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Friday, December 2, 2016

El Balsero

Por José Luis Fernandez

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El sol despertó a Martin. Había sido una noche inusitadamente tranquila. Por primera vez en muchos días había podido disfrutar de un sueño reparador. Ya hacia cuatro días que estaba en el mar, pero desde que se había decidido a escapar de la isla, la ansiedad y la preocupación no le habían permitido dormir ninguna noche completa.
Como había comenzado a hacer inconscientemente desde el primer día de su aventura marítima, Martin comenzó a conversar consigo mismo. ¡Que bien me vendría una taza de café ahora!. ¿Que día es hoy? Hoy es 23 ¿o sera 24? ¡Coño cuatro días en alta mar y ya no estoy seguro que fecha es! De todas maneras aunque todavía estuviera en casa y no me hubiera embarcado, hace rato se acabó la cuota del mes. Como hacia varias veces al día, reviso el inventario de lo que tenía en el pequeño bote de una vela. Casi medio botellón de agua, su máxima preocupación. Seis pedazos de pan duro, tostado y envuelto en cuatro nylones para mantenerlos secos. Un recipiente con dulce de coco que le había comprado al viejo Toño a precio de oro y que no había tocado, pues sabia le daría sed y lo iba a usar solo como ultimo recurso. Una bolsita casi vacia con leche en polvo. Medio aguacate. Seis ciruelas. Dos mangos de los seis que consiguió a ultima hora.


Esto significa que llevo cuatro días en el mar, pues he comido uno al día. Ayer comí el ultimo poco de puré de papas con calabaza que hice antes de salir. Debí haberlo dejado para hoy. Tengo que ponerme a dieta o no me alcanza la comida para llegar.
El viejo Pedro me dijo que en esta época del año el bote llegaría a Cayo Hueso en cuatro días o quizás menos. Que los vientos alisios y un montón de cosas que no entiendo me ayudarían a llegar con esta velita cobarde. Pero ya paso ese tiempo y no veo mas que agua por todas partes. Espero que haya sido honesto conmigo y ya este llegando, pues esta cachucha no vale los ochocientos dolares que le di y que tuve que conseguir sangreados.
Y ya no tenía remedio. Cuando me decidí venir y el viejo me ofreció el bote por ese dinero, lo fui cambiando todo por dolares. El viejo televisor Zenith en blanco y negro, que todavía funcionaba mas claro que los rusos, gracias a los inventos que le hacia Leovigildo, el técnico, cada vez que se fundía un tubo. Mi bicicleta "Cucusa", gracias a la cual pude motorizarme.
El Radio que me había comprado la tía Clotilde en el shopping cuando vino el año pasado. Recuerdo la necesidad que tenía del radio porque cuando se rompió el ruso que tenía, no había piezas para repararlo. El dichoso radio ruso que me habían autorizado a comprar en la asamblea anual para la adquisición de los equipos electrodomésticos de la fabrica. Cada vez que pienso en las dichosas asambleas anuales se me revuelve el estomago y no comprendo como pudimos continuar tantos años con aquella ignominia. Afortunadamente las asambleas se acabaron cuando al Caballo le hicieron falta los dolares. Ya no había que denunciar en la Asamblea a Pedro, por permitir a su mama que bautizara al hijo y así eliminarlo de la lista para yo poder comprar el radio. Ni que Casimiro echara pa'lante a Gregorio diciendo que en el ultimo cuarto de la casa tenía cuadros de santos, para eliminarlo en la compra del ventilador. Todavía recuerdo como disfrute la mano de piñazos que le dio Ramón al chiva de Roberto, "Caraetranca", cuando mencionó que había visto a la mujer entrar en la iglesia.......bueno, esas cosas pasaban antes. Ya nadie tiene que denunciar a nadie por esas cosas.....ya no le interesan al Sindicato, ni al Partido, ni a nadie ahora solo es buscar dolares.
