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Sunday, September 11, 2016

¿Cuándo colapsará la eurozona?

Václav Klaus presidente de la República Checa, considera que el euro no ha generado un mayor crecimiento en la eurozona y explica los costos ocultos de haber adoptado la moneda común.
Václav Klaus fue presidente de la República Checa desde 2003 hasta marzo de 2013. 
Aquí puede obtener el ensayo en formato PDF.
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Siendo un crítico conocido del concepto de una moneda única europea, no he disfrutado los problemas recientes en la eurozona que amenazan la supervivencia del euro. Antes de discutir aún más los eventos involucrados en la crisis de la deuda griega, debo brindar por lo menos una definición precisa de lo que significa “colapso”. En el contexto del euro, hay por lo menos dos interpretaciones que vienen a la mente. La primera sugiere que el proyecto de la eurozona, o el proyecto de establecer una moneda común europea, ya ha colapsado al no poder generar los efectos positivos que se esperaban de este.



La creación de la eurozona se presentó como un beneficio económico incuestionable para todos aquellos países dispuestos a renunciar a sus propias monedas, las cuales habían existido por décadas o siglos. Estudios extensos, aunque tendenciosos y, por lo tanto, cuasi-científicos fueron publicados antes del lanzamiento de la moneda común. Esos estudios prometieron que el euro ayudaría a acelerar el crecimiento económico y reduciría la inflación, y enfatizaban, en particular, la expectativa que los estados miembros de la eurozona estarían protegidos contra todo tipo de volatilidad económica desfavorable o shocks externos. 
El euro no ha generado un mayor crecimiento en la eurozona
Es absolutamente claro que nada parecido ha sucedido. Luego del establecimiento de la eurozona, el crecimiento económico de sus miembros se desaceleró si se le compara con las décadas anteriores, aumentando así la brecha entre la rapidez del crecimiento económico en los países de la eurozona y aquella de las principales economías tales como EE.UU. y China, economías más pequeñas del Sudeste Asiático y otros países en vías de desarrollo, así como también la de países de Europa Central y del Este que no son miembros de la eurozona. Desde la década de los sesenta, el crecimiento económico en los países de la eurozona se ha venido desacelerando y la existencia del euro no ha revertido dicha tendencia. De acuerdo al Banco Central Europeo, el crecimiento económico promedio anual en los países de la eurozona fue de 3,4 por ciento en los setenta, 2,4 por ciento en los ochenta, 2,2 por ciento en los noventa y tan solo 1,1 por ciento entre 2001 y 2009 (la década del euro) (ver gráfico 1).1 Una reducción similar en la tasa de crecimiento no se ha dado en ninguna otra parte del mundo.
Las economías de la eurozona no han convergido
Ni siquiera se ha dado la supuesta convergencia de las tasas de inflación de los países de la eurozona. Dos grupos distintos de países se han formado dentro de la eurozona —uno con bajas tasas de inflación y otro (Grecia, España, Portugal, Irlanda y otros países) con una tasa de inflación más alta. También hemos visto un aumento en los desequilibrios comerciales de largo plazo. Por un lado hay países con una balanza comercial en donde las exportaciones exceden a las importaciones y, por otro, aquellos países en los que las importaciones superan a las exportaciones. No es coincidencia de que los países en el último grupo también tengan altas tasas de inflación. El establecimiento de la eurozona no ha derivado en la homogenización de las economías de los estados miembros.
La crisis financiera y económica solamente intensificó y expuso todos los problemas económicos de la eurozona —no los causó. Esto no me sorprendió. La eurozona, que comprende 16 países europeos, no es un “área monetaria óptima” como los teoremas económicos elementales nos dicen que debiera ser. Otmar Issing, ex integrante de la Junta Ejecutiva y economista titular del Banco Central Europeo, varias veces ha señalado (más recientemente en un discurso en Praga en diciembre de 2009) que el establecimiento de la eurozona fue principalmente una decisión política.2 Esta decisión no tomó en cuenta la idoneidad de todo este grupo de países para el proyecto de la moneda común. No obstante, si el área monetaria existente no es un área monetaria óptima, es inevitable que los costos de establecerla y mantenerla excedan los beneficios.
