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Tuesday, July 12, 2016

CONSIDERACIÓN SOBRE EL BREXIT

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Como todos los lectores sabrán ya, el referéndum por la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea ha arrojado un resultado que se antojaba inesperado: ha ganado el BREXIT, es decir, la población británica ha votado por abandonar la Unión Europea.
A estas alturas no podemos realizar ningún tipo de análisis detallado sobre las consecuencias que este resultado puede tener para Europa o el Mundo, básicamente porque nadie, ni los que se presentan como “grandes expertos” en política o economía, pueden hacerlo, debido a que la incertidumbre es máxima.
Sin embargo, sí podemos realizar un análisis de trazo grueso, sin perdernos en detalles que quizás solo contribuirían a confundir nuestra visión.
Lo que queda de momento bastante claro, es que la salida de Gran Bretaña de la UE, pone directamente en peligro los planes de las élites globalistas.
Para esas élites que desde hace tanto tiempo trabajan por alcanzar un gobierno global, la Unión Europea era algo así como su proyecto matriz, la primera piedra sobre la que se edificaba su gran proyecto globalista e incluso el modelo que debía imitarse y extenderse a otras zonas del planeta.


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Sin embargo, el Brexit, que no ha podido ser detenido ni tan solo con el asesinato de la diputada Jo Cox (en gran parte por un problema de timing: lo hicieron dos días antes de lo idóneo para sus planes), pone en grave peligro la pervivencia de su proyecto base principal.
Ahora, el ejemplo del Brexit será aprovechado por poderosos movimientos populistas y ultraderechistas en toda Europa, en Dinamarca, en Francia, en Holanda, en Polonia, para impulsar iniciativas similares en sus países, algo que pueden acabar de rematar el futuro del proyecto globalista de la Unión Europea.
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Y si se tambalea la Unión Europea como proyecto, cae con ella el TTIP y con el TTIP puede caer también el TPP y otros grandes proyectos de integración globalista que representan pasos indispensables hacia el Nuevo Orden Mundial proyectado por las élites globalistas y su sueño de un gobierno unificado planetario.
Así pues, a estas élites globalistas solo les queda una bala en la recámara para alcanzar sus objetivos: el CAOS.
Un caos que quizás ya formara parte de los planes globalistas anteriores a la llegada de Barack Obama y que en gran parte quedaron detenidos por su estrategia centrada en alcanzar los planes globalistas a través de lo que podríamos calificar como una vía más “tranquila y sibilina”, basada especialmente en el establecimiento de grandes tratados comerciales y alianzas y pactos con aquellos a los que antes se trataba de destruir por la vía de las armas, como era el caso de Irán.
Sin embargo, el Brexit abre una vía de agua en esta estrategia política “tranquila”.
Y ante esta perspectiva de hundimiento, a las élites globalistas solo les quedará una vía para “convencer” al mundo de la necesidad de esa globalización y centralización del poder: hacerle ver al resto del planeta que la alternativa a ello, es el CAOS ABSOLUTO, la guerra y la destrucción.
“Hacerle ver” a las poblaciones de todo el mundo, que abandonar esa globalización y volver al modelo anterior, donde el poder recae en manos de los estados-nación, es retornar a “la barbarie del pasado”,a las guerras entre naciones que vimos en la Segunda Guerra Mundial, a “las persecuciones étnicas, al racismo, al populismo y al imperio de la xenofobia”.
Y al caos económico.
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Todo esto es lo que estas élites, previsiblemente, tratarán de vendernos.
Así pues, el Brexit, que en principio parece una magnífica noticia que pone en jaque el poder de unas élites que cada vez estaban más cerca de alcanzar sus planes de dominación global, también entraña el peligro de que estas élites, acorraladas, opten por desencadenar el CAOS.
Y lo cierto, es que no será difícil generar división, enfrentamiento y estallidos sociales, si los que se oponen a estos planes globalistas son personajes populistas, ultraderechistas, ultranacionalistas, racistas y xenófobos.
El gran problema es que los pueblos han permitido que los que se apoderen del discurso opositor a ese monstruoso Nuevo Orden Mundial en construcción, sean una panda de locos con ínfulas fascistoides, rabiosos porque esos planes globalistas los habían dejado de lado y no les habían dejado ni las migajas del pastel.
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Estos que ahora vehiculan lo que algunos memos llamarán “la revolución contra el NWO”, son los personajes idóneos para que esas mismas élites globalistas generen el CAOS que necesitarán para salvar precisamente su proyecto.
Ojalá nos equivoquemos con este análisis de trazo grueso sobre las consecuencias del Brexit y que esta situación, que se antoja compleja y turbulenta, derive por caminos diferentes.
Evidentemente, invitamos a los lectores a que nos discutan, expongan sus puntos de vista y nos dejen a caldo si lo creen necesario.
NOTA ADICIONAL: además, este domingo 26 de junio, se producen elecciones en España y el caso del Brexit, puede resultar determinante a la hora de configurar un gobierno.
Ante la situación de desestabilización en la UE, es más que posible que tras las elecciones se produzca un “gran pacto nacional” entre los dos grandes partidos: PP y PSOE, bajo el pretexto de “garantizar la máxima estabilidad para afrontar los graves desafíos externos y internos que afrontará España”.
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Hasta ahora no sabían como justificar esta auténtica estafa a la democracia, pero ahora, gracias al Brexit, ya tienen la excusa perfecta.
Vienen curvas…y muchas.

