Con datos y argumentos contundentes, Kaiser y Álvarez corroen piezas del parque jurásico ideológico que la izquierda construyó con éxito en Chile durante los últimos años. Este ha sido de una eficacia notable y por eso líderes de la izquierda chilena han podido, sin sufrir costos políticos, celebrar a los Castro, alabar a los Honecker, aplaudir a la monarquía comunista de Corea del Norte o justificar la violencia de encapuchados contra la propiedad pública y privada.
El libro “El Engaño Populista”, del chileno Axel Kaiser y la guatemalteca Gloria Álvarez, instala a mi juicio tres valiosas dimensiones en el debate político-ideológico. Por una parte, ofrece una acertada radiografía del populismo y el estatismo actuales, de sus iconos Ernesto Guevara, Hugo Chávez, los hermanos Castro y Pablo Iglesias, y de sus fracasados modelos inspiradores, como los de Cuba o Venezuela. Y por otro lado, aporta a la consolidación de una generación de jóvenes intelectuales de corte liberal que, en Chile, también integran Hugo Herrera, Pablo Ortúzar, Julio Isamit, Cristóbal Bellolio, Jorge Gómez y Marcel Oppliger, entre otros. En tercer lugar, la obra propone cómo batallar concretamente contra las ideas populistas.
Chile es un país paradójico: durante decenios ha sido la economía más abierta y dinámica de América Latina, ha exhibido envidiables avances en modernidad frente a sus vecinos y se ha ubicado en la vanguardia latinoamericana en cuanto a reducción de pobreza. No obstante, el 2014 entró a La Moneda una presidenta socialista que se propone desmontar el modelo liberal, que no disimula su nostalgia por el extinto régimen amurallado de la RDA ni sus simpatías por Fidel Castro (es cierto que algo atemperadas el 2009, cuando el “líder máximo” reveló el contenido de la conversación privada que sostuvieron ambos en La Habana), encabeza una alianza donde algunos partidos simpatizan con los regímenes de Venezuela y Corea y ven en Cuba un ejemplo para Chile. Como si esto fuese poco, estudiantes “guevaristas” y “anarquistas” han triunfado en universidades, mientras que dirigentes de la enseñanza media sostienen que sus ideólogos son Lenin, Guevara y Castro, y otros personajes ya también superados por la historia.
Con datos y argumentos contundentes, Kaiser y Álvarez corroen piezas del parque jurásico ideológico que la izquierda construyó con éxito en Chile durante los últimos años. Este ha sido de una eficacia notable y por eso líderes de la izquierda chilena han podido, sin sufrir costos políticos, celebrar a los Castro, alabar a los Honecker, aplaudir a la monarquía comunista de Corea del Norte o justificar la violencia de encapuchados contra la propiedad pública y privada. La causa de esto, algo impensable en otros países, se debe a lo que Kaiser y Álvarez critican: al hecho de que los adversarios de la sociedad abierta han descuidado la batalla de las ideas contra el populismo, el que la fomenta inspirado en el marxista italiano Antonio Gramsci.
Resulta esclarecedora en “El Engaño Populista” la lista de “los padres intelectuales del Socialismo Siglo XXI”, que impulsó el fallecido Hugo Chávez. Entre estos se encuentran el argentino Norberto Ceresole, un filofascista que niega el Holocausto y se encargó de consolidar los nexos entre Chávez y las fuerzas armadas de Venezuela; el alemán anti-liberal y proteccionista, Heinz Dietrich, que acuñó el término “Socialismo Siglo XXI” y creó el Nuevo Proyecto Histórico (NPH), que es el mismo socialismo que sucumbió en 1989, pero con otra etiqueta, y la académica marxista-leninista chilena Marta Harnecker, funcionaria de los regímenes castrista y chavista. Harnecker cree que la región es el reducto ideal para relanzar el socialismo.
Pero junto a ellos, hay más intelectuales retrogresistas que ven en el fracasado socialismo el futuro de la humanidad: Juan Carlos Monedero, uno de los ideólogos de Podemos de España, y el venezolano Haiman El Troudi. Ambos proponen estatizar las empresas privadas para convertirlas en Empresas de Producción Social (EPS), que huelen demasiado a las ineficientes Empresas Propiedad del Pueblo (VEB) de la fenecida RDA. Y también figura en esta nostálgica galería retrogresista, Ignacio Ramonet, el director del izquierdista Le Monde Diplomatique. Kaiser y Álvarez nos recuerdan que, en un arranque febril, Ramonet atribuyó el desabastecimiento general en Venezuela a “una conspiración de la burguesía”, que estaría comprando toda la oferta del mercado con el fin de dejar al pueblo sin comida.
“El Engaño Populista”, no se queda, sin embargo, en la radiografía y el análisis del populismo. Va más allá y dedica un capítulo a la tarea de “cómo rescatar a nuestras repúblicas” de lo que las empobrece, estanca, polariza y divide. A juicio de los autores, se trata de asumir la batalla de las ideas de modo profesional y articulado, de construir un nuevo “sentido común” social, de fomentar el “republicanismo liberal”, de recurrir para ello no sólo a las estadísticas sino también a la inteligencia emocional y el conocimiento de la economía, y a las redes sociales y las nuevas tecnologías.
Axel Kaiser y Gloria Álvarez ya lanzaron este libro en España con gran éxito, y pronto iniciarán una gira latinoamericana. Los planteamientos de estos jóvenes liberales generarán curiosidad a lo largo del país y también encendidas críticas de los populistas, y dejarán en claro que a la izquierda -por años protagonista única y monologante en la batalla de las ideas en Chile- le sigue apareciendo gente al paso. Gramsci lo sabía bien: en toda sociedad se da a diario la batalla de las ideas. Y es positivo para Chile que una nueva generación de liberales, desde su rica diversidad e independencia, haya decidido recoger el guante.
Roberto Ampuero, #ForoLíbero