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Monday, September 26, 2016

Los venezolanos ya no creen en nadie

Los venezolanos ya no creen en nadie

Una manifestante antigubernamental sostiene una pancarta que denuncia la crisis venezolana.
Por Emiliana Duarte
Yo no creo en nadie”, es una frase que forma parte del léxico venezolano. Se hizo popular, en parte, por el jefe adolescente de una banda armada que salió en YouTube diciendo eso y agitando sus armas ante una cámara. Murió antes de cumplir los 19 años de edad.
Es algo que siempre habíamos dicho en Venezuela casi en broma, un lema de nuestra alegre indiferencia por la autoridad. Es cierto, no creemos en nadie.
Un video más reciente, también grabado en Venezuela, muestra a un hombre tirado en la calle y retorciéndose de dolor. Tiene el rostro y parte del cuerpo en llamas. Los perros ladran y el tráfico continúa.


Un peatón pasa a su lado, y sigue su camino. “Eso es pa’ que sigas robando”, dice el hombre que graba el video. La víctima es un ladrón. El castigo, impartido por sus pares, es uno de más de 37 casos de linchamiento que se han reportado este año en Venezuela. La gente está tomando la ley en sus propias manos. Tampoco creen en nadie.
Los venezolanos de mi generación, nacidos en los años 1980 y 1990, fuimos criados creyendo algunas cosas importantes: que somos una nación rica y que teníamos la democracia más estable en América del Sur. Hugo Chávez, presidente desde 1999 hasta su muerte en 2013, hizo que sus seguidores creyeran que su socialismo bolivariano era el camino de la dignidad.
Chávez canalizó miles de millones de dólares provenientes de los ingresos petroleros hacia los pobres, creando –por un tiempo– una ilusión de crecimiento e inclusión. Hace cinco años, ninguno de nosotros hubiera creído que el hambre sería parte del día a día para la mayoría de los venezolanos. Para confirmar que hay hambre me basta mirar por la ventana.
Hay un vendedor de leche que abastece los restaurantes de mi urbanización. Cuando le sobra algo de leche, estaciona su camión y se la vende a una sombría congregación de vecinos de edad avanzada, quienes comienzan a formar filas antes del amanecer. En estos días, el camión viene con menos frecuencia.
La triste escena termina con los clientes alejándose sin haber podido comprar nada, luego de horas de espera. He aprendido a identificarlos por su solemne retirada y sus lágrimas de rabia
La triste escena termina con los clientes alejándose sin haber podido comprar nada, luego de horas de espera. He aprendido a identificarlos por su solemne retirada y sus lágrimas de rabia.
Hace poco una mujer que trabaja en un salón de belleza cercano decidió unirse a la fila con la esperanza de encontrar leche. De acuerdo con el calendario implantado por el gobierno, su turno para comprar artículos de primera necesidad es cada viernes.
Ha dejado de ir semanalmente a su supermercado local, no solo porque tiene que trabajar los viernes, sino también porque le da miedo ser retenida a punta de pistola por los ladrones que asaltan a los compradores que logran salir con algún producto dentro de sus bolsas. Me contó que lleva meses sin conseguir leche de fórmula para su nieta de ocho meses de edad. Le preocupa la calidad de la leche materna que se le da a su nieta, porque la madre solo se alimenta de pan y sopa de fideos.
Recientemente nuestro alcalde señaló que los perros callejeros habían desaparecido del municipio, y que la gente caza palomas en la plaza principal.
Tengo la suerte de acostarme a dormir sin hambre porque tengo acceso a divisas que utilizo para comprar bienes a los altos precios del mercado negro. Siempre que viajo al extranjero regreso con una maleta llena de bolsas de arroz y granos. Pero la mayoría de los venezolanos no encuentran la comida que necesitan y, cuando la consiguen, no les alcanza el dinero para comprarla.
Estos episodios de desesperación me hacen temer la llegada de cada mañana, y las historias de sufrimiento me mantienen despierta por las noches.
Los venezolanos siempre hemos conseguido la forma de sacudirnos la adversidad con el humor. En 2012, cuando la inflación y la pobreza ya habían comenzado a mostrar las costuras del socialismo bolivariano, Chávez hizo un raro reconocimiento público de los defectos de su gobierno.
Dijo que no importaba si no había electricidad, ni agua, siempre y cuando tuviéramos patria. La frase “pero tenemos patria” se convirtió en una forma cínica de burlarse de la propaganda del gobierno, cada vez que nos enfrentábamos ante un ejemplo del deterioro de nuestra calidad de vida.
Esa frase fue sustituida por otra más absurda aún que también se convirtió en broma: “Dios proveerá”, pronunciada por el presidente Nicolás Maduro en un discurso de 2015.
El “yo no creo en nadie” ha dejado de ser divertido. Se ha convertido en el credo de un pueblo que ya no cree en el Estado como garante de la justicia y la seguridad. Expone la traición que sienten los venezolanos que confiaban en un gobierno que ganó las elecciones repartiendo comida, en detrimento de nuestra democracia, nuestra economía y el estado de derecho. Es la confesión de un gobierno que bajo la coartada de retornarle la dignidad a las personas, diezmó las instituciones que existían para garantizarla.
Hoy en día, el presidente Maduro insiste en bloquear a los venezolanos que buscan un cambio pacífico de régimen a través de un referendo. El presidente quiere destruir la creencia de que los venezolanos podemos decidir nuestro propio futuro.
Algunas personas se han resignado a la posibilidad de un golpe de estado, porque cualquier cosa es mejor que esto. El gobierno, al parecer, también quiere que los venezolanos no crean en nada.