Mi elección de las palabras “establecer” y “mantener” no es accidental. Gran parte de los comentaristas económicos (ni hablar de los comentaristas no económicos) quedaron satisfechos con la facilidad y el aparente bajo costo del primer paso (es decir, del establecimiento del área monetaria común). Esto ha ayudado a formar la percepción equivocada de que todo estaba bien con el proyecto de la moneda común europea. Aquello fue un error que por lo menos algunos de nosotros hemos estado señalando desde que nació el euro. Desafortunadamente, nadie nos ha escuchado.
Nunca he cuestionado el hecho de que los tipos de cambio de los países que se integraron a la eurozona de alguna u otra manera reflejaban la realidad económica de Europa en ese momento, cuando el euro nació. No obstante, a lo largo de la última década, el desempeño económico individual de los miembros de la eurozona ha divergido y se han vuelto visibles los efectos negativos de la “camisa de fuerza” de una moneda común sobre los estados miembros individuales. Cuando prevalecía el “buen clima” (en el sentido económico), no surgieron problemas visibles. No obstante, una vez que la crisis o el “mal clima” llegó, la falta de homogeneidad entre los miembros de la eurozona se manifestó de manera muy clara. En ese sentido, me atrevo a decir —como un proyecto que prometió ser de considerable beneficio económico para sus miembros— que la eurozona ha fracasado.
Los costos ocultos del Euro
De mayor interés para los que no son expertos y los políticos (en lugar de economistas) es el tema del colapso de la eurozona como una institución. A esa pregunta, mi respuesta es no; no colapsará. Tanto capital político ha sido invertido en la existencia del euro y en su papel de ser  “el cemento que une” a la Unión Europea en su camino hacia la supra-nacionalidad que en el futuro previsible la eurozona seguramente no será abandonada. Continuará, pero a un precio extremadamente alto que será pagado por los ciudadanos de los países de la eurozona (e indirectamente por aquellos europeos que tienen sus propias monedas).
El precio de mantener el euro será un crecimiento económico bajo en la eurozona. El lento crecimiento en la eurozona resultará en pérdidas económicas en otros países europeos, como la República Checa, y en el resto del mundo. El precio alto del euro será más visible en el volumen de las transferencias financieras que tendrán que enviarse a los países de la eurozona que estén sufriendo los problemas económicos y financieros más severos. La idea de que tales transferencias no resultarían fáciles sin la existencia de una unión política era bien sabida por el canciller alemán Helmut Kohl en 1991 cuando dijo que “la historia reciente, no solamente la de Alemania, nos enseña que la idea de mantener una unión económica y monetaria a lo largo del tiempo sin una unión política es una falacia”.3 Desafortunadamente, Kohl parece haberse olvidado de eso conforme pasó el tiempo.
La cantidad de dinero que Grecia recibirá en el futuro cercano puede dividirse por el número de habitantes de la eurozona y cada persona puede fácilmente calcular su contribución. Sin embargo, el costo de “oportunidad” que surge de la pérdida de una tasa de crecimiento potencialmente más alta, lo cual es mucho más difícil de contemplar para alguien que no es un economista, será mucho más doloroso. Aún así, no dudo que por razones políticas se pagará este alto precio del euro y que los habitantes de la eurozona nunca se darán cuenta de cuánto les ha costado realmente la moneda única.
Para resumir, la unión monetaria europea no está en riesgo de ser abolida. El precio de mantenerla, sin embargo, continuará creciendo.
La República Checa no ha cometido error alguno al evitar hasta ahora unirse a la eurozona. Y no somos el único país adoptando esta postura. El 13 de abril de 2010, el Financial Times publicó un artículo escrito por el ex presidente del Banco Central de Polonia, Slawomir Skrzypek —un hombre a quien tengo el honor de haber conocido muy bien. Skrzypek escribió el artículo poco antes de su trágica muerte en el accidente de avión que transportaba a varios dignatarios polacos cerca de Smolensk, Rusia. En ese artículo, Skrzypek escribió, “Como un no-miembro del euro, Polonia ha podido aprovecharse de la flexibilidad del tipo de cambio del zloty de una manera que nos ha ayudado crecer y que ha reducido el déficit en la cuenta corriente sin importar inflación”. Agregó que “una década de historia en que los miembros periféricos del euro han perdido drásticamente competitividad ha sido una lección saludable”.4 No hay necesidad de agregar algo más.

