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Thursday, October 13, 2016

Jefe de campaña de Clinton ofendió a políticos latinos en correo filtrado

By: Karina Martín -

(el país)
“Este nivel de intromisión sólo puede impulsar a Donald Trump, lo que debería darle escalofríos a todos los estadounidenses sin importar el partido político” (el país)
El sitio web WikiLeak publicó correos electrónicos entre la candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, y su jefe de Campaña John Podesta.
Los correos, revelan como Podesta lamentó que la campaña necesitara del respaldo de los “latinos” y llamó a un exgobernador hispano “idiota”.
En el correo “Latinos necesitados 1 llamada fácil”, Podesta instó a Clinton llamar a Federico Peña, el primer alcalde hispano de Denver, Colorado, y secretario de Energía durante el gobierno de Bill Clinton; y a Bill Richardson, exgobernador de Nuevo México, para ser los primeros latinos que debían ser cortejados.

En los correos se puede leer como Podesta le da instrucciones a Clinton de qué decir durante la llamada con Peña y le aconseja qué preguntar.
Podesta también consideró que Richardson podría ser valioso para la campaña a pesar de ser un “idiota”, ya que salía mucho en la televisión, “sobre todo en Univisión y Telemundo” .
El jefe de campaña de Clinton había facilitado una llamada entre Bill Clinton y Richardson para reparar su relación después de una pelea sobre el respaldo de Obama de Richardson en 2008.
Por otra parte, otro intercambio de mensajes electrónicos con el jefe de campaña de Obama, David Plouffe revela que Clinton estaba preparando el terreno para una posible carrera mucho antes de lo que se pensaba.


Podesta se manifestó luego de la publicación de estos correos, diciendo que ahora todo estaba claro y que el hacker ilegal de su cuenta personal de correo electrónico, trabaja con el gobierno ruso. “Este nivel de intromisión sólo puede impulsar a Donald Trump, lo que debería darle escalofríos a todos los estadounidenses sin importar el partido político” aseguró.
Clinton por otra parte, dijo:”Tengo que decirles que no me importa lo que dice de mí. Me preocupo por ustedes y todas las personas en este país” y aseguró que estas publicaciones demuestran “lo desesperados que están”.
WikiLeaks planea lanzar otro lote de los 50.000 mensajes de correo electrónico que afirma que tiene, todos los días entre ahora y el día de las elecciones.
Fuentes: The Washington Free Beacon; ABC News.

Jefe de campaña de Clinton ofendió a políticos latinos en correo filtrado

By: Karina Martín -

(el país)
“Este nivel de intromisión sólo puede impulsar a Donald Trump, lo que debería darle escalofríos a todos los estadounidenses sin importar el partido político” (el país)
El sitio web WikiLeak publicó correos electrónicos entre la candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, y su jefe de Campaña John Podesta.
Los correos, revelan como Podesta lamentó que la campaña necesitara del respaldo de los “latinos” y llamó a un exgobernador hispano “idiota”.
En el correo “Latinos necesitados 1 llamada fácil”, Podesta instó a Clinton llamar a Federico Peña, el primer alcalde hispano de Denver, Colorado, y secretario de Energía durante el gobierno de Bill Clinton; y a Bill Richardson, exgobernador de Nuevo México, para ser los primeros latinos que debían ser cortejados.

Friday, October 7, 2016

Wikileaks tiene en la mira a Hillary Clinton, reporte indica que Clinton quiso asesinar a su líder




El líder y fundador de WikiLeaks, Julian Assange, ha anunciado este martes que su organización publicará un millón de documentos relacionados con tres gobiernos y con las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Dicha publicación comenzará esta misma semana y posteriormente se añadirán nuevos envíos tres veces por semana hasta las elecciones, previstas para el 8 de noviembre.


Assange ha participado por videoconferencia en un acto en Berlin para conmemorar el décimo aniversario de la creación de la web de filtraciones.
El fundador de Wikileaks se encuentra refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, donde recibió asilo hace cuatro años pero que no puede abandonar por el riesgo a ser detenido y extraditado a Suecia, que le reclama por supuestos delitos sexuales. Assange teme ser enviado después a EE.UU., donde podría afrontar un juicio militar por revelación de secretos.

