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Monday, October 10, 2016

La batalla entre Cosmopolitas vs. Nacionalistas

Mundo
“La división entre cosmopolitas y nacionalistas definirá el siglo XXI”. Lo decía Michael Ignatieff en una entrevista dos semanas después del voto a favor del Brexit, en la que trataba de dar las claves tanto de la decisión de los británicos como del auge de líderes y movimientos políticos que se nutren -a la vez que alimentan- un rechazo a los inmigrantes y se posicionan, de una u otra forma, contra diversos efectos de la globalización. Pero, ¿son el Brexit, el ascenso deDonald Trump o los avances de partidos populistas en Europa los síntomas de una “revuelta popular contra la globalización”, como escribía hace poco el economista Dani Rodrik? ¿Y es el nacionalismo, como sostiene Ignatieff, lo que está resurgiendo y nucleando a los perdedores de la globalización, a los que no son cosmopolitas?



Ignatieff ya apuntaba ese choque entre cosmopolitas y nacionalistas en un libro de los años 90 que recogía sus viajes por países donde las pasiones nacionalistas estaban en el origen de guerras (la antigua Yugoslavia), terrorismo (Irlanda del Norte) o conflictos como el de Quebec, entre otros. Sangre y pertenencia. Viajes al nuevo nacionalismo, se titulaba la obra. En su prólogo el autor confesaba que durante muchos años había pensado que la corriente favorecía a los cosmopolitas como él, pero que luego concluyó que “el globalismo […] sólo permite una conciencia posnacional a aquellos cosmopolitas que tienen la fortuna de vivir en el opulento Occidente.” Y añadía: “El cosmopolitismo es un privilegio de aquellos que pueden dar por garantizado un estado nación seguro. […] un espíritu cosmopolita y posnacional siempre va a depender en última instancia de la capacidad de los estados nación de proporcionar protección y orden a sus ciudadanos.”
El eco de aquella idea resuena en su opinión sobre el Brexit, cuando dice que la globalización y el mundo sin fronteras “han sido geniales para las personas educadas y los jóvenes que se mueven de un lugar a otro, hablan varios idiomas y son multiculturales”, pero muy difíciles para la gente “cuyos trabajos están atados a una comunidad, cuya movilidad se limita por su nivel de educación o también para aquellos que son leales y apegados a su comunidad, su localidad y su lugar de nacimiento.” Los cosmopolitas, continuaba, se sorprenden de que la mayoría no piense como ellos, y “es por eso que tampoco entienden por qué las personas que viven en el norte de Inglaterra, en ciudades como Sunderland y Wigan, dicen: ‘No quiero defender a Stuttgart o a Düsseldorf. Quiero defender a Wigan’.”
En Wigan, un 64 por ciento votó a favor del Brexit. Era una zona industrial, que decayó antes de que el Reino Unido entrara en la Comunidad Europea, y ahora es un área deprimida. No es nada raro, por tanto, que si alguien les dice, como en efecto ocurriódurante la campaña, que sus intereses son los mismos que los de los trabajadores de Stuttgart, repliquen que lo único que les interesa es Wigan. Pero, ¿son nacionalistas por ello? Y más allá de Wigan, el de El camino a Wigan Pier, de George Orwell, ¿son nacionalistas ingleses los que votaron a favor del Brexit?
No hay duda de que la campaña del Brexit pulsó los resortes del orgullo nacional. Pero, ¿hubiera tenido éxito sin el trasfondo de deterioro económico que sufren desde hace años ciertas zonas y la concurrencia de otros elementos, incluidos los errores de los partidarios de quedarse en la Unión? Lo que sí sabemos, lo sabemos bien en España, es que el nacionalismo, en épocas de crisis, puede congregar un voto de protesta más amplio que el de los nacionalistas strictu sensu. Igual sucede en otros lugares: los nacionalistas ponen el tren al que se suben muchos descontentos, aunque no compartan la ideología nacionalista, marcada por su ferocidad identitaria y su voluntad de exclusión del Otro.
A mí, al contrario que a los de Wigan, me interesa Stuttgart. Y hoy me interesa para exponer una paradoja que anida en la oposición cosmopolitismo-nacionalismo como forma de explicar los seísmos políticos que vive Europa desde la Gran Recesión. Porque los de Stuttgart, en realidad, se han defendido muy bien. Eso es parte del problema. La idea de que la Unión Europea, y Bruselas en concreto, son agentes de la globalización, dominados por unas elites cosmopolitas distantes e indiferentes a las antiguas lealtades nacionales, no se compadece con lo sucedido.
Los intereses nacionales han estado tan presentes como siempre, o más presentes que nunca, en la política europea para encarar la crisis. Alemania ha defendido los suyos y todos los demás han hecho lo mismo. Cierto que esa defensa del interés nacional no se ha llevado tan lejos como para provocar la implosión de la Eurozona y de la Unión, pero la historia de estos últimos años ha sido un constante y tenso tira y afloja entre ambas tendencias. Los denostados burócratas de Bruselas puede que compongan una élite cosmopolita y posnacional, pero los que toman las decisiones importantes no son ellos: son los gobiernos de los Estados miembros.
Ni las élites europeas son todas cosmopolitas ni los contrarios a la UE son todos nacionalistas. Querer un Estado más protector no es sinónimo de nacionalismo, como tampoco lo es, necesariamente, la demanda de mayor control de las fronteras. Es tentador y sugerente sintetizar los conflictos actuales, en Europa o en EEUU, como un choque entre cosmopolitas y nacionalistas, pero visto más de cerca ese enfrentamiento tiende a difuminarse como un espejismo. Habrá que seguir explorando, admitir que aún no sabemos qué pasa. No sabemos siquiera si estamos ante un fenómeno global provocado por las mismas causas o si las élites intelectuales, esas sí muy cosmopolitas, están globalizando fenómenos que tienen motores distintos.

La batalla entre Cosmopolitas vs. Nacionalistas

Mundo
“La división entre cosmopolitas y nacionalistas definirá el siglo XXI”. Lo decía Michael Ignatieff en una entrevista dos semanas después del voto a favor del Brexit, en la que trataba de dar las claves tanto de la decisión de los británicos como del auge de líderes y movimientos políticos que se nutren -a la vez que alimentan- un rechazo a los inmigrantes y se posicionan, de una u otra forma, contra diversos efectos de la globalización. Pero, ¿son el Brexit, el ascenso deDonald Trump o los avances de partidos populistas en Europa los síntomas de una “revuelta popular contra la globalización”, como escribía hace poco el economista Dani Rodrik? ¿Y es el nacionalismo, como sostiene Ignatieff, lo que está resurgiendo y nucleando a los perdedores de la globalización, a los que no son cosmopolitas?


