Andrea Rondón Garcíay Gerardo Caprav explican por qué los disturbios y saqueos en el estado de Bolívar no pueden ser considerados como el resultado de un orden espontáneo en ausencia del Estado, sino todo lo contrario.
Recientemente se produjeron disturbios, saqueos, incluso muertos en el estado Bolívar (el estado más grande del país). Algunos consideraron que este era el momento para que los anarcocapitalistas reflexionarán ante la ausencia del Estado que estábamos presenciando con los disturbios del estado Bolívar. Otros incluso consideraron que estábamos viendo a la masa actuando en el puro estado de espontaneidad. Con los dos hijos intelectuales de Ludwig von Mises, Murray Rothbard y Friedrich A. Hayek, damos respuesta a ambas falacias (errores de razonamiento).
En primer lugar, lo ocurrido en Bolívar no puede compararse con anarquismo o la propuesta de los anarcocapitalistas. A título de ejemplo (porque hay autores anteriores), con obras como Hacia una nueva libertad de Murray Rothbard, se deja claro que la anarquía es entendida como la eliminación del Estado y la protección de la soberanía del individuo por medio de la propiedad privada y el libre mercado.
Pero lo que es más importante para responder la primera falacia, desde el anarcocapitalismo se propone desplazar al Estado como poder central y lograr que la sociedad se organice mediante acuerdos libres y voluntarios. El anarcocapitalismo aboga por el gobierno/autoridad/árbitro privado (para conocer de forma sencilla esta corriente consultar: Ricardo Connett).
En segundo lugar, lo ocurrido en Bolívar no es la masa actuando espontáneamente, es el resultado de regulaciones económicas asfixiantes que han llevado todo al límite. Los saqueos son una evidente violación de la propiedad privada, que nunca podrá justificarse. Pero esto no tiene nada que ver con un orden espontáneo, que puede entenderse como procesos sociales en el que interactúan varios individuos (número indeterminado), cada uno con fines y propósitos, sin sujeción a nadie en particular pero sí a ciertas normas de carácter abstracto y universal que permiten una coordinación para alcanzar esos fines y propósitos (la mejor forma de cooperación social es el mercado por ejemplo).
En segundo lugar, lo ocurrido en Bolívar no es la masa actuando espontáneamente, es el resultado de regulaciones económicas asfixiantes que han llevado todo al límite. Los saqueos son una evidente violación de la propiedad privada, que nunca podrá justificarse. Pero esto no tiene nada que ver con un orden espontáneo, que puede entenderse como procesos sociales en el que interactúan varios individuos (número indeterminado), cada uno con fines y propósitos, sin sujeción a nadie en particular pero sí a ciertas normas de carácter abstracto y universal que permiten una coordinación para alcanzar esos fines y propósitos (la mejor forma de cooperación social es el mercado por ejemplo).
El diagnóstico no puede ser que lo que está viviendo actualmente Venezuela, específicamente las zonas con saqueos y disturbios es ausencia de Estado, porque es precisamente lo contrario.
Desde Camino de servidumbre (1944), Hayek advierte que la toma de medidas económicas con ánimos de centralizar y planificar inevitablemente conduce a un totalitarismo en lo político y en La fatal arrogancia, errores del socialismo (1988) denuncia que el socialismo es todo intento sistemático de diseñar u organizar, total o parcialmente, mediante medidas coactivas de ingeniería social, el mercado y la sociedad.
Venezuela es el mejor ejemplo desde hace 18 años de las intenciones de dirigir la sociedad, la economía y al individuo con medidas como el control de cambio, control de precios, ataques de las más variadas formas a la propiedad privada, la consolidación de un Estado patrimonial, la sustitución de la voluntad privada por un ente centralizado.
Si el diagnóstico es errado la propuesta también. Desde la perspectiva liberal, específicamente desde la Escuela Austríaca de Economía debemos tener por norte la reafirmación del individuo; la libertad como valor absoluto; rechazo a la democracia y al Estado ilimitados. La propuesta debe ser más confianza en el individuo y mayor desconfianza en el Estado.
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