¿Importan los niños colombianos?
Por Mary Anastasia O'Grady
Un juez colombiano recientemente
condenó, en ausencia, a Rodrigo Londoño Echeverri (alias Timochenko) y
Luciano Marín Arango (alias Iván Márquez), líderes de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a 13 años de prisión por
reclutar niños para una columna guerrillera.
El 18 de septiembre, el diario El Tiempo
informó del dictamen, emitido en Bucaramanga, capital del departamento
de Santanter. El periódico dijo que la columna guerrillera fue formada
en 1999, en momentos en que las FARC disfrutaban de una zona de
distensión al otro extremo del país, como parte de un gesto de buena
voluntad del entonces presidente, Andrés Pastrana, para lograr un
acuerdo de paz.
Entre noviembre de 2000 y marzo de 2001,
61 guerrilleros de esa columna fueron dados de baja en combates con el
Ejército, 25 de ellos menores de edad, según El Tiempo. El médico
forense descubrió que nueve de las niñas tenían dispositivos
intrauterinos “que revelaron los abusos sexuales a los que las menores
fueron sometidas por sus líderes guerrilleros”.
Hoy, en La Habana, los mismos dos
abusadores de menores condenados son tratados como iguales en las
negociaciones de paz con el gobierno colombiano. Las violaciones
sistemáticas de niños, usados como soldados y esclavos sexuales,
cometidos durante un conflicto armado interno son crímenes de guerra
según la Corte Penal Internacional. Sin embargo, Timochenko y Márquez
han dicho en público que nunca cumplirán una pena de cárcel. Eso
significa que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, tiene que
encontrar una forma de perdonar a estos, y muchos otros, perpetradores
de atrocidades de las FARC para llegar a un acuerdo de paz.
Cuando los terroristas islámicos de Boko
Haram secuestraron a 276 niñas nigerianas en 2014, Michele Obama usó la
alocución radial semanal de su esposo para condenar el horrible crimen.
“En estas niñas, Barack y yo vemos a nuestras propias hijas”, dijo.
“Vemos sus esperanzas, sus sueños y sólo podemos imaginar la angustia
que sus padres sienten en estos momentos”.
La primera dama estadounidense y su
esposo no han mostrado el mismo nivel de preocupación por los miles de
menores colombianos que han sido víctimas de las FARC. En cambio, EE.UU.
está respaldando la propuesta reciente de Santos que permitiría a las
FARC escapar a la responsabilidad por su explotación de menores.
El año pasado, Santos anunció que quería
que Colombia ampliara la definición de crimen político —el cual puede
ser perdonado—, para incluir el tráfico de drogas. El razonamiento es
que ya que el terrorismo de las FARC requiere dinero para comprar bombas
y armas, traficar droga es simplemente una acción política. ¿Entienden a
qué me refiero?
Un par de semanas después, su fiscal
general, Eduardo Montealegre, hizo una sugerencia similar sobre
secuestro y extorsión por parte de los guerrilleros. Ahora, el gobierno
parece querer minimizar la gravedad de lo que las FARC ha hecho contra
miles de niños, para que esos crímenes también puedan ser perdonados.
El Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar me dijo la semana pasada que no podía publicar los cálculos más
recientes del gobierno sobre el número de niños colombianos usados por
las FARC. Pero un informe del 23 de febrero en el sitio web
¬Verdadabierta.com, en parte financiado en parte por la Fundación Soros,
dijo que el instituto calculaba que había 2.263 niños y adolescentes en
las FARC.
En un artículo titulado “¿Cuántos niños
hay en la guerra?”, el sitio web indicó que la cifra del instituto
estaba cerca al cálculo de 2.000 que hizo el ministro de Defensa de
aquel entonces, Juan Carlos Pinzón. En abril, el diario El Universo
informó que las investigadoras universitarias Mónica Hurtado y Lorena
Del Castillo también calcularon que había cerca de 2.000 menores en las
filas de las FARC.
“Imagine si de repente el gobierno
exigiera la liberación de esos niños”, me dijo la semana pasada Lia
Fowler, periodista estadounidense nacida en Colombia. La reportera, que
ha escrito sobre los niños soldados para el blog en español Periodismo
sin fronteras, dijo: “La cantidad y los detalles gráficos de lo que han
vivido avivarían la indignación del público contra las FARC y cualquier
propuesta de amnistía”.
En febrero, las FARC declararon que no
tenían enlistados a niños menores de 17 años. Luego aseguraron que
sacaría de sus filas a 13 niños menores de 15 años que reconocieron
pertenecían a sus tropas. La Corte Penal Internacional considera a
menores a quienes tienen menos de18 años, pero las FARC anunciaron que
no especificarían cuántos niños entre 15 y 18 años están en sus filas.
En mayo, Pinzón rechazó esas
declaraciones: “Cada vez que hablan las FARC da la impresión de que
odian a los colombianos, el país quiere la paz pero no quiere a estos
tipos y ya es hora que dejen de engañar”. Tres semanas después, Santos
retiró a Pinzón de su cargo y lo reasignó como embajador en Washington.
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