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Sunday, December 4, 2016

¿Constitución liberatoria?



“LA CONSTITUCIÓN DEL 17, REFLEJA LA CAPIROTADA IDEOLÓGICA DE LOS PARTICIPANTES, INCLUYE UNA GRAN VARIEDAD DE CONTRADICCIONES: SOCIALISMO, MERCANTILISMO, DEMOCRACIA LIBERAL, CORPORATIVISMO AUTORITARIO Y, EN ESPECIAL, LA EDUCACIÓN PÚBLICA OBLIGATORIA, SOCIALISTA Y ÚNICA.”


RICARDO VALENZUELA
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“La mejor manera de abolir una ley diabólica, es aplicándola de forma estricta”, afirmaba Abraham Lincoln. Con ello telegrafiaba cómo la elaboración y aplicación de leyes nefastas, provocan su propia muerte de la misma forma que Schumpeter describía opera la creativa destrucción de los mercados. Pero cuando tenemos una mala ley y se aplica a discreción de quienes han concentrado el poder, cocinamos ese venenoso potaje del que hablaba Bastiat: “La ley, ya corrupta,  se convierte en lo diabólico que debe combatir.”
  


Como cada año sucede, nos preparamos para celebrar algo que emerge como reflejo sin considerar sus implicaciones pasadas, presentes y futuras: La Constitución Mexicana. Si algún mapa ha señalado la ruta de países hacia éxitos o fracasos, son sus Constituciones políticas. Creo, es hora de llevar a cabo algunas reflexiones para entender la importancia de la carta de navegación utilizada, no siempre respetada pero sí modificada a capricho del rey en turno.

México, al lograr su independencia proclamaba su primer documento en 1813 conocido como la Constitución de Apatzingán. Sin embargo, partía enunciando la religión católica como única y obligatoria abriendo el zaguán de los conflictos, al imperio de Iturbide y, sobre todo, la emergencia de Santa Ana. En 1824, nacía la segunda versión la que reforzaba el concepto de república definiendo un gobierno federal acotado, lo cual, rompía con la autocracia herencia de corona española abrazando el liberalismo sajón.

Pero en 1833, Santa Ana ya propietario de la demandada silla en el castillo de Chapultepec, para consolidar su poder, la abolía creando sus propias “Siete Leyes” y de esa forma consolidaba su dictadura, militarizaba el gobierno federal, y se reservaba el derecho de emitir permisos para votar.

Luego de tres décadas de sangrientas luchas, en 1857, un grupo de liberales promulgaba la gran constitución reformadora. Esta nueva carta magna, era similar a la de 1824 pero con un claro matiz de liberalismo puro atacando la raíz de un gran problema. Suprimía fueros y privilegios de la iglesia y el ejército afirmando la igualdad de todos los ciudadanos, “ante la ley.” Declaraba, de forma contundente, la libertad de asociación, expresión, de educación, de religión, la libertad de (mercados) industria y comercio, libertad de trabajo.

Introducía, también, las garantías individuales (vida, libertad, propiedad), abolía la esclavitud y restituía el congreso. El nuevo país, por primera vez respiraba el aire de la libertad y de la esperanza. Sin embargo, esta nueva constitución sería constantemente violada cuando, hasta el propio Juárez a través de sus reelecciones, buscara la perpetuación en el poder receta que sirviera bien a Porfirio Díaz, su propietario por más de tres décadas.

Durante la dictadura porfiristala Constitución de 1857 sería la carta de navegación del país pero exhibiendo un nuevo ropaje; el liberalismo impregnado con la filosofía de Compte, el positivismo. Con ello, se declaraba a los mexicanos ineptos para manejar sus vidas por lo que, se acudía a la honorable dictadura dándole justificación científica, pero más importante, a las raíces del ogro benefactor que, con credenciales de legitimidad, nos ha devorado durante mas de ciento cincuenta años.

