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Monday, September 12, 2016

CARLOS ALBERTO MONTANER Trump y sus enemigos republicanos



Perciben al multimillonario como un outsider oportunista que ha destruido el clima de colaboración interna y cordialidad cívica que existió en al Partido hasta la candidatura de Mitt Romney

Una encuesta nacional de CNN coloca a Donald Trump dos puntos por encima de Hillary Clinton: 45 a 43. Dado que el margen de error es de tres puntos, los dos candidatos están prácticamente empatados.

Pero hay otro dato interesante. La mitad de los encuestados percibe a Trump como más honesto y fiable. Sólo el 35% sitúa a Hillary en esa categoría moralmente superior. Hay 15 puntos de diferencia entre ambos en este juicio ético, aunque apenas los separan 2 puntos en la preferencia de esos mismos electores.


Evidentemente, eso quiere decir que a los norteamericanos no les importa demasiado cuál de los dos candidatos creen más deshonesto o suponen que miente con más frecuencia. Ambos tienen un altísimo grado de rechazo por parte de una sociedad que mayoritariamente los califica como crooks and liars (pillos y embusteros).

Una, porque no entrega los emails supuestamente perdidos y muestra sin recato todos los síntomas del conflicto de intereses entre su condición de (ex) Secretaria de Estado y la Fundación de su marido.

El otro, porque esconde su declaración de impuestos, se alega que estafó a miles de estudiantes en la pomposamente llamada Trump University, mientras en el mundillo empresarial se le tiene por un personaje inescrupuloso que multiplicó su cuantiosa fortuna atropellando inicuamente a suministradores y colaboradores.

Parece, pues, acertada la melancólica conclusión a que llegó la analista republicana Ana Navarro, una abogada divertida y elocuente que ha sido insultada por Trump: “los republicanos eligieron al único candidato que podía perder frente a Hillary Clinton, y los demócratas a la única persona capaz de ser derrotada por Donald Trump”.

En definitiva, ¿ganará Trump o Hillary? Probablemente, triunfará Hillary. La votación general será muy reñida, pero la enrevesada ley electoral de Estados Unidos descansa en las elecciones estatales, y ahí lleva las de ganar la señora Clinton.

Se trata de obtener 270 votos electorales (la mitad más uno de los 538 electores que eligen al presidente y a su vice, seleccionados por los 50 estados de la Unión), y la candidata demócrata, de acuerdo con las proyecciones de los expertos, tendría en su haber 273.

Las elecciones, pues, se decidirán en 9 estados “indecisos” y Hillary lleva la delantera en 7 de ellos. Sólo necesita prevalecer en dos o tres estados para llegar a los míticos 270 votos.

Trump, en cambio, debe ganar en ocho para triunfar en la contienda, algo muy improbable que suceda, salvo que, literalmente, destroce a la señora Clinton en los tres debates que sostendrán ambos candidatos.

¿Por qué es tan difícil que Trump gane? Al margen del enfrentamiento de Trump con los hispanos, los negros, los gays, lesbianas y las otras inclinaciones sexuales minoritarias, más el rechazo de los blancos educados, de las mujeres convencidas de que ya es hora de que una señora sea inquilina de la Casa Blanca, a lo que se agrega la hostilidad partidista de los demócratas, debe perder, además, por la resistencia de muchos republicanos.

Estos perciben al multimillonario como un outsider oportunista que ha destruido el clima de colaboración interna y cordialidad cívica que existió en al Partido hasta la candidatura de Mitt Romney. Corazón adentro, preferirían que Trump perdiera antes de que gobierne rematadamente mal y le haga un daño irreparable al país, a los republicanos y, probablemente, al planeta.

Eso explica el rechazo público de figuras emblemáticas republicanas de la Florida como el exgobernador Jeb Bush y los congresistas Mario Díaz-Balart, Carlos Curbelo e Ileana Ros-Lehtinen, más el sordo distanciamiento del senador Marco Rubio, cuyo tibio respaldo a Trump es una hipócrita concesión que le parece indispensable para salir reelecto, como le sucede a John McCain en Arizona.