¿Cuándo colapsará la eurozona?

Václav Klaus presidente de la República Checa, considera que el euro no ha generado un mayor crecimiento en la eurozona y explica los costos ocultos de haber adoptado la moneda común.
Václav Klaus fue presidente de la República Checa desde 2003 hasta marzo de 2013. 
Aquí puede obtener el ensayo en formato PDF.
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Siendo un crítico conocido del concepto de una moneda única europea, no he disfrutado los problemas recientes en la eurozona que amenazan la supervivencia del euro. Antes de discutir aún más los eventos involucrados en la crisis de la deuda griega, debo brindar por lo menos una definición precisa de lo que significa “colapso”. En el contexto del euro, hay por lo menos dos interpretaciones que vienen a la mente. La primera sugiere que el proyecto de la eurozona, o el proyecto de establecer una moneda común europea, ya ha colapsado al no poder generar los efectos positivos que se esperaban de este.


Tuesday, July 5, 2016

Eurozona: parasitismo, servidumbre, autonomía o descomposición


Con Hans-Werner Sinn llegó merecidamente la polémica: el director del centro de estudios Ifo ha colocado el dedo en la llaga al denunciar la perversa configuración hacia la que está avanzando Europa, a saber, hacia una mutualización centralizadora de la deuda combinada con una absoluta autonomía a la hora de emitir descentralizadamente esa deuda. Un canto irresistible a la irresponsabilidad más grotesca: los manirrotos Ejecutivos europeos se endeudan y los contribuyentes alemanes (y austriacos, y fineses, y holandeses) pagan con los platos rotos.



Ese es el razonable diagnóstico que, como decimos, efectúa el conocido economista alemán toda vez que Manuel Valls en Francia y Matteo Renzi en Italia acaban de anunciar que incumplirán deliberadamente sus compromisos de déficit para 2014. Normal, por tanto, que Sinn crea que ha llegado el momento de dar marcha atrás en la mutualización de la deuda europea para que cada país apechugue en solitario con ella sin trasladarle su coste a los alemanes: algo que básicamente implica cerrar el fondo de rescate intergubernamental MEDE, suspender la ventanilla de la OMT del Banco Central Europeo —con la que hace más de dos años salvó de la quiebra a España—, e incluso liquidar en oro los saldos deudores del sistema Target2 (préstenle la atención debida a este último punto: que Sinn reclame liquidar en oro los saldos deudores interbancarios de la Eurozona significa, en el fondo, que no confía en la supervivencia a medio-largo plazo del euro).
Todas ellas críticas pertinentes que ponen de manifiesto, sí, una cierta indefinición fundamental dentro la Eurozona que será preciso resolver en el futuro próximo: a saber, si retiramos los esquemas actuales de mutualización de la deuda pública a cambio de ceder soberanía fiscal o si, en cambio, mantenemos la autonomía fiscal a cambio de retirar los esquemas actuales de mutualización de la deuda. A la postre, si bien dentro de la Eurozona existen cuatro posibles opciones resultantes de combinar la posibilidad de mutualizar o no la deuda con la de centralizar la política fiscal o no hacerlo, en la práctica sólo las dos antedichas posiciones podrían llegar a ser medianamente estables. Examinémoslas brevemente.

