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Saturday, July 16, 2016

Altruismo y Capitalismo son incompatibles

“Según el altruismo, debemos vivir por los demás, y deberíamos basar la sociedad en ese principio. El resultado final consistente con esa moralidad es una dictadura totalitaria, ya sea comunista o fascista”.
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(Del libro Objectively Speaking – Ayn Rand Interviewed). Respuestas de Ayn Rand a varias preguntas sobre Capitalismo y Altruismo.
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Entrevistador: Usted dice que va contra nuestros instintos el actuar altruísticamente, pero ¿no depende el capitalismo laissez-faire – la filosofía de Adam Smith, que usted defiende – de que un hombre de negocios le haga una exposición correcta de su producto al consumidor? ¿No hay contradicción entre su oposición al altruismo y un empresario que no engañe a sus clientes siempre que tenga la oportunidad de hacerlo?
Ayn Rand: En primer lugar, no creo en instintos, y nunca hablo de ellos cuando escribo sobre altruismo. En segundo lugar, yo no soy una defensora de la filosofía de Adam Smith. No creo que hay una mano invisible que lleva a los hombres al altruismo mientras persiguen sus intereses personales. Rechazo el altruismo, el servicio público y el bien común como justificación moral de la libre empresa.


El altruismo es lo que está destruyendo al capitalismo. Adam Smith fue un economista brillante; estoy de acuerdo con muchas de sus teorías económicas, pero no estoy de acuerdo con su tentativa de justificar el capitalismo por razones altruistas. Mi defensa del capitalismo está fundamentada en los derechos individuales, igual que lo hicieron los Padres Fundadores de los Estados Unidos, quienes no eran altruistas. Ellos no dijeron que el hombre debe existir por los otros; dijeron que debe buscar su propia felicidad.
Y finalmente, no es en el propio interés racional de un hombre el engañar a sus clientes. Cuanto más competente es un hombre, más capaz es de planificar a largo plazo. Un empresario competente no está en el negocio de hacer una fortuna rápida y salir corriendo; su objetivo no es engañar a sus clientes una vez y luego desaparecer. Él sabe que es en su propio interés racional y práctico el hacer lo mejor que pueda económicamente: crear el mejor producto posible y venderlo al precio más bajo posible.
(1963)
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Entrevistador: Usted dice que el capitalismo requiere que el altruismo sea repudiado. Pero ¿no es cierto que el capitalismo le permite a una persona libre actuar de forma altruista? Además, ¿no son todos los actos de altruismo – el darle voluntariamente bienes y servicios a quien no se los ha ganado – moralmente errados?
Ayn Rand: La segunda parte de esta pregunta nos da una pista sobre el error de quien la formula. Él no está hablando de altruismo. “Altruismo” es un término que originó el filósofo Auguste Comte, y que ha sido usado desde su origen con el significado que Comte quería. “Altruismo” viene de la palabra latina alter, que significa “otro”. Significa poner los intereses de otros por encima de los tuyos, existir por el bien de los demás. El altruismo dice que el hombre no tiene derecho a existir por sí mismo, que el servicio a otros es la única justificación moral de su existencia, y que el auto-sacrificio es su mayor virtud. Pero quien pregunta confunde altruismo con benevolencia, cortesía y generosidad. Bajo esa definición, darle a alguien un regalo por Navidad es un acto de altruismo, pero eso es ridículo. Este tipo de “paquete conceptual” permite que los altruistas se salgan con la suya con la maldad que están perpetrando.
La esencia del altruismo es auto-sacrificio. Si haces algo para alguien y eso te perjudica a ti mismo, eso es altruismo. Pero darle voluntariamente a alguien que no se lo ha ganado, no lo es, eso es moralmente neutro. Tú puedes o no tener razones válidas para hacerlo; en principio, nadie pensaría en prohibir que se puedan dar cosas voluntariamente. El juzgar cuándo dar es apropiado depende del contexto de la situación, de la relación de las dos personas afectadas. Además, el acto de dar es el acto menos importante en la vida; no es aquí donde uno empieza la discusión sobre moralidad o política.
Ahora vamos al resto de la pregunta. Quien hace la pregunta ignora o evade la diferencia entre un principio legal y un principio moral. Legalmente, bajo el capitalismo, la propiedad de un hombre es suya, y puede hacer lo que le plazca con ella: tirarla, regalarla, disfrutarla racionalmente, etc. La moralidad tiene que ver con los principios correctos para guiar las acciones de un hombre, y por lo tanto para guiar las leyes de la sociedad. Antes de llegar a la pregunta: “¿Qué puede hacer un hombre con su propiedad?”, uno tiene que responder a la pregunta: “¿Cuáles son los derechos de un hombre? ¿Debe vivir para sí mismo o para otros?” Si, bajo el capitalismo, el estado no interfiere en cómo un hombre dispone de sus bienes, es precisamente porque el capitalismo se basa en el principio que la vida del hombre y los productos de su trabajo le pertenecen a él, que el hombre existe por su propio bien. Si no empiezas con la moralidad del auto-interés racional, entonces no hay justificación para que el estado no se meta con la propiedad de un hombre. Si un hombre no tiene el derecho a existir por su propio bien, entonces otros pueden hacer demandas sobre él; y bajo el altruismo, las hacen. Según el altruismo, debemos vivir por los demás, y deberíamos basar la sociedad en ese principio. El resultado final consistente con esa moralidad es una dictadura totalitaria, ya sea comunista o fascista.
Además, quien pregunta sólo habla de consecuencias. Cuando habla del derecho de un hombre a disponer de su propiedad, está hablando de redistribución. No le preocupa la producción, la fuente de la propiedad. Pero antes de poder discutir la distribución tenemos que hablar del derecho a producir: una vez más, aquí entra el conflicto entre altruismo y capitalismo. Para poder producir, el hombre necesita la certeza moral de que existe para sí mismo y puede actuar en su propio beneficio.
Primero, un productor usa el juicio de su mente contra las mentes de otros. Cuanto mejor la mente, más probable es que él sea un innovador, y por lo tanto, independientemente del nivel de conocimiento de una sociedad concreta, la mejor mente estará desfasada del resto de la sociedad. En una sociedad libre, nadie lo detendrá. La gente tiene derecho a estar de acuerdo con él o no, pero nadie le dirá: “La mayoría no está de acuerdo contigo, ¿quién eres tú para decir que tus ideas son superiores a las suyas?; como buen altruista, desiste”.
Segundo, el productor tiene que decidir por qué quiere producir. Antes de que tenga alguna propiedad para distribuir, tiene que decidir por qué quiere trabajar, y qué pretende hacer con su riqueza. Necesita tener derecho a producir lo que quiere, y hacer lo que quiera con los resultados, independientemente de las ideas, deseos, o necesidades de los otros, siempre aceptando que ellos tienen los mismos derechos.
Es en estas dos cuestiones – el derecho a usar tu propio juicio y el derecho a decidir cuáles son tus objetivos y actuar para conseguirlos – en las que el altruismo y el capitalismo chocan. El capitalismo no puede funcionar según una moralidad que afirma que es tu deber el servir a otros; en cuanto introduces un elemento de deber, estás en el camino del comunismo. No te preocupes con regalar cosas o con acumularlas, sino con el derecho de un hombre a vivir y a producir.

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