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Tuesday, November 29, 2016

Carta abierta a la izquierda


"¿Sabían que Cuba es el único país del mundo en haber puesto en cuarentena a quienes arrojaban positivo en los tests de VIH? ¿Es esa la humanidad socialista que añoran?...".

Carta abierta a la izquierda


"¿Sabían que Cuba es el único país del mundo en haber puesto en cuarentena a quienes arrojaban positivo en los tests de VIH? ¿Es esa la humanidad socialista que añoran?...".

Monday, October 31, 2016

LA IZQUIERDA RELIGIOSA



Alberto Mansueti
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Días atrás, en Roma, fue electo Superior General de los jesuitas, para el mundo, el venezolano Arturo Sosa. Es obvia la influencia de Bergoglio en la elección de este sacerdote, quien desde hace más de 40 años ayuda a impulsar los grupos de izquierda en su país, primero desde el “Centro Gumilla”, luego desde la Universidad Católica caraqueña, y entre 1996 y 2004 como Superior Provincial de la Orden. Y siempre en línea con su Partido el MAS, “Movimiento al Socialismo”.

La religión juega un papel decisivo en la política, para bien o para mal. El aporte del Papa Juan Pablo II fue decisivo en la caída del comunismo en su edición soviética; y la contribución del Papa Francisco es decisiva en promover la edición latinoamericana, el “Socialismo del Siglo XXI”.

 
¿Reedición del comunismo? ¿Cómo? ¿No se supone que el derribo del Muro de Berlín en 1989 y la disolución de la U.R.S.S. en 1991 marcaron la derrota del socialismo y la victoria del capitalismo?

Pues no. Thatcher, Reagan y los demás reformadores de los ’90 no tuvieron sucesores que sostuvieran, profundizaran y ampliaran el giro a la derecha que ellos iniciaron. Y la izquierda hizo una gran “mutación”, comenzando por “refrasear” su discurso: el capitalismo puede ser más eficaz que el socialismo en cuanto a bienes materiales, concedió, pero no resuelve el “problema de la desigualdad”; y la abundancia de bienes económicos genera una “sociedad consumista” (¿?) Además la “explotación es la base del capitalismo”, y por ello ese sistema es intrínsecamente inmoral, enemigo de la ética, sobre todo cristiana, insisten.

Y no sólo son “explotados” los obreros, dicen y repiten, sino los campesinos también, y las mujeres, los negros, los pobres de las periferias urbanas, los indígenas y pueblos del “Tercer Mundo”, los estudiantes y jóvenes, y el “medio ambiente natural” bla, bla, bla. Este es el contenido ideológico, ya no tan nuevo, de la “Teología de la Liberación” promovida en los ambientes religiosos, católicos y no católicos, desde los ’60 cuando aparecieron los “curas obreros”, que no eran obreros sino agitadores sindicales. Y la tal “Teología” no es autóctona de América latina, como mienten sus propulsores; es la traducción al español y portugués del Social Gospel (“Evangelio Social”), de la izquierda religiosa (o “clerical”), fuerte en EE.UU., Canadá y norte de Europa, en ministros cristianos tipo Martin Luther King Jr., y en el Presidente Obama y sus mentores, como el Pastor Jeremiah Wright.

“El Che Francisco y el Camarada Obama” es un libro del periodista venezolano Julio Camino, que mucho nos ilumina sobre la “Teología de la Liberación”. Es el capítulo socio-político de una corriente teológica general que en el mundo protestante y desde la escuela alemana de la “Alta Crítica” en el siglo XIX, se llamó “Teología liberal”, con acierto rebautizada como “Izquierda Teológica” por el Pastor presbiteriano Augustus Nicodemus López; y equivalente ideológico de la “Nouvelle Theologie” católico-romana, por ser franceses sus autores más conocidos, como el jesuita Pierre Theilhard de Chardin (1881-1955).

La Teología protestante, nacida en el siglo XVI, se vincula a la Modernidad, y por tanto al capitalismo liberal; en cambio la Izquierda Teológica, nacida en el siglo XIX, se vincula a la Ilustración, y por tanto al Romanticismo, y a los movimientos de resistencia al capitalismo, principalmente el socialismo.