La carta firmada y divulgada a principios de agosto por 50 estrategas y policy makers republicanos sobre la incapacidad de Trump para lidiar con los asuntos internacionales, y a propósito de su carácter voluble y peligroso, unida a las críticas por su proclividad por Vladimir Putin, fue un disparo directo a la línea de flotación de Trump.

El apoyo de Carlos Gutiérrez a Hillary Clinton, ex Secretario de Comercio de George W. Bush, republicano de toda la vida, ex CEO de Kellogg, fue impactante. Persona muy competente en el terreno económico, calificó de disparatadas las ideas económicas de Trump. Por eso, en esta oportunidad, apoyaba a los demócratas. Seguía lo que su conciencia le dictaba, lo que le parecía mejor para Estados Unidos.

El proteccionismo arancelario de Trump, la política de sustitución de importaciones, (un fracasado adefesio teórico preconizado por la CEPAL en los años cincuenta), y el rechazo al comercio libre internacional (típico de naciones comunistoides subdesarrolladas como Cuba, Venezuela, Bolivia o Ecuador), le resultaban expresiones de una atrasada ideología tercermundista, impropia de la nación que encabeza a los países de libre mercado, sabedores todos de que el comercio intenso genera un clima de paz y de enriquecimiento colectivo.

Naturalmente, quedan unas ocho semanas para la cita electoral y sería una irresponsabilidad negarle totalmente a Trump la posibilidad de tener éxito. Todo es cuestión de creer en los milagros.

CARLOS ALBERTO MONTANER Trump y sus enemigos republicanos



Perciben al multimillonario como un outsider oportunista que ha destruido el clima de colaboración interna y cordialidad cívica que existió en al Partido hasta la candidatura de Mitt Romney

Una encuesta nacional de CNN coloca a Donald Trump dos puntos por encima de Hillary Clinton: 45 a 43. Dado que el margen de error es de tres puntos, los dos candidatos están prácticamente empatados.

Pero hay otro dato interesante. La mitad de los encuestados percibe a Trump como más honesto y fiable. Sólo el 35% sitúa a Hillary en esa categoría moralmente superior. Hay 15 puntos de diferencia entre ambos en este juicio ético, aunque apenas los separan 2 puntos en la preferencia de esos mismos electores.

Thursday, August 18, 2016

Republicanos de Texas prefieren separarse de EE.UU. antes que aceptar a Hillary Clinton como presidente

40% de los ciudadanos del estado sureño prefieren la secesión que vivir bajo el mandato de Clinton

(Wikipedia)
Todavía Texas continúa siendo un estado mayoritariamente conservador, y que está dispuesto a apoyar a Donald Trump. (Wikipedia)
De acuerdo con una encuesta de Public Policy Polling (PPP) publicada este martes 16 de agosto, si Hillary Clinton llega a ganar las elecciones presidenciales, tres de cinco simpatizantes del candidato del Partido Republicano, Donald Trump, en el estado de Texas, preferirían la secesión de su estado de Estados Unidos (EE.UU.), que tener vivir bajo un Gobierno de la candidata demócrata.
En el sondeo, que señala la ventaja que tiene Trump sobre Clinton en ese estado —50% apoyan al Republicano, mientras que 44% a Clinton—, se revela que 61% de los electores que apoyan a Donald Trump quieren que el estado se separe si la candidata Demócrata obtiene la presidencia.
Al determinar el porcentaje general, son 40% de los ciudadanos de Texas los que apoyarían esa opción.



