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Tuesday, September 20, 2016

La deflación es siempre buena para la economía

deflate happy
Para la mayoría de expertos, la deflación, la cual ellos definen como la disminución general de los precios de los bienes y servicios, son malas noticias ya que generan expectativas de mayores reducciones de precios.
Como resultado, argumentan, que los consumidores posponen la compra de bienes en el presente ya que esperan comprar estos mismos bienes a precios menores en el futuro.  Esto debilita el flujo general del gasto y a su vez, debilita a la economía.
Por lo tanto, dichos expertos sostienen que las políticas que contrarrestan la deflación también contrarrestan el declive económico.
Si la deflación conlleva a un declive económico, entonces las políticas que reversan la deflación deben ser buenas para la economía.



Reversar la deflación implicaría introducir políticas que apoyan el incremento general en el precio de los bienes, o sea, la inflación.  Esto significa que la inflación podría ser un agente de crecimiento económico.
Según la mayoría de expertos, un poco de inflación puede ser algo realmente bueno.  Los pensadores populares son de la opinión que una inflación del 2% no es dañino al crecimiento económico, pero que la inflación del 10% podría ser malas noticias.  (De hecho, el objetivo de inflación del Fed es de 2%).
Entonces, podemos concluir que a una tasa de inflación del 10%, es probable que los consumidores vayan a formar expectativas de una inflación creciente.
Según el pensamiento popular, en respuesta a una alta tasa de inflación, los consumidores acelerarán el gasto presente en bienes, lo que debería de estimular el crecimiento económico.
¿Entonces por qué una tasa de inflación del 10% o superior es considerada como algo malo por los expertos?
Claramente existe un problema con las definiciones populares de inflación y deflación.
La inflación no es esencialmente un incremento en precios
La inflación no es sobre el incremento general de los precios como tal, sino sobre el incremento de la oferta de dinero.  Como regla cuando se incrementa la oferta monetaria se ponen en marcha incrementos generales en los precios.  Sin embargo, esto no es necesariamente el caso siempre.
El precio de un bien es el monto de dinero que se solicita por una unidad de este.  Para un monto constante de dinero y una cantidad del bien cada vez mayor, los precios realmente caerán.
Los precios también caen cuando la tasa de incremento de la oferta de bienes supera la tasa del incremento de la oferta de dinero.  Por ejemplo, si la oferta monetaria incrementa por un 5% y la cantidad de bienes incrementa por un 10%, los precios habrán caído en un 5%, ceteris paribus.
Una baja en los precios en este ejemplo no puede ocultar el hecho que tenemos una inflación del 5% acá dado el incremento de la oferta monetaria.
Los precios crecientes no son el problema con la inflación
La razón por la cuál la inflación es mala noticia no es por los incrementos de precios como tal, sino por el daño que la inflación inflige en el proceso de creación de riqueza.  Acá está el porqué.
El principal rol del dinero es cumplir el papel de medio de intercambio.  El dinero nos permite intercambiar algo que tenemos por algo que queremos.
Antes de que un intercambio pueda ocurrir, el individuo debe haber realizado algo útil para que él lo haya intercambiado por dinero.  Una vez que asegura su dinero, lo puede intercambiar por un bien o bienes de su elección.  Nota que a través del dinero que tenemos acá existe un intercambio de algo por algo más.
Pero ahora considera la situación en que el dinero es creado del aire – esto es precisamente lo que hace el falsificador de dinero.  Este tipo de dinero crea la plataforma para el intercambio de nada por algo.  El falsificador intercambia dinero impreso por bienes sin haber producido nada útil.
El falsificador toma de la reserva de bienes reales sin hacer ninguna contribución a esta.
El efecto económico del dinero creado del aire es exactamente el mismo que el del dinero falsificado – este empobrece a los generadores de riqueza.
El dinero creado del aire re-direcciona la riqueza real hacia los poseedores del nuevo dinero.  Como resultado, queda menos riqueza real para financiar las actividades generadoras de riqueza.
Esto a su vez conlleva al debilitamiento del crecimiento económico.  Recordar que solo las actividades generadoras de riqueza pueden generar la riqueza y por lo tanto, hacer crecer a una economía.
Notar que como resultado del incremento de la oferta monetaria lo que tenemos acá es más dinero por cantidad de bienes, y por ende, mayores precio.  Lo que importa, sin embargo, no es el incremento de precios como tal sino el incremento de la oferta monetario que pone en marcha el intercambio de nada por algo o “el efecto falsificador”.
El intercambio de nada por algo, como hemos visto, debilita el procesa de la formación de verdadera riqueza.  Por lo tanto, cualquier cosa que promueva el incremento de la oferta monetaria solo puede empeorar aún más las cosas.  Mientras que la inflación es un incremento en la oferta monetaria, la deflación es la disminución de la oferta monetaria.
Hemos visto que incrementos en la oferta monetaria, o sea, la inflación da pie al aumento de varias actividades no productivas, las cuáles también podemos llamar “actividades burbuja”.
Políticas de dinero fácil desvían recursos hacia actividades no productivas
Porque estas actividades no pueden sostenerse por sí mismas (ya que requieren el desvío de la riqueza de los generadores de riqueza), es que el incremento es actividades burbuja a cuenta del aumento de la oferta monetaria debilita la habilidad de los generadores de riqueza de poder generar riqueza.
Por ende, políticas monetarias sueltas con miras a contrarrestar la caída en los precios (ej: pelear la deflación), no hacen más que proveer soporte para las actividades no productivas.  Tales políticas pueden producir la ilusión de éxito, en tanto, existan suficientes generadores de riqueza para financiar estas actividades no productivas.
Por ejemplo, una compañía con 10 departamentos, 8 departamentos son los que producen ganancias y los otros 2, pérdidas.  Un Gerente General responsable cerraría o re-estructuraría los dos departamentos que generan pérdidas.  El no hacerlo solo re-direccionaría fondos de los generadores de riqueza hacia los departamentos perdedores, así debilitando los cimientos de toda su empresa.  Sin la remoción o restructuración, de los departamentos generadores de pérdidas existe el riesgo de que toda la compañía eventualmente quiebre.
A partir de este simple ejemplo podemos deducir que una vez que un porcentaje de las actividades generadoras de riqueza caigan abruptamente no habrá suficiente riqueza para apoyar la expansión en actividad económica.  La economía cae entonces en un declive prolongado.  Bajo estas condiciones, entre más intente el banco central de corregir los síntomas, peor se pondrán las cosas.
Sin embargo, una vez que a las actividades no productivas se les permite quebrar y que las fuentes del aumento en la oferta monetaria sean selladas, uno puede esperar que realmente ocurra una expansión de riqueza.  Con la expansión de verdadera riqueza para un flujo constante de dinero, tendremos una caída en precio.  Nótese que, si los precios caen gracias a la liquidación de actividades no productivas o por la expansión de la riqueza verdadera, son siempre buenas noticias.  En el primer caso, indica que hay más financiamiento disponible ahora para la generación de riqueza, mientras en el segundo caso, esto indica que hay más riqueza de la que realmente está siendo generada.
La amenaza real a la economía no es entonces la deflación sino las políticas dirigidas a contrarrestarla.

