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Wednesday, December 14, 2016

Sociedad civil y prosperidad




“UNA SOCIEDAD CIVIL ES UNA EN LA CUAL LA GENTE TIENE DOS COSAS FUNDAMENTALES; LIBERTAD Y LAS HERRAMIENTAS PARA FORMAR ASOCIACIONES.”

RICARDO VALENZUELA
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Ante un mundo cada vez más poblado y de creciente escasez, los gobiernos no encuentran la fórmula mágica para enfrentar ese reto, el reto de abrir las puertas a la prosperidad. El filósofo Santayana afirmaba que, aquellos que no aprenden de la Historia, están condenados a repetirla. Yo pienso que la lección más importante de la historia moderna es la que nos han enseñado tres eventos conformados recientemente:




Los éxitos y fracasos al tratar de construir una sociedad civil en lo que fue la Unión Soviética; el fracaso estrepitoso del modelo Neo Confuciano aplicado en el este de Asia; y el resurgimiento de las economías en el mundo de habla inglesa, particularmente en los Australia y Nueva Zelanda y recientemente las de los países bálticos. Esas experiencias nos permiten entender las raíces culturales del nuevo fenómeno que hoy emerge y que se le ha llamado “ultra prosperidad.” Ultra prosperidad se ha definido como la habilidad de una economía para generar un crecimiento a largo plazo por encima de las normas históricas. Un crecimiento económico no inflacionario y en un estado de pleno empleo.
Bajo los estándares del concepto de ultra prosperidad, el crecimiento experimentado por los EU durante los últimos treinta años no ha sido un hecho excepcional, sino la conformación de una nueva norma que, a pesar de sus problemas actuales y las nocivas interferencias del estado, se espera continúe agresivamente durante todo el Siglo XXI, en el que se proyecta el PIB de los EU al final de la segunda década se ubique cercano a los 30 Trillones de dólares. Hay varias explicaciones para este fenómeno. Todas ellas asumen un Dow de 30,000 para mediados de la próxima década, y algunas van hasta predecir un Dow de 250,000 para mediados de este siglo.
Estas lecciones nos han enseñado una cosa—la relación entre prosperidad y sociedad civil. Una Sociedad Civil es una en la cual la gente tiene dos cosas fundamentales; libertad y las herramientas para formar asociaciones —compañías, clubes, sociedades, empresas, y redes informales— que después actúan como un gran sistema intercomunicado y autorganizado para resolver las necesidades de la comunidad. Los gobiernos en las Sociedades Civiles exitosas han servido básicamente como los proveedores de la estructura que alguien ha llamado el guardián de funciones —un justo e imparcial adjudicador, mantenedor de la paz  y el centinela de la paz interna y externa.
Las Sociedades Civiles se desarrollan lenta y gradualmente, no se encuentran en estado natural. En la actualidad los países con sociedades civiles débiles o que no las tienen, se dividen en dos tipos. Los primeros son aquellos en los que la sociedad civil es un tejido de complicidades entre el estado y ciertos miembros de la familia política, un exclusivo club de saqueadores. Los menos comunes son aquellos en los que sociedades civiles existentes fueron destruidas por el Estado opresivo. En el Siglo pasado vimos cómo ideologías opresivas crearon maquinarias gubernamentales perversas para destruir las sociedades civiles. Las monarquías nunca las permitieron, las dictaduras las asesinaron.
Las experiencias de la ex Unión Soviética y el este de Asia, han reforzado la importancia de la Sociedad Civil en la prosperidad de las naciones. El comunismo ha sido la maquinaria más eficiente para destruir la Sociedad Civil. La recuperación de esa fatal plaga se puede predecir respondiendo dos preguntas —¿cuánto tiempo estuvo un determinado país bajo tal yugo y qué tan fuerte era su Sociedad Civil antes de que lo subyugaran? Países como Polonia, Hungría, Estonia que portaban Sociedades Civiles relativamente fuertes antes del comunismo y fueron subyugadas después de la segunda guerra mundial, son las que mejor se han recuperado. Aquellas que estuvieron oprimidas por más largo tiempo, como Rusia y sus diferentes regiones, viven todavía un limbo de falta de definiciones. Las regiones que tenían sociedades casi monárquicas como Albania y Asia Central, permanecen al final de la lista. Insurrecciones, corrupción, y sociedades civiles putrefactas hacen imposible la recuperación.
El este de Asia es una historia diferente pero con los mismos resultados. Los países exitosos de Asia siempre tuvieron economías de mercado pero con sociedades civiles sumamente débiles. Los negocios siempre se basaron en relaciones familiares o gubernamentales, los que no pertenecieran a esos círculos, siempre corrieron riesgos muy anormales al tratar de participar. Ese tipo de sociedad prospera por algún tiempo, sobre todo si tienen ética de trabajo. Los tigres se convirtieron en expertos copiadores de negocios para repetirlos en sus países más barato, más eficiente, y con el apoyo y capitalización gubernamental.
Finalmente el modelo neo confuciano —lealtad familiar, proteccionismo, supresión del individualismo, ética de trabajo, ayuda estatal— tuvieron que enfrentar las furias de los mercados libres agigantados por las verdaderas sociedades civiles a nivel mundial, provocando el derretimiento del milagro asiático y un tapabocas para todos aquellos profetas del Apocalipsis que durante los 80s inundaron el mercado con sus libros prediciendo el declive de los EU ante el imparable Japón. Curiosamente países como Hong Kong y Singapur, que habían sido colonias inglesas heredando sobre todo su sistema legislativo, fueron salvadas por sus “blindajes” Anglo Confucianos contra ese neo confusionismo.
Ahora, ¿este análisis deja a México y América Latina sin respuesta? En México nunca ha existido una verdadera Sociedad Civil. La concentración de poder en la época de la colonia no permitió su formación. Al lograr nuestra independencia no tuvimos paz hasta el gran invento de los revolucionarios; el PRI. En esos momentos, como dice Fukuyama, el PRI asumió el papel de Luis XVI en Francia concentrando todo el poder para impedir el desarrollo de la Sociedad Civil. Fue en esa época cuando Plutarco Elías Calles le dio vida a la Cosa Nostra mexicana. Mediante los tentáculos opresivos de “La organización” se controlaron obreros, campesinos, burócratas, profesionistas, partidos políticos e inclusive infinidad de “organizaciones empresariales”
En estos momentos México es un potaje de lo peor analizado; un país con noveles y débiles instituciones, sin una verdadera sociedad civil, sin un verdadero sistema legislativo, con una economía todavía controlada por la familia revolucionaria, con una incipiente democracia que nadie sabe qué hacer con ella, con insurrecciones, con una gran corrupción. Ahí es donde debe estar la lucha, en crear ese potaje de esta nueva Ultra prosperidad —sociedad civil libre, economía libre.

Sociedad civil y prosperidad




“UNA SOCIEDAD CIVIL ES UNA EN LA CUAL LA GENTE TIENE DOS COSAS FUNDAMENTALES; LIBERTAD Y LAS HERRAMIENTAS PARA FORMAR ASOCIACIONES.”

