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Friday, July 15, 2016

Los Diez Mandamientos vs. América

 
“Si yo hablara vuestro tipo de lenguaje, diría que el único mandamiento moral del hombre es: Pensarás. Pero un “mandamiento moral” es una contradicción. Lo moral es lo escogido, no lo forzado; lo comprendido, no lo obedecido. Lo moral es lo racional, y la razón no acepta mandamientos”. Discurso de Galt (La Rebelión de Atlas).
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¿Qué son los Diez Mandamientos? ¿Cuál es su significado filosófico, y qué tipo de sociedad implican?
Los conservadores religiosos claman que los Diez Mandamientos proporcionaron la base moral sobre la cual se constituyeron los Estados Unidos. Pero, ¿puede eso haber sido posible? Dejemos de lado la pregunta histórica de qué fuentes utilizaron los Padres Fundadores, que eran en su mayoría deístas. La pregunta más básica es: ¿puede una nación de libertad, individualismo y búsqueda de la felicidad estar basada en los Diez Mandamientos?


Démosle un vistazo a los mandamientos. Su gramática varía entre las versiones católica, protestante y judía, pero el contenido es el mismo.
El primer mandamiento es: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”.
Siendo el primero, es el fundamental. Su esencia es afirmar que el individuo no es un ser independiente con derecho a vivir su propia vida, sino un vasallo de un Señor invisible. Dice, en efecto, “Yo te poseo; debes obedecerme”.
¿Pueden los Estados Unidos estar basados en eso? ¿Puede una idea tan servil corresponder con lo que América representa: la tierra del individuo libre, independiente, soberano, que existe por su propio beneficio? La pregunta es retórica.
El segundo mandamiento es una extensión del anterior, con contenido específico acerca de no servir a ningún otro dios ni adorar a “imágenes paganas” (ídolos). Las versiones judías y protestantes amenazan a los herejes con castigos contra sus descendientes – el pecado heredado – “transmitiendo la iniquidad de los padres a los hijos, hasta la tercera y cuarta generación…”.
Esta concepción primitiva de la ley y la moralidad contradice flagrantemente los valores americanos. La culpa heredada es un concepto imposible y degradante. ¿Cómo puedes ser culpable de algo que no hicistes? En términos filosóficos, representa la doctrina del determinismo, la idea de que tus decisiones no cuentan para nada, que factores fuera de tu control gobiernan tu “destino”. Es la negación del libre albedrío y por lo tanto de la responsabilidad personal.
La nación del “self-made man” no puede conciliarse con la horrible noción de que serás castigado por el “pecado” de tu tatarabuelo.
Su numeración varía entre las diferentes versiones, pero los siguientes dos o tres mandamientos prohíben tomar el nombre de Dios “en vano”, y ordenan dedicar un día especial (el sábado para los judíos, el domingo para los católicos, etc.) para alabarlo.
En suma, el primer grupo de mandamientos te manda reverenciar, adular, humillarte y obedecer. Esto es imposible de reconciliar con el concepto americano de un individuo que depende de sí mismo y es dueño de sí mismo.
El mandamiento de en medio, “Honrarás a tu padre y a tu madre”, es manifiestamente injusto. La justicia exige que honres a quienes merecen honor, el cual se han ganado por sus decisiones y acciones. Tu padre y tu madre concretamente pueden merecerse tu honor, o no – esto te corresponde juzgarlo a ti, en base a cómo te hayan tratado y a una evaluación racional de su carácter moral.
Exigir que la hija de Stalin honre a Stalin no sólo es obsceno, sino que también demuestra la demanda de irracionalidad que hay implícita en el primer grupo de mandamientos. Se te ordena, no que pienses o juzgues, sino que eches por la borda tu razón y simplemente obedezcas.
El segundo grupo de mandamientos no es objetable, pero es común a virtualmente cualquier sociedad organizada: mandamientos contra el asesinato, el robo, la mentira y demás. Pero lo que sí es objetable es la noción que no existe ningún fundamento racional – o sea, basado en la realidad – para rechazar el comportamiento criminal, que sólo el incuestionable decreto de un Castigador sobrenatural es lo que hace que actos como el robo o el asesinato sean malos.
La filosofía básica de los Diez Mandamientos es el polo opuesto de la filosofía que cimienta el ideal americano de una sociedad libre. La libertad requiere:
– una Metafísica de lo natural – no de lo sobrenatural; de libre albedrío – no de determinismo; de la realidad primaria del individuo, no de la tribu o la familia;
– una Epistemología de pensamiento individual, aplicando una lógica estricta, basada en la percepción de la realidad, no en la obediencia y el dogma;
– una Ética de interés propio racional para lograr los valores escogidos, con el objetivo de la felicidad individual en esta tierra, no el temeroso, obligado apaciguamiento de un “Dios celoso” que dicta “mandamientos”.
Más que en los Diez Mandamientos, el verdadero fundamento de los valores de los Estados Unidos quedó plasmado en La Rebelión de Atlas, de Ayn Rand:
“Si yo hablara vuestro tipo de lenguaje, diría que el único mandamiento moral del hombre es: Pensarás. Pero un “mandamiento moral” es una contradicción. Lo moral es lo escogido, no lo forzado; lo comprendido, no lo obedecido. Lo moral es lo racional, y la razón no acepta mandamientos”.
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Adaptado de comentarios originales de Harry Binswanger

