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Monday, October 17, 2016

Los siete hábitos de los libertarios altamente efectivos

Los siete hábitos de los libertarios altamente efectivos

Thursday, August 18, 2016

No, los latinos en EE.UU. no son más socialistas que los demás grupos

Es hora de poner a descansar la fábula de que los Latinos son "socialistas". Ellos están tan interesados en la libertad como muchos otros estadounidenses.

(Johnsonweld)
Gary Johnson, del Partido Libertario, tiene el doble de posibilidad de ser apoyado por latinos en EE.UU. que por el público general. (Johnsonweld)
EnglishPor Daniel Bier
Cuando escribo sobre inmigración de Latinoamérica, me veo inundado de comentarios reclamándome que, pase lo que pase, los latinos están en contra del movimiento libertario y son “socialistas”. Sin embargo, esto no es así: una nueva encuesta de Fox News Latino revela lo contrario. El candidato por el Partido Libertario para las elecciones presidenciales, Gary Johnson, tiene el doble de posibilidad de ser apoyado por latinos en Estados Unidos que por el público general: 16% contra 8%.



Lejos de ser socialistas, hay información que evidencia que, en promedio, los latinos sienten bastante empatía con las ideas libertarias. Esto no quiere decir, en lo absoluto, que los latinos son libertarios; pero sí significa que ellos están más abiertos al pensamiento libertario que cualquier otro.
Como muy bien mi colega, Emily Ekins, ha señalado, los libertarios son más diversos, en su raza y etnia, que lo que la mayoría de las personas creen. De hecho, en 2014 el Pew Research Center reveló que los latinos se sienten libertarios y entienden la “creencia de un Gobierno limitado”, tanto como todos los estadounidenses que se identifican con este movimiento: 11% en ambos casos.
En 2015 Ekins descubrió que, al promediar nueve encuestas de las empresas Reason-Rupe y Cato-YouGov, de los latinos, 14% se identificaba como libertarios; mientras que solo 13% de la población estadounidense lo hacía.
Dado el hecho de que está creciendo la tendencia de que los latinos se sientan menos identificados con los partidos tradicionales de Estados Unidos (Demócrata y Republicano), el respaldo de los latinos a Gary Johnson durante estas elecciones cobra completo sentido. Actualmente, ellos están atascados entre un partido dirigido por un presidente que ha deportado a más latinos que cualquier otro, y entre otro candidato que cree que esa cantidad de deportados no fue suficiente.
En contraste, Johnson ha sido el candidato que ha adoptado la postura más pro-inmigrante de estas elecciones; debido a que no solo está a favor de legalizar a los que ya se encuentran en Estados Unidos; sino que está dispuesto a abrir las fronteras con México para recibir a más inmigrantes.
Tanto Donald Trump como Hillary Clinton han planteado su oposición al libre comercio como un tema importante de sus campañas. En cambio, los latinos tienden a respaldar el libre comercio.
De acuerdo con una encuesta del Pew Center de marzo de este año, los latinos están 27 puntos por encima de los blancos americanos, en considerar que los tratados de libre comercio “son algo bueno para Estados Unidos” (72% de los latinos apoyan los tratados de libre comercio; mientras que solo 51% de los estadounidense lo hacen). Casi todos los latinos dijeron al Pew Center que los tratados de libre comercio “ayudaron a sus familias”.

Por otra parte, tanto Clinton como Trump plantean políticas exteriores intervencionistas. Y el año pasado Pew encontró que los latinos son, prácticamente, el único grupo étnico o racial cuya mayoría se opone a los “ataques con drones a grupos extremistas”. Así mismo, los latinos fueron quienes más se opusieron a la ocupación de Iraq en 2006, así como a volver invadir al país árabe en 2004. No queda dudad de que ellos se oponen al servicio militar obligatorio.
Además, los dos candidatos de los partidos tradicionales han defendido la idea de otorgarle más poder de vigilancia a la NSA. En contraste, en enero de 2014, la mayoría de los latinos se opuso a que “el Gobierno obtenga información de teléfonos e internet como parte de llevar a cabo esfuerzos en contra del terrorismo”. Igualmente, ellos se oponen a que el Gobierno de EE.UU. tenga una base de datos de musulmanes.

No son socialistas

Ciertamente, los latinos favorecen un “Gobierno más grande que les provea más servicios a menos precios” y que les garantice ciertas cosas; sin embargo, al preguntarles sobre ciertas políticas en específico, se revela que realmente no sienten mucho entusiasmo sobre los Estados inmensos.
Los latinos están divididos completamente con respecto a, por ejemplo, Obamacare. De acuerdo con el Pew Center 47% está a favor y 47% en contra. En 2016 la tendencia continúa: la encuestadora Kaiser demostró que solo 45% ve a la ley de salud positiva, mientras que 40% la ve negativa.
En cuanto a educación, son más los latinos, en comparación con los blancos, los que prefieren tener más opciones de escuelas, poder acceder a escuelas con menos regulaciones (charter), y ven positiva la opción de recibir un cupón escolar. En una encuesta de la Federación Americana por los Niños, se encontró que 78% de los latinos respaldan el hecho de poder elegir sus propias escuelas. En otra encuesta, de la Fundación Friedman, se demostró que los latinos están 10 puntos sobre los demás, en cuando al apoyo de esto se refiere.
Otras encuestas de Pew evidencian que los latinos son el grupo que más apoya el matrimonio homosexual, y desean que los gays y las lesbianas sean aceptados. Se oponen a sentencias obligatorias por droga, quieren que se legalice la marihuana; y están más a favor de que se trate médicamente a los adictos a las drogas, en vez de que sean imputados.
El punto no es demostrar que la mayoría de los latinos aceptan el pensamiento libertario; de hecho la mayoría de ellos está a favor de, por ejemplo, el aumento del salario mínimo y que se aplique un control más estricto a las armas. El punto es que los latinos no tienen puntos de vistas que difieren ampliamente de los de otros estadounidenses. De hecho, en varios temas, son más libertarios que otros electores, así que no sorprende que muchos latinos están pensando en votar por Gary Johnson en noviembre.
Es hora de poner a descansar la fábula de que los latinos son “socialistas”. Ellos están tan interesados en la libertad como muchos otros estadounidenses. Ese es el punto.