RICARDO VALENZUELA
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Ante un mundo cada vez más poblado y de creciente escasez, los gobiernos no encuentran la fórmula mágica para enfrentar ese reto, el reto de abrir las puertas a la prosperidad. El filósofo Santayana afirmaba que, aquellos que no aprenden de la Historia, están condenados a repetirla. Yo pienso que la lección más importante de la historia moderna es la que nos han enseñado tres eventos conformados recientemente:


Tuesday, December 6, 2016

Hong Kong = Libertad y prosperidad



“LOS MEXICANOS TODAVÍA NOS ENCONTRAMOS ATRAPADOS CON LA OBSOLETA IDEA DE QUE EL MUNDO FUNCIONA PORQUE CRECIMOS EN ÉL DOMINADOS POR LOS GOBIERNOS DE LAS NACIONES Y EN MÉXICO UN GOBIERNO QUE TODO CONTROLA, DOMINA, DECIDE, Y SOLUCIONA, PERO NO LE RINDE CUENTAS A NADIE.”


RICARDO VALENZUELA
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Con motivo de la publicación del más reciente “índice de libertad económica” de los países el cual, al igual que los últimos 20 años, ubica a Hong Kong en el sitio numero uno y lo define como el paraíso mundial de libertad con prosperidad, llegan a mi mente recuerdos de aquel gran hombre apóstol de la libertad; Milton Friedman. La nueva publicación lista también los nuevos debutantes en la libertad: Irlanda, Estonia, España y los define como los más recientes milagros económicos.



En el mes de abril de 1996, tuve una de las satisfacciones más grandes de mi carrera profesional y una de las experiencias más excitantes de mi vida. Después de haber dirigido un comunicado al Dr. Milton Friedman,  premio Nobel de economía en el año 1976 y, en mi opinión, el más brillante pensador del siglo XX, recibí una dramática respuesta de parte del padre de los monetaristas e indudablemente el líder del pensamiento económico de la escuela de Chicago, galardonada con 6 premios Nobel.

La respuesta de Milton Friedman fue además de motivo de orgullo para mí, tajante, clara, asertoria. Al afirmar yo que México tenía la historia de EU como ejemplo a seguir para lograr nuestra prosperidad, el Dr. Friedman responde sin titubeos: "está usted equivocado, a no ser que se refiera a la historia de  EU del siglo pasado y la primera parte de este siglo. Desde 1933 EU ha ido en la dirección que México llevó a sus extremos. En estos momentos el Estado dispone de más del 50% del ingreso nacional a través de programas, regulaciones, mandatos, etc., el mejor ejemplo para ustedes es el Hong Kong de los últimos 30 años."

A más de diez años de distancia de tales acontecimientos y estando consciente del proceso de socialización que ha sufrido la economía de EU a través de los programas de asistencia como Welfare, Medicare, subsidios a la agricultura, el crecimiento de la burocracia, etc., que ya consumen más de 700 billones de dólares al año. Pero también consciente de que durante los últimos 20 años el mundo ha descubierto el nuevo concepto de Ultra prosperidad que han vivido los EU en el cual ya ni enviándoles a Echeverría o López Portillo como presidentes podrían sabotear ese espectacular desarrollo; Poco antes de la muerte de este gran hombre, recibí una nueva misiva en la que me preguntaba: ¿Como vas en tu cruzada, did you did your homework?

Mientras en México nuestros políticos, en especial el autollamado “presidente legítimo”, regresan a la retórica revolucionaria hablando de soberanía, nacionalismo, tercera vía, rectoría económica del Estado, etc., al mismo tiempo que el PIB crece a un raquítico 3% y el ingreso per cápita no llega a $7,000 US dólares, Hong Kong en 30 años se ha convertido en el paraíso económico del mundo, un centro financiero al nivel de Nueva York y Londres, y el puerto de entrada al siglo XXI. En 1970 el ingreso per cápita de Hong Kong era de $900 US dólares y el de México $720 US dólares. En estos momentos el de Hong Kong se acerca rápidamente a los $45,000 US dólares al año, mientras que en México no llegamos a los $10,000. 

¿Cual ha sido el secreto de Hong Kong? La libertad, libertad económica que ha promovido ese crecimiento espectacular y que aun con su regreso al control de la "China Comunista," sigue su marcha entre los escombros de lo que fue en neo confusionismo del resto de los países de Asia y que finalmente entienden, reconocen, y están ahora modificando. China comunista siguió el consejo que a mí me dio Milton Friedman, y han repetido el concepto en otras 20 ciudades en la costa del país que son ahora el ejemplo de prosperidad y desarrollo. Los aparatos de inteligencia americanos, predicen que China en el próximo siglo expandirá tal concepto en todo su vasto territorio para lograr un Hong Kong de tal vez 1,500 millones de habitantes. 

La semilla de esta envidiable prosperidad de Hong Kong, fue sembrada por Sir JohnCowperthwaite quien fungió como Secretario de Finanzas de la colonia de 1961-1971. Descrito por la comunidad internacional como un brillante economista y un hombre de principios, es reconocido como el arquitecto del moderno Hong Kong. Un economista de la línea de Gladstone o John Stuart Mill, Sir John personificó lo que puede ser llamada la escuela de economistas de Hong Kong que basó su desarrollo en las ideas de la escuela liberal de Manchester de una no-intervención positiva. El verdadero Estado protector de vida, libertad y propiedad.

El éxito de las políticas de Cowperthwaite no tiene discusión. Con su promoción de maximizar las ganancias de los participantes en el mercado, tasas impositivas reducidas y un rígido control del gasto público, Hong Kong, a pesar del embargo comercial entre China y los EU, se convirtió en el paraíso Gladstoniano y un laboratorio viviente para observar los mercados libres en competencia. En esa década los salarios reales aumentaron en más de un 50% ajustados por inflación, el porcentaje de pobreza bajó de un 70% a menos de un 10%. Fue también durante esa década cuando Hong Kongadquirió lo que se convirtió en su clásica actitud moderna; esa orientación hacia el maximizar las ganancias que fue el combustible para la maquinaria de expansión, desarrollando también una actitud de intolerancia hacia todo lo que sonara "Estado Benefactor."

A tres años de distancia de la carta de Milton Friedam, los mexicanos todavía nos encontramos atrapados con la obsoleta idea de que el mundo funciona porque crecimos en él dominados por los gobiernos de las naciones y en México un gobierno que todo controla, domina, decide, y soluciona, pero no le rinde cuentas a nadie. Ante las ultimas elecciones presidenciales en la cuales nos dieron migajas de democracia, lo que ha provocado la diarrea verbal de la nueva ola de políticos con la consiguiente confusión de un pueblo desinformado, yo le pido, le suplico a los nuevos actores de la política que escuchen el mensaje de Milton Friedman.

Señores políticos mexicanos, no hay que inventar nada, sólo abandonen la demagogia y lean el libro de Frank Welsh: "Un lugar prestado. Historia de Hong Kong."

