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Wednesday, August 24, 2016

Brexit: La derrota de los eurócratas

UK-UE
Una sólida mayoría de británicos ha decidido que no quieren continuar en esta Unión Europea. Con más de un millón de votos de diferencia, los partidarios de la salida han demostrado ser muchos más que los que quieren permanecer dentro de la estructura política de Bruselas.
Es una noticia aún peor para una forma de entender la Unión Europea. Fíjense que no digo para Europa, sino para la forma de malentender y de desfigurar Europa que ha dominado progresivamente el continente desde los despachos del poder de Bruselas.



Si hay que buscar derrotados, búsquenlos en los largos pasillos de la Comisión Europea. Si hay que encontrar fracasados, los pueden ver sentados a ambos lados del hemiciclo del Parlamento Europeo. Si hay que señalar culpables, están en todos los medios de comunicación, ONGs, lobbys y demás rent-seekers que llevan décadas predicando las bondades del federalismo europeo mientras extienden la mano para cobrar las subvenciones que salen del bolsillo del contribuyente europeo.
Nadie rechazaba las instituciones europeas cuando se trataba un Mercado Común o una Comunidad Económica. Ni siquiera los británicos. Ni siquiera Margaret Thatcher, como cuenta ella misma en sus memorias. Fue a partir del Tratado de Maastricht cuando, capitaneados por un socialista elitista como Jacques Delors, se fue extendiendo entre las élites políticas y periodísticas europeas la asombrosa tesis de que el rechazo al poder creciente de Bruselas se vencería con “más Europa”, como anteayer mismo decía el ministro de Exteriores de España José Manuel García-Margallo, uno de los que cree en esa mística del corazón de Europa.
Es ésa forma de malentender Europa la que se ha hecho odiosa. La que ha intentado varias veces imponer una Constitución Europea.. La que acumula poder sin responsabilidad. La que desprecia lo que llaman “la Europa de los mercaderes”, sin darse cuenta de que esa es la verdadera Europa: la de la libertad para que las personas se muevan y lleven adonde quieran sus ideas, sus servicios, sus productos y los bienes de su propiedad. Ésa es la Europa que merece la pena, la que sirve eficazmente para evitar que las guerras se repitan, la que representa lo mejor de la gente: su libertad para decidir y para responsabilizarse de su propio futuro.No creo que el Reino Unido vaya a romper su condición de mercado libre, ni tampoco creo que la Unión Europea vaya a levantar barreras en el comercio con las islas. Si uno u otra lo hicieran se cometería un error catastrófico.
Pero el voto que ayer pronunciaron los británicos va a tener muchas consecuencias. Y la primera, y la peor para el resto de Europa, es que nos han dejado solos, a merced del gentil monstruo de Bruselas.

Brexit: La derrota de los eurócratas

UK-UE
Una sólida mayoría de británicos ha decidido que no quieren continuar en esta Unión Europea. Con más de un millón de votos de diferencia, los partidarios de la salida han demostrado ser muchos más que los que quieren permanecer dentro de la estructura política de Bruselas.
Es una noticia aún peor para una forma de entender la Unión Europea. Fíjense que no digo para Europa, sino para la forma de malentender y de desfigurar Europa que ha dominado progresivamente el continente desde los despachos del poder de Bruselas.


Friday, July 8, 2016

El futuro Post Brexit para Gran Bretaña: Liberalismo Clásico o Liberalismo Pragmático

Toby Young, Editor Asociado de la revista The Spectator, le explica al PanAm Post qué se puede esperar en el Reino Unido tras el Brexit


tobyyoung
El futuro post-Brexit para Gran Bretaña: Toby Young explica la división entre el liberalismo clásico y el pragmático. (YouTube)
EnglishToby Young es Editor Asistente y columnista de The Spectator, “la revista en inglés publicada continuamente más antigua del mundo” (su primera edición salió en 1828). En 1975, cuando los votantes británicos votaron en un referendo para decidir si permanecían o no en la Comunidad Europea, lo que eventualmente se convirtió en la Unión Europea (UE), The Spectator fue una de solo dos publicaciones nacionales en “apoyar lo que hoy se conoce como Brexit”.
Durante la campaña de este año antes del referendo del 23 de junio, Young formó parte de la campaña que abogaba por abandonar la UE. Nueve días antes del voto, Young lanzó un cortometraje titulado “Brexit: hechos, no miedo”, el cual presenta sólidos argumentos a favor de la independencia de la UE “exclusivamente desde el punto de vista de la soberanía”. Según esta perspectiva, la membresía de Reino Unido en la UE había socavado la independencia legal del país y minado la autoridad del Parlamento al transferir muchos de sus poderes tradicionales a un organismo foráneo, la Comisión Europea, la cual es controlada por burócratas no electos.



El día antes del referendo, el cortometraje de Young, cuyo título hace una alusión al Proyecto del Miedo (Project Fear), el intento del establecimiento británico de asustar a los votantes para que apoyaran el status quo dentro de la UE, había sido visto cerca de un millón de veces en redes sociales.