Los Diez Mandamientos vs. América

 
“Si yo hablara vuestro tipo de lenguaje, diría que el único mandamiento moral del hombre es: Pensarás. Pero un “mandamiento moral” es una contradicción. Lo moral es lo escogido, no lo forzado; lo comprendido, no lo obedecido. Lo moral es lo racional, y la razón no acepta mandamientos”. Discurso de Galt (La Rebelión de Atlas).
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¿Qué son los Diez Mandamientos? ¿Cuál es su significado filosófico, y qué tipo de sociedad implican?
Los conservadores religiosos claman que los Diez Mandamientos proporcionaron la base moral sobre la cual se constituyeron los Estados Unidos. Pero, ¿puede eso haber sido posible? Dejemos de lado la pregunta histórica de qué fuentes utilizaron los Padres Fundadores, que eran en su mayoría deístas. La pregunta más básica es: ¿puede una nación de libertad, individualismo y búsqueda de la felicidad estar basada en los Diez Mandamientos?

Wednesday, June 22, 2016

Más allá de la atrocidad, entendamos al enemigo

ataques paris enemigo 
La masacre terrorista en París el 13 de noviembre del 2015 fue un acto de guerra. Los ataques coordinados, por los cuales el Estado Islámico se atribuyó responsabilidad, refutan la idea de que ISIS, el enemigo, había sido “contenido” (el término que Barack Obama usó en una entrevista en televisión sólo unas horas antes de que comenzaran las explosiones y los tiroteos). No es ni mucho menos la primera vez que el presidente americano ha subestimado el problema. Además, al realizar esos ataques en el corazón de Europa, lejos de su cuasi-estado en el Medio Oriente, ISIS ha rebatido la premisa de que es sobre todo una amenaza regional. Pero la falta de comprensión que tenemos de ese grupo va más allá de simplemente captar su capacidad militar operativa.


Lo que esencialmente le da a ese grupo su atractivo y le permite tener esa ambición de crecimiento tan insólita es su pretensión de estar fomentando un ideal moral (aunque sea perverso). El Estado Islámico es una facción líder dentro de un movimiento más amplio: el totalitarismo islámico. Ese movimiento – que incluye Al Qaeda, Hamas, Hezbolá e Irán, entre otros – está unificado por el mandato religioso de conquistar y dominar. Sus seguidores creen que la palabra de Alá debe controlar todas las facetas de la vida de un individuo, y de toda la humanidad. El subyugar a la gente sólo en un rincón del planeta no es suficiente para ellos; los “justos” deben actuar hasta conseguir que la gente le obedezca a Alá, y sólo a Alá, en todas partes. Para el yihadista, ningún acto de salvajismo puede ser descartado como inmoral, siempre y cuando tenga lugar en el camino de Alá. Los asesinos de París, como tantos otros antes que ellos, estaban aplicando su propia comprensión de la doctrina religiosa islámica, castigando a los no creyentes en una ciudad impía.
Podríamos haber acabado con esa amenaza hace mucho tiempo. Todavía podemos.
El presidente de Francia, François Hollande, ha prometido destruir el Estado Islámico. Ojalá lo esté diciendo en serio. Ese será un buen primer paso, pero no puede ser el único paso. Acabar con la amenaza yihadista requiere que les demostremos a sus seguidores que su causa es inútil.
En mi libro Cómo ganar la guerra imposible de ganar propongo cómo hacerlo. Hemos de reconocer en qué forma nuestros varios enfoques políticos (antes del 11 de septiembre y a partir de esa fecha) no han sido más que una auto-inmolación y una incoherencia. Nuestro fracaso para acabar con ese movimiento – y no digamos nada de las políticas que lo hicieron posible – ha animado a sus seguidores a imaginar que su visión es, de alguna forma, factible. Pero si tomamos las medidas necesarias, sí podemos derrotar al movimiento yihadista.
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Artículo de Elan Journo

Más allá de la atrocidad, entendamos al enemigo

ataques paris enemigo 
La masacre terrorista en París el 13 de noviembre del 2015 fue un acto de guerra. Los ataques coordinados, por los cuales el Estado Islámico se atribuyó responsabilidad, refutan la idea de que ISIS, el enemigo, había sido “contenido” (el término que Barack Obama usó en una entrevista en televisión sólo unas horas antes de que comenzaran las explosiones y los tiroteos). No es ni mucho menos la primera vez que el presidente americano ha subestimado el problema. Además, al realizar esos ataques en el corazón de Europa, lejos de su cuasi-estado en el Medio Oriente, ISIS ha rebatido la premisa de que es sobre todo una amenaza regional. Pero la falta de comprensión que tenemos de ese grupo va más allá de simplemente captar su capacidad militar operativa.