Mutualización
No mutualización
Centralización fiscal
Servidumbre
Dominación
No centralización fiscal
Parasitismo
Autonomía
Parasitismo
La situación actual dentro de la Eurozona se corresponde con un parasitismo fiscal del Sur contra el Norte: los Gobiernos sureños han adquirido la potestad de emitir deuda pública nacional que, en última instancia, está siendo avalada por los países del Norte. Si el Sur no paga, el Norte lo hará: esto es, mientras que los beneficios del gasto financiado con la emisión de deuda son disfrutados íntegramente por el Sur, sus riesgos son soportados en última instancia por el Norte.
Evidentemente, Alemania, Austria, Finlandia u Holanda sólo han aceptado esta situación de parasitismo de forma temporal y con una única esperanza: que los gobiernos del Sur sean lo suficientemente disciplinados como para, durante estos años de gracia, reestructurar sus economías y comenzar a amortizar su montaña de deuda acumulada durante los años de burbuja. Dicho de otro modo, el Norte le ha regalado tiempo y financiación al Sur para que éste se sanee.
Pero, por desgracia, lo que estos últimos años están demostrando —tal como nos barruntábamos algunos— es que la combinación de autonomía fiscal y mutualización de la deuda no funciona, ya que los Estados rescatados del Sur adquieren los muy perversos incentivos de seguir emitiendo deuda a costa de los Estados rescatadores del Norte. Lejos de comportarse responsablemente, han hecho lo que todo ser humano —y por supuesto todo político— haría al verse sometido a pésimos incentivos: comportarse irresponsablemente. Por eso, la situación terminará volviéndose insostenible tal como augura Sinn. La cuestión es hacia dónde nos dirigiremos.
Servidumbre
La servidumbre del Sur ante el Norte es la opción preferida por muchos ciudadanos españoles, quienes ingenuamente siguen viendo a las burocracias europeas como entes benevolentes que se preocuparían por el bienestar general. Por eso, no dudan en ceder autonomía presupuestaria a una superburocracia a cambio de que esa superburocracia avale nuestra deuda y nos permita seguir financiándonos asequiblemente. ¿Qué puede salir mal? Avancemos hacia la integración europea y, de paso, que los europeos nos concedan crédito barato para seguir endeudándonos sine die.
Sin embargo, no deberíamos olvidar que la centralización fiscal europea implicaría que los Presupuestos Generales del Estado para España se redactaran en Bruselas o, más exactamente, en Berlín. ¿Aceptarían impenitentemente los españoles que Alemania, Austria y Finlandia pudiesen decretar por su cuenta un recorte del 15% en las pensiones españolas? ¿O una rebaja del 20% en el gasto en educación? ¿O que el IVA se disparara al 25%? No parece que a muchos los recortes por delegación les sentaran mejor que los recortes aplicados por políticos patrios: y seamos conscientes de que, mientras perdurara nuestro déficit, los recortes aplicados por Bruselas no dejarían de sucederse (lo que hoy son recomendaciones o presiones sería ley).
En la práctica, por tanto, es muy dudoso que la inmensa mayoría de españoles aceptara ceder el presupuesto a cambio de una financiación barata (y, mucho menos, cesión del presupuesto sin mutualización de la deuda, posición que implicaría una dominación sin contrapartidas del Norte sobre el Sur). Y además tampoco nos conviene: lejos de avanzar hacia superestructuras estatales que diluyan todavía más la autonomía individual, deberíamos avanzar hacia estructuras mucho más descentralizadas donde primaran los lazos voluntarios y el consentimiento. La Unión Europea es la antítesis de esa descentralización voluntarista y, por tanto, la servidumbre ante los Estados norteños no debería ser una opción.
Autonomía
La principal alternativa a la servidumbre es la autonomía fiscal: los presupuestos se siguen elaborando descentralizadamente en cada Estado europeo pero no hay mutualización de deuda (ni mediante el banco central ni mediante fondos estatales). Es la situación en la que nos encontrábamos hasta 2010 y a la que ahora Sinn quiere regresar. Se trata de la posición más sensata pero a su vez enormemente molesta para todos aquellos que viven del presupuesto: dado que cada palo aguanta su vela, aquellos Estados relativamente menos solventes ven cómo los tipos de interés de su deuda se disparan, de modo que sus gobernantes rápidamente se enfrentan a la disyuntiva de cuadrar sus cuentas o de quebrar.
Así, la autonomía fiscal es la única posición que incentiva la responsabilidad y disciplina a largo plazo de los gobernantes: la famosa corresponsabilidad que se reclama para las comunidades autónomas españolas que también habría que reclamar para los Estados europeos individualmente considerados. Pero responsabilidad implica aceptar e interiorizar los costes de la irresponsabilidad: a saber, la posibilidad de quebrar y de vernos privados del crédito para financiar nuestros déficits. Es ese horizonte de hecatombe económica el que en todo caso podría atar en corto a nuestros manirrotos gobernantes.
La cuestión, claro está, es si el euro será capaz de sobrevivir a un conjunto de quiebras en cadena dentro del sur europeo. Sinn asume que sí, trazando el paralelismo con las quiebras estatales acaecidas dentro de EEUU que no han supuesto mayores perjuicios. Mas existen dos diferencias básicas entre la Eurozona y EEUU: la primera es que la deuda agregada de los Estados en EEUU ni siquiera alcanza el 20% del PIB, mientras que en la Eurozona supera el 92%; la segunda, que la quiebra de algunos grandes Estados europeos —como España, Italia o Francia— sí abocaría a la bancarrota a la mayor parte de la banca europea, generando un cataclismo financiero de primer orden (que los Estados europeos tratarían de paliar imprimiendo divisa y generando inflación, para lo cual necesitarían no sólo autonomía fiscal sino también autonomía monetaria).
En suma, si bien la autonomía fiscal de los gobiernos constituye la mejor opción dentro de un saludable marco de unidad monetaria (tal como operó el patrón oro durante el siglo XIX), esta autonomía sólo funciona adecuadamente con Estados medianamente honestos y preocupados por el largo plazo y por cumplir con sus compromisos: en caso contrario, son plenamente capaces de exteriorizar los costes de sus despropósitos sobre el conjunto de la ciudadanía y de sus acreedores internacionales. Por desgracia, este tipo de gobernantes no se corresponde con ninguno que quepa encontrar en el Ejecutivo o en la oposición y por eso la autonomía fiscal, siendo la mejor opción, no está exenta de poder degenerar en un inquietante colapso financiero.

