto de países durante mucho tiempo. El número de transacciones realizadas en Brasil se tornaron prácticamente insignificantes con respecto a las realizadas en otros mercados.
Hemos sido testigos de la aparición de la Alianza del Pacífico, lo que ha ayudado a realizar reformas en los países involucrados en el proceso, tanto desde la perspectiva del Gobierno como de la economía. Esto fue beneficioso para países como México, Perú, Chile y Colombia, que lograron un mejor desempeño.
Brasil, el mayor país de la región, está pasando por una crisis de confianza. El caso de corrupción política que el país está atravesando se ha extendido a la economía empresarial. La recesión ha durado algún tiempo. Muchas personas están preocupadas por sus operaciones locales y lo que pueda suceder en el país. Usted ha hablado de la moneda y lo que impulsa la actividad en un mercado. Si hay algo de verdad en eso, Brasil sería un caso de gran oportunidad, ya que el real se depreció entre el 40% y el 50% frente al dólar. Si usted invierte en el dólar, este parece ser el momento adecuado.
Sin embargo, incluso con el descuento aplicado a algunas de las empresas, todavía hay inversores experimentados que dicen: “¿Sabe una cosa? La situación aún puede empeorar mucho más”. No están muy seguros de que estén trabajando con el punto más bajo del ciclo de inversión en relación a las monedas, por lo que han observado que las personas siguen manteniéndose distantes en algunos casos, aunque el capital riesgo a menudo es contrario a esto. Cuando entra, tiende a encontrar los puntos adecuados y descubrir oportunidades. Mucha gente piensa que esto puede ser la situación en el Brasil actual. Sin embargo, las evaluaciones no han confirmado lo que la gente esperaba, lo que impediría el flujo de negocios durante algún tiempo. Sin embargo, creemos que hay un gran mercado para el capital riesgo en el largo plazo debido al volumen de las transacciones.
Es posible que en algunos otros países la situación económica sea un poco más robusta. En Colombia, Perú y Chile, por ejemplo. Sin embargo, no hay muchas empresas de gran escala disponibles para su adquisición. Muchas instituciones familiares de tamaño más pequeño probablemente tienen que pasar por la primera etapa del ciclo de comprador, por así decirlo, antes de profesionalizarse y convertirse en empresas de gran escala que sean atractivas para las empresas de capital riesgo más grandes. La única economía que tuvo un buen desempeño en un entorno adverso fue la mexicana. Cuando viajamos por el mundo, la gente nos pregunta con frecuencia cuáles serían los dos o tres lugares bien considerados por el capital riesgo. Uno de ellos es la India, que parece estar en los primeros puestos de las preferencias en este momento. Otro es México; el tercero es quizá Colombia. Todavía hay un interés muy grande en esta zona de la Alianza del Pacífico, y creo que México supo diversificar su economía desde el sector de la energía, lo que hizo al país atractivo en el largo plazo.
Knowledge@Wharton: Hablemos de la India ahora. Steve, sé que pasó un tiempo allí y está más cerca de este mercado que otros. ¿Podría darnos una visión general de la forma en que se están desarrollando las cosas en la región?
Stephen M. Sammut: La India es siempre una historia fascinante, porque hay tantos países y culturas que convergen en esta cosa que llamamos India. Las diferencias estatales y regionales todavía persisten en el país, pero la tendencia general es positiva. Hasta allí acuden el capital riesgo y el capital privado debido a la cantidad de actividad tecnológica, tecnología de la información y biotecnología.
El Gobierno de Narendra Modi introdujo varias reformas importantes en todos los sectores que creo que consolidan de forma significativa la confianza, sobre todo en los sectores de la salud y de la biotecnología, que es el sector al que estoy más próximo. El flujo de capital seguirá siendo fuerte, pero sobrio, en el sentido de que no veo un gran aumento en la cantidad de capital que entra en el sector. Sin embargo, creo que se mantendrá constante. Al menos por ahora, las valoraciones son un poco más racionales y lógicas de lo que solían ser. Los empresarios y patrocinadores de la India pueden revertir eso con el cambio de la rupia, pero esto es positivo. En todos los sectores ─ bienes de consumo, educación, salud, entre otros─ veremos una gran cantidad de terreno fértil para la inversión.
La única área que permanece abierta en gran medida, pero tal vez sea la más compleja es el área de infraestructura. Si hay una oportunidad en algún lugar para una inversión significativa en infraestructura, este lugar es la India. Sin embargo, debido a la complejidad del Gobierno, y de la manera bastante descentralizada en que el Estado opera en relación al gobierno nacional, este sector específico seguirá siendo un reto. En general, sin embargo, tengo la sensación de que la India será un lugar robusto.
Knowledge@Wharton: Parece que la regulación por parte del Gobierno es un riesgo o al menos una barrera. ¿Qué otras cosas buenas están sucediendo hoy en la India? Los precios más bajos del petróleo han ayudado, ya que es un gran importador neto, ¿pero qué riesgos persisten en relación al futuro?
Sammut: Bueno, hay uno en particular: el Tratado Transpacífico. Si se implementa, podría tener un efecto negativo en la India, ya que no es miembro del Acuerdo. Por lo tanto, un mayor número de actividades económicas se desviarán a otros países de la región, posiblemente a expensas de la India, lo que podría llevar al país a realinearse.
Knowledge@Wharton: Mike, ¿cuál es su opinión acerca de la India?
Rogers: Observamos sin duda alguna que hay un consumo próspero y baja inflación. Este es un mercado emergente que sin duda se beneficia de los bajos precios del petróleo. Observamos un cierto énfasis en torno al programa “Hecho en India”, así como en torno a “Start-up India” y “Stand Up India”, los programas de Gobierno que están tratando de impulsar las actividades empresariales. Consideramos que serán positivos en general, y creo que eso está ayudando a muchas de estas empresas a seguir adelante y mejorar la economía del país.
