Wikipedia

Search results

Showing posts with label deflación. Show all posts
Showing posts with label deflación. Show all posts

Tuesday, September 20, 2016

La deflación es siempre buena para la economía

deflate happy
Para la mayoría de expertos, la deflación, la cual ellos definen como la disminución general de los precios de los bienes y servicios, son malas noticias ya que generan expectativas de mayores reducciones de precios.
Como resultado, argumentan, que los consumidores posponen la compra de bienes en el presente ya que esperan comprar estos mismos bienes a precios menores en el futuro.  Esto debilita el flujo general del gasto y a su vez, debilita a la economía.
Por lo tanto, dichos expertos sostienen que las políticas que contrarrestan la deflación también contrarrestan el declive económico.
Si la deflación conlleva a un declive económico, entonces las políticas que reversan la deflación deben ser buenas para la economía.



Reversar la deflación implicaría introducir políticas que apoyan el incremento general en el precio de los bienes, o sea, la inflación.  Esto significa que la inflación podría ser un agente de crecimiento económico.
Según la mayoría de expertos, un poco de inflación puede ser algo realmente bueno.  Los pensadores populares son de la opinión que una inflación del 2% no es dañino al crecimiento económico, pero que la inflación del 10% podría ser malas noticias.  (De hecho, el objetivo de inflación del Fed es de 2%).
Entonces, podemos concluir que a una tasa de inflación del 10%, es probable que los consumidores vayan a formar expectativas de una inflación creciente.
Según el pensamiento popular, en respuesta a una alta tasa de inflación, los consumidores acelerarán el gasto presente en bienes, lo que debería de estimular el crecimiento económico.
¿Entonces por qué una tasa de inflación del 10% o superior es considerada como algo malo por los expertos?
Claramente existe un problema con las definiciones populares de inflación y deflación.
La inflación no es esencialmente un incremento en precios
La inflación no es sobre el incremento general de los precios como tal, sino sobre el incremento de la oferta de dinero.  Como regla cuando se incrementa la oferta monetaria se ponen en marcha incrementos generales en los precios.  Sin embargo, esto no es necesariamente el caso siempre.
El precio de un bien es el monto de dinero que se solicita por una unidad de este.  Para un monto constante de dinero y una cantidad del bien cada vez mayor, los precios realmente caerán.
Los precios también caen cuando la tasa de incremento de la oferta de bienes supera la tasa del incremento de la oferta de dinero.  Por ejemplo, si la oferta monetaria incrementa por un 5% y la cantidad de bienes incrementa por un 10%, los precios habrán caído en un 5%, ceteris paribus.
Una baja en los precios en este ejemplo no puede ocultar el hecho que tenemos una inflación del 5% acá dado el incremento de la oferta monetaria.
Los precios crecientes no son el problema con la inflación
La razón por la cuál la inflación es mala noticia no es por los incrementos de precios como tal, sino por el daño que la inflación inflige en el proceso de creación de riqueza.  Acá está el porqué.
El principal rol del dinero es cumplir el papel de medio de intercambio.  El dinero nos permite intercambiar algo que tenemos por algo que queremos.
Antes de que un intercambio pueda ocurrir, el individuo debe haber realizado algo útil para que él lo haya intercambiado por dinero.  Una vez que asegura su dinero, lo puede intercambiar por un bien o bienes de su elección.  Nota que a través del dinero que tenemos acá existe un intercambio de algo por algo más.
Pero ahora considera la situación en que el dinero es creado del aire – esto es precisamente lo que hace el falsificador de dinero.  Este tipo de dinero crea la plataforma para el intercambio de nada por algo.  El falsificador intercambia dinero impreso por bienes sin haber producido nada útil.
El falsificador toma de la reserva de bienes reales sin hacer ninguna contribución a esta.
El efecto económico del dinero creado del aire es exactamente el mismo que el del dinero falsificado – este empobrece a los generadores de riqueza.
El dinero creado del aire re-direcciona la riqueza real hacia los poseedores del nuevo dinero.  Como resultado, queda menos riqueza real para financiar las actividades generadoras de riqueza.