Por eso estoy aquí. Voy a donde están los dolares. ¡Miami! Espero que las marcas que hizo el viejo Pedro estén correctas, pues las he ido cumpliendo al pie de la letra. Cuando sale el sol, tiene que estar la sombra del palito en esta rayita, al medio día aquí y la puesta aquí. Reviso la rustica "brújula". Consistía en un pedazo de madera clavado en la proa del bote, con una varita de metal al lado derecho. En el lado izquierdo estaban grabadas una N, por noche, pero que quería decir "atardecer", una M por medio día y una M por mañana o "amanecer". Mientras la sombra de la varita estuviera en esos puntos, la embarcación estaría con rumbo Norte-Noreste. El "viejo Pedro" le había tratado de enseñarle como guiarse siguiendo la Constelación de La Osa Mayor, pero a pesar de haber estudiado geografía Martin no reconocía, por mucho que le enseñaba el viejo pescador La Osa Mayor de la Osa Menor, así que a "ojo de buen cubero" trataba de continuar el rumbo de acuerdo con la ultima marca de la varita al ponerse el sol. En las mañanas rectificaba el rumbo cuando era necesario.
¿Que estará haciendo Julia? ¡Mira que quise a esa mujer! Por culpa de ella no me fui de Cuba hace cinco años cuando se fueron mis primos y era mas fácil ¡Y mas barato! Ya hubiéramos estado disfrutando "la dulce vida" en Miami. A los dos años ya vinieron de visita cargados de dolares y regalos.
Pero no, ella decía que no podía dejar a sus padres. Y cuando permitieron comprar en las diplotiendas por dolares y después abrieron los shoppings, empezaron a aparecer cosas en casa de sus viejos. Un día un televisor, otro día dos ventiladores, otro una batidora. Y ella empezó a lucir unos pitusas que alborotaba a todos los hombres del barrio cuando se los ponía. Yo no soy bobo. Un día vi que salió con Marisela, que fue "una loquita" desde que entro en la Secundaria y le caí atrás en la bicicleta al "camello" donde subieron. Se apearon en La Rampa y desde la misma esquina del Habana Libre empezaron a sonsacar a los turistas. ¡Estaban jineteando!
Allí mismo les metí el escándalo a las dos. Me llevaron arrestado con bicicleta y todo, afortunadamente. Bueno, afortunadamente por que no me separaron de la bicicleta, no por el arresto. Me echaron una descarga de madre, pero los policías entendieron la cosa y bajo promesa de no acercarme a Julia, me soltaron. Me jodió cinco años de mi vida, que los podía haber pasado gozando en Miami. Y ahí mismo decidí irme. Ya trataba de aparecerme lo menos posible por el barrio. No quería tropezarme con Julia. Y lo peor es que mi tía no hacia mas que repetirme "te lo dije, te lo dije, que no era trigo limpio", cuando iba de vez en cuando a comer allá. No volví. -Yo mismo me asombro con estos recuerdos. ¡Mira que comí mierda! No solo con Julia, sino con la Revolución. Yo que fui Camilito. Miliciano. Machetero voluntario. Desde niño mostraba honrosamente mi pañoleta de pionero y gritaba a todo pulmón: ¡Seremos como el Che! ¿Y para que? ¡Cuanta juventud desperdiciada! -¿Que habrá sido de Maite? Esa es otra onda. Maite me hubiera podido sacar del país. ¡Tuvimos un romance que ni las novelas brasileñas! Me ofreció casarse conmigo y llevarme a Barcelona. Pero yo estaba enamorado desde chiquito de Julia y de la Revolución. Recuerdo como algún que otro domingo Julia y yo nos íbamos a la pizzeria y hasta disfrutábamos la cola como novios. Pero llegaron los dolares y se fue a jinetear. A esta hora debe estar almorzando en La Zaragozana o en el Torreón.