Así mismo, la medición encontró que la mayoría de los residentes del estado sureño tienen una percepción negativa sobre los dos candidatos de los partidos tradicionales: 59% no ve de forma positiva a Clinton, y 53% a Trump.
Además, en los resultados de la encuesta se señala que la mayoría de los que apoyan a Donald Trump, son personas mayores de 65 años; en contraste, Hillary Clinton repasa al republicano en apoyo entre los electores más jóvenes de Texas.
Por otra parte, al tomar en cuenta a los otros candidatos independientes para las elecciones presidenciales, como al del Partido Libertario, Gary Johnson, y la candidata del Partido Verde, Jill Stein, se revela que tanto Donald Trump, como Hillary Clinton, se ven afectados.
Gary Johnson, quien se ubicó como el independiente que más apoyo recibió, obtuvo 6% en la encuesta; mientras que Jill Stein solamente 2%. En contraste, el tercer candidato que surgió —respaldado por el movimiento anti-Trump—, Evan McMullin, recibió 0% de apoyo.
Según señala la revista The Atlantic, “los Demócratas han predicho por años que Texas se tornaría a su favor, argumentando el incremento de población hispana en el estado, lo que convertiría al estado en uno competitivo, luego de años de siempre apoyar a los Republicanos”; sin embargo, la encuesta de PPP, evidencia que esto aún no ha pasado.
Todavía Trump, a pesar de los más recientes escándalos, tiene el respaldo de la mayoría, y, de esta mayoría, varios prefieren separar a Texas de la Unión, que vivir bajo un mandato de Clinton.
Fuente: The Atlantic

Republicanos de Texas prefieren separarse de EE.UU. antes que aceptar a Hillary Clinton como presidente

40% de los ciudadanos del estado sureño prefieren la secesión que vivir bajo el mandato de Clinton

(Wikipedia)
Todavía Texas continúa siendo un estado mayoritariamente conservador, y que está dispuesto a apoyar a Donald Trump. (Wikipedia)
De acuerdo con una encuesta de Public Policy Polling (PPP) publicada este martes 16 de agosto, si Hillary Clinton llega a ganar las elecciones presidenciales, tres de cinco simpatizantes del candidato del Partido Republicano, Donald Trump, en el estado de Texas, preferirían la secesión de su estado de Estados Unidos (EE.UU.), que tener vivir bajo un Gobierno de la candidata demócrata.
En el sondeo, que señala la ventaja que tiene Trump sobre Clinton en ese estado —50% apoyan al Republicano, mientras que 44% a Clinton—, se revela que 61% de los electores que apoyan a Donald Trump quieren que el estado se separe si la candidata Demócrata obtiene la presidencia.
Al determinar el porcentaje general, son 40% de los ciudadanos de Texas los que apoyarían esa opción.


Tuesday, August 16, 2016

Republicanos esbozan caso contra Hillary Clinton por perjurio

Redactan carta sobre las inconsistencias de la candidata demócrata durante las declaraciones públicas que hizo ante el Congreso

"nada en el computador de Hillary Clinton fue marcado como clasificado, ni lo enviado, ni lo recibido" (Wikimedia)
“Nada en el computador de Hillary Clinton fue marcado como clasificado, ni lo enviado, ni lo recibido”. (Wikimedia)
La Casa de los Republicanos esbozó su caso contra Hillary Clinton por perjurio el pasado lunes 15 de agosto, redactando una carta al procurador de los Estados Unidos en donde enumeran las inconsistencias de la declaración pública de Clinton mientras estaba bajo juramento ante el Congreso.
El director del FBI, James Comey, dijo que la investigación de la agencia encontró que Clinton envió y recibió información clasificada en su cuenta de correo electrónico personal, pese a que había declarado lo contrario ante el Congreso.
A pesar de que el FBI anunciara que no recomendaba la dictatoria de cargos en contra de Clinton, los republicanos Bob Goodlatte, presidente de la Casa de Comité Judicial, y Jason Chaffetz, presidente de la Casa de Supervisión y Administración para el Comité de Reformas, pidieron al procurador de los Estados Unidos, Channing Phillips, que sí se investigara el caso.