Este artículo fue publicado inicialmente por el Instituto Cato y en la Fundación por Educación Económica (FEE). Daniel Bier es editor de la FEE.org. Él escribe sobre ciencia, libertades civiles y libertad económica.

No, los latinos en EE.UU. no son más socialistas que los demás grupos

Es hora de poner a descansar la fábula de que los Latinos son "socialistas". Ellos están tan interesados en la libertad como muchos otros estadounidenses.

(Johnsonweld)
Gary Johnson, del Partido Libertario, tiene el doble de posibilidad de ser apoyado por latinos en EE.UU. que por el público general. (Johnsonweld)
EnglishPor Daniel Bier
Cuando escribo sobre inmigración de Latinoamérica, me veo inundado de comentarios reclamándome que, pase lo que pase, los latinos están en contra del movimiento libertario y son “socialistas”. Sin embargo, esto no es así: una nueva encuesta de Fox News Latino revela lo contrario. El candidato por el Partido Libertario para las elecciones presidenciales, Gary Johnson, tiene el doble de posibilidad de ser apoyado por latinos en Estados Unidos que por el público general: 16% contra 8%.


Monday, July 25, 2016

El imperativo moral del mercado

El imperativo moral del mercado

Saturday, July 9, 2016

Johnson a la Casa Blanca


Qué buenas noticias nos llegan últimamente desde los Estados Unidos. La convención del Partido Libertario de ese país, celebrada en Orlando, ha actuado con la madurez propia de una formación que, a sus cuarenta y cinco años de vida, es consciente de la gran oportunidad que le brindan las circunstancias de 2016. Esa madurez ha llevado a los libertarios estadounidenses a elegir un ticket sólido, con posibilidades reales de alzarse con la victoria en noviembre, acabar con el odioso bipartidismo y frustrar las expectativas de sus candidatos, Hillary Clinton y Donald Trump.
La primera representa el establishment puro y duro de una Norteamérica tan socialdemocratizada que Eleanor Roosevelt lloraría de emoción. Clinton es la candidata del conglomerado de industrias armamentísticas y de los cárteles regulatorios y subvencionados como el de la automoción. Es la candidata de lo que allí denominan crony capitalism, una perversa distorsión del capitalismo que lo transforma en una maraña de redes clientelares y prebendas plasmadas en la legislación.