Tuesday, October 4, 2016

¿Por qué tantos estadounidenses se oponen a la inmigración?

Parecería que fue una 'ocurrencia' más de Donald Trump, pero de acuerdo con un estudio de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina, el rechazo a los migrantes no necesariamente es por la incertidumbre económica.
Cass R. Sunstein
niños inmigrantes en EU, Reuters
¿Por qué tantos estadounidenses se oponen a la inmigración y por qué se ha convertido en un tema central en la campaña presidencial?

Cada vez más investigaciones sugieren que la respuesta no necesariamente es por la incertidumbre económica, en la preocupación por el gasto público, ni siquiera en un sentimiento nacionalista general. Es algo más específico… y más perturbador.

Un amplio estudio de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina publicado la semana pasada pone en relieve la pregunta de qué impulsa el sentimiento antiinmigrante.

Según la investigación, la inmigración tiene efectos positivos en el crecimiento económico y no afecta al empleo o el sueldo de los trabajadores nativos.

Como escribió mi compañera de Bloomberg View, Paula Dwyer, el panorama no es tan halagüeño: la inmigración parece reducir el número de horas que trabajan los adolescentes nativos y reduce el sueldo de los trabajadores nacidos en el país que no terminaron la enseñanza secundaria.

No obstante, la conclusión general del informe es que la inmigración promueve y es incluso “parte integral del crecimiento económico del país”. ¿Qué explica, entonces, esta oposición generalizada? He aquí cuatro posibilidades:

1. Cierto o no, los que se oponen a la inmigración les preocupan los riesgos de la competencia en el mercado. Quieren que los estadounidenses nacidos en el país conserven su empleo y no quieren hacer frente a un recorte de sueldos.

2. Cierto o no, los que se oponen les preocupa la carga fiscal impuesta por los inmigrantes de primera generación.

3. Los que se oponen se muestran hostiles a cualquier grupo -nacional, étnico, racial o religioso-que sea diferente al suyo.

4. Los que se oponen son hostiles a ciertos grupos: latinos y musulmanes en particular.

La última evidencia más confiable sugiere que la última explicación es la que está más cerca de la verdad.

Parte de estos datos tienen la ventaja de haber sido recopilados antes de que Donald Trump anunciara su candidatura a la presidencia y explica por qué su propuesta de construir un muro fronterizo entre México y Estados Unidos fue una genialidad política.

En 2008, Nicholas Valentino, Ted Brader y Ashley Jardina de la Universidad de Michigan llevaron a cabo una encuesta en la que hacían una serie de preguntas acerca de “varios grupos sociales” y pedían a los encuestados que calificarán su actitud hacia los negros, los asiáticos, los hispanos y los blancos.

También hicieron al mismo grupo de encuestados una serie de preguntas sobre la inmigración como “¿qué probabilidad hay de que la inmigración tenga un impacto negativo en el empleo de los ciudadanos estadounidenses?”

Finalmente, preguntaron a estos individuos sobre su situación económica (incluyendo sus ingresos familiares) y su nivel de incertidumbre económica.

El principal resultado fue que la actitud de los blancos hacia otros grupos “tiene una influencia estadísticamente enorme en la opinión negativa (del resto de la población) sobre el impacto cultural y económico de la inmigración”.

Expertos en ciencias sociales no utilizan generalmente la palabra “enorme”, por lo que tenemos aquí un efecto realmente drástico: cuan mayor es la actitud negativa de los blancos hacia los negros, los asiáticos y los hispanos, más se dispara su sentimiento negativo hacia la inmigración.

Puede que no le sorprenda que los nacidos en el país tiendan a rechazar a miembros de otros grupos raciales. Pero hay una sorpresa: cuando se desglosan los datos resulta que, básicamente, todo el movimiento procede de una actitud negativa hacia los hispanos.

Las actitudes hacia los asiáticos y los negros no son tan determinantes con la percepción sobre la inmigración.

Si bien la actitud negativa hacia los hispanos podría explicar la percepción sobre la inmigración, la incertidumbre económica tuvo un efecto mucho más débil.

Ciertamente, los individuos más preocupados por su situación económica mostraron una tendencia a aceptar que la inmigración perjudica las perspectivas de empleo de los estadounidenses.

Por otra parte, los trabajadores de bajos ingresos y los desempleados no mostraron un sentimiento negativo hacia la inmigración mayor que otros grupos de la población. “Los intereses materiales representan sólo una parte pequeña” de la actitud hacia los inmigrantes, concluyeron los autores.

Estos resultados coinciden en gran medida con numerosos estudios, algunos recientes, que encuentran que los prejuicios raciales, religiosos y étnicos preanuncian su postura hacia la inmigración, y que la actitud en contra de los latinos es especialmente importante. (La razón de por qué existen estas actitudes y también la posibilidad de que algunos individuos asocien la inmigración hispana con el problema concreto de la inmigración ilegal es una cuestión distinta, pero esto es un tema para otra ocasión).

Se concluye que al poner de relieve la inmigración de México y al proponer la construcción de un muro fronterizo, Trump estaba apuntando a un sentimiento generalizado. Lo que es más, lo estaba legitimando, activando e incluso amplificando.

Los autores del estudio de 2008 también anticiparon este fenómeno: “Las malas noticias sobre los inmigrantes latinos -pero no sobre inmigrantes de otros grupos- provoca una preocupación importante en los blancos, y esta preocupación es un factor central de la oposición a la inmigración”.

Indudablemente, en 2016, la inmigración musulmana también ha cobrado relevancia en la opinión pública (y en los discursos de Trump).

No es la primera vez. Valentino y sus coautores encontraron que después de los atentados del 11 de septiembre hubo un aumento de las noticias sobre la inmigración musulmana, ya que el periodo en el que las actitudes negativas hacia los musulmanes mostraban una correlación con las actitudes negativas hacia la inmigración en general.

Y según un estudio publicado la semana pasada, en Europa el prejuicio antimusulmán es un factor fundamental en las actitudes hacia los solicitantes de asilo.

