Por Richard W. Rahn
Libertad Digital, Madrid
Si funcionarios gubernamentales presionan a los bancos para que concedan créditos a personas que son de alto riesgo, ¿lo considera usted un fallo del capitalismo o del Gobierno? Muchos políticos y analistas de la izquierda sostienen que la crisis financiera es el resultado de la exagerada desregulación instrumentada bajo las políticas "capitalistas" del Gobierno de Ronald Reagan. Esas personas ignoran la realidad o mienten.
Comencemos con algunos hechos reales. Se sabe que la actual crisis comenzó con el colapso financiero de dos inmensas empresas financieras patrocinadas por el Gobierno: Fannie Mae y Freddie Mac. Esas empresas compraban las hipotecas a los bancos para que estos pudieran emitir más hipotecas aún más arriesgadas para incrementar así el número de gente con casa propia.Si funcionarios gubernamentales presionan a los bancos para que concedan créditos a personas que son de alto riesgo, ¿lo considera usted un fallo del capitalismo o del Gobierno? Muchos políticos y analistas de la izquierda sostienen que la crisis financiera es el resultado de la exagerada desregulación instrumentada bajo las políticas "capitalistas" del Gobierno de Ronald Reagan. Esas personas ignoran la realidad o mienten.
Con ese fin se le permitía a Fannie y a Freddie mantener reservas de capital más bajas en relación a los créditos concedidos y ambas utilizaban prácticas contables consideradas fraudulentas por los tribunales. Las dos también contribuían con millones de dólares a las campañas políticas de la mayoría de los miembros del Congreso.
Durante el Gobierno de Carter, la mayoría demócrata promulgó la ley de Reinversión Comunitaria que concedió a los reguladores el poder de presionar a los bancos para que extendieran créditos de mayor riesgo a gente pobre y a pequeños empresarios. Durante el Gobierno de Clinton se aumentó ese poder discrecional de los reguladores.
Por su parte, la Reserva Federal incrementó el dinero en circulación, bajando los intereses en junio de 2003 por debajo de la inflación, hasta apenas el 1%. Así se fomentaba que los bancos concedieran hipotecas a intereses muy bajos, que después traspasaban a Fannie y Freddie. Todos sabían que los intereses eventualmente aumentarían, lo cual imposibilitaría a muchos seguir pagando por sus viviendas. Pero ese sería el problema de otros o, en última instancia, de quienes pagan impuestos porque entonces sería el Gobierno quien saldría al rescate.
Los reguladores financieros deberían defender la integridad del sistema, pero los políticos de izquierda empujaron a los reguladores a obligar a los bancos a extender malos créditos. Si usted lo duda, lo invito a ver el video.
El nuevo peligro es que nuevas regulaciones debiliten aun más el libre mercado financiero, en lugar de corregir los problemas reales provocados por malas leyes. Lo que hemos sufrido no es una falla del capitalismo democrático sino la destrucción por parte del Gobierno de mecanismos del mercado que contrarrestaban los riesgos asumidos por los inversores de hipotecas. Se han hecho muchas denuncias contra ávidos especuladores, exigiendo que sean castigados con prisión, pero los excesos más dañinos han provenido de políticos, como los congresistas demócratas Barney Frank, Chris Dodd y Charles Schumer, cuyas decisiones han resultado mucho más costosas para los estadounidenses que las de ejecutivos de Wall Street.
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