CONSIDERACIÓN SOBRE EL BREXIT

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Como todos los lectores sabrán ya, el referéndum por la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea ha arrojado un resultado que se antojaba inesperado: ha ganado el BREXIT, es decir, la población británica ha votado por abandonar la Unión Europea.
A estas alturas no podemos realizar ningún tipo de análisis detallado sobre las consecuencias que este resultado puede tener para Europa o el Mundo, básicamente porque nadie, ni los que se presentan como “grandes expertos” en política o economía, pueden hacerlo, debido a que la incertidumbre es máxima.
Sin embargo, sí podemos realizar un análisis de trazo grueso, sin perdernos en detalles que quizás solo contribuirían a confundir nuestra visión.
Lo que queda de momento bastante claro, es que la salida de Gran Bretaña de la UE, pone directamente en peligro los planes de las élites globalistas.
Para esas élites que desde hace tanto tiempo trabajan por alcanzar un gobierno global, la Unión Europea era algo así como su proyecto matriz, la primera piedra sobre la que se edificaba su gran proyecto globalista e incluso el modelo que debía imitarse y extenderse a otras zonas del planeta.

Wednesday, July 6, 2016

Diez notas sobre el Brexit

Aníbal Romero afirma que el pueblo inglés tenía todo el derecho a elegir salir de la Unión Europea y que su salida no implica un apocalipsis, sino probablemente un resultado positivo para la libertad en Europa.

Aníbal Romero es profesor de ciencia política en la Universidad de Simón Bolívar.
Uno: conviene de entrada precisar que el pueblo británico tuvo todo el derecho de tomar la decisión que tomó la pasada semana. Triunfó la democracia, aunque a algunos no les agrade su desenlace. De paso, no se trata del apocalipsis ni llegará el fin del mundo. El Brexit puede ser algo positivo para el Reino Unido (RU) y Europa si las cosas se manejan en adelante con acierto. Personalmente me alegró el resultado y creo que será positivo para la libertad, lo que constataremos luego de una etapa necesariamente complicada. Grandes cambios demandan grandes esfuerzos. El referéndum no produjo las fracturas que se han puesto en evidencia con claridad tanto en el RU como en Europa, sino que les dio expresión. Podrían empeorar las cosas y también podrían mejorar. Los británicos no votaron para abandonar Europa sino para deslastrarse de la Unión Europea, y lo hicieron por razones de peso.