Esto a su vez conlleva al debilitamiento del crecimiento económico.  Recordar que solo las actividades generadoras de riqueza pueden generar la riqueza y por lo tanto, hacer crecer a una economía.
Notar que como resultado del incremento de la oferta monetaria lo que tenemos acá es más dinero por cantidad de bienes, y por ende, mayores precio.  Lo que importa, sin embargo, no es el incremento de precios como tal sino el incremento de la oferta monetario que pone en marcha el intercambio de nada por algo o “el efecto falsificador”.
El intercambio de nada por algo, como hemos visto, debilita el procesa de la formación de verdadera riqueza.  Por lo tanto, cualquier cosa que promueva el incremento de la oferta monetaria solo puede empeorar aún más las cosas.  Mientras que la inflación es un incremento en la oferta monetaria, la deflación es la disminución de la oferta monetaria.
Hemos visto que incrementos en la oferta monetaria, o sea, la inflación da pie al aumento de varias actividades no productivas, las cuáles también podemos llamar “actividades burbuja”.
Políticas de dinero fácil desvían recursos hacia actividades no productivas
Porque estas actividades no pueden sostenerse por sí mismas (ya que requieren el desvío de la riqueza de los generadores de riqueza), es que el incremento es actividades burbuja a cuenta del aumento de la oferta monetaria debilita la habilidad de los generadores de riqueza de poder generar riqueza.
Por ende, políticas monetarias sueltas con miras a contrarrestar la caída en los precios (ej: pelear la deflación), no hacen más que proveer soporte para las actividades no productivas.  Tales políticas pueden producir la ilusión de éxito, en tanto, existan suficientes generadores de riqueza para financiar estas actividades no productivas.
Por ejemplo, una compañía con 10 departamentos, 8 departamentos son los que producen ganancias y los otros 2, pérdidas.  Un Gerente General responsable cerraría o re-estructuraría los dos departamentos que generan pérdidas.  El no hacerlo solo re-direccionaría fondos de los generadores de riqueza hacia los departamentos perdedores, así debilitando los cimientos de toda su empresa.  Sin la remoción o restructuración, de los departamentos generadores de pérdidas existe el riesgo de que toda la compañía eventualmente quiebre.
A partir de este simple ejemplo podemos deducir que una vez que un porcentaje de las actividades generadoras de riqueza caigan abruptamente no habrá suficiente riqueza para apoyar la expansión en actividad económica.  La economía cae entonces en un declive prolongado.  Bajo estas condiciones, entre más intente el banco central de corregir los síntomas, peor se pondrán las cosas.
Sin embargo, una vez que a las actividades no productivas se les permite quebrar y que las fuentes del aumento en la oferta monetaria sean selladas, uno puede esperar que realmente ocurra una expansión de riqueza.  Con la expansión de verdadera riqueza para un flujo constante de dinero, tendremos una caída en precio.  Nótese que, si los precios caen gracias a la liquidación de actividades no productivas o por la expansión de la riqueza verdadera, son siempre buenas noticias.  En el primer caso, indica que hay más financiamiento disponible ahora para la generación de riqueza, mientras en el segundo caso, esto indica que hay más riqueza de la que realmente está siendo generada.
La amenaza real a la economía no es entonces la deflación sino las políticas dirigidas a contrarrestarla.

La deflación es siempre buena para la economía

deflate happy
Para la mayoría de expertos, la deflación, la cual ellos definen como la disminución general de los precios de los bienes y servicios, son malas noticias ya que generan expectativas de mayores reducciones de precios.
Como resultado, argumentan, que los consumidores posponen la compra de bienes en el presente ya que esperan comprar estos mismos bienes a precios menores en el futuro.  Esto debilita el flujo general del gasto y a su vez, debilita a la economía.
Por lo tanto, dichos expertos sostienen que las políticas que contrarrestan la deflación también contrarrestan el declive económico.
Si la deflación conlleva a un declive económico, entonces las políticas que reversan la deflación deben ser buenas para la economía.