¿Es idea mia o hay algo allá delante? Dejame quitar la vela no vaya a ser un guardacostas norteamericano. Si me ve, se jodió la cosa. Me lleva a Guantánamo, y me devuelven. Prefiero morirme de hambre o ahogarme ¡Ni que Dios y mi virgencita de La Caridad lo quieran! Tengo terror a los tiburones y creo que morir ahogado es lo peor del mundo. Pero de ninguna manera me va a pasar a mi lo que le pasó a los hermanos Jiménez. Recuerdo como me contaron que después de cinco días, con sus mujeres y sus hijos en el bote y casi sin agua ni comida, vieron un barco y le hicieron señas. El barco fue hacia ellos. Era un guardacostas americano, me contaron que era blanco y tenía unas franjas verticales rojas. Los llevaron a Guantánamo, los americanos, los muy hipócritas, los trataron bien, le dieron ropas, comidas, refrescos e incluso dulces para los niños. Les hicieron unas entrevistas que, por las preguntas pensaron que era para darles asilo. Les preguntaron porque querían ir a Estados Unidos, que familiares tenían allá, que estudios habían cursado, donde vivían en Cuba y muchas preguntas mas. Una semana mas tarde los entregaron al Ministerio el Interior Cubano, con todos los papeles de los interrogatorios durante la famosa entrevista. Esto paso hace un año. Oficialmente les comunicaron que no podrán trabajar en ninguna dependencia del estado, por haber tratado de salir ilegalmente del país. Tampoco les permitieron trabajar por cuenta propia y ni siquiera vender frituras de maíz. La mujer de Quico Jiménez vendió unas frituras a dos vecinas y una la chivateo al Comité y la llevaron arrestada. Tan pronto Quico llegó la soltaron, pero el Responsable del Partido, que había sido avisado le dijo a Quico que él y el hermano tenían que pedirle dolares a los parientes, que esa era la ÚNICA alternativa de los repatriados.
La única alternativa..... Dos días después llegó a verlo con mucho misterio un socio de Riquelme, el de Seguridad. Me contó Quico que lo conocía de vista nada mas y el muy descarado le dice a él que le conocía desde que estaban en la Juventud Comunista y que siempre le cayó bien, que siempre había sido un hombre honrado, que sabia que son tiempos muy duros para un hombre con familia y que comprende su situación. Todo esto y mucha jabonadura mas, para decirle, bajo amenaza de desaparecerlo si se lo dice a alguien, que sabe como por 20,000 dolares pueden llegar, sin riesgos, a Miami el, su esposa, su hermano y los tres hijos de los dos matrimonios. No se de donde coño Quico y el hermano consiguieron 20,000 dolares, pero hace dos meses la prima me enseñó una carta con una foto de los siete en Miami. ¿De donde iba yo a sacar 5,000 dolares, cuando tuve que vender todo lo que tenía para conseguir 900 con que comprar el bote y la mierda de víveres que traigo?. Dejame acostarme en el bote que aunque el barco esta pasando lejos a lo mejor pueden verme con anteojos. Humm....es blanco como los guardacostas...pero desde aquí no veo las rayas rojas que decían los Jiménez.-Ya se perdió. A poner la velita otra vez. El viejo Pedro no me engaño, parece mentira como esta velita arrastra el bote, Debía haber llegado ya. ¿Me habré desviado? ¡Que pena que el viejo no pudiera venir! No hubiéramos tenido problemas. Pero no quería separarse de los nietos que tiene y no tiene ningún chance pues me contaba que tiene un yerno en el partido y desde que el partido le dio una motoneta se cree el rey del mundo. Parece mentira que poco necesita el Partido para comprar a la gente. Ahora recuerdo a Jorge Milanés, que no le dieron nada. Solo lo hicieron responsable de las guardias de la fábrica y se volvió mas represivo que si fuera el Jefe de la Seguridad del Estado. 'Tuve suerte que cuando salíamos en el botecito para que me diera clases de como manejar la vela nadie sospecho. También es verdad que el viejo insistía en voz alta que íbamos de paseo y trataba de que alguien nos ayudara a empujarlo hacia el agua para que vieran que no llevábamos nada, ni siquiera avio de pesca, pues le confiscarían el bote si salíamos aunque fuese a pescar. Por eso el viejo me vendió el bote. Desde el año pasado no se puede salir a pescar ni en cámaras de auto, pues esta prohibido. Solo se puede pescar desde el malecón. Y si se le iba a pudrir, o se lo iban a confiscar, pues decidió venderlo. Y bien vendido. ¡800 dolares! El equivalente a mas de mil seiscientos pesos. Como quien dice mas de un año de sueldo por una cachucha vieja. Perdona "Mi Reina", no quise ofenderte. Tu tienes mi destino en tu poder. Allá en la arena quizás fueras una cachucha vieja, pero aquí eres mi yate de lujo, mi corcel que me lleva a la libertad. Eres joven y bella. No me vayas a ofender e irte pa'l fondo. -Bueno, espero que se mantenga como va, que con la ayuda de "Cachita" mi virgencita querida llegaré. A propósito mi virgencita, espero me hayas perdonado por los años en que te negué, pero tu sabes que no era nuestra culpa.
