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Sunday, June 19, 2016

Trump y Hillary no saben cómo arreglar la economía

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Recientemente, Hillary Clinton fue grabada ridiculizando a Donald Trump por falta de un plan detallado para la economía estadounidense. El mensaje resulta ser que Trump no está preparado para la presidencia porque no tiene un plan sobre cómo cambiar la economía estadounidense.
¿Pero es realmente más peligroso elegir a un presidente que hace política económica sobre la marcha que a quien proclama tener un plan detallado para nosotros?
La respuesta  esto es que no, no es más peligroso elegir a alguien que crea política económica donde asienta sus pantalones (como tiende a hacer Donald Trump) que elegir a alguien que piensa que puede tener claramente mapeado el futuro de la economía. Sin embargo, esto no significa que el método del asiento de pantalones sea tampoco menos peligroso. El problema subyacente es que tenemos dos personas compitiendo que piensan que pueden dirigir toda la economía estadounidense.
El núcleo de por qué ambas filosofías son igualmente peligrosas se resume mejor por parte de F.A. Hayek y la pretensión de conocimiento. Hayek señalaba en su discurso de 1974:



Frente a la postura que existe en las ciencias físicas, en economía y otras disciplinas que tratan con fenómenos esencialmente complejos, los aspectos de los eventos a considerar sobre los que obtenemos datos cuantitativos están necesariamente limitados y pueden no incluir los importantes (…)en el estudio de fenómenos tan complejos como el mercado, que depende de las acciones de muchos individuos, todas las circunstancias que determinarán el resultado de un proceso (…) difícilmente serán completamente conocidas o medibles.
Somos incapaces de saber qué nos traerá el futuro. Ningún presidente puede venir con un plan detallado o hermético o puede acumular un establo suficiente de expertos para poder guiar el comportamiento, deseos y necesidades de 320 millones de personas.
Por ejemplo, si hubiéramos preguntado a George Bush y sus expertos económicos en 2002 que desarrollaran un plan a cinco años para los teléfonos celulares, habríamos creado una enorme capacidad de producción y estructura de I+D en torno a la miniaturización de teléfonos que entonces estaba de moda. Si alguien hubiera dicho en 2002 que la gente en el futuro renunciaría a los botones físicos y querría pantallas más grandes, se le hubiera considerado un loco. ¡La gente está comprando teléfonos cada vez más pequeños, no hay manera de que puedan tocar la pantalla y hacer que se haga algo! Pero llegó 2007, Apple presentó el iPhone y el teléfono de teclas al viejo estilo casi ha desaparecido del mercado. Si el gobierno hubiera decidido que necesitaba planear la economía en torno a teléfonos más pequeños, no estaríamos disfrutando de una revolución en la movilidad.
Esto se extiende mucho más allá de los teléfonos celulares y en todos los aspectos de nuestras vidas. No necesitamos planificación centralizada de cómo consumimos nuestra energía, qué coches podemos comprar, cuánto cobramos a la gente por tomar prestado dinero y así sucesivamente.
Todo comportamiento tiene un riesgo. Incluso si los planificadores centralizados pudieran de alguna manera sondear todos nuestros deseos y necesidades, deducir cuándo exactamente queremos satisfacer esas necesidades y determinar quién consigue qué en un mundo de escasez, los planificadores seguirían fracasando. Esto porque ni siquiera nosotros sabemos qué querremos en el futuro. Si pidiésemos a alguien que escribiera exactamente qué comprará el 4 de agosto de 2017 y lo pusiera en un sobre y luego lo abriéramos y comparáramos con lo que ha comprado ese día, no cabe duda de que los resultados serían enormemente distintos.
Al planificador no le iría mucho mejor. En lugar de una sola persona sin predecir sus propios hábitos en un ejercicio divertido, estaríamos invirtiendo mal cantidades sin cuento de dinero en industrias no deseadas e imponiendo normas contraproducentes y peligrosas a empresas (cuyos efectos son imposibles de predecir)- Además, la planificación centralizada elimina la innovación y el proceso emprendedor porque supone que sabe hoy lo que se querrá mañana. La mayoría de la innovación aparece cuando alguien produce un producto que nos sabíamos que queríamos y no podíamos imaginar que existiera.
¿El plan para la economía de Hillary Clinton hace de ella un presidente más cualificado que Donald Trump, que probablemente cree planes espontáneamente? No, les hace igualmente peligrosos, ya que ambos suponen que tienen la capacidad de hacer lo que incontables funcionarios a lo largo de siglos nunca han conseguido hacer: predecir el futuro.

Trump y Hillary no saben cómo arreglar la economía

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Recientemente, Hillary Clinton fue grabada ridiculizando a Donald Trump por falta de un plan detallado para la economía estadounidense. El mensaje resulta ser que Trump no está preparado para la presidencia porque no tiene un plan sobre cómo cambiar la economía estadounidense.
¿Pero es realmente más peligroso elegir a un presidente que hace política económica sobre la marcha que a quien proclama tener un plan detallado para nosotros?
La respuesta  esto es que no, no es más peligroso elegir a alguien que crea política económica donde asienta sus pantalones (como tiende a hacer Donald Trump) que elegir a alguien que piensa que puede tener claramente mapeado el futuro de la economía. Sin embargo, esto no significa que el método del asiento de pantalones sea tampoco menos peligroso. El problema subyacente es que tenemos dos personas compitiendo que piensan que pueden dirigir toda la economía estadounidense.
El núcleo de por qué ambas filosofías son igualmente peligrosas se resume mejor por parte de F.A. Hayek y la pretensión de conocimiento. Hayek señalaba en su discurso de 1974:


Thursday, June 16, 2016

Trump cuestiona el mantra del dólar fuerte

Donald Trump ha sido repudiado por economistas debido a sus amenazas de lanzar una guerra comercial con China y renegociar los términos de la deuda soberana de EU.
Sam Fleming/ Shawn Donnan
Los economistas están en desacuerdo ante represalias por los comentarios acerca de la moneda. (El Financiero)
Donald Trump ha sido repudiado por economistas debido a sus amenazas de lanzar una guerra comercial con China y renegociar los términos de la deuda soberana de EU.