Hemos observado una tendencia actual de inversión en capital riesgo en sectores liderados por el consumo y la tecnología, tales como el comercio electrónico y los servicios financieros. Steve mencionó la salud, algo que tiene repercusiones en todo el mundo. Las firmas de capital riesgo con las que hemos hablado están buscando negocios de gran tamaño. Se han realizado mejoras por parte del Gobierno, pero incluso en este ámbito existen riesgos. […] Pienso en algunos de los riesgos fiscales discutidos, las dificultades que parecen estar reguladas y mejoradas y que, al mismo tiempo, pueden convertirse en puntos de cuello de botella para las transacciones. El Gobierno de India ha demostrado que está dispuesto a cambiar rápidamente sus políticas y esto a veces puede confundir al capital riesgo cuando está haciendo suposiciones e intentando averiguar dónde invertir.
También creo que la competencia para los acuerdos de capital riesgo continuarán acelerándose. Una vez más, al igual que otros mercados en los que ya se ha mencionado, no hay muchas grandes empresas, ya que varias de ellas en la India crecieron como un negocio familiar, y esto por lo general no es el modelo apropiado para el capital riesgo, pero está evolucionando. Vemos que se están creando grandes compañías y están creciendo, lo cual es una buena señal. Sin embargo, como he mencionado, recibimos muchas preguntas de todo el mundo, y la India en realidad aparece en la parte superior de los gráficos de muchos de nuestros clientes de capital riesgo en todo el mundo.
Sammut: Yo diría que este es un buen ejemplo de lo que está sucediendo en la India; es algo en lo que he estado involucrado. Hace dos años divulgamos un informe, del cual yo era co-autor, sobre los obstáculos en la India para el crecimiento de su industria farmacéutica y biotecnológica. Todas las recomendaciones que el otro autor con el que trabajé y yo hicimos acerca de lo que la India tiene que hacer fue puesto en práctica. Vemos un Gobierno que está tratando de ser muy receptivo y que está dispuesto a eliminar todos los obstáculos que puede. Me resulta muy estimulante.
Knowledge@Wharton: Hablemos de África. Durante el año 2015, el capital riesgo en la región fue muy positivo y las salidas de inversiones alcanzaron un nivel sin precedentes en nueve años, aunque las empresas estuviesen manteniendo sus inversiones, en promedio, durante más tiempo. La investigación de EY también muestra que el capital privado en África sigue teniendo un rendimiento superior a los mercados privados y los servicios financieros fueron de nuevo la industria más común para las salidas. Por favor, explique por qué este sector tiene tanta demanda.
Rogers: Por supuesto. Obviamente, los servicios financieros siguen siendo un sector importante para las firmas de capital riesgo en África. De hecho, representaban el 20% de las empresas que tuvieron salidas de inversión de empresas de capital riesgo entre 2007 y 2013 ─ y el 24% en los últimos dos años. Las inversiones aumentaron de manera efectiva. Según nuestras conversaciones con los fondos de la región, creemos que esto seguirá siendo un sector importante para el capital riesgo.
África, en general, tiene un índice de bancarización extremadamente bajo, pero está cambiando lentamente. En 2011, alrededor del 24% de la población del continente tenía una cuenta bancaria. En 2014, este porcentaje era ya del 34%. Por lo tanto, las tasas de crecimiento son muy altas y constituyen una oportunidad muy atractiva para las firmas de capital riesgo. Sin embargo, creo que hay también ese concepto de saltar etapas, en el que un volumen importante de actividades va a pasar de una situación de baja bancarización a los teléfonos inteligentes, las aplicaciones y las personas que van a utilizar los bancos de una manera diferente a la manera tradicional en la que se establecieron los bancos físicos en esos países. Se trata de un modelo diferente, pero creo que es importante entender cómo esta tendencia se está desarrollando allí también.
Sammut: Creo que es una observación muy importante que hacer sobre la forma en que los sectores de capital privado difieren en África del resto del mundo. Es decir, la mayoría de las firmas de capital privado en África incluyen, entre otros socios limitados, instituciones financieras de desarrollo (DFIs) como el IFC (International Finance Corporation), y los fondos sustanciales de democracias sociales del norte de Europa. Por lo tanto, muchos de los fondos de capital riesgo con inversiones en África tienen un programa de desarrollo e impacto social. Ellos están ahí para ganar dinero, y que nadie lo dude, pero las personas involucradas tienen una orientación algo diferente. Esto, entre otras cosas, hizo que se prestase atención a dos pilares importantes del desarrollo económico: los servicios financieros y las telecomunicaciones.
En los últimos diez años, los inversores de capital riesgo han reconocido que si no se lidia con estas dos cosas en primer lugar, dando acceso a las personas a los servicios bancarios y permitiendo también que ellas entren en la era digital, el desarrollo del capital riesgo será una decepción. Eso es precisamente lo que está ocurriendo. Los fondos de capital riesgo han sido complementarios a las actividades de las instituciones financieras de desarrollo, las cuales están usando muy sabiamente los fondos de capital riesgo como medio de inducción de los flujos de capital privado a la región.
Es una historia interesante. Estamos empezando a percibir un interés más diversificado, en general, no sólo en el área de la salud, de la educación, sino también en el segmento de bienes de consumo, venta al por menor ─ todos los ingredientes de una economía diversificada comienzan a aparecer. A pesar de que haya perturbaciones de un año a otro, la tendencia general para África y la región subsahariana es bastante positiva. Cada vez más, empresarios y patrocinadores en los países africanos se sienten más cómodos trabajando con fondos de capital riesgo. Lo que no hemos visto todavía es el dinero para completar el proceso de desarrollo, en particular de capital riesgo, lo cual es importante, ya que hay unos pocos focos de alta tecnología ─ en Lagos, Nairobi, principalmente en África del Sur ─ lo que puede añadir otro componente importante para el crecimiento económico de la región. El capital es aún escaso, pero acabará llegando a la región.