Documentos "significativos" para la campaña

El material que se va a filtrar incluye contenido "significativo" para las presidenciales de EEUU, según ha dicho Assange y recoge Efe.
No obstante, ha negado que con esta filtración pretenda dañar la campaña de la candidata demócrata, Hillary Clinton.
Entre las cuestiones que se tratan en esos nuevos documentos se encuentran cuestiones relacionadas con la política estadounidense, pero también con los sectores petrolero y armamentístico, con el gigante informático Google y con el espionaje masivo a cargo de gobiernos.
El fundador de WikiLeaks ha asegurado que estos nuevos documentos revelarán "características interesantes" de algunas instituciones y de "cómo operan".
WikiLeaks difundió miles de cables confidenciales de embajadores estadounidenses cuando Hillary Clinton era secretaria de Estado.
Además, la página web ha difundido archivos de Guantánamo, registros de las guerras de Irak y Afganistán, archivos sobre Siria, informes sobre el espionaje estadounidense y los correos electrónicos del partido demócrata de EEUU.

Wikileaks tiene en la mira a Hillary Clinton, reporte indica que Clinton quiso asesinar a su líder




El líder y fundador de WikiLeaks, Julian Assange, ha anunciado este martes que su organización publicará un millón de documentos relacionados con tres gobiernos y con las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Dicha publicación comenzará esta misma semana y posteriormente se añadirán nuevos envíos tres veces por semana hasta las elecciones, previstas para el 8 de noviembre.

Tuesday, October 4, 2016

Trump o Clinton: Una propuesta en la que perdemos todos

• 

 
Toda la historia mundial (…) muestra (…) un enfrentamiento (…) entre los medios económicos y los políticos. (…) El estado es una organización de los medios políticos (…) impuesto por un grupo victorioso de hombres a un grupo derrotado, con el único propósito de regular el dominio del grupo victorioso sobre los vencidos. – Frank Oppenheimer
Hillary y Trump no son los únicos que hacen campaña este otoño.
Si visteis el debate presidencial de la tarde del lunes, podéis desesperar porque no apareció ninguna perspectiva libertaria. Y tenéis motivos para temer que el resultado de las elecciones de noviembre no sea agradable, independientemente de quién se imponga.



Si estabais esperando a que Trump o Hillary hablaran acerca de limitar el poder del estado de una manera importante, de respetar la toma de decisiones a nivel estatal y local, de restaurar las libertades civiles, de disminuir el leviatán regulatorio o de retirarse completamente de Oriente Medio, podéis esperar sentados. Porque si los candidatos políticos son buenos en algo, es en arrogancia. Su pretensión de conocimiento da paso al gran engaño masivo de nuestros tiempos, compartido por demasiados estadounidenses: el gobierno es omnisciente por alguna razón.
Por eso el Instituto Mises necesita vuestro apoyo: para hacer el alegato en contra de la narrativa dominante, es decir, política, de nuestro tiempo. Nuestra campaña de otoño, que se realiza esta semana en honor al cumpleaños de Mises, es una oportunidad para que votéis contra la política y a favor de la libertad. Es vuestra oportunidad para votar por “ninguno de los anteriores”. Incluso 5$ cada mes pueden suponer una diferencia.
Es tentador rechazar a Hillary simplemente por ser profundamente desagradable e inmoral. Pero su tóxica mezcla de cooperativismo de Wall Street, alabanza de la guerra e ingeniería social izquierdista representa el núcleo de la política moderna. Su objetivo absoluto es silenciar, incluso criminalizar, a las voces que se oponen al avance del progresismo y el globalismo.
También es fácil para los libertarios rechazar a Trump. Como populista, no tiene ataduras ideológicas y está dispuesto a usar el poder del estado  a voluntad. Aunque atracó casi en solitario a Conservadurismo S.A. como una fraudulenta mina de oro que no conserva nada, está temperamentalmente dispuesto a la acción, no a la paciencia, una cualidad peligrosa en un político.
Es verdad que, como personas preocupadas por la libertad, ya deberíamos haber aprendido la lección. La disensión no es un subproducto de la política, es una característica. La política está pensada para crear odio e inquietud, como preludio para justificar cada vez más poder estatal sobre nuestras vidas.
Después de todo, la política es la guerra por otros medios. Y la guerra reclama víctimas. La guerra tiene ganadores y perdedores. Sobre todo, la guerra tiene gente que se beneficia de ella: la clase política y sus muchos clientes, tanto en el gobierno como en el sector nominalmente privado.
El poder está en el núcleo de toda la acción política, sin que importe cuántos lugares comunes expongan los candidatos. Y no os equivoquéis: el poder político es poder personal, un atajo hacia la riqueza y el estatus para cifras incalculables de mediocridades en todos los niveles del gobierno.
Hay otra vía: el liberalismo real, del tipo que alababa Ludwig von Mises. El liberalismo real debe ostensiblemente el poder a la persona, las familias, y la sociedad civil. El liberalismo real rehúye la fuerza y la coacción estatal. Es el antídoto para poder, la única alternativa moral y práctica entre lo que Oppenheimer llamaba “medios políticos” y “medios económicos”.
Mises defendió siempre estos últimos. Nacido en 1881, fue criado en la magnífica cultura que Donald Rumsfeld desdeñaba como la “Vieja Europa”. Pero vio la conflagración causada del comunismo soviético, el nazismo y dos guerras mundiales, todos empeños colectivistas. Y aunque indudablemente Mises creía que el estado tenía un papel limitado a desempeñar a la hora de proteger la propiedad y los derechos individuales, dudo que viera ningún valor redentor en los superestados tecnocráticos actuales. Indudablemente encontraría poco a celebrar en el actual panorama político.
El Instituto Mises existe para llevar adelante la importante obra de Mises y otros economistas austriacos, pero también para presentar su visión de la libertad política. Y necesitamos vuestra ayuda. Mientras se emplean millones de dólares en campañas políticas y think tanks en Washington, el Instituto Mises se soporta completamente con donantes como vosotros. Más de cinco millones de personas van a visitar mises.org en 2016. Si cada uno de ellos diera solo un dólar, nuestra financiación sería sencilla. ¿No haríais hoy, por favor, vuestra donación más generosa a nuestra campaña de otoño?
Si abrazamos la política, voluntaria o reticentemente, debemos aceptar la nefasta consolidación del poder en manos de unos pocos, de los peores. La oligarquía no es una anomalía, sino más bien el resultado predecible de nuestra voluntad de entregar el poder a Washington.
La política y el gobierno no van a desaparecer pronto. El sistema se está viniendo abajo y eso nos da una oportunidad para defender un mundo mejor: un mundo organizado más en torno a los mercados y la sociedad civil menos en torno al estado.

