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Sunday, June 19, 2016

El gobierno destroza la economía

 
[Publicado en Mises Daily el 15 de junio de 2008]
En este momento solo se trata de esperar a que la Oficina Nacional de Investigación Económica declare que hemos entrado en recesión. Por supuesto, trabajan con datos pasados, todos lo hacemos. Pero los datos demostrarán lo que ha sido verdad durante meses. Las tendencias son coherentes con toda recesión individual registrada. Miradlo vosotros mismos.
Todo esto es bastante malo. Tal vez tengas asegurado tu trabajo. Tal vez estés fuera de la bolsa. Tal vez no esté esperando un beneficio de alguna inversión inmobiliaria. El problema que golpea a todos es la inflación, que está rugiendo fuera de control en todos los sectores que nos importan. Hemos entrado en dobles dígitos y si los precios del productor anuncian los precios del consumidor, tenemos malos tiempos a la vista.



¿Qué hace entonces Washington? En una acción de increíble estupidez, el Congreso ha aprobado una extensión de las prestaciones de desempleo. Sigue siendo verdad la vieja regla: si subvencionas algo, conseguirás más. Así que esto nos dará más desempleo. No cabe ninguna duda. Por tanto empeorará y prolongará el problema.
Solo hace falta un segundo de lógica económica para ver por qué. En un entorno recesionista, necesitamos mercados laborales más libres, no más socializados. Las empresas tiene que ser capaces de contratar trabajadores a precios inferiores. No queremos aumentar el coste de contratar, queremos reducirlo, especialmente con el desempleo en aumento. Por el contrario, el Congreso saquea a los trabajadores de este país para impedir que la gente entre en el mercado laboral.
No solo es estúpido: es altamente peligroso. Los británicos intentaron esto en la década de 1930 y, más que ninguna otra acción, esta contribuyó a las altas tasas de desempleo que alimentaron movimientos políticos socialistas, que llevaron a la destrucción de la economía. Podrían hacer lo mismo aquí, en Estados Unidos.
Pasando a la Fed, aquí vemos una camarilla de obsesos que cree que la mayor amenaza para el país ahora mismo son los precios a la baja. Y están completamente decididos a impedir que ocurra esto, precisamente en el momento en que los precios a la baja sería lo mejor que le podría pasar al país.
¿Y qué genera esta obsesión? Una compresión defectuosa de la Gran Depresión. Como FDR y sus asesores, este grupo está convencido de que lo que causó la depresión fue la caída en los precios de todo. Esto es lo que genera un mal pensamiento económico. Los precios bajos fueron lo mejor que tuvo para ofrecer la década de 1930. ¡Imaginemos la misma depresión entre el rugido de la inflación! Los sufrimientos de la gente habrían sido inconmensurablemente peores.
Así que dejad a Washington que se asegure de que la próxima experiencia con cualquier fenómeno económico será siempre peor que la última. Están tratando de darnos la Gran Depresión con una tendencia aún peor: ¡caída de la producción, aumento del desempleo, más precios al alza! (Si no lo habéis leído, por favor, conseguid una copia de America’s Great Depression, de Rothbard. De paso mandad unas pocas copias a la Fed).
La visión de Bernanke de la Gran Depresión por supuesto no tiene ningún sentido. Pero es la única explicación que puedo imaginar para explicar por qué la Fed está haciendo todo lo posible para hinchar la economía inventando formas cada vez más tramposas de hacer que los bancos presten dinero, como si el dinero y el crédito fueran as salvar al mundo. Podríais pensar que observarían las penalidades económicas de muchas naciones africanas con inflación desbocada en los muchos miles por ciento. Sus economías no van bien. ¡Pero una persona como Bernanke es capaz de mirar a un lugar como Zimbabue y apuntar que al menos no está sufriendo deflación!
En esta etapa del debate sobre qué hacer con la recesión, la administración Bush y los republicanos parecen bastante buenos en comparación con los demócratas. Es fácil olvidar que Bush ostenta la mayoría de la responsabilidad directa de este desastre. Su guerra ha drenado las existencias de capital, disminuidos los suministros de petróleo y desplazada la inversión privada. No ha hecho nada para mantener bajos los precios de la gasolina y ha rechazado específicamente propuestas iniciales para tratar de reducir los precios.
Ha alentado a la Fed con su inflación, al poner prioridad en sus aventuras militares por encima de políticas económicas sólidas. Es una burda simplificación, pero sigue conteniendo verdad: el estado de guerra de Bush  es la causa de esta recesión. Es una simplificación en el sentido de que no habría ocurrido sin la máquina de dinero de la esquina  de la Casa Blanca que ha reclamado que pusiera la directa.
¿Cuál es la respuesta correcta a una recesión? La primera regla debe ser no hacer daño. En lo que se refiere al gobierno, es pedir mucho y bastante. Más allá de eso, en un mundo ideal, deberíamos cerrar la Fed, reducir el coste del empleo, reducir impuestos, liquidar los controles medioambientales a la exploración y refinado de petróleo: eso sería un buen principio. Podríamos esperar que la recesión durara menos de un año bajo estas políticas. Tal y como está, podríamos estar una larga y profunda recesión.