Hong Kong = Libertad y prosperidad



“LOS MEXICANOS TODAVÍA NOS ENCONTRAMOS ATRAPADOS CON LA OBSOLETA IDEA DE QUE EL MUNDO FUNCIONA PORQUE CRECIMOS EN ÉL DOMINADOS POR LOS GOBIERNOS DE LAS NACIONES Y EN MÉXICO UN GOBIERNO QUE TODO CONTROLA, DOMINA, DECIDE, Y SOLUCIONA, PERO NO LE RINDE CUENTAS A NADIE.”


RICARDO VALENZUELA
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Con motivo de la publicación del más reciente “índice de libertad económica” de los países el cual, al igual que los últimos 20 años, ubica a Hong Kong en el sitio numero uno y lo define como el paraíso mundial de libertad con prosperidad, llegan a mi mente recuerdos de aquel gran hombre apóstol de la libertad; Milton Friedman. La nueva publicación lista también los nuevos debutantes en la libertad: Irlanda, Estonia, España y los define como los más recientes milagros económicos.

Wednesday, October 5, 2016

México: Crear riqueza (III) – por Isaac Katz

México: Crear riqueza (III) – por Isaac Katz

IsaacKatz
En los dos artículos anteriores he argumentado que el arreglo institucional, particularmente el que se refiere a las reglas formales del juego, es decir aquellas plasmadas en el marco legal, no están alineadas con el objetivo de crear y acumular riqueza y, por lo mismo, no están tampoco alineadas con el objetivo de una mayor tasa de crecimiento económico.
Tenemos en nuestro país un absurdo del derecho positivo. Solamente a nivel federal existen, incluida la Constitución, 297 leyes y códigos. A estos hay que agregar cientos de leyes estatales, miles de reglamentos y otras miles de disposiciones gubernamentales.



Es tal la maraña legal, no sólo por el número de leyes y regulaciones, sino más aún su contenido y cumplimiento, que es lo que deriva en que las reglas formales del juego inhíben la acumulación de riqueza y el crecimiento. México es un país de leyes, pero uno muy alejado de un íntegro Estado de Derecho. Son cuatro los elementos que es necesario se cumplan para que exista un Estado de Derecho consistente con la creación y acumulación de riqueza.
Primero, es la definición de los derechos de propiedad, los que se entienden como la asignación exclusiva que se hace a un individuo de un recurso, incluido su propio cuerpo, para que éste decida libremente su utilización, con la única restricción de que en el ejercicio de esta libertad no se atenté en contra de los derechos de terceros. El derecho más importante es a la vida misma y, por extensión, los individuos tienen un derecho natural a poseer bienes.
En México todos los recursos son propiedad de la nación, por lo que la propiedad privada es un derecho derivado, no uno natural. Por ejemplo, usted es dueño de los ladrillos y todo lo que haya dentro de su hogar, pero no es, estrictamente hablando, dueño de la tierra en donde se asienta su casa, propiedad que puede revertirse a la nación mediante un acto de expropiación. En esencia, los derechos privados de propiedad están deficientemente definidos y el riesgo expropiatorio es elevado, lo que inhibe la acumulación de riqueza.
Segundo, es el derecho a la libre utilización de un recurso, respetando siempre los derechos de terceros. En México existen innumerables barreras regulatorias a la creación de empresas y a la movilidad sectorial de capitales y, por otra parte, la impunidad en la comisión de delitos es alucinante, la cual llega a 97 por ciento.
Una de las principales causas de la baja tasa de inversión es la inseguridad que prevalece en el país. El gobierno simplemente abdicó del monopolio legítimo en el uso de la violencia, aunado a la ineptitud y corrupción de policías, ministerios públicos y jueces.
Tercero, es la libertad para la transferencia del derecho de propiedad de un recurso mediante transacciones enteramente voluntarias. Esto requiere, como condición sine qua non, que los mercados operen en un contexto de competencia.
En México prevalecen significativas prácticas monopólicas que limitan esta libertad, además de que aún persisten significativas barreras al comercio Internacional, así como restricciones regulatorias internas que inhiben el ejercicio de esta libertad. Las nuevas leyes de competencia, telecomunicaciones y energética sin duda fortalecerán esta libertad.
Por último, los tres anteriores derechos pueden validarse ante un poder judicial que tiene que ser independiente, imparcial, eficiente y expedito, uno que garantice los derechos de propiedad y el cumplimiento de contratos, tema del siguiente artículo.

México: Crear riqueza (III) – por Isaac Katz

México: Crear riqueza (III) – por Isaac Katz

IsaacKatz
En los dos artículos anteriores he argumentado que el arreglo institucional, particularmente el que se refiere a las reglas formales del juego, es decir aquellas plasmadas en el marco legal, no están alineadas con el objetivo de crear y acumular riqueza y, por lo mismo, no están tampoco alineadas con el objetivo de una mayor tasa de crecimiento económico.
Tenemos en nuestro país un absurdo del derecho positivo. Solamente a nivel federal existen, incluida la Constitución, 297 leyes y códigos. A estos hay que agregar cientos de leyes estatales, miles de reglamentos y otras miles de disposiciones gubernamentales.


México: Impunidad y prosperidad – por Isaac Katz

México: Impunidad y prosperidad – por Isaac Katz

IsaacKatz
“Un grave problema que tenemos en México es que las instituciones que tenemos no son de la calidad y solidez necesarias para impulsar el desarrollo económico.”
A mediados del siglo XIX, el PIB por habitante de México y de Estados Unidos eran muy similares. En la actualidad, el de México (ajustado por la paridad del poder de compra a precios de 2011) es de 16,500 dólares anuales mientras que el de Estados Unidos es de 54,000 dólares anuales. ¿Qué explica la tan notoria diferencia en el proceso de desarrollo económico? Obviamente hay muchas variables que considerar pero, en mi opinión, la más importante es la calidad de las instituciones.



Un grave problema que tenemos en México es que las instituciones que tenemos no son de la calidad y solidez necesarias para impulsar el desarrollo económico. El arreglo institucional que incluye las reglas formales del juego (leyes y reglamentos), las reglas informales del juego (usos y costumbres) así como las organizaciones (privadas, sociales y gobierno) no son las adecuadas. Tenemos un problema de origen en las reglas formales del juego en donde los derechos privados de propiedad son un derecho derivado ya que la Constitución establece en su artículo 27 que todos los recursos son originariamente de la Nación, mismos que pueden ser transferidos a los particulares para conformar la propiedad privada. Y es aquí en donde está el gran problema. Mientras en Estados Unidos la libertad individual es el valor supremo, en México la libertad individual es secundaria en los ojos de los gobernantes. Mientras en Estados Unidos el desarrollo es el fruto de la interacción de individuos libres, en México se sigue pensando en alcanzar el indefinible “bien común”. En México los individuos son vistos por los gobernantes como sus súbditos.
¿A qué viene lo anterior? Básicamente a que el presidente sigue insistiendo en que la corrupción es cultural. No es que en Estados Unidos o en los países de alto nivel de desarrollo económico no exista corrupción; por supuesto que existe, pero la gran diferencia es el grado de impunidad con la cual se cometen esos actos. La incidencia de corrupción es menor porque la probabilidad de ser penado es alta, mientras que en México, la gran mayoría se cometen impunemente. La probabilidad de ser castigado es prácticamente nula.
¿Por qué cuando un mexicano viaja a los Estados Unidos respeta las señales de tránsito siendo que en nuestro país no lo hace? Es el mismo individuo y su cultura no cambia solo por el hecho de cruzar la frontera. Respeta las leyes y los reglamentos porque la probabilidad de ser multado es mayor que en México, la probabilidad de sobornar a un policía por una infracción es prácticamente nula.
Que quien encabeza el gobierno federal siga pensando que la corrupción es un fenómeno cultural y no uno de diseño de las instituciones y de impunidad, manda una muy mala señal ya que asume una posición fatalista en donde no hay nada que hacer para reducir la alta incidencia de corrupción. O, peor aún, acepta que la corrupción forma parte de las reglas del juego. Esto es un mal clima para el desarrollo económico. Como lo apunta el último informe del Foro Económico Mundial, el principal elemento que inhibe la inversión extranjera directa en México es la corrupción.
Mientras siga prevaleciendo un arreglo institucional ineficiente, caracterizado por enormes barreras regulatorias de entrada a los mercados, fuente importante de corrupción, mientras siga habiendo una notoria opacidad en el gasto público, mientras siga existiendo una enorme opacidad en la asignación de contratos, mientras no haya rendición de cuentas, mientras siga existiendo la impunidad, México difícilmente prosperará.