Trump, por su parte, es un candidato errático, carente por completo de una línea argumental coherente. Ni sus contradicciones, ni su arcaico populismo xenófobo y proteccionista, ni sus citas a Mussolini ni su zafio espectáculo digno de Jesús Gil logran esconder una considerable indigencia intelectual. Se necesita algo más que deep pockets para sentarse en el Despacho Oval (desde que se fue Clinton Primero, ya no se le llama Despacho Oral). De hecho, la inmensa fortuna que se está gastando parece una maniobra calculada desde el principio para anular económicamente a cualquier otro republicano que hubiera podido tener opciones en las urnas y, por lo tanto, para favorecer a Hillary, con quien le unen estrechos lazos personales ampliamente divulgados. Ya le pagará ella el favor cuando vueva a dormir en el 1600 de la avenida Pennsylvania. Trump es el espantapájaros de los demócratas para que sus huestes traguen y voten a Hillary, como Podemos lo es para asustar a los ex votantes del PP y hacerles votar a Mariano con la nariz tapada.
El ticket Johnson-Weld es capaz de arrebatar votos tanto a los demócratas (por las libertades personales) como a los republicanos (por las económicas)
Frente a ellos dos, el tándem propuesto por los libertarios es una opción seria, rigurosa, capaz de arrebatar votos tanto a los demócratas (por el lado de las libertades personales) como a los republicanos (por el lado de las económicas). Los candidatos a presidente y vicepresidente son dos ex gobernadores, ambos reelegidos en sus estados y reconocidos por su gestión. Gary Johnson representa el Sur del país y las zonas rurales, y gobernó Nuevo México. Su vicepresidenciable, Bill Weld, conecta con la Costa Este más urbana y estuvo al frente de Massachusetts. Ambos son percibidos como los garantes del retorno a la constitución y a los planes originales de los founding fathers para un país libre con un gobierno estrictamente limitado. Esa esencia es la que han pisoteado los demócratas y los republicanos al unísono, y el juguete ya está desvencijado de tanto abusar de él.
Las primarias libertarias han sido tan reñidas como las de los grandes partidos, y por el camino han quedado opciones que sin duda tendrán un papel relevante en el futuro, como Austin Petersen. Pero ahora hay una ventana de oportunidad, una alineación planetaria que no puede desaprovecharse, y el Partido Libertario ha sabido estar a la altura y ofrecer a la sociedad estadounidense un dúo presidencial con experiencia de gobierno y con la capacidad de conectar con ella. Justo lo que dinosaurios como Trump y Clinton son cada día menos capaces de hacer.
Frente a los lobbies de Detroit o Hollywood, Johnson tiene detrás con creciente entusiasmo a todo Silicon Valley. A las empresas nuevas y dinámicas frente a las que viven de cabildear en Washington. Y a los jóvenes, a millones de jóvenes que un día apoyaron a Ron Paul y ahora empiezan a comprender que el futuro de la política estadounidense no pasa por reflotar los viejos partidos sino por oponerles uno diferente. Johnson se ha convertido rápidamente en la esperanza de todos aquellos a quienes repugna la política convencional y quieren desmontar el noventa por ciento de su entramado para recuperar la libertad personal y económica. Pero es también una esperanza para el resto del planeta: la de una Norteamérica cuya política exterior no se escriba al dictado de las empresas de defensa, y recupere con su propio ejemplo el liderazgo perdido de la causa de la libertad. Y la de un cambio de paradigma político que desde el país más poderoso se extienda como un tsunami a todos los demás enviando el estatismo al desván de los trastos viejos y devolviendo al individuo su protagonismo en un marco social y económico espontáneo y desintervenido. Desde que el partido de Johnson se fundó en 1971, ya han surgido cerca de cuarenta partidos libertarios en todo el mundo, desde Rusia a Latinoamérica y desde Europa a Nueva Zelanda, y compartimos un programa que a grandes rasgos es el mismo y una nueva organización, la Alianza Internacional de Partidos Libertarios, cuyo presidente es del partido estadounidense y su vicepresidente es el secretario general del español, Daniel Martínez.
Mientras Europa opone a la socialdemocracia moribunda los temibles totalitarismos de siempre, América señala una vez más el camino y ofrece la alternativa libertaria
En Estados Unidos, los medios de comunicación han mostrado un interés sin precedentes por la convención libertaria, y los que tienen una línea editorial afín están repaldando a Johnson. Los grandes institutos de pensamiento que durante décadas denostaron la vía política o se conformaban siempre con el “mal menor” republicano de turno, están hoy entregados, volcados en el apoyo a Johnson, que ya va por el 18% en las encuestas. Pero, lejos de caer en sentimientos de sana envidia, creo que lo destacable es que al otro lado del Atlántico se está formando una tormenta perfecta para la política libertaria, y que, pase lo que pase en noviembre, el movimiento ya es imparable. Mientras Europa yerra oponiendo a la socialdemocracia transpartita, ya moribunda, los casposos y temibles totalitarismos de siempre, América señala una vez más el camino y ofrece una alternativa diferente, la libertaria. Y eso llegará aquí. Y aquí estamos esperándola muchos, preparados para abrirle camino.

Johnson a la Casa Blanca


Qué buenas noticias nos llegan últimamente desde los Estados Unidos. La convención del Partido Libertario de ese país, celebrada en Orlando, ha actuado con la madurez propia de una formación que, a sus cuarenta y cinco años de vida, es consciente de la gran oportunidad que le brindan las circunstancias de 2016. Esa madurez ha llevado a los libertarios estadounidenses a elegir un ticket sólido, con posibilidades reales de alzarse con la victoria en noviembre, acabar con el odioso bipartidismo y frustrar las expectativas de sus candidatos, Hillary Clinton y Donald Trump.
La primera representa el establishment puro y duro de una Norteamérica tan socialdemocratizada que Eleanor Roosevelt lloraría de emoción. Clinton es la candidata del conglomerado de industrias armamentísticas y de los cárteles regulatorios y subvencionados como el de la automoción. Es la candidata de lo que allí denominan crony capitalism, una perversa distorsión del capitalismo que lo transforma en una maraña de redes clientelares y prebendas plasmadas en la legislación.


Wednesday, June 22, 2016

Doug Casey, para pensar

Doug Casey, para pensar

Por Alberto Benegas Lynch (h)
Se trata de una persona muy consistente con sus principios cuyo eje central radica en el valor de la libertad, esto es concebir la sociedad como interacciones voluntarias en las que prima el respeto recíproco donde solo justifica el uso de la fuerza cuando es de carácter defensivo. En este contexto, cada uno puede hacer de su vida lo que le plazca siempre y cuando no lesione derechos de terceros.
Doug Casey es de hablar pausado y bien articulado con contenidos muy sustanciales y bien fundamentados. Es un inversionista de dotes excepcionales. Se autodefine como un “especulador internacional”, lo cual subraya un concepto básico pero poco comprendido. Todos los seres humanos somos especuladores. Todos apuntamos a pasar de una situación menos favorable a juicio de sujeto actuante a una que estimamos nos proporcionará mayor satisfacción. El acto puede ser ruin o sublime pero siempre está presente la especulación. Hablar de especulador es equivalente a aludir a la acción humana. Algunos aciertan en sus conjeturas, otros se equivocan pero todos especulan. La madre especula con que su hijo se encuentre bien, el asaltante a un banco especula con que le saldrá bien el atraco y así sucesivamente.