En defensa de la deflación

• 

deflate2 
Mises Institute: ¿Qué le llevó a escribir En defensa de la deflación?
Philipp Bagus: Una de las razones es que sencillamente no existe ningún estudio  integral de la deflación. La otra razón es que el temor a la deflación ha traído consecuencias desastrosas para nuestras economías. Esto es así porque la supuesta amenaza de la deflación se utiliza para justificar la producción de nuevo dinero. Los banqueros centrales sostienen hoy que si no se involucran en la flexibilización cuantitativa y otras políticas no convencionales, nuestras economías se deslizarán en una recesión y en una deflación de precios. E, implícitamente, la deflación de precios se presenta como algo horrible. De hecho se considera que es algo tan horrible, que los anti-deflacionistas ni siquiera piensan que sea necesario probar sus afirmaciones y analizar el fenómeno de manera sistemática. Por lo tanto, pensé que sería útil analizar la deflación.



MI: Usted cuenta en su libro que la deflación es un tema ignorado en los manuales de economía. ¿Por qué cree que sucede esto? ¿Y cuál es el aspecto menos comprendido de la deflación?
PB: Una de las razones es que hemos vivido después de la Segunda Guerra Mundial en un mundo de inflación de precios continua. Por lo tanto, los libros de texto dedican mucho espacio a la inflación de precios, pero no a la deflación de precios. La deflación simplemente no ha sido una experiencia común en las últimas décadas. Y de nuevo, sigue predominando la idea de que la deflación es evidentemente mala.
El aspecto más incomprendido de la deflación es probablemente que la deflación de precios no es un problema económico general. Una caída de precios lo que simplemente produce es una redistribución. Los vendedores pierden y los compradores ganan.
Sin embargo, todos somos compradores (de bienes y servicios) y vendedores (de bienes y de servicios laborales). Las empresas también compran factores de producción y venden productos. Así que la deflación de precios en sí misma no es perjudicial para todos, sino sólo para aquellos cuyos precios de venta caen más rápido que sus precios de compra. Sin embargo, los precios de venta de algunos son precios de compra para la otra parte del intercambio. Por eso, cuando hay algunos que pierden hay otros que ganan. Los precios de venta se reducen más despacio que los precios de compra.
También es cierto que en una deflación de precios los deudores pierden. Pero el poder adquisitivo que los deudores pierden, lo ganan los acreedores. Y si una empresa va a la quiebra por tener unas deudas cuyo valor nominal es fijo, si el negocio es viable y el deterioro de su situación vino solo motivado por su elevado endeudamiento, en principio, el acreedor se apropia de sus activos y puede continuar la producción. Este cambio en la propiedad no perturba el potencial productivo de la economía (es decir, las fábricas y las máquinas no desaparecen). Por lo tanto, la deflación de precios no es un problema económico general, pero conduce a una redistribución.
La deflación de precios que es causada por el gobierno puede, por supuesto, ser considerada como perjudicial por razones morales. Este no es el caso de la deflación de precios que se produce en un mercado libre o que se produce como reacción del mercado a la intervención del gobierno.
MI: ¿Cuáles son las implicaciones políticas de esto? ¿Cómo es que esta permutación entre ganadores y perdedores infunde tanto temor a la deflación en los políticos?
PB: La implicación política es que uno no debe escuchar a las personas que sostienen que lo que se necesita es una política monetaria inflacionista para evitar a toda costa la deflación de precios porque ésta sea el fin del mundo.
La propia inflación causará una redistribución a favor de los primeros perceptores del nuevo dinero, distorsionará los precios relativos, favorecerá a los  deudores, impulsará las malas inversiones y potencialmente alimentará nuevas distorsiones y burbujas. Es totalmente comprensible que quienes se benefician de la inflación estén propalando mitos sobre los males de la deflación.