Trump o Clinton: Una propuesta en la que perdemos todos

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Toda la historia mundial (…) muestra (…) un enfrentamiento (…) entre los medios económicos y los políticos. (…) El estado es una organización de los medios políticos (…) impuesto por un grupo victorioso de hombres a un grupo derrotado, con el único propósito de regular el dominio del grupo victorioso sobre los vencidos. – Frank Oppenheimer
Hillary y Trump no son los únicos que hacen campaña este otoño.
Si visteis el debate presidencial de la tarde del lunes, podéis desesperar porque no apareció ninguna perspectiva libertaria. Y tenéis motivos para temer que el resultado de las elecciones de noviembre no sea agradable, independientemente de quién se imponga.


Monday, September 26, 2016

Trump o Clinton, ¿quién es el “menos peor” para América Latina?

By: Carlos Sabino - 

(America Herald) Estados Unidos
Pero más allá de esta situación complicada para el elector norteamericano quiero enfocar la cuestión de otra manera: ¿qué políticas, que acciones, llevarán adelante cada uno de ellos en América Latina? (America Herald)
Se acercan ya las elecciones presidenciales en Estados Unidos y cada vez parece menos probable que pueda aparecer un tercer candidato capaz de evitar el triunfo de alguno de los dos partidos tradicionales. La lucha es entre sus candidatos: la demócrata Hillary Clinton, esposa del expresidente Bill Clinton y el republicano Donald Trump, un magnate de los negocios inmobiliarios. Elegir entre ellos no es fácil, no porque ambos tengan muchos méritos sino porque, al contrario, los dos tienen serias limitaciones y defectos que hacen difícil optar aun por “el mal menor”, como suele decirse. Me alegro de no tener que votar en estas elecciones, realmente no sabría qué hacer.