Una aclaración importante: estoy presentando datos empíricos y ninguno de ellos quiere decir que las fronteras estadounidenses deban abrirse o que los que están a favor de un control más estricto de las fronteras se equivoquen al poner de relieve los riesgos (entre otros, de los que quieren hacernos daño).

Puede que tengan razón. Y la inmigración ilegal plantea sus propios interrogantes; algunos individuos apoyan la inmigración siempre que haya llegado de manera legal.

No obstante algunas verdades resultan incómodas: el sentimiento antiinmigración se ha generalizado y, si quiere encontrarle una explicación, puede empezar por la hostilidad hacia los latinos y los musulmanes.

¿Por qué tantos estadounidenses se oponen a la inmigración?

Parecería que fue una 'ocurrencia' más de Donald Trump, pero de acuerdo con un estudio de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina, el rechazo a los migrantes no necesariamente es por la incertidumbre económica.
Cass R. Sunstein
niños inmigrantes en EU, Reuters
¿Por qué tantos estadounidenses se oponen a la inmigración y por qué se ha convertido en un tema central en la campaña presidencial?

Cada vez más investigaciones sugieren que la respuesta no necesariamente es por la incertidumbre económica, en la preocupación por el gasto público, ni siquiera en un sentimiento nacionalista general. Es algo más específico… y más perturbador.

Un amplio estudio de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina publicado la semana pasada pone en relieve la pregunta de qué impulsa el sentimiento antiinmigrante.

Según la investigación, la inmigración tiene efectos positivos en el crecimiento económico y no afecta al empleo o el sueldo de los trabajadores nativos.

Saturday, October 1, 2016

La batalla entre Cosmopolitas vs. Nacionalistas

Mundo
“La división entre cosmopolitas y nacionalistas definirá el siglo XXI”. Lo decía Michael Ignatieff en una entrevista dos semanas después del voto a favor del Brexit, en la que trataba de dar las claves tanto de la decisión de los británicos como del auge de líderes y movimientos políticos que se nutren -a la vez que alimentan- un rechazo a los inmigrantes y se posicionan, de una u otra forma, contra diversos efectos de la globalización. Pero, ¿son el Brexit, el ascenso deDonald Trump o los avances de partidos populistas en Europa los síntomas de una “revuelta popular contra la globalización”, como escribía hace poco el economista Dani Rodrik? ¿Y es el nacionalismo, como sostiene Ignatieff, lo que está resurgiendo y nucleando a los perdedores de la globalización, a los que no son cosmopolitas?



Ignatieff ya apuntaba ese choque entre cosmopolitas y nacionalistas en un libro de los años 90 que recogía sus viajes por países donde las pasiones nacionalistas estaban en el origen de guerras (la antigua Yugoslavia), terrorismo (Irlanda del Norte) o conflictos como el de Quebec, entre otros. Sangre y pertenencia. Viajes al nuevo nacionalismo, se titulaba la obra. En su prólogo el autor confesaba que durante muchos años había pensado que la corriente favorecía a los cosmopolitas como él, pero que luego concluyó que “el globalismo […] sólo permite una conciencia posnacional a aquellos cosmopolitas que tienen la fortuna de vivir en el opulento Occidente.” Y añadía: “El cosmopolitismo es un privilegio de aquellos que pueden dar por garantizado un estado nación seguro. […] un espíritu cosmopolita y posnacional siempre va a depender en última instancia de la capacidad de los estados nación de proporcionar protección y orden a sus ciudadanos.”
El eco de aquella idea resuena en su opinión sobre el Brexit, cuando dice que la globalización y el mundo sin fronteras “han sido geniales para las personas educadas y los jóvenes que se mueven de un lugar a otro, hablan varios idiomas y son multiculturales”, pero muy difíciles para la gente “cuyos trabajos están atados a una comunidad, cuya movilidad se limita por su nivel de educación o también para aquellos que son leales y apegados a su comunidad, su localidad y su lugar de nacimiento.” Los cosmopolitas, continuaba, se sorprenden de que la mayoría no piense como ellos, y “es por eso que tampoco entienden por qué las personas que viven en el norte de Inglaterra, en ciudades como Sunderland y Wigan, dicen: ‘No quiero defender a Stuttgart o a Düsseldorf. Quiero defender a Wigan’.”
En Wigan, un 64 por ciento votó a favor del Brexit. Era una zona industrial, que decayó antes de que el Reino Unido entrara en la Comunidad Europea, y ahora es un área deprimida. No es nada raro, por tanto, que si alguien les dice, como en efecto ocurriódurante la campaña, que sus intereses son los mismos que los de los trabajadores de Stuttgart, repliquen que lo único que les interesa es Wigan. Pero, ¿son nacionalistas por ello? Y más allá de Wigan, el de El camino a Wigan Pier, de George Orwell, ¿son nacionalistas ingleses los que votaron a favor del Brexit?
No hay duda de que la campaña del Brexit pulsó los resortes del orgullo nacional. Pero, ¿hubiera tenido éxito sin el trasfondo de deterioro económico que sufren desde hace años ciertas zonas y la concurrencia de otros elementos, incluidos los errores de los partidarios de quedarse en la Unión? Lo que sí sabemos, lo sabemos bien en España, es que el nacionalismo, en épocas de crisis, puede congregar un voto de protesta más amplio que el de los nacionalistas strictu sensu. Igual sucede en otros lugares: los nacionalistas ponen el tren al que se suben muchos descontentos, aunque no compartan la ideología nacionalista, marcada por su ferocidad identitaria y su voluntad de exclusión del Otro.
A mí, al contrario que a los de Wigan, me interesa Stuttgart. Y hoy me interesa para exponer una paradoja que anida en la oposición cosmopolitismo-nacionalismo como forma de explicar los seísmos políticos que vive Europa desde la Gran Recesión. Porque los de Stuttgart, en realidad, se han defendido muy bien. Eso es parte del problema. La idea de que la Unión Europea, y Bruselas en concreto, son agentes de la globalización, dominados por unas elites cosmopolitas distantes e indiferentes a las antiguas lealtades nacionales, no se compadece con lo sucedido.
Los intereses nacionales han estado tan presentes como siempre, o más presentes que nunca, en la política europea para encarar la crisis. Alemania ha defendido los suyos y todos los demás han hecho lo mismo. Cierto que esa defensa del interés nacional no se ha llevado tan lejos como para provocar la implosión de la Eurozona y de la Unión, pero la historia de estos últimos años ha sido un constante y tenso tira y afloja entre ambas tendencias. Los denostados burócratas de Bruselas puede que compongan una élite cosmopolita y posnacional, pero los que toman las decisiones importantes no son ellos: son los gobiernos de los Estados miembros.
Ni las élites europeas son todas cosmopolitas ni los contrarios a la UE son todos nacionalistas. Querer un Estado más protector no es sinónimo de nacionalismo, como tampoco lo es, necesariamente, la demanda de mayor control de las fronteras. Es tentador y sugerente sintetizar los conflictos actuales, en Europa o en EEUU, como un choque entre cosmopolitas y nacionalistas, pero visto más de cerca ese enfrentamiento tiende a difuminarse como un espejismo. Habrá que seguir explorando, admitir que aún no sabemos qué pasa. No sabemos siquiera si estamos ante un fenómeno global provocado por las mismas causas o si las élites intelectuales, esas sí muy cosmopolitas, están globalizando fenómenos que tienen motores distintos.