Hoy ya veo con mas claridad y te prometo que tan pronto llegue, con tu ayuda, te recompensare mi ausencia de tantos años.Han pasado varias horas desde que desapareció en el horizonte el barco que tanto preocupó a Martin, por lo que sigue filosofando.-Aquí voy, rumbo al norte revuelto y brutal, como decía Martí. Que no creo que sea tan revuelto ni tan brutal. Casi me alegro que los viejos fallecieran mucho antes del periodo especial. El periodo especial trajo muchas penurias, pero nos hizo ver las mentiras "con que nos casaron y nos obligaron a vivir". Pobre viejo, tan orgulloso de su diploma de Machetero Millonario y la vieja con su foto al lado de Fidel en 1961. ¡Se hubieran muerto de un infarto cuando se enteraran que las playas de Cuba que Fidel dijo en 1961 "eran para el pueblo y no para clucecitos privados" hoy el Comandante en Jefe ordena sean para los extranjeros nada mas. Y si no morían de esa, morirían de vergüenza por haber sacrificado su juventud y toda su vida por una revolución que después de 40 años de logros le paga al pueblo en pesos pero solo acepta la "odiada" moneda norteamericana en sus tiendas. ¡Si, yocreo que es mejor que hayan muerto hace tiempo y no descubrieran como habían estado siendo engañados!
Ya es de noche. Deben ser como las 10 pues hace rato que se puso el sol. No debí haber vendido mi viejo reloj de cuerda Ultramar, herencia del viejo, pero necesitaba convertirlo todo en dolares para este viaje.
¿Que sera de Maite? ¡Como se berreaba cuando le decíamos gallega! Y es que, yo no se porque, en Cuba a todos los españoles le decimos gallegos. Mi aventura amorosa con Maite, que era miembro del Partido Comunista Catalán, y mis relaciones con otros jóvenes que conocí en los Congresos y en Los Festivales de Las Juventudes y Los Estudiantes de hace años, fueron los que me hicieron comenzar a hacerme preguntas. ¿Como era posible que estos compañeros que vivían en paises capitalistas tenían libertad y podían visitarnos cuando querían y nosotros, que vivíamos en el "primer país libre de América" no podíamos visitarlos a ellos? Y cuando llegó el "periodo especial" y se jodieron los rusos, nos vendieron al dolar americano. Nuestro peso con las efigies de nuestros próceres no pueden comprar nada en Cuba. Tienen que ser los que tienen las caras de los patriotas norteamericanos. ¡Y para eso nos sacrificamos durante tantos años! Para que al final nos vendieran al dolar yanqui. No, mis viejos no hubieran resistido ver como "su revolución" le brinda las mas altas pleitesías a cuanto extranjero, sobre todo norteamericano, que visita la isla, proveyendolos de todos los lujos y brindandoles todos los manjares, mientras nos priva hasta de lo mas necesario a los cubanos.
Ve un resplandor allá adelante. ¿ño, será Miami? ¿O será que he estado dando vueltas y es La Habana? No. No puede ser. Tiene que ser Miami. Bueno llegó la hora de remar recio para llegar de noche no vaya a ser que me agarren de día. -Estas son las cosas que se comentan en Cuba. Antes losamericanos eran amigos de los gusanos y de todos los "traidores" que se iban de Cuba. Los guardacostas recogían a los balseros cerquita de Cuba y los llevaban a Miami. Hoy han hecho negocio con Fidel y aunque nos recojan en la orilla nos devuelven para convertirnos en mendigos de dolares para Cuba.