En 1910 explota la revolución liderada por Francisco I. Madero. El movimiento portaba una bandera de liberalismo moderno y de gran pureza, con lo que se pretendía terminar aquel estado de vasallaje creado por el porfirismo que se tradujera en una cruel diferencia de clases, para llevar justicia y oportunidad a todos los mexicanos. Pero cuando Madero asumía la Presidencia, ya se preparaban movimientos antiliberales inspirados en la novedosa moda del socialismo estilo Unión Soviética.

En Febrero 5 de 1917 se proclamaba la actual constitución la cual, ante la rabia de Obregón y sorpresa de Carranza, emanaba con un claro tinte socialista. Pero reflejando la capirotada ideológica de los participantes, el documento incluía una gran variedad de contradicciones; socialismo, mercantilismo, democracia liberal, corporativismo autoritario, y en especial, algo fatídico, la educación pública obligatoria, socialista y única, así como cantidad de provisiones sin implementar, para futuras reformas sociales ya con dedicatoria.

Pero la rebelión de los generales sonorenses en abril de 1920, plasmada en el Plan de Agua Prieta, sería respuesta a la fisonomía socialista y autócrata de la carta magna cuando los “clubes liberales de Sonora” postulaban la candidatura de Obregón y, ante la represiva respuesta de Carranza contra Sonora, marchaban a la ciudad de México para defender sus postulados originales. La gesta, encabezada por Adolfo de la Huerta al frente del ejército “Liberal Constitucionalista,” marchaba para defender la primera violación de dos de sus principios fundamentales: la autonomía de los estados, y el sufragio efectivo.

Obregón muere asesinado cuando, reelecto,  se proponía reorientarla y así, nos encadenaron al documento que le daba vida a ese fatal híbrido, “economía mixta.” Sin protección de los derechos de propiedad; a un estado como rector de la economía colectivizando el espíritu de los ciudadanos; la sobreprotección de los trabajadores; un mercantilismo económico creando al empresario rentista; el ejido como el aborto revolucionario; el beneficio comunal sobre los intereses individuales asesinando la ambición, y muchos otros enunciados que han participado de forma intensa a mantener el país en el subdesarrollo.

En lugar de celebrar lo que nos ata a un pasado doloroso, es hora de modificarla acorde a los tiempos con un objetivo claro, la liberación del genio, la creatividad y la ambición de los mexicanos para, en la libertad, dibujar un campo parejo de oportunidades. Pues como afirma mi amiga liberal Marcela Ramonet: “igualdad de oportunidades es justicia, pero igualdad de resultados, represión.”

“Y será preciso reformar las leyes fundamentales de los pueblos:

“No para aniquilar al individuo y a la sociedad dejándolos a merced de gobiernos dictatoriales, sino para reconocer y garantizar en perfecta armonía, los atributos esenciales de los seres humanos y los derechos básicos de la sociedad. Nunca para sancionar desigualdades ni reconocer privilegios, sino para ofrecer a los hombres las mismas oportunidades de progreso, sin mas diferencias que las que emanen de la virtud, el talento y el trabajo.” G.V. 1943.

¿Constitución liberatoria?



“LA CONSTITUCIÓN DEL 17, REFLEJA LA CAPIROTADA IDEOLÓGICA DE LOS PARTICIPANTES, INCLUYE UNA GRAN VARIEDAD DE CONTRADICCIONES: SOCIALISMO, MERCANTILISMO, DEMOCRACIA LIBERAL, CORPORATIVISMO AUTORITARIO Y, EN ESPECIAL, LA EDUCACIÓN PÚBLICA OBLIGATORIA, SOCIALISTA Y ÚNICA.”


RICARDO VALENZUELA
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“La mejor manera de abolir una ley diabólica, es aplicándola de forma estricta”, afirmaba Abraham Lincoln. Con ello telegrafiaba cómo la elaboración y aplicación de leyes nefastas, provocan su propia muerte de la misma forma que Schumpeter describía opera la creativa destrucción de los mercados. Pero cuando tenemos una mala ley y se aplica a discreción de quienes han concentrado el poder, cocinamos ese venenoso potaje del que hablaba Bastiat: “La ley, ya corrupta,  se convierte en lo diabólico que debe combatir.”
  