Pese a haber sido cuestionada por Juan Pablo II y el entonces Cardenal Ratzinger, la Teología “liberacionista” ha tenido enorme y nefasta influencia. Desde el Concilio Vaticano II (1962-65) sus Obispos lideran las reuniones del CELAM, Consejo Episcopal Latinoamericano, en Medellín, Colombia, 1968; Puebla, México, 1979; Santo Domingo, RD, 1992; y la más reciente en Aparecida (Sao Paulo), Brasil, 2007, donde el Cardenal Bergoglio redactó los documentos, en línea con el Foro de Sao Paulo. Demasiada gente “formada” en estas ideas creó y lideró grupos terroristas en el siglo pasado, causando demasiadas muertes y sufrimientos. No se han arrepentido. Al contrario: desde posiciones de Gobierno, o de peso decisivo, hoy están terminando de hundir a muchos de los países que ayer contribuyeron a arruinar.

En setiembre de 2015 Bergoglio estuvo en La Habana, ya como Papa Francisco. Y le dijo en su cara al sufrido pueblo cubano, agobiado por la miseria extrema, que debía “amar la pobreza”. ¿Cómo se puede entender esa canallada? Simple: revise los textos de los CELAM. Y los libros de los “teólogos” marxistas, a la venta en librerías “cristianas” de nuestra América latina y de todo el mundo. Cada domingo, en toda Iglesia, no importa la denominación, el clérigo de turno pasa el mismo mensaje cuando habla de política, lo cual hace muy a menudo.

¿Pero por qué se imponen estos argumentos, si no son válidos, y en el terreno militar las guerrillas fueron derrotadas en los ‘80 y ‘90? Porque Antonio Gramsci tenía razón, y la lucha política decisiva no se libra en el terreno argumental, ni en el campo de batalla, sino en posiciones a ser conquistadas primeramente por los socialistas en escuelas y universidades, la prensa, literatura, música, el cine, el espectáculo y las artes populares, y por supuesto las Iglesias. Los partidos suelen entrar en escena tiempo después, una vez que la “hegemonía ideológica” ya ha sido conquistada, y están bien dominadas las mentes de las masas.

Hoy estamos al final de este camino: la retórica contra el capitalismo domina en todas las esferas; y por ello no es sorpresa que todos los partidos se hayan hecho socialistas, aunque no lo digan con esa palabra. La izquierda no tiene contrapeso. No hay réplica contundente que se oiga, se vea y que se sienta, porque no hay presencia de derecha en la educación, ni en la prensa diaria, las letras, las artes, ni desde luego en el mundo cristiano. Salvo honrosas pero escasas excepciones, hay un inmenso vacío en la derecha: no existe, o no sirve.

Las izquierdas entonces aprovechan para dirimir sus eternos pleitos y querellas jugando al juego “¡Uds. son la derecha!” ¿Cómo juegan? Simple: los comunistas más duros endilgan la etiqueta de “la derecha” a los socialistas más “blandos”. La izquierda bolchevique contra la izquierda menchevique; esa es la única obra que se ve en el escenario político. Así no hay manera de perder, ¡la izquierda siempre gana!

LA IZQUIERDA RELIGIOSA



Alberto Mansueti
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Días atrás, en Roma, fue electo Superior General de los jesuitas, para el mundo, el venezolano Arturo Sosa. Es obvia la influencia de Bergoglio en la elección de este sacerdote, quien desde hace más de 40 años ayuda a impulsar los grupos de izquierda en su país, primero desde el “Centro Gumilla”, luego desde la Universidad Católica caraqueña, y entre 1996 y 2004 como Superior Provincial de la Orden. Y siempre en línea con su Partido el MAS, “Movimiento al Socialismo”.

La religión juega un papel decisivo en la política, para bien o para mal. El aporte del Papa Juan Pablo II fue decisivo en la caída del comunismo en su edición soviética; y la contribución del Papa Francisco es decisiva en promover la edición latinoamericana, el “Socialismo del Siglo XXI”.

