Venezolanos: la pregunta que en el Aeropuerto de Miami podría llevarlos a la cárcel
Por Antonio María Delgado
El empresario venezolano venía a comprar
mercancía para reponer sus agotados inventarios y quizás asesorarse con
un abogado sobre cómo emigrar a Estados Unidos.
Pero lo que obtuvo al bajarse del avión
fue un boleto para ir directo a la cárcel e ingresar en un laberinto
legal del cual aún no logra salir pese haberle costado más de $15,000,
que a duras penas sus familiares lograron reunir en Venezuela.
¿Su crimen? Haber respondido “sí”
después de mucha insistencia por parte del funcionario en el Aeropuerto
Internacional de Miami a la pregunta: “¿Tiene usted miedo de vivir en
Venezuela”.
La pregunta –a la que una mayoría de
venezolanos, de ser honestos, respondería afirmativamente dada la alta
criminalidad, la represión del régimen de Nicolás Maduro y la violencia
política que impera en el país– es usada como una prueba de ácido por
los oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por
sus siglas en inglés) para tratar de identificar, a la puerta de
entrada a Estados Unidos, quiénes de los pasajeros en la fila están
contemplando pedir asilo político.
El tema es que una solicitud de asilo
manifestada ante las autoridades del CBP en el Aeropuerto conduce
directamente a un centro de detención, para iniciar desde allí el
trámite bajo condiciones muy precarias que frecuentemente aseguran su
fracaso, explicó el abogado de inmigración Wilfredo Allen.
“Si la persona llega al Aeropuerto y
pide el asilo político, entonces da inicio a una cadena de eventos que
le juegan en contra. Le van a detener, le va a mandar al Centro de Detención de Krome, o lo van a mandar a BTC [Broward Transitional Center]”, Allen
Y desde esos centros de inmigración es
muy difícil y costoso trabajar. El juez no tiene que otorgar derecho a
fianza a los solicitantes y el número de entrevistas para demostrar la
vital condición de “miedo creíble” para el solicitante pasa de dos a
solo uno.
Y la situación es particularmente
difícil para los venezolanos recluidos en BTC, centro donde opera un
juez de inmigración sumamente estricto, manifestaron abogados.
Una solicitud de asilo manifestada ante las autoridades del CBP en el aeropuerto conduce directamente a un centro de detención
El Nuevo Herald conversó con más de
media docena de venezolanos que fueron arrestados este año en el
Aeropuerto y trasladados a BTC tras admitir que tenían miedo en su país
de origen. Parte de sus testimonios aparecerán en una segunda entrega a
ser publicada la próxima semana.
Algunos de ellos habían llegado a
Estados Unidos con la idea de solicitar asilo político pero no todos.
Varios de los consultados dijeron que tenían pensado pasar solo algunos
días en Miami y terminaron regresando a Venezuela, tras pasar algunas
semanas de cautiverio.
Una pregunta que hay que responder con cautela
El comerciante –quien conversó bajo
condición de anonimato– dijo que su intención era regresar a Venezuela
cuando llegó a Miami en marzo, y así se lo manifestó a las autoridades
de CBP cuando fue interrogado, pero eso no les importó a los
funcionarios.
Había sido apartado desde que pasó a la
primera taquilla de inmigración y esperó junto a otros venezolanos que
se encontraban en la misma situación para ser entrevistados por otros
agentes.
El comerciante había despertado la
curiosidad de los agentes porque les parecía que llevaba mucha ropa en
su maleta y porque posteriormente habían encontrado pistas en su celular
que lo identificaban como un simpatizante de la oposición venezolana.
“‘Ah […], pero tú tienes problemas
allá’, me dice el agente y yo le digo que no”, relató el comerciante en
una entrevista telefónica.
“El pregunta al rato, ‘¿pero tú tienes
miedo de ir a tu país?’, y le vuelvo a decir que no. Continúa la
entrevista y después de otro rato insiste con la pregunta, y le digo que
en realidad miedo tienen todos los venezolanos al estar en Venezuela. Y
él sigue revisando, y vuelve a preguntar, ‘¿pero tu tienes miedo de ir a
tu país?’, y yo le digo, sí que realmente todos los venezolanos vivimos
con miedo. Ahí dice, ‘ya, no hables más’, empezó a escribir en una
cuestión allí, prendió una luz roja, y a los pocos minutos llegaron dos
oficiales”, narró.
Con la admisión el empresario fue
catalogado como un solicitante de asilo político, situación que lo
colocó bajo automática custodia de inmigración.
El comerciante, quien semanas después
terminó pagando de su bolsillo una fianza de $15,000 para salir de BTC,
desconocía las repercusiones de su respuesta y no sospechaba que al día
siguiente sería esposado y trasladado como un delincuente a un centro de
detención.
Todas las personas consultadas
reportaron que se les preguntó insistentemente en el Aeropuerto si
tenían miedo de vivir en Venezuela y que la entrevista terminó poco
después de haber admitido que sí.