Las perspectivas de capital riesgo en América Latina, India y China

Las perspectivas de capital riesgo en América Latina, India y China

pe-outlook-in-latin-america-india-africa-featured-image América Latina, India y África siguen siendo lugares interesantes para las firmas de capital riesgo debido a las tendencias optimistas a largo plazo, pero la industria evalúa de forma cuidadosa la posibilidad de invertir en estas regiones debido a los disturbios que hay en ciertas áreas. En Brasil, la moneda local fuertemente depreciada hace que los negocios sean más atractivos, pero hay una percepción de que no se ha alcanzado el mínimo todavía, por lo que el capital riesgo prefiere mantenerse a distancia. En la actualidad, Colombia, Perú y Chile disfrutan de economías más fuertes, pero no son fáciles de encontrar negocios lo suficientemente grandes para el sector de capital riesgo.
El capital riesgo muestra una tendencia alcista en México y la India, pero en este último país corre riesgos por no formar parte del Tratado Transpacífico. África presenta grandes oportunidades para las firmas de capital riesgo que quieren introducir sus servicios financieros en la región, ya que gran parte de la población no tiene cuentas bancarias. Para discutir estas tendencias en detalle, Knowledge@Wharton conversó con Michael Rogers, director interino mundial de capital riesgo de EY, y Stephen M. Sammut, investigador senior y profesor de Wharton.
A continuación, la transcripción de esta entrevista.


Tuesday, September 20, 2016

China: Cómo redujo su pobreza del 80% al 10%

Made in China

A lo largo de las últimas cuatro décadas, pocos países han experimentado una transformación tan significativa como China. El gigante asiático sufrió una dura guerra civil en la segunda mitad de la década de 1940 y entró en los años 50 con el liderazgo implacable de Mao Tse Tung, cuyo régimen totalitario de inspiración comunista llevó al país a la más absoluta miseria.
Las políticas de colectivización y planificación de la economía hicieron de China un país tremendamente pobre, con el agravante de que hablamos de una nación particularmente grande. Mao no solamente no cambió de rumbo ante el fracaso de sus medidas sino que las apuntaló con “purgas” políticas como la “revolución cultural”.



Cuando Deng Xiaoping tomó las riendas del país en 1978, China empezó a plantearse un cambio de rumbo. El primer cambio significativo fue la creación de las llamadas Zonas Económicas Especiales (ZES), en las que se permitía el desarrollo de un marco económico capitalista frente al sistema comunista que seguía en vigor en el resto del país.
En 1980, China contaba con ZES en Shenzhen, Zhuhai, Shantou, Xiamen, Hainan… A la lista se sumaron casi quince ciudades costeras, que recibieron el estatus CES en 1984. A lo largo de los años siguientes, el estatus de las ZES llegó a más y más ciudades del país, generalizando poco a poco el giro hacia la economía de mercado.

Apertura comercial

En esta línea, las autoridades del Partido Comunista empezaron a perfilar un nuevo marco de relaciones comerciales con el resto del mundo que estaba marcado por la pretensión de abrirse al mundo para potenciar la llegada de inversión extranjera y el desarrollo de sectores exportadores. Poco a poco, China empezó a incorporarse al comercio mundial, beneficiándose de la globalización.
A comienzos de los años 90, el arancel medio ya había bajado hasta el 30%, aunque a mediados de la década se situaba por debajo del 20% y a comienzos del siglo XXI no llegaba al 5%. La entrada en la Organización Mundial de Comercio blindó estos avances y certificó el nacimiento de una nueva China abierta al mundo.

Libertad empresarial

Poco a poco, las autoridades chinas han ido reduciendo el peso del Estado en la economía y han apostado por facilitar la entrada de nuevos competidores así como por privatizar la gestión de los ineficientes conglomerados empresariales ligados al poder público.
Por ejemplo, en el sector industrial vemos que la producción generada por las industrias estatales ha caído del 80% al 20% como consecuencia de esta agenda de privatización y liberalización.

Espectacular desplome de la pobreza

Los datos del Banco Mundial confirman que estas reformas iniciales tuvieron un enorme éxito a la hora de reducir la pobreza. Entre 1980 y 2010, la tasa de pobreza (ajustada a inflación y poder de compra) se redujo del 80% al 10%, una caída sin precedentes en la historia. Esto significa que 500 millones de personas salieron de la pobreza a raíz del aperturismo económico del gigante asiático.
El PIB per cápita refleja ese espectacular salto de desarrollo que ha experimentado China conforme su marco económico ha abandonado el comunismo radical de la era de Mao. El PIB per cápita creció un 730% entre 1990 y 2014, mientras el PIB mundial aumentaba un 63%.
Esto redujo notablemente las diferencias entre China y el resto de paísesdel globo. En 1990, el PIB chino era un 83% más bajo que el PIB mundial(1.500 dólares frente a 8.800 dólares), pero en 2014 este diferencial negativo se había reducido al 13% (12.600 dólares frente a 14.400 dólares).
Pero el desarrollo de China no está garantizado. Quedan pendientes reformas de nuevo cuño que permitan aumentar la competitividad, como también sigue encima de la mesa el inevitable debate sobre la falta de libertades que, lamentablemente, siguen sufriendo los ciudadanos del país asiático.

China: Cómo redujo su pobreza del 80% al 10%

Made in China

A lo largo de las últimas cuatro décadas, pocos países han experimentado una transformación tan significativa como China. El gigante asiático sufrió una dura guerra civil en la segunda mitad de la década de 1940 y entró en los años 50 con el liderazgo implacable de Mao Tse Tung, cuyo régimen totalitario de inspiración comunista llevó al país a la más absoluta miseria.
Las políticas de colectivización y planificación de la economía hicieron de China un país tremendamente pobre, con el agravante de que hablamos de una nación particularmente grande. Mao no solamente no cambió de rumbo ante el fracaso de sus medidas sino que las apuntaló con “purgas” políticas como la “revolución cultural”.


Monday, September 12, 2016

La dolorosa transformación estructural china

Zhang Jun is Professor of Economics and Director of the China Center for Economic Studies at Fudan University, Shanghai.Image result for La dolorosa transformación estructural china
SHANGHÁI – Desde hace más de un año, los titulares en todo el mundo señalan la desaceleración de China. Pero si miramos más de cerca la dinámica regional interna de China, encontramos una historia distinta, menos relacionada con la desaceleración y más con un cambio de marcha.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas de China, la provincia de Shanxi, rica en recursos, ha sufrido una desaceleración económica, pero las provincias Chongqing y Guizhou en el sudoeste han experimentado un vibrante crecimiento. Hebei y otras tres provincias del noreste están sintiendo los efectos de la recesión, pero las economías con industrias pesadas de Tianjin, Shandong y Jiangsu experimentan un boom.