Friday, December 2, 2016

Santos elude la Constitución

Santos elude la Constitución

Por Mary Anastasia O'Grady
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En su intento por asegurar un acuerdo de paz con los narcoterroristas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Juan Manuel Santos, el presidente de Colombia, ha dado marcha atrás en varios de sus compromisos de respeto a la democracia. Pero ninguna de sus promesas rotas es tan vergonzosa como su anuncio la semana pasada de que someterá al Congreso un acuerdo final con las FARC que es casi igual —aunque eso no lo dijo— al pacto repudiado en el plebiscito nacional del 2 de octubre.
Santos argumenta que su nuevo acuerdo, firmado por las dos partes en Bogotá el jueves pasado, contiene revisiones al texto original que responden a las objeciones planteadas por la oposición. Pero el mandatario no lo someterá a una consulta popular como lo prometió en repetidas ocasiones desde 2012.


El presidente colombiano sufrió una humillación internacional cuando perdió el plebiscito. El comité del Nobel le dio de todas maneras el premio de la paz unos pocos días después, presumiblemente para restaurar su dignidad. Pero no fue de mucha ayuda. Primero, porque parecía una noticia satírica del Día de los Inocentes: “El presidente polariza a la nación con ayuda de los terroristas y gana el premio Nobel de la Paz”.
Segundo, porque los colombianos reconocieron pronto el conflicto de intereses que tenía Noruega, uno de los países garantes del acuerdo de La Habana, al tratar de impulsar el nombre de Santos. De todas formas, el 10 de diciembre, Santos estará en Oslo para la ceremonia. El mandatario no se atreve a aparecer sin un acuerdo en las manos.
Santos dijo en una columna en este diario que el nuevo acuerdo es mejor porque, por ejemplo, les pide a los miembros de las FARC que declaren sus activos y deja de lado un plan de usar jueces extranjeros en sus casos.
Pero igual que el original, libra a las FARC de penas de cárcel, les proporciona elegibilidad política a los delincuentes de las FARC y les da escaños en el congreso a representantes de sus bastiones sin que tengan que someterse a elecciones. No está claro cómo pagará el grupo guerrillero las reparaciones a sus víctimas y convierte el tráfico de drogas de las FARC —pero no de otros capos— en un delito perdonable.
El nuevo acuerdo repite al original en la creación de algo llamado “justicia transicional”, que descarta la igualdad bajo la ley y crea un sistema de justicia paralelo hecho a la medida de los intereses de las FARC. El grupo guerrillero no tiene obligación de regresar los miles de niños soldados ni de responder por quienes que murieron como sus reclutas. Las FARC mantienen el control de unas 30 emisoras de radio a través de las cuales podrán difundir su propaganda.
Tal vez lo peor de todo sea la decisión unilateral del gobierno de dar al acuerdo una base constitucional, de modo que muchas concesiones a las FARC que violan la Constitución no pueden ser desafiadas ante los tribunales.
Una constitución es tanto un pacto social como un documento legal. En la mayoría de las democracias liberales modernas, incluyendo Colombia, cambiarla requiere de una conversación nacional inclusiva y aceptada por una amplia representación del país
Si Santos respetara la democracia, le pediría al Congreso que enmendara la Constitución. Pero una acción de ese tipo requiere de ocho debates y ocho votos en las cámaras alta y baja durante dos sesiones legislativas consecutivas. El presidente prefiere el decreto ejecutivo.
Este abuso de poder alarma a Jaime Castro, un político del Partido Liberal, ex alcalde de Bogotá y ex ministro de Justicia. Castro lideró el movimiento “Mejor no”, que se oponía al acuerdo con las FARC en el plebiscito. Según la revista Semana —que publicó una entrevista con él el 19 de noviembre— “Mejor no” incluía a “muchos de los más prestigiosos juristas del país” y ganó prominencia porque no tenía “ningún vínculo político ni electoral”.
Castro le dijo a Semana que el nuevo texto contenía protecciones constitucionales para el acuerdo que no estaban en el original. Las FARC insistieron en esto, explicó, porque el partido que creen “gozará de exorbitante ventaja” y quieren certeza legal. Esta evasión a la reforma o la reescritura de la Constitución hace que el nuevo acuerdo sea peor al pacto rechazado.
En una carta del 20 de noviembre a Santos, el general Jaime Ruiz, presidente de la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares de Colombia también se quejó del nuevo texto. El ex militar señaló que añade lenguaje que hace a los comandantes responsables de delitos cometidos por sus subordinados. Esto pone a los militares en el mismo nivel moral de los terroristas, expone al liderazgo del ejército a una guerra judicial y socava la seguridad nacional.
El ex presidente Andrés Pastrana tampoco está contento. Le escribió al presidente Santos el 20 de noviembre que el acuerdo modificado “retiene la esencia antidemocrática del pacto original”. El ex mandatario señaló que Santos “contraviene” un fallo de la Corte Constitucional que le ordena respetar el resultado de la consulta popular del 2 de octubre.
Buena parte de la rama judicial está de acuerdo. Para protestar contra las tácticas de intimidación de Santos, la presidenta de la Corte Suprema y sus salas Civil y Laboral se rehusaron a asistir a la ceremonia de firma del jueves. Es otra evidencia de que Santos ha sembrado conflicto, no paz.