Eurozona: parasitismo, servidumbre, autonomía o descomposición


Con Hans-Werner Sinn llegó merecidamente la polémica: el director del centro de estudios Ifo ha colocado el dedo en la llaga al denunciar la perversa configuración hacia la que está avanzando Europa, a saber, hacia una mutualización centralizadora de la deuda combinada con una absoluta autonomía a la hora de emitir descentralizadamente esa deuda. Un canto irresistible a la irresponsabilidad más grotesca: los manirrotos Ejecutivos europeos se endeudan y los contribuyentes alemanes (y austriacos, y fineses, y holandeses) pagan con los platos rotos.


Saturday, July 2, 2016

El Brexit, mala noticia para América Latina

La decisión británica de abandonar la Unión Europea tendrá un impacto económico negativo en América Latina
Se espera una caída en los precios de las materias primas latinoamericanas y la inversión en la región
Pero el mayor impacto será político, si el aislacionismo británico se extiende al resto de Europa y Estados Unidos

El Brexit, mala noticia para América Latina

La decisión británica de abandonar la Unión Europea tendrá un impacto económico negativo en América Latina
Se espera una caída en los precios de las materias primas latinoamericanas y la inversión en la región
Pero el mayor impacto será político, si el aislacionismo británico se extiende al resto de Europa y Estados Unidos

Friday, June 24, 2016

Brexit: los mercados buscan refugio mientras la libra sufre la peor caída de su historia

Ricardo Larrechea

  • El euro registra también el peor desplome frente al dólar desde su creación
  • Yen, oro y bitcoin suben con mucha fuerza; el petróleo cae más del 4%
  • La prima de riesgo de España se dispara más de un 27% frente a ayer
Ni las casas de apuestas creían en el Brexit, pero se ha consumado. Y los inversores han puesto el modo risk off en marcha, huyendo hacia sus refugios y provocando movimientos muy violentos en los mercados, con fuertes caídas en las bolsas. La principal víctima, la libra. La divisa británica está sufriendo un hundimiento sin precedentes, peor incluso que las del célebre Miércoles Negro, tras el referéndum que ha dado la victoria al sí al abandono de Reino Unido de la Unión Europea. Siga al minuto a minuto toda la información sobre el Brexit.


