“EN MÉXICO LAMENTAMOS NUESTRAS DEPLORABLES CONDICIONES PERO LUEGO, EN ORGASMO COLECTIVO, ESCUCHAMOS EL CANTO DE LOS PENDEJOS QUE SON SUS PROVOCADORES.”
RICARDO VALENZUELA
Cuando Vicente Fox aparecía frente al ángel de la independencia el verano del año 2000 y declaraba su victoria, el pueblo entero explotaba en júbilo por un motivo muy especial; finalmente expulsábamos a los pendejos de los palacios donde, durante casi un siglo, se habían dedicado no solo a robar, sino también a hacer pendejadas. Cuando Fox inicia su perorata, a mí en lo personal, me invadió una gran preocupación y pensaba; éste no es el Vicente que yo conocí, me parece nos anticipamos en la celebración y solo cambiamos de pendejos.
Siempre he pensado que en nuestro transitar por la vida, aparecen personas señalándonos caminos diferentes para darle un radical cambio de rumbo. Desgraciadamente, a veces hacia el destino equivocado, pero en otros casos hacia el horizonte de la verdad. Ello me sucedió con el Dr. Gordon Tullock, economista y profesor de la Universidad de Arizona en los años 80s y 90s, quien muchos piensan debería haber obtenido el premio Noble en sociedad con Buchanan.
Son muchas las anécdotas que puedo platicar de mi relación con ese admirable hombre que falleciera hace unas semanas, sin embargo, tal vez la más importante fue cuando en una de mis visitas me regalara un librillo de su autoría titulado: “Las Economías de las Sociedades No Humanas”. Al ver mi sorpresa frente a la lectura del título, el Dr. Tullock me afirma: “No te mal dispongas y léelo con mente abierta, pues te debe enseñar algo”.
Cuánta razón tenía puesto que, después de muchas décadas en las aulas universitarias, ese librillo me enseñó una ciencia; economía. Me enseñaba las fórmulas de cooperación y adaptación a los cambios de los animales para estructurar sus sociedades y, de esa forma, alcanzar logros que deberíamos de envidiar los humanos. Pero lo más impresionante, es que lo llevan a cabo sin dos herramientas utilizadas por los humanos, el control central o el castigador.
Fue cuando entendí y acepté mi ignorancia en esa ciencia que Von Mises bautizara como Praxeología. De esa aceptación nacía mi deseo de encontrar esa elusiva verdad que, para la mayoría de los humanos, es solamente cuestión de fe o inclusive, el muy popular dogma excluyendo la razón y la lógica, para dar vida a los autores de los evangelios según la revolución, las facultades de la UNAM, o San Fulano en turno.
Cuando devoraba el libro aprendiendo la forma en que las hormigas se organizan y trabajan, la manera en que lo hacen las abejas utilizando sistemas que ni el mismo Dr. Deming, arquitecto de la productividad japonesa podría haber establecido, me di cuenta de lo ignorantes que somos en aspectos de creación, no únicamente de riqueza, de todo lo relacionado con el avance de las sociedades.
Pero ante la última elección que nos regresara a los pendejos originales, ha resurgido una fatal enfermedad, el rebrote de la oxidada izquierda emanada de la misma fuente de pendejos originales, ahora acompañada de una novedosa ola de políticos describiéndose como izquierda moderna y centro izquierda.
Pero lo más patético es que nadie los reta para demostrar que lo que pregonan, es lo mismo que nos llevara a donde estamos, jodidos y resentidos.
No solo de pan vive el hombre, nos dice la iglesia. Pero sin pan se muere de hambre y con ello, sus anhelos e ilusiones. Entonces emerge la importancia de la economía y, paralelamente, la ponzoñosa gravedad de un problema en nuestro país: La ignorancia total de ella y, más peligroso, la irresponsable audacia de los pendejos de Vargas Llosa, para abrir las compuertas de su ignorancia revolviendo más las ya lodosas aguas de la confusión nacional.
La economía chilena, la más semejante a una economía de mercado, el año pasado creció 5.5%. Los demás países de la región, con su larga tradición estatista, siguen empobreciéndose cuando registran crecimientos anémicos. Europa, con su legislación social esclerótica y sus pendejos culturales, el año pasado creció 0.5%. Países como China, con una economía cada vez más dirigida por el mercado, creció 9.5%; Hong Kong 8.5%; India 8.0%.
Mientras unos crecen prosperando, otros se empobrecen culpando la mala distribución de la riqueza y, como antaño, acuden al ogro estatal exigiendo su redistribución. Nuestros pendejos siguen creyendo en la suma cero; es decir, lo que unos ganan otros pierden y así, los clásicos representantes de alcurnia revolucionaria, en su desesperación, llaman a una alianza de la totalidad de pendejos en contra de ese misterioso ente, elneoliberalismo, tratando de camuflachar sus raterías y su ineptitud.