Como señala Casey, de lo anterior se deriva que todos actuamos en nuestro interés personal. En rigor no hay tal cosa como acciones desinteresadas, lo cual, por otra parte, pone en evidencia que si un acto no está en interés de quien lo lleva a cabo simplemente no se ejecutará.
Doug Casey es autor de numerosos libros, algunos de los cuales han  estado en la lista de best-sellers del New York Times, ha dirigido consultoras de reconocido prestigio, ha pronunciado conferencias en diversas instituciones estadounidenses y del exterior, publicado valiosos newsletters de gran tirada con lectores de todas partes del mundo, ha sido invitado a diversos programas televisivos y ha producido documentales como la célebre Meltdown America. Sin perjuicio de la administración de sus inversiones personales, ahora está trabajando en la escritura de una saga de novelas de gran calado.
En esta nota periodística centro la atención en algunos pocos aspectos de su último libro titulado Totally Incorrect que consiste en preguntas y reflexiones que le formula Louis James al autor y que, a su turno, éste se explaya en sus consideraciones.
Resumo mi lectura del referido libro en cinco temas. En primer lugar la preocupación y alarma de Casey por lo que viene sucediendo en Estados Unidos. La deuda pública colosal, el nivel astronómico del gasto del gobierno central, las absurdas y asfixiantes regulaciones, los inmorales “bailouts” a empresarios incompetentes e irresponsables, la manía por involucrarse en guerras permanentes, la liquidación de las libertades individuales y el consiguiente abandono del debido proceso con la excusa del terrorismo, la inaudita y contraproducente lucha contra las drogas que todo lo corrompe a su paso, la pésima política respecto al medio ambiente que destroza la propiedad privada en nombre de la defensa de la propiedad del planeta, lo dañino de la Reserva Federal y la banca central en general y el inaceptable espionaje a los ciudadanos del país y del extranjero por parte del gobierno, que en todo se contraponen a los consejos originales de los Padres Fundadores.
El segundo punto que rescato de la obra es el referido a la educación. Casey señala con énfasis la imperiosa necesidad de eliminar la politización a través de ministerios y secretarías que deciden pautas, textos y estructuras curriculares. Sugiere abrir a la competencia todos los centros educativos y pondera los procedimientos del homeschooling y muestra que la genuina educación consiste en profesores que estimulen el pensamiento independiente e incentiven que se desarrolle las potencialidades de cada estudiante, al contrario de lo que se considera habitualmente en el sentido -como consigna el autor- que los estudiantes “piensan que alguien le dará educación cuando en realidad la educación es algo que cada uno debe darse a si mismo”. En este contexto es como dice en el libro Louis James, el asunto medular de este momento estriba en que en el llamado mundo libre hay demasiada “polución intelectual”.
En tercer lugar, se refiere extensamente a la idea de caridad. Aclara antes que nada que se trata de un acto realizado con recursos propios y de modo voluntario, al contrario de lo que se piensa de modo generalizado en cuanto a que el aparato estatal “es solidario” cuando arranca recursos de los vecinos para entregarlos a otros, lo cual no solo es la antítesis de un acto de caridad o beneficencia sino que se trata de un asalto. Luego sostiene que, por un lado, es partidario de  la caridad individual más bien referida a “enseñar a pescar en lugar de regalar un pescado” y, por otro, desconfía de la institucionalización de asociaciones de caridad ya que se suelen convertir en burocracias que en parte tuercen sus objetivos hacia los salarios de secretarias y demás funcionarios.
Pero tal vez lo más importante que destaca Casey en este campo es el complejo de culpa de empresarios y la presión social para que entreguen parte de sus ganancias en obras caritativas para “devolver algo de lo que han  quitado”. Esta línea argumental me recuerda el magnífico ensayo tan bien documentado de Milton Friedman en The New York Times Magazine titulado “The Social Responsability of Buisness is to Increase Profits”. Esto es así debido a que en un mercado abierto y competitivo los empresarios están forzados a atender las demandas de su prójimo al efecto de obtener beneficios. Si el empresario da en la tecla con las necesidades de los demás obtiene ganancias y si yerra incurre en quebrantos. El cuadro de resultados muestra el camino para que los siempre escasos factores de producción estén en las mejores manos a criterio de los consumidores. Desde luego que esto se extiende a todas las inversiones en las que el empresario al sacar partida de lo que estima son costos subvaluados en términos de los precios finales, es decir a través del arbitraje, ubica recursos en las áreas que conjetura serán más demandadas.
De más está decir que esto no ocurre con los empresarios prebendarios cuyos patrimonios no provienen del plebiscito diario en los diferentes mercados presentes o futuros, sino que provienen del privilegio y de los mercados cautivos, con lo que se convierten en explotadores de la gente.
Otro aspecto del libro de marras es su muy ajustada definición de fascismo en contraste con el comunismo, donde ambas tradiciones de pensamiento coinciden en la necesidad de demoler la sociedad abierta a través del estrangulamiento de la propiedad privada. El fascismo permite el registro de la propiedad a nombre de particulares pero usa y dispone el aparato estatal, mientras que en el comunismo directamente usa y dispone el gobierno. Señala que en la gran mayoría de los países el fascismo se aplica de modo  generalizado en prácticamente todos los campos. Razonamientos que me recuerdan a las cuidadosas elaboraciones de  Jean-François Revel  en su obra La gran mascarada en la que se detiene a considerar el estrechísimo parentesco ente el nacional-socialismo y el  comunismo.
Por último en esta reseña parcial y muy telegráfica,  termino con un pensamiento del autor sobre los musulmanes: “[…] hay toda la razón para creer que cualquier grupo perteneciente al mundo islámico intentará defenderse de las Cruzadas medievales enmascaradas como estadounidenses modernos. Retribuirán la lucha no con aviones, misiles y tanques sino con armas que pueden solventar […] Algunos, especialmente en círculos de la Seguridad Nacional, se preguntan discretamente que se debe hacer con la amenaza musulmana. Mi respuesta es absolutamente nada. No veo a los musulmanes como una amenaza diferente de los cristianos, los judíos, los budistas o cualquier otro grupo religoso.  Los que conozco son tan agradables y decentes como cualquier otra persona. Una vez que uno busca una respuesta para el ´tema musulmán´ se está buscando problemas del peor tipo, tal como hicieron los alemanes cuando trataron de responder a ´la amenaza judía´. Desafortunadamente esta es la dirección que se está moviendo Estados Unidos. No dudo que antes que termine esta década, aquellos de nosotros que tenemos amigos musulmanes seremos observados como terroristas potenciales por la razón apuntada”.
Por mi parte agrego que no debe asimilarse un criminal con una denominación religiosa, del mismo modo que no hubiera sido pertinente aludir al “terrorismo cristiano” en épocas de la Inquisición ya que las hogueras eran encendidas por asesinos seriales disfrazados de religiosos. Muchos fundamentalistas desean aquella confusión porque las llamaradas del fanatismo pseudoreligioso siempre aniquilan, amputan y matan en nombre de Dios, la bondad y la misericordia.
Espero que a raíz de estos breves comentarios sobre uno de los libros de Doug Casey, haya quienes se interesen en traducir al castellano y publicar el libro referido para beneficio de los lectores del mundo hispanoparlante. Se trata de un hombre íntegro que dice lo que piensa sin rodeos ni subterfugios y, por tanto, no le teme a ser “políticamente incorrecto”.