 
"El pánico es palpable", resume John Gorman, de Nomura. "Es el tipo de cosas que pasa una vez en la vida", añade Chuck Self, jefe de inversión de iSector. "La mayoría de la gente va a sentir el dolar", avisa en declaraciones a la agencia Bloomberg.
La libra esterlina ha llegado a un hundirse más de un 10% a primera hora, aunque según ha avanzado la sesión las caídas se mueven en el entorno del 6%. Pero no es la única que sufre: la moneda única también ha llegado a cae más del 4% frente al dólar, la peor caída desde su introducción en 1999, aunque modera el descenso hasta el 2%.
Por el contrario, el yen japonés y el franco suizo, habituales refugios en tiempos de incertidumbre, registran fuertes subidas. Como curiosidad, bitcoin, la criptomoneda, también se anota fuertes ascensos.

Mercados en modo risk off

El nerviosismo también se ha trasladado a la deuda, con la prima de riesgo de España se dispara más del 20% frente al cierre de ayer, con los inversores comprando deuda alemana, otro de los clásicos en tiempos de zozobra. Todos los activos considerados de riesgo, como por ejemplo las monedas de países emergentes y exportadores de materias primas, están desplomándose.
En otros mercados, el oro, el activo refugio por excelencia, se dispara alrededor de un 5%, mientras que el petróleo se desploma más de un 4%, tanto el West Texas de EEUU como el Brent, referencia en Europa. El modo risk off se ha puesto en marcha a plena potencia: los inversores vuelan en masa hacia cualquier cosa que se considere refugio, desde el yen hasta los bonos del Tesoro estadounidense. Y el mercado se mueve por bloques, solo importa si el activo es 'peligroso' (y se desploma) o 'seguro' (y sube con fuerza).
El resultado ha pillado con el pie cambiado a los mercados de divisas, que habían visto como la divisa británica subía en los días previos al referéndum ante unas encuestas que daban la victoria al campo del 'Bremain'. De hecho, la renta variable europea va camino de sufrir su peor sesión desde el crash de 1987.
Esta enorme caída de la libra es muy superior a cualquiera que se haya conocido: por ejemplo, el famoso Miércoles Negro de 1992, cuando la divisa británica fue expulsada del mecanismo europeo de cambio, 'solo' provocó un descenso del 4,1%.
El famoso especulador George Soros, quien estuvo detrás de las grandes apuestas en contra de la libra aquel día, ya avisó esta semana que un Brexit podría provocar un hundimiento de la moneda mayor que el se vivió entonces. Aquel día, el inversor ganó 1.000 millones de dólares y se convirtió en el hombre que quebró al Banco de Inglaterra. Frente al dólar, supone caer a niveles no vistos desde 1985, año en el que las grandes potencias se tuvieron que unir para intervenir el mercado de divisas ante la fortaleza del dólar.

Intervención del Banco de Inglaterra

Para calamar al mercado, el Banco de Inglaterra (BoE) ha anunciado que tiene 250.000 millones de libras para sostener el sistema financiero británico, cuyos bancos se están hundiendo en el parqué londinense.  El BoE y su homólgo dela zona euro, el BCE, ya anunciaron que tomarían las medidas necesarias para asegurar la liquidez en los mercados.
En este contexto, el portavoz de la Asociación Española de Banca, José Luis Martínez Campuzano, asegura que "las autoridades monetarias mundiales están preparadas para amortiguar la inestabilidad financiera derivada de la incertidumbre y el impacto económico negativo se dilatará con el tiempo".

Brexit: los mercados buscan refugio mientras la libra sufre la peor caída de su historia

Ricardo Larrechea

  • El euro registra también el peor desplome frente al dólar desde su creación
  • Yen, oro y bitcoin suben con mucha fuerza; el petróleo cae más del 4%
  • La prima de riesgo de España se dispara más de un 27% frente a ayer
Ni las casas de apuestas creían en el Brexit, pero se ha consumado. Y los inversores han puesto el modo risk off en marcha, huyendo hacia sus refugios y provocando movimientos muy violentos en los mercados, con fuertes caídas en las bolsas. La principal víctima, la libra. La divisa británica está sufriendo un hundimiento sin precedentes, peor incluso que las del célebre Miércoles Negro, tras el referéndum que ha dado la victoria al sí al abandono de Reino Unido de la Unión Europea. Siga al minuto a minuto toda la información sobre el Brexit.