Luego de que la causa independentista (Leave) ganara el referendo, Lord Ashcroft, un encuestador, publicó los resultados de un estudio que demostraba que la mayor parte de quienes votaron a favor del Brexit decidieron abandonar la UE para defender “el principio de que las decisiones acerca de Gran Bretaña deben ser tomadas en Gran Bretaña”. Es decir, fue el argumento de la soberanía y no la fobia hacia los inmigrantes —tal como han sugerido los desinformados medios latinoamericanos—, lo que impulsó a los euroescépticos hacia la victoria.
Durante los últimos días, el público británico ha sido testigo de una serie de eventos sísmicos en términos políticos: Boris Johnson, el carismático exalcalde de Londres y líder de la campaña a favor de la independencia de la UE, era el favorito para ser el próximo Primer Ministro tras la renuncia de David Cameron, quien lideró los esfuerzos por permanecer en la UE y, como tal, perdió toda su credibilidad tras el referendo. No obstante, Johnson fue traicionado por su jefe de campaña, el Ministro de Justicia Michael Gove, horas antes de que anunciara su candidatura para ser el próximo líder del mayoritario Partido Conservador y, por lo tanto, Primer Ministro. Como resultado, el diario The Daily Telegraph se ha referido a “la semana más infame y llena de traición de la historia del Partido Conservador británico”.
Toby Young ha conocido a los protagonistas del melodrama político reciente durante décadas, siendo entrevistado en un documental acerca de la vieja rivalidad entre Cameron y Johnson, a quienes conoció como estudiante en la Universidad de Oxford en los 80. De hecho, hace unos años, Young apostó £15,000 (USD $19,904) con la cocinera estrella Nigella Lawson, hija de Nigel Lawson, Canciller de la Hacienda de Margaret Thatcher desde 1983 hasta 1989, a que Johnson sería líder del Partido Conservador antes del 2018, un escenario que hoy parece bastante improbable.
Young también ha sido partidario de Michael Gove, el verdugo político de Johnson, hace años. Gove fue Ministro de Educación desde el 2010 hasta el 2014 y se enfrentó a los sindicatos de maestros al introducir “la revolución de los colegios libres“, escuelas financiadas por el Estado pero administradas por asociaciones de padres y otras instituciones independientes, mas no por el Estado mismo. Tras abandonar la campaña de Johnson por el control del Partido Conservador, Gove, quien también fue una de las estrellas de la campaña para salir de la UE, anunció su propia candidatura para liderar a los conservadores o Tories.
Su principal rival es la actual favorita, Theresa May, la Ministra de Interior que apoyó a Cameron y a los eurófilos durante la campaña del referendo, aunque mantuvo siempre un bajo perfil. La estrategia actual de May es presentarse como la única candidata seria entre un grupo de políticos aniñados por su ambición, lo cual le brinda gravitas ante un país que busca, sobre todo, seriedad y estabilidad tras unas semanas turbulentas.
Esto es lo que le dijo Toby Young al PanAm Post acerca del futuro del Reino Unido tras el Brexit.
PanAm Post: Usted ha sido partidario tanto de Boris Johnson como de Michael Gove. ¿Por qué cree que Gove decidió no apoyar a Boris como líder del Partido Conservador en el último momento? ¿Fue esta la mejor decisión para el partido?
Toby Young: A primera vista, pareciera que Gove cambió de opinión acerca de Boris y su capacidad para el puesto de Primer Ministro durante el corto período en que fue su jefe de campaña. El momento del anuncio no fue el más oportuno porque obligó a Boris a renunciar, pero si el resultado es que Michael sea nombrado Primer Ministro, será el mejor escenario para el país.
¿Dividió Gove a los conservadores euroescépticos con su decisión de lanzarse al liderazgo del Partido Conservador? ¿Tiene alguna probabilidad real de ganarle el concurso a la Ministra de Interior Theresa May?
En este momento, Theresa May es por lejos la favorita y, según los corredores de apuestas, las probabilidades de una victoria de Gove son 7/1. Pero, como hemos visto en los últimos días, mucho puede cambiar en la política británica en solo 24 horas. Por ejemplo, si un peso pesado como George Osborne, actual Canciller de Hacienda y aliado cercano de David Cameron, se pronuncia a favor de Gove, todo el escenario cambia.
Si Theresa May es nombrada Primera Ministra, ¿cómo puede negociar los términos del Brexit con la Unión Europea si ella abogó por permanecer dentro de dicha unión política durante la reciente campaña?
¡Buena pregunta! Para May, la gran dificultad es que si concede cualquier cosa durante la negociación, sobre todo en cuanto al delicado asunto del libre movimiento de personas entre Europa y Reino Unido, inmediatamente será acusada de “traicionar” a los 17,5 millones de personas que apoyaron el Brexit en las urnas. Paradójicamente, a un verdadero creyente en la causa del Brexit le resultaría más fácil hacerles concesiones a los líderes europeos en una negociación.
Usted y Daniel Hannan, un miembro del Parlamento Europeo británico, pueden ser clasificados como liberales clásicos que apoyaron la salida del Reino Unido de la UE. Presumiblemente, un acuerdo como el de Noruega, un país que no es miembro de la UE pero que comercia libremente con ella, sería ideal para ustedes. Esto involucraría cierta libertad de inmigración desde Europa hacia Gran Bretaña. Pero Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia de Gran Bretaña, y sus seguidores quieren que se establezcan controles estrictos sobre la inmigración, lo cual pondría en peligro la libertad de comercio con Europa. ¿Cómo puede resolverse este dilema entre los euroescépticos británicos?
El acuerdo con Europa debe incluir el fin del libre movimiento de personas, el cual debe ser modificado por una versión del libre movimiento de trabajadores que había antes de que se firmara el Tratado de Maastricht, (el cual creó la Unión Europea) en 1992. Cuando digo que el acuerdo debe ser “modificado”, quiero decir que el gobierno británico debe obtener cierto grado de libertad para determinar el número y el tipo de inmigrantes que recibe cada año.
Pienso que esta puede ser una reforma al nivel de la Unión Europea y no solo un aspecto del nuevo acuerdo entre Reino Unido y la UE. De hecho, si se establece rápidamente, es posible que Gran Bretaña no abandone la UE. El libre movimiento de personas tal como está diseñado ahora es tóxico y está envenenando a todo el proyecto europeo.
¿Puede surgir un nuevo orden político en Reino Unido después del Brexit, sobre todo dadas las grandes dificultades que enfrenta el Partido Laborista, cuyos votantes apoyaron el Brexit pese a la línea oficial eurófila del partido? ¿Tiene razón el columnista Peter Hitchens, quien argumenta que los votantes laboristas que apoyaron el Brexit podrían unirse a un nuevo partido socialmente conservador?
Definitivamente es posible que millones de votantes de clase trabajadora que antes apoyaban a los laboristas se unan a los conservadores, especialmente si el Partido Laborista es capturado de nuevo por una élite metropolitana y eurófila. Pero no creo que el Partido Conservador se vuelva socialmente conservador. El partido es liberal económicamente hace mucho tiempo y se ha vuelto más liberal socialmente bajo David Cameron, quien legalizó el matrimonio entre parejas del mismo sexo.
Ninguno de los favoritos para ganar la contienda del liderazgo conservador son socialmente conservadores. La batalla entre Gove y May se entre un liberal clásico y una liberal pragmática.

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El futuro Post Brexit para Gran Bretaña: Liberalismo Clásico o Liberalismo Pragmático

Toby Young, Editor Asociado de la revista The Spectator, le explica al PanAm Post qué se puede esperar en el Reino Unido tras el Brexit


tobyyoung
El futuro post-Brexit para Gran Bretaña: Toby Young explica la división entre el liberalismo clásico y el pragmático. (YouTube)
EnglishToby Young es Editor Asistente y columnista de The Spectator, “la revista en inglés publicada continuamente más antigua del mundo” (su primera edición salió en 1828). En 1975, cuando los votantes británicos votaron en un referendo para decidir si permanecían o no en la Comunidad Europea, lo que eventualmente se convirtió en la Unión Europea (UE), The Spectator fue una de solo dos publicaciones nacionales en “apoyar lo que hoy se conoce como Brexit”.
Durante la campaña de este año antes del referendo del 23 de junio, Young formó parte de la campaña que abogaba por abandonar la UE. Nueve días antes del voto, Young lanzó un cortometraje titulado “Brexit: hechos, no miedo”, el cual presenta sólidos argumentos a favor de la independencia de la UE “exclusivamente desde el punto de vista de la soberanía”. Según esta perspectiva, la membresía de Reino Unido en la UE había socavado la independencia legal del país y minado la autoridad del Parlamento al transferir muchos de sus poderes tradicionales a un organismo foráneo, la Comisión Europea, la cual es controlada por burócratas no electos.