Pero más allá de esta situación complicada para el elector norteamericano quiero enfocar la cuestión de otra manera: ¿qué políticas, que acciones, llevarán adelante cada uno de ellos en América Latina? Es difícil predecirlo, claro está, porque el futuro siempre está abierto y lleno de sorpresas, pero vale la pena intentar al menos un análisis que nos sitúe mejor en los posibles escenarios que se pueden trazar.
Donald Trump es un hombre de palabras agresivas, que exhibe un nacionalismo que por momentos se acerca al de esos populistas o fascistas que han emergido en Europa en los últimos años. Quiere que los mexicanos construyan un muro en la frontera y promete deportaciones masivas. A eso se añade la posible imposición de aranceles al comercio exterior, una política proteccionista que puede llevar a terribles consecuencias económicas en todo el mundo. El magnate ha ganado muchos apoyos porque, prescindiendo de lo que llamamos “políticamente correcto”, utiliza un lenguaje franco y directo que expresa, así, lo que muchos estadounidenses realmente piensan.
Hillary Clinton, por su parte, se inclina hacia la izquierda y promete seguir aumentando la presencia del gobierno en la vida cotidiana de los ciudadanos, sobre todo en lo que respecta a la seguridad social. Muchos la perciben como demasiado apegada a las componendas partidarias, al estilo poco transparente de los políticos tradicionales y como una mujer poco sincera y auténtica.
La elección, como se ve, no es fácil. Con Trump en la presidencia tendríamos constantes conflictos por la presencia de esos millones de latinoamericanos que hoy viven en Estados Unidos o que desean emigrar hacia allí, legal o ilegalmente. Pero es posible que Trump, cambie la política de su país hacia Cuba, deshaciendo o limitando los actuales acuerdos que solo han servido para fortalecer la dictadura de Fidel y Raúl Castro en la desdichada isla. También es probable, y esto sería bastante positivo, que limite la injerencia de sus embajadores en los asuntos internos de nuestros países, especialmente en Centroamérica.
Aquí está, a mi juicio, el punto más débil de la candidatura de la señora Clinton. Ella seguramente seguirá los actuales lineamientos de la política exterior de su país hacia la región, equivocada y perjudicial en muchos sentidos.
El Departamento de Estado, bajo la actual presidencia de Barak Obama, sigue insistiendo en una acción en favor de los derechos humanos completamente fuera de foco, que recuerda algunos de los crasos errores que en su tiempo cometiera Jimmy Carter.
Los embajadores de Estados Unidos en Guatemala, por ejemplo, insisten en perseguir a los militares que combatieron la subversión en épocas pasadas, asumen una defensa de organizaciones desestabilizadoras y centran buena parte de su acción en el combate a los carteles del narcotráfico.

Ninguno de estos puntos es de central importancia para el país. Los juicios amañados contra los jefes del ejército que doblegaron a los insurgentes marxistas solo sirven para condenar a inocentes y abrir viejas heridas que ya estaban cerradas o a punto de cicatrizar. El apoyo que se da a organizaciones no gubernamentales de izquierda genera obstáculos al desarrollo del país y favorece iniciativas que, por su carácter izquierdista, solo servirían para aumentar la pobreza y retardar el crecimiento.
No criticamos su apoyo decidido a la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, pero la acción del último embajador, Tod Robinson, ha sobrepasado todos los límites, pues ha señalado abiertamente que le parece legítimo intervenir en el país, despreciando así de hecho su independencia.
Aunque resulte un tanto aventurado lo que voy a afirmar, me atrevo a decir que un cambio en el partido gobernante en los Estados Unidos traería, al menos para varios países, un posible alivio a algunas de nuestras dificultades: interviniendo menos y dejando de lado su agenda para tratar de comprender las verdaderas prioridades del país, nos encontraríamos mucho mejor que ahora, superando la dependencia con quienes solo atienden a sus intereses y no nos traen prácticamente ningún tipo de beneficios.

Trump o Clinton, ¿quién es el “menos peor” para América Latina?

By: Carlos Sabino - 

(America Herald) Estados Unidos
Pero más allá de esta situación complicada para el elector norteamericano quiero enfocar la cuestión de otra manera: ¿qué políticas, que acciones, llevarán adelante cada uno de ellos en América Latina? (America Herald)
Se acercan ya las elecciones presidenciales en Estados Unidos y cada vez parece menos probable que pueda aparecer un tercer candidato capaz de evitar el triunfo de alguno de los dos partidos tradicionales. La lucha es entre sus candidatos: la demócrata Hillary Clinton, esposa del expresidente Bill Clinton y el republicano Donald Trump, un magnate de los negocios inmobiliarios. Elegir entre ellos no es fácil, no porque ambos tengan muchos méritos sino porque, al contrario, los dos tienen serias limitaciones y defectos que hacen difícil optar aun por “el mal menor”, como suele decirse. Me alegro de no tener que votar en estas elecciones, realmente no sabría qué hacer.