La batalla entre Cosmopolitas vs. Nacionalistas

Mundo
“La división entre cosmopolitas y nacionalistas definirá el siglo XXI”. Lo decía Michael Ignatieff en una entrevista dos semanas después del voto a favor del Brexit, en la que trataba de dar las claves tanto de la decisión de los británicos como del auge de líderes y movimientos políticos que se nutren -a la vez que alimentan- un rechazo a los inmigrantes y se posicionan, de una u otra forma, contra diversos efectos de la globalización. Pero, ¿son el Brexit, el ascenso deDonald Trump o los avances de partidos populistas en Europa los síntomas de una “revuelta popular contra la globalización”, como escribía hace poco el economista Dani Rodrik? ¿Y es el nacionalismo, como sostiene Ignatieff, lo que está resurgiendo y nucleando a los perdedores de la globalización, a los que no son cosmopolitas?


Tuesday, August 23, 2016

EE.UU.: Los evidentes beneficios de la inmigración

Alex Nowrasteh indica que "Calificar de manera dinámica los impactos fiscales y económicos de la reforma migratoria revelará lo que los partidarios del libre mercado han sabido desde hace mucho: las personas pacíficas y saludables son algo bueno para la economía y no quiebran los presupuestos estatales".

Alex Nowrasteh es analista de políticas de inmigración del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.
Conforme el senado considera un paquete de reforma migratoria integral, los conservadores fiscales están preocupados acerca de los impactos de la legislación en el presupuesto. La Heritage Foundation ha publicado un estudio afirmando que la amnistía migratoria le costará a la Tesorería de EE.UU. $6,3 billones. Muchos otros partidarios del libre mercado —entre los cuales me encuentro— criticamos la metodología de ese reporte porque ignora los efectos del crecimiento económico y las recaudaciones tributarias derivados de la inmigración liberalizada.



Mientras que el proyecto de ley del senado no es perfecto, es una avance importante si lo comparamos con el actual sistema migratorio —pero el costo mencionado por el estudio de Heritage no se sostiene en vista de la amplia evidencia acerca de los beneficios económicos de la inmigración.
La Oficina de Presupuesto del Congreso planea “calificar dinámicamente” el impacto fiscal del proyecto de ley del senado. Esto constituye una gran victoria para el análisis racional de cualquier legislación, y algo por lo que los partidarios del libre mercado han presionado durante años —incluso los analistas de Heritage.
Una calificación apropiadamente dinámica capturará los beneficios económicos y analizará su impacto sobre la recaudación fiscal —no solamente los impuestos pagados por los inmigrantes, sino por los estadounidenses que se vuelvan más productivos gracias a la reforma. Más inmigración aumentará el tamaño de la economía agregando más trabajadores y empresarios, lo cual a su vez aumentará la cantidad de capital y construcciones, elevando así el producto doméstico bruto.  Esa economía más grande luego tendrá una mayor recaudación fiscal, si todos los demás factores se mantienen constantes.
Pero, ¿qué tanto más grande sería la economía?
Un estudio de 2009 preparado por el Cato Institute empleó un modelo económico dinámico llamado USAGE para calcular el cambio económico causado por una reforma migratoria. Este concluyó que una ley similar a aquella propuesta por el senado agregaba $180.000 millones al ingreso anual por hogar en EE.UU.
Otro estudio comisionado por Cato empleó un análisis similar utilizando un modelo llamado GMig2. El estudio concluyó que la reforma aumentaría el PIB de EE.UU. en $1,5 billones en 10 años.
Ese modelo también realizó una simulación dentro de la cual todos los inmigrantes no autorizados eran removidos de la economía estadounidense —una política favorecida por el estudio de la Heritage Foundation. El resultado fue un declive de $2,6 billones en el crecimiento del PIB para la misma década, confirmando la observación derivada del sentido común de que remover trabajadores, consumidores, inversores, y empresarios de la economía estadounidense nos empobrecerá.
Los estudios de Cato proveen herramientas dinámicas que consideran los inequívocos beneficios económicos de una mayor inmigración como parte de cualquier reforma. El consenso entre economistas es que la inmigración es buena para la gran mayoría de estadounidenses y para los inmigrantes, y hace que tanto la economía estadounidense como las economías alrededor del mundo crezcan y se vuelvan más productivas.
La amnistía de la era de Reagan confirma que los inmigrantes legalizados experimentan aumentos en sus salarios de hasta 15 por ciento solamente por el hecho de trabajar legalmente. Esos salarios más altos son el resultado de trabajadores más productivos que luego pagan más impuestos. Pero los empleadores, accionistas, consumidores, propietarios de bienes raíces, y la gran mayoría de los trabajadores también experimentan un incremento en sus ingresos y en su productividad gracias a la inmigración.
Si los opositores conservadores de la reforma migratoria están honestamente preocupados acerca de su impacto fiscal, veamos sus sugerencias para minimizarlo. Aquí tenemos una: reformar el Estado de Bienestar y excluir a aquellos que no son ciudadanos. Cato está por publicar un análisis de políticas públicas detallando cambios legales específicos que lograrían este objetivo.
Calificar de manera dinámica los impactos fiscales y económicos de la reforma migratoria revelará lo que los partidarios del libre mercado han sabido desde hace mucho: las personas pacíficas y saludables son algo bueno para la economía y no quiebran los presupuestos estatales. La Heritage Foundation tiene una admirable tradición de presionar a favor de que se hagan análisis dinámicos de las propuestas tributarias. Es desafortunado que abandone su herencia intelectual en este caso

EE.UU.: Los evidentes beneficios de la inmigración

Alex Nowrasteh indica que "Calificar de manera dinámica los impactos fiscales y económicos de la reforma migratoria revelará lo que los partidarios del libre mercado han sabido desde hace mucho: las personas pacíficas y saludables son algo bueno para la economía y no quiebran los presupuestos estatales".