México: Impunidad y prosperidad – por Isaac Katz

México: Impunidad y prosperidad – por Isaac Katz

IsaacKatz
“Un grave problema que tenemos en México es que las instituciones que tenemos no son de la calidad y solidez necesarias para impulsar el desarrollo económico.”
A mediados del siglo XIX, el PIB por habitante de México y de Estados Unidos eran muy similares. En la actualidad, el de México (ajustado por la paridad del poder de compra a precios de 2011) es de 16,500 dólares anuales mientras que el de Estados Unidos es de 54,000 dólares anuales. ¿Qué explica la tan notoria diferencia en el proceso de desarrollo económico? Obviamente hay muchas variables que considerar pero, en mi opinión, la más importante es la calidad de las instituciones.


Thursday, August 4, 2016

Los enemigos de la libertad y la prosperidad

Santiago Navajas

A través de las casi setecientas páginas de Los enemigos del comercio II Antonio Escohotado continúa la senda que abrió con la primera parte1 de lo que debe terminar siendo una trilogía dedicada a analizar quiénes son "los enemigos del comercio". Si en aquella Escohotado comenzaba la arqueología de la oposición a la propiedad privada sacando a la luz la corrupción esclavista de la antigua Grecia hasta llegar a los radicales de la Revolución Francesa, pasando por sectas judías como la de los esenios2, en este segundo tomo se centra en el período que transcurre desde el final de la mencionada revolución hasta principios del siglo XX ("la eclosión del socialismo").



Como reza el subtítulo, se trata de elaborar una "historia moral de la propiedad", una perspectiva de lo acontecido a la humanidad a través del desarrollo de una idea y de cómo ha ido provocando en los diversos protagonistas de la historia una reacción de atracción o de rechazo. Desde la atalaya de este inicio del siglo XX, en el que la idea de la propiedad privada, mal que bien, se ha consolidado y cada vez se extiende más por el planeta, conquistando pacífica y casi triunfalmente a los que habían sido sus enemigos más encarnizados, es muy importante una labor ciclópea como la que ha emprendido Antonio Escohotado, porque podría parecer que este es el estado natural de la sociedad. Y, sin embargo, ¡cuánta sangre ha costado! Y dado que han sido tan poderosos y tan numerosos sus adversarios, hubo un momento en que parecía que todo estaba perdido y que la moral liberal incorporada en el concepto de propiedad privada iba a desaparecer de la faz de la tierra por el ascenso de su más mortal amenaza, los totalitarismos, que no sólo pretendían acabar con la libertad política sino con la libertad moral, es decir, con la espontaneidad que está en la base de la propiedad como régimen económico. A esa dupla totalitaria de nazis y estalinistas se dedicará la tercera entrega que esperamos como premio de la lotería.
Estaba leyendo el libro en una cafetería cuando la camarera miró por encima de mi hombro y comentó: "Escohotado… lo leí cuando estaba en la facultad. Aquellos libros sobre las drogas. Ahora, creo, se ha convertido en un liberal raro". "Todos los liberales somos raros", le respondí. Pero es cierto que, como en el caso de la igualdad para los cerdos comunistas de Rebelión en la granja, todos los liberales somos raros pero unos lo son más que otros. Y Antonio Escohotado se lleva la palma. Porque su liberalismo tiene un aire hegeliano que sobrevuela desde una perspectiva filosófica, abarcadora y comprehensiva, la mirada habitual del liberal cotidiano, centrado en cuestiones exclusivamente económicas y corto de miras, anclado a primitivos dogmas antiestatistas e inocentes consignas promercado. La lectura de Escohotado pone de manifiesto como ninguna otra lo que significa el liberalismo como Zeitgeist.
Una cosmovisión que, además de en Hegel, Escohotado encuentra su más acabada expresión en las figuras de Saint Simon y Schumpeter. Mientras que el austríaco habría encontrado una fórmula simple y efectiva para hacer ver la dialéctica de los opuestos que le da su fuerza al capitalismo, el concepto de destrucción creadora (o, como dice el propio Escohotado, "fracasar triunfando y triunfar fracasando"), el filósofo francés suscita su admiración ("uno de los genios más intrépidos de todos los tiempos") en cuanto que recoge el testigo de Montesquieu y Adam Smith a través de la metáfora de “la mano de la avaricia” que engendra abundancia por caminos tan indirectos como seguros.
Lo que metafísicamente le interesa a Escohotado del liberalismo es que es el sistema que mejor se adapta a lo que es "la inquietud del movimiento", "el flujo de lo real". Heraclitano al fin y al cabo, Escohotado es fiel a una visión del mundo que también llevó a cabo tanto en su Historia de las drogas como en Caos y orden. Es decir, la naturaleza indeterminada de la evolución social. O, dicho a la manera hegeliana, que el progreso que observamos es el resultado del propio despliegue de la libertad. O, para lo que nos ocupa, de la propiedad como manifestación económica de aquella.
Indeterminación unida a la relatividad de los fenómenos sociales. Aunque no un relativismo postmoderno sino en el sentido que le daba Einstein cuando explicaba que las perspectivas no son las del sujeto sino las de los modos de manifestarse el ser. De modo que dos sujetos en la misma posición, enfrentando la misma perspectiva de manifestación del ser, verían lo mismo.
Si Escohotado ha pasado de ser un hegeliano de izquierdas a serlo liberal es porque en su pensamiento ha encontrado un mejor equilibrio, un check and balance, entre la racionalidad y la realidad. Todo lo racional es real, como pretende la izquierda, pero a condición, advierte Escohotado, de que todo lo real sea racional ("Toda libertad responsable es realismo, "conciencia de la necesidad"). Y es que el subtítulo también podría ser “Crítica de la razón roja", porque no cabe duda de que Escohotado maneja con profundidad y rigor la literatura roja y, lo que es más importante, comprende el ethos y el pathos de la izquierda. El filósofo madrileño constituye un fenomenal alambique en el que sintetizar lo mejor de las diversas tradiciones liberales, de la derecha representada por Hayek o Friedman, por ejemplo, o de la izquierda, cifrada en Schumpeter o Popper. En un eclecticismo no oportunista sino antidogmático. Y siempre con una impronta hegeliana que le lleva a ver la tensión social por antonomasia alrededor de la cuestión de si abolir o multiplicar la propiedad privada como una variante de la confrontación básica, según Hegel, entre amo y esclavo.
Combinación de la historia de los hechos económicos y de la historia de las ideas, fundamentalmente económicas pero no únicamente, Los enemigos de la propiedad II se divide en dos secciones. La primera, "De cómo la propiedad se industrializó", abarca trece capítulos en los que vemos pasar al revolucionario terrorista Blanqui junto al revolucionario pacífico Thomas Paine; al empresario filántropo Owen y al filósofo funcionario Hegel; la aparición del papel moneda y la creación de las cooperativas. En la segunda parte, "De cómo competir y cooperar se tornaron radicalmente opuestos", dividido en veintidós capítulos, está centrado básicamente en la figura prometeica de Marx, gran héroe de cuando empezó a “ondear la bandera roja” (primer capítulo de esta sección) hasta las revoluciones rusas de principio de siglo XX (“Hacia la revolución triunfante”). En definitiva, la eclosión del socialismo es una nueva manifestación de aquella sociedad clerical-militar que se enfrentó en los primeros tiempos al espíritu comercial.
Sin embargo, atento a los matices, Escohotado distingue entre, por ejemplo, Rodbertus, un socialista conservador; Sismondi, un socialista liberal, y Marx, un socialista comunista. Amén de socialistas-socialistas como Saint-Simon, Bernstein y Jaurès. O bien aclara la brumosa línea que separa "aquellas cosas que merecen al público la incomodidad de una patente exclusiva y la que no", en el caso de ese casus belli entre los liberales que es la institución de la propiedad intelectual.
Fenomenología del Espíritu Capitalista vista a través de aquellos que se opusieron al mismo y Enciclopedia de la Conciencia Roja, Los enemigos del comercio II es un compendio tan erudito como inteligente, tan ilustrado como apasionante, de la idea más peligrosa que ha surgido en el orden social: la de libertad. Lejana de los presupuestos buenistas de la historia políticamente correcta ("púdica al tiempo con el catolicismo y con el comunismo"), la eclosión del socialismo, según Escohotado, es una manifestación, otra, del talante del resentimiento que encuentra su expresión paradigmática en "El bien común es la comunidad de bienes, y vuelven los días de la restitución general". Una nostalgia del paraíso perdido, de una utopía donde “no había ni tuyo ni mío”, aunque para alcanzarla se debiese emprender “la guerra abierta de los ricos contra los pobres… rindiendo a la diosa Libertad el homenaje de un holocausto”.
El tercer tomo analizará esa paradoja según la cual, a medida que el liberalismo ha triunfado sobre el comunismo y el fascismo, esas variantes totalitarias que definió Hannah Arendt, el Estado ha crecido elefantiasicamente. "El perfeccionamiento depende ante todo de crecer en sumisión al orden", decía Auguste Comte, justificando la dictadura y la opresión (benévolente, se supone…). Y no cabe duda de que dicho perfeccionamiento está cerca de alcanzar su clímax en nuestras sociedades presuntamente liberales aunque tanto en el fondo como en la forma inequívocamente tendentes hacia el colectivismo y el socialismo, como se temía Schumpeter. Si, como sostiene Escohotado, la fórmula liberal es equivalente a "propiedad privada = libertad + prosperidad", entonces el asalto a la razón liberal se mantiene como en el pasado, sólo que de una forma mucho más sibilina y taimada. Pero libros como este constituyen no solo una barricada contra la barbarie ideológica, también un ariete conceptual con el que abrir nuevas sendas en el mundo liberal.

