“Esto no es más que la corrupción conceptual al tratar de combinar el socialismo con el libre mercado, siendo el neoliberalismo uno de esos intentos. El vino ya viene con agua desde la época de Mill.”
A pesar del impacto de la Revolución Francesa hace doscientos años, los países que hoy día se consideran desarrollados, durante los siguientes casi 150 años consolidaron sus economías y sus estructuras políticas con base al liberalismo puro. Inglaterra, con las ideas de Locke, Hume etc., se identificó como la gran potencia del siglo XIX solamente para cederle su lugar a los EU en el siglo XX que, desde su nacimiento como nación inspirada por Tomas Jefferson y su protestantismo calvinista, sentaron las bases para edificar el país más rico y poderoso del mundo. La revolución industrial creó más riqueza en esos cien años que en los 1800 anteriores.
Laissez Faire se identificó como la fórmula más efectiva para el desarrollo económico de los pueblos. Los EU durante el siglo XIX siguió su doctrina como una rigurosa receta aun ante la avenida de Carlos Marx, que ya extendía los tentáculos de sus ideas por toda Europa. Sin embargo, ante la alborada del siglo XX, los líderes americanos empezaron a olvidar las enseñanzas de Jefferson cuando afirmaba: “el mejor gobierno es el que gobierna menos,” e iniciaron el periodo activista de la política que coincidía ahora con la avenida del famoso economista inglés J. M. Keynes, la gran inspiración de la nueva horneada de políticos interventores del nuevo siglo.
En 1913 en los EU sucedió algo que tendría resonancia mundial durante los siguientes casi 100 años; el nacimiento del Fondo de la Reserva Federal; el banco central de los EU.
El FED nació como un cartel de los principales banqueros de esa época para eliminar la competencia y, sobre todo, para manipular a su favor las monedas del mundo. Esa manipulación del FED, fue la causa principal de la Gran Depresión de 1929 que hundió al mundo en la pobreza y la desesperación. Pero lo más grave, nos heredó a un F.D. Roosevelt y su New Deal que abría la puerta franca al intervencionismo gubernamental, que sería la estrategia para manejar el mundo durante los siguientes 50 años.
El Estado interventor se consolidó con el final de la segunda guerra mundial y la creación de parte de Keynes y un obscuro economista americano, ex miembro del partido comunista, Harry Dexter White, de los tres brazos opresores del intervencionismo en las famosas reuniones de Bretton Woods; el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, y el nuevo sistema monetario que ya renegaba del patrón oro, el ancla del liberalismo puro. La economía mixta, el estado benefactor, expropiador y repartidor, fueron los comunes denominadores de los países del mundo durante los siguientes casi 40 años. Una voz solitaria durante todo ese tiempo y desde antes, la de un introvertido economista y filósofo, prevenía al mundo contra lo que él llamó: “La ruta de la servidumbre.” ¿Su nombre? Frederic Hayek; sus palabras serian proféticas.
Para finales de los años 70s el fracaso del intervencionismo era evidente. El Estado había crecido exorbitantemente, los impuestos eran asfixiantes, los sindicatos demasiado poderosos, la inflación combinada con recesión era un mal mundial, el sistema monetario se había convertido en el casino más grande del mundo. En esos momentos aparece en Inglaterra una dama llamada Margaret Thatcher que revolucionaría el mundo. Al año siguiente Ronald Reagan es electo presidente de los EU, y junto con la Thatcher en los siguientes diez años darían marcha atrás a todos los candados establecidos por los gobiernos socialistas de los 50s a los 70s.
Se provoca entonces un movimiento mundial en contra del socialismo y a favor de los mercados. En América Latina a nuestro estilo, empezamos la renovación pero para distinguirnos del mundo, se le llama neoliberalismo. Sin embargo, a pesar del éxito de los programas de reinstalación liberal en países como EU, Inglaterra, España, etc., en América Latina y en especial en México —mexican style— no ha sucedido lo mismo.
En nuestra América Latina y especialmente en México, establecimos un liberalismo “light” a conveniencia de nuestros políticos. En nuestro continente jamás se ha tenido claro el verdadero concepto liberal, se ha corrompido de la forma más cruel y arrogante con los resultados “neoliberales” que conocemos y que tanto daño le han hecho al verdadero liberalismo. Independientemente de que nunca se han llevado a cabo las reformas estructurales necesarias para el enraizamiento del concepto liberal. Si pudiéramos establecer un común denominador de los graves errores -y omisiones- cometidos por los neoliberales de nuestros países, yo los enumeraría así:
- El tratar de cerrar la brecha fiscal por el lado de los ingresos, no de los gastos; y cambio de la economía planificada por “control de los equilibrios macroeconómicos.” Contra lo que no se ha hecho: Reducción de las funciones del Estado, gobierno limitado.
- Substitución de la inflación por cargas impositivas ridículas. Contra la distribución de la riqueza vía los mercados naturales, que no se ha hecho.
- Se substituyen los controles de precios y salarios por regulaciones también ridículas y “concertaciones”. Nunca se ha llevado a cabo una desregulación total en contra de monopolios como el de Telmex, ni se han dejado libres los precios y salarios, condición básica de una economía libre.
- Las viejas leyes anti usura de los regímenes anteriores se han sustituido por tipos de interés manipulados y “sugeridos”. No se han dejado los precios de los mercados financieros libres.
- Los aranceles se han sustituido por leyes “antidumping”, y el control de cambios por una flotación sucia y manipulada. Nunca se ha establecido una verdadera apertura incluyendo tipos de cambio fijados por el mercado.
- El viejo himno de “substitución de importaciones” se ha cambiado por la promoción de las exportaciones (mercantilismo). No hemos entendido la bondad de las importaciones y el verdadero “free trade.”
- Las inversiones del Estado se han substituido por endeudamiento externo e inversiones extranjeras “controladas y administradas”. No se ha promovido la creación de ahorro interno, inversiones privadas, el respeto total de la propiedad privada que se traduzca en creación de riqueza e ingresos sólidos.
- La corrupción sigue rampante debido a nuestras instituciones judiciales que no funcionan, y nunca han funcionado, haciendo casi imposible establecer un estado liberal, sin estado de derecho.
Esto no es más que la corrupción conceptual al tratar de combinar el socialismo con el libre mercado, siendo el neoliberalismo uno de esos intentos. El vino ya viene con agua desde la época de Mill. En el primer mundo le siguen echando agua primero con fines redistributivos, y ahora aumentando y reforzando el intervencionismo con otros fines declarados y no declarados. En América Latina los gobiernos le siguen echando agua por la resistencia a quebrar los privilegios y otras fuentes de poder de los grupos especiales que siguen agazapados saboteando a los verdaderos liberales. La guerra va para largo.