Tuesday, June 28, 2016

Por qué el Brexit es mejor para Gran Bretaña

brexit
El 23 de junio de 2016, el pueblo de Gran Bretaña votará si sigue en la Unión Europea (UE) o la abandonará.
El bando a favor de la UE argumenta que abandonar esta le costaría muchísimo a Gran Bretaña en términos de prosperidad económica, estabilidad financiera y seguridad nacional. De hecho, se le dice a la gente que salir de la UE traería tiempos lúgubres para Gran Bretaña.
El bando en contra de la UE argumenta que abandonarla sería bueno, ya que daría a Gran Bretaña libertad para determinar su propio destino: para decidir sobre impuestos, pesca, inmigración y otros asuntos que son de la máxima importancia para el bienestar económico y político del pueblo británico.



En busca de ideas de por qué sería buena para Gran Bretaña una salida de la Unión Europea, podemos consultar la obra de Ludwig von Mises. Esencialmente, un Brexit eliminaría otra capa de intervención pública de la vida de los británicos y en su Una crítica del intervencionismo, publicado originalmente en 1929, Mises argumenta que siempre que el estado se entromete en el mercado libre, reduce el nivel de vida que había prevalecido antes de cualquier intervención estatal (ceteris paribus).

La evolución de la UE

La UE es un caso par excellence que ilustra el fracaso del intervencionismo. Para ser justos, en sus primeras etapas hubo algo similar a una idea europea para crear una verdadera área de libre comercio: un flujo fronterizo libre de bienes, trabajo y capital.
Básicamente, esto se logró a principios de la década de 1990. Produjo sin duda efectos positivos para el crecimiento y el empleo en prácticamente todos los estados-nación europeos. Pero la política de la UE no se detuvo ahí. Quería hacerse más poderosa.
En todos esos años la UE ha estado trabajando duro para acabar con el sistema de federalismo europeo, en el sentido de estados-nación soberanos compitiendo productivamente, tratando de reemplazarlo por un superpoder político, económico y financiero centralizado en Bruselas.
Sin embargo, la aproximación intervencionista de la UE ha producido una situación bastante lúgubre con respecto a los asuntos económicos y financieros de muchos de sus países: desempleo masivo, finanzas públicas en caos y mínimas perspectivas de crecimiento.
La cumbre de la nefasta megalomanía de la UE fue la introducción del euro en 1999: las divisas de los estados-nación que entraron en la Unión Monetaria Europea fueron reemplazadas por una sola moneda, el euro, emitido por un solo banco central, el Banco Central Europeo (BCE).
Desde principio, el BCE permitió un colosal banquete de deuda, que dejó a estados, bancos y consumidores en bancarrota. Para ocultar el desastre, el BCE ha rebajado los tipos por debajo de cero y siete imprimiendo dinero, las únicas opciones que le quedan para impedir que el euro se venga abajo.
La política del BCE no hace ningún bien, aparte de tapar los problemas durante un tiempo. La verdad es que causa una escasez de ahorro e inversión, un exceso de consumo y malas inversiones a la máxima escala, destruyendo así los mismos pilares sobre los que descansa la prosperidad.
Sin embargo, a pesar de la disfuncionalidad de su camino de centralización, la UE está decidida a mantener su rumbo actual aún más radicalmente: defiende impulsar “Completar la Unión Monetaria y Económica de Europa”, básicamente a través de “mayor coordinación de las políticas económicas”.

Los estados pequeños son mejores

Dicho esto, la crítica del intervencionismo de Mises puede bastar para denunciar la aproximación de la UE como un fracaso económico continuo. Sin embargo, hay otro argumento que merece la atención en este contexto. Fue formulado por Leopold Kohr.
En The Breakdown of Nations (1957), Kohr señala que los estados pequeños son más productivos y pacíficos que los estados grandes y que prácticamente todos los problemas políticos y sociales podrían reducirse en buena medida dividiendo los estados grandes en muchos estados pequeños.
Ante la crítica del intervencionismo de Mises y la idea de Kohr de que un superestado es la causa raíz de todos los males económicos y políticos, hay fuertes razones para que Gran Bretaña abandone la UE, para librarse de una ideología que no resultará ni puede resultar exitosa.

Dos razones por las que el Brexit es mejor

De hecho, un Brexit sería bueno por al menos dos razones. Primera, podría ayudar a poner fin a una política sin salida ya que más estados miembros pueden decidir irse, aumentando así la posibilidad de que la UE vuelva a ser un sistema de competencia productiva de libre mercado entre regiones.
Segunda, y más fundamental, el mero debate acerca del Brexit destaca el hecho de que el estado (tal y como lo conocemos hoy: es decir como un monopolista territorial de coacción con poder decisivo en la toma de decisiones) es prácticamente siempre el problema, no la solución.
El estado-nación actual va en contra de la libertad individual. No puede conciliarse con la idea de libertad individual. La situación se vuelve mucho peor cuando los estados-nación empiezan a agruparse, tratando de unificar su poder en una sola estructura estatal, como la UE.
En resumen, no debería haber ningún miedo a un Brexit por parte de quienes busquen libertad y prosperidad económica. Por el contrario, un Brexit puede ser la clave para hacer que Europa abandone un rumbo condenado, devolviéndole el sentido común y poniéndole de nuevo en la vía de la libertad y la prosperidad

Por qué el Brexit es mejor para Gran Bretaña

brexit
El 23 de junio de 2016, el pueblo de Gran Bretaña votará si sigue en la Unión Europea (UE) o la abandonará.
El bando a favor de la UE argumenta que abandonar esta le costaría muchísimo a Gran Bretaña en términos de prosperidad económica, estabilidad financiera y seguridad nacional. De hecho, se le dice a la gente que salir de la UE traería tiempos lúgubres para Gran Bretaña.
El bando en contra de la UE argumenta que abandonarla sería bueno, ya que daría a Gran Bretaña libertad para determinar su propio destino: para decidir sobre impuestos, pesca, inmigración y otros asuntos que son de la máxima importancia para el bienestar económico y político del pueblo británico.


Gran Bretaña no necesita a la UE para prosperar

Brexit
Reino Unido votará el jueves abandonar o mantenerse en la Unión Europea. Es el acontecimiento europeo más importante de este siglo, ya que probablemente tenga importantes efectos dominó para el resto Europa.
Una encuesta reciente mostraba que si Reino Unido pudiera mantener libre comercio con las naciones de la UE, el pueblo británico votaría  abrumadoramente a favor de abandonar la UE. Para suscitar apoyo para mantenerse en la UE, el gobierno de Reino Unido e instituciones cuasipúblicas, como el FMI y la OCDE, han emitido continuas advertencias acerca de un divorcio de ese tipo. El FMI reiteraba recientemente su previsión de que el Brexit tendría un efecto negativo importante para la economía británica, con una caída del PIB de entre el 1% y el 9% a largo plazo.