El gobierno destroza la economía

 
[Publicado en Mises Daily el 15 de junio de 2008]
En este momento solo se trata de esperar a que la Oficina Nacional de Investigación Económica declare que hemos entrado en recesión. Por supuesto, trabajan con datos pasados, todos lo hacemos. Pero los datos demostrarán lo que ha sido verdad durante meses. Las tendencias son coherentes con toda recesión individual registrada. Miradlo vosotros mismos.
Todo esto es bastante malo. Tal vez tengas asegurado tu trabajo. Tal vez estés fuera de la bolsa. Tal vez no esté esperando un beneficio de alguna inversión inmobiliaria. El problema que golpea a todos es la inflación, que está rugiendo fuera de control en todos los sectores que nos importan. Hemos entrado en dobles dígitos y si los precios del productor anuncian los precios del consumidor, tenemos malos tiempos a la vista.


Saturday, June 18, 2016

La peor de todas las políticas monetarias

Por Thorstein Polleit



I. La expansión monetaria sigue adelante
En los análisis monetarios, el balance del sector bancario comercial se mantiene normalmente separado del balance de la reserva Federal de EEUU (Fed). Sin embargo, combinar los dos balances podría ser mucho más informativo.
Primero, sumar los volúmenes de negocio de los bancos comerciales y la Fed da una idea (mucho) mejor de la expansión del sector monetario en su conjunto con el tiempo, especialmente en tiempos de “crisis” financiera y económica.