Santos elude la Constitución

Santos elude la Constitución

Por Mary Anastasia O'Grady
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En su intento por asegurar un acuerdo de paz con los narcoterroristas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Juan Manuel Santos, el presidente de Colombia, ha dado marcha atrás en varios de sus compromisos de respeto a la democracia. Pero ninguna de sus promesas rotas es tan vergonzosa como su anuncio la semana pasada de que someterá al Congreso un acuerdo final con las FARC que es casi igual —aunque eso no lo dijo— al pacto repudiado en el plebiscito nacional del 2 de octubre.
Santos argumenta que su nuevo acuerdo, firmado por las dos partes en Bogotá el jueves pasado, contiene revisiones al texto original que responden a las objeciones planteadas por la oposición. Pero el mandatario no lo someterá a una consulta popular como lo prometió en repetidas ocasiones desde 2012.

Tuesday, November 22, 2016

Constitución liberatoria



“LA CONSTITUCIÓN DEL 17, REFLEJA LA CAPIROTADA IDEOLÓGICA DE LOS PARTICIPANTES, INCLUYE UNA GRAN VARIEDAD DE CONTRADICCIONES: SOCIALISMO, MERCANTILISMO, DEMOCRACIA LIBERAL, CORPORATIVISMO AUTORITARIO Y, EN ESPECIAL, LA EDUCACIÓN PÚBLICA OBLIGATORIA, SOCIALISTA Y ÚNICA.”


RICARDO VALENZUELA
“La mejor manera de abolir una ley diabólica, es aplicándola de forma estricta”, afirmaba Abraham Lincoln. Con ello telegrafiaba cómo la elaboración y aplicación de leyes nefastas, provocan su propia muerte de la misma forma que Schumpeter describía opera la creativa destrucción de los mercados. Pero cuando tenemos una mala ley y se aplica a discreción de quienes han concentrado el poder, cocinamos ese venenoso potaje del que hablaba Bastiat: “La ley, ya corrupta,  se convierte en lo diabólico que debe combatir.”
  


Como cada año sucede, nos preparamos para celebrar algo que emerge como reflejo sin considerar sus implicaciones pasadas, presentes y futuras: La Constitución Mexicana. Si algún mapa ha señalado la ruta de países hacia éxitos o fracasos, son sus Constituciones políticas. Creo, es hora de llevar a cabo algunas reflexiones para entender la importancia de la carta de navegación utilizada, no siempre respetada pero sí modificada a capricho del rey en turno.

México, al lograr su independencia proclamaba su primer documento en 1813 conocido como la Constitución de Apatzingán. Sin embargo, partía enunciando la religión católica como única y obligatoria abriendo el zaguán de los conflictos, al imperio de Iturbide y, sobre todo, la emergencia de Santa Ana. En 1824, nacía la segunda versión la que reforzaba el concepto de república definiendo un gobierno federal acotado, lo cual, rompía con la autocracia herencia de corona española abrazando el liberalismo sajón.