La realidad es que el Brexit probablemente solo tenga un impacto inicial menor sobre el comercio o el PIB y, por el contrario, haya enormes posibilidades para el Reino Unido de aprovechar relaciones comerciales con otras regiones de crecimiento más rápido en el mundo, sin tener que llegar a complejos acuerdos comerciales que satisfagan los intereses creados de los otros 28 miembros de la UE.
El impacto del Brexit sobre el comercio se ha exagerado enormemente. En el mundo actual, un producto tiene piezas que provienen de todo el mundo. A un BMW se le califica como alemán solo por asociación histórica. En realidad, el acero de un BMW puede venir de Brasil o de China, el tapizado de Reino Unido, el motor de Francia y la electrónica de EEUU. Los costes laborales son solo un 10% de un automóvil y algunos incluso pueden ser trabajo extranjero. Asimismo, los beneficios se distribuyen entre los accionistas y bonistas de BMW y es más probable es que se envíen a un fondo de inversión en Japón que a un mecánico en Dusseldorf. El mundo está integrado económicamente de manera masiva. Un relativo libre comercio y libre movimiento de capitales ya no es una opción para la mayoría de los países, ya sea Reino Unido o cualquier otro país de la UE. ¡Ese barco partió hace años!
Las restricciones comerciales y los controles de capital ya no son una alternativa para los países: o se participa en la economía mundial, o se aceptan niveles de vida equivalentes a los de Corea del Norte o Venezuela. Así que NO se trata de si Reino Unido continuará comerciando con bastante libertad con la UE: lo hará, porque no hay otra alternativa, y lo mismo vale para los demás países de la UE. A pesar de las amenazas francesas de un Brexit sangriento, Alemania, que tiene el segundo mayor superávit comercial bilateral con Reino Unido tiene poco interés en iniciar una guerra comercial y lo mismo pasa con la mayoría de los intereses privados en el resto de Europa.
Si el gobierno de Reino Unido realmente me preocupara el comercio, tiene el poder para aumentar significativamente tanto sus exportaciones como sus niveles de vida. Solo tiene que eliminar cualquier impedimento a las importaciones. No debemos olvidar nunca las importaciones están e inextricablemente ligadas a las exportaciones. Lo que es verdad para una persona, también lo es para una nación. La capacidad de comprar (adquisición extranjera de exportaciones de Reino Unido) se liga a la capacidad de vender (adquisiciones de importaciones por parte de Reino Unido).
La historia de la humanidad es una lucha entre personas tratando de mantener sus libertades y gobiernos tiránicos tratando de quitárselas. La UE se creó para aumentar las libertades: la libertad de movimiento de bienes, capitales y personas. Como cabía esperar, ha evolucionado hacia una entidad que hace exactamente lo contrario, con multitud de normas y regulaciones que benefician sobre todo a las empresas del capitalismo de compinches a costa de las empresas de tamaño pequeño y mediano que no tienen los recursos para superar todos los obstáculos de la UE para llevar un producto al mercado. Además, la UE va en la dirección equivocada: la de limitar las libertades. Recientemente estableció un código de conducta para limitar lo que considera discurso ilegal del odio. Este código es tan vago podría incluir casi todo, incluyendo críticas a la UE. Si esto nos resulta familiar, debería ser así. Se llamaba “ministerio de la verdad” y estaba en 1984 de Orwell.
Si Reino Unido vota abandonar la Unión, la UE perdería una fuente importante de ingresos, ya que Reino Unido paga una cantidad neta en torno a los 136 millones de libras a la semana e históricamente ha pagado más a la UE de lo que ha recibido de ella. Como la UE ya tiene facturas sin pagar por 19.600 millones de libras, encontrará muy difícil hallar recursos adicionales de países con problemas de efectivo como Francia, Italia o España, cuyos ratios de deuda con respecto a PIB ya están por encima del 100%. Con una mayor tasa de contribución, Alemania se verá obligada a financiar una mayor parte del presupuesto de la UE y puede resultarle difícil cubrir a aquellos países que puedan pronto ser incapaces de asumir su parte de la financiación. Por ejemplo, Grecia en realidad no contribuye en nada al presupuesto de la UE, ya que Alemania cubre la mayoría de sus contribuciones indirectamente a través de préstamos de la UE a Grecia. Lo mismo es probable que ocurra cuando España o Italia entren en problemas.
Alemania ya envidia a decisión británica de no participar en la unión monetaria. Lamenta haber perdido el control monetario de su divisa. Si el Brexit tiene éxito, Alemania encontrará atractiva la opción de recuperar el control sobre sus políticas monetarias y regulatorias. Puede que estemos hablando dentro de poco de un Germanexit. Pero, sin Alemania, de la UE sería entonces una no entidad: ¡adiós, no os echaremos de menos!

Gran Bretaña no necesita a la UE para prosperar

Brexit
Reino Unido votará el jueves abandonar o mantenerse en la Unión Europea. Es el acontecimiento europeo más importante de este siglo, ya que probablemente tenga importantes efectos dominó para el resto Europa.
Una encuesta reciente mostraba que si Reino Unido pudiera mantener libre comercio con las naciones de la UE, el pueblo británico votaría  abrumadoramente a favor de abandonar la UE. Para suscitar apoyo para mantenerse en la UE, el gobierno de Reino Unido e instituciones cuasipúblicas, como el FMI y la OCDE, han emitido continuas advertencias acerca de un divorcio de ese tipo. El FMI reiteraba recientemente su previsión de que el Brexit tendría un efecto negativo importante para la economía británica, con una caída del PIB de entre el 1% y el 9% a largo plazo.


Monday, June 27, 2016

El fracaso democrático de Gran Bretaña

Kenneth Rogoff, Professor of Economics and Public Policy at Harvard University and recipient of the 2011 Deutsche Bank Prize in Financial Economics, was the chief economist of the International Monetary Fund from 2001 to 2003. His most recent book, co-authored with Carmen M. Reinhart, is This Time is… read more
 
CAMBRIDGE – Lo lunático de la votación sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea no es el hecho que los líderes británicos se atrevieran a pedir a su población que sopese los beneficios de la adhesión del país a la Unión Europea frente a las presiones migratorias que dicha adhesión conlleva. Por el contrario, la verdadera locura fue colocar la valla de medición de los resultados de dicha votación en una posición absurdamente baja, misma que requería solamente una mayoría simple. Dado que la participación electoral fue del 70%, se puede decir que la campaña por dejar la UE ganó el referéndum con sólo el respaldo del 36% de los electores habilitados para votar.