Sin embargo, han pasado casi desapercibidas las amenazas del candidato republicano de desmantelar otra de las políticas ortodoxas estadounidenses: la política del “dólar fuerte.

En los últimos meses, el magnate inmobiliario ha advertido que está en contra de mantener un tipo de cambio fuerte, aunque EU ha mantenido — al menos en teoría — la política del “dólar fuerte” desde la década de 1990.

En agosto del año pasado, Trump declaró que el dólar estaba “dañando” a EU y creando “enormes desventajas” con respecto a la competitividad de las compañías. Él mencionó en una entrevista: “Suena bien decir ‘tenemos un dólar fuerte’. Pero ahí se acaba”.

Trump reiteró ese mensaje a principios de este mes diciendo que mientras que apreciaba el concepto de un dólar fuerte, éste corría el riesgo tanto de causar un caos para la economía de EU como complacer a China, a quien él y otros han acusado de manipular durante años su divisa para obtener ventajas competitivas sobre los fabricantes estadounidenses.

Estas ideas son consideradas peligrosas por algunos funcionarios respetados de política económica en Washington.

“Creo que si Donald Trump es elegido presidente, deberíamos esperar que su administración utilice una política de tipo de cambio para tratar de obtener un menor déficit comercial”, dijo Robert Kahn, un asociado principal en el Consejo de Relaciones Exteriores quien sirvió como alto funcionario en el Tesoro de EU bajo el entonces secretario del Tesoro Robert Rubin.

Esa política probablemente provocaría represalias de nuestros socios comerciales, dijo Kahn, lo cual resultaría potencialmente en un menor crecimiento, menor comercio y un dólar más débil. Esto también socavaría el estatus del dólar como una moneda de reserva mundial.

Ted Truman, miembro del Peterson Institute for International Economics y exdirector de la división financiera internacional de la Reserva Federal (Fed), dijo que si estas palabras se vuelven pilares importantes de la campaña de Trump, podrían empezar a impactar a los mercados financieros. “Lo mejor que podemos hacer es no hablar de ello”, dijo.

Los presidentes de EU generalmente evitan comentar sobre el dólar o han expresado variaciones de la frase acuñada por Rubin por primera vez en 1995: “un dólar fuerte beneficia a EU”. La razón principal es el punto de vista de que es contraproducente tratar de ajustar la política monetaria a través de comentarios que intentan apreciar o depreciar el dólar.

Marc Chandler, director en jefe de estrategia cambiaria en Brown Brothers Harriman, dijo que había habido continuidad en las estrategias de divisas a través de las administraciones de los presidentes Clinton, Bush y Obama. “Trump podría cambiar eso”, añadió.

Cuando le preguntaron a Jack Lew este viernes sobre los comentarios del Sr. Trump respecto al dólar, el secretario del Tesoro respondió con su mantra de que un dólar fuerte estadounidense es un reflejo de la fuerza relativa de EU. “Si otros países se acercan a una devaluación competitiva, se iniciará una reacción en cadena”, dijo en un desayuno en Washington. “Pronto estaríamos peleando por una porción de un menguante pastel global”.

Sin embargo en realidad, la retórica de los funcionarios estadounidenses acerca del dólar fuerte ha causado preocupaciones privadas cuando el alza de una moneda está dañando a los exportadores estadounidenses. Ése ciertamente ha sido el caso en años recientes, donde los avances del dólar han jugado un papel importante en inhibir a la Fed de aumentar las tasas más rápidamente.

En marzo de 2015, Janet Yellen, la presidenta de la Fed, dijo que el nivel de la divisa reflejaba en parte la fuerza de la economía de EU, pero añadió que en parte había causado el débil crecimiento de las exportaciones, lo cual podría frenar a la economía.

Algunos economistas son menos críticos de los puntos de vista de Trump sobre el dólar. “El repudio del mantra del dólar fuerte de parte de Trump eleva el realismo económico por encima de la retórica vacía”, dijo Eswar Prasad, economista y autor de “The Dollar Trap”, un libro que describe el ascenso del dólar para convertirse en una moneda de reserva mundial.

Trump cuestiona el mantra del dólar fuerte

Donald Trump ha sido repudiado por economistas debido a sus amenazas de lanzar una guerra comercial con China y renegociar los términos de la deuda soberana de EU.
Sam Fleming/ Shawn Donnan
Los economistas están en desacuerdo ante represalias por los comentarios acerca de la moneda. (El Financiero)
Donald Trump ha sido repudiado por economistas debido a sus amenazas de lanzar una guerra comercial con China y renegociar los términos de la deuda soberana de EU.

Sin embargo, han pasado casi desapercibidas las amenazas del candidato republicano de desmantelar otra de las políticas ortodoxas estadounidenses: la política del “dólar fuerte.