Monday, October 10, 2016

“Extrema derecha”, “fascismo”: la gran estafa de la izquierda

“Extrema derecha”, “fascismo”: la gran estafa de la izquierda

Por considerarlo de interés para los lectores de Colombian News, presentamos esta traducción de un reciente artículo de Yves Roucaute, filósofo francés, profesor universitario y especialista en ciencias políticas. Colombia atraviesa por un mal momento ocasionado por un régimen socialista (que se dice liberal) que lleva el país hacia el abismo mediante la entronización en la vida política de la guerrilla Farc como partido armado. Quienes se oponen a eso y develan el horizonte verdadero del “proceso de paz” de Juan Manuel Santos son acusados, por el narco-comunismo y la izquierda gobernante, de ser “fascistas” y “enemigos de la paz”. Quienes utilizan así tales calificativos muestran su propia ignorancia y su mala fe. El artículo de Yves Roucaute explica cómo, por el contrario, el comunismo ha sido cómplice del fascismo y del nazismo, y cómo esas tres corrientes fueron hermanas gemelas y engendros totalitarios del socialismo y no, como pretenden algunos, hijos de la ideología liberal-conservadora.
Yves Roucaute
Por Yves Roucaute *
“¡Los únicos socialistas verdaderos de Alemania, de toda Europa, somos nosotros!”. Goebbels
La izquierda y la extrema izquierda no temen usar los términos “fascista”, “nazismo” para satanizar a sus adversarios. La mayor parte de la prensa se monta en ese caballo y hasta algunos dirigentes de derecha repiten eso como tontos. En estos días en Francia pensar se convirtió en un lujo y develar el sentido oculto un trabajo peligroso.
La búsqueda de la verdad es algo poco aconsejado hacer en estos tiempos. Correré, sin embargo, el riesgo. Quizás en recuerdo de Charles de Gaulle o de Ronald Reagan quienes fueron tratados en otra época de “fascistas”, por los mismos de siempre. Y por los que hoy, como un animador del Petit journal de Canal Plus, que piensan que la Shoah es un detalle de la historia, hasta por quienes presentan a Donald Trump con una cruz gamada y teniendo su pretendido libro de cabecera Mein Kampf, mientras [el diario comunista] l’Humanité le pega una foto de Pétain a Nicolas Sarkozy, el famoso “liberal-fascista”. De Norbert Hofer a Victor Orban, oh, oh, desconfiemos, los fascistas están en todas partes, dicen ellos.