Esto no es democracia; esto es un juego de ruleta rusa para las repúblicas. Una decisión que conlleva enormes consecuencias – mucho mayores incluso que modificar la constitución de un país (por supuesto, el Reino Unido carece de una constitución escrita) – se ha llevado a cabo sin aplicar ningún sistema de controles y equilibrios de pesos y contrapesos. 
¿Se debe repetir la votación después de un año para estar seguros? No. ¿Tiene que contar la brexit con el respaldo de una mayoría en el Parlamento? Aparentemente no. ¿Sabía realmente la población del Reino Unido   sobre qué ellos estaban emitiendo su voto? Absolutamente no. De hecho, nadie tiene idea cuáles serán las consecuencias para el Reino Unido tanto interna como externamente; es decir, cuál será el efecto para el Reino Unido en el sistema de comercio mundial, y cuál será el efecto sobre su estabilidad política interna. Me temo que todo esto no pintará un escenario muy bonito.
Eso sí, los ciudadanos de Occidente cuentan con la bendición de vivir en tiempos de paz: se puede abordar la evolución de las circunstancias y prioridades mediante procesos democráticos en lugar de hacerlo a través de guerras exteriores y guerras civiles. Sin embargo, ¿cómo se define, exactamente, un proceso justo y democrático para tomar decisiones irreversibles que definen lo que es una nación? ¿Es realmente suficiente obtener el 52% de los votos a favor de una ruptura en un día lluvioso?
En términos de durabilidad y convicción de las preferencias, la mayoría de las sociedades plantean mayores obstáculos en el camino que tiene que recorrer una pareja de esposos que busca un divorcio en comparación con lo que planteó el gobierno del primer ministro David Cameron para tomar la decisión de salir de la UE. Los que apoyan a la brexit no inventaron este juego ni sus reglas; se tiene amplios precedentes, incluyendo el referéndum en Escocia el año 2014 y el referéndum de Quebec del 1995. Sin embargo, hasta ahora, el cilindro de la pistola nunca se detuvo en la bala. Ahora que la bala sí se disparó, es momento de replantear las reglas del juego.
La idea de que de alguna manera cualquier decisión tomada en cualquier momento según la regla de la mayoría es necesariamente una decisión “democrática” es una perversión del término. Las democracias modernas cuentan con sistemas avanzados de controles y equilibrios de pesos y contrapesos para proteger los intereses de las minorías y para evitar que se tomen decisiones desinformadas con consecuencias catastróficas. Cuanto más grande y más duradera sea una decisión, más altas serán las vallas a superar para tomarla.
Es por esta razón, por ejemplo, que la promulgación de una enmienda constitucional típicamente requiere que se superen vallas muchísimo más altas en comparación con las que se deben superar para aprobar una ley de gastos. Sin embargo, la actual norma internacional para la salida de un país de una unión de países es, sin duda, menos exigente que la que se aplica a una votación para disminuir la edad para beber bebidas alcohólicas.
Ya que Europa se enfrenta ahora al riesgo de que se presente una gran cantidad de nuevas votaciones para salidas de países de la Unión Europea, una pregunta urgente es si existe una mejor manera de tomar estas decisiones. Sondeé la opinión de varios científicos políticos líderes  para ver si existe algún consenso académico; lamentablemente, la respuesta corta a dicha pregunta es no.
Por un lado, la decisión brexit puede haber parecido simple en la papeleta de votación, pero en verdad nadie sabe lo que viene a continuación después de una votación a favor de una salida. Lo que sí sabemos es que, en la práctica, la mayoría de los países requieren de un “súper mayoría” para tomar decisiones que definen a una nación, no un mero 51%. No existe una cifra universal, como por ejemplo el 60%, pero el principio general es que, mínimamente, la mayoría debe ser estable de manera demostrable. Un país no debería hacer cambios fundamentales e irreversibles sobre la base de una minoría muy estrecha que podría prevalecer sólo durante un breve período de un estado emocional pasajero. Incluso si la economía del Reino Unido no cae en una recesión plena después de esta votación (la caída del precio de la libra podría amortiguar el golpe inicial), existen muchas posibilidades de que el desorden económico y político causará que algunos que votaron a favor de la salida sientan lo que se denomina como “el remordimiento después de la compra”.
Desde la antigüedad, los filósofos han tratado de idear sistemas para tratar de equilibrar las fuerzas de la regla de la mayoría con la necesidad de garantizar que los participantes informados obtengan una mayor voz en las decisiones críticas, por no hablar de que se escuchen las voces de la minoría. En las asambleas espartanas de la antigua Grecia, los votos se emitían por aclamación. Las personas podían modular su voz para reflejar la intensidad de sus preferencias, y el funcionario que presidía dicha evento tenía que escuchar cuidadosamente y luego declarar cuál era el resultado. Esta fue una forma imperfecta, pero quizás fue una mejor forma de la que acaba de acontecer en el Reino Unido.
Según algunas versiones, el Estado hermano de Esparta, Atenas, había puesto en práctica el ejemplo histórico más puro de lo que era una democracia. Se otorgó a todas las clases sociales un número igual de votos (aunque, cabe mencionar, que solamente votaban los hombres). En última instancia, sin embargo, después de algunas decisiones catastróficas sobre guerras, los atenienses vieron la necesidad de dar más poder a organismos independientes.
¿Qué debería haber hecho el Reino Unido si tenía que formular la pregunta sobre su adhesión a la UE (pregunta que, dicho sea de paso, no se formuló)? Sin duda, la valla debería haber sido colocada en una posición mucho más alta; es decir, la brexit debería haber exigido, por ejemplo, que se ganen dos votaciones populares espaciadas a lo largo de al menos dos años, tras las cuales se debía obtener una votación de 60% de votos a favor en la Cámara de los Comunes. Si la brexit aún prevalecía, al menos hubiéramos sabido que no fue sólo una foto instantánea tomada en una sola oportunidad de lo que quería un fragmento de la población.
La votación del Reino Unido ha lanzado a Europa a una situación de caos. Mucho dependerá de cómo reaccione el mundo y de cómo maneje el gobierno del Reino Unido su propia reconstitución. Es importante hacer un balance no sólo de los resultados, sino que también del proceso. Cualquier acción para redefinir un acuerdo de larga data sobre las fronteras de un país debería requerir mucho más que una mayoría simple en un referéndum que se celebra en una única oportunidad. La norma internacional vigente en la actualidad de la regla de la mayoría simple es, como acabamos todos de ver, una fórmula para el caos.

El fracaso democrático de Gran Bretaña

Kenneth Rogoff, Professor of Economics and Public Policy at Harvard University and recipient of the 2011 Deutsche Bank Prize in Financial Economics, was the chief economist of the International Monetary Fund from 2001 to 2003. His most recent book, co-authored with Carmen M. Reinhart, is This Time is… read more
 
CAMBRIDGE – Lo lunático de la votación sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea no es el hecho que los líderes británicos se atrevieran a pedir a su población que sopese los beneficios de la adhesión del país a la Unión Europea frente a las presiones migratorias que dicha adhesión conlleva. Por el contrario, la verdadera locura fue colocar la valla de medición de los resultados de dicha votación en una posición absurdamente baja, misma que requería solamente una mayoría simple. Dado que la participación electoral fue del 70%, se puede decir que la campaña por dejar la UE ganó el referéndum con sólo el respaldo del 36% de los electores habilitados para votar.

Friday, June 24, 2016

Brexit: ¿Arderá Europa?