Después de la crisis financiera de 2008, cuando el menor crecimiento se convirtió en la "nueva normalidad" para muchos países, China comenzó a acelerar su reordenamiento económico, desplazando los motores del crecimiento desde las manufacturas y las exportaciones hacia los bienes y servicios para el consumo interno.
Esta transición ha tenido implicaciones de largo alcance para la futura dinámica de la economía china. Con su estrategia previa de exportaciones, la principal prioridad del gobierno era integrar las operaciones internas de manufactura a las cadenas de producción mundiales. Ahora, sin embargo, su objetivo es una economía que cubra las diversas demandas de los consumidores locales y son las industrias estrechamente conectadas con esas demandas las que se están expandiendo rápidamente.
Antes, las actividades económicas que ahora florecen no estaban categorizadas como industrias manufactureras en absoluto, sino como servicios. Pero los servicios no existen en el vacío. Todas las empresas necesitan productos manufacturados, transporte, tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), logística, bienes raíces, finanzas, seguros y más. Por lo tanto, la nueva demanda de nuevos servicios genera círculos virtuosos en términos de la inversión de capital en infraestructura y equipo. Contrariamente al saber popular, el crecimiento de los servicios en China para cubrir su demanda interna no implica el fin de la manufactura y de la inversión en capital, mucho menos del crecimiento económico.
Los sectores de servicios están en situación de compensar gran parte, sino todo, el crecimiento perdido por la menor producción de las ramas manufactureras orientadas a las exportaciones. Los sectores chinos de transporte, TIC, finanzas, seguros, bienes raíces, educación y cuidado de la salud han tenido durante mucho tiempo una inadecuada baja productividad del trabajo; eso significa que cuentan con un margen significativo para crecer a más velocidad.
Según una publicación de los economistas Jong-Wha Lee y Warwick J. McKibbin, el crecimiento de la productividad del sector de servicios en Asia "beneficia eventualmente a todos los sectores y contribuye al crecimiento sostenido y equilibrado de las economías asiáticas". A través del examen de las tendencias del desarrollo económico en Corea del Sur, los autores hallaron que el valor agregado promedio por trabajador en transporte, bienes raíces y TIC es ahora mayor que el promedio registrado en las manufacturas, y señalan dinámica similares en Estados Unidos, Japón y China.
Este hallazgo sugiere que el rápido desarrollo de la economía china de servicios podría revertir la reducción del crecimiento, de origen exógeno, verificada desde 2008. Pero, como lo demuestran las transiciones japonesa y surcoreana del crecimiento impulsado por las exportaciones al impulsado por la demanda interna, la transformación estructural es un proceso lento y doloroso.
China está en medio de ese proceso y debe tener cuidado de no socavar las fuentes existentes de crecimiento y caer en una trampa estructural donde el propio costo de la transición destruya las nuevas ganancias. No es buena señal que los elevados costos en muchas provincias chinas hayan estado perjudicando al crecimiento en general.
Esto señala los desafíos fundamentales para el futuro, pese al significativo potencial económico de los consumidores chinos. En primer lugar, el desarrollo económico basado en una demanda interna diversificada es más complejo que el desarrollo impulsado por las exportaciones, porque estos nuevos sectores dependen más fuertemente de los servicios financieros sofisticados, el acceso libre y equitativo al mercado, trabajadores mejor capacitados, y una mayor inversión en investigación y desarrollo.
Por ello, las nuevas empresas que surjan de este desplazamiento hacia un nuevo modelo de crecimiento exigen mucho más al sistema actual de gobernanza económica chino de lo que puede este soportar. Unas mayores reformas estructurales acercarían mucho una solución a este problema, pero eso también requerirá que los líderes chinos tomen decisiones políticas difíciles, que no serán del agrado de todos.
Otro desafío fundamental es la baja tasa de urbanización en China, que aún muestra retrasos incluso después de 25 años de crecimiento impulsado por las exportaciones. Cada uno de los principales componentes de una economía de servicios floreciente —TIC, finanzas, seguros, transporte y bienes raíces— necesita de los demás para prosperar y las ciudades son las que los combinan a todos: un fenómeno de externalidades de red. Desafortunadamente, perdura el sistema chino de división de regiones en urbanas y rurales que, sumado a una mala planificación urbana, ha creado comunidades metropolitanas fragmentadas y dispersas, sin redes diversificadas que hubieran ayudado a impulsar la productividad.
Las ciudades de China serán un ingrediente clave para su éxito económico en el largo plazo. La urbanización debiera comenzar a acelerarse hoy y durante los próximos 10 a 15 años, con la expansión de las áreas metropolitanas orientada hacia las necesidades del crecimiento económico impulsado por los servicios. Si China logra ponerse a la altura de ese desafío, estará bien posicionada para salvar los obstáculos restantes camino a ser considerada un país con altos ingresos.

La dolorosa transformación estructural china

Zhang Jun is Professor of Economics and Director of the China Center for Economic Studies at Fudan University, Shanghai.Image result for La dolorosa transformación estructural china
SHANGHÁI – Desde hace más de un año, los titulares en todo el mundo señalan la desaceleración de China. Pero si miramos más de cerca la dinámica regional interna de China, encontramos una historia distinta, menos relacionada con la desaceleración y más con un cambio de marcha.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas de China, la provincia de Shanxi, rica en recursos, ha sufrido una desaceleración económica, pero las provincias Chongqing y Guizhou en el sudoeste han experimentado un vibrante crecimiento. Hebei y otras tres provincias del noreste están sintiendo los efectos de la recesión, pero las economías con industrias pesadas de Tianjin, Shandong y Jiangsu experimentan un boom.