Pero en 1833, Santa Ana ya propietario de la demandada silla en el castillo de Chapultepec, para consolidar su poder, la abolía creando sus propias “Siete Leyes” y de esa forma consolidaba su dictadura, militarizaba el gobierno federal, y se reservaba el derecho de emitir permisos para votar.

Luego de tres décadas de sangrientas luchas, en 1857, un grupo de liberales promulgaba la gran constitución reformadora. Esta nueva carta magna, era similar a la de 1824 pero con un claro matiz de liberalismo puro atacando la raíz de un gran problema. Suprimía fueros y privilegios de la iglesia y el ejército afirmando la igualdad de todos los ciudadanos, “ante la ley.” Declaraba, de forma contundente, la libertad de asociación, expresión, de educación, de religión, la libertad de (mercados) industria y comercio, libertad de trabajo.

Introducía, también, las garantías individuales (vida, libertad, propiedad), abolía la esclavitud y restituía el congreso. El nuevo país, por primera vez respiraba el aire de la libertad y de la esperanza. Sin embargo, esta nueva constitución sería constantemente violada cuando, hasta el propio Juárez a través de sus reelecciones, buscara la perpetuación en el poder receta que sirviera bien a Porfirio Díaz, su propietario por más de tres décadas.

Durante la dictadura porfiristala Constitución de 1857 sería la carta de navegación del país pero exhibiendo un nuevo ropaje; el liberalismo impregnado con la filosofía de Compte, el positivismo. Con ello, se declaraba a los mexicanos ineptos para manejar sus vidas por lo que, se acudía a la honorable dictadura dándole justificación científica, pero más importante, a las raíces del ogro benefactor que, con credenciales de legitimidad, nos ha devorado durante mas de ciento cincuenta años.

En 1910 explota la revolución liderada por Francisco I. Madero. El movimiento portaba una bandera de liberalismo moderno y de gran pureza, con lo que se pretendía terminar aquel estado de vasallaje creado por el porfirismo que se tradujera en una cruel diferencia de clases, para llevar justicia y oportunidad a todos los mexicanos. Pero cuando Madero asumía la Presidencia, ya se preparaban movimientos antiliberales inspirados en la novedosa moda del socialismo estilo Unión Soviética.

En Febrero 5 de 1917 se proclamaba la actual constitución la cual, ante la rabia de Obregón y sorpresa de Carranza, emanaba con un claro tinte socialista. Pero reflejando la capirotada ideológica de los participantes, el documento incluía una gran variedad de contradicciones; socialismo, mercantilismo, democracia liberal, corporativismo autoritario, y en especial, algo fatídico, la educación pública obligatoria, socialista y única, así como cantidad de provisiones sin implementar, para futuras reformas sociales ya con dedicatoria.

Pero la rebelión de los generales sonorenses en abril de 1920, plasmada en el Plan de Agua Prieta, sería respuesta a la fisonomía socialista y autócrata de la carta magna cuando los “clubes liberales de Sonora” postulaban la candidatura de Obregón y, ante la represiva respuesta de Carranza contra Sonora, marchaban a la ciudad de México para defender sus postulados originales. La gesta, encabezada por Adolfo de la Huerta al frente del ejército “Liberal Constitucionalista,” marchaba para defender la primera violación de dos de sus principios fundamentales: la autonomía de los estados, y el sufragio efectivo.

Obregón muere asesinado cuando, reelecto,  se proponía reorientarla y así, nos encadenaron al documento que le daba vida a ese fatal híbrido, “economía mixta.” Sin protección de los derechos de propiedad; a un estado como rector de la economía colectivizando el espíritu de los ciudadanos; la sobreprotección de los trabajadores; un mercantilismo económico creando al empresario rentista; el ejido como el aborto revolucionario; el beneficio comunal sobre los intereses individuales asesinando la ambición, y muchos otros enunciados que han participado de forma intensa a mantener el país en el subdesarrollo.