Brexit
Gran Bretaña se prepara para abandonar la Unión Europea. La conmoción ya estremece al planeta. La globalización también es esto. Lo que sucede en Europa nos afecta a todos, desde China a Costa Rica, pasando por Nigeria. Las bolsas han caído estrepitosamente. Todavía no es seguro, pero las encuestas apuntan a que un 47% de los británicos son partidarios del Brexit, de marcharse, y un 40% de permanecer. Al final, se ganará o perderá por los pelos.
En 1975, cuando Harold Wilson, entonces jefe de gobierno en Londres, convocó el primer referéndum, más del 67% de sus compatriotas optó por quedarse. Eran tiempos de miedos absolutamente fundados. Existía la URSS y la Guerra Fría era una escalofriante realidad. Los eurófobos y los euroescépticos tenían menos peso en el panorama nacional. De alguna manera, la idea de una Europa unida brindaba cierta seguridad.



Es una paradoja, pero contra la URSS vivíamos mejor. Era un enemigo tangible que poseía un plan de conquista planetaria. Ese peligro real se convertía en un factor aglutinante para sus adversarios. Pero en 1989 los berlineses destruyeron el Muro, poco después desaparecieron la URSS y sus satélites, y el marxismo dejó de ser un destino posible, salvo en Cuba, Corea del Norte y otros disparatados manicomios controlados por dinastías militares indiferentes a la realidad.
Muchos de los países europeos sujetos al yugo soviético que estrenaron su libertad corrieron a refugiarse tras la cortina democrática de la Unión Europea y la OTAN. Le temían, con razón, al neoimperialismo ruso. La URSS había continuado la permanente expansión de la Rusia zarista, leitmotiv de la Tercera Roma desde que en el siglo XV Iván III inició el asombroso crecimiento de Moscú hasta convertir, tres centurias más tarde, al atrasado principado moscovita en la nación más grande de la Tierra.
Hubo, claro, condiciones mínimas formuladas por la Unión Europea a los azorados recién llegados del postsovietismo. En Copenhague se establecieron los Criterios para poder formar parte del exclusivo club: democracia, libertades, mercado, propiedad privada de los medios de producción, derechos humanos y la decisión de cumplir los compromisos con la UE. Eran pocos, pero claros, y no había ninguna referencia a factores culturales, lingüísticos o religiosos.
Ése es exactamente el valor de la UE y el origen de su debilidad, lo que explica la posible salida del Reino Unido: se trata de una construcción artificial anclada en la razón y la ideología, dedicada a estimular la prosperidad y a cultivar la paz, y no en las emociones o en los lazos secretos e intangibles de las tribus.
No es verdad que exista el homo europeo. Hay franceses, alemanes, griegos, españoles, italianos, ingleses y así hasta una treintena de tribus definidas, pero ninguno de ellos es o se siente europeo. Las identidades se tejen en la oscura zona de las emociones, asentadas en el sistema límbico del cerebro, mientras la Unión Europea es una expresión de la racionalidad que sucede en la zona frontal o neocórtex.
Esto lo explicó con toda claridad el argentino Mariano Grondona apelando a un ejemplo referido al Mercosur: conocía a miles de argentinos, brasileros, uruguayos o paraguayos dispuestos a morir por sus patrias, pero ni a uno solo decidido a inmolarse por el Mercosur.
Y antes que a Grondona se lo leí de otra manera a José Antonio Jáuregui en Las reglas del juego: Las tribus, una brillante explicación de la conducta humana basada en la premisa de que somos esclavos de nuestros cerebros, verdaderas fábricas de adicciones encaminadas a la supervivencia de los grupos, origen de las pulsiones nacionalistas.
Nuestros cerebros recompensan con sensaciones gratas la emoción de pertenecer a una tribu, castigan a los que se oponen a ella y provocan cautela y hostilidad hacia las criaturas diferentes. Ésas son las reglas y las administran, ciegamente, los neurotransmisores.
¿Es realmente terrible que el Reino Unido se separe de la Unión Europea? No todos lo creen. Jean-Pierre Lehmann, excelente economista francés carente de prejuicios antibritánicos, piensa que, a medio plazo, a la UE le conviene desprenderse de la influencia de un socio poderoso, incómodo con los crecientes lazos políticos entre los países miembros. Para Lehmann, precisamente, la tarea pendiente dentro de la UE es la creciente fusión de carácter político, algo que horroriza a los ingleses.
En todo caso, con los británicos dentro o fuera de la UE, sería muy lamentable y peligroso que a medio o largo plazo se deshaga este extraordinario organismo surgido de los escombros de la Segunda Guerra Mundial. Aunque artificial, alambicada y desesperantemente burocrática, la UE sigue siendo un gran refugio contra la barbarie totalitaria y un disuasivo eficaz contra la guerra. A todos nos conviene que persista.

Brexit: ¿Arderá Europa?

Brexit
Gran Bretaña se prepara para abandonar la Unión Europea. La conmoción ya estremece al planeta. La globalización también es esto. Lo que sucede en Europa nos afecta a todos, desde China a Costa Rica, pasando por Nigeria. Las bolsas han caído estrepitosamente. Todavía no es seguro, pero las encuestas apuntan a que un 47% de los británicos son partidarios del Brexit, de marcharse, y un 40% de permanecer. Al final, se ganará o perderá por los pelos.
En 1975, cuando Harold Wilson, entonces jefe de gobierno en Londres, convocó el primer referéndum, más del 67% de sus compatriotas optó por quedarse. Eran tiempos de miedos absolutamente fundados. Existía la URSS y la Guerra Fría era una escalofriante realidad. Los eurófobos y los euroescépticos tenían menos peso en el panorama nacional. De alguna manera, la idea de una Europa unida brindaba cierta seguridad.


Brexit: La derrota de los eurócratas

UK-UE
Una sólida mayoría de británicos ha decidido que no quieren continuar en esta Unión Europea. Con más de un millón de votos de diferencia, los partidarios de la salida han demostrado ser muchos más que los que quieren permanecer dentro de la estructura política de Bruselas.
Es una noticia aún peor para una forma de entender la Unión Europea. Fíjense que no digo para Europa, sino para la forma de malentender y de desfigurar Europa que ha dominado progresivamente el continente desde los despachos del poder de Bruselas.