Sunday, September 11, 2016

Cómo China se volvió capitalista

Ronald Coase y Ning Wang dijeron de su libro How China Became Capitalist: "Siendo un relato de cómo China se volvió capitalista, nuestro libro se enfoca principalmente en las dos primeras décadas de reformas. Dentro de este periodo, nuestro relato está dividido en dos partes por un suceso divisorio, el Movimiento Estudiantil de 1989".
Ronald Coase (1910-2013) fue un Premio Nobel y Profesor Distinguido de la Escuela de Leyes de la Universida de Chicago.
Ning Wang profesor asistente en la Escuela de Política y Estudios Globales en Arizona State University.
Este ensayo fue publicado originalmente en inglés en la edición de Enero/Febrero de 2013 del Cato Policy Report. Está basado en el libro de los mismos autores How China Became Capitalist (Palgrave, 2013).
Nadie predijo que la “modernización socialista” que el gobierno chino post-Mao lanzó en 30 años resultaría ser lo que los académicos denominan hoy la gran transformación económica de China. Cómo las acciones de los campesinos, trabajadores, académicos, y legisladores chinos se combinaron y derivaron en esta consecuencia no intencionada es la historia que intentamos contar. Hoy, no necesitamos presentar datos estadísticos para convencerlo del auge de la economía china, aún cuando China todavía se enfrenta a retos enormes. Muchos chinos todavía son pobres, muchos menos chinos tienen acceso a agua pura que a los teléfonos celulares, y todavía se enfrentan a muchos obstáculos cuando se trata de proteger sus derechos y ejercer su libertad. No obstante, China ha sido transformado desde adentro a lo largo de los últimos 35 años. Esta transformación es la principal historia de nuestra época. La lucha de China, en otras palabras, es la lucha del mundo.