Esa gente asimila fascismo y extrema derecha. Como en “extrema derecha” hay la palabra “derecha” se valen de eso. El hombre de la calle llega a creer: la derecha es potencialmente “extrema”, es decir, “fascista”. Muy hábil.
¿Debemos recordar acaso que la oposición al fascismo, en Francia, fue hecha antes que nada por la derecha, en especial por Charles de Gaulle, y no por la izquierda, quien fue, por el contrario, colaboradora y pacifista, al menos hasta la entrada de las tropas alemanas a París? ¿Que la gran figura de la lucha antifascista en el mundo no fue el comunista Stalin, quien firmó un pacto de no-agresión con Hitler, sino un liberal y conservador, Winston Churchill? ¿Que la tercera gran figura del antifascismo fue Franklin Roosevelt, un anticomunista y antisocialista notable? Bien, ya siento que esto no gusta. Para lo que sigue necesito una casamata.
Mussolini socialista
Mussolini socialista
¿La extrema derecha, camaradas? Ella es monarquista, católica, anti populista. Nada que ver con el fascismo. ¿El fascismo? Nació en la izquierda, en la extrema izquierda. ¿El inventor? El socialista Benito Mussolini, Benito en recuerdo de Benito Juárez, revolucionario mexicano. En marzo de 1919, en Milán, Mussolini creó los Fascios italianos de combate, origen de la palabra “fascista”. Se dió a conocer en mayo de 1901 al prohibirle a los maestros entrar en una escuela en huelga. En Suiza, en 1902, encontró a su musa: Angélica Balabanova, amiga de Lenin, descrita en Pravda como la que dirigía la política revolucionaria en Italia. Mussolini publica, en 1903, un libro anticlerical: Cristo y Ciudadano. Y deviene el socialista más popular, después de ser condenado por haber agredido a “explotadores”. Nacionalista, desarrolla la tesis aplaudida por Lenin, y retomada más tarde por Mao, de la “nación proletaria” italiana, opuesta a la “nación plutocrática” que tiene colonias.
En 1912, gana el control del Partido Socialista tras derrotar a los “derechistas” del mismo. Su popularidad aumenta cuando es encarcelado por haber cometido saboteos económicos. El futuro secretario general del Partido Socialista, Pietro Nenni, le da entonces el calificativo de Duce. Nombrado director de Avanti!, el órgano central del partido, organiza la huelga general obrera de 1914. En octubre, se pronuncia en favor de la guerra, como los otros socialistas europeos, y crea Il Popolo d’Italia, con esta cita de Auguste Blanqui: “Quien tiene el fierro tiene el pan”. Expulsado del PS, siendo ya el socialista más popular del país, replica: “Expulsándome, ustedes no me impedirán la fe socialista ni el combate por la revolución.”
¿Las huelgas generales de 1921? Son también obra de él, hasta el referendo del 23 de septiembre, organizado por el sindicato de la metalurgia (FIOM), que vota poner fin a la huelga y rechaza los “consejos de fábrica”, soviets anarquistas y comunistas apoyados por Moscú. Aplaudido por el gobierno y los socialistas, Mussolini los increpa: ustedes prefieren Rusia a la clase obrera italiana, les lanza. En agosto de 1921, Mussolini firma un “pacto de paz” con los socialistas, poco molestos por la violencia contra los empresarios, la policía, los militares y los sacerdotes. En diciembre, rompe ese pacto, con el apoyo de los lideres sindicales revolucionarios y los 310 000 afiliados. En 1922, son las marchas, en especial la de Roma. Nombrado presidente del Consejo, Mussolini gobierna, al comienzo con los ministros socialistas, se muestra como el hijo del pueblo, ofrece pan y juegos, recarga de impuestos a los ricos y al capital, prohíbe la especulación, lanza grandes obras, da empleos creados por el Estado, semana de 40 horas, aumento de salarios, control policiaco del país siguiendo el modelo leninista.
En todas partes, en Europa, los socialistas crean grupos fascistas. En el Reino Unido, Oswald Mosley, diputado laborista, funda, en 1932, la Unión de fascistas británicos. En Francia, el diputado socialista Marcel Deat, ministro del Frente Popular, funda en 1936 la Unión Nacional Popular (RNP).
“¡Los únicos socialistas verdaderos de Alemania, de toda Europa, somos nosotros!”. Goebbels
“¡Los únicos socialistas verdaderos de Alemania, de toda Europa, somos nosotros!”. Goebbels
¿Y Hitler? El descubre nacionalismo y revolución en los cafés de Viena. Y un antisemitismo nuevo que no es aquel, tradicional, ligado a la tierra, que excluye a los judíos, sino el revolucionario, que exige la eliminación de los burgueses, es decir de los judíos. Esa idea es una herencia de la izquierda francesa del siglo XIX. El periódico Candide, de Auguste Blanqui, es quien inventa la superioridad de la raza aria. Edouard Drumont, colaborador de la oficial Revue socialiste, reducto de antisemitas revolucionarios, es quien, desde 1886, escribe La France juive. Georges Vacher de Lapouge, autor preferido de Goebbels, es candidato socialista en 1888, fundador de la sección socialista de Montpellier, es quien publica l’Aryen, son rôle social(1899), y quien escogerá la extrema izquierda en 1902.
¿A quién llama Hitler para ser ministro de la Propaganda en el gobierno bávaro de 1920? A los socialistas. Miembro del Partido Obrero Alemán, que se reclama simpatizante de los bolcheviques, Hitler creará el Partido Nacional Socialista de la Trabajadores Alemanes. ¿Socialista? Claro que sí. En su libro Mein Kampf, él dice que escogió el color rojo de la revolución socialista y, en lugar de la hoz y el martillo, la esvástica, símbolo de la refundación del hombre. Goebbels escribirá en Die zweite Revolution (1926): “¡Los únicos socialistas verdaderos de Alemania, de toda Europa, somos nosotros!”. En 1933, es la toma del poder y la ocupación de las empresas bajo la vigilancia del partido nazi, los allanamientos a las casas de los empresarios, el plan cuatrienal de Göring basado en el modelo soviético, los SS invaden los consejos de administración de las empresas, las herencias son revisadas, las expropiaciones, etc.
¿Y en Francia? El fundador del partido nazi, el Partido Popular Francés, es el diputado comunista Jacques Doriot.
¡Eh oh, la izquierda! ¿Están seguros de poder llamar “fascista” a un Donald Trump, heredero de Jackson y de Jefferson, a un Norbert Hofer,
La izquierda es capaz de acusar de fascista !a Donald Trump!
La izquierda es capaz de acusar de fascista !a Donald Trump!
nacionalista liberal, a un Nicolas Sarkozy y a muchos otros que son patriotas, liberales, no violentos, respetuosos de los derechos individuales y de las instituciones?
Qué curioso. Esa izquierda no tiene nariz para oler sus propias inmundicias. ¿Pues quien, hoy como ayer, insulta y difama a sus adversarios? ¿Quién rechaza las instituciones democráticas parlamentarias hasta el punto de oponerse a la ley por la fuerza? ¿Quién ataca a la policía republicana con la intención de herir, incluso de matar? ¿Quién destila el odio social y político? ¿Quién pide la horca para los liberales y para la libertad de empresa?
¿Quién propaga el antisemitismo en nombre de la pretendida defensa de los palestinos? ¿Quién golpea físicamente a los directivos de Air France, bloquea las autopistas, amenaza físicamente a los no huelguistas en las refinerías de petróleo? ¿Quién dispara contra los locales de los partidos? ¿Todo esto no les recuerda algo? ¿Vamos a tener que hacer, como en otras ocasiones, que la derecha republicana venga a salvar a los reformistas para liberarlos de la amenaza de la extrema izquierda facciosa?

