Las elecciones hacen sentir su efecto negativo en EE.UU., dicen economistas
Por Josh Zumbrun
Por primera vez en este ciclo electoral en Estados Unidos, la mayoría de los economistas encuestados por The Wall Street Journal cree que la incertidumbre en torno a los próximos comicios está afectando la actividad económica.
Si bien todas las elecciones generan cierta incertidumbre económica, más de 80% de los economistas en la última encuesta de The Wall Street Journal dicen que el ciclo actual presenta un desorden inusual. La mayoría —57%— dice que la economía ha sufrido, de cierta forma, como resultado de esto.
“Esta elección introduce una incertidumbre del tamaño del Monte Everest”, dice Kevin Swift, economista jefe del American Chemistry Council, una asociación de empresas químicas.
Los economistas han creído desde hace mucho que, en general, la incertidumbre tiene el potencial de restringir el gasto de los consumidores y la inversión empresarial, si las personas y las compañías tienen dudas sobre los impuestos y las regulaciones que enfrentarán en el futuro. Hasta la encuesta de este mes, sin embargo, la mayoría de los economistas pensaba que incluso una elección como la de este año no pasaría al nivel de plantear un problema macroeconómico.
Las opiniones cambiaron después de que un informe del Departamento de Comercio de EE.UU. mostró el mes pasado que la inversión del sector empresarial hasta junio había caído por tercer trimestre consecutivo.
“El gasto de inversión claramente muestra el impacto perjudicial de la elección”, dice Sean Snaith, director del Instituto de Competitividad Económica de la Universidad de Florida Central.
Inicialmente, muchos habían atribuido el declive a las posibles repercusiones del derrumbe de los precios del crudo, que habían socavado la inversión entre los productores petroleros de EE.UU.
No obstante, la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, señaló en su conferencia de prensa de junio que la caída de la inversión fue más amplia de lo que podría explicarse por el bajón del sector energético.
“La inversión empresarial fuera de la energía fue particularmente débil durante el invierno (boreal) y parece haber permanecido así comenzada la primavera”, aseveró.
Los datos desde entonces han confirmado que la debilidad de la inversión había, de hecho, continuado.
The Wall Street Journal sondeó a 62 economistas de negocios, financieros y académicos entre el 5 y el 9 de agosto, aunque no todos los economistas contestaron todas las preguntas.
Los encuestados rebajaron sus proyecciones de crecimiento económico en 2016 a 1,8%, frente a 2% el mes pasado y 2,5% al inicio del año. Sus previsiones de la tasa de desempleo no cambiaron mucho.
Si bien un crecimiento de 1,8% sería otra decepción, indica que la mayoría de los economistas considera que la incertidumbre afectará, pero no paralizará, a EE.UU. La estimación promedio de las probabilidades de que el país entre en recesión durante el próximo año fue de 21%, comparada con 22% el mes pasado. Aun así, la cifra es el doble de la estimación de hace un año.
En el centro de la incertidumbre de las empresas están las dudas sobre qué cambios de política podría implementar el gobierno en los próximos años.
“Nunca antes las opciones de política han sido menos comprendidas en un ciclo electoral”, señala Crews Cutts, economista jefe de la firma de calificación crediticia Equifax.
En el tema de comercio, tanto Hillary Clinton como Donald Trump se han opuesto al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), un tratado entre 12 países que negoció el actual gobierno, y ambos candidatos han expresado dudas sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o Nafta.
Clinton ha propuesto un aumento de los impuestos a los ricos y las empresas. Trump ha propuesto grandes recortes tributarios sin propuestas para reducir el gasto, una medida que muchos economistas consideran que haría disparar el déficit.
Trump ha propuesto políticas drásticas para limitar la inmigración, abandonar pactos comerciales y etiquetar a China como manipulador cambiario, medidas que por designio tendrían consecuencias de amplio alcance.
Este año, es inusualmente complicado deducir cómo las propuestas se traducirían en políticas reales.
Incluso si Clinton ganara la elección, es probable que tenga que enfrentar una Cámara de Representantes aún bajo control republicano. La cámara baja se ha mostrado poco inclinada a adoptar las políticas que ha propuesto la candidata. Las ideas de Trump podrían resultar difíciles de promulgar, ya que muchas de sus ideas van en contra de las posturas de muchos republicanos en el Congreso. La incertidumbre en torno al control del Senado, que cualquiera de los dos partidos podría ganar en noviembre, no hace más que aumentar las dudas.
“El rango de potenciales desenlaces políticos es mucho mayor en lo abstracto”, dice Lou Crandall, economista jefe de Wrightson ICAP. “El mercado tiene dudas sobre cómo esa incertidumbre se traducirá en una acción concreta”