Usted puede ser honesto, preparado y saber qué hacer para sacar a un país de la miseria y corrupción, pero si no es conocido, difícilmente ganará una elección. Por ello, algunos candidatos dicen: “que hablen de mí, aunque sea mal, lo importante es que la gente me conozca”.
El primer paso para seleccionar a un candidato en un partido es el porcentaje de electores que lo conocen, después ven sus cualidades, personalidad y otras atribuciones que les exige cada grupo político.
Trump adoptó la estrategia de expresar afirmaciones que causan controversia para darse a conocer: “Voy a construir un muro entre México y Estados Unidos y que los mexicanos lo paguen”, es una estupidez, y lo sabe Trump, pero le ha dado muchos votos, y no de los que quieren se construya el muro, sino de quienes lo criticaron, se manifestaron en su contra y le dieron mucha exposición en los medios masivos de comunicación.
Cuando Donald Trump dijo que va a terminar con el Tratado de Libre Comercio, es para engañar a obreros y sindicatos del partido demócrata, que consideran que el Tratado de Libre Comercio les quitó empleos. Trump olvida que el TLCAN le dio poder adquisitivo a los mexicanos, que es el país del mundo que gasta el mayor porcentaje de los dólares que recibe por las exportaciones a Estados Unidos en importaciones de Estados Unidos. Pero a Trump no le importa decir mentiras, sólo darse a conocer, que hablen de él y ganar las elecciones, eso es el populismo electoral.
Si no queremos ayudar a los populistas electorales, que los hay en casi todos los partidos y paises, no los critiquemos a ellos sino a las políticas que proponen, pues aunque no lo busquemos, cada vez que los insultamos o nos manifestamos contra ellos aumenta su popularidad y muy probablemente sus votos, y los acercamos al triunfo electoral.