En lugar de celebrar lo que nos ata a un pasado doloroso, es hora de modificarla acorde a los tiempos con un objetivo claro, la liberación del genio, la creatividad y la ambición de los mexicanos para, en la libertad, dibujar un campo parejo de oportunidades. Pues como afirma mi amiga liberal Marcela Ramonet: “igualdad de oportunidades es justicia, pero igualdad de resultados, represión.”

“Y será preciso reformar las leyes fundamentales de los pueblos:

“No para aniquilar al individuo y a la sociedad dejándolos a merced de gobiernos dictatoriales, sino para reconocer y garantizar en perfecta armonía, los atributos esenciales de los seres humanos y los derechos básicos de la sociedad. Nunca para sancionar desigualdades ni reconocer privilegios, sino para ofrecer a los hombres las mismas oportunidades de progreso, sin mas diferencias que las que emanen de la virtud, el talento y el trabajo.” G.V. 1943.

Constitución liberatoria



“LA CONSTITUCIÓN DEL 17, REFLEJA LA CAPIROTADA IDEOLÓGICA DE LOS PARTICIPANTES, INCLUYE UNA GRAN VARIEDAD DE CONTRADICCIONES: SOCIALISMO, MERCANTILISMO, DEMOCRACIA LIBERAL, CORPORATIVISMO AUTORITARIO Y, EN ESPECIAL, LA EDUCACIÓN PÚBLICA OBLIGATORIA, SOCIALISTA Y ÚNICA.”


RICARDO VALENZUELA
“La mejor manera de abolir una ley diabólica, es aplicándola de forma estricta”, afirmaba Abraham Lincoln. Con ello telegrafiaba cómo la elaboración y aplicación de leyes nefastas, provocan su propia muerte de la misma forma que Schumpeter describía opera la creativa destrucción de los mercados. Pero cuando tenemos una mala ley y se aplica a discreción de quienes han concentrado el poder, cocinamos ese venenoso potaje del que hablaba Bastiat: “La ley, ya corrupta,  se convierte en lo diabólico que debe combatir.”
  

Sunday, October 23, 2016

¿La Constitución del DF? ¡Un Proyecto comunista!

Por: Francisco Martín Moreno

¿Cómo se llama un ave –dice la metáfora política- generalmente blanca que tiene las patas anaranjadas, camina como pato y hace “Cuac-Cuac” como pato…? Pues bien, si solo puede ser un pato, entonces el proyecto de Constitución para el DF sólo puede ser comunista, porque quienes lo están redactando han sido comunistas sólo en apariencia, por lo que se les reconoce como rábanos: rojos por afuera, blancos por adentro, nadie los digiere y todo mundo los eructa…