En contra de la sabiduría convencional, tomamos el fin de 1976 como el inicio de la reforma post-Mao y argumentamos que China básicamente se convirtió en una economía de mercado para fines de los noventa y antes de que se uniese a la Organización Mundial de Comercio en 2001. En el nuevo milenio, la economía china ha mantenido su ímpetu de crecimiento y se ha vuelto más integrada con la economía global. Siendo un relato de cómo China se volvió capitalista, nuestro libro se enfoca principalmente en las dos primeras décadas de reformas. Dentro de este periodo, nuestro relato está dividido en dos partes por un suceso divisorio, el Movimiento Estudiantil de 1989.
La primera parte del relato se trata acerca de dos reformas. Una fue diseñada por Pekín; su objetivo era revitalizar el sector estatal y salvar al socialismo. La otra resultó de iniciativas que vinieron desde abajo. La reforma liderada por el Estado se dio en dos partes. La primera empezó en 1976 bajo Hua Gofeng. Hua era el sucesor designado por Mao, quien consolidó su base de poder luego de arrestar a “ La Pandilla de los Cuatro” y poniéndole fin a la Revolución Cultural. Aunque era leal a Mao, Hua era un reformador económico.
Con el respaldo total de Deng Xiaoping y otros líderes chinos, Hua lanzó su programa económico modernización, que luego sería criticado desdeñado como “El Salto al Exterior”. Esencialmente, era un programa liderado por el Estado y por las inversiones, con un enfoque en la industria pesada; es un buen ejemplo de lo que los economistas denominaron “la industrialización del gran empuje”. Pero el programa duró poco más de dos años. Se canceló a principios de 1979, en parte debido a sus propios defectos y en parte debido al cambio de liderazgo: a fines de 1978 el Comité Central tuvo una reunión, en la cual Deng Xiaoping y Chen Yun volvieron al poder y Hua ya no estaba al mando.
Deng Xiaoping es ampliamente conocido en Occidente. La biografía reciente de Ezra Vogel ha documentado en detalle el papel que jugó Deng en las reformas de China. En comparación, Chen Yun es una figura obscura. Pero Chen era la principal autoridad de China a cargo de los asuntos económicos. Él fue el arquitecto del primer Plan Quinquenal de China en 1953 y un ferviente partidario de la planificación central. Desde que creció y estudió en Shanghái, antes de convertirse en un revolucionario, Chen también percibió un papel limitado pero crítico para el sector y el mercado privados bajo el socialismo. Chen perdió su posición cuando Mao inició el Gran Salto Adelante en 1958, política a la que Chen se oponía. Él volvió al poder junto con Deng a fines de 1978 y recibió el trabajo de diseñar una programa de reforma económica.
Chen creía que la economía china desde hace mucho había sufrido de un desbalance estructural: demasiada inversión en industria pesada en relación a la industria ligera y la agricultura, y los sectores y la planificación estatales eran ensalzados excluyéndose a los sectores y mercados privados. En su opinión, el programa económico de Hua, que se enfocaba en la industria pesada, empeoró la economía china. Por eso Chen acabó de manera forzada con “El Gran Salto Afuera”, enfrentándose a una fuerte oposición del Consejo de Estado e impuso su política económica. Esto marcó la segunda ronda de reformas lideradas por Pekín. Esta ronda de reformas lideradas por el Estado tuvo dos elementos: ajustes a nivel macro y reformas en las empresas estatales al nivel micro. Los ajustes estructurales fueron impuestos a través de toda la economía. Por ejemplo, más inversiones fueron canalizadas desde los bienes capitales hacia la producción de bienes de consumo. Más dinero se asignó a la agricultura. El gobierno elevó los precios de compra para los productos agrícolas en mas de un 20 por ciento en 1979 y aumentó significativamente las importaciones de granos. Pekín también tomó medidas para descentralizar el comercio extranjero y le dio más autonomía fiscal a los gobiernos provinciales. Al nivel micro, el énfasis se puso en lo que era visto como la base económica del socialismo, las empresas propiedad del Estado. La estrategia era devolverle algunos derechos a las empresas estatales y permitirles quedarse con algo de las ganancias. Desde 1979 y durante toda la década de los ochenta, el gobierno chino estuvo preocupado con fomentar las empresas estatales.
La reforma desde los márgenes
No hay duda de que el gobierno post-Mao realizó una serie de reformas. Pero hoy, con el beneficio de la retrospectiva, sabemos que las fuerzas económicas que realmente estaban transformando la economía china durante la primera década de reforma fueron la agricultura privada, las empresas municipales y de las aldeas, los negocios privados en las ciudades, y las Zonas Económicas Especiales. Ninguna de estas fue iniciada por Pekín. Fueron jugadores marginales operando fuera de los límites impuestos por el socialismo. A estas fuerzas marginales, el gobierno chino estaba contento de ignorarlos siempre y cuando no amenazaran al sector estatal o al poder político del Partido. Esto creó espacio para lo que denominamos “revoluciones marginales”, las cuales trajeron de vuelta a China las fuerzas del emprendimiento y del mercado durante la primera década de la reforma.
Una de estas reformas marginales es la agricultura privada. La agricultura privada ciertamente no era algo nuevo en China. Antes de 1949, había existido durante milenios. A principios de la década de los cincuenta, Mao trató de colectivizar despiadadamente la agricultura. Algunos campesinos creyeron en Mao y esperaban que la colectivización les ofrecería una nueva oportunidad para salir de la pobreza. Luego de 20 años de una agricultura colectivizada y de 40 millones de muertes por hambrunas, ellos sabían qué les convenía. Muchos volvieron a la agricultura privada luego de que muriese Mao, incluso cuando Pekín todavía estaba tratando de fortalecer el sistema de las comunas. En septiembre de 1980, Pekín fue obligado a permitir la agricultura privada en zonas donde “la gente había perdido su confianza en la colectividad”. Pero una vez que se le abrieron las puertas al agro privado, este ya no podía ser controlado. Para principios de 1982 esto se volvió una política nacional. La agricultura china fue des-colectivizada. Después en el recuento oficial de la reforma, Pekín se atribuiría el crédito de haber lanzado la reforma agrícola. Pero la reforma implementada por Pekín simplemente elevaba los precios de compra de los granos y aumentaba las importaciones de granos; el agro privado, que es lo que en realidad transformó la agricultura china y liberó a los campesinos, no vino de Pekín.
Las empresas municipales y de las aldeas fueron operaciones industriales ubicadas en áreas rurales. Durante las primeras dos décadas de reformas, estas fueron el sector más dinámico de la economía china. Como operaban fuera del plan estatal, no tenían acceso garantizado a materias primas controladas por el Estado pero tenían que comprarlas en el mercado negro a un precio más alto. También estaban excluidas del sistema de distribución controlado por el Estado para vender sus productos, pero tenían que contratar sus propios equipos de ventas para que viajen alrededor de China con el objetivo de encontrar mercados para sus productos. En otras palabras, tenían que operar como verdaderas empresas de negocios. Esto es lo que hicieron. Y no tardó mucho para que ellos superen con su desempeño a las empresas estatales, las cuales tenían todos los privilegios y protecciones del Estado y que simplemente dejaron de ser emprendedoras.
Los primeros negocios en las ciudades chinas fueron iniciados por personas que no tenían un trabajo en el sector estatal. Muchos fueron jóvenes citadinos que recientemente habían vuelto del campo. Durante la era de Mao, 20 millones de graduados de los primeros años de secundaria (jóvenes desde 15 a 18 años) en las ciudades fueron enviados al campo en parte porque el gobierno no podía crear suficientes empleos. Después de la muerte de Mao, ellos volvieron, pero no encontraron empleo alguno en el sector estatal. Jóvenes, desempleados, y ansiosos, se tomaron las calles y bloquearon el paso de los trenes. Esta creciente presión obligó al gobierno a abrir la puerta al auto-empleo. Las tiendas privadas empezaron a surgir en las ciudades chinas; rápidamente acabaron con el monopolio estatal de la economía urbana.
Entre las cuatro revoluciones marginales, las Zonas Económicas Especiales fueron las más controversiales. Fueron establecidas para cooptar el capitalismo y salvar al socialismo. La idea era permitirles experimentar con la economía de mercado, importando tecnología avanzada y conocimientos administrativos, vendiendo productos a los mercados globales, creando empleos y estimulando el crecimiento económico. Pero los experimentos estuvieron limitados a unas cuantas zonas para que no socavaran el socialismo en otras partes, y por si acaso los experimentos fracasaran, su daño al socialismo sería insignificante.
La competencia regional
La presencia de dos reformas fue una característica determinante de la transición económica de China. No separar las dos es la principal fuente de confusión al momento de comprender las reformas en China. El gobierno chino, comprensiblemente, ha promulgado un relato de la reforma que gira alrededor del Estado, proyectándose así mismo como un diseñador omnisciente y como un instigador de la misma. El hecho de que el Partido Comunista de la China ha sobrevivido a la reforma de mercado, todavía monopoliza el poder político, y sigue activo en la economía ha ayudado a vender el relato estatista de la reforma. Pero fueron las revoluciones marginales las que trajeron el emprendimiento y las fuerzas de mercado de vuelta a China durante la primera década de la reforma, cuando el gobierno chino estaba ocupado rescatando al sector estatal.