Los venezolanos ya no creen en nadie

Los venezolanos ya no creen en nadie

Una manifestante antigubernamental sostiene una pancarta que denuncia la crisis venezolana.
Por Emiliana Duarte
Yo no creo en nadie”, es una frase que forma parte del léxico venezolano. Se hizo popular, en parte, por el jefe adolescente de una banda armada que salió en YouTube diciendo eso y agitando sus armas ante una cámara. Murió antes de cumplir los 19 años de edad.
Es algo que siempre habíamos dicho en Venezuela casi en broma, un lema de nuestra alegre indiferencia por la autoridad. Es cierto, no creemos en nadie.
Un video más reciente, también grabado en Venezuela, muestra a un hombre tirado en la calle y retorciéndose de dolor. Tiene el rostro y parte del cuerpo en llamas. Los perros ladran y el tráfico continúa.

Sunday, August 21, 2016

Crecimiento exponencial de los asilos solicitados por venezolanos en EE.UU.

Jhoner Perdomo indica cómo han crecido de manera exponencial las solicitudes de asilo afirmativo por parte de venezolanos en EE.UU.

Jhoner Perdomo es estadístico y candidato a PhD en Ciencias Sociales por la Universidad Central de Venezuela.
Periódicamente, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE.UU. (USCIS, por sus siglas en inglés) divulga las cifras de solicitudes de asilo afirmativo requeridas en esa institución mensualmente por ciudadanos procedentes de cualquier parte del mundo. Esas solicitudes pueden ser aprobadas o rechazadas en primera instancia de acuerdo a las evidencias presentadas por la persona; en caso de ser rechazada, la persona tiene la oportunidad de acudir a una segunda instancia de asilo defensivo frente a una corte para amparar su caso, cuyos resultados en ambos casos puede ser finalmente la aceptación, rechazo o hasta la deportación. Pero, sea aceptada o rechazada el asilo afirmativo o el asilo defensivo, las estadísticas de ese “resultado” pueden estar desfasadas en el tiempo en el cual se “solicitaron”. Por ejemplo, las aceptadas en febrero 2016 pudieron ser solicitudes entre los tres años y cinco meses anteriores, por lo cual basarse en sus resultados puede borrar las coyunturas de sus causas.



En este sentido, las estadísticas de las “solicitudes” de asilo afirmativo permiten capturar el momento preciso en el cual la persona se ve en la necesidad —por diversas circunstancias personales, ya sea persecución política, aspectos de seguridad, derechos humanos, entre otras— de solicitar asilo en cualquier lugar del mundo, en nuestro caso de análisis de EE.UU., amparados principalmente por la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Si observamos las solicitudes en su totalidad, podemos visualizar ciertas coyunturas del país de origen de esas solicitudes.
Precisamente en el caso de Venezuela las solicitudes desde febrero 2014 hasta marzo del 2016, tienen un comportamiento exponencial que literalmente se ajusta a ese modelo matemático. En la Figura 1, se puede observar como la curva exponencial en color rojo, se ajusta muy bien a las solicitudes de asilo mensuales por parte de los venezolanos en el periodo citado.
Es bien importante resaltar que previo al mes de febrero del 2014, Venezuela no aparece en la lista de los diez principales países que solicitan asilo en EE.UU. y que corresponde a la cifra que divulga ese organismo. Si se observa las publicaciones de cifras entre 2012 y 2013, el país posicionado en el puesto 10, siempre resultó con cifras cercanas a las 100 solicitudes mensuales, por lo cual y en base a esa evidencia, nos lleva a decir que Venezuela en ningún momento sobrepasó las 100 solicitudes mensuales entre 2012 y 2013.
Pero desde febrero 2014 Venezuela empieza a emerger recurrentemente en las estadísticas de solicitudes de asilo entre los primeros 10 países. Además, como ya lo observamos, ese comportamiento se va incrementando en la medida que pasa el tiempo. El comportamiento coincide precisamente con el mes en que se inicia las series de protestas en Venezuela, especialmente el 12 de febrero 2014 y posteriormente la detención del dirigente opositor Leopoldo López el día 18 del mismo mes, lo anterior nos lleva a deducir que el incremento exponencial de las solicitudes es iniciado desde esa coyuntura.
Figura 1. Solicitudes mensuales de asilo afirmativo de venezolanos en EE.UU. entre febrero de 2014 y marzo de 2016