La deflación es siempre buena para la economía

deflate happy
Para la mayoría de expertos, la deflación, la cual ellos definen como la disminución general de los precios de los bienes y servicios, son malas noticias ya que generan expectativas de mayores reducciones de precios.
Como resultado, argumentan, que los consumidores posponen la compra de bienes en el presente ya que esperan comprar estos mismos bienes a precios menores en el futuro.  Esto debilita el flujo general del gasto y a su vez, debilita a la economía.
Por lo tanto, dichos expertos sostienen que las políticas que contrarrestan la deflación también contrarrestan el declive económico.
Si la deflación conlleva a un declive económico, entonces las políticas que reversan la deflación deben ser buenas para la economía.


La UE contra Apple contra Irlanda: Por qué la competencia fiscal es buena



Ahora está claro de muchas maneras que la Unión Europea es un cártel de gobiernos con altos impuestos cuyo objetivo es restringir la competencia fiscal. La política comercial supuestamente libre (es decir, regulada) de la UE no es más que una excusa para homogeneizar los regímenes fiscales y regulatorios de los estados-nación.
El objetivo final de los estados miembros con altos impuestos como Francia es usar la UE para extraer tanto como sea posible de los miembros productivos de la sociedad sin perder su base fiscal. Nunca ha estado tan claro como ahora con la reciente condena de Apple por la Comisión Europea, que afirma que esta debe pagar 13.000 millones de euros por “beneficios fiscales indebidos” al gobierno irlandés. La comisionada Margrethe Vestager, a cargo de la política de competencia, decía:



Los estados miembros no pueden dar beneficios fiscales a empresas seleccionadas: esto es ilegal bajo las normas de ayudas estatales de la UE. La investigación de la comisión concluyó que Irlanda concedió beneficios fiscales ilegales a Apple, lo que permitió pagar muchos menos impuestos que otras empresas a lo largo de muchos años. De hecho, este tratamiento selectivo permitió a Apple pagar un impuesto efectivo de sociedades con un tipo del 1% sobre sus beneficios europeos en 2003 hasta el 0,005% en 2014.

Un historial de aplastamiento de la competencia fiscal

La Unión Europea lleva batallando contra la política de impuestos bajos de Irlanda desde 2001. Desde esa fecha, la Comisión Europea empezó a usar las normas de ayudas estatales para impedir las desgravaciones fiscales para sectores concretos de negocios. Esto llevó a la abolición del Irish International Financial Services Centre (IFSC). Bajo este régimen, las empresas financieras establecidas en la zona portuaria de Dublín tenían un impuesto de sociedades del 10% en lugar del 30% aplicado a otras empresas irlandesas. La comisión europea argumentó que el IFSC irlandés equivalía a una ayuda estatal ilegal para sectores concretos.
La reacción del gobierno irlandés a la prohibición del IFSC fue bastante irónica. El tipo fiscal especialmente reducido del 10% para sectores concretos fue reemplazado por un tipo fiscal bajo general del 12% para todas las empresas, frustrando así el intento de Bruselas de reducir la competencia fiscal. Esta política creo irritación entre la clase política de los países con altos impuestos. Desde la crisis de 2009, Irlanda ha sido considerada sistemáticamente como la cabeza de turco oficial de todo político, cazador de brujas y otros demagogos, tratando de evitar cualquier discusión acerca del problema real: la expansión de gastos públicos improductivos y anticompetitivos.