Los enemigos de la libertad y la prosperidad

Santiago Navajas

A través de las casi setecientas páginas de Los enemigos del comercio II Antonio Escohotado continúa la senda que abrió con la primera parte1 de lo que debe terminar siendo una trilogía dedicada a analizar quiénes son "los enemigos del comercio". Si en aquella Escohotado comenzaba la arqueología de la oposición a la propiedad privada sacando a la luz la corrupción esclavista de la antigua Grecia hasta llegar a los radicales de la Revolución Francesa, pasando por sectas judías como la de los esenios2, en este segundo tomo se centra en el período que transcurre desde el final de la mencionada revolución hasta principios del siglo XX ("la eclosión del socialismo").


Tuesday, June 21, 2016

Una buena economía para China

Edmund S. Phelps, the 2006 Nobel laureate in economics, is Director of the Center on Capitalism and Society at Columbia University and author of Mass Flourishing.
NUEVA YORK – Las décadas de arduo crecimiento junto con la crisis financiera del año 2008 han provocado un cambio sísmico en el pensamiento económico en gran parte del mundo. Se habla de desplazar recursos desde el ámbito de la inversión hacia el del consumo, de la industria pesada hacia los “servicios”, y del sector privado al sector público. Sin embargo, lo que me llama la atención es que estos argumentos se centran sólo en la mejora de la mezcla de los productos dentro de una economía, sin prestar atención a la mano de obra.