Monday, September 12, 2016

Las diferencias de Clinton y Trump en economía

Michael J. Boskin is Professor of Economics at Stanford University and Senior Fellow at the Hoover Institution. He was Chairman of George H. W. Bush’s Council of Economic Advisers from 1989 to 1993, and headed the so-called Boskin Commission, a congressional advisory body that highlighted errors in … read moreImage result for Clinton y Trump en economía
STANFORD – A poco más de dos meses de la elección presidencial estadounidense, Hillary Clinton aventaja a Donald Trump por cinco puntos en las encuestas de opinión, tanto en el nivel nacional como en varios estados importantes que pueden definir la contienda. Pero todavía no está todo dicho, especialmente dadas las grandes definiciones políticas y las nuevas designaciones en la campaña de Trump, por no hablar de los escándalos cibernéticos que siguen plagando la campaña de Clinton, entre ellos la reciente publicación de e-mails entre altos cargos de la Fundación Clinton y funcionarios del Departamento de Estado mientras estaba bajo el mando de Clinton.


Hasta ahora, los medios de prensa y la opinión pública se centraron en la inmigración, el terrorismo, la política exterior y los rasgos de personalidad potencialmente problemáticos de cada candidato; pero mucho menos se habló de la política económica. Es una omisión seria, porque las plataformas económicas de los candidatos exhiben importantes diferencias.
En primer lugar, hablemos del gasto público. Clinton está a favor de políticas de bienestar como la ampliación de prestaciones de la Seguridad Social (cuyas obligaciones futuras no financiadas ya superan la deuda nacional), la gratuidad de la universidad pública y el alivio de deudas por préstamos estudiantiles, así como de sumar un seguro de salud público a las alternativas previstas por la Ley de Atención Médica Accesible de 2010 (“Obamacare”). También dice que mantendrá y ampliará la costosa política industrial “verde” del presidente Barack Obama, que favorece ciertas fuentes de energía e incluso determinadas empresas en detrimento de otras.
En cambio, Trump dice que dejará la Seguridad Social como está, derogará y reemplazará el Obamacare, y aumentará la eficiencia y eficacia del gasto público (pero sobre esto no dio precisiones).
En materia tributaria, Clinton dice que hará más progresivo el sistema estadounidense (aun cuando ya es el más progresivo de todas las economías avanzadas). En concreto, propone aumentar el impuesto inmobiliario y sobre la renta de los contribuyentes de mayores ingresos (lo que también afecta a las pequeñas empresas) y limitar los conceptos que pueden deducirse de la base imponible. Respecto de los impuestos a las empresas, no se muestra muy inclinada a reducirlos.
Trump propone una reducción de impuestos para las personas y empresas estadounidenses. El impuesto corporativo federal en Estados Unidos hoy es el 35%, el más alto de la OCDE. Trump propone reducirlo a 15% (por debajo de la media), con deducción total de las inversiones empresariales durante el primer año.
En cuanto al comercio internacional, Clinton ahora se opone al Acuerdo Transpacífico, un tratado multinacional de libre comercio negociado por el gobierno de Obama y otros once países de la Cuenca del Pacífico. A diferencia de su marido, que durante su presidencia apoyó y concretó la firma de varios tratados de libre comercio, Clinton se está acercando al ala proteccionista del Partido Demócrata.
La postura de Clinton en materia de comercio internacional tiene pocos méritos, pero la de Trump es todavía peor. Entre otras cosas, Trump amenazó con iniciar una guerra comercial con China y México, y dice que renegociará los tratados comerciales ya firmados por Estados Unidos. Previsiblemente, Clinton y Trump hablan por los trabajadores de clase baja y media a los que la globalización dejó atrás. Pero la mejor respuesta política no es el proteccionismo (que perjudicaría a mucha más gente), sino ayudar mejor a los trabajadores desplazados.
Por último, Clinton y Trump difieren en relación con el déficit fiscal y la deuda pública. La ampliación propuesta por Clinton de la Seguridad Social y otras partidas de gasto, y sus planes de reforzar aún más el Obamacare, sin poner límites al costo de futuras prestaciones (que según las proyecciones van camino de aumentar), hacen pensar que su presidencia también estaría signada por un importante déficit. Muy distinto al historial de su esposo: Bill Clinton trabajó con un Congreso bajo control republicano para equilibrar el presupuesto en los últimos años de su presidencia.