Fuente: Elaboración propia, con datos procedentes de los informes mensuales de la USCIS.
Inclusive, este incremento sostenido e histórico por más de 2 años, en las solicitudes de asilo por parte de los venezolanos, nos llevó por primera vez en febrero 2016 al ser el país con el mayor número de solicitudes en el mundo. Evidentemente y a lo largo de por lo menos los últimos 2 años, la polarización radical, la inseguridad, la corrupción, la escasez de medicinas y alimentos, la miseria, las faltas de oportunidad para el desarrollo de las capacidades individuales —como las dificultades para el emprendimiento—, la inflación, la fragilidad del derecho de propiedad, entre muchas otros causas; tienen graves consecuencia e influye significativamente en algunos individuos, no solamente para tomar la decisión de emigrar, sino que en condiciones particulares hasta solicitar asilo en diversas partes del mundo, entre ellas, EE.UU.
Las circunstancias que viven cada día los venezolanos, seguirán reflejándose en el incremento de estas estadísticas, que en algún momento alcanzarán su punto máximo. Esperemos que ese punto llegue lo más pronto posible.

Crecimiento exponencial de los asilos solicitados por venezolanos en EE.UU.

Jhoner Perdomo indica cómo han crecido de manera exponencial las solicitudes de asilo afirmativo por parte de venezolanos en EE.UU.

Jhoner Perdomo es estadístico y candidato a PhD en Ciencias Sociales por la Universidad Central de Venezuela.
Periódicamente, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE.UU. (USCIS, por sus siglas en inglés) divulga las cifras de solicitudes de asilo afirmativo requeridas en esa institución mensualmente por ciudadanos procedentes de cualquier parte del mundo. Esas solicitudes pueden ser aprobadas o rechazadas en primera instancia de acuerdo a las evidencias presentadas por la persona; en caso de ser rechazada, la persona tiene la oportunidad de acudir a una segunda instancia de asilo defensivo frente a una corte para amparar su caso, cuyos resultados en ambos casos puede ser finalmente la aceptación, rechazo o hasta la deportación. Pero, sea aceptada o rechazada el asilo afirmativo o el asilo defensivo, las estadísticas de ese “resultado” pueden estar desfasadas en el tiempo en el cual se “solicitaron”. Por ejemplo, las aceptadas en febrero 2016 pudieron ser solicitudes entre los tres años y cinco meses anteriores, por lo cual basarse en sus resultados puede borrar las coyunturas de sus causas.


Monday, August 15, 2016

Los venezolanos cruzan a Colombia en masa en busca de artículos básicos

Los venezolanos cruzan a Colombia en masa en busca de artículos básicos

Por Kejal Vyas
CÚCUTA, Colombia—La cruzada de Marisol Sayago por encontrar papel higiénico empezó casi al amanecer con un viaje en autobús de más de 60 kilómetros a través de una ondulante carretera en medio de montañas que llevan a Cúcuta, un centro comercial colombiano cerca de la frontera.
Al igual que miles de venezolanos sin posibilidad de encontrar alimentos y artículos de aseo básicos debido al colapso económico de la nación petrolera, Sayago, una jubilada de 65 años de San Cristóbal, viajó a esta ciudad para hacer unas compras modestas, después de que los dos países vecinos acordaran abrir el sábado la frontera de 2.200 kilómetros, un año después de que Venezuela ordenara su cierre.


