por Ricardo Valenzuela
La semana pasada di a
conocer la inspiradora historia de la Republica de Cospaia, su
nacimiento, su increíble desarrollo y prosperidad, finalmente su
fallecimiento a manos del estado destructor. Quien haya leído esta
reseña pueda pensar; “eso sucedió hace muchos años y ahora vivimos otra
época.” Sin embargo, podemos informar de un
extraordinario suceso que ocurre en estos momentos en la ex-Yugoslavia.
Una autodenominada “micro nación” ha surgido y está atrayendo el interés
mundial. Liberland es
un territorio de 3 millas cuadradas (unos 5 km.) en las riberas del
Danubio, entre Croacia y Serbia. La pequeña parcela no ha sido reclamada
por ninguna de estas dos naciones y el político libertario, Vít Jedlička, ha puesto su bandera en ella bautizándola como Liberland.
Vit Jedicka, primer presidente
de Liberland, es un economista liberal-libertario de 31 años de edad,
graduado de la universidad de Praga con maestría en economía por CEVRO
Institute, en donde se han formado economistas del calibre de Hans-Hermann Hoppe,
sucesor de Rothbard como el economista libertario de EEUU. Hay gente
que identifica a Jedicka como el Thomas Jefferson europeo.
Esta nueva micro nación atrajo
ya 160 mil solicitudes de ciudadanía. Todavía no tiene Constitución y no
podemos ignorar que Croacia o Serbia pudieran intentar reclamarla como
parte de sus territorios. Pero a pesar de infinidad de problemas, la
respuesta mundial ha sido gigantesca. En este momento siguen recibiendo
miles de solicitudes de ciudadanía, en apenas cinco días de inicio de la
recepción. Juzgando el gran interés internacional, esperan las
solicitudes sigan fluyendo al mismo ritmo y ya empresas internacionales
exploran la posibilidad.
Los expertos en mercados a nivel
mundial, han ya identificado una interesante oportunidad; un
crecimiento expansivo del interés por un producto, debe indicar la
existencia de una gran demanda reprimida. Y si hay una demanda
reprimida, debe haber potencial para ese producto; si el producto no
existe, hay que fabricarlo. Y es claro que existe una gran demanda
reprimida por libertad.
El entusiasmo que provoca
Liberland nos indica que, si los modelos actuales de Estado-Nación
están irresponsablemente endeudados, son abusivos, draconianos,
opresivos, o, simplemente son ineptamente administrados, ciudadanos de
todo el mundo buscan otras alternativas. Lo que es más: Algunos de ellos
están dispuestos a invertir tiempo, dinero y esfuerzos en estas
alternativas, y estos 160 mil son los pioneros—son los precursores y
exploradores.
En esta nueva nación los
impuestos serán voluntarios y no habrá ejército ni fuerza militar
alguna. Vít Jedlička tiene pensado redactar una constitución inspirada
en la del gobierno suizo, una constitución liberadora. El objetivo es
establecerse como la #1 en el escalón de libertad económica mundial y
acelerar su desarrollo. Cualquier persona podría solicitar la
ciudadanía, a excepción de aquellos con pasado extremista, nazi o
comunista. Los fundadores son miembros del partido checo, Ciudadanos
Libres, cuyos valores se basan en el liberalismo clásico. Hay planes
para establecer un sistema de cryptocurrency, pero
habrá libertad para que circulen otras monedas. Los políticos estarán
controlados con pesadas cadenas constitucionales para no endeudar al
país.
El comunicado anunciando al
mundo la creación de Liberland reza lo siguiente: “El objetivo de los
fundadores de este nuevo estado, es construir un país donde las personas
honestas puedan vivir y prosperar sin las opresiones de gobiernos que,
alrededor del mundo, hacen la vida imposible a través de restricciones,
regulaciones, leyes arbitrarias e impuestos draconianos.” El lema del
país es: “Vive y dejar vivir”.
El área que Vít Jedlička está reclamando no es un pedazo de tierra cualquiera.
Es un territorio que disputan
ambas naciones. Si alguna de ellas tratara de intervenir de forma
agresiva, probablemente levantaría la ira de su oponente lo cual
encendería los ánimos, creando la posibilidad de un conflicto derivado
del que llevó a la desintegración de Yugoslavia en los años 90. La
opinión general es que un pedazo de tierra tan pequeño, no vale la pena
otra guerra.
Además, hay algunos precedentes históricos de este tipo de rebeliones en busca de libertad.
Siempre que hay una disputa
fronteriza entre dos naciones, se crea un vacío donde la gente puede
construir un enclave informal dentro del territorio. El mayor ejemplo de
esto en el siglo XX, fue la ciudad amurallada de Kowloon, construida
por delincuentes, refugiados y los ocupantes ilegales en un trozo de
6,4 hectáreas de tierra después de la Segunda Guerra Mundial.
Debido a que el territorio
estaba en disputa entre China y Hong Kong, entonces bajo mando
británico, existía una especie de limbo político desde hace varias
décadas. Ninguna de las partes estaba dispuesta a iniciar una
conflagración por un pedazo de tierra tan pequeño y la dejaron sola.
Conforme pasó el tiempo y más gente se trasladó allí, se hizo muy
costoso evacuarlos y sus asentamientos improvisados, por lo que ningún
país estaba dispuesto a intervenir. Finalmente fue demolida en el año
1993 y pasó a formar parte de Hong Kong.
Hay otro precedente similar que
tomó forma como, Freetown Christiania, situada en los suburbios de
Copenhague. Esta comunidad autónoma fue formada por okupas y anarquistas
en una base militar abandonada en los años 70, llamada Bådmandsstræde. A
pesar de los esfuerzos del gobierno para desalojarlos, persisten en sus
asentamientos. Nunca han obtenido reconocimiento internacional, pero
han sido exitosos para mantener una comunidad independiente, sin un
gobierno establecido y regida por asambleas.
Un caso interesante es la frontera Sonora-Arizona en donde la tribu Tohono O’odham,
resultado de la última venta de territorio mexicano conocida como
Gadsden Purchase, quedó dividida y separada entre México y los EE.UU. En
ambos lados de la frontera mantienen cientos de miles de hectáreas. En
el espacio arizonense, la tribu es considerada como nación soberana y de
esa forma operan. Se han tenido conversaciones con la etnia y han
mostrado un interés inesperado. Con sus hermanos sonorenses no se ha
tenido el mismo resultado. Pero ¿No sería algo realmente revolucionario
establecer una región soberana en este punto de la frontera? ¿Una zona
libre estilo Hong Kong?
Todas estas iniciativas
parecieran sueños imposibles. Pero ¿qué sucedería si cada vez mayor
cantidad de gente en todo el mundo se agruparan, ignoraran a sus
gobiernos corruptos, sus viejas fronteras y se organizaran para crear
sus propias naciones libres, soberanas y auto gestionadas? Recordemos
las palabras de Albert Einstein:
“Los grandes espíritus siempre encuentran violenta oposición de las mentes mediocres.”
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