Hace poco Trump limitó su propuesta de recorte de impuestos, para reducir su costo fiscal y ponerla más a tono con las cifras previstas por los legisladores republicanos. Aun si el recorte se compensa con un aumento de recaudación derivado del crecimiento económico, todavía debería complementarse con medidas de control de gastos, especialmente en prestaciones sociales. De lo contrario, una presidencia de Trump también podría tener serios problemas de endeudamiento.
Algo en lo que ambos candidatos coinciden es un enorme gasto en infraestructura. Por desgracia, si bien parte de ese gasto se condice con la función del gobierno federal, ninguno de los candidatos explicó cómo se evitará que la politización y el amiguismo terminen en derroche. Estados Unidos no necesita una repetición del masivo programa de estímulo a través de la obra pública del gobierno de Obama.
En síntesis, Clinton priorizaría la redistribución sobre el crecimiento económico, mientras que Trump está más orientado a lo segundo. El crecimiento de Estados Unidos es un asunto global, porque impulsa el de otros países, a través de la demanda de los consumidores estadounidenses y el comercio internacional. Pero las dos fuentes principales de crecimiento (el aumento de productividad y el factor mano de obra, por ejemplo, la cantidad total de horas‑hombre trabajadas) cayeron abruptamente los últimos años. Después de la Segunda Guerra Mundial, la economía de Estados Unidos creció a un ritmo promedio anual del 3% durante varias décadas, pero en la última no hubo ni siquiera tres trimestres consecutivos con ese índice de crecimiento.
Se han dado varias explicaciones de la desaceleración del crecimiento de la productividad. El economista Robert Gordon, de la Northwestern University, señala que hoy la innovación tecnológica aporta menos al crecimiento económico que avances previos como la electricidad, el automóvil, la aviación y la computación. El economista Lawrence Summers, de la Universidad de Harvard, apunta al “estancamiento secular”, término acuñado por el economista Alvin Hansen en los años treinta para describir la falta permanente de demanda y oportunidades de inversión rentable. En mi opinión, la mala política económica desalentó la inversión empresarial, el emprendedorismo y el trabajo.
Las encuestas muestran que los votantes indecisos desconfían profundamente de los dos candidatos. Para ganar la elección y tener mandato efectivo para implementar su agenda, Clinton deberá ser más transparente y honesta en relación con sus errores pasados. Y en política económica, debería acercarse al centro, hacia medidas enfocadas en el crecimiento, y alejarse de las posiciones izquierdistas que adoptó durante la campaña de las primarias contra el senador por Vermont Bernie Sanders. Trump, por su parte, tendrá que mostrar un poco de humildad e inclusivismo, y aceptar el consejo de otros en cuestiones en las que le falta experiencia.
Si bien los republicanos están parejos con los demócratas en la carrera por el control del Senado, es muy probable que mantengan la mayoría en la Cámara de Representantes. De allí que en muchas cuestiones de políticas, todas las miradas apuntarán al líder republicano de esa cámara, Paul Ryan, que probablemente actuará como contrapeso (y ocasionalmente socio) de Clinton, o como guía y socio más regular en el caso de Trump.

Las diferencias de Clinton y Trump en economía

Michael J. Boskin is Professor of Economics at Stanford University and Senior Fellow at the Hoover Institution. He was Chairman of George H. W. Bush’s Council of Economic Advisers from 1989 to 1993, and headed the so-called Boskin Commission, a congressional advisory body that highlighted errors in … read moreImage result for Clinton y Trump en economía
STANFORD – A poco más de dos meses de la elección presidencial estadounidense, Hillary Clinton aventaja a Donald Trump por cinco puntos en las encuestas de opinión, tanto en el nivel nacional como en varios estados importantes que pueden definir la contienda. Pero todavía no está todo dicho, especialmente dadas las grandes definiciones políticas y las nuevas designaciones en la campaña de Trump, por no hablar de los escándalos cibernéticos que siguen plagando la campaña de Clinton, entre ellos la reciente publicación de e-mails entre altos cargos de la Fundación Clinton y funcionarios del Departamento de Estado mientras estaba bajo el mando de Clinton.