Dos: sorprende el escaso apego real de algunos hacia los principios básicos de la democracia. Solo la apoyan cuando las cosas marchan en la dirección que desean. Otros se lamentan pues, según su parecer, los británicos han desaprovechado el chance de convertirse en “líderes políticos de Europa”, junto a Alemania como líder económico. Esto revela una palpable ignorancia de la historia y el temperamento británicos, quienes nunca, jamás, han querido, quieren o querrán ser líderes políticos de Europa (aunque a veces han sido sus líderes morales, frente a Hitler por ejemplo). Otros argumentan que los jóvenes votaron mayoritariamente contra el Brexit, pero no queda claro si están proponiendo sustituir la democracia por la efebocracia (gobierno de los jóvenes). Y otros más piden un nuevo referéndum. Todo lo cual reafirma el seguro instinto del pueblo inglés, en particular, que votó para reconquistar el control sobre su existencia política derrotando el desdén de unas élites británicas, europeas y globales que en verdad se creen con derecho de gobernar el mundo más allá de los controles democráticos, y desprecian a la gente común.
Tres: por fortuna cabezas serenas están pensando con calma. Entre ellas la de Angela Merkel, quien hasta ahora se ha pronunciado con prudencia e inteligencia ante la decisión democrática de los británicos. Su brújula parece ser: no a las retaliaciones, llevemos adelante las negociaciones con sensatez y sin premura. La señora Merkel se está reivindicando como estadista luego de los desatinos cometidos con relación al tema de la inmigración. Sus iniciativas de 2015 en este campo reforzaron la decisión británica de romper amarras con una Unión Europea que les hacía cada vez más difícil controlar sus fronteras. Ahora se imponen nuevos arreglos entre el RU y Europa, bien sea en conjunto o bien sea bilateralmente con diversos países. Suiza y Noruega no son miembros de la UE y no me parece que estén económica y políticamente acabados.
Cuatro: el descontento hacia una UE anquilosada, desangelada, burocratizada y negada a reformarse no es un patrimonio exclusivamente británico. Es más, el Brexit podría actuar como estímulo para generar cambios necesarios antes de que Europa termine de hundirse en medio de la crisis económica, las tensiones políticas, el avance de los movimientos radicales y en general la pérdida de credibilidad de sus instituciones, empezando por su déficit democrático. Hay que retornar a la idea del general De Gaulle de una “Europa de naciones”, enterrando definitivamente las utopías federalistas que marean a los arrogantes y miopes europeístas en Bruselas y Estrasburgo. Todas las utopías son negativas, sin excepción.
Cinco: una parte importante del electorado británico votó contra el Brexit, y esos millones de personas, no me cabe duda, serán tomados en cuenta por el Parlamento en sus venideras discusiones y negociaciones con la UE. Cameron luchó con coraje, aunque su campaña se basó en el miedo y la amenaza. Los ingleses no se dejaron intimidar. Al contrario, pienso que las intervenciones de Obama, el FMI, el Banco Mundial, y todo el atrabiliario ejército de opinadores, celebridades, expertos y demás entrometidos “políticamente correctos” no hizo sino molestar a muchos británicos y reafirmar su decisión de favorecer un Brexit. Cameron trató de lograr concesiones de parte de sus socios europeos en abril, pero le dejaron con las manos vacías en otra prueba de torpeza de parte de la Comisión Europea. Luego Obama se presentó en Londres a amenazar y aprovechó para jugar al golf con Cameron, y Washington contempló todo esto como si se tratase de eventos en Marte o Saturno.
Seis: los escoceses e irlandeses del norte votaron mayoritariamente contra el Brexit. No dudo que aquí jugó un papel un recóndito sentimiento anti-inglés, cosa que puede en cierta medida entenderse. A raíz del resultado del referéndum vuelven a escucharse voces que solicitan la independencia de Escocia y vaticinan el desmembramiento del RU. Ya veremos. Sería interesante contemplar a los escoceses cambiando a la reina Isabel II por el señor Junker —el despistado jefe de la Comisión Europea—, la libra esterlina por el euro y el Parlamento en Westminster por las reuniones del consejo de ministros en Bruselas, donde imagino que la pequeña y orgullosa Escocia será tratada con la misma benevolencia que Grecia.
Siete: no sobra traer a la memoria que en 1973 el RU ingresó a la entonces llamada Comunidad Económica Europea, es decir, un mercado común, lo que fue confirmado por un referéndum en 1975. Pero ya en 1993 ese mercado común empezó a transformarse en algo diferente, en un proyecto político de Estado federal, y hasta aparecieron una bandera, un himno, e ideas acerca de la creación de un ejército y una política exterior europeas. A los británicos en general esto nunca les convenció. ¿Excesivo orgullo nacional o profundo apego a su antigua democracia parlamentaria, a su monarquía constitucional, a sus tradiciones y leyes, a su libertad? Cada quien escoja su opción. En todo caso, el referéndum del Brexit ha puesto fin a las utopías de un superestado europeo y la seguridad de Europa seguirá sustentada por la OTAN. Es sencillo: los europeos necesitan a EE.UU. para contener a Rusia.
Ocho: el resultado del referéndum está causando temblores de tierra en la política británica. Es natural. Cameron tenía que renunciar y lo hizo dignamente. Nuevas figuras ocuparán lugares importantes para afrontar los retos que se avecinan. El partido Laborista quedó desinflado y se hizo patente que la clase obrera inglesa no se sintió representada por sus tradicionales conductores. En este sentido existen analogías entre el laborismo británico y el partido Demócrata en EE.UU., que dejó de lado a la clase obrera blanca y ahora se centra en las élites tecnocráticas y transnacionales. Los cambios son inmensos y quizás nos aguardan otras sorpresas.
Nueve: caben unas palabras sobre el nuevo fracaso de las encuestas, que fallaron en su diagnóstico de la opinión pública. Mi conjetura es esta: tanto en el RU como en otras partes (EE.UU. es una de ellas) se está produciendo un fenómeno de falsificación de preferencias. Es decir, la gente se guarda su verdad privada y dice mentiras públicas. Y lo hace pues la presión de la “corrección política” se ha hecho asfixiante. Muchas personas tienen miedo de expresar sus inquietudes sobre la inmigración masiva e indiscriminada a sus países, por ejemplo, pues ello conlleva inmediatas acusaciones de parte de la nueva policía del pensamiento: “racismo”, “xenofobia”, “fascismo”, etc. No pocos británicos, según sugiere la evidencia, no solo callaron sus preferencias sino que engañaron a los encuestadores. Intuyo que algo semejante podría estar ocurriendo en EE.UU. con relación a las elecciones de noviembre.
Diez: las reacciones de algunos comentaristas ante el Brexit han sido extrañas. No parecieran interpretarle como un evento político sino como un cataclismo cósmico, una especie de quiebre de los mandatos divinos y de inexplicable rechazo contra el camino recto y virtuoso de la historia. Pero tales elucubraciones no son más que quimeras. La historia no tiene un camino recto hacia parte alguna. Es el producto de nuestras luchas, llenas de vaivenes de todo tipo. Hegel y su Fenomenología del espíritu, esa visión escatológicamente “progresista” de la historia, han hecho más daño del que suponía y no solo a la mente calenturienta de Carlos Marx. Existe un marxismo cultural que no pereció con la caída del Muro de Berlín. Sería bueno sepultarle de una vez por todas.