Doug Casey, para pensar

Doug Casey, para pensar

Por Alberto Benegas Lynch (h)
Se trata de una persona muy consistente con sus principios cuyo eje central radica en el valor de la libertad, esto es concebir la sociedad como interacciones voluntarias en las que prima el respeto recíproco donde solo justifica el uso de la fuerza cuando es de carácter defensivo. En este contexto, cada uno puede hacer de su vida lo que le plazca siempre y cuando no lesione derechos de terceros.
Doug Casey es de hablar pausado y bien articulado con contenidos muy sustanciales y bien fundamentados. Es un inversionista de dotes excepcionales. Se autodefine como un “especulador internacional”, lo cual subraya un concepto básico pero poco comprendido. Todos los seres humanos somos especuladores. Todos apuntamos a pasar de una situación menos favorable a juicio de sujeto actuante a una que estimamos nos proporcionará mayor satisfacción. El acto puede ser ruin o sublime pero siempre está presente la especulación. Hablar de especulador es equivalente a aludir a la acción humana. Algunos aciertan en sus conjeturas, otros se equivocan pero todos especulan. La madre especula con que su hijo se encuentre bien, el asaltante a un banco especula con que le saldrá bien el atraco y así sucesivamente.

Tuesday, June 21, 2016

Impacto Latino


Por Armando Bermúdez

NEW HAMPSHIRE se ha convertido en ejemplo a seguir por los abolicionistas de los impuestos y del estado promovidas desde Washington.
NEW HAMPSHIRE se ha convertido en ejemplo a seguir por los abolicionistas de los impuestos y del estado promovidas desde Washington.

ESPEJISMO EN NH (I)
¿Son las primarias 2016 de New Hampshire un buen termómetro para medir la tendencia del electorado nacional? Desde los años 50’s el estado de New Hampshire, junto a Iowa, ha estado en primer plano cuando empezaban las primarias de la carrera presidencial en los Estados Unidos. Pero sobre todo en los últimos años por sus leyes estatales que limitan los impuestos, New Hampshire se ha convertido en ejemplo a seguir por los abolicionistas de dichas sobrecargas que se quejan de las políticas de Washington, haciendo de sus leyes sustento de este ideario libertario y del anti “mainstream” estadounidense, distinto al grueso de los demás estados de la Union. Cuando un político que simboliza las leyes y el poder del “establishment” de Washington se presenta allí tiene doblemente que remar contra la corriente para poder salir con éxito, y Barack Obama ganó en New Hampshire representando “el cambio”. En la reciente elección, Bernie Sanders y Donald Trump representaron allí ese ideario, encima de otros candidatos. New Hampshire destaca sobre otros estados porque no cobra impuestos a los salarios que los trabajadores declaran en la W-2, que sí son norma en el resto de los Estados Unidos. En New Hampshire solo se “taxa” el impuesto a la propiedad (bajo control municipal), pero no obliga a nadie a pagar impuestos sobre las ventas o ingresos. En dicho “paraíso” fiscal solo hay impuestos muy condescendientes sobre comidas, alojamiento, vehículos, negocios e ingresos por inversiones, y los peajes (tolls) en las carreteras estatales.




UN ‘EXPERIMENTO’ socio-político llamado “Free State Project” o Proyecto de Estado Libre fundado en el 2001 mudó a 20.000 personas a New Hampshire.
UN ‘EXPERIMENTO’ socio-político llamado “Free State Project” o Proyecto de Estado Libre fundado en el 2001 mudó a 20.000 personas a New Hampshire.