Si hay que buscar derrotados, búsquenlos en los largos pasillos de la Comisión Europea. Si hay que encontrar fracasados, los pueden ver sentados a ambos lados del hemiciclo del Parlamento Europeo. Si hay que señalar culpables, están en todos los medios de comunicación, ONGs, lobbys y demás rent-seekers que llevan décadas predicando las bondades del federalismo europeo mientras extienden la mano para cobrar las subvenciones que salen del bolsillo del contribuyente europeo.
Nadie rechazaba las instituciones europeas cuando se trataba un Mercado Común o una Comunidad Económica. Ni siquiera los británicos. Ni siquiera Margaret Thatcher, como cuenta ella misma en sus memorias. Fue a partir del Tratado de Maastricht cuando, capitaneados por un socialista elitista como Jacques Delors, se fue extendiendo entre las élites políticas y periodísticas europeas la asombrosa tesis de que el rechazo al poder creciente de Bruselas se vencería con “más Europa”, como anteayer mismo decía el ministro de Exteriores de España José Manuel García-Margallo, uno de los que cree en esa mística del corazón de Europa.
Es ésa forma de malentender Europa la que se ha hecho odiosa. La que ha intentado varias veces imponer una Constitución Europea.. La que acumula poder sin responsabilidad. La que desprecia lo que llaman “la Europa de los mercaderes”, sin darse cuenta de que esa es la verdadera Europa: la de la libertad para que las personas se muevan y lleven adonde quieran sus ideas, sus servicios, sus productos y los bienes de su propiedad. Ésa es la Europa que merece la pena, la que sirve eficazmente para evitar que las guerras se repitan, la que representa lo mejor de la gente: su libertad para decidir y para responsabilizarse de su propio futuro.No creo que el Reino Unido vaya a romper su condición de mercado libre, ni tampoco creo que la Unión Europea vaya a levantar barreras en el comercio con las islas. Si uno u otra lo hicieran se cometería un error catastrófico.
Pero el voto que ayer pronunciaron los británicos va a tener muchas consecuencias. Y la primera, y la peor para el resto de Europa, es que nos han dejado solos, a merced del gentil monstruo de Bruselas.

Brexit: La derrota de los eurócratas

UK-UE
Una sólida mayoría de británicos ha decidido que no quieren continuar en esta Unión Europea. Con más de un millón de votos de diferencia, los partidarios de la salida han demostrado ser muchos más que los que quieren permanecer dentro de la estructura política de Bruselas.
Es una noticia aún peor para una forma de entender la Unión Europea. Fíjense que no digo para Europa, sino para la forma de malentender y de desfigurar Europa que ha dominado progresivamente el continente desde los despachos del poder de Bruselas.


Thursday, June 23, 2016

Gran Bretaña se independiza de la Unión Europea

Los resultados oficiales evidenciaron la tendencia irreversible: los electores decidieron que era hora de abandonar a la comunidad europea

(IBTimes)
Este jueves los ciudadanos del Reino Unido decidirán el destino de su nación. (IBTimes)
Este jueves 23 de junio los británicos acudieron a las urnas a decidir si el Reino Unido continuaría siendo parte de la Unión Europea (UE), o, si en cambio, debería abandonarla.
Horas más tarde, en la madrugada de este viernes, los resultados se dieron a conocer, y se evidenció que más del 50% de los ciudadanos británicos desean que su nación abandone a la comunidad política a la que ha pertenecido desde 1973.
Desde este 23 de junio, Gran Bretaña se independiza de la Unión Europea.
Últimas informaciones:
1:10 am Con casi 100% de los votos escrutados se mantiene la tendencia de un millón de votos a favor de la opción de abandonar la Unión Europea. La tendencia es irreversible.

12:30 pm ÚLTIMA HORA: El resultado es irreversible: los electores votaron a favor de que el Reino Unido se salga de la Unión Europea


12:20 pm Birmingham, la segunda ciudad más grande del Reino Unido, votó a favor de salirse de la UE con 50,4%

12:17 pm [Última Hora] La BBC acaba de proyectar que el Reino Unido votó a favor de salirse de la Unión Europea #Brexit

12:10 pm Con 72,8% escrutado: – Abandonar la UE: 51,5%; mientras que la opción de permanecer en la UE: 48,5%. La diferencia se ensancha a casi un millón de votos: Abandonar: 12.932.671; Permanecer: 12.207.708 votos.

11:55 pm La diferencia a favor de abandonar la Unión Europea se ensancha:
– Abandonar la UE: 10.996.500 votos
– Permanecer en la UE: 10.363.816 votos
Faltan 113 resultados por declarar.

11:51 pm La libra esterlina llega a su nivel más bajo en 31 años, en comparación con el dólar.

11:46 pm Líder a favor de abandonar la Unión Europea, y que en un momento pensó que perdería, dice que este 23 de junio será el “Día de la Independencia de Reino Unido”.

11:45 pm Según BBC: Abandonar la Unión Europea ya tiene más de 10 millones de votos; permanecer: 9 millones #Brexit #EUref

11:40 pm Con 54,4% de los votos escrutados:
– Abandonar la UE: 51,4% – Permanecer en la UE: 48,6%; se mantiene y refuerza la tendencia de abandonar la Unión Europea

11:35 pm En solo dos horas la libra ya ha descendido 9,5%

11:29 pm Hasta ahora:
Abandonar la UE: 51,4%, 6.947.780 votos
Permanecer en la UE: 48,6%, 6.581.905 votos
Van 46,3% escrutados.

11:22 pm Con 46,3% escrutados: 51,7% quiere que Reino Unido abandone la UE; y 48,6%, no. La diferencia es de casi 400 mil votos.

11:19 pm El analista John Curtice asegura que la tendencia de abandonar la UE es irreversible.

11:15 pm Cae la libra esterlina a más de -6%, con el avance de resultados. Su nivel más bajo en 24 años. Está a menos de 1,45$ por libra #EUref

11:10 pm Van 41,9% escrutados y se vuelve a fortalecer la tendencia de abandonar la Unión Europea: 51,1%; mientras que permanecer: 48,9% #EUref

11:06 pm En Escocia e Irlanda del Norte, la mayoría quiere permanecer en la Unión Europea; Mientras que en Inglaterra y Gales, esperan salirse.

11:00 pm Hasta ahora se han contado 10.060.710 votos, siendo esto 36,7%  de los votos en total: Se mantiene la tendencia a favor de abandonar la Unión Europea con 50,7%

10:55 pm Con 36,7% de los votos escrutados, la mayoría quiere que Reino Unido abandone la Unión Europea, con 50,7%; mientras que 49,3% espera que permanezca en la comunidad.

10:35 pm Con 29,6% se vuelve a revertir la tendencia: 50,1% de los electores quieren que RU abandone la Unión Europea.

10:20 pm Con 20,2% escrutados se mantiene la tendencia por un punto: Permanecer: 50,9 %; abandonar la Unión Europea: 49,1%

10:15 pm Con 17,8% escrutados se mantiene la tendencia de permanecer en la Unión Europea: Permanecer en UE: 50,9%; abandonar UE: 49,1%

10:03 pm [AVANCE] Cambia la tendencia gracias a la importancia de los votos en Glasgow y en Wandsworth: Con 13,4% escrutados: Votos por permanecer en la UE: 50,7%; mientras que abandonar UE: 49,3%

9:57 pm Glasgow, la ciudad más grande de Escocia, votó por permanecer en la UE con 66,6%

9:50 pm Con 10,2% escrutados se va acentuando la tendencia: Abandonar UE: 52,7%; Permanecer: 47,3%

9:43 pm Con más de 5% escrutado: Abandonar la UE: 53,03%. Permanecer: 46,97%

9:30 pm [Última Hora] El distrito financiero de Londres, conocido como la Ciudad de Londres, apoya la permanencia en la Unión Europea con 78,3%.