“Esta es mi salvación”, dijo Sayago, mientras sostenía un paquete de 15 rollos de papel higiénico y una bolsa de azúcar. Eso, dijo, es lo único que puede comprar con una pensión mensual equivalente a US$15, debido al colapso del bolívar.
“No es económico, pero ¿qué más puedo hacer?”, preguntó Sayago. “Allá no se consigue nada”, dijo señalando Venezuela.
La decisión del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de reabrir la frontera con Colombia les otorga a sus compatriotas un salvavidas que les permite viajar a territorio vecino y comprar lo que necesitan. Como parte de un plan anunciado por los presidentes de los dos países de normalizar gradualmente el flujo de personas, cinco puntos fronterizos fueron abiertos el sábado. En un mes, se permitirá el cruce de vehículos.
Pero por ahora, el tráfico es sólo peatonal, lo que significa que para los 54.000 venezolanos que cruzaron este fin de semana, lo que pudieron llevar a casa dependió no sólo del dinero que tenían, sino de cuánto fueron capaces de cargar.
“Muchos venezolanos de la tercera edad no pueden hacer esto”, dijo María Cardoso, una ama de casa de 34 años, que empujaba una carretilla de suministros para ella y sus vecinos por el Puente Internacional Simón Bolívar que separa los dos países.
Por años, el comercio de bienes legales y de contrabando ha florecido entre los dos países, impulsado por traficantes que llevan al mercado colombiano bienes baratos subsidiados por el gobierno socialista de Venezuela para venderlos con una significativa ganancia.
Pero en agosto del año pasado, Maduro ordenó el cierre de la frontera, culpando a los colombianos por la escasez de alimentos, el colapso del bolívar, los problemas de delincuencia y el narcotráfico que sufre Venezuela.
“Estoy diciendo la verdad”, dijo Maduro en un discurso en Agosto de 2015. “De Colombia se está viniendo toda la pobreza, toda la miseria…”.
Un año después del cierre de la frontera, las condiciones económicas en Venezuela han empeorado, una situación que los economistas dicen muestra que la raíz de los problemas del país es su propio modelo económico liderado por el estado. El Fondo Monetario Internacional dice que es probable que la economía se contraiga 10% este año, con una inflación de 700%. Largas filas se extienden desde los supermercados que son vigilados por soldados listos para calmar disturbios por alimentos casi a diario.
“Cerrar la frontera fue un error total y hasta Maduro tuvo que haberlo visto”, dijo Carlos Chacón, miembro del concejo municipal de San Antonio, una pequeña ciudad en el estado fronterizo del Táchira.
“La apertura es un paliativo para nosotros, que para ser honestos estamos más preocupados sobre cómo nos vamos a limpiar el culo”, dijo Chacón, en referencia a la escasez de papel higiénico que se ha convertido en un símbolo de los problemas venezolanos.
Los venezolanos se abalanzaron a la frontera en busca de todo, desde arroz y autopartes hasta medicinas para el corazón, muchos con maletines vacíos que esperaban llenar de bienes. En la tarde del sábado, algunos cruzaban de regreso a Venezuela con llantas de autos colgando de cada hombro.
En el centro comercial Alejandría, venezolanos con fajos de devaluados bolívares hacían fila en casas de cambio para convertirlos en unos pocos pesos colombianos. Las transacciones de divisas simples están prohibidas en Venezuela, donde el gobierno restringe el acceso a monedas extranjeras. Otros, que evitaron llevar grandes cantidades de efectivo vendían anillos y cadenas de oro en las tiendas de empeño de Cúcuta para financiar sus compras.
Después de cruzar el puente en la mañana del sábado, los venezolanos fueron recibidos por soldados colombianos sonrientes y un grupo musical militar en lo que parecía ser una campaña total de las autoridades de Colombia para cautivar a sus vecinos. Para marcar la ocasión, equipos de fútbol de los dos países, Deportivo Cúcuta y Deportivo Táchira, jugaron un partido amistoso en la noche del sábado.
De todas formas, los funcionarios de inmigración de colombianos pidieron a los venezolanos que no se apresuraran. “La apertura de frontera es permanente, así que no necesariamente debe ingresar este fin de semana”, informó en su cuenta de Twitter la oficina de migración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia.
Las autoridades están tratando de evitar una repetición de la ola de más de 120.000 consumidores venezolanos que ingresaron a Colombia durante dos aperturas temporales de la frontera el mes pasado.
El sábado, los supermercados de Cúcuta estaban bien abastecidos en preparación para la reapertura.
“El comercio se ha reactivado”, dijo Javier Acuña, administrador del supermercado El Ideal. Limpiándose el sudor de la frente después de reabastecer los estantes con fríjoles y pañales toda la mañana, Acuña dijo que esperaba un impulso en su negocio, que experimentó un descenso de 15% en sus ingresos durante el cierre de la frontera.
Sin embargo, la mayoría de la gente en la fila de la registradora del supermercado de Acuña tenía apenas unos pocos artículos en sus carritos. “Estoy comprando lo que pueda, que no es mucho”, dijo Richard Osorio, quien había viajada más de 320 kilómetros desde el estado venezolano de Mérida.
Durante el anuncio de la reapertura de la frontera con el presidente colombiano Juan Manuel Santos, Maduro dijo el jueves que el paso representaba “un nuevo comienzo de las relaciones económicas y comerciales”, basado en lo que llamó respeto mutuo.
Sin embargo, la Federación Nacional de Comerciantes en Colombia dijo que sólo habría un pequeño impulso para las empresas colombianas. Los venezolanos que cruzaron la frontera para comprar durante la apertura a mediados de julio gastaron en promedio menos de US$20 cada uno, según un análisis de Fenalco.
Para Sayago, la jubilada venezolana, la apertura de la frontera no soluciona muchos de sus problemas diarios. Pero dice que está feliz de tener una opción de cruzar la frontera cuando lo necesite. “Regreso en un mes para comprar más”, dijo

Los venezolanos cruzan a Colombia en masa en busca de artículos básicos

Los venezolanos cruzan a Colombia en masa en busca de artículos básicos

Por Kejal Vyas
CÚCUTA, Colombia—La cruzada de Marisol Sayago por encontrar papel higiénico empezó casi al amanecer con un viaje en autobús de más de 60 kilómetros a través de una ondulante carretera en medio de montañas que llevan a Cúcuta, un centro comercial colombiano cerca de la frontera.
Al igual que miles de venezolanos sin posibilidad de encontrar alimentos y artículos de aseo básicos debido al colapso económico de la nación petrolera, Sayago, una jubilada de 65 años de San Cristóbal, viajó a esta ciudad para hacer unas compras modestas, después de que los dos países vecinos acordaran abrir el sábado la frontera de 2.200 kilómetros, un año después de que Venezuela ordenara su cierre.