Diez notas sobre el Brexit

Aníbal Romero afirma que el pueblo inglés tenía todo el derecho a elegir salir de la Unión Europea y que su salida no implica un apocalipsis, sino probablemente un resultado positivo para la libertad en Europa.

Aníbal Romero es profesor de ciencia política en la Universidad de Simón Bolívar.
Uno: conviene de entrada precisar que el pueblo británico tuvo todo el derecho de tomar la decisión que tomó la pasada semana. Triunfó la democracia, aunque a algunos no les agrade su desenlace. De paso, no se trata del apocalipsis ni llegará el fin del mundo. El Brexit puede ser algo positivo para el Reino Unido (RU) y Europa si las cosas se manejan en adelante con acierto. Personalmente me alegró el resultado y creo que será positivo para la libertad, lo que constataremos luego de una etapa necesariamente complicada. Grandes cambios demandan grandes esfuerzos. El referéndum no produjo las fracturas que se han puesto en evidencia con claridad tanto en el RU como en Europa, sino que les dio expresión. Podrían empeorar las cosas y también podrían mejorar. Los británicos no votaron para abandonar Europa sino para deslastrarse de la Unión Europea, y lo hicieron por razones de peso.


Saturday, July 2, 2016

El Brexit, la Unión Europea y los fundamentos de la libertad

La experiencia histórica ha demostrado que sin autonomía económica individual, las demás libertades son puro cuento

Brexit
Los críticos del Brexit han puesto mucho énfasis en la xenofobia, el nacionalismo, el aislacionismo y las consecuencias económicas negativas. (Pixabay)
El Brexit ha acaparado en los últimos tiempos mucho espacio en los medios de comunicación y en las redes sociales. Cada uno lo analiza según las ideas que sustenta y desde la perspectiva que más le interesa destacar. En consecuencia los periodistas, analistas políticos, economistas o gente común ponen el acento en tal o cual aspecto del asunto.
Es una cuestión compleja, en la cual han intervenido simultáneamente varios factores de diversa índole. Y, al igual que ocurre en todo sufragio, el voto de cada ciudadano estuvo basado en aquello que más le atraía o temía de las ofertas electorales.



Los críticos del Brexit han puesto mucho énfasis en la xenofobia, el nacionalismo, el aislacionismo y las consecuencias económicas negativas que dicha medida supuestamente acarrearía. En cambio sus defensores resaltaban que la Unión Europea (UE) en los hechos estaba aniquilando la soberanía individual, la democracia bien entendida y produciendo despilfarro del dinero de los contribuyentes en beneficio de las élites político-burocráticas comunitarias. En otras palabras, que esa organización, tal como está funcionando, estaba introduciendo a sus miembros en el “camino de servidumbre”.
Dado que los argumentos de los detractores del Brexit han sido ampliamente  difundidos –creando alarma mundial generalizada- vamos a centrarnos en las razones que esgrimen los del segundo grupo mencionado.
Kevin Dowd hizo campaña a favor de la salida de su país de la UE. En sus artículos fundamenta su posición exponiendo que:
  • La Unión Europea en términos de democracia, no puede ser considerada un modelo exitoso.
  • Su Constitución no es más que una “joya de imitación” de las Cartas Magnas inglesas. Los resultados obtenidos por estas últimas a lo largo de varios siglos -en cuanto a calidad de vida y libertades para el hombre común – son la mejor prueba de que están fundadas en ideas y hábitos beneficiosos para la comunidad en su conjunto. No ocurre lo mismo con la constitución europea.
  • Bajo cualquier parámetro que se la juzgue, la UE está gobernada por una corrupta y opaca cleptocracia radicada en Bruselas, que no rinde cuentas a nadie. Exprime de los contribuyentes británicos miles de millones de libras esterlinas al año, y la mayoría de esos fondos se desperdicia en proyectos improductivos e irracionales, concebidos para que algún político vuelva a ganar elecciones.