9:17 pm Crece la tendencia: 51,81% de los electores quiere que RU salga de la Unión Europea #Brexit

9:10 pm Con 2,6% escrutados: 48,4% de los electores quieren que Reino Unido se quede la Unión Europea, mientras que 51,6% quiere que abandone.

8:40 pm Última Hora: Cae la libra esterlina a medida que los resultados de se acerca.

8:00 pm [AVANCE] Con 1,8% de los votos escrutados,  50,66% de los ciudadanos en Reino Unido, quieren que salga de la Unión Europea.

7:00 pm Hasta ahora las encuestas indican que Reino Unido se queda en la Unión Europea.
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Este jueves 23 de junio los ciudadanos del Reino Unido (RU) acudieron a las urnas para definir el futuro de su nación: ¿Se queda el Reino Unido como miembro de la Unión Europea, o se saldrá de la comunidad política?
Siga la información minuto a minuto en nuestro blog en vivo.

Gran Bretaña se independiza de la Unión Europea

Los resultados oficiales evidenciaron la tendencia irreversible: los electores decidieron que era hora de abandonar a la comunidad europea

(IBTimes)
Este jueves los ciudadanos del Reino Unido decidirán el destino de su nación. (IBTimes)
Este jueves 23 de junio los británicos acudieron a las urnas a decidir si el Reino Unido continuaría siendo parte de la Unión Europea (UE), o, si en cambio, debería abandonarla.
Horas más tarde, en la madrugada de este viernes, los resultados se dieron a conocer, y se evidenció que más del 50% de los ciudadanos británicos desean que su nación abandone a la comunidad política a la que ha pertenecido desde 1973.
Desde este 23 de junio, Gran Bretaña se independiza de la Unión Europea.
Últimas informaciones:
1:10 am Con casi 100% de los votos escrutados se mantiene la tendencia de un millón de votos a favor de la opción de abandonar la Unión Europea. La tendencia es irreversible.

12:30 pm ÚLTIMA HORA: El resultado es irreversible: los electores votaron a favor de que el Reino Unido se salga de la Unión Europea

Thursday, June 16, 2016

¿Cómo sería la vida fuera de la Unión Europea?

El referéndum de junio próximo es la decisión política más importante para el pueblo británico en una generación. Todas las partes deben participar en discusiones de fondo.
FT View
El análisis del Tesoro de lo que implicaría abandonar la UE exige una respuesta seria. (El Financiero)
Mientras el pueblo británico se prepara para votar en el referéndum UE el 23 de junio, lo primero que deberían tener en cuenta es la implicación económica de abandonar la Unión Europea. Al público se le deben dar tantos detalles como sea posible sobre los costos y beneficios de la membresía para que puedan tomar una decisión informada. A tal efecto, el Tesoro del Reino Unido ha publicado un informe sobre las consecuencias a largo plazo del abandono del bloque económico. Su análisis no deja dudas de que es de un gran interés económico para Gran Bretaña mantener su adhesión a la UE.

El informe del Tesoro afirma que abandonar la UE traería como consecuencia que la producción podría llegar a ser aproximadamente 6 por ciento menor que lo que de otra forma podría haber sido para el año 2030. Indica que esto equivaldría a un costo anual para los hogares británicos de 4,300 libras (6,138 dólares), una carga muy pesada para muchas familias.

Mientras encabeza el argumento económico que se opone a abandonar el bloque económico, George Osborne — miembro conservador del parlamento y canciller de la Hacienda — insiste en que el Reino Unido quedaría permanentemente más pobre si abandona la UE. Por supuesto, el canciller está expresando la política del gobierno. No obstante, su departamento ha producido una obra creíble y confiable.

Existe cierto margen para criticar el análisis del Tesoro. La predicción de las condiciones de la economía del Reino Unido dentro de una década y media sólo puede ser una estimación aproximada que contiene un margen de error. Pero a diferencia del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Tesoro nunca ha sido una institución ‘eurófila’.

Las conclusiones del Tesoro acerca de las consecuencias económicas de abandonar la UE son acordes con la opinión de casi todos los organismos económicos respetables, empezando por el Fondo Monetario Internacional. La salida de Gran Bretaña de la UE provocaría un largo período de incertidumbre sobre su acceso al mercado único de 500 millones de personas. Después de abandonar el bloque económico, el Reino Unido podría intentar mantener el acceso al mercado copiando los acuerdos comerciales alcanzados por Noruega y Canadá o confiando en su afiliación a la OMC. Pero, como sostiene el Tesoro, cada una de estas opciones reduciría significativamente la apertura del Reino Unido al comercio y la inversión y disminuiría la productividad británica.

La campaña a favor de la salida del Reino Unido de la UE ha respondido mezclando el historial del Tesoro y los motivos del gobierno. El exministro del gabinete John Redwood argumentó que el Tesoro ha tenido un mal historial de proyección económica, y que es imposible conocer las condiciones de la economía británica en el año 2030.

Estas tácticas son deliberadamente evasivas. No sirven como respuesta seria a la pregunta económica central en esta campaña: ¿cómo sería la vida fuera de la UE?

La campaña a favor de la salida del Reino Unido de la UE no ha podido explicar claramente qué tipo de régimen comercial prefiere después de la salida de la UE. Afirma que Gran Bretaña podría mantener el acceso al mercado único sin cumplir las obligaciones que ello conlleva respecto a la libre circulación de personas. Este desprecio por la realidad política se asemeja a la retórica ignorante de Donald Trump.

El referéndum de junio próximo es la decisión política más importante para el pueblo británico en una generación. Todas las partes deben participar en discusiones de fondo. El informe del Tesoro es un contrapunto útil en un debate con una creciente carga política, especialmente dentro de un dividido partido conservador. Si los partidarios de la salida del Reino Unido de la UE no pueden responder abordando directamente los problemas, no merecen que se les tome en serio.

¿Cómo sería la vida fuera de la Unión Europea?

El referéndum de junio próximo es la decisión política más importante para el pueblo británico en una generación. Todas las partes deben participar en discusiones de fondo.
FT View
El análisis del Tesoro de lo que implicaría abandonar la UE exige una respuesta seria. (El Financiero)
Mientras el pueblo británico se prepara para votar en el referéndum UE el 23 de junio, lo primero que deberían tener en cuenta es la implicación económica de abandonar la Unión Europea. Al público se le deben dar tantos detalles como sea posible sobre los costos y beneficios de la membresía para que puedan tomar una decisión informada. A tal efecto, el Tesoro del Reino Unido ha publicado un informe sobre las consecuencias a largo plazo del abandono del bloque económico. Su análisis no deja dudas de que es de un gran interés económico para Gran Bretaña mantener su adhesión a la UE.