Thursday, August 11, 2016

Venezolanos viajan más de 12 horas hasta Brasil para comprar comida

Por la escasez por las políticas económicas de Nicolás Maduro los venezolanos viajan hasta 36 horas para comprar comida

Nicolás Maduro y sus políticas económicas provocan escasez en Venezuela. (Portafolio)
Nicolás Maduro y sus políticas económicas provocan escasez en Venezuela (Portafolio)
Los venezolanos que están buscando vías de escape de su disfuncional economía socialista están inundando el remoto pueblo brasileño de Pacaraima, en busca de productos básicos que son prohibitivamente caros en casa o sólo disponibles después de horas de espera en enormes filas.
Los compradores han estado haciendo el viaje desde hace meses principalmente desde la ciudad industrial de Puerto Ordaz, viaje que en autobús puede tomar 12 horas, pero últimamente también están llegando desde regiones más remotas. Cada vez más venezolanos se quejan de que la escasez y las largas colas les prohíben hacer tres comidas diarias.
Los bajos precios del petróleo y los enormes costos de servicio de la deuda han dejado al país sin dólares para importar suficientes bienes, mientras los controles de precios y de divisas han paralizado la industria local.



La oposición culpa al presidente Nicolás Maduro de la crisis e intenta deshacer su dictadura a través de un referéndum revocatorio, el mandatario alega que es víctima de una “guerra económica” liderada por Estados Unidos.
Today: Venezuelans crossing the border to buy food in Colombia.,

Las puertas que se abren y cierran para los venezolanos

Presionadas por los residentes, después de que Maduro cerró la frontera occidental con Colombia el año pasado, las autoridades venezolanas permitieron el paso temporal de cientos de miles de personas, pero desde Bogotá se dijo que no permitiría más de estas reaperturas luego de una avalancha de más de 100.000 compradores a ciudades colombianas.
La frontera con Brasil, sin embargo, nunca se cerró. En Pacaraima, conocida por los venezolanos como “La Línea”, porque está inmediatamente al otro lado de la frontera, las tiendas de comestibles -y hasta de autopartes y animales- ahora están inundadas de pilas de sacos de arroz, azúcar y harina.
“Es un buen negocio, pero el precio de todo en Boa Vista está subiendo”, dijo Mauricio Macedo, de 26 años, en referencia a la capital del estado Roraima, de donde forma parte Pacaraima. En Pacaraima, el azúcar y arroz se venden hasta 45 % menos del precio de mercado negro de Venezuela, por lo que vale la pena el viaje a pesar de lo ajetreado.
El empleado público José Lara utilizó parte de sus vacaciones este mes para tomar un largo viaje en autobús a través de las vastas sabanas del sur de Venezuela, pero el viaje fue todo menos divertido. Lara tomó un bus durante la noche y, luego, una camioneta pick-up para cruzar la frontera hacia el vecino Brasil en un viaje de 36 horas para comprar alimentos básicos, que son escasos en la Venezuela en crisis.
“Ya los trabajadores no pueden ni disfrutar sus vacaciones. Mira dónde estoy. Comprando comida para mis hijos”, dijo Lara, de 40 años, mientras se preparaba para cargar paquetes de 30 kilos de arroz y harina en un autobús.
Fuentes: Reuters

Venezolanos viajan más de 12 horas hasta Brasil para comprar comida

Por la escasez por las políticas económicas de Nicolás Maduro los venezolanos viajan hasta 36 horas para comprar comida

Nicolás Maduro y sus políticas económicas provocan escasez en Venezuela. (Portafolio)
Nicolás Maduro y sus políticas económicas provocan escasez en Venezuela (Portafolio)
Los venezolanos que están buscando vías de escape de su disfuncional economía socialista están inundando el remoto pueblo brasileño de Pacaraima, en busca de productos básicos que son prohibitivamente caros en casa o sólo disponibles después de horas de espera en enormes filas.
Los compradores han estado haciendo el viaje desde hace meses principalmente desde la ciudad industrial de Puerto Ordaz, viaje que en autobús puede tomar 12 horas, pero últimamente también están llegando desde regiones más remotas. Cada vez más venezolanos se quejan de que la escasez y las largas colas les prohíben hacer tres comidas diarias.
Los bajos precios del petróleo y los enormes costos de servicio de la deuda han dejado al país sin dólares para importar suficientes bienes, mientras los controles de precios y de divisas han paralizado la industria local.


Monday, August 8, 2016

Venezolanos: la pregunta que en el Aeropuerto de Miami podría llevarlos a la cárcel

Venezolanos: la pregunta que en el Aeropuerto de Miami podría llevarlos a la cárcel

El Centro de Detención de Krome, donde pueden ser enviados los venezolanos que pidan asilo político en el Aeropuerto Internacional de Miami.
Por Antonio María Delgado
El empresario venezolano venía a comprar mercancía para reponer sus agotados inventarios y quizás asesorarse con un abogado sobre cómo emigrar a Estados Unidos.
Pero lo que obtuvo al bajarse del avión fue un boleto para ir directo a la cárcel e ingresar en un laberinto legal del cual aún no logra salir pese haberle costado más de $15,000, que a duras penas sus familiares lograron reunir en Venezuela.
¿Su crimen? Haber respondido “sí” después de mucha insistencia por parte del funcionario en el Aeropuerto Internacional de Miami a la pregunta: “¿Tiene usted miedo de vivir en Venezuela”.
La pregunta –a la que una mayoría de venezolanos, de ser honestos, respondería afirmativamente dada la alta criminalidad, la represión del régimen de Nicolás Maduro y la violencia política que impera en el país– es usada como una prueba de ácido por los oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) para tratar de identificar, a la puerta de entrada a Estados Unidos, quiénes de los pasajeros en la fila están contemplando pedir asilo político.