Los beneficios de la competencia

Las teorías estándar de la competencia fiscal están en buena parte motivadas por la opinión de que esta es completamente mala o al menos es problemática en algunos casos. La mayoría de estos “modelos estándar” se basan en supuestos insostenibles, como gobiernos maximizadores del bienestar. Evidentemente, sin considerar a las organizaciones estatales como lo que son (es decir, organizaciones parasitarias), nuestras conclusiones con respecto a la competencia fiscal están condenadas al error. Después de todo, la supuesta benevolencia de los estados puede ponerse en cuestión señalando simplemente el hecho de que la misma existencia de los estados se basa esencialmente en medios coercitivos, es decir, en impuestos. Al violar los derechos de propiedad de sus ciudadanos, los impuestos llevan a un menor nivel de división del trabajo y de acumulación de capital. Por tanto, si la competencia fiscal reduce los recursos desviados del sector productivo al sector público, es buena para la economía y los consumidores.
En el caso de Irlanda, se argumenta que esos agujeros fiscales disfrutados por Apple están distorsionando la actividad económica y por tanto están reduciendo la eficiencia. Aparentemente el problema en este caso son las desgravaciones fiscales específicas de un sector, en lugar de la competencia fiscal. Esta forma de razonar es completamente defectuosa por una razón sencilla: los agujeros fiscales no son agujeros. Como escribía Murray Rothbard:
Por supuesto, los economistas del gobierno han estado haciendo su trabajo, así como tratando de dorar la píldora de los aumentos fiscales. Nunca se refieren a [la supresión de los agujeros fiscales] como “aumentos”. No han sido aumentos en absoluto: son “mejoras en los ingresos” y “cierres de agujeros”. El mejor comentario sobre el concepto de “agujeros” fue el de Ludwig von Mises. Mises destacaba que el mismo concepto de agujeros implica que el gobierno posee por derecho todo el dinero que ganes y que se hace necesario corregir el error del gobierno de no haber conseguido poner sus manos sobre ese dinero hasta entonces.
Los agujeros son las vías respiratorias del capitalismo. Los beneficios de la competencia fiscal no dependen de la existencia de un solo tipo fiscal uniforme, sino, por el contrario, de la diversidad de regímenes fiscales. Así, si el objetivo es domar al leviatán, el gobierno irlandés hasta ahora ha tenido una política relativamente mejor de competencia con otros países por la misma base fiscal. La UE, por el contrario, continúa en su intento de imponerse como un superestado, como en los buenos tiempos anteriores al Brexit.

¿Destruirá a la UE el asunto de la competencia fiscal?

Esto podría ser un error fatal que destruyera la autoridad de Bruselas. De hecho, el gobierno irlandés acaba de oponerse a la Comisión Europea y ha reclamado su derecho a no agravar a Apple. El ministro irlandés de finanzas advirtió de que luchará contra la Comisión Europea en los tribunales. El Irish Revenue Commissioners y al Departamento de Finanzas ya han gastado unos 670.000€ en costes legales del caso.
La pregunta ahora es: ¿hasta dónde está dispuesto a llegar el gobierno irlandés? En este momento, la UE tiene mucho más que perder dejando que un estado miembro se vuelva díscolo que el gobierno irlandés cumpliendo las órdenes de Bruselas. Por otro lado, los eurócratas, en un momento de creciente euroescepticismo, caminan por un campo de minas y no pueden permitirse la frustración de ningún estado miembro. Mo hace falta decir que el resultado de esta polémica es muy incierto, pero es posible que el imperialismo de la UE esté muerto.

La UE contra Apple contra Irlanda: Por qué la competencia fiscal es buena



Ahora está claro de muchas maneras que la Unión Europea es un cártel de gobiernos con altos impuestos cuyo objetivo es restringir la competencia fiscal. La política comercial supuestamente libre (es decir, regulada) de la UE no es más que una excusa para homogeneizar los regímenes fiscales y regulatorios de los estados-nación.
El objetivo final de los estados miembros con altos impuestos como Francia es usar la UE para extraer tanto como sea posible de los miembros productivos de la sociedad sin perder su base fiscal. Nunca ha estado tan claro como ahora con la reciente condena de Apple por la Comisión Europea, que afirma que esta debe pagar 13.000 millones de euros por “beneficios fiscales indebidos” al gobierno irlandés. La comisionada Margrethe Vestager, a cargo de la política de competencia, decía: