A continuación pondremos varios fragmentos de libros del economista austriaco
Ludwig von Mises acerca del tema de la
secesión o
independencia de las naciones.
En Gobierno Omnipotente, p. 90:
Una nación, por lo tanto, no tiene ningún derecho a decirle a una región o distrito que “Tú me perteneces, ¡te quiero mantener!”. Un territorio está formado por sus habitantes. Si alguien tiene el derecho a ser oído en esta cuestión, éstos son los habitantes. Las controversias relativas a límites fronterizos deben ser resueltos a través de plebiscitos.
En Nación, Estado y Economía, p. 34:
Ninguna persona o grupo de personas deben ser retenidos contra su voluntad en una asociación política en la cual no quieren participar.
En Nación, Estado y Economía, p. 39-40:
El liberalismo no conoce ni el sometimiento, ni la anexión; ya que el liberalismo es indiferente al propio Estado, el problema del tamaño del Estado es también indiferente. El liberalismo no obliga a nadie a permanecer en contra de su voluntad dentro de la estructura estatal. El que quiera emigrar o vivir en una legislación específica no debe ser obligado. Cuando una porción de la población quiere dejar de pertenecer a una unidad, el liberalismo no le impedirá consumar tal fin. Colonias, ciudades o distritos que quieran ser independientes son libres de hacerlo. Una nación es una entidad orgánica y, como tal, no puede ser aumentada ni reducida por cambios en la formación de sus estados; el mundo en su conjunto no se ve afectado por esta nueva disposición.
En Nación, Estado y Economía, p. 82:
El tamaño del territorio de una nación, por lo tanto, no importa.
En Liberalismo – Según la Tradición Clásica, p 128:
El derecho a la autodeterminación, con respecto a la cuestión de la pertenencia a un Estado, se entiende, por lo tanto, cuando los habitantes de un territorio determinado (ya sea un solo pueblo, un barrio entero, o una serie de distritos adyacentes) hacen saber, mediante un plebiscito libremente llevado a cabo, que ya no desean permanecer conectados con el Estado al que pertenecen, sino que desean formar un estado independiente o formar parte de algún otro estado, sus deseos deben ser respetados y aplicados. Este es el único medio posible y eficaz para la prevención de revoluciones y guerras civiles e internacionales.
En Liberalismo – Según la Tradición Clásica, p.129:
El derecho de la autodeterminación del que hablamos no es el derecho a la autodeterminación de las naciones, sino más bien el derecho a la autodeterminación de los habitantes de cualquier territorio que tengan el tamaño suficiente para formar una unidad administrativa independiente. Si de alguna manera se pudiera conceder este derecho a la autodeterminación de cada persona individual, se tendría que hacer.
En Liberalismo – Segundo la tradición clásica, p.137:
La condición de ser obligados a pertenecer a un estado, en contra de su voluntad, a través de una votación, no es menos doloroso que el hecho de estar obligados a pertenecer a este estado debido a una conquista militar.
En Gobierno Omnipotente, p. 92:
No importa dónde se encuentran y cómo se dibujan las fronteras de un país. Nadie consigue una ganancia material especial para expandir el territorio del estado en que vive; nadie sufre pérdidas si una parte de esta área se separada del Estado. También es irrelevante si todas las partes del territorio de un Estado están relacionadas o si están geográficamente separadas por un pedazo de tierra que pertenece a otro estado. No hay ninguna importancia económica si un país tiene, o no, costa marítima. En un mundo así, la gente de cada pueblo o distrito podrían decidir por plebiscito a qué Estado quieren pertenecer.
Y a continuación un fragmento de una entrevista a
Hans-Hermann Hoppe sobre Mises, sacada de
The Austrian Economics Newsletter.
P: ¿Mises era mejor que los liberales clásicos sobre el tema del estado? Hoppe: Mises consideró necesario contar con una institución que reprimiera y sometiera a los que no se comportan adecuadamente en la sociedad, las personas que representan un riesgo porque roban y matan. Calificó esta institución de gobierno.
Pero tenía una idea muy particular sobre cómo el gobierno debería funcionar. Para limitar su poder, cada grupo o individuo, si es posible, debería tener el derecho a la
secesión del territorio del estado, si no estaba de acuerdo con sus políticas. Él lo etiquetó el
derecho a la autodeterminación. Pero no la autodeterminación de las naciones, como predica la Liga de las Naciones, sino pueblos, distritos y grupos de cualquier tamaño.
P: Sin embargo, usted ha sido un fuerte crítico de la democracia. Hoppe: Sí, de la forma en que el término se entiende en la actualidad. Sin embargo, en la definición singular de democracia dada por Mises, dicho término significa autonomía o autogobierno en su sentido más literal. Todas las organizaciones de la sociedad, incluido el gobierno, debe ser el resultado de interacciones voluntarias.
En cierto sentido,
se puede decir que Mises era prácticamente un anarquista. Si se contuvo y no extendió su lógica hasta el final -es decir, si en realidad no establece explícitamente el derecho a la
secesión individual- fue porque simplemente estaba considerando este asunto como puramente técnico. En la democracia moderna, exaltamos el método de “la mayoría decide” como la mejor forma de elegir a los gobernantes que tienen el monopolio de la tributación obligatoria.
Mises hace a menudo una analogía entre el acto de votación y el mercado. Cuando compras algo en el mercado, estás votando para la producción de este bien o servicio que compras. Pero Mises era perfectamente consciente de que la votación del mercado significa votar con tu propiedad. El peso de tu voto está en línea con tus ingresos y el valor de tu productividad. En la arena política, no votas con tus propiedades; votas pensando en la propiedad de los demás, y los demás votan pensando en las suyas. La gente no voto en función del valor de sus ingresos y productividad. Ellos votan pensando en apropiarse de la renta y la productividad de los demás.
P: Sin embargo, Mises ataca el anarquismo en términos nada vagos. Hoppe: El objetivo de Mises eran las utopías de izquierda, anarco-comunistas o anarcosindicalistas. En su tiempo, el término anarquismo se refería exclusivamente a este grupo. El término anarco-capitalismo todavía no se había acuñado (eso fue a mediados de la década de 1970).
Mises atacaba su teoría de que el hombre es intrínsecamente benevolente y que por lo tanto no habría necesidad de la defensa organizada contra los enemigos de la civilización. Pero no es eso lo que el anarquista de propiedad privada defiende. Por supuesto que hay asesinos y ladrones. Es necesario que haya una institución que mantenga a estas personas controladas. Mises llamó a esta institución
gobierno, pero las personas que no quieren ningún estado afirman que todos los servicios esenciales de defensa pueden ser llevados a cabo por empresas del mercado. Quién quiera llamar a estas empresas como gobierno, porque piensa que así se sentirá mejor, es libre de hacerlo.