El tema es que una solicitud de asilo manifestada ante las autoridades del CBP en el Aeropuerto conduce directamente a un centro de detención, para iniciar desde allí el trámite bajo condiciones muy precarias que frecuentemente aseguran su fracaso, explicó el abogado de inmigración Wilfredo Allen.
“Si la persona llega al Aeropuerto y pide el asilo político, entonces da inicio a una cadena de eventos que le juegan en contra. Le van a detener, le va a mandar al Centro de Detención de Krome, o lo van a mandar a BTC [Broward Transitional Center]”, Allen
Y desde esos centros de inmigración es muy difícil y costoso trabajar. El juez no tiene que otorgar derecho a fianza a los solicitantes y el número de entrevistas para demostrar la vital condición de “miedo creíble” para el solicitante pasa de dos a solo uno.
Y la situación es particularmente difícil para los venezolanos recluidos en BTC, centro donde opera un juez de inmigración sumamente estricto, manifestaron abogados.
Una solicitud de asilo manifestada ante las autoridades del CBP en el aeropuerto conduce directamente a un centro de detención
El Nuevo Herald conversó con más de media docena de venezolanos que fueron arrestados este año en el Aeropuerto y trasladados a BTC tras admitir que tenían miedo en su país de origen. Parte de sus testimonios aparecerán en una segunda entrega a ser publicada la próxima semana.
Algunos de ellos habían llegado a Estados Unidos con la idea de solicitar asilo político pero no todos. Varios de los consultados dijeron que tenían pensado pasar solo algunos días en Miami y terminaron regresando a Venezuela, tras pasar algunas semanas de cautiverio.
Una pregunta que hay que responder con cautela
El comerciante –quien conversó bajo condición de anonimato– dijo que su intención era regresar a Venezuela cuando llegó a Miami en marzo, y así se lo manifestó a las autoridades de CBP cuando fue interrogado, pero eso no les importó a los funcionarios.
Había sido apartado desde que pasó a la primera taquilla de inmigración y esperó junto a otros venezolanos que se encontraban en la misma situación para ser entrevistados por otros agentes.
El comerciante había despertado la curiosidad de los agentes porque les parecía que llevaba mucha ropa en su maleta y porque posteriormente habían encontrado pistas en su celular que lo identificaban como un simpatizante de la oposición venezolana.
“‘Ah […], pero tú tienes problemas allá’, me dice el agente y yo le digo que no”, relató el comerciante en una entrevista telefónica.
“El pregunta al rato, ‘¿pero tú tienes miedo de ir a tu país?’, y le vuelvo a decir que no. Continúa la entrevista y después de otro rato insiste con la pregunta, y le digo que en realidad miedo tienen todos los venezolanos al estar en Venezuela. Y él sigue revisando, y vuelve a preguntar, ‘¿pero tu tienes miedo de ir a tu país?’, y yo le digo, sí que realmente todos los venezolanos vivimos con miedo. Ahí dice, ‘ya, no hables más’, empezó a escribir en una cuestión allí, prendió una luz roja, y a los pocos minutos llegaron dos oficiales”, narró.
Con la admisión el empresario fue catalogado como un solicitante de asilo político, situación que lo colocó bajo automática custodia de inmigración.
El comerciante, quien semanas después terminó pagando de su bolsillo una fianza de $15,000 para salir de BTC, desconocía las repercusiones de su respuesta y no sospechaba que al día siguiente sería esposado y trasladado como un delincuente a un centro de detención.
Todas las personas consultadas reportaron que se les preguntó insistentemente en el Aeropuerto si tenían miedo de vivir en Venezuela y que la entrevista terminó poco después de haber admitido que sí.
A algunos de ellos se les dio la opción de ser colocados en un avión de vuelta a Venezuela, o a ser enviados a un centro de detención para tramitar el asilo político. La mayoría de los consultados dijeron que en el Aeropuerto les habían informado incorrectamente que el proceso tomaría solo tres o cuatro días y que luego saldrían en libertad.
La pregunta es una de las tantas formuladas por los funcionarios de CBP en un intento por tratar de detectar aquellos viajeros que piensan quedarse más tiempo del legalmente previsto en Estados Unidos.
El ex agente de ICE, Tobías Roche, explicó que esa es una de las funciones principales de los agentes en el Aeropuerto, además de detectar quiénes traen más dinero del debido o quiénes tratan de contrabandear productos o drogas a Estados Unidos.
“Tener una visa no es una garantía de que te van a dejar entrar. El ingreso está bajo total discreción de las autoridades en el Aeropuerto”, advirtió Roche.
Algunos de los venezolanos consultados dijeron haber sentido durante su período de custodia que a ellos se les seleccionó indebidamente, pero funcionarios del Aeropuerto desestimaron esa opinión.
“No hay una política especial concerniente a los venezolanos”, dijo una fuente de CBP, que habló bajo condición de anonimato.
Detención y fianza
Los venezolanos que desean solicitar el asilo político cuentan con mayores probabilidades de éxito si lo hacen en libertad, una vez que ingresan a Estados Unidos, en parte porque tienen mejores probabilidades de contactar a un buen abogado que les represente y estar en libertad de recaudar las pruebas que van a necesitar para los trámites.
Allen explicó que una vez que se encuentran dentro del país, la persona tiene hasta un año para presentar su solicitud.
El trámite emprendido bajo custodia también suele ser muy costoso. Y para salir, los reclusos se ven obligados a pagar una elevada fianza, que en muchos casos ronda en el orden de los $15,000 pagados por el comerciante.
Pero ese monto podría ser mayor, dijo la abogada Alejandra Roa.
“Escuché recientemente de un caso donde un oficial le impuso a una muchacha una fianza de $15,000 y ella apeló esa decisión al juez, quien se la modificó por una finanza de $30,000”, dijo Roa, al resaltar la gran discrecionalidad que tienen los jueces y los funcionarios en los casos de inmigración.
Una vez afuera, los reclusos son obligados a usar un grillete electrónico, servicio que deben pagar de su propio bolsillo.
Los arrestos de los venezolanos se producen en momentos en que un mayor número de ellos están inmigrando hacia Estados Unidos para escapar de los graves problemas de desabastecimiento y de violencia que afligen a la nación petrolera.
Muchos de ellos apelan al asilo político. Según un estudio publicado esta semana por el Instituto Pew Research, los venezolanos presentaron un total de 10,221 asilos políticos en el período que va entre octubre del 2015 y junio del 2016.
Ese total es un incremento de 168 por ciento frente a los 3,810 casos presentados en el mismo período del año pasado.
Pero en realidad son muchos más los que están llegando de Venezuela, en un éxodo que está siendo protagonizado desesperadamente por personas muy mal asesoradas sobre los trámites y sobre las abundantes dificultades que acompañan emigrar a Estados Unidos.
Sin ayuda
José Colina, presidente de la Organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex), ve esa desesperación de sus compatriotas todos los días. Su organización es contactada por más de 200 familias al mes que ya están aquí o están pensando venirse para acá sin la debida preparación.
“Esa desesperación lleva a muchos de ellos a venirse sin informarse cómo es realmente la situación en Estados Unidos, y terminan viéndose prácticamente desguarnecidos, y sin posibilidad alguna de comenzar bien”, advirtió Colina.
Es muy frecuente encontrarse con el caso de familias completas, de padres e hijos, llegando y entrando en un hotel, con solo $400 en el bolsillo.
“Inclusive, muchos se están yendo directamente a una iglesia que hace los asilos, o trasladándose directamente a El Arepazo, bajándose del avión, creyendo que la comunidad venezolana le va a resolver el problema”, dijo Colina.
Esta escasa preparación también está creando una situación difícil para la comunidad venezolana que reside en Miami dado que no está en condiciones de brindar el apoyo que necesitan los recién llegados.
Veppex está entre las pocas ONGs de venezolanos en Miami que están tratando de brindar algo de alivio. Colina dijo que el sábado de la próxima semana su organización piensa realizar una asamblea para buscar ayuda a más de una veintena de venezolanos que se encuentran arrestados actualmente en BTC.
Pero la falta de recursos entre la comunidad local y de previsión por parte de los venezolanos que están llegando están llevando a muchas de estas familias a cambiar los graves problemas que enfrentaban en Venezuela por otros que son igual de graves.
“En muchos casos, vienen de allá desesperados porque no tienen comida, porque no hay, y terminan aquí desesperados porque sí hay comida, pero no pueden comprarla”, dijo Colina.