Alex Nowrasteh es analista de políticas de inmigración del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.
Conforme el senado considera un paquete de reforma migratoria integral, los conservadores fiscales están preocupados acerca de los impactos de la legislación en el presupuesto. La Heritage Foundation ha publicado un estudio afirmando que la amnistía migratoria le costará a la Tesorería de EE.UU. $6,3 billones. Muchos otros partidarios del libre mercado —entre los cuales me encuentro— criticamos la metodología de ese reporte porque ignora los efectos del crecimiento económico y las recaudaciones tributarias derivados de la inmigración liberalizada.


¿Es la inmigración un problema?

Maximiliano Bauk explica que "Si un trabajador sirio emigra de su país hacia Europa, por ejemplo, la economía global crece. Esto es así porque la misma persona con las mismas capacidades produce en el mismo período de tiempo una mayor cantidad de bienes y servicios en un país desarrollado que en uno que no lo es".

Maximiliano Bauk es Analista de Políticas Económicas en el Centro de Estudios Libertad y Responsabilidad (Argentina).
La enorme mayoría de las personas, por lo menos a lo largo y ancho del continente americano, contamos con inmigrantes en nuestros antepasados. Personalmente, si me remonto tan solo tres generaciones, me encontraré con que ninguno de mis bisabuelos nació en la Argentina, de hecho todos ellos provienen de lugares lejanos, en su mayoría de Croacia, aunque también de Italia y España.



Nuestras tierras han sido pobladas por millones de familias procedentes de todos los rincones del planeta, recibiendo con los brazos abiertos a las víctimas de guerras hartas de tanta destrucción, como a todo aquel que sintiera un techo en sus capacidades que aquí pudiera ser elevado. Nadie cuestiona lo provechoso que fue aquella posibilidad que nuestro continente brindó con tanta generosidad durante siglos en el pasado, pero por alguna razón parece que, aquello que alguna vez nos benefició, es ahora un enorme peligro.
¿Pero es realmente la inmigración un problema? La respuesta es sin lugar a duda negativa y paso a explicar por qué.
Si un trabajador sirio emigra de su país hacia Europa, por ejemplo, la economía global crece. Esto es así porque la misma persona con las mismas capacidades produce en el mismo período de tiempo una mayor cantidad de bienes y servicios en un país desarrollado que en uno que no lo es, debido a las herramientas disponibles en el primero y ausentes en el segundo, y más aun teniendo en cuenta que este último se encuentra devastado por conflictos internos y externos que convierten cualquier actividad diaria en un riesgo para la vida. Esto implica que al multiplicar la misma persona en diferentes contextos su productividad, el ahorro será mayor, con lo que debe esperarse a su vez mayor inversión y por lo tanto mayor empleo.
Lo mismo ocurre en el contexto interno del país que lo acoge: ingresa un trabajador, realiza alguna tarea como por ejemplo envasado de pasta dental, haciendo de la elaboración de esta algo más productivo puesto que de lo contrario no hubiera sido contratado, esto se traduce en un producto final más barato para el consumidor, por lo que con el mismo dinero podrá ahora obtener más productos, es decir que los salarios reales aumentan. Todos ganan.
Hasta aquí no hay inconveniente alguno, pero desde mediados del siglo pasado llegó de manera creciente el llamado Estado Benefactor. Este consiste en la distribución de un caudal de dinero aportado por los contribuyentes, entre aquellos que más lo necesiten. Pero pasaron los años y los gobernantes entendieron que este sistema podía ser utilizado en su beneficio para captar votos, por lo que los estándares fueron cada vez menos estrictos y su disposición se ha tornado, en numerosos casos, descontrolada y desequilibrada.
Así, el país ya no solo ofrece oportunidades de trabajo y prosperidad a base de esfuerzo, sino que además en muchas veces, garantiza ciertos beneficios; y teniendo en cuenta que una gran cantidad de los inmigrantes se van de su país justamente por la falta de oportunidades, es de esperar que su situación no sea la mejor, por lo que en lugar de aportar al crecimiento económico pasa ser destinatario de asistencia estatal, reduciendo el producto y convirtiéndose en una carga para la ciudadanía, por lo menos durante un tiempo  determinado. Inclusive, en algunas ocasiones, es este sistema el incentivo principal para escoger un destino en lugar de otro.
¿Cuál es entonces la conclusión? Pues bien, si la inmigración sin factores exógenos que la desvirtúen es positiva tanto para el país de destino, como para sus habitantes y obviamente el inmigrado, el problema debe radicar necesariamente en cuestiones externas a ella, como por ejemplo el mencionado Estado Benefactor que, a causa de su capacidad para conducir el voto popular en cierta dirección, ha tomado dimensiones exorbitantes.
Uno debe tener en cuenta que un alemán es alemán por una mera coincidencia geográfica al momento de su nacimiento, pero eso no lo hace un mejor ser humano, en cambio lo que sí lo convierte en uno más civilizado es el contexto de reglas claras y fuertes instituciones que lo rigen, a las cuales deberá adaptarse el extranjero, y si no lo hiciera eso significará que en realidad ese sistema tenía aspectos débiles que mejorar solo apreciables al ser puestos a prueba. Al fin y al cabo la inmigración es como la luz, uno no puede culparla por todo aquello que nos permite ver.

¿Es la inmigración un problema?

Maximiliano Bauk explica que "Si un trabajador sirio emigra de su país hacia Europa, por ejemplo, la economía global crece. Esto es así porque la misma persona con las mismas capacidades produce en el mismo período de tiempo una mayor cantidad de bienes y servicios en un país desarrollado que en uno que no lo es".

Maximiliano Bauk es Analista de Políticas Económicas en el Centro de Estudios Libertad y Responsabilidad (Argentina).
La enorme mayoría de las personas, por lo menos a lo largo y ancho del continente americano, contamos con inmigrantes en nuestros antepasados. Personalmente, si me remonto tan solo tres generaciones, me encontraré con que ninguno de mis bisabuelos nació en la Argentina, de hecho todos ellos provienen de lugares lejanos, en su mayoría de Croacia, aunque también de Italia y España.