ESPEJISMO EN NH (II)
Es decir, New Hampshire está en otra “nota”, más aun desde el 2001 cuando se inició un “experimento” socio-político llamado “Free State Project” o Proyecto de Estado Libre fundado en el 2001 por el estudiante de la universidad de Yale Jason Sorens para atraer, o sea mudarse a 20.000 personas con puntos de vista de tendencia libertaria con la intención de reducir el tamaño y alcance del gobierno en los niveles locales, estatales y federales a través de la participación activa en el proceso político. Eso no solo lo dice Wikipedia (chequear online, plis). En las primaras que hubo el martes en New Hampshire 44, 1% (389,472) de 882,959 de votantes registrados, se declaró SIN afiliación a un partido político, 262.111 (29,7%) dijeron ser republicanos, y 231.376 (26,2%) se autodenominaron demócratas. O sea, New Hampshire es el primer estado donde los no afiliados son mayoría organizada. ¿Puede haber contribuido el llamado “Free State Project” o Proyecto de Estado Libre en el voto de la reciente elección? A mí me parece raro que solo un “estudiante” haya logrado esto, pero ha sucedido. El 3 de febrero de 2016, la semana pasada, ese proyecto alcanzó su objetivo de 20.000 firmantes, o sea 20 mil personas se mudaron ex profesa y conscientemente allí para ejercer este punto de vista. ¿Por quienes votaron esos 20 mil conservadores-libertarios y anti sistema estadounidense? Lo más probable por Bernie Sanders y/o Donald Trump. Ese es el real antecedente de esta primaria que ha terminado el martes 9 de febrero con el triunfo de Sanders y Trump, un espejismo que difícilmente se repita en los estados grandes donde no existe el experimento “Free State Project”.

JOHN KASICH sorprendió con su votación en las primarias republicanas de New Hampshire: quedó segundo y sigue en la contienda.
JOHN KASICH sorprendió con su votación en las primarias republicanas de New Hampshire: quedó segundo y sigue en la contienda.

NEW HAMPSHIRE (R)
Donald Trump dejó de ser “perdedor” en New Hampshire, y ganó por 34 por ciento a John Kasich que obtuvo 16 por ciento, Ted Cruz 12 por ciento, Jeb Bush 11 por ciento, Marco Rubio 10 por ciento, Chris Christie 8 por ciento. Más abajo apareció Carly Fiorina con 4 por ciento y Ben Carson con 2 por ciento. En el Partido Republicano es una incógnita aun qué pasará con los votos “super delegados” que totalizan 210. El estratega republicano y funcionario de la era George Bush, Karl Rove, escribió el año pasado: “Las reglas del Partido Republicano permiten a los ‘superdelegados’, en más de la mitad de los Estados ejercer la opción de hacer su presidente, ‘committeewoman’ nacional y delegados automáticos ‘committeeman’ nacionales”. Rove indicó, asimismo, que “estos delegados, 210 en total, podrían ser la fuerza más fluida en la convención si ningún candidato ha obtenido la victoria”. Rove se refirió a los miembros del Comité Nacional Republicano, órgano de gobierno del partido. Cada estado cuenta con un miembro del comité y un “committeewoman”, además de todas las sillas estatales del partido. En la reciente primaria de New Hampshire, según una encuesta de la agencia Prensa Asociada, el 50 por ciento de los votantes republicanos dijeron estar disgustados con su partido, mientras que dos de cada diez demócratas dijeron lo mismo de su organización.

HILLARY CLINTON perdió en New Hampshire pero aumentó sus delegados para la convención demócrata : 394 a 42 de Bernie Sanders.
HILLARY CLINTON perdió en New Hampshire pero aumentó sus delegados para la convención demócrata : 394 a 42 de Bernie Sanders.

NEW HAMPSHIRE (D)
El triunfo de Bernie Sanders sobre Hillary Clinton ha sido claro en New Hampshire: 59 por ciento a 39 por ciento. Pero tras bambalinas, los súper delegados siguen sumando e inclinando su balanza por Hillary Clinton quien ha obtenido hasta ahora -luego de su “derrota” en New Hampshire- el respaldo de 392 votantes decisivos en la convención demócrata que proclamará a su candidato contra 42 de Bernie Sanders. Ojo, el real ganador necesita 2,382 (de 4,763) votos de los delegados para proclamarse candidato oficial para las justas de noviembre. En esa carrera para conseguir su nominación, “El Viejito” Sanders, como muchos cariñosamente le dicen, está usando mayormente las redes sociales -donde los jóvenes son más activos- siguiendo el camino que instauró Barack Obama. Sus planteamientos (ver nota aparte en esta edición), giran en torno a la universalización de la atención medica donde la mayoría pagaría simbólicamente por su atención regular o de emergencia, a la gratuidad de la enseñanza universitaria. Además de tópicos frontales contra Wall Street y en favor del aumento del salario mínimo federal a $15 para todos los trabajadores. Hillary Clinton, la que más se parece a Obama en sus políticas centrales, ha continuado su campana por la reforma de Salud, reforma de inmigración y control de armas. En este último punto, a diferencia de Sanders que viene de Vermont donde las armas proliferan sin férreo control- previamente como senadora, ella ha trabajado para instituir un mayor control en los antecedentes de los potenciales compradores de armas. Asimismo, es partidaria de sancionar a los fabricantes de armas y concesionarios “responsables por su negligencia en casos de violencia por uso de sus armas”. A su juicio, estas medidas son fundamentales para mantener la calidad de vida de los estadounidenses y erradicar la violencia de los vecindarios, por lo que igualmente cree necesario extender y establecer la prohibición de armas de asalto. Sanders está animando las primarias demócratas y, poniendo en anecdóticos aprietos a la favorita Hillary Clinton, que ha cometido errores como querer parecer “progresista” para quitarle votos a su contrincante, cuestión que no necesitaba y la ha complicado.

Impacto Latino


Por Armando Bermúdez

NEW HAMPSHIRE se ha convertido en ejemplo a seguir por los abolicionistas de los impuestos y del estado promovidas desde Washington.
NEW HAMPSHIRE se ha convertido en ejemplo a seguir por los abolicionistas de los impuestos y del estado promovidas desde Washington.