“Extrema derecha”, “fascismo”: la gran estafa de la izquierda

“Extrema derecha”, “fascismo”: la gran estafa de la izquierda

Por considerarlo de interés para los lectores de Colombian News, presentamos esta traducción de un reciente artículo de Yves Roucaute, filósofo francés, profesor universitario y especialista en ciencias políticas. Colombia atraviesa por un mal momento ocasionado por un régimen socialista (que se dice liberal) que lleva el país hacia el abismo mediante la entronización en la vida política de la guerrilla Farc como partido armado. Quienes se oponen a eso y develan el horizonte verdadero del “proceso de paz” de Juan Manuel Santos son acusados, por el narco-comunismo y la izquierda gobernante, de ser “fascistas” y “enemigos de la paz”. Quienes utilizan así tales calificativos muestran su propia ignorancia y su mala fe. El artículo de Yves Roucaute explica cómo, por el contrario, el comunismo ha sido cómplice del fascismo y del nazismo, y cómo esas tres corrientes fueron hermanas gemelas y engendros totalitarios del socialismo y no, como pretenden algunos, hijos de la ideología liberal-conservadora.
Yves Roucaute
Por Yves Roucaute *
“¡Los únicos socialistas verdaderos de Alemania, de toda Europa, somos nosotros!”. Goebbels
La izquierda y la extrema izquierda no temen usar los términos “fascista”, “nazismo” para satanizar a sus adversarios. La mayor parte de la prensa se monta en ese caballo y hasta algunos dirigentes de derecha repiten eso como tontos. En estos días en Francia pensar se convirtió en un lujo y develar el sentido oculto un trabajo peligroso.
La búsqueda de la verdad es algo poco aconsejado hacer en estos tiempos. Correré, sin embargo, el riesgo. Quizás en recuerdo de Charles de Gaulle o de Ronald Reagan quienes fueron tratados en otra época de “fascistas”, por los mismos de siempre. Y por los que hoy, como un animador del Petit journal de Canal Plus, que piensan que la Shoah es un detalle de la historia, hasta por quienes presentan a Donald Trump con una cruz gamada y teniendo su pretendido libro de cabecera Mein Kampf, mientras [el diario comunista] l’Humanité le pega una foto de Pétain a Nicolas Sarkozy, el famoso “liberal-fascista”. De Norbert Hofer a Victor Orban, oh, oh, desconfiemos, los fascistas están en todas partes, dicen ellos.

Tuesday, September 6, 2016

De la izquierda, la derecha y el liberalismo

Víctor Pavón indica que el liberalismo difiere de la izquierda y la derecha, ambas siendo corrientes de pensamiento que pretenden imponer un "orden" a toda la sociedad.

Víctor Pavón es Gerente Ejecutivo de la Asociación Paraguaya de Universidades Privadas- APUP y autor de los libros Gobierno, justicia y libre mercado y Cartas sobre el liberalismo.
El reciente atentado del auto denominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) que costó la vida a ocho militares hace posible de alguna manera el debate de las ideas con las palabras izquierda y derecha, las que políticamente muchos consideran como alternativas válidas para el país. Lo que no saben, sin embargo, es que tanto la izquierda como la derecha en realidad son la misma cosa, están unidos por la misma matriz intelectual.



