Robert Redford
Por Alberto Benegas Lynch (h)
Diario de América
Después del ataque criminal del 11 de septiembre de 2001, el gobierno estadounidense ha reaccionado invadiendo Irak que, tal como explica Richard Clarke -ex asesor en materia de seguridad para Reagan, Bush padre, Clinton y Bush hijo- fue una inaceptable patraña política. Además, se están cercenando las libertades en nombre de la seguridad a través de las detenciones sin juicio previo, las escuchas telefónicas, la intromisión en el secreto bancario y la utilización de terceros países para torturar.
Diario de América
Después del ataque criminal del 11 de septiembre de 2001, el gobierno estadounidense ha reaccionado invadiendo Irak que, tal como explica Richard Clarke -ex asesor en materia de seguridad para Reagan, Bush padre, Clinton y Bush hijo- fue una inaceptable patraña política. Además, se están cercenando las libertades en nombre de la seguridad a través de las detenciones sin juicio previo, las escuchas telefónicas, la intromisión en el secreto bancario y la utilización de terceros países para torturar.
Paradójicamente, al efecto de evitar la destrucción de las libertades individuales por parte de las bandas terroristas, el gobierno del bastión del mundo libre las liquida anticipadamente. La manía imperialista de las guerras es exactamente lo contrario de lo que aconsejaban los Padres Fundadores para sostener una República , en cuyo contexto advirtieron reiteradamente sobre los aumentos en la deuda, los impuestos, los desórdenes fiscales y los problemas con la libertad de prensa a que, en nombre de los “secretos de Estado” y la idea de “traición”, indefectiblemente conduce la parafernalia bélica.
Muchas veces he escrito sobre diversas producciones cinematográficas que trasmiten mensajes que estimo de gran utilidad. En este caso se trata de la titulada “Leones por corderos” que dirige y en la que actúa Robert Redford. Es una crítica a la “guerra preventiva” que mantiene el gobierno de Estados Unidos.
Hay tres secuencias que tienen lugar simultáneamente. Un diálogo de un profesor con su alumno (y una participación en clase de este último). Una conversación de una periodista con un senador (y una discusión que ella mantiene con su jefe en la redacción) y secuencias de guerra concentradas en el padecimiento de dos soldados nobles que se conectan con la trama principal.
El profesor intenta por todos los medios de alentar a su alumno a que desarrolle sus talentos, quien ha abandonado los esfuerzos de otrora en vista de sus conclusiones sobre la fenomenal hipocresía de la política. En una de sus participaciones en clase, el alumno de marras se opone a que se le entreguen jeringas y agujas “sin cargo” a los drogadictos y dice que no es posible permitir que eso se haga coactivamente con los recursos de los contribuyentes, puesto que “es lo mismo que construir en las autopistas sendas especiales para borrachos, sufragadas con los impuestos de los demás”.
Por su parte, la periodista en el reportaje a un senador empecinado en la guerra “a cualquier costo”, intercala sus opiniones sobre lo que estima una guerra injustificada a Irak y recuerda hechos tales como la financiación a Bin Laden por parte del gobierno norteamericano y establece un estrecho correlato con Vietnam. Pero lo que no tiene desperdicio es el posterior debate con su jefe en las oficinas de la redacción. Intercambio acalorado de palabras donde se pone en evidencia la integridad de la periodista que quería denunciar el fraude, frente al responsable de las noticias que pretendía quedar bien con las autoridades y mantener el raiting.
Hay una última escena que resulta sumamente elocuente y es cuando un amigo del referido alumno se encuentra frente al televisor fascinado con temas de una alarmante frivolidad y cuando van a trasmitir noticias sobre la guerra, opta por apagar el sonido. La mirada del discípulo revela a las claras que tiene muy presente las advertencias de su profesor en la reunión que mantuvieron, en cuanto a que la mayor parte de la gente prefiere obviar los incendios y abstenerse de contribuir con su granito de arena para afrontar y resolver los problemas que atañen a todos.
Es un film que invita a pensar sobre uno de los acontecimientos mas importantes de nuestra época. Independientemente de las ideas que suscribe el director, esta producción constituye un acierto que debe ponderarse y difundirse si realmente se desean defender los principios sobre los que descansa la sociedad abierta.