La nueva carta de la Casa de los Republicanos especifica cómo la verdad encontrada durante la investigación hecha por el FBI difiere de las declaraciones de Hillary Clinton, señalando cuál fue su testimonio bajo juramento ante el Comité Congresista, durante el cual ella alegó que nada en su servidor fue marcado como “clasificado” al momento de ser enviado o recibido.
Sin embargo el FBI encontró un número de correos que fueron marcados como confidenciales, denotando así la existencia de contenido clasificado.
De hecho, mientras el director Comey testificaba el pasado 7 de julio de 2016, el republicano Trey Gowdy citó la declaración de Hillary Clinton en la que afirmaba que “nada en su computador fue marcado como clasificado, ni lo enviado, ni lo recibido”, y le preguntó al director del FBI si esto era cierto o no, a lo cual respondió de manera negativa.
También cuestionaron si el equipo de trabajo de Clinton realmente revisó cada correo en su cuenta personal o si se usaron unos términos de búsqueda para identificar mensajes relacionados al trabajo.
De hecho, durante el interrogatorio, el republicano Jim Jordan le preguntó a la candidata a la presidencia si realmente alguien revisó los 62000 correos o si se usaron términos de búsqueda.
A lo que Clinton respondió: “Mi equipo revisó todo y yo no estuve porque me pareció inapropiado conducir esa búsqueda, los términos de búsqueda fueron cualquier cosa que ustedes puedan imaginar relacionado a lo que sea, y además revisaron cada correo electrónico”.
Después de eso, el director Comey testificó que en realidad el equipo de Hillary Clinton no leyó cada mensaje sino que emplearon términos de búsqueda para encontrar correos de índole gubernamental.
La carta redactada por los republicanos también resalta el hecho de que Clinton y su equipo no manejaron todo el material relacionado a la secretaría de Estado, a pesar de que ella dijo haberlo hecho.
Así mismo se le acusó por no liberar dicho material durante la investigación.
Por último, la investigación arrojó que Hillary Clinton usó distintos ordenadores para enviar y recibir todo el material en discusión, no solo en suelo estadounidense, sino también en el extranjero, aumentando el riesgo de que la información fuese hackeada, comprendiendo esto como una amenaza para la seguridad nacional.
Fuente: Business Insider

Republicanos esbozan caso contra Hillary Clinton por perjurio

Redactan carta sobre las inconsistencias de la candidata demócrata durante las declaraciones públicas que hizo ante el Congreso

"nada en el computador de Hillary Clinton fue marcado como clasificado, ni lo enviado, ni lo recibido" (Wikimedia)
“Nada en el computador de Hillary Clinton fue marcado como clasificado, ni lo enviado, ni lo recibido”. (Wikimedia)
La Casa de los Republicanos esbozó su caso contra Hillary Clinton por perjurio el pasado lunes 15 de agosto, redactando una carta al procurador de los Estados Unidos en donde enumeran las inconsistencias de la declaración pública de Clinton mientras estaba bajo juramento ante el Congreso.
El director del FBI, James Comey, dijo que la investigación de la agencia encontró que Clinton envió y recibió información clasificada en su cuenta de correo electrónico personal, pese a que había declarado lo contrario ante el Congreso.
A pesar de que el FBI anunciara que no recomendaba la dictatoria de cargos en contra de Clinton, los republicanos Bob Goodlatte, presidente de la Casa de Comité Judicial, y Jason Chaffetz, presidente de la Casa de Supervisión y Administración para el Comité de Reformas, pidieron al procurador de los Estados Unidos, Channing Phillips, que sí se investigara el caso.