¿Quién se beneficia de esa continua inflación? Pues bien, las élites políticas y empresariales. El mayor deudor en nuestras economías es el Estado. También muchas élites empresariales están muy endeudadas. En un escenario de deflación de precios saldrían perdiendo. Por lo tanto, lo retratan como un problema general, a pesar de que los acreeedores se beneficiarían de la deflación. Y como remedio político, los anti-deflacionistas reclaman que se cree más dinero; dinero que recibirán en primer lugar el gobierno, la industria financiera y otras élites empresariales. En otras palabras, estas élites se benefician de la creación de dinero nuevo —que pueden gastar antes de que los precios se ajustan al alza— a expensas de aquéllos que sólo reciben el dinero después de que ya se haya producido la subida de precios.
MI: Entonces, ¿por qué tantos economistas culpan a la deflación de las depresiones del pasado?
PB: Muchos economistas son empíricos. Así que examinan la Historia y llegan a conclusiones. Ven que durante la Gran Depresión una fuerte recesión económica se vio acompañada de deflación. Entonces piensan que fue la deflación lo que causó la recesión o la hizo más intensa.
Los Keynesianos también piensan que se produce una recesión debido a un colapso de la demanda agregada. No entienden que las personas tienen que producir para poder consumir. De modo que para ellos no puede haber un exceso generalizado de producción. Pero si no todo lo producido tiene demanda, la estructura de la oferta debe adaptarse a la demanda. Y aquí la deflación de los precios o la deflación monetaria puede acelerar el reajuste de la estructura de la producción mediante la liquidación de las malas inversiones y la más rápida transferencia de recursos a proyectos capaces de producir bienes y servicios que los consumidores demanden con mayor urgencia.
MI: ¿Podemos identificar períodos de deflación en los que hubo un aumento del nivel de vida?
PB: Por supuesto. Durante el siglo XIX, en muchos países se observó una caída de los precios causada por un fuerte crecimiento económico. En el libro, se analiza con detalle la situación de Estados Unidos de 1865 a 1896. Durante ese período Estados Unidos experimentó treinta años de bajadas de precios y al mismo tiempo un fuerte aumento en el nivel de vida. De hecho, el resultado natural del crecimiento económico es que los precios tienden a caer y la población disfruta del aumento de la producción en forma de precios más bajos. Algo que observamos hoy en el sector de la tecnología.
MI: En su libro, usted cita al influyente economista Brad DeLong quien observó que la reducción de los precios hubo un tiempo en que parecía ser extremadamente improbable. Pero ahora parece más probable. ¿Por qué cree que sucede esto? En otras palabras ¿Por qué tenemos hoy en día unos datos de inflación tan inferiores a ese objetivo del 2 por ciento establecido por los bancos centrales?
PB: Se ha producido un proceso de desapalancamiento del sector financiero. La contracción del crédito ejerce una presión a la baja sobre los precios. Pero también hay crecimiento económico, no sólo en los países en desarrollo, sino también en las economías occidentales, donde los empresarios después de la crisis ajustaron la estructura de la producción.

En defensa de la deflación

• 

deflate2 
Mises Institute: ¿Qué le llevó a escribir En defensa de la deflación?
Philipp Bagus: Una de las razones es que sencillamente no existe ningún estudio  integral de la deflación. La otra razón es que el temor a la deflación ha traído consecuencias desastrosas para nuestras economías. Esto es así porque la supuesta amenaza de la deflación se utiliza para justificar la producción de nuevo dinero. Los banqueros centrales sostienen hoy que si no se involucran en la flexibilización cuantitativa y otras políticas no convencionales, nuestras economías se deslizarán en una recesión y en una deflación de precios. E, implícitamente, la deflación de precios se presenta como algo horrible. De hecho se considera que es algo tan horrible, que los anti-deflacionistas ni siquiera piensan que sea necesario probar sus afirmaciones y analizar el fenómeno de manera sistemática. Por lo tanto, pensé que sería útil analizar la deflación.