ESPEJISMO EN NH (I)
¿Son las primarias 2016 de New Hampshire un buen termómetro para medir la tendencia del electorado nacional? Desde los años 50’s el estado de New Hampshire, junto a Iowa, ha estado en primer plano cuando empezaban las primarias de la carrera presidencial en los Estados Unidos. Pero sobre todo en los últimos años por sus leyes estatales que limitan los impuestos, New Hampshire se ha convertido en ejemplo a seguir por los abolicionistas de dichas sobrecargas que se quejan de las políticas de Washington, haciendo de sus leyes sustento de este ideario libertario y del anti “mainstream” estadounidense, distinto al grueso de los demás estados de la Union. Cuando un político que simboliza las leyes y el poder del “establishment” de Washington se presenta allí tiene doblemente que remar contra la corriente para poder salir con éxito, y Barack Obama ganó en New Hampshire representando “el cambio”. En la reciente elección, Bernie Sanders y Donald Trump representaron allí ese ideario, encima de otros candidatos. New Hampshire destaca sobre otros estados porque no cobra impuestos a los salarios que los trabajadores declaran en la W-2, que sí son norma en el resto de los Estados Unidos. En New Hampshire solo se “taxa” el impuesto a la propiedad (bajo control municipal), pero no obliga a nadie a pagar impuestos sobre las ventas o ingresos. En dicho “paraíso” fiscal solo hay impuestos muy condescendientes sobre comidas, alojamiento, vehículos, negocios e ingresos por inversiones, y los peajes (tolls) en las carreteras estatales.


Friday, June 17, 2016

Tesis sobre la grandeza de Borges

Tesis sobre la grandeza de Borges

Por Enrique Fernández García
Hay hombres célebres; los hay que merecen serlo.
Gotthold Ephraim Lessing
El talento no es suficiente para garantizar que un escritor sea valorado entre sus contemporáneos ni, menos todavía, recordado por las generaciones futuras. Son cuantiosos los autores que, pese a sus magistrales aptitudes, carecieron de todo prestigio. A veces, el reconocimiento llega tras el deceso, luego de que quien se esforzó por construir obras perdurables ya no percibe sus secuelas. Puede ocurrir también, como con Friedrich Nietzsche, que la fama arribe casi al final, quedando privada de sus placeres, por lo cual origine desprecio. Sin embargo, hallamos asimismo individuos que fueron estimados en su real dimensión, motivando concordias al respecto. Su genio habría sido resaltado con acierto. Pero no basta con repetir este juicio, salvo para los esnobistas e impostores; se hace necesario que intentemos la explicación de su grandeza. Ello es válido hasta cuando se trata de un gigante como Jorge Luis Borges, muerto hace tres décadas.


Si bien la realidad argentina no le resultó indiferente para sus composiciones, pues, por ejemplo, la figura del gaucho fue considerada en diversas páginas, Borges ha sido un autor al que, con justicia, se debe calificar de universal. Éste es un primer alegato en su favor. Es cierto que su aprecio por la literatura occidental, encontrándose también aquí la filosofía, tiene gran valor al momento de identificar sus predilecciones; empero, Oriente no le generó tedio. Sucede que no sólo existen líneas que dedica a Dante, Cervantes o Shakespeare, sino igualmente a Las mil y una noches, evidenciando su desinterés por las restricciones geográficas. Esta particularidad, que no se nota en varios de sus colegas, incluyendo a escritores del “boom” latinoamericano, sumada a los temas escogidos para ser narrados, reflexionados o expresados líricamente, deja ver una huella que, con originalidad, ha marcado el mundo de las letras.
Son distintos los campos del saber que se han alimentado de sus creaciones. La literatura de naturaleza reflexiva, ésa que se resiste a las trivialidades, ha tenido a nuestro autor como fuente capital. Acentúo que, desde la década del sesenta, siglo XX, los libros que estudian su producción o, como pasa con Foucault en Las palabras y las cosas, parten de sus textos para plantear una teoría independiente, pueden contarse por montones. Esto se explica por la riqueza de aspectos que son tocados en sus ensayos, cuentos y poemas. Por cierto, Mario Vargas Llosa acertó al apuntar que, para Borges, no había tramas, sino argumentos. Por supuesto, más allá del placer de leer su español, el más económico y atildado del cual tengamos noticia, las meditaciones que produce son inagotables, sea en la filosofía o los dominios de lo artístico.
Borges sostuvo que, ante todo, era un lector agradecido. Si uno revisa su obra, queda la certeza de que fue un genuino bibliófilo. Es verdad que, desde niño, estuvo rodeado de libros, incitado a ejecutar esos menesteres, mas nadie lo obligaba a sentir enormes dichas al hacerlo. Su gozo se advierte, entre otras cosas, cuando dedica poemas a literatos, aún pensadores como Spinoza, que despertaron o ampliaron -si esto era posible- su devoción por la literatura. Él dijo que “vida y muerte” habían faltado a su vida; sin duda, las bibliotecas lo compensaron muy bien. Con seguridad, su distinguida escritura habría sido inconcebible sin la pasión estimulada por los autores a quienes admiró. Haberse destacado como escritor es la mejor muestra de gratitud intelectual que pudo hacer.