Friday, July 22, 2016

Trump y la traición 
a los ideales económicos de los republicanos


<b>Trump</b> <b>Cartoon</b>
Joaquín López-Dóriga Ostolaza
Entre las propuestas del republicano destaca 
la renegociación de acuerdos comerciales.
El martes por la noche se formalizó oficialmente la investidura de Donald Trump como candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano. Esta elección de un candidato externo y que hasta hace unos años se identificaba más con el Partido Demócrata ha cimbrado al Partido Republicano y pone en riesgo los ideales económicos bajo los cuales se ha regido históricamente este partido.



Si bien Trump ha adoptado la tradicional postura conservadora en los temas sociales, inclusive adhiriéndose a las exigencias de las alas republicanas más radicales, su postura en los temas económicos marca un fuerte contraste con la filosofía tradicional del partido.
Hasta ahora, las campañas, y en especial la de Trump, han dedicado poco tiempo a describir los planes económicos de los candidatos. Muy a su estilo, Trump se ha limitado a esbozar conceptos básicos que capitalizan el descontento de los sectores de la población en los que su candidatura ha tenido mayor arrastre.
Dentro de los objetivos básicos de Trump se encuentran los pronunciamientos de cajón: i) reactivar el crecimiento económico, ii) estimular la creación de empleo, iii) elevar los salarios reales, iv) reducir el déficit fiscal y la deuda pública y v) reducir el déficit comercial. Sin importar el partido político o la filosofía económica, estos objetivos son prácticamente universales y la diferencia entre demócratas y republicanos siempre se ha centrado en el cómo.
Por un lado, los republicanos siempre han seguido una filosofía conservadora y ortodoxa enfocada en la economía de mercado, el libre comercio, impuestos bajos y un gobierno pequeño que interfiera lo menos posible en la actividad del sector privado.
Por otro lado, los demócratas tradicionalmente se han inclinado por políticas más progresistas que incluyen un papel más activo del gobierno en la economía, tanto por el lado del gasto para programas de bienestar (financiado por impuestos más altos) como por el lado regulatorio, así como por un enfoque más cauteloso al libre comercio internacional pero que no llega al proteccionismo. Así, históricamente el partido demócrata había atraído más a votantes de los sindicatos laborales, mientras que el partido republicano ha sido el favorito de los grandes empresarios.
Sin embargo, algunas de las promesas de campaña de Trump —entre las que destacan la renegociación de los acuerdos comerciales que tiene Estados Unidos o su abandono; el establecimiento de medidas proteccionistas como tarifas e impuestos especiales a las importaciones provenientes de China, México, Japón y otros países con los que Estados Unidos tiene un déficit comercial; la persecución de empresas estadounidenses multinacionales por crear empleos en otros países en lugar de Estados Unidos; la reducción de la deuda de Estados Unidos mediante una “negociación” para adquirir la deuda por debajo de su valor original de emisión (aunque después se retractó), y la eliminación de la independencia de la Fed como banco central— son totalmente opuestas a la filosofía económica del Partido Republicano y más parecidas a lo que el ala radical del partido demócrata propondría. Es por eso que a manera de broma, algunos analistas políticos han sugerido que el mejor compañero de fórmula como vicepresidente para Trump sería Bernie Sanders.
Aunque muchas de estas medidas, aunadas a otras como la deportación masiva de más de 11 millones de indocumentados, seguramente enfrentarían resistencia en el Congreso, varios analistas destacados opinan que su aprobación e implementación lejos de mejorar el bienestar de aquellos que simpatizan con Trump provocaría una recesión en Estados Unidos con implicaciones globales.

Trump y la traición 
a los ideales económicos de los republicanos


<b>Trump</b> <b>Cartoon</b>
Joaquín López-Dóriga Ostolaza
Entre las propuestas del republicano destaca 
la renegociación de acuerdos comerciales.
El martes por la noche se formalizó oficialmente la investidura de Donald Trump como candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano. Esta elección de un candidato externo y que hasta hace unos años se identificaba más con el Partido Demócrata ha cimbrado al Partido Republicano y pone en riesgo los ideales económicos bajo los cuales se ha regido históricamente este partido.