Los líderes de la oposición han dejado de lado sus diferencias con el fin de montar una vigorosa campaña para convencer a los votantes de que la destitución de Nicolás Maduro, quien fue elegido en 2013 para un mandato de seis años, es la única manera de evitar que el país caiga en un caos aún mayor.
Andres Schipani Financial Times
Ahora, ya recuperado, cree que el incidente demuestra cómo el gobierno socialista y sus seguidores temen que el ímpetu del llamado referendo revocatorio le ponga fin a tres turbulentos años de mandato de Maduro.
“El referendo nos ha fortalecido. La gente sabe que ahora es el momento”, dice Borges, una persona de alto rango en el partido del líder de la oposición Henrique Capriles. “Es nuestra tarea canalizar esa energía y convertirla en punto de inflexión para Venezuela”.
Ahora que el Consejo Nacional Electoral de Venezuela está próximo a anunciar si la oposición ha reunido con éxito las aproximadamente 400 mil firmas necesarias para proceder a la siguiente etapa del referéndum revocatorio, ese momento podría llegar pronto.
Los líderes de la oposición han dejado de lado sus diferencias con el fin de montar una vigorosa campaña para convencer a los votantes de que la destitución de Maduro, quien fue elegido en 2013 para un mandato de seis años, es la única manera de evitar que el país caiga en un caos aún mayor.
Venezuela, que tiene reservas de petróleo mayores que las de Arabia Saudita, se encuentra en medio de la peor crisis de su historia, azotada por una inflación galopante, una escasez agobiante y una economía que se prevé se contraiga un 10 por ciento este año.
Cientos de miles de personas se han inscrito para validar la petición de destituir a Maduro y celebrar elecciones; el esperado anuncio del consejo electoral se relaciona con la validez de esas firmas.
Si son válidas, puede comenzar la siguiente etapa del proceso. La oposición necesita recoger al menos 4 millones de nombres para activar un mecanismo equivalente a un popular voto de censura. Sin embargo, las poderosas fuerzas en Venezuela están decididas a detenerlos.
En un mensaje publicado en las redes sociales este fin de semana, Diosdado Cabello, vicepresidente del gobernante PSUV de Maduro, dijo rotundamente: “Para este año no hay tiempo ni manera de hacer ese referendo, ni una sola posibilidad”.
Capriles, excandidato presidencial quien ha encabezado el proceso del referendo, respondió que la votación debe realizarse este año, ya sea en octubre o diciembre.
“Es un derecho constitucional. No hay ningún mecanismo legal o técnico que impida hacerla este año”, dice, añadiendo que el consejo electoral, cuyos funcionarios son designados por el gobierno, está “usando cualquier truco a su alcance” para obstaculizar el proceso.
Capriles ha llamado a los venezolanos a salir a las calles el miércoles para salvaguardar la votación si el organismo electoral no anuncia una fecha para el referendo. “Con un referendo revocatorio podremos evitar una explosión. Porque cuando la gente tiene hambre, cuando lleva días sin comer, no se le puede decir que espere”, dice.
Freddy Guevara, aliado del encarcelado opositor Leopoldo López, añade: “No hay forma de resolver esta crisis con Maduro en el poder”.
Pero el temor es que la disputa por el proceso de referendo exacerbe las tensiones en un país donde el saqueo y los disturbios por los alimentos se han convertido en algo común, y donde el ejército se ha vuelto más poderoso.
El presidente de EU, Barack Obama, ha instado al gobierno venezolano a respetar el proceso democrático, incluidos los “legítimos esfuerzos de realizar un referendo revocatorio”. El gobierno de Maduro generalmente descarta las intervenciones de Washington como una injerencia imperialista.
Tal vez una señal más evidente sea que Raúl Castro, el presidente cubano y un firme aliado del socialismo venezolano, ha reconocido públicamente cómo la crisis económica está perjudicando la economía de la isla comunista.
Aunque la más reciente encuesta de Venebarómetro sugiere que el 88 por ciento de los venezolanos está a favor de la destitución del Sr. Maduro, algo fundamental sería elegir el momento oportuno.
Si la votación se realiza antes de enero, Maduro será destituido de su cargo y se convocará a elecciones. Si sucede después de esa fecha, entonces su vicepresidente, Aristóbulo Isturiz, tomará su lugar y el partido gobernante permanecerá en el poder.
En cuanto a retrasar completamente la votación, algunos creen que no es una opción, pues el mecanismo era parte de la constitución promovida por el fallecido Hugo Chávez — antecesor de Maduro — quien todavía es venerado en Venezuela.