Venezolanos: la pregunta que en el Aeropuerto de Miami podría llevarlos a la cárcel

Venezolanos: la pregunta que en el Aeropuerto de Miami podría llevarlos a la cárcel

El Centro de Detención de Krome, donde pueden ser enviados los venezolanos que pidan asilo político en el Aeropuerto Internacional de Miami.
Por Antonio María Delgado
El empresario venezolano venía a comprar mercancía para reponer sus agotados inventarios y quizás asesorarse con un abogado sobre cómo emigrar a Estados Unidos.
Pero lo que obtuvo al bajarse del avión fue un boleto para ir directo a la cárcel e ingresar en un laberinto legal del cual aún no logra salir pese haberle costado más de $15,000, que a duras penas sus familiares lograron reunir en Venezuela.
¿Su crimen? Haber respondido “sí” después de mucha insistencia por parte del funcionario en el Aeropuerto Internacional de Miami a la pregunta: “¿Tiene usted miedo de vivir en Venezuela”.
La pregunta –a la que una mayoría de venezolanos, de ser honestos, respondería afirmativamente dada la alta criminalidad, la represión del régimen de Nicolás Maduro y la violencia política que impera en el país– es usada como una prueba de ácido por los oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) para tratar de identificar, a la puerta de entrada a Estados Unidos, quiénes de los pasajeros en la fila están contemplando pedir asilo político.