La segunda parte de nuestro relato empieza en 1992 después de Deng Xiaoping realizara su tour por el sur del país. Mientras que las revoluciones marginales trajeron las fuerzas de mercado de vuelta a la China durante la década anterior, la competencia regional se volvió la principal fuerza transformadora durante la segunda década, convirtiendo a China en una economía de mercado para fines del siglo. La competencia regional no era nueva; había existido durante la primera década de la reforma. Pero luego creó barreras al comercio en las fronteras de las provincias y fragmentó la economía china. China implementó la reforma de precios en 1992, la reforma tributaria en 1994, y empezó a privatizar las empresas estatales para mediados de los noventa. Estas medidas reformadoras abrieron el camino para el auge de un mercado común nacional, que fue capaz de imponer la disciplina de mercado a todos los actores económicos, convirtiendo a la competencia regional en una fuerza transformadora.
Aquí, nuestro relato difiere de aquel presentado por Huang Yasheng en su libro, Capitalismo con características chinas. Un argumento controversial de Huang es que China fue más capitalista y empresarial en los ochenta que en los noventa. Si el argumento quiere decir que los emprendimientos privados prevalecieron en contra del Estado durante los ochenta, entonces está muy en sintonía con nuestro relato de las “revoluciones marginales”. Pero si este sugiere que China se apartó del libre mercado durante la segunda década de las reformas, está ignorando un cambio fundamental en la economía durante los noventa. Y esto es el florecimiento de un mercado nacional común, el cual era un requisito para que la competencia regional funcione.
Identificada con las inversiones repetitivas, la competencia regional es muchas veces culpada por distorsionar la ventaja comparativa y por socavar las economías de escala. Una imagen más matizada surgió en nuestro relato. Lo que la competencia regional hizo fue convertir la ventaja de China en espacio, siendo un país continental, en la alta velocidad de la industrialización. Cómo esto sucedió puede ser mejor apreciado desde una perspectiva Hayekiana, la cual resalta el crecimiento del conocimiento como la fuerza catalizadora que determina el cambio económico. En la época de Mao, la educación estaba siendo atacada y el conocimiento se volvió un riesgo político; China se aisló de Occidente y se apartó de sus propias tradiciones. La ideología radical de Mao empobreció la economía China y, peor aún, cerró las mentes de los chinos.
Luego de la muerte de Mao, China volvió a adherirse al pragmatismo. “Buscando verdad en los hechos” se volvió el nuevo lema del Partido; volverse rico se convirtió en algo glorificado. El obstáculo más limitante para el crecimiento económico era la falta de conocimiento. Esto incluía al conocimiento técnico, al conocimiento acerca de las instituciones —cómo varias instituciones que respaldan al mercado funcionan, y al conocimiento local —lo que Hayek describía como “el conocimiento de las circunstancias particulares del tiempo y el lugar”. La solución a este problema se encontró en la competencia regional. Cuando las 32 provincias de China, sus 282 municipalidades, 2.862 condados, 19.522 pueblos y 14.667 aldeas se lanzaron a una competencia abierta en busca de inversión y buenas indeas para desarrollar la economía local, China se volvió un laboratorio gigantesco donde muchos y diversos experimentos económicos fueron ensayados de manera simultánea. El conocimiento de todo tipo fue creado, descubierto y difundido rápidamente. Mediante el crecimiento del conocimiento, la escala enorme de la industrialización china hizo posible su rápida velocidad.
Conclusión
Considerando nuestro relato de cómo China se volvió capitalista, ¿qué podemos decir acerca de la forma en que el capitalismo surgió en China? Una característica persistente de la transición hacia el mercado de China es la falta de liberalización política. Esto no es para sugerir que el sistema político chino se ha mantenido intacto durante los últimos 35 años. El Partido se ha distanciado así mismo de la ideología radical; ya no es comunista, excepto en nombre. En los últimos años, el Internet ha empoderado cada vez más a los chinos para que hagan escuchar su voz en cuestiones políticas. No obstante, China sigue siendo gobernada por un solo partido político.
Esta continuidad esconde un cambio fundamental en la realidad política de la China. Con la muerte de Deng Xiaoping, la política del “caudillo” llegó a su fin. Bajo Jiang Zemin y Hu Jintao, China ya no fue gobernada por un líder carismático. En este sentido, la política China hoy es cualitativamente distinta a aquella de la época de Mao o de Deng. Pero el gobierno chino no ha reconocido el hecho de este cambio político en la realidad; ha habido pocos esfuerzos para construir instituciones que preparen a China para una nueva realidad política.
La combinación de una veloz liberalización económica y una política que parece no cambiar ha conducido a muchos a describir la economía de mercado de China como una economía liderada por el Estado, como un capitalismo autoritario, lo cual mucha gente ha reconocido correctamente como frágil e insostenible. Cuándo y cómo China se adherirá a la democracia, y si el Partido sobrevivirá su democratización, son las principales preguntas realizadas acerca del futuro político de China. En nuestro libro, ofrecemos una perspectiva distinta. Provee un diagnóstico distinto del principal defecto en la economía de mercado de China: China ha desarrollado un mercado sólido de productos, pero todavía carece de un mercado libre de ideas.
El mercado de ideas apunta a una manera alternativa de pensar acerca del futuro político de China. Nuestro razonamiento está principalmente basado en las siguientes dos consideraciones. Primero, la competencia entre múltiples partidos no funciona a menos que sea cultivada y disciplinada por un mercado libre de ideas, sin el cual la democracia fácilmente puede ser secuestrada por grupos de interés y socavada por la tiranía de la mayoría. El desempeño de la democracia depende de manera crítica del mercado de ideas, así como la privatización depende del mercado de activos capitales. Segundo, la competencia entre múltiples partidos prácticamente no tiene precedente en la historia china. De hecho, la palabra china para “partido” (党) tiene una fuerte connotación negativa en el pensamiento político chino tradicional. “Formar un partido y perseguir el interés propio” (结党营私) ha sido consistentemente denunciado como algo que socava el ideal político, que es que “lo que está debajo del cielo es para todos” (天下为公). En cambio, el mercado de ideas tiene una raíz profunda y venerada en el pensamiento chino tradicional: “dejen que cien escuelas de pensamiento compitan” ha sido respetado como un ideal político desde los tiempos de Confucio. Es nuestra opinión que el mercado de ideas promete una estrategia más gradual y viable para reconstruir la política china sobre los principios de la tolerancia, la justicia y la humildad.
A lo largo de los últimos 35 años, China se ha abierto capitalismo no solo en el ámbito económico. La teoría de los sentimientos morales tiene más de una docena de traducciones chinas; el libro se ha ganado el corazón y la mente del Premier Wen Jiabao. El mensaje de Adam Smith atrae mucho a los chinos, no en poca medida debido a su palpable similitud con el pensamiento chino tradicional acerca de la economía y la sociedad. Un resultado sorprendente de la transición de China hacia el capitalismo es que China encontró una forma de volver a sus raíces culturales.
“Buscar la verdad en los hechos” es una enseñanza china tradicional, que Deng Xiaoping equivocadamente denominó “la esencia del Marxismo”. Pero muchos hechos están encubiertos en China porque un mercado libre de ideas todavía no existe. Somos optimistas, aunque de manera precavida, de que China puede que se adhiera a un mercado de ideas durante las próximas décadas, así como permitió un mercado de productos en el pasado reciente. Conforme nuestra economía moderna se vuelva más y más determinada por el conocimiento, las ganancias de un libre intercambio de ideas se volverán demasiado grandes; los costos de suprimirlo son demasiado altos.
La adopción de China tanto de su historia como de la globalización nos conduce a creer que el capitalismo chino, que recién inició su largo viaje, será distinto. Esto es deseable no solo para China, sino para Occidente y para todos los demás también. También es deseable para la economía de mercado a nivel mundial. Hoy, la biodiversidad es reconocida como algo vital para mantener nuestro ambiente natural. La diversidad institucional juega un papel similar cuando se trata de mantener a la sociedad humana resistente. El capitalismo será mucho más sólido si no es un monopolio de Occidente, pero florece en sociedades con distintas culturas, religiones, historias y sistemas políticos. Mientras que el comercio en el mercado global de productos hace que la guerra sea demasiado cara como para ser librada, un mercado global de ideas puede tolerar y prosperar sobre la colisión de ideas pero nos aleja de la colisión de civilizaciones.