Thursday, August 11, 2016

86% de partidarios de Trump lo eligen por el tema de la inmigración

Respecto a Clinton, la mayoría de los simpatizantes de la demócrata no creen que sea muy eficiente tratando los diferentes asuntos del país

(Wikimedia)
En general, los partidarios de Trump creen que el republicano será eficiente tratando los diferentes asuntos del país. (Wikimedia)
De acuerdo con una encuesta publicada por el Pew Research Center el pasado 14 de julio, la principal razón por la que los partidarios de Donald Trump lo apoyan es por su posición con respecto al tema de la inmigración, en segundo lugar el de la seguridad contra el terrorismo, y en tercero, la economía.
86% de los electores de Trump creen que bajo su mandato los asuntos de inmigración estarán mejor gestionados, mientras que solo 2% de sus electores creen que este asunto no mejorará.
Con respecto a la seguridad de Estados Unidos contra el terrorismo, 83% de los partidarios de Trump creen que el país estará más seguro bajo su mandato. Ese mismo porcentaje (83%) piensa que con el republicano sentado en la Oficina Oval, le economía mejorará.



En contraste, el tema que más parece preocupar a los partidarios de Trump y en el que creen que será menos eficiente es en la política exterior. 65% cree que este tema será bien gestionado bajo el mandato de Trump, mientras que 34% no está muy seguro de ello.
El segundo tópico que más suspicacia levanta entre los electores del magnate es el tema de la salud. 29% no cree que el republicano logre administrar este tema eficientemente.
No obstante, en general, la encuesta que entrevistó a 4.600 simpatizantes del neoyorquino evidencia que los partidarios de Trump tienen bastante seguridad sobre su candidato y su eficiencia para tratar diversos temas. No ocurre lo mismo con la candidata del Partido Demócrata.
Según la encuesta, los partidarios de Clinton creen que el ámbito que mejor sabrá tratar la candidata es el de la salud. Sin embargo, estos solo representan 57%, mientras que 41% no está seguro de la eficiencia de la demócrata.
El segundo asunto que despierta más confianza entre sus electores es el de política exterior. Pero, nuevamente, es bajo el número de electores que realmente aseguran que la candidata será una buena gestora en este tópico.
Los temas en que los electores de Clinton creen que serán los más difíciles para la candidata del Partido Demócrata son el de mantener seguro a Estados Unidos del terrorismo y la gestión del déficit presupuestal.
En ambos casos, más del 50% de los partidarios de Clinton no creen que la candidata será eficiente para tratar esos asuntos.
Si quiere leer todos los resultados de la encuesta, siga este link: Voters’ Perception of the Candidates: Traits, Ideology and Impact on Issues
Fuente: Pew Center

86% de partidarios de Trump lo eligen por el tema de la inmigración

Respecto a Clinton, la mayoría de los simpatizantes de la demócrata no creen que sea muy eficiente tratando los diferentes asuntos del país

(Wikimedia)
En general, los partidarios de Trump creen que el republicano será eficiente tratando los diferentes asuntos del país. (Wikimedia)
De acuerdo con una encuesta publicada por el Pew Research Center el pasado 14 de julio, la principal razón por la que los partidarios de Donald Trump lo apoyan es por su posición con respecto al tema de la inmigración, en segundo lugar el de la seguridad contra el terrorismo, y en tercero, la economía.
86% de los electores de Trump creen que bajo su mandato los asuntos de inmigración estarán mejor gestionados, mientras que solo 2% de sus electores creen que este asunto no mejorará.
Con respecto a la seguridad de Estados Unidos contra el terrorismo, 83% de los partidarios de Trump creen que el país estará más seguro bajo su mandato. Ese mismo porcentaje (83%) piensa que con el republicano sentado en la Oficina Oval, le economía mejorará.


Tuesday, July 26, 2016

Por qué Trump se equivoca respecto de la inmigración

Benjamin W. Powell

Donald Trump ha sido noticia en todo el país con sus afirmaciones de que los inmigrantes ilegales son la principal causa de la difícil situación económica de la nación y que, como presidente de los Estados Unidos, acabará con los que cruzan la frontera ilegalmente y por lo tanto “ayudará a hacer grande a los Estados Unidos de nuevo”. Pero casi todo lo que Trump dice acerca de la inmigración se da de bruces con las conclusiones de los científicos sociales que la han estudiado.
El polarizador debate popular que rodea a la migración transfronteriza ha estado plagado durante mucho tiempo de exageradas afirmaciones y amplias generalizaciones basadas en una evidencia limitada. Los científicos sociales, al igual que el público, difieren en sus preferencias sobre la política inmigratoria, y debaten activamente sobre el efecto de la inmigración en los Estados Unidos. Pero también hay mucho consenso entre ellos.