Esto es obvio en el caso de China, ahora la mayor economía del mundo según algunas mediciones. Sin duda, China debe rechazar nuevas inversiones en gigantescas fábricas de acero y edificios de apartamentos vacíos. De manera simultánea, sin embargo, debe centrarse en los trabajadores y elevar la vivencia en el trabajo que ellos tienen, aspecto que los economistas desde Adam Smith a Karl Marx y Alfred Marshall colocaron en el centro de sus preocupaciones.
No todo el mundo está de acuerdo. Cuando se trata de vivencias en el trabajo, muchos – sobre todo en Europa continental – creen que la asignación óptima (lo que implica tener instituciones que funcionen bien), en el caso que esté acompañada de inversión en educación, es todo lo que se necesita. Al fin y al cabo, los italianos, alemanes, franceses trabajan duro y bien durante un número relativamente pequeño de horas, lo que resulta en una alta productividad y altos salarios por hora – más altos que en Estados Unidos y el Reino Unido.
No obstante, los europeos continentales no parecen estar especialmente contentos con su trabajo. La evidencia circunstancial es su preferencia, que marca récords, por tomar vacaciones– y su participación relativamente baja en la fuerza de trabajo. Además, los datos sobre satisfacción en el trabajo proporcionan una evidencia directa: entre los grandes países occidentales, los trabajadores de la Europa continental reportan los niveles más bajos.
Eso no es sorprendente. Las empresas de Europa, por lo general, ya no son lugares donde se tienen nuevos estímulos y nuevos retos que ocupen las mentes de los trabajadores. Sin embargo, si el caso es que China debe evitar el modelo europeo de búsqueda de eficiencia, ¿cuál es el modelo que debe adoptar?
En mi libro Mass Flourishingargumento que el modelo correcto es el modelo de la buena economía, que es una economía que ofrece una buena vida. La asignación óptima de recursos (de la que forma parte la eficiencia) es una característica necesaria, pero no suficiente, de una buena economía. De hecho, es probable que el enfoque testarudo sobre elevar el consumo doméstico distraiga a los líderes de China, alejándoles de otras políticas necesarias para la buena economía.
En este punto, entro en desacuerdo con muchos economistas – incluyendo con mis queridos amigos Joseph Stiglitz, Jean-Paul Fitoussi y Vladimir Kvint – cuyo estándar preferido es la calidad de vida. Con esto se refieren principalmente el un vasto consumo y a un vasto tiempo de recreación, junto con bienes públicos – por ejemplo, aire limpio, alimentos seguros y seguridad en las calles – e instalaciones comunitarias, tales como parques municipales y estadios deportivos.
Esta es una versión más detallada de un ideal al cual se le puede seguir el rastro hasta la antigüedad. No me opongo a  los servicios mencionados o a su aprovisionamiento por parte del Estado; pero, no son congruentes con el concepto que tienen los filósofos sobre la “buena vida”. (Aristóteles dijo en broma que necesitamos esos servicios para recuperarnos con el fin de estar listos para el trabajo del día siguiente).
Otro querido amigo, Amartya Sen, señala que el enfoque de los economistas en el consumo deja de lado a la necesidad que tienen las personas de “hacer cosas”. Pero, él no va lo suficientemente lejos. Las personas quieren salirse de programas de trabajo en los que ellas no tienen autonomía.
Para una buena vida, las personas necesitan un grado de decisión propia en su trabajo. Ellos quieren ser capaces de tomar la iniciativa y realizar labores que sean atractivas. Las personas valoran tener un espacio para expresarse – para articular sus pensamientos o mostrar sus talentos.
En otras palabras, las personas valoran el logro a través de sus propios esfuerzos. He utilizado la palabra “prosperar” (del latín antiguo prospere, que significa “como se tenía la esperanza que ocurra, o como se esperaba que ocurra”) para referirse a la experiencia de tener éxito en el trabajo: la gratificación de un artesano cuando ve sus habilidades valoradas por los demás, la satisfacción de un comerciante cuando ve a los “barcos llegar”, o el sentimiento de validación que experimenta un académico cuando se le otorga el título de catedrático distinguido.
Las personas también valoran el crecimiento personal que puede provenir de su carrera. Yo uso la palabra “florecer” para hacer referencia a la satisfacción de un viaje hacia lo desconocido – la emoción de los retos y el atractivo de la superación de obstáculos. De hecho, todos estos aspectos, es decir alcanzar logros, prosperar y florecer, hacen referencia a recompensas vivenciales, no a dinero.
¿Qué tipo de economía podría ofrecer esta buena vida? La historia sugiere que sería una economía de personas emprendedoras (personas que están alertas frente a oportunidades inadvertidas y que ponen en acción su iniciativa para probar cosas nuevas) y de personas innovadoras (personas que imaginan cosas nuevas, desarrollan nuevos conceptos convirtiéndolos en métodos y productos comerciales, y los comercializan para que alcancen su potencial). Los participantes en una buena economía como la que se describe recaerían dentro de un rango de personas que  incluye desde ciudadanos que forman parte de los grupos de base de las sociedades hasta personas que se encuentran en los grupos más favorecidos.
Tengo la esperanza que sea este el tipo de economía que China vaya a desarrollar. Por supuesto, en un momento de dificultades, puede que un país no sea capaz de darse el lujo de adscribirse a una buena economía, su población primero demandará que se le proporcione aire limpio y alimentos seguros. El riesgo es que satisfacer plenamente todas las miles de demandas de servicios públicos requeriría de un sector público tan grande que bien podría desplazar y sacar del escenario a las actividades innovadoras en el sector privado.
China debe tener en mente que el sector privado puede igualar – o superar – al sector público en el suministro de muchos servicios que hasta ahora los presta el sector público. Los ferrocarriles subterráneos fueron, en algún momento, producto de la creatividad de los empresarios privados. Hoy en día, el paso más radical en el transporte urbano es Uber, y el cambio más radical en un futuro próximo probablemente llegue a ser el automóvil que se auto-conduce –ambos cambios surgen como resultado de la creatividad del sector privado.
Por supuesto, algunos cínicos dicen que los chinos no poseen ni la sofisticación ni el temperamento para ser innovadores. Sin embargo, las estimaciones preparadas por China y los países del G-7 sobre innovación que se forja localmente muestran que China ya ocupaba el cuarto lugar en la década de 1990; y, que en la siguiente década, cuando el Reino Unido y Canadá retrocedieron en su clasificación, China avanzó hacia el segundo lugar – ubicándose no muy por detrás de  EE.UU.
El hecho es que hay mucha menos innovación que surge de Estados Unidos de la que en algún momento surgió en el pasado – y casi no hay ninguna innovación que proviene de Europa. Por lo tanto, China podría convertirse en una importante fuente de innovación para la economía mundial, igualando o superando a EE.UU. A mi entender, esta es una oportunidad muy valiosa para China – y es un evolución de la situación que debe ser bienvenida por el resto del mundo.

Una buena economía para China

Edmund S. Phelps, the 2006 Nobel laureate in economics, is Director of the Center on Capitalism and Society at Columbia University and author of Mass Flourishing.
NUEVA YORK – Las décadas de arduo crecimiento junto con la crisis financiera del año 2008 han provocado un cambio sísmico en el pensamiento económico en gran parte del mundo. Se habla de desplazar recursos desde el ámbito de la inversión hacia el del consumo, de la industria pesada hacia los “servicios”, y del sector privado al sector público. Sin embargo, lo que me llama la atención es que estos argumentos se centran sólo en la mejora de la mezcla de los productos dentro de una economía, sin prestar atención a la mano de obra.

Sunday, June 19, 2016

Los enemigos de la libertad y la prosperidad


 
A través de las casi setecientas páginas de Los enemigos del comercio II Antonio Escohotado continúa la senda que abrió con la primera parte1 de lo que debe terminar siendo una trilogía dedicada a analizar quiénes son "los enemigos del comercio". Si en aquella Escohotado comenzaba la arqueología de la oposición a la propiedad privada sacando a la luz la corrupción esclavista de la antigua Grecia hasta llegar a los radicales de la Revolución Francesa, pasando por sectas judías como la de los esenios2, en este segundo tomo se centra en el período que transcurre desde el final de la mencionada revolución hasta principios del siglo XX ("la eclosión del socialismo").