Saturday, June 18, 2016

El reto de la eurozona


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La Unión Europea afronta uno de los momentos más complicados desde su fundación. La grave crisis económica ha dejado al descubierto muchas de las carencias de base del proyecto, que ha caminado a paso cambiado entre la integración política, social y económica, pareciendo esta última la única que parecía progresar.
En este punto en el que el sentimiento europeo se desmorona, el Reino Unido (adalid del euro escepticismo) plantea un nuevo reto a la Unión y es que el próximo 23 de junio afronta un referéndum en el que se vota la continuidad o no de las islas: el ya famoso Brexit, que según las encuestas, cada vez parece contar con más peso a favor de la salida.



En cualquier caso, sea cual el resultado de la votación, no cabe duda de que el 24 de junio la Unión Europea será distinta. Y es que o bien inicia el proceso de desconexión con el Reino Unido o por el contrario, comienza un nuevo marco normativo para los ciudadanos europeos, dejando en evidencia que existen ciudadanos de primera y de segunda en la unión con el acuerdo que el Primer Ministro británico alcanzó para intentar lograr la permanencia británica.
A pesar de este marco, los ahorradores siguen encontrando valor en los parqués de la eurozona. No en vano Renta Variable Euro es la categoría de fondos con mayores suscripciones netas entre los inversores españoles en lo que va de junio y en el año solo se ven superados por Renta Fija Euro Corto Plazo y Renta Variable Garantizada.
Entre los fondos más destacados de la categoría encontramos el Henderson HF Euroland en su clase A2 en euros, que en los últimos 3 meses tiene una rentabilidad de un 0,79% y a tres años un 39,70%, con una volatilidad a un año de un 17,44%, datos que le otorgan un Rating VDOS: 5 Estrellas. Gestionado por Nick Sheridan, el fondo se ha situado de forma sistemática en los cuatro últimos años naturales en el primer quintil de su categoría por rentabilidad, mostrando una fuerte consistencia. Entre los principales países de los que procede la cartera del fondo destacan Francia (34,2%), Alemania (20,5%) y Países Bajos (14,8%). Por sectores, destacan los productos industriales (23,9%), financieras (19,8%) y consumo discrecional (19,2%). Entre los principales activos sobresalen Total (4,8%), RELX (4,5%) y Koninklijke Ahold (4,4%).
Por su parte la clase R1C del DB Platinum IV Croci Euro tiene un avance en los últimos tres meses de un 1,25% y de un 32,75% a tres años, con una volatilidad a un año de un 19,21%. El fondo sigue la metodología CROCI (Cash Return On Capital Invested), que permite la comparación de valoraciones de empresas de diferentes sectores y regiones en igualdad de condiciones. Por países, destaca la inversión del fondo en Alemania (41,07%), Francia (38,97%) y Países Bajos (7,20%). Por activos las mayores posiciones se encuentran en Adidas (3,85%), Vinci (3,84%) y Koninklijke Ahold (3,70%).
Igualmente destacado encontramos el BNP Paribas L1 Equity Netherlands en su clase Classic de capitalización, que a un mes tiene un avance de un 1,30% y a tres años de un 39,94%, con una volatilidad a un año de un 17,11%, datos que le otorgan un Rating VDOS: 5 Estrellas. Gestionado por Holger Weeda, el fondo se centra en activos emitidos por empresas de Holanda o que operen en dicho país. Por sectores, destaca la inversión en el sector finanzas (27,71%), consumo primario (16,09%) y sector industrial (14,19%).  Entre sus principales activos en cartera se encuentran Royal Dutch Shell (7,01%), ING (6,62%) y KPN (6,57%).

El reto de la eurozona


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La Unión Europea afronta uno de los momentos más complicados desde su fundación. La grave crisis económica ha dejado al descubierto muchas de las carencias de base del proyecto, que ha caminado a paso cambiado entre la integración política, social y económica, pareciendo esta última la única que parecía progresar.
En este punto en el que el sentimiento europeo se desmorona, el Reino Unido (adalid del euro escepticismo) plantea un nuevo reto a la Unión y es que el próximo 23 de junio afronta un referéndum en el que se vota la continuidad o no de las islas: el ya famoso Brexit, que según las encuestas, cada vez parece contar con más peso a favor de la salida.