Me estoy cansando. Bueno, sea lo que sea lo que hay allá adelante no puedo volver para atrás. Si es Miami, llegué. Si es Cuba, veré si puedo esconderme, descansar y empezar de nuevo en dos o tres días. Tiene que ser pronto, porque el viejo Pedro me dijo que en pocos días cambia el tiempo y el mar se pone pesado.Voy a guardar el poquito de polvo en leche y el dulce, por si acaso. Pero me voy a comer los dos mangos porque ya están muy maduros. Y descansaré un poco, pues hay que seguir remando.
Me están saliendo ampollas en las manos, pero hay que seguir remando. Tuve que bajar la vela porque el viento comenzó a soplar al reves. Definitivamente no es La Habana. A esta hora no hay tantas luces encendidas con el tradicional "pico eléctrico" y los apagones, pero siempre pensé que Miami seria mas grande y mas iluminada.Un poco mas y llego. Bueno, esto por aquí no esta muy iluminado, pero hay como seis botes pescando y.. ...¡Coño, llegué! ¡Esto no es Cuba!Martin empuja el bote hacia la arena mirando todavía con miedo para todos lados. Le tiemblan las rodillas de la emoción.
A pocos metros de la arena ve una calle y algunas personas caminando, a pesar de lo avanzado de la noche. Con paso tembloroso comienza a caminar por la acera. Enfrente algunas casas y a unas cuadras ve unos letreros de luz neón que no puede leer.
En dirección contraria viene caminando una pareja y varios metros mas atrás otra, todos en shorts y ropa de verano. Dejame hacerme el loco y ver quienes son. Estos están hablando en ingles. Positivamente llegue. ¡Gracias, virgencita de La Caridad! A pesar de que nunca me porte bien contigo, no me abandonaste. Aquí viene otra pareja caminando. ¡Están hablando español! Dejame probar suerte.
-Buenas noches. Pregunta Martin.
-Buenas noches. Contesta el hombre.
-Usted perdone ¿Me pueden decir como se llama esto por aquí?
-¡ÑOOOOO, UN BALSERO! Grita alborozado el hombre por la pregunta y por el aspecto de Martin.
-Oiga, que yo no soy un balsero.- Exclama Martin, todavía temeroso.
- Mi socio, no te preocupes, tranquilo.- Le dice el hombre mientras lo abraza efusivamente.- Estas en Cayo Hueso. Ven con nosotros, mira esta es mi esposa Clotilde, también Cubana, de Caibarien. Mi nombre es Julio y soy de La Habana. Esta noche vas a comer como nunca y vas a descansar en mi casa y mañana te voy a llevar con otro socio cubano que es abogado y arreglara tu situación. ¡Coño, alegrate! Estas mas serio que el pariente del muerto.
Martin sonríe de oreja a oreja, mientras piensa. Bueno.......definitivamente llegué y parece que como yo pensaba, el Norte ni es tan revuelto ni tan brut

El Balsero

Por José Luis Fernandez

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El sol despertó a Martin. Había sido una noche inusitadamente tranquila. Por primera vez en muchos días había podido disfrutar de un sueño reparador. Ya hacia cuatro días que estaba en el mar, pero desde que se había decidido a escapar de la isla, la ansiedad y la preocupación no le habían permitido dormir ninguna noche completa.
Como había comenzado a hacer inconscientemente desde el primer día de su aventura marítima, Martin comenzó a conversar consigo mismo. ¡Que bien me vendría una taza de café ahora!. ¿Que día es hoy? Hoy es 23 ¿o sera 24? ¡Coño cuatro días en alta mar y ya no estoy seguro que fecha es! De todas maneras aunque todavía estuviera en casa y no me hubiera embarcado, hace rato se acabó la cuota del mes. Como hacia varias veces al día, reviso el inventario de lo que tenía en el pequeño bote de una vela. Casi medio botellón de agua, su máxima preocupación. Seis pedazos de pan duro, tostado y envuelto en cuatro nylones para mantenerlos secos. Un recipiente con dulce de coco que le había comprado al viejo Toño a precio de oro y que no había tocado, pues sabia le daría sed y lo iba a usar solo como ultimo recurso. Una bolsita casi vacia con leche en polvo. Medio aguacate. Seis ciruelas. Dos mangos de los seis que consiguió a ultima hora.