“A los hombres les han enseñado que la
mayor virtud no es crear, sino dar. Pero no se puede dar lo que no ha
sido creado”. — Ayn Rand
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¿Quién le ha hecho un mayor bien a la
humanidad, Bill Gates o la Madre Teresa? Si pudieses decidir, ¿en qué
sociedad preferirías vivir, en una sociedad de Bill Gateses o en una de
Madres Teresas? ¿Cómo imaginas que sería tu vida en cada caso?
Piensa. ¿Qué necesitas tú para vivir? ¿Cuáles son los requirimientos básicos de tu supervivencia?
[Todas las citas son de Ayn Rand]
“Nada nos es dado en
la Tierra. Todo lo que necesitamos debe ser producido. Y aquí el ser
humano afronta su alternativa básica, la de que puede sobrevivir en sólo
una de dos formas: por el trabajo autónomo de su propia mente, o como
un parásito alimentado por las mentes de los demás. El creador es
original. El parásito es dependiente. El creador enfrenta la naturaleza a
solas. El parásito enfrenta la naturaleza a través de un
intermediario.”
¿Sería tu vida más rica, más larga, más
feliz, si estuvieras rodeado de personas creativas, inteligentes,
productivas… o si vivieras en un mundo de parásitos que lo único que
hacen es quitarle a quienes producen para darle a quienes no producen?
“El problema de la
producción, te dicen, ha sido resuelto y no merece más estudio ni
atención; el único problema que queda para que tus “reflejos” lo
resuelvan es ahora el problema de la distribución. ¿Quién resolvió el
problema de la producción? La humanidad, responden. ¿Cuál fue la
solución? Los bienes están aquí. ¿Cómo llegaron hasta aquí? De alguna
forma. ¿Qué lo causó? Nada tiene causas.”
¿Qué sería de ti sin individuos como Bill Gates, sin los hombres de la mente, sin productores?
“…colócate en
cualquier terreno desierto en un paraje inexplorado por los hombres y
pregúntate qué forma de supervivencia podrías lograr y cuánto tiempo
durarías si te negaras a pensar, sin nadie a tu alrededor para enseñarte
lo que hacer; o, si decidieras pensar, cuánto tu mente sería capaz de
descubrir – pregúntate a cuántas conclusiones independientes has llegado
en el transcurso de tu vida y cuánto tiempo has dedicado a realizar las
acciones que aprendiste de otros – pregúntate si serías capaz de
descubrir cómo arar la tierra y producir tu alimento, si serías capaz de
inventar una rueda, una palanca, una bobina de inducción, un generador o
un tubo electrónico – y entonces decide si los hombres competentes son
explotadores que viven del fruto de tu trabajo y te roban la riqueza que
tú produces, y si te atreves a creer que posees el poder de
esclavizarlos. Que tus mujeres le echen un vistazo a una hembra en la
jungla, de rostro arrugado y senos pendulantes, allí sentada machacando
harina en un cuenco hora tras hora, siglo tras siglo – y entonces que se
pregunten si su “instinto de hacer herramientas” les proporcionará
frigoríficos, lavadoras y televisores, y si no, si les interesa destruir
a quienes proporcionaron todo eso…”
¿Te has preguntado qué premisas has aceptado, y qué ideas son las que están destruyendo el mundo sin que te des cuenta?
“Ellos proclaman que
cada hombre que nace tiene derecho a existir sin trabajar y, no
importando que estén siendo contrariadas las leyes de la realidad, tiene
derecho a recibir su “sustento mínimo” – su comida, su vestimenta, su
techo – sin esfuerzo de su parte, como su derecho de nacimiento.
¿Recibirlo – de quién? Evasión. Cada hombre, anuncian, es dueño de una
parte proporcional de los beneficios tecnológicos creados en el mundo.
¿Creados – por quién? Evasión.”
¿Qué moralidad ensalza a los parásitos,
considerándolos héroes y bienhechores de la humanidad, mientras condena y
esclaviza a los que realmente te mantienen vivo, llamándolos malvados y
“egoístas”?
“Esa, la más vil de
las criaturas – el doble parásito que vive de las llagas del pobre y de
la sangre del rico – es lo que los hombres han llegado a considerar un
ideal moral.”
Esa es la moralidad que muchos
millonarios en el mundo han aceptado implícitamente. Hasta el propio
Bill Gates, el arquetipo de self-made-man, el productor “par
excellence”, está infectado por una moralidad que le hace sentirse
culpable por producir, por crear puestos de trabajo, por hacer más
eficientes a millones de personas. Todos ellos han aceptado una
moralidad que predica que lo moral no es producir sino “dar”.
“A los hombres les han enseñado que la mayor virtud no es crear, sino dar. Pero no se puede dar lo que no ha sido creado”.
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