Mi libro, “The Economics of Immigration”, reúne a los principales científicos sociales para resumir el estado del debate académico sobre la inmigración en los Estados Unidos, y para ventilar sus diferencias sobre la política inmigratoria. Cualesquiera que sean sus desacuerdos, sus análisis muestran que casi ninguno de las aseveraciones que ha hecho Trump sobre la inmigración tiene una pata académica para mantenerse en pie.
Según Trump, “la afluencia de trabajadores extranjeros mantiene bajos los salarios y alto el desempleo” para los no inmigrantes. Por el contrario, los investigadores que estudian el impacto económico de la inmigración encuentran que los recién llegados han tenido un efecto nulo sobre el empleo y la remuneración de los trabajadores nacidos en el país en general.
Personas de todo el mundo se percatan cuando los inmigrantes se desempeñan en empleos que los trabajadores nacidos en el país ya no conservan. Pero no ven los puestos de trabajo que se crean debido a la inmigración. A veces estos trabajos proporcionan bienes y servicios directamente a los inmigrantes.
A veces los nuevos puestos de trabajo llegan a existir porque se ha liberado trabajo de su anterior utilización, permitiéndole a la gente ganarse la vida atendiendo mejor las necesidades del prójimo. Esto sucede ya sea que el incremento en el número de trabajadores se origine en un “baby boom”, el ingreso de la mujer al mercado laboral, o la inmigración. El tamaño de la fuerza laboral se ha más que duplicado desde 1950, y también lo ha hecho el número de puestos de trabajo.
Cuando se trata de los salarios, los economistas razonables discrepan sobre el impacto de los inmigrantes, pero no encuentran ninguna disminución general de los salarios causada por la inmigración. En su lugar, debaten acerca de si la inmigración provoca que caigan los salarios de quienes abandonaron sus estudios secundarios hasta en un 7 por ciento o si sus salarios aumentan ligeramente. Los economistas también debaten sobre cuán temporales podrían ser algunos de los impactos negativos sobre los salarios.
Sin importar cuáles de los economistas en este debate están en lo cierto, la generalizada afirmación de Trump de que los inmigrantes están impidiendo que muchos estadounidenses alcancen un estándar de vida de clase media no tiene sustento en la investigación en ciencias sociales.
Trump también ha formulado alegaciones infundadas de que los inmigrantes ilegales están drenando el Tesoro estadounidense. Según su sitio de campaña, “A los contribuyentes estadounidenses se les ha pedido lidiar con cientos de miles de millones en costos de atención médica, gastos de vivienda, gastos de educación, gastos sociales, etc.”.
Pero cualquier contabilidad razonable también debe mirar los ingresos fiscales que los inmigrantes generan, algo que el hombre de negocios devenido en celebridad pasa por alto.
Los inmigrantes, tanto legales como ilegales, a menudo pagan impuestos sobre la renta. Ellos pagan también impuestos a las ventas y otros gravámenes. Cuando los empleadores se benefician mediante la contratación de inmigrantes, pagan más impuestos. Cualquier estudio responsable sobre el impacto fiscal de la inmigración debe tener en cuenta estos efectos “dinámicos” que se extienden a través de la economía y sumarlos a los ingresos fiscales totales.
Cualquier estudio razonable también debe contemplar los ingresos y costos futuros. Un inmigrante con hijos en edad escolar puede ser una carga fiscal hoy, pero después de que los niños se gradúen y se conviertan en empleados remunerados ellos generarán ingresos fiscales.
Entre los estudios académicos respetables, algunos encuentran que la inmigración drena el cofre público. Otros hallan que aumenta los ingresos fiscales netos. Pero en todos los casos, las magnitudes son pequeñas y agrupadas en torno a cero.
Si Donald Trump realmente desea “hacer grande a los Estados Unidos”, tiene que prestar atención a la investigación que los académicos han hecho en materia de inmigración. Sus estudios encuentran que la inmigración aumenta de manera modesta la riqueza de la población nativa y evidencian que los temores que Trump está propagando son bastamente infundados.

Por qué Trump se equivoca respecto de la inmigración

Benjamin W. Powell

Donald Trump ha sido noticia en todo el país con sus afirmaciones de que los inmigrantes ilegales son la principal causa de la difícil situación económica de la nación y que, como presidente de los Estados Unidos, acabará con los que cruzan la frontera ilegalmente y por lo tanto “ayudará a hacer grande a los Estados Unidos de nuevo”. Pero casi todo lo que Trump dice acerca de la inmigración se da de bruces con las conclusiones de los científicos sociales que la han estudiado.
El polarizador debate popular que rodea a la migración transfronteriza ha estado plagado durante mucho tiempo de exageradas afirmaciones y amplias generalizaciones basadas en una evidencia limitada. Los científicos sociales, al igual que el público, difieren en sus preferencias sobre la política inmigratoria, y debaten activamente sobre el efecto de la inmigración en los Estados Unidos. Pero también hay mucho consenso entre ellos.


Thursday, July 21, 2016

FARC y ELN trafican a Venezuela armas que abandonan en Colombia

Los guerrilleros colombianos han trasladado su logística delictual a Venezuela y tienen a las escuelas como centros de operaciones, denuncia el profesor Javier Tarazona

Mural en memoria del líder de las FARC Manuel Marulanda en Caracas. La actividad de la guerrilla colombiana llega a la capital del vecino país, según el dirigente gremial tachirense Javier Tarazona. (La Protesta Militar)
Mural en memoria del líder de las FARC Manuel Marulanda en Caracas. La actividad de la guerrilla colombiana llega a la capital del vecino país, según el dirigente gremial tachirense Javier Tarazona. (La Protesta Militar)
Lo que sucedió cuando se desmovilizaron las Autodefensas Unidas de Colombia en 2006 se repite una década después con los Acuerdos de Paz firmados entre el Gobierno colombiano y las FARC: Los restos de este grupos guerrilleros negados a la desmovilización (porque han encontrado un modus vivendi en actividades ilícitas, como sucedió previamente con los paramilitares colombianos), se están desplazando a Venezuela y dedicándose a actividades propias del hampa común, manteniendo un brazo militar que contrasta con la fachada política a la que se dedican en su país de origen.



Esta es la afirmación que hace Javier Tarazona, docente universitario venezolano, residente en la ciudad de Rubio, estado Táchira, población fronteriza con Colombia, y quien desde hace al menos tres años viene denunciando la creciente injerencia que las FARC y el ELN tienen en la vida venezolana, ayudadas por “un Estado venezolano que ha abandonado la frontera y cuyo partido de Gobierno tiene además afinidad ideológica con estos grupos guerrilleros, los ve como un apoyo en la eventualidad de que pierda el poder”.
En conversación con PanAm Post, Tarazona, coordinador y fundador de la Red de Educadores en Defensa de los Derechos Humanos, además de presidente del Colegio de Profesores de Táchira, señala que “desde que se firmaron los acuerdos de Paz en Colombia se ha identificado el desplazamiento de guerrilleros hacia territorio venezolano”, pero que desde antes vienen haciendo actividades de “narcotráfico, microtráfico, trata de personas, contrabando” a lo largo de la frontera venezolana con Colombia en los estados Táchira, Zulia, Apure, Amazonas y actualmente, incluso, en el estado Bolívar, donde se han dedicado “fundamentalmente a la minería ilegal”.
Pero señala el educador, que se ha convertido en experto en el fenómeno de la guerrilla a fuerza de lidiar con él, que “los grupos guerrilleros, tal como los paramilitares, han llegado incluso a Caracas (…) parte del fenómeno del secuestro que se vive en la capital tiene como organizadores y autores intelectuales a lo que quedó de las AUC y la guerrilla colombiana”.