Como reza el subtítulo, se trata de elaborar una "historia moral de la propiedad", una perspectiva de lo acontecido a la humanidad a través del desarrollo de una idea y de cómo ha ido provocando en los diversos protagonistas de la historia una reacción de atracción o de rechazo. Desde la atalaya de este inicio del siglo XX, en el que la idea de la propiedad privada, mal que bien, se ha consolidado y cada vez se extiende más por el planeta, conquistando pacífica y casi triunfalmente a los que habían sido sus enemigos más encarnizados, es muy importante una labor ciclópea como la que ha emprendido Antonio Escohotado, porque podría parecer que este es el estado natural de la sociedad. Y, sin embargo, ¡cuánta sangre ha costado! Y dado que han sido tan poderosos y tan numerosos sus adversarios, hubo un momento en que parecía que todo estaba perdido y que la moral liberal incorporada en el concepto de propiedad privada iba a desaparecer de la faz de la tierra por el ascenso de su más mortal amenaza, los totalitarismos, que no sólo pretendían acabar con la libertad política sino con la libertad moral, es decir, con la espontaneidad que está en la base de la propiedad como régimen económico. A esa dupla totalitaria de nazis y estalinistas se dedicará la tercera entrega que esperamos como premio de la lotería.
Estaba leyendo el libro en una cafetería cuando la camarera miró por encima de mi hombro y comentó: "Escohotado… lo leí cuando estaba en la facultad. Aquellos libros sobre las drogas. Ahora, creo, se ha convertido en un liberal raro". "Todos los liberales somos raros", le respondí. Pero es cierto que, como en el caso de la igualdad para los cerdos comunistas de Rebelión en la granja, todos los liberales somos raros pero unos lo son más que otros. Y Antonio Escohotado se lleva la palma. Porque su liberalismo tiene un aire hegeliano que sobrevuela desde una perspectiva filosófica, abarcadora y comprehensiva, la mirada habitual del liberal cotidiano, centrado en cuestiones exclusivamente económicas y corto de miras, anclado a primitivos dogmas antiestatistas e inocentes consignas promercado. La lectura de Escohotado pone de manifiesto como ninguna otra lo que significa el liberalismo como Zeitgeist.
Una cosmovisión que, además de en Hegel, Escohotado encuentra su más acabada expresión en las figuras de Saint Simon y Schumpeter. Mientras que el austríaco habría encontrado una fórmula simple y efectiva para hacer ver la dialéctica de los opuestos que le da su fuerza al capitalismo, el concepto de destrucción creadora (o, como dice el propio Escohotado, "fracasar triunfando y triunfar fracasando"), el filósofo francés suscita su admiración ("uno de los genios más intrépidos de todos los tiempos") en cuanto que recoge el testigo de Montesquieu y Adam Smith a través de la metáfora de “la mano de la avaricia” que engendra abundancia por caminos tan indirectos como seguros.
Lo que metafísicamente le interesa a Escohotado del liberalismo es que es el sistema que mejor se adapta a lo que es "la inquietud del movimiento", "el flujo de lo real". Heraclitano al fin y al cabo, Escohotado es fiel a una visión del mundo que también llevó a cabo tanto en su Historia de las drogas como en Caos y orden. Es decir, la naturaleza indeterminada de la evolución social. O, dicho a la manera hegeliana, que el progreso que observamos es el resultado del propio despliegue de la libertad. O, para lo que nos ocupa, de la propiedad como manifestación económica de aquella.
Indeterminación unida a la relatividad de los fenómenos sociales. Aunque no un relativismo postmoderno sino en el sentido que le daba Einstein cuando explicaba que las perspectivas no son las del sujeto sino las de los modos de manifestarse el ser. De modo que dos sujetos en la misma posición, enfrentando la misma perspectiva de manifestación del ser, verían lo mismo.
Si Escohotado ha pasado de ser un hegeliano de izquierdas a serlo liberal es porque en su pensamiento ha encontrado un mejor equilibrio, un check and balance, entre la racionalidad y la realidad. Todo lo racional es real, como pretende la izquierda, pero a condición, advierte Escohotado, de que todo lo real sea racional ("Toda libertad responsable es realismo, "conciencia de la necesidad"). Y es que el subtítulo también podría ser “Crítica de la razón roja", porque no cabe duda de que Escohotado maneja con profundidad y rigor la literatura roja y, lo que es más importante, comprende el ethos y el pathos de la izquierda. El filósofo madrileño constituye un fenomenal alambique en el que sintetizar lo mejor de las diversas tradiciones liberales, de la derecha representada por Hayek o Friedman, por ejemplo, o de la izquierda, cifrada en Schumpeter o Popper. En un eclecticismo no oportunista sino antidogmático. Y siempre con una impronta hegeliana que le lleva a ver la tensión social por antonomasia alrededor de la cuestión de si abolir o multiplicar la propiedad privada como una variante de la confrontación básica, según Hegel, entre amo y esclavo.
Combinación de la historia de los hechos económicos y de la historia de las ideas, fundamentalmente económicas pero no únicamente, Los enemigos de la propiedad II se divide en dos secciones. La primera, "De cómo la propiedad se industrializó", abarca trece capítulos en los que vemos pasar al revolucionario terrorista Blanqui junto al revolucionario pacífico Thomas Paine; al empresario filántropo Owen y al filósofo funcionario Hegel; la aparición del papel moneda y la creación de las cooperativas. En la segunda parte, "De cómo competir y cooperar se tornaron radicalmente opuestos", dividido en veintidós capítulos, está centrado básicamente en la figura prometeica de Marx, gran héroe de cuando empezó a “ondear la bandera roja” (primer capítulo de esta sección) hasta las revoluciones rusas de principio de siglo XX (“Hacia la revolución triunfante”). En definitiva, la eclosión del socialismo es una nueva manifestación de aquella sociedad clerical-militar que se enfrentó en los primeros tiempos al espíritu comercial.
Sin embargo, atento a los matices, Escohotado distingue entre, por ejemplo, Rodbertus, un socialista conservador; Sismondi, un socialista liberal, y Marx, un socialista comunista. Amén de socialistas-socialistas como Saint-Simon, Bernstein y Jaurès. O bien aclara la brumosa línea que separa "aquellas cosas que merecen al público la incomodidad de una patente exclusiva y la que no", en el caso de ese casus belli entre los liberales que es la institución de la propiedad intelectual.
Fenomenología del Espíritu Capitalista vista a través de aquellos que se opusieron al mismo y Enciclopedia de la Conciencia Roja, Los enemigos del comercio II es un compendio tan erudito como inteligente, tan ilustrado como apasionante, de la idea más peligrosa que ha surgido en el orden social: la de libertad. Lejana de los presupuestos buenistas de la historia políticamente correcta ("púdica al tiempo con el catolicismo y con el comunismo"), la eclosión del socialismo, según Escohotado, es una manifestación, otra, del talante del resentimiento que encuentra su expresión paradigmática en "El bien común es la comunidad de bienes, y vuelven los días de la restitución general". Una nostalgia del paraíso perdido, de una utopía donde “no había ni tuyo ni mío”, aunque para alcanzarla se debiese emprender “la guerra abierta de los ricos contra los pobres… rindiendo a la diosa Libertad el homenaje de un holocausto”.
El tercer tomo analizará esa paradoja según la cual, a medida que el liberalismo ha triunfado sobre el comunismo y el fascismo, esas variantes totalitarias que definió Hannah Arendt, el Estado ha crecido elefantiasicamente. "El perfeccionamiento depende ante todo de crecer en sumisión al orden", decía Auguste Comte, justificando la dictadura y la opresión (benévolente, se supone…). Y no cabe duda de que dicho perfeccionamiento está cerca de alcanzar su clímax en nuestras sociedades presuntamente liberales aunque tanto en el fondo como en la forma inequívocamente tendentes hacia el colectivismo y el socialismo, como se temía Schumpeter. Si, como sostiene Escohotado, la fórmula liberal es equivalente a "propiedad privada = libertad + prosperidad", entonces el asalto a la razón liberal se mantiene como en el pasado, sólo que de una forma mucho más sibilina y taimada. Pero libros como este constituyen no solo una barricada contra la barbarie ideológica, también un ariete conceptual con el que abrir nuevas sendas en el mundo liberal.