En dicho proyecto constitucional, en su mayor parte un auténtico aborto republicano, una abierta traición a los principios históricos del liberalismo mexicano del siglo XIX, un abyecto atentado en contra de nuestra Carta Magna redactada a sangre y fuego, un engendro legaloide propuesto por Mancera, otro comunista camuflado que desea lucrar con la esperanza de los marginados, se propone veladamente, entre otras monstruosidades, la desaparición de la propiedad privada en lo que fue conocida como “la muy noble y leal Ciudad de México”.
La historia nos ha demostrado la catástrofe económica y social padecida por los países que impusieron la desaparición de la propiedad privada por la vía de las armas. A simple vista podemos constatar el desastre económico y social ocurrido en la Cuba de Castroquebrada de punta a punta, en razón de las tesis marxistas-leninistas-stalinistas y brejnevistas (uuuufff) que el tirano, ya próximo a cumplir 60 años como dictador, instaló en la isla más grande las Antillas. Los famosos balseros que se lanzan desesperados al mar prefieren ahogarse o morir devorados por los tiburones del Caribe, antes que resistir los horrores el comunismo cubano. A propósito:Nunca nadie votó libremente por el comunismo, éste siempre se impuso por medio de las bayonetas.
¿Más? Comparemos el crecimiento y el bienestar de la Alemania Occidental, con el de la Alemania Oriental, en donde se imponía a la felicidad con las pistolas soviéticas sin poder huir del “paraíso” comunista por la existencia del muro de la vergüenza. Ahí está el caso de la República Popular China, el de Corea del Norte, también comparable con la del Sur, y el de la hoy extinta Unión Soviética, entre otros ejemplos, para demostrar las consecuencias de la desaparición de la propiedad privada, que, por lo general, viene acompañada de la pérdida de todo género de libertades y de garantías individuales.
El proyecto comunista del DF sólo “reconoce la función “social” del suelo y de la propiedad”. Social, sí, social… Las actividades económicas privadas existirán sólo para lograr “el bienestar, la redistribución de la riqueza y la sostenibilidad social y ambiental”. ¿Y la propiedad privada, por qué no se reconoce?
La barra de abogados, las facultades y escuelas de Derecho, las organizaciones empresariales y profesionales, los medios de difusión masiva, los integrantes del Congreso de la Unión, los mexicanos liberales tenemos que poner nuestra mejor atención en lo que ocurre en ese aquelarre llamado Asamblea Constituyente que pretende pasar por encima de lo dispuesto por la Constitución vigente, sepultar con amparos al Poder Judicial hasta asfixiarlo y, acto, seguido, por la vía democrática, en un país de reprobados, tratar de reformar en el mismo sentido nuestra Constitución de 1917… ¡Cuidado: el fantasma de Hugo Chávez habita en buena parte de los asambleístas del DF…! Continuará

¿La Constitución del DF? ¡Un Proyecto comunista!

Por: Francisco Martín Moreno

¿Cómo se llama un ave –dice la metáfora política- generalmente blanca que tiene las patas anaranjadas, camina como pato y hace “Cuac-Cuac” como pato…? Pues bien, si solo puede ser un pato, entonces el proyecto de Constitución para el DF sólo puede ser comunista, porque quienes lo están redactando han sido comunistas sólo en apariencia, por lo que se les reconoce como rábanos: rojos por afuera, blancos por adentro, nadie los digiere y todo mundo los eructa…


Thursday, June 16, 2016

La rebelión de las sotanas

La jerarquía eclesiástica mexicana trae la cara pintada de guerra. Es una afrenta al Estado laico que pasa por el insulto abierto y grosero al presidente de la República. Su descalificación y agresión verbal contra Enrique Peña Nieto, un hombre formado por el Opus Dei, atento a los mandamientos éticos de la Iglesia, y probablemente el Ejecutivo más católico de todos los que se recuerdan en el México posrevolucionario, es inadmisible. Sus ataques obedecen a que como presidente, Peña Nieto gobierna para todos los mexicanos bajo los principios del Estado laico, y no de sus agendas bíblicas. La intolerancia a la discrepancia, de quien sea contra cualquiera, es inadmisible. Pero en el caso de la Iglesia católica, la Constitución restringe sus derechos y haberes como institución. Que no se les olvide.

Los portavoces de la jerarquía católica expresan la indignación del clero por la iniciativa presidencial sobre matrimonios igualitarios, planteada por el presidente dentro el contexto de los derechos humanos. ¿Por qué lesbianas, homosexuales y transexuales no pueden tener los mismos derechos que el resto de los mexicanos? ¿Por qué la Iglesia católica dice que atentan contra el orden natural de las cosas? Sus creencias, bajo los cuales rigen sus principios y su moral, no están inspiradas en Darwin, sino en La Biblia. Respetable su posición, pero nada más. Su fe no rige los Estados, salvo los fundamentalistas, como en la República Islámica de Irán o el califato que pretende el Estado Islámico. Su fe aporta soporte moral a los creyentes, pero en aquellas naciones donde el Estado está separado de la Iglesia, su filosofía, doctrinas y orientaciones se quedan dentro de los templos. Sus actividades públicas también están restringidas en varios países, como México.