Cómo China se volvió capitalista

Ronald Coase y Ning Wang dijeron de su libro How China Became Capitalist: "Siendo un relato de cómo China se volvió capitalista, nuestro libro se enfoca principalmente en las dos primeras décadas de reformas. Dentro de este periodo, nuestro relato está dividido en dos partes por un suceso divisorio, el Movimiento Estudiantil de 1989".
Ronald Coase (1910-2013) fue un Premio Nobel y Profesor Distinguido de la Escuela de Leyes de la Universida de Chicago.
Ning Wang profesor asistente en la Escuela de Política y Estudios Globales en Arizona State University.
Este ensayo fue publicado originalmente en inglés en la edición de Enero/Febrero de 2013 del Cato Policy Report. Está basado en el libro de los mismos autores How China Became Capitalist (Palgrave, 2013).
Nadie predijo que la “modernización socialista” que el gobierno chino post-Mao lanzó en 30 años resultaría ser lo que los académicos denominan hoy la gran transformación económica de China. Cómo las acciones de los campesinos, trabajadores, académicos, y legisladores chinos se combinaron y derivaron en esta consecuencia no intencionada es la historia que intentamos contar. Hoy, no necesitamos presentar datos estadísticos para convencerlo del auge de la economía china, aún cuando China todavía se enfrenta a retos enormes. Muchos chinos todavía son pobres, muchos menos chinos tienen acceso a agua pura que a los teléfonos celulares, y todavía se enfrentan a muchos obstáculos cuando se trata de proteger sus derechos y ejercer su libertad. No obstante, China ha sido transformado desde adentro a lo largo de los últimos 35 años. Esta transformación es la principal historia de nuestra época. La lucha de China, en otras palabras, es la lucha del mundo.


Wednesday, August 17, 2016

CRECE EL TEMOR A QUE CHINA PUEDA DESENCADENAR UN NUEVO COLAPSO DE LA ECONOMÍA MUNDIAL

Una de las mayores economías del mundo puede desencadenar una nueva crisis global y ya está creando “una situación muy complicada” que necesita “medidas urgentes”. Descubra de qué país se trata.


Esta semana el Fondo Monetario Internacional ha anunciado que la economía global se encuentra en “una situación muy complicada” y los líderes mundiales “deben tomar medidas urgentes”. Entre los problemas clave el director general adjunto del FMI, David Lipton, destacó la caída de la demanda y la desaceleración del PIB planetario, así como el peligro asociado con un aumento de la volatilidad de las materias primas y los mercados financieros.
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El jefe del fondo de inversión RIT Capital Partners Jacob Rothschild coincidió con Lipton y advirtió de los peligros que acechan a la economía mundial a sus clientes en una carta. “La lista de problemas que enfrentan los inversores da miedo. La escala de la desaceleración de la economía china no está clara. El desarrollo de las economías de la UE y de EE.UU. es decepcionante. La situación en Grecia es desalentadora, y además el país se enfrenta a un flujo de refugiados sin precedentes”, recuerda.



La posición clave de este escenario pesimista la ocupa China, sostiene el periodista Marat Seleznev en un artículo para el portal Lenta.ru.
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En febrero el volumen de las exportaciones de China se redujo en un 25,4% en comparación con el mismo mes del año anterior. Al mismo tiempo, las importaciones cayeron un 13,8%. En 2015 el país terminó con un crecimiento del PIB del 6,9%: un fracaso para las cifras registradas en los últimos años. El PIB no crecía a un ritmo tan bajo desde hacía 25 años, reza el artículo.
Asimismo, la reacción de los mercados mundiales a las fluctuaciones del principal índice de China, el Índice Compuesto de Shanghái, es una prueba de la dependencia de la economía mundial de China. En enero el índice Dow Jones cayó más de 900 puntos, en lo que fue el comienzo más débil de un ejercicio para EE.UU. en los últimos 119 años. Esa caída fue precedida por una rápida disminución del Índice Compuesto de Shanghái. El 7 de enero el índice se hundió más de un 7% y las licitaciones en China fueron cerradas 30 minutos después de su apertura.
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En la actualidad China trata de cambiar su modelo económico. Según el plan de Pekín, el crecimiento del PIB debe garantizar el consumo, el desarrollo de servicios y las altas tecnologías en lugar de las inversiones en la producción. Este modelo solo acelerará la caída, según algunos expertos.
“Teniendo en cuenta que China es uno de los actores más grandes del mercado mundial, los problemas económicos del país tienen impacto en sus socios comerciales. […] Específicamente China, con todos sus problemas, puede ser el desencadenante de una nueva crisis mundial”, reza el artículo.
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Sin embargo, con todo, las palabras de Lipton sobre el colapso de la economía mundial constituyen una evaluación demasiado emocional, afirmó a Lenta.ru Serguéi Jestánov, economista de la casa de bolsa Otkrýtie. No obstante, Jestánov predice un estancamiento “caracterizado por dos procesos: la depresión económica (la desaceleración del crecimiento del