La escuela, caldo de cultivo

Tarazona comenzó, con la desmovilización de las AUC, a observar el fenómeno creciente del desplazamiento de irregulares colombianos hacia el lado venezolano de la frontera, y por ello creó la Red de Educadores en Defensa de los Derechos Humanos. En los últimos años, señala, se contabilizan en más de mil los educadores venezolanos que han sido desplazados en los estados fronterizos como consecuencia de las amenazas de las FARC-EP y el ELN, así como de las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL) un grupo guerrillero local, que opera en la frontera, y al cual, sorprendentemente (o no) ha organizado, o ha permitido organizarse, el propio Gobierno “chavista” en un fenómeno sin precedentes en el que un Gobierno monta su propia estructura subversiva.
Las amenazas a los profesores van desde la intimidación hasta hechos graves que provocan sus desplazamientos internos, indica el presidente del Colegio de Profesores de Táchira: “Yo puedo decir responsablemente que las FARC-EP y el ELN están reclutando niños en Venezuela, y lo hacen en los colegios, adonde van los guerrilleros a repartir su revista, Antorcha, y a ideologizar a los pequeños (…) además, puedo decir también que por informes de los propios niños, hay cultivo de drogas a todo lo largo de la frontera venezolana”.

Aunque Venezuela ha sido tradicionalmente un puente de las drogas que se cultivan en Colombia hacia el Caribe, Europa y Estados Unidos, hasta ahora no se conoce que sea un productor. Tarazona, sin embargo, señala que ya hay pequeños cultivos, principalmente de cannabis, a lo largo de la frontera.
La falta de oportunidades en la frontera, aunadas a la baja calidad educativa, han resultado una mina para los grupos irregulares. Un niño “garitero” (al que se le encomienda vigilar ciertos lugares) “de unos 9 o 10 años, gana 18 mil bolívares (unos COL$50 mil o US$18) diarios en la frontera. Dígame usted que venezolano, profesional, con pregrado o postgrado, gana eso hoy en Venezuela. Por eso es que hoy tienen tanta facilidad para reclutar gente. Además, las escuelas venezolanas en la frontera solo tienen la cara de (Hugo) Chávez y (Nicolás) Maduro por todos lados, pero no tienen libros, ni laboratorios ni comida. Los colegios venezolanos en la frontera solo son depósitos de niños”, señala el coordinador de la Red de Educadores en Defensa de los Derechos Humanos.

Voces guerrilleras a toda potencia

En esta semana Tarazona viajó a Caracas a denunciar, nuevamente (ya lo ha hecho en varias oportunidades) la presencia de las emisoras Antorcha 96.7 FM y La Voz de la Libertad, 95.5 FM, en territorio venezolano. Aunque emiten desde territorio colombiano, al menos La Voz de la Libertad, señala el profesor, tiene un transmisor en el Parque Nacional El Tamá, en Venezuela, un territorio de 13.900 hectáreas en la frontera con Colombia. Parte del Páramo de Tamá se encuentra en Norte de Santander.
La Comisión Nacional de Telecomunicaciones de Venezuela (Conatel) “tan celosa del cierre de emisoras privadas, simplemente porque emiten mensajes que no le gustan al Gobierno, no ha hecho nada con nuestras denuncias sobre el funcionamiento de esas emisoras, que son clandestinas”, indica Tarazona; de hecho, hace unas semanas, el director de Conatel, el periodista William Castillo, cerró en Ureña, el último pueblo de Táchira antes de la frontera con Cúcuta, capital de Norte de Santander, las emisoras Máxima 106.1 FM y WEPA 107.1 FM, supuestamente por uso indebido del espectro radioeléctrico.
Escuchar Antorcha o La Voz de la Libertad “es como ver Venezolana de Televisión (la principal televisora estatal venezolana) o Radio Nacional de Venezuela, es decir, la coincidencia ideológica es total”, señala Tarazona, quien indicó que esta semana presentó ante la Comisión de Desarrollo Social de la Asamblea Nacional un informe sobre el abandono en el que está la frontera del país, y como ese abandono, justamente, es caldo fértil para la actividad de grupos irregulares.
Las conexiones entre el Gobierno venezolano y las FARC, especialmente, son de vieja data, con decenas de reportes que van desde la presencia de tropas de las FARC del lado venezolano de la frontera, hasta el casi inminente conflicto bélico en 2008 entre Venezuela y Colombia cuando este último país bombardeó el campamento de Raúl Reyes en la frontera con Ecuador y abatió a este jefe guerrillero; sumado a esto existen reportes de cantidad de jefes de las FARC, incluyendo el actual negociador, Iván Márquez, que han vivido en Venezuela.
“En la frontera, cada vez más, la autoridad la ejercen las FARC y el ELN. El desplazamiento es agresivo: El gobernador de Amazonas, Liborio Guarulla, afirma que en el lado venezolano de esa frontera hay más de seis mil guerrilleros”, indicó el coordinador de la Red de Educadores en Defensa de los Derechos Humanos.
Esto, a pesar de que hace once meses, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, cerró la frontera, provocando las avalanchas humanas que el mundo ha presenciado en las últimas dos semanas, por parte de miles de venezolanos que buscaban los alimentos escasos en el aledaño departamento de Norte de Santander.

FARC y ELN trafican a Venezuela armas que abandonan en Colombia

Los guerrilleros colombianos han trasladado su logística delictual a Venezuela y tienen a las escuelas como centros de operaciones, denuncia el profesor Javier Tarazona

Mural en memoria del líder de las FARC Manuel Marulanda en Caracas. La actividad de la guerrilla colombiana llega a la capital del vecino país, según el dirigente gremial tachirense Javier Tarazona. (La Protesta Militar)
Mural en memoria del líder de las FARC Manuel Marulanda en Caracas. La actividad de la guerrilla colombiana llega a la capital del vecino país, según el dirigente gremial tachirense Javier Tarazona. (La Protesta Militar)
Lo que sucedió cuando se desmovilizaron las Autodefensas Unidas de Colombia en 2006 se repite una década después con los Acuerdos de Paz firmados entre el Gobierno colombiano y las FARC: Los restos de este grupos guerrilleros negados a la desmovilización (porque han encontrado un modus vivendi en actividades ilícitas, como sucedió previamente con los paramilitares colombianos), se están desplazando a Venezuela y dedicándose a actividades propias del hampa común, manteniendo un brazo militar que contrasta con la fachada política a la que se dedican en su país de origen.