En México lamentamos nuestras deplorables condiciones pero luego, en orgasmo colectivo, escuchamos el canto de los pendejos que son sus provocadores. Afirman la necesidad de abolir la pobreza, pero luego, de su pendejés emergen sesudas propuestas para tirar cadenas que nos aprisionan y, usando magia, ofrecen bajar el precio de las tortillas, gasolina, electricidad, medicinas etc., cancelar el TLC, más estado, más impuestos.
Repiten letanías y reparten culpas al por mayor, pero sin que a ellos les toque algo. Todo en un afán disociador de los pendejos explotando la pobreza y cuyo remedio es, invariablemente, más estado con más gasto social siendo que, debido a su interminable pendejés, no tenemos para gastar. Celebran como algo histórico el que los EU haya decidido adoptar nuestros millones de huérfanos, siendo que nunca se debería de haber producido tanto lepe, herencia de los pendejos.
Y cuando alguien les refriega en la cara su irrebatible pendejés, como lo hizo Anastasia O Grady en uno de sus recientes editoriales del WSJ, reaccionan con ira feroz frente a las agresiones de los gringos depredadores y culpables de todas nuestras desgracias. Ya hasta nueva Biblia tienen; “Memorias de un Terrorista Financiero”.
El poeta, Facundo Cabral, señalaba su peligro y el temor que le provocaban esos pendejos. ¿Por qué? Le preguntaban, porque son muchos respondía. Te levantas temprano y a donde vayas, ya está lleno de pendejos. Son tan peligrosos que, como mayoría, eligen presidentes. Son tantos que eligen un pendejo como presidente. Hay muchas categorías. El pendejo burócrata, que oficialmente es pendejo. El pendejo optimista, que piensa él no es pendejo. El pendejo pesimista, que cree es el único pendejo. El pendejo de sangre azul, pues es hijo y nieto de pendejos. Y el más peligroso de todos; el demagogo que piensa el pueblo entero es pendejo.
La inversión más urgente que México requiere, es en mecanismos para eliminar los estorbos a la creación de riqueza tirando esa férrea estructura mental y cultural formadora de pendejos. Pero como priva la demagogia y, en especial, los pendejos, se descuida lo importante para atender lo que política y electoralmente conviene… a los pendejos
Cuando Vicente Fox aparecía frente al ángel de la independencia el verano del año 2000 y declaraba su victoria, el pueblo entero explotaba en júbilo por un motivo muy especial; finalmente expulsábamos a los pendejos de los palacios donde, durante casi un siglo, se habían dedicado no solo a robar, sino también a hacer pendejadas. Cuando Fox inicia su perorata, a mí en lo personal, me invadió una gran preocupación y pensaba; éste no es el Vicente que yo conocí, me parece nos anticipamos en la celebración y solo cambiamos de pendejos.
Siempre he pensado que en nuestro transitar por la vida, aparecen personas señalándonos caminos diferentes para darle un radical cambio de rumbo. Desgraciadamente, a veces hacia el destino equivocado, pero en otros casos hacia el horizonte de la verdad. Ello me sucedió con el Dr. Gordon Tullock, economista y profesor de la Universidad de Arizona en los años 80s y 90s, quien muchos piensan debería haber obtenido el premio Noble en sociedad con Buchanan.
Son muchas las anécdotas que puedo platicar de mi relación con ese admirable hombre que falleciera hace unas semanas, sin embargo, tal vez la más importante fue cuando en una de mis visitas me regalara un librillo de su autoría titulado: “Las Economías de las Sociedades No Humanas”. Al ver mi sorpresa frente a la lectura del título, el Dr. Tullock me afirma: “No te mal dispongas y léelo con mente abierta, pues te debe enseñar algo”.
Cuánta razón tenía puesto que, después de muchas décadas en las aulas universitarias, ese librillo me enseñó una ciencia; economía. Me enseñaba las fórmulas de cooperación y adaptación a los cambios de los animales para estructurar sus sociedades y, de esa forma, alcanzar logros que deberíamos de envidiar los humanos. Pero lo más impresionante, es que lo llevan a cabo sin dos herramientas utilizadas por los humanos, el control central o el castigador.
Fue cuando entendí y acepté mi ignorancia en esa ciencia que Von Mises bautizara como Praxeología. De esa aceptación nacía mi deseo de encontrar esa elusiva verdad que, para la mayoría de los humanos, es solamente cuestión de fe o inclusive, el muy popular dogma excluyendo la razón y la lógica, para dar vida a los autores de los evangelios según la revolución, las facultades de la UNAM, o San Fulano en turno.
