Por Roberto Cachanosky
Dicen que mucha gente afirma que estaba
mejor con los Kirchner que ahora. ¿Es cierta esta afirmación en caso que
haya gente que afirme que estaban mejor con los Kirchner? Mi respuesta
es sí pero basado en una ficción.
Veamos, durante 12 años el kirchnerismo
utilizó, para estimular el consumo artificial, además del viento de
cola, el stock de capital existente. Nos confiscó nuestros ahorros en
las AFJP y usó esos ahorros de largo plazo para financiar el consumo
artificial. Limitó las exportaciones de carne e hizo que la carne fuera
artificialmente barata pero a costas de consumirnos 12 millones de
cabezas de stock ganadero, por eso hoy cuesta una fortuna hacer un
asado. Frenó los aumentos de tarifas de los servicios públicos dejando
que se cayera el sistema energético. Lo que la gente dejaba de pagar por
la cuenta de luz, lo destinaba a pagar la cuota del celular y los
ejemplos al respecto pueden seguir.
Supongamos que vendo mi casa y el auto y
me voy 1 año de viaje por Europa disfrutando de los mejores hoteles,
restaurantes y comodidades. Cuando se me acaba la plata vuelvo a la
Argentina y no tengo dónde ir a vivir, no tengo auto y encima me tengo
que poner a trabajar. ¿Estaba mejor cuándo estaba en Europa? Obvio, lo
que no cuento es cómo financié ese viaje y la ficción que fue vivir sin
trabajar durante un año. Eso es lo que hizo el kircherismo. Reventó el
stock de capital acumulado, además de destruir impositivamente a un
sector de la sociedad, para financiar una fiesta de consumo artificial.
Entonces ahora puede ser que algún despistado diga que antes estábamos
mejor, lo que no dice es que esa forma de consumir no era sostenible en
el tiempo. Que recurrieron a una gran ficción y que si hubiese ganado
las elecciones el kirchnerismo o Cristina Fernández hubiese seguido en
el poder, estaríamos peor que ahora (ver el caso Venezuela con el
chavismo) y camino a una sistema cada vez más autoritario. La Argentina
hubiese sido un calco de lo que describe von Hayek en Camino de
Servidumbre.
De manera que si bien es cierto que con
el kirchnerismo Argentina era una fiesta, era una fiesta que no podía
seguir eternamente. Me parece que esto es lo que le falta explicar a la
gente de Cambiemos. Transmitir con sencillez porque la gente cree que
antes se vivía mejor que ahora.
De lo anterior no se desprende que yo
coincida con la política económica del macrismo. Si bien el macrismo
quitó las medidas económicas más guarangas que había dejado el
kirchnerismo, como el cepo, la deuda con los holdouts, los controles de
precios, etc., claramente no se animó ni a corregir los precios
relativos (sigue regulando el tipo de cambio vía la tasa de interés), ni
a hacer una reforma impositiva de fondo, ni a encarar una reforma del
estado, ni a proponer una reforma laboral. Obviamente que no estoy
diciendo que todas estas medidas estructurales tendría que haberse hecho
en los casi 11 meses que lleva el macrismo en el poder, pero tampoco
quedarse paralizados o incluso profundizar las medidas k como cuando
funcionarios del gobierno se enorgullecen de que ahora hay más planes
sociales que en la era k.
Mi punto es que hoy estamos peor que en
la era k porque la era k fue una ficción de consumo, pero podríamos
estar no tan mal si Macri hubiese elegido otro camino que el progresismo
por el que optó.
Acá hay un dato que es relevante que el
gobierno no quiere hacerse cargo que es que a Macri le vendieron el
cuento de que es posible esquivar cualquier reforma y baja del gasto
público. Le vendieron que por un efecto mágico la economía va a crecer
y, por lo tanto, el gasto público va a disminuir su peso sobre el sector
privado. Nada indica que ese efecto mágico vaya a producirse. Este
gasto público aplasta y asfixia al sector privado sin dejarlo producir.
Recordemos que la contrapartida del gasto público es la carga
impositiva, el endeudamiento interno que genera el desplazamiento del
sector privado del mercado crediticio, el endeudamiento externo que hace
caer el tipo de cambio real afectando las exportaciones o la emisión
monetaria que produce inflación.
Por ejemplo, lo que podría hacer el
gobierno es, en vez de tomar deuda para financiar el déficit fiscal o
hacer obras públicas, tomar deuda para financiar las indemnizaciones del
sector público y reducir la enorme planta de personal. Baja el gasto y
puede reducir la presión impositiva. La menor presión impositiva es un
ingrediente para crecer y con el crecimiento de largo plazo se paga la
deuda tomada para financiar la reducción del empleo público que dejó el
kirchnerismo.
Respecto a los planes sociales, se puede
utilizar la plata de fútbol para todos y algunos programas más para
financiar escuelas de artes y oficios que podrán ser manejadas por las
parroquias de cada barrio. Hoy en día faltan carpinteros, gasistas,
electricistas y mil oficios más para las cuales podrían calificar
quienes hoy reciben planes sociales. Una vez terminado el curso, podría
ganarse la vida y el estado en menos de un año empezar a recortar la
ayuda que los contribuyentes le brindan a quienes reciben un subsidio.
El que vive sin trabajar empieza a generar riqueza con su trabajo y el
contribuyente puede consumir más o ahorrar más por la menor carga
tributaria que tiene que soportar. Todos mejoran su nivel de vida, salvo
el que vivía de un subsidio si es que no le gusta trabajar.
Volviendo al tema de la deuda, a mí
entender es mucho más lógico endeudarse para sanear el sector público y
mejorar los flujos futuros de ingresos y egresos que endeudarse para
seguir sosteniendo un estado que no le sirve a nadie.
Acá lo primordial es atraer inversiones
para absorber la mano de obra que anualmente se incorpora al mercado
laboral. Además hay que generar puestos de trabajo para los que viven de
subsidios. Unos conseguirán mantenerse con los oficios que aprendan y
otros podrán ir a trabajar al sector privado al igual que los empleados
públicos.
Argentina necesita crear las condiciones
institucionales necesarias para tener una tasa de inversión del orden
del 30% del PBI de manera de crear los puestos de trabajo necesarios
para solucionar el problema de flujo (jóvenes que anualmente se
incorporan al mercado laboral) y stocks (gente que vive de subsidios y
empleo público).
En síntesis, si uno dice que en la era k
estábamos mejor, está diciendo una verdad a medias porque no aclara que
era una ficción. Por otro lado, parte de la mala situación que hoy vive
la gente es herencia del desastre que dejó el kircherismo, pero
claramente podríamos estar mucho mejor si el gobierno dejara esa
tendencia progre y se pusiera en serio a cambiar las reglas de juego
para lograr esa inversión necesaria para crear puestos de trabajo.
Mientras tanto es obvio que no vamos a
estar como estábamos en la fiesta populista k, pero se puede cambiar el
rumbo sin dejar a la gente abandonada. El tema es dejar esa manía progre
por la cual el estado “cuida” a la gente y empezar a liberar a la gente
de las ataduras que le impone el estado para que la gente pueda
desarrollar su capacidad de innovación.
Solo cuando se animen a empezar a bajar
gasto público y a reducir la carga tributaria, la economía comenzará a
transitar una senda de crecimiento de largo plazo y entonces,
seguramente con el tiempo, se podrá afirmar que estamos mejor que con el
kirchnerismo, pero en serio y no en forma artificial como en la era k.
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