Segundo, esa agregación revela que, en tiempo de crisis, el banco central inconfundiblemente pone por delante el interés del sector bancario con su política dirigida a “restaurar la salud del sistema bancario”.
La expansión del balance de la Fed desde el fin de 2008 en adelante no solo ha ayudado a impedir que el sector bancario se encoja: ha hecho que siga adelante la expansión del sistema monetario, como demuestra el siguiente gráfico:
La Fed ha expandido su balance proporcionando crédito adicional al sistema bancario comercial y comprando bonos (públicos e hipotecarios) a bancos y no-bancos. Como consecuencia, el balance combinado de los bancos comerciales y la Fed aumentó a un máximo récord de cerca del 115% del PIB en el último trimestre de 2011.
II. El aumento en las existencias de pagos
La expansión del balance agregado de los bancos comerciales y la Fed se ha visto acompañada por un aumento en las existencias de pagos en forma de M1. Ha aumento en un 58% de agosto de 2008 a febrero de 2012.
Dentro del M1, los depósitos a la vista aumentaron de 314.000 millones a 772.000 millones de dólares, un aumento del 146%. El aumento en los medios de pago puede deberse en parte a los tipos de interés extraordinariamente bajos (es decir, a los costes de oportunidad extraordinariamente bajos de las tenencia de dinero).
Sin embargo, también puede deberse a las compras de bonos de la Fed a los llamados no-bancos (por ejemplo, familias privadas, fondos de pensiones y empresas de seguros). Bajo dichas operaciones, la Fed aumenta los medios de pago directamente: es una política de aumentar el dinero eludiendo realmente la expansión del crédito bancario.
El notable aumento en la existencia de pagos en años recientes es una señal inconfundible de lo que puede llamarse, hablando económicamente, inflación, una opinión sostenida por la Escuela Austriaca de economía.
Un aumento en la existencia de dinero lleva, necesariamente, a una disminución en el poder adquisitivo de la unidad monetaria, cuando se compara con una situación en la que no habría habido un cambio en la existencia de dinero.
Más importante es que un aumento en la existencia de dinero impide realmente un aumento en el poder adquisitivo de éste, lo que habría ocurrido si la Fed no hubiera incrementado los medios de pago en manos de bancos comerciales y no-bancos.
Puede esperarse que el aumento en las existencias de dinero se traduzca en precios más altos, ya sea en precios para bienes de consumo (a través, por ejemplo de precios más altos en los productos básicos) o precios para activos (como acciones o propiedad inmobiliaria).
El aumento de precios erosiona el poder adquisitivo del dinero y causa y gran daño a la función (de coordinación) de los precios de mercado, provocando por tanto decisiones mal informadas de los agentes del mercado, causando malas inversiones.
Es política no es en modo alguno neutral. Los ganadores de la política de la Fed son, por ejemplo, los tenedores de bienes y activos a los que se impide que bajen de precio, mientras que los perdedores de la política de la Fed son los tenedores de dinero: se les impide comprar a precios más bajos.
III. El auge que debe acabar en depresión
La actual expansión de la oferta monetaria (una política monetaria de ir mucho más allá de las medidas de solo evitar que disminuyan las existencias de dinero) es indicativa de los intentos de mantener el auge causado por la expansión del crédito bancario de circulación.
Sin embargo, esa política no curará la enfermedad económica y política producida por la expansión del crédito bancario de circulación en primer lugar. De hecho, esa política monetaria hará las cosas mucho peores en el futuro.
No solo dará lugar a una profunda depresión, mediante la cual la economía acabará de nuevo en equilibrio: también arruinará la moneda. Ludwig von Mises (1881-1973), en Interventionism: An Economic Analysis (1940), señalaba:
El auge no puede continuar indefinidamente. Hay dos alternativas. O los bancos continúan con la expansión del crédito sin restricciones y así causan constantemente aumentos acumulados de precios en una orgía siempre creciente de especulación, que, como en todos los demás casos de inflación ilimitada, acaba en una “quiebra del auge” y en un colapso del sistema monetario y crediticio. O los bancos se detienen antes de que se llegue a este punto, renuncian voluntariamente a más expansión crediticia y producen así la crisis. La depresión se produce en ambos casos.#
Sobre este telón de fondo, la conclusión es que la política monetaria de continuar expandiendo la oferta monetaria a través del crédito bancario de circulación proporcionado a tipos de interés artificialmente rebajados es realmente la peor de todas las políticas monetarias.

La peor de todas las políticas monetarias

Por Thorstein Polleit



I. La expansión monetaria sigue adelante
En los análisis monetarios, el balance del sector bancario comercial se mantiene normalmente separado del balance de la reserva Federal de EEUU (Fed). Sin embargo, combinar los dos balances podría ser mucho más informativo.
Primero, sumar los volúmenes de negocio de los bancos comerciales y la Fed da una idea (mucho) mejor de la expansión del sector monetario en su conjunto con el tiempo, especialmente en tiempos de “crisis” financiera y económica.