Cuando devoraba el libro aprendiendo la forma en que las hormigas se organizan y trabajan, la manera en que lo hacen las abejas utilizando sistemas que ni el mismo Dr. Deming, arquitecto de la productividad japonesa podría haber establecido, me di cuenta de lo ignorantes que somos en aspectos de creación, no únicamente de riqueza, de todo lo relacionado con el avance de las sociedades.
Pero ante la última elección que nos regresara a los pendejos originales, ha resurgido una fatal enfermedad, el rebrote de la oxidada izquierda emanada de la misma fuente de pendejos originales, ahora acompañada de una novedosa ola de políticos describiéndose como izquierda moderna y centro izquierda.
Pero lo más patético es que nadie los reta para demostrar que lo que pregonan, es lo mismo que nos llevara a donde estamos, jodidos y resentidos.
No solo de pan vive el hombre, nos dice la iglesia. Pero sin pan se muere de hambre y con ello, sus anhelos e ilusiones. Entonces emerge la importancia de la economía y, paralelamente, la ponzoñosa gravedad de un problema en nuestro país: La ignorancia total de ella y, más peligroso, la irresponsable audacia de los pendejos de Vargas Llosa, para abrir las compuertas de su ignorancia revolviendo más las ya lodosas aguas de la confusión nacional.
La economía chilena, la más semejante a una economía de mercado, el año pasado creció 5.5%. Los demás países de la región, con su larga tradición estatista, siguen empobreciéndose cuando registran crecimientos anémicos. Europa, con su legislación social esclerótica y sus pendejos culturales, el año pasado creció 0.5%. Países como China, con una economía cada vez más dirigida por el mercado, creció 9.5%; Hong Kong 8.5%; India 8.0%.
Mientras unos crecen prosperando, otros se empobrecen culpando la mala distribución de la riqueza y, como antaño, acuden al ogro estatal exigiendo su redistribución. Nuestros pendejos siguen creyendo en la suma cero; es decir, lo que unos ganan otros pierden y así, los clásicos representantes de alcurnia revolucionaria, en su desesperación, llaman a una alianza de la totalidad de pendejos en contra de ese misterioso ente, elneoliberalismo, tratando de camuflachar sus raterías y su ineptitud.
En México lamentamos nuestras deplorables condiciones pero luego, en orgasmo colectivo, escuchamos el canto de los pendejos que son sus provocadores. Afirman la necesidad de abolir la pobreza, pero luego, de su pendejés emergen sesudas propuestas para tirar cadenas que nos aprisionan y, usando magia, ofrecen bajar el precio de las tortillas, gasolina, electricidad, medicinas etc., cancelar el TLC, más estado, más impuestos.
Repiten letanías y reparten culpas al por mayor, pero sin que a ellos les toque algo. Todo en un afán disociador de los pendejos explotando la pobreza y cuyo remedio es, invariablemente, más estado con más gasto social siendo que, debido a su interminable pendejés, no tenemos para gastar. Celebran como algo histórico el que los EU haya decidido adoptar nuestros millones de huérfanos, siendo que nunca se debería de haber producido tanto lepe, herencia de los pendejos.
Y cuando alguien les refriega en la cara su irrebatible pendejés, como lo hizo Anastasia O Grady en uno de sus recientes editoriales del WSJ, reaccionan con ira feroz frente a las agresiones de los gringos depredadores y culpables de todas nuestras desgracias. Ya hasta nueva Biblia tienen; “Memorias de un Terrorista Financiero”.
El poeta, Facundo Cabral, señalaba su peligro y el temor que le provocaban esos pendejos. ¿Por qué? Le preguntaban, porque son muchos respondía. Te levantas temprano y a donde vayas, ya está lleno de pendejos. Son tan peligrosos que, como mayoría, eligen presidentes. Son tantos que eligen un pendejo como presidente. Hay muchas categorías. El pendejo burócrata, que oficialmente es pendejo. El pendejo optimista, que piensa él no es pendejo. El pendejo pesimista, que cree es el único pendejo. El pendejo de sangre azul, pues es hijo y nieto de pendejos. Y el más peligroso de todos; el demagogo que piensa el pueblo entero es pendejo.
La inversión más urgente que México requiere, es en mecanismos para eliminar los estorbos a la creación de riqueza tirando esa férrea estructura mental y cultural formadora de pendejos. Pero como priva la demagogia y, en especial, los pendejos, se descuida lo importante para atender lo que política y electoralmente conviene… a los pendejos