El inciso 'e' del artículo 130 constitucional establece: “Los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco podrán en reunión pública, en actos del culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios”. Sin embargo, tanto la Iglesia católica como otras iglesias, están violando este precepto y, en protesta por la iniciativa presidencial sobre los matrimonios igualitarios, utilizaron el púlpito para buscar la incidencia en el voto. No está claro aún si influyeron o no en él en estados como Aguascalientes y Tamaulipas, pero lo que sí se encuentra en los límites de la legalidad es la actividad política que realizaron y que, explícitamente, reconocen.

En una entrevista con el diario El Universal, el vocero de la Arquidiócesis de México, Hugo Valdemar, editor del semanario Desde la Fe, que lleva tres años y medio en campaña abierta contra el presidente Peña Nieto, negó que los sacerdotes y prelados hubieran realizado acto alguno de proselitismo. “Directamente no lo hubo”, agregó. “Lo que sí hubo fue una serie de orientaciones de obispos y sacerdotes que advertimos el peligro de estas iniciativas”. En una conferencia de prensa, el presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas y Evangélicas, Arturo Farela, añadió: “No hicimos proselitismo; llamamos al voto responsable”.

Farela enmarcó la posición de cristianos y evangélicos como un acto de libertad de expresión. “Mientras no se fomente la discriminación, la homofobia, la falta de respeto a todos los grupos, no se debe tener miedo al debate”, dijo. En los hechos, lo que promovieron sus pastores fueron precisamente la discriminación, la homofobia y una sociedad partida entre ellos y los que adoptan la Ley Natural como credo ciego, y el resto. La jerarquía católica es menos sutil. En el editorial del domingo pasado en el semanario Desde la Fe, el sacerdote Valdemar escribió: “No cabe duda que el hartazgo ante la corrupción, la ineficiencia y la impunidad, así como la imparable violencia y la inseguridad en la que vive secuestrada la ciudadanía, han sido los factores que llevaron a la derrota del partido en el poder.

“Por eso… nos preguntábamos… si el presidente no tenía prioridades que atender antes de hacer una propuesta legislativa destructora de la familia, de sus derechos y de sus valores. Ante dicha agresión… la sociedad se ha movilizado… manifestando un rechazo total a una iniciativa –que se pretende autoritaria–, y detrás de la cual está el intervencionismo extranjero… que financia esta perversión de los valores... No hay duda que la sociedad, inconforme con esta imposición destructiva e inmoral, ha reaccionado, y ha emitido un voto de castigo al presidente y a su partido”.

La grey ha rebasado las fronteras del respeto y la convivencia. Hace unos días, el obispo de Culiacán, Jonás Guerrero Corona, recordó la iniciativa de los matrimonios igualitarios, antes de insultar: “¿No será que (el presidente) anda buscando gavioto en vez de gaviota?”. Nadie de la jerarquía eclesiástica lo desautorizó. Tampoco a Valdemar. Por tanto, uno supone, están de acuerdo con lo que plantean. Las iglesias se han pintado la cara de guerra. Si quieren hablar en el marco de las libertades, que se quiten las sotanas y que dejen de lado sus privilegios fiscales y económicos. Si no quieren que les quiten las prebendas, que respeten el Estado laico en el que viven. Que recuerden que este debate no es sobre la libertad de expresión, sino sobre leyes.

La rebelión de las sotanas

La jerarquía eclesiástica mexicana trae la cara pintada de guerra. Es una afrenta al Estado laico que pasa por el insulto abierto y grosero al presidente de la República. Su descalificación y agresión verbal contra Enrique Peña Nieto, un hombre formado por el Opus Dei, atento a los mandamientos éticos de la Iglesia, y probablemente el Ejecutivo más católico de todos los que se recuerdan en el México posrevolucionario, es inadmisible. Sus ataques obedecen a que como presidente, Peña Nieto gobierna para todos los mexicanos bajo los principios del Estado laico, y no de sus agendas bíblicas. La intolerancia a la discrepancia, de quien sea contra cualquiera, es inadmisible. Pero en el caso de la Iglesia católica, la Constitución restringe sus derechos y haberes como institución. Que no se les olvide.