  • Dado que las élites políticas, económicas, de los bancos centrales, los CEOs de las empresas multinacionales, de bancas de inversión como Goldman Sachs y algunos Premios Nobeles estaban anunciando que ocurrirá una “catástrofe” si gana el Brexit, la elección de los votantes demuestra un creciente repudio hacia las élites gobernantes y el “mundo virtual” donde ellas viven. La causa es que están cada vez más alejadas de los intereses y las angustias del hombre común.
  • La UE se inmiscuye en los asuntos internos de Gran Bretaña y demanda cada vez más control sobre los mismos. Es claro que los que dirigen la Comunidad Europea desde Bruselas aspiran a imponer una única política fiscal y de asuntos exteriores.
  • La política monetaria llevada adelante por el Banco Central Europeo es un revoltijo y el euro está a punto de colapsar.
  • La política económica de la UE ha provocado bajo crecimiento económico y altos índices de desempleo a lo largo de toda Europa. No se vislumbra que esa situación vaya a cambiar en el corto o mediano plazo.
  • La UE impone una serie de regulaciones mal orientadas e impide el libre comercio internacional. Entre las que han provocado efectos más negativos a nivel mundial se encuentra su Política Agrícola Común que ha condenado a la pobreza a millones de personas de los países productores de alimentos, y los ha encarecido para los consumidores europeos. Esa es una de las causas principales del problema inmigratorio que sufre Europa.
De las razones mencionadas surge que en gran medida los defensores del Brexit sintieron –racional o intuitivamente- que sus libertades estaban en riesgo a raíz de las políticas llevadas adelante por la UE.
Hay muchos caminos para explotar a los pueblos y convertirlos en siervos de los sátrapas. Algunos son bien directos como las dictaduras. Otros más camuflados adoptan apariencia democrática, pero el desenlace es el mismo: la degradación a la servidumbre de amplias capas sociales.
La política y el derecho juegan un rol fundamental en la calidad de vida que es factible tener, tal como lo demuestra las diferencias abismales que existen entre los países. Las claves para originar el contexto en que es posible llevar una vida digna son: la limitación del poder mediante su fraccionamiento, que el ciudadano tenga control sobre cómo se administran los dineros públicos y que el votante conozca “cara a cara” a los que aspiran a ocupar cargos públicos.
Es decir, todo lo contrario de lo que la UE representa: La libertad individual está mejor protegida dentro de territorios pequeños que en los grandes, donde los residentes de un lugar son los que designan a sus autoridades y el dinero de esos contribuyentes se gasta dentro de sus límites, al estilo de los cantones suizos.
Por otra parte, la experiencia histórica ha demostrado que sin autonomía económica individual, las demás libertades son puro cuento. Aquel que controla nuestros medios de vida controla simultáneamente todos los demás aspectos de nuestras existencias. Ergo, estamos bajo su dominio y sin defensas efectivas.
Hay tres formas en que las autoridades se apropian –frecuentemente para provecho propio- del fruto del trabajo ajeno: las expropiaciones sin compensación previa, el monopolio de la emisión monetaria por parte de los Bancos Centrales con el consiguiente “curso forzoso” y los impuestos que no funcionan bajo la modalidad “cantones suizos”.
Las élites gobernantes de la UE se comportan como lo describe Dowd. Se han transformado en verdaderos “ogros filantrópicos”, coartando libertades y succionando una porción cada vez mayor del trabajo de sus conciudadanos. Es una evolución que espanta, si consideramos lo que señala el historiador Alan J. Taylor
“Hasta agosto de 1914 un inglés podía pasar toda su vida sin notar la existencia del estado más allá del correo y de algún policía. Podía vivir donde quisiera y como quisiera. No tenía ningún número oficial ni cédula de identidad. Podía viajar y dejar su país sin permiso oficial y sin pasaportes. Podía intercambiar su moneda por cualquier otra divisa sin restricción o límite alguno. Podía comprar bienes de cualquier otro país en los mismos términos que lo hacía en el suyo […] Los ingleses pagaban en concepto de impuestos el 8% de la renta nacional”.