A algunos de ellos se les dio la opción
de ser colocados en un avión de vuelta a Venezuela, o a ser enviados a
un centro de detención para tramitar el asilo político. La mayoría de
los consultados dijeron que en el Aeropuerto les habían informado
incorrectamente que el proceso tomaría solo tres o cuatro días y que
luego saldrían en libertad.
La pregunta es una de las tantas
formuladas por los funcionarios de CBP en un intento por tratar de
detectar aquellos viajeros que piensan quedarse más tiempo del
legalmente previsto en Estados Unidos.
El ex agente de ICE, Tobías Roche,
explicó que esa es una de las funciones principales de los agentes en el
Aeropuerto, además de detectar quiénes traen más dinero del debido o
quiénes tratan de contrabandear productos o drogas a Estados Unidos.
“Tener una visa no es una garantía de
que te van a dejar entrar. El ingreso está bajo total discreción de las
autoridades en el Aeropuerto”, advirtió Roche.
Algunos de los venezolanos consultados
dijeron haber sentido durante su período de custodia que a ellos se les
seleccionó indebidamente, pero funcionarios del Aeropuerto desestimaron
esa opinión.
“No hay una política especial concerniente a los venezolanos”, dijo una fuente de CBP, que habló bajo condición de anonimato.
Detención y fianza
Los venezolanos que desean solicitar el
asilo político cuentan con mayores probabilidades de éxito si lo hacen
en libertad, una vez que ingresan a Estados Unidos, en parte porque
tienen mejores probabilidades de contactar a un buen abogado que les
represente y estar en libertad de recaudar las pruebas que van a
necesitar para los trámites.
Allen explicó que una vez que se encuentran dentro del país, la persona tiene hasta un año para presentar su solicitud.
El trámite emprendido bajo custodia
también suele ser muy costoso. Y para salir, los reclusos se ven
obligados a pagar una elevada fianza, que en muchos casos ronda en el
orden de los $15,000 pagados por el comerciante.
Pero ese monto podría ser mayor, dijo la abogada Alejandra Roa.
“Escuché recientemente de un caso donde
un oficial le impuso a una muchacha una fianza de $15,000 y ella apeló
esa decisión al juez, quien se la modificó por una finanza de $30,000”,
dijo Roa, al resaltar la gran discrecionalidad que tienen los jueces y
los funcionarios en los casos de inmigración.
Una vez afuera, los reclusos son obligados a usar un grillete electrónico, servicio que deben pagar de su propio bolsillo.
Los arrestos de los venezolanos se
producen en momentos en que un mayor número de ellos están inmigrando
hacia Estados Unidos para escapar de los graves problemas de
desabastecimiento y de violencia que afligen a la nación petrolera.
Muchos de ellos apelan al asilo
político. Según un estudio publicado esta semana por el Instituto Pew
Research, los venezolanos presentaron un total de 10,221 asilos
políticos en el período que va entre octubre del 2015 y junio del 2016.
Ese total es un incremento de 168 por ciento frente a los 3,810 casos presentados en el mismo período del año pasado.
Pero en realidad son muchos más los que
están llegando de Venezuela, en un éxodo que está siendo protagonizado
desesperadamente por personas muy mal asesoradas sobre los trámites y
sobre las abundantes dificultades que acompañan emigrar a Estados
Unidos.
Sin ayuda
José Colina, presidente de la
Organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex),
ve esa desesperación de sus compatriotas todos los días. Su
organización es contactada por más de 200 familias al mes que ya están
aquí o están pensando venirse para acá sin la debida preparación.
“Esa desesperación lleva a muchos de
ellos a venirse sin informarse cómo es realmente la situación en Estados
Unidos, y terminan viéndose prácticamente desguarnecidos, y sin
posibilidad alguna de comenzar bien”, advirtió Colina.
Es muy frecuente encontrarse con el caso
de familias completas, de padres e hijos, llegando y entrando en un
hotel, con solo $400 en el bolsillo.
“Inclusive, muchos se están yendo
directamente a una iglesia que hace los asilos, o trasladándose
directamente a El Arepazo, bajándose del avión, creyendo que la
comunidad venezolana le va a resolver el problema”, dijo Colina.
Esta escasa preparación también está
creando una situación difícil para la comunidad venezolana que reside en
Miami dado que no está en condiciones de brindar el apoyo que necesitan
los recién llegados.
Veppex está entre las pocas ONGs de
venezolanos en Miami que están tratando de brindar algo de alivio.
Colina dijo que el sábado de la próxima semana su organización piensa
realizar una asamblea para buscar ayuda a más de una veintena de
venezolanos que se encuentran arrestados actualmente en BTC.
Pero la falta de recursos entre la
comunidad local y de previsión por parte de los venezolanos que están
llegando están llevando a muchas de estas familias a cambiar los graves
problemas que enfrentaban en Venezuela por otros que son igual de
graves.
“En muchos casos, vienen de allá
desesperados porque no tienen comida, porque no hay, y terminan aquí
desesperados porque sí hay comida, pero no pueden comprarla”, dijo
Colina.
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