Wednesday, July 13, 2016

Qué compraron los venezolanos que cruzaron a Colombia y cuánto gastaron

La Nación

Venezolanas compran comida en Colombia ante la crisis
Venezolanas compran comida en Colombia ante la crisis. Foto: AFP
CARACAS.- Debieron disponerse de más agentes para garantizar la seguridad. Los supermercados colombianos sumaron más personal, mucho más. Se dispuso de un bus gratuito para trasladar a los venezolanos. Se tuvo en cuenta el tipo de cambio. La casilla de la frontera para comprar la moneda local parecía no dar abasto. Se abastecieron los locales antes de su llegada. Se vendió el doble de mercadería. 


Ayer, durante doce horas, el paso fronterizo entre Venezuela y Colombia fue reabierto por el propio gobierno bolivariano, que habilitó así aunque sin admitirlo a que los ciudadanos puedan cruzar al país vecino y obtener allí los productos que en su país no encuentran, a causa de la extrema crisis que se vive desde hace meses, y que dejó vacías góndolas y farmacias.
En total, fueron 35 mil las personas que lograron ingresar al país vecino, que hicieron largas colas sobre la avenida sexta, en el centro de Cúcuta, de acuerdo a una nota publicada por el diario español El País. Lo hicieron con hasta dos sueldos mínimos completos en el bolsillo, algo así como 15 mil bolívares, es decir 15 dólares. Con eso, compraron papel higiénico, aceite, azúcar, harina pan, café y leche, todo para sobrevivir a la escasez que golpea al gobierno del presidente Nicolás Maduro .
En total, 35 mil venezolanos cruzaron la frontera
En total, 35 mil venezolanos cruzaron la frontera. Foto: AFP
La noticia de que el paso fronterizo podía llegar a abrirse llegó a través de las redes sociales. No estaban seguros que fuera a ocurrir, pero por las dudas y ante la desesperación fueron. Allí se encontraron con la noticia: era cierto.
Para que no ocurriesen inconvenientes, varios policías acompañaron a los venezolanos desde que entraron a Colombia. "Un operativo de 1000 hombres ha velado porque el tránsito haya sido tranquilo. No se ha producido ningún incidente", explicó Gustavo Moreno, director de la Policía fiscal aduanera. "No se ha producido ningún incidente".
Los comercios colombianos vendieron como ningún domingo. Además de hasta cuadruplicar la cantidad de empleados que suelen utilizar a diario, advirtieron que vendieron casi todo. "Sabíamos que algo podía pasar, pero no esperábamos esta llegada tan masiva. Aunque nos faltaban algunos productos por el paro de transportadores, los básicos, los que ellos compran, los teníamos", dijo David Castro, responsable del supermercado Los Montes, uno de los comercios que vendió un 190% más y que en determinados horarios decidió cerrar las puertas del local para que los venezolanos compraran con tranquilidad.
Una de las cajeras de otro de los almacenes repletos de venezolanos, El Triunfo, comentó que "todo empezó cuando abrió la trocha", uno de los caminos ilegales para cruzar, a pocos kilómetros, a un precio de unos 60.000 pesos (algo así como 20 dólares). "Hemos hecho el doble de venta. Cobramos con un recargo del 0,25", contó.
"He gastado unos 50.000 pesos (17 dólares), en San Cristóbal, a unos 30 kilómetros, ya no encuentro toallitas higiénicas ni medicamentos para el dolor de cabeza", cuenta una de las mujeres que aprovechó la apertura del paso.
Los precios
¿Cuánto pagaron por los productos que compraron? Mucho menos que en su país. Por la harina, 3.000 pesos (menos de un dólar) mientras que en el mercado negro venezolano la consiguen por unos 2,5 dólares.
Maduro ordenó el cierre de los pasos de Táchira el 19 de agosto, en el marco de una ofensiva contra el contrabando y el desabastecimiento, la devaluación del bolívar y la presencia de presuntos grupos paramilitares.
La frontera cerró cerca de las 20 hora local, dos horas después de lo anunciado. Las fuerzas de seguridad controlaron que quienes habían ingresado volvieran. Pese a la crisis, los venezolanos regresaron.
Los productos los consiguieron más baratos que en su país
Los productos los consiguieron más baratos que en su país. Foto: EFE

Qué compraron los venezolanos que cruzaron a Colombia y cuánto gastaron

La Nación

Venezolanas compran comida en Colombia ante la crisis
Venezolanas compran comida en Colombia ante la crisis. Foto: AFP
CARACAS.- Debieron disponerse de más agentes para garantizar la seguridad. Los supermercados colombianos sumaron más personal, mucho más. Se dispuso de un bus gratuito para trasladar a los venezolanos. Se tuvo en cuenta el tipo de cambio. La casilla de la frontera para comprar la moneda local parecía no dar abasto. Se abastecieron los locales antes de su llegada. Se vendió el doble de mercadería.