Algo parecido ocurría en el resto del mundo occidental. Actualmente, a raíz de la carga impositiva, un ciudadano debe trabajar varios meses gratis para el Estado. Cuando la gente trata de defenderse de ese latrocinio,  sacando su dinero a otras partes para ocultarlo de la codicia de sus gobernantes, estos estipulan “acuerdos fiscales”, eliminación del secreto bancario y la eliminación del dinero físico, para que el mundo entero se convierta en una enorme prisión donde no haya dónde refugiarse de la rapacidad de esas élites.
Los habitantes de los países más débiles debemos soportar sin medios de defensa las imposiciones imperialistas de la UE. En consecuencia, nos alegra que los británicos le hayan dado un buen “tirón de orejas” y un fuerte llamado de atención. Ojalá que, nuevamente, la cultura anglosajona salve a la humanidad de la tiranía internacional hacia la cual se está encaminando.

El Brexit, la Unión Europea y los fundamentos de la libertad

La experiencia histórica ha demostrado que sin autonomía económica individual, las demás libertades son puro cuento

Brexit
Los críticos del Brexit han puesto mucho énfasis en la xenofobia, el nacionalismo, el aislacionismo y las consecuencias económicas negativas. (Pixabay)
El Brexit ha acaparado en los últimos tiempos mucho espacio en los medios de comunicación y en las redes sociales. Cada uno lo analiza según las ideas que sustenta y desde la perspectiva que más le interesa destacar. En consecuencia los periodistas, analistas políticos, economistas o gente común ponen el acento en tal o cual aspecto del asunto.
Es una cuestión compleja, en la cual han intervenido simultáneamente varios factores de diversa índole. Y, al igual que ocurre en todo sufragio, el voto de cada ciudadano estuvo basado en aquello que más le atraía o temía de las ofertas electorales.