Los términos izquierda y derecha en el léxico político provienen de la Revolución Francesa cuando en ocasión de la Asamblea reunida en septiembre de 1789, un grupo de parlamentarios se ubicó a un lado y a otro del presidente. Los que estaban a la izquierda se mostraron desde un comienzo anti monárquicos, anticlericales, opuestos a los privilegios del Antiguo Régimen; al otro lado, los que estaban sentados a la derecha, eran miembros de la iglesia, los comerciantes y pequeños granjeros. Estos últimos deseaban conciliar las diferencias con el otro grupo de manera a que sus propiedades no quedaran desprotegidas.
Aquella decisión de los revolucionarios de sentarse a la izquierda y la derecha del presidente de la Asamblea, al comienzo no fue un hecho trascendental. Pero lo que ocurrió años después, definitivamente impactó sobre las ideas y la política dominante. En el año 1848 aparece el Manifiesto Comunista, un libro de Marx y Engels. Nacía así el socialismo y el materialismo dialéctico y sus partidarios se califican "izquierdistas". Para ser precisos, la izquierda toma las ideas del filósofo Hegel y expone ante la sociedad un argumento que todavía seduce a muchos.
La izquierda hegeliana que, por cierto perdura hasta hoy día, sostiene lo decisivo que resulta la lucha de clases para el cambio social y económico. Se estableció así la disputa entre proletarios y burgueses. El enfrentamiento, dicen, resulta inevitable. Alegan que cada persona está predestinado por su nacimiento a formar parte de una de aquellas clases sociales. Esa idea de la predestinación, pronto se convirtió en un motivo para justificar a aquellos “menos favorecidos”, esto es, los que creen que aun haciendo lo mejor, no pueden cambiar su categoría de proletarios. La desigualdad, afirman, se debe a que los burgueses y oligarcas se adueñan de toda riqueza.
La derecha desde entonces y para defenderse se posicionó en un modelo de tinte autoritario porque consideraba que sería el mejor modo de establecer un orden, contrario a aquella lucha de clases que solo podría conducir a inestabilidad y anarquía. Y, ¿los liberales? No son de derecha ni de izquierda. Los liberales no pueden ser parte ni de la derecha ni la izquierda porque éstos modelos de ideas y práctica se fundamentan en la necesidad de "ordenar" la sociedad de acuerdo a lo que cada una de esas facciones consideran. Esto, por supuesto, es contrario al pensamiento liberal.
El liberalismo que había impulsado la Revolución Francesa (1789) y antes la Americana (1776), para luego sentar las bases por primera vez en la historia de la humanidad del progreso de las naciones desde la segunda mitad del siglo XVIII, resulta por estas latitudes un ideal casi desconocido. Y las razones son muchas. Pero, se debe en especial porque el liberalismo, lejos de querer imponer a los demás su proyecto, apela a la persuasión en base a la observación de lo que ocurre en la realidad para así proponer instituciones de libertad y propiedad, uno de sus más preciosos legados.
El liberalismo no propone un "destino común", un paraíso celestial o la verdad revelada como lo hace el socialismo que bifurca entre la derecha y la izquierda. El liberalismo, desde luego, no se adhiere al orden impuesto que la derecha propone y tampoco a la lucha de clases que la izquierda pretende. Tanto a la izquierda como a la derecha les seduce la idea de implementar un nuevo orden social mediante el "buen y correcto uso del poder", lo que implica finalmente la concentración de ese poder en pocas manos, expresión que denota el germen del autoritarismo según las "buenas intenciones" de los gobernantes de turno.
En el presente, una propuesta genuinamente liberal no existe en el país. Muchos, quizás demasiados afiliados de los partidos Liberal Radical Auténtico y Colorado, organizaciones fundadas como liberales en 1887, van formando filas para ubicarse a la derecha o a la izquierda.

De la izquierda, la derecha y el liberalismo

Víctor Pavón indica que el liberalismo difiere de la izquierda y la derecha, ambas siendo corrientes de pensamiento que pretenden imponer un "orden" a toda la sociedad.

Víctor Pavón es Gerente Ejecutivo de la Asociación Paraguaya de Universidades Privadas- APUP y autor de los libros Gobierno, justicia y libre mercado y Cartas sobre el liberalismo.
El reciente atentado del auto denominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) que costó la vida a ocho militares hace posible de alguna manera el debate de las ideas con las palabras izquierda y derecha, las que políticamente muchos consideran como alternativas válidas para el país. Lo que no saben, sin embargo, es que tanto la izquierda como la derecha en realidad son la misma cosa, están unidos por la misma matriz intelectual.