Los enemigos de la libertad y la prosperidad


 
A través de las casi setecientas páginas de Los enemigos del comercio II Antonio Escohotado continúa la senda que abrió con la primera parte1 de lo que debe terminar siendo una trilogía dedicada a analizar quiénes son "los enemigos del comercio". Si en aquella Escohotado comenzaba la arqueología de la oposición a la propiedad privada sacando a la luz la corrupción esclavista de la antigua Grecia hasta llegar a los radicales de la Revolución Francesa, pasando por sectas judías como la de los esenios2, en este segundo tomo se centra en el período que transcurre desde el final de la mencionada revolución hasta principios del siglo XX ("la eclosión del socialismo").


Wednesday, June 15, 2016

¿Quién le ha hecho más bien a la humanidad, Bill Gates o la Madre Teresa?

“A los hombres les han enseñado que la mayor virtud no es crear, sino dar. Pero no se puede dar lo que no ha sido creado”. — Ayn Rand
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¿Quién le ha hecho un mayor bien a la humanidad, Bill Gates o la Madre Teresa? Si pudieses decidir, ¿en qué sociedad preferirías vivir, en una sociedad de Bill Gateses o en una de Madres Teresas? ¿Cómo imaginas que sería tu vida en cada caso?
Piensa. ¿Qué necesitas tú para vivir? ¿Cuáles son los requirimientos básicos de tu supervivencia?
[Todas las citas son de Ayn Rand]
“Nada nos es dado en la Tierra. Todo lo que necesitamos debe ser producido. Y aquí el ser humano afronta su alternativa básica, la de que puede sobrevivir en sólo una de dos formas: por el trabajo autónomo de su propia mente, o como un parásito alimentado por las mentes de los demás. El creador es original. El parásito es dependiente. El creador enfrenta la naturaleza a solas. El parásito enfrenta la naturaleza a través de un intermediario.”


¿Sería tu vida más rica, más larga, más feliz, si estuvieras rodeado de personas creativas, inteligentes, productivas… o si vivieras en un mundo de parásitos que lo único que hacen es quitarle a quienes producen para darle a quienes no producen?
“El problema de la producción, te dicen, ha sido resuelto y no merece más estudio ni atención; el único problema que queda para que tus “reflejos” lo resuelvan es ahora el problema de la distribución. ¿Quién resolvió el problema de la producción? La humanidad, responden. ¿Cuál fue la solución? Los bienes están aquí. ¿Cómo llegaron hasta aquí? De alguna forma. ¿Qué lo causó? Nada tiene causas.”
¿Qué sería de ti sin individuos como Bill Gates, sin los hombres de la mente, sin productores?
“…colócate en cualquier terreno desierto en un paraje inexplorado por los hombres y pregúntate qué forma de supervivencia podrías lograr y cuánto tiempo durarías si te negaras a pensar, sin nadie a tu alrededor para enseñarte lo que hacer; o, si decidieras pensar, cuánto tu mente sería capaz de descubrir – pregúntate a cuántas conclusiones independientes has llegado en el transcurso de tu vida y cuánto tiempo has dedicado a realizar las acciones que aprendiste de otros – pregúntate si serías capaz de descubrir cómo arar la tierra y producir tu alimento, si serías capaz de inventar una rueda, una palanca, una bobina de inducción, un generador o un tubo electrónico – y entonces decide si los hombres competentes son explotadores que viven del fruto de tu trabajo y te roban la riqueza que tú produces, y si te atreves a creer que posees el poder de esclavizarlos. Que tus mujeres le echen un vistazo a una hembra en la jungla, de rostro arrugado y senos pendulantes, allí sentada machacando harina en un cuenco hora tras hora, siglo tras siglo – y entonces que se pregunten si su “instinto de hacer herramientas” les proporcionará frigoríficos, lavadoras y televisores, y si no, si les interesa destruir a quienes proporcionaron todo eso…”
¿Te has preguntado qué premisas has aceptado, y qué ideas son las que están destruyendo el mundo sin que te des cuenta?
“Ellos proclaman que cada hombre que nace tiene derecho a existir sin trabajar y, no importando que estén siendo contrariadas las leyes de la realidad, tiene derecho a recibir su “sustento mínimo” – su comida, su vestimenta, su techo – sin esfuerzo de su parte, como su derecho de nacimiento. ¿Recibirlo – de quién? Evasión. Cada hombre, anuncian, es dueño de una parte proporcional de los beneficios tecnológicos creados en el mundo. ¿Creados – por quién? Evasión.”
¿Qué moralidad ensalza a los parásitos, considerándolos héroes y bienhechores de la humanidad, mientras condena y esclaviza a los que realmente te mantienen vivo, llamándolos malvados y “egoístas”?
“Esa, la más vil de las criaturas – el doble parásito que vive de las llagas del pobre y de la sangre del rico – es lo que los hombres han llegado a considerar un ideal moral.”
Esa es la moralidad que muchos millonarios en el mundo han aceptado implícitamente. Hasta el propio Bill Gates, el arquetipo de self-made-man, el productor “par excellence”, está infectado por una moralidad que le hace sentirse culpable por producir, por crear puestos de trabajo, por hacer más eficientes a millones de personas. Todos ellos han aceptado una moralidad que predica que lo moral no es producir sino “dar”.
“A los hombres les han enseñado que la mayor virtud no es crear, sino dar. Pero no se puede dar lo que no ha sido creado”.

¿Quién le ha hecho más bien a la humanidad, Bill Gates o la Madre Teresa?

“A los hombres les han enseñado que la mayor virtud no es crear, sino dar. Pero no se puede dar lo que no ha sido creado”. — Ayn Rand
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¿Quién le ha hecho un mayor bien a la humanidad, Bill Gates o la Madre Teresa? Si pudieses decidir, ¿en qué sociedad preferirías vivir, en una sociedad de Bill Gateses o en una de Madres Teresas? ¿Cómo imaginas que sería tu vida en cada caso?
Piensa. ¿Qué necesitas tú para vivir? ¿Cuáles son los requirimientos básicos de tu supervivencia?
[Todas las citas son de Ayn Rand]
“Nada nos es dado en la Tierra. Todo lo que necesitamos debe ser producido. Y aquí el ser humano afronta su alternativa básica, la de que puede sobrevivir en sólo una de dos formas: por el trabajo autónomo de su propia mente, o como un parásito alimentado por las mentes de los demás. El creador es original. El parásito es dependiente. El creador enfrenta la naturaleza a solas. El parásito enfrenta la naturaleza a través de un intermediario.”