El Brexit, mala noticia para América Latina

La decisión británica de abandonar la Unión Europea tendrá un impacto económico negativo en América Latina
Se espera una caída en los precios de las materias primas latinoamericanas y la inversión en la región
Pero el mayor impacto será político, si el aislacionismo británico se extiende al resto de Europa y Estados Unidos

El Brexit, mala noticia para América Latina

La decisión británica de abandonar la Unión Europea tendrá un impacto económico negativo en América Latina
Se espera una caída en los precios de las materias primas latinoamericanas y la inversión en la región
Pero el mayor impacto será político, si el aislacionismo británico se extiende al resto de Europa y Estados Unidos

Monday, June 27, 2016

El Brexit y el futuro de Europa

George Soros is Chairman of Soros Fund Management and Chairman of the Open Society Foundations. A pioneer of the hedge-fund industry, he is the author of many books, including The Alchemy of Finance, The New Paradigm for Financial Markets: The Credit Crisis of 2008 and What it Means, and The Tragedy… read more
NUEVA YORK – En mi opinión, Gran Bretaña tenía con la Unión Europea el mejor de los arreglos posibles; era miembro del mercado común sin pertenecer al euro y había conseguido otras exenciones a las reglas de la UE. Pero eso no bastó para evitar que el electorado británico votara por la salida del bloque. ¿Por qué?
La respuesta puede hallarse en las encuestas de opinión realizadas los meses previos al referendo por el “Brexit”. La crisis migratoria europea y el debate por el Brexit se reforzaron mutuamente. La campaña por el “Leave” (la salida de la UE) explotó el empeoramiento de la situación de los refugiados (simbolizado por atemorizadoras imágenes de miles de solicitantes de asilo concentrados en Calais y desesperados por entrar a Gran Bretaña a cualquier costo) para atizar el temor a la inmigración “descontrolada” desde otros países de la UE. Y las autoridades europeas demoraron decisiones importantes sobre la política de refugiados para no incidir negativamente en el referendo británico, lo que perpetuó escenas de caos como la de Calais.