Tesis sobre la grandeza de Borges

Tesis sobre la grandeza de Borges

Por Enrique Fernández García
Hay hombres célebres; los hay que merecen serlo.
Gotthold Ephraim Lessing
El talento no es suficiente para garantizar que un escritor sea valorado entre sus contemporáneos ni, menos todavía, recordado por las generaciones futuras. Son cuantiosos los autores que, pese a sus magistrales aptitudes, carecieron de todo prestigio. A veces, el reconocimiento llega tras el deceso, luego de que quien se esforzó por construir obras perdurables ya no percibe sus secuelas. Puede ocurrir también, como con Friedrich Nietzsche, que la fama arribe casi al final, quedando privada de sus placeres, por lo cual origine desprecio. Sin embargo, hallamos asimismo individuos que fueron estimados en su real dimensión, motivando concordias al respecto. Su genio habría sido resaltado con acierto. Pero no basta con repetir este juicio, salvo para los esnobistas e impostores; se hace necesario que intentemos la explicación de su grandeza. Ello es válido hasta cuando se trata de un gigante como Jorge Luis Borges, muerto hace tres décadas.

Wednesday, June 15, 2016

Libertarios

libertarios reagan 
Para dejar constancia de ello, repetiré lo que ya he dicho muchas veces antes: no me uno a ninguno de ellos ni apruebo ningún grupo o movimiento político. Más concretamente, desapruebo, no estoy de acuerdo, y no tengo ninguna conexión con la última aberración de algunos conservadores, los llamados “hippies de la derecha”, que tratan de seducir a los más jóvenes o más descuidados de mis lectores, alegando ser a la vez seguidores de mi filosofía y defensores del anarquismo. Quien ofrezca esa combinación está confesando su incapacidad para entender ambas ideas. El anarquismo es la noción más irracional y anti-intelectual jamás fraguada por algunos marginales – limitados por lo concreto, ignorantes del contexto, adoradores de caprichos – del movimiento colectivista, que es donde esa noción realmente pertenece.
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Sobre todo, no os unáis a grupos o movimientos ideológicos equivocados, simplemente con el fin de “hacer algo”. Por “ideológicos” (en este contexto), me refiero a grupos o movimientos que proclaman objetivos políticos vagamente generalizados, indefinidos (y, por lo general, contradictorios). (Por ejemplo, el Partido Conservador, que subordina la razón a la fe, y sustituye capitalismo por teocracia; o los hippies “libertarios”, que subordinan la razón a sus caprichos, y sustituyen capitalismo por anarquismo.) Unirse a tales grupos significa invertir la jerarquía filosófica y traicionar tus principios fundamentales para poder conseguir algún tipo de acción política superficial que está destinada al fracaso. Significa que estás ayudando a derrotar tus ideas y a darles la victoria a tus enemigos. (Para un análisis de las razones, ver “La anatomía del compromiso” en mi libro Capitalismo: El Ideal Desconocido.)
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Los “libertarios”. . . plagian el principio de Ayn Rand de que ningún hombre puede iniciar el uso de la fuerza física, y lo tratan como un absoluto revelado y fuera de contexto. . .
En la batalla filosófica por una sociedad libre, la conexión crucial que hay que defender es la que existe entre capitalismo y razón. Los conservadores religiosos quieren conectar capitalismo con misticismo; los “libertarios” conectan capitalismo con un subjetivismo adorador de caprichos, y con el caos de la anarquía. Cooperar con cualquiera de esos grupos es traicionar al capitalismo, a la razón, y al futuro de uno mismo.
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En la década de 1930, los “liberales” tenían un programa de amplias reformas sociales y un espíritu de cruzada; abogaban por una sociedad planificada, hablaban en términos de principios abstractos, y proponían  teorías de una naturaleza predominantemente socialista. En su mayoría, eran especialmente sensibles a la acusación de que querían ampliar el poder del gobierno, y casi todos ellos aseguraban a sus opositores que el poder del gobierno era sólo un medio temporal para un fin: un fin “noble”, liberar al individuo de su servidumbre a las necesidades materiales.
Hoy en el campo “liberal” nadie habla más de una sociedad planificada; todas esas cosas – programas de largo plazo, teorías, principios, abstracciones y “fines nobles” – ya han pasado de moda. Los “liberales” modernos se ríen de cualquier preocupación política con asuntos de envergadura, como la sociedad como un todo o la economía en su conjunto; ahora, su preocupación es con proyectos y demandas puntuales, limitados a lo concreto, inmediatos, sin importarles el costo, el contexto o las consecuencias. “Pragmáticos” – no “idealistas” – es su adjetivo favorito cuando se les pide que justifiquen su “posición”, como ellos la llaman, no su “postura”. Son militantes que se oponen a la filosofía política; denuncian conceptos políticos como siendo “rótulos”,” etiquetas”, “mitos”, “ilusiones”, y se resisten a cualquier tentativa de que sus propios puntos de vista sean “etiquetados”, o sea, identificados. Son beligerantemente anti-teóricos y – con un carcomido manto de intelectualidad aún colgando de sus hombros – son anti-intelectuales. El único vestigio de su antiguo “idealismo” es el citar de forma cansina, cínica y ritualística un conjunto de desgastados slogans “humanitarios”, cuando la ocasión lo requiere.
Cinismo, incertidumbre y miedo son la insignia de una cultura que ellos siguen dominando porque nadie más llena ese vacío. Y lo único que no sólo no se ha quedado anticuado en su equipo ideológico, sino que ha crecido salvajemente de forma cada vez más brillante y clara a través de los años, es su ansia de poder: de un poder gubernamental autócrata, estatista y totalitario. No es el brillo de una cruzada, no es la lujuria de un fanático con una misión; es más como el brillo en los ojos vidriosos de un sonámbulo cuyo desesperado estupor se tragó tiempo atrás la memoria de su propósito, pero que sigue aferrándose a su arma mística en la obstinada creencia de que “debería haber una ley”, que todo funcionaría si alguien impusiese una ley, que todos los problemas pueden ser resueltos con el poder mágico de la fuerza bruta.