Los inversionistas de mercados emergentes ya han pasado por situaciones semejantes. Después de abalanzarse sobre los activos de renta fija mexicanos a inicios de 2015, han quedado decepcionados por los bajos rendimientos.
Eric Platt | Jude Webber Financial Times
Sin embargo, esta vez el peso es el principal culpable.
Pese que en febrero el Banco de México subió sorpresivamente la tasa, lo cual lo levantó brevemente, el peso es la moneda de los mercados emergentes con peor desempeño ante el dólar este año con una caída de 7 por ciento.
Ante el euro se ha desplomado 12 por ciento y en estos momentos no está lejos de sus niveles más bajos de 2016, lo que está afectando los bonos locales.
Los inversionistas extranjeros que apostaron a que la deuda denominada en pesos ofrecería una combinación de rentabilidad fija relativamente alta y falta de volatilidad en un panorama de bajas tasas de interés a nivel mundial, han sido arruinados por la debilidad de la moneda.
El mediocre primer trimestre de la economía de Estados Unidos, el mayor socio comercial de México, ha perjudicado a un peso que los inversionistas esperaban se beneficiara de una recuperación constante de esta economía.
El informe que revela débiles cifras de empleo en Estados Unidos para mayo resalta el desafío que enfrenta el peso, que después de debilitarse hasta un mínimo de 19.17 ante el dólar a principios de febrero, ahora se cotiza en aproximadamente 18.6 unidades.
“Es una economía que se ha mantenido relativamente estable, en la que se han presentado una serie de reformas estructurales”, dijo Marco Santamaria, codirector del equipo de activos múltiples de mercados emergentes de AllianceBernstein. “Pero hay cierta incertidumbre importante a causa del ciclo político en EU”, anotó. La deuda pública denominada en pesos de México ha rendido menos 15.5 por ciento desde el inicio de 2015, incluyendo una disminución de aproximadamente 5 por ciento este año, según JPMorgan. La deuda de mercados emergentes denominada en moneda doméstica en su conjunto ha avanzado 6.5 por ciento en 2016.
Mario Robles, estratega de Nomura calificó como desconcertantes los recientes movimientos del mercado en México.
Aunque las deudas locales han perdido valor, la denominada en dólares emitida por el gobierno ha conservado su atractivo, especialmente conforme los bonos emitidos en Europa y Japón se deslizan hacia territorio negativo.
Los bonos en dólares de México han ganado más de 8 por ciento, según JPMorgan, mientras que el índice bursátil del país ha aumentado casi 7 por ciento antes de contemplar las monedas.
La debilidad de la moneda también es un factor clave que impide al gobierno central y a las empresas mexicanas vender bonos en euros de forma más agresiva, señalaron inversores.
Inversionistas y estrategas creen que es probable otro aumento de la tasa si el peso cae por debajo de 19 por dólar.
El Banco de México se reunirá próximamente a finales de junio y el gobernador del banco central, Agustín Carstens le ha restado importancia a la perspectiva de un aumento antes de esa fecha.
Al final de mayo el banco central atribuyó los recortes en sus pronósticos de crecimiento a una producción industrial más lenta de lo esperado en EU y a los bajos precios del petróleo.
Economistas de Citi prevén dos alzas más en las tasas de interés de 25 puntos básicos antes de finalizar el año.
Debido a la serie de eventos que ocurrirán en los próximos meses — voto para la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, dos reuniones sobre políticas de la Reserva Federal de Estados Unidos y temores de que la debilidad en China pueda nuevamente poner nerviosos a los mercados financieros mundiales — el panorama para los mercados emergentes amenaza con oscurecerse de nuevo.
El peso — la moneda más líquida de los mercados emergentes con volúmenes diarios de 135 mil millones de dólares, según el Banco de Pagos Internacionales — a menudo se utiliza como una divisa representativa para otros mercados emergentes, lo cual podría representar otra dificultad para la moneda.
“En general, la historia de México es muy fuerte y eso es lo frustrante para los inversionistas”, dijo Andrew Stanners, un gestor de inversiones de Aberdeen Asset Management.
“Están tomando todas las medidas ortodoxas que se esperan de un banco central y administración fiscal de primer nivel y el mercado no los está recompensando realmente”.
La debilidad del peso amenaza con contaminar los bonos en moneda local durante todavía algún tiempo.
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