La decisión de la canciller alemana Angela Merkel de abrir las puertas de su país a los refugiados fue un gesto inspirador, pero sin la suficiente reflexión, ya que no se tuvo en cuenta el factor de atracción. Una súbita afluencia de solicitantes de asilo trastornó la vida cotidiana de la gente en toda la UE.
Además, la falta de controles adecuados creó un pánico que afectó a todos: a la población local, a las autoridades a cargo de la seguridad pública y a los refugiados mismos. También facilitó el veloz ascenso de partidos xenófobos antieuropeos, como el Partido de la Independencia del RU, que lideró la campaña por el “Leave” mientras los gobiernos nacionales y las instituciones europeas parecían incapaces de manejar la crisis.
Ahora el escenario catastrófico que muchos temían se materializó, con lo que la desintegración de la UE es prácticamente irreversible. A la larga puede que la salida de la UE deje a Gran Bretaña relativamente mejor que otros países o no, pero en el corto a mediano plazo su economía y su pueblo van a sufrir considerablemente. Inmediatamente después de la votación, la libra se hundió a su nivel más bajo en más de tres décadas, y es probable que la conmoción financiera mundial se prolongue mientras se desarrolla el largo y complicado proceso de negociación del divorcio político y económico de la UE. Las consecuencias para la economía real serán comparables solo a la crisis financiera de 2007 y 2008.
Es seguro que ese proceso estará cargado de más incertidumbre y riesgo político, porque lo que estaba en juego nunca fue simplemente alguna ventaja real o imaginaria para Gran Bretaña, sino la supervivencia misma del proyecto europeo. El Brexit deja la vía libre a otras fuerzas antieuropeas dentro de la Unión. Apenas se había anunciado el resultado del referendo, y en Francia el Frente Nacional pidió un “Frexit”, mientras que el populista neerlandés Geert Wilders promovió un “Nexit”.
Además, es posible que el RU tampoco sobreviva. Es de esperar que Escocia, donde el voto por la permanencia en la UE obtuvo una mayoría abrumadora, haga otro intento de independizarse, y algunos funcionarios en Irlanda del Norte, cuyos votantes también respaldaron el “Remain”, ya pidieron la unificación con la República de Irlanda.
La respuesta de la UE al Brexit puede convertirse en otra trampa. Es posible que los líderes europeos, preocupados por disuadir a otros estados miembros de seguir el ejemplo británico, no estén dispuestos a ofrecer al RU condiciones (en particular, en relación con el acceso al mercado común europeo) que le hagan menos dolorosa la salida del bloque. Como la UE supone la mitad del intercambio comercial británico, el impacto en los exportadores puede ser devastador (aunque mejore la competitividad del tipo de cambio). Y con la reubicación de instituciones financieras y de su personal a ciudades de la eurozona en los próximos años, la City (y el mercado inmobiliario) de Londres acusarán el golpe.
Pero las derivaciones para Europa pueden ser mucho peores. Las tensiones entre los estados miembros alcanzaron un punto crítico, no solo en relación con los refugiados, sino también por las dificultades excepcionales entre los países deudores y acreedores dentro de la eurozona. Al mismo tiempo, los gobiernos de Francia y Alemania, debilitados, ahora están obligados a concentrar la atención en los problemas locales. En Italia, una caída bursátil del 10% tras el Brexit dejó en claro la vulnerabilidad del país a una crisis bancaria con todas las letras, algo que podría llevar al poder al populista Movimiento Cinco Estrellas (que acaba de obtener la alcaldía de Roma) tan pronto como el año entrante.
Nada de esto es buen presagio para un programa serio de reformas en la eurozona, que debería incluir una auténtica unión bancaria, una unión fiscal limitada y mecanismos de rendición de cuentas democrática mucho más sólidos. Y el tiempo no está del lado de Europa, conforme presiones externas de países como Turquía y Rusia (que están sacando provecho de la discordia) agravan la competencia política interna europea.
Esa es la situación actual. A toda Europa (Gran Bretaña incluida) la perjudica la pérdida del mercado común y de los valores comunes para cuya protección se creó la UE. Pero lo cierto es que la UE dejó de funcionar y de satisfacer las necesidades y aspiraciones de sus ciudadanos. Va camino de una desintegración caótica que dejará a Europa peor que si la UE nunca hubiera existido.
Pero no debemos abandonar. La UE es, hay que reconocerlo, una creación imperfecta. Después del Brexit, todos los que creemos en los valores y principios que ella encarna debemos agruparnos para salvarla reconstruyéndola por completo. Estoy convencido de que a medida que en las semanas y los meses siguientes se revelen las consecuencias del Brexit, cada vez más gente se nos unirá.

El Brexit y el futuro de Europa

George Soros is Chairman of Soros Fund Management and Chairman of the Open Society Foundations. A pioneer of the hedge-fund industry, he is the author of many books, including The Alchemy of Finance, The New Paradigm for Financial Markets: The Credit Crisis of 2008 and What it Means, and The Tragedy… read more
NUEVA YORK – En mi opinión, Gran Bretaña tenía con la Unión Europea el mejor de los arreglos posibles; era miembro del mercado común sin pertenecer al euro y había conseguido otras exenciones a las reglas de la UE. Pero eso no bastó para evitar que el electorado británico votara por la salida del bloque. ¿Por qué?
La respuesta puede hallarse en las encuestas de opinión realizadas los meses previos al referendo por el “Brexit”. La crisis migratoria europea y el debate por el Brexit se reforzaron mutuamente. La campaña por el “Leave” (la salida de la UE) explotó el empeoramiento de la situación de los refugiados (simbolizado por atemorizadoras imágenes de miles de solicitantes de asilo concentrados en Calais y desesperados por entrar a Gran Bretaña a cualquier costo) para atizar el temor a la inmigración “descontrolada” desde otros países de la UE. Y las autoridades europeas demoraron decisiones importantes sobre la política de refugiados para no incidir negativamente en el referendo británico, lo que perpetuó escenas de caos como la de Calais.