Por José Luis Fernandez
El
sol despertó a Martin. Había sido una noche inusitadamente tranquila.
Por primera vez en muchos días había podido disfrutar de un sueño
reparador. Ya hacia cuatro días que estaba en el mar, pero desde que se
había decidido a escapar de la isla, la ansiedad y la preocupación no le
habían permitido dormir ninguna noche completa.
Como
había comenzado a hacer inconscientemente desde el primer día de su
aventura marítima, Martin comenzó a conversar consigo mismo. ¡Que bien
me vendría una taza de café ahora!. ¿Que día es hoy? Hoy es 23 ¿o sera
24? ¡Coño cuatro días en alta mar y ya no estoy seguro que fecha es! De
todas maneras aunque todavía estuviera en casa y no me hubiera
embarcado, hace rato se acabó la cuota del mes. Como hacia varias veces
al día, reviso el inventario de lo que tenía en el pequeño bote de una
vela. Casi medio botellón de agua, su máxima preocupación. Seis pedazos
de pan duro, tostado y envuelto en cuatro nylones para mantenerlos
secos. Un recipiente con dulce de coco que le había comprado al viejo
Toño a precio de oro y que no había tocado, pues sabia le daría sed y lo
iba a usar solo como ultimo recurso. Una bolsita casi vacia con leche
en polvo. Medio aguacate. Seis ciruelas. Dos mangos de los seis que
consiguió a ultima hora.
Esto
significa que llevo cuatro días en el mar, pues he comido uno al día.
Ayer comí el ultimo poco de puré de papas con calabaza que hice antes de
salir. Debí haberlo dejado para hoy. Tengo que ponerme a dieta o no me
alcanza la comida para llegar.
El
viejo Pedro me dijo que en esta época del año el bote llegaría a Cayo
Hueso en cuatro días o quizás menos. Que los vientos alisios y un montón
de cosas que no entiendo me ayudarían a llegar con esta velita cobarde.
Pero ya paso ese tiempo y no veo mas que agua por todas partes. Espero
que haya sido honesto conmigo y ya este llegando, pues esta cachucha no
vale los ochocientos dolares que le di y que tuve que conseguir
sangreados.
Y
ya no tenía remedio. Cuando me decidí venir y el viejo me ofreció el
bote por ese dinero, lo fui cambiando todo por dolares. El viejo
televisor Zenith en blanco y negro, que todavía funcionaba mas claro que
los rusos, gracias a los inventos que le hacia Leovigildo, el técnico,
cada vez que se fundía un tubo. Mi bicicleta "Cucusa", gracias a la cual
pude motorizarme.
El
Radio que me había comprado la tía Clotilde en el shopping cuando vino
el año pasado. Recuerdo la necesidad que tenía del radio porque cuando
se rompió el ruso que tenía, no había piezas para repararlo. El dichoso
radio ruso que me habían autorizado a comprar en la asamblea anual para
la adquisición de los equipos electrodomésticos de la fabrica. Cada vez
que pienso en las dichosas asambleas anuales se me revuelve el estomago y
no comprendo como pudimos continuar tantos años con aquella ignominia.
Afortunadamente las asambleas se acabaron cuando al Caballo le hicieron
falta los dolares. Ya no había que denunciar en la Asamblea a Pedro, por
permitir a su mama que bautizara al hijo y así eliminarlo de la lista
para yo poder comprar el radio. Ni que Casimiro echara pa'lante a
Gregorio diciendo que en el ultimo cuarto de la casa tenía cuadros de
santos, para eliminarlo en la compra del ventilador. Todavía recuerdo
como disfrute la mano de piñazos que le dio Ramón al chiva de Roberto,
"Caraetranca", cuando mencionó que había visto a la mujer entrar en la
iglesia.......bueno, esas cosas pasaban antes. Ya nadie tiene que
denunciar a nadie por esas cosas.....ya no le interesan al Sindicato, ni
al Partido, ni a nadie ahora solo es buscar dolares.
Por
eso estoy aquí. Voy a donde están los dolares. ¡Miami! Espero que las
marcas que hizo el viejo Pedro estén correctas, pues las he ido
cumpliendo al pie de la letra. Cuando sale el sol, tiene que estar la
sombra del palito en esta rayita, al medio día aquí y la puesta aquí.
Reviso la rustica "brújula". Consistía en un pedazo de madera clavado en
la proa del bote, con una varita de metal al lado derecho. En el lado
izquierdo estaban grabadas una N, por noche, pero que quería decir
"atardecer", una M por medio día y una M por mañana o "amanecer".
Mientras la sombra de la varita estuviera en esos puntos, la embarcación
estaría con rumbo Norte-Noreste. El "viejo Pedro" le había tratado de
enseñarle como guiarse siguiendo la Constelación de La Osa Mayor, pero a
pesar de haber estudiado geografía Martin no reconocía, por mucho que
le enseñaba el viejo pescador La Osa Mayor de la Osa Menor, así que a
"ojo de buen cubero" trataba de continuar el rumbo de acuerdo con la
ultima marca de la varita al ponerse el sol. En las mañanas rectificaba
el rumbo cuando era necesario.
¿Que
estará haciendo Julia? ¡Mira que quise a esa mujer! Por culpa de ella
no me fui de Cuba hace cinco años cuando se fueron mis primos y era mas
fácil ¡Y mas barato! Ya hubiéramos estado disfrutando "la dulce vida" en
Miami. A los dos años ya vinieron de visita cargados de dolares y
regalos.
Pero
no, ella decía que no podía dejar a sus padres. Y cuando permitieron
comprar en las diplotiendas por dolares y después abrieron los
shoppings, empezaron a aparecer cosas en casa de sus viejos. Un día un
televisor, otro día dos ventiladores, otro una batidora. Y ella empezó a
lucir unos pitusas que alborotaba a todos los hombres del barrio cuando
se los ponía. Yo no soy bobo. Un día vi que salió con Marisela, que fue
"una loquita" desde que entro en la Secundaria y le caí atrás en la
bicicleta al "camello" donde subieron. Se apearon en La Rampa y desde la
misma esquina del Habana Libre empezaron a sonsacar a los turistas.
¡Estaban jineteando!
Allí
mismo les metí el escándalo a las dos. Me llevaron arrestado con
bicicleta y todo, afortunadamente. Bueno, afortunadamente por que no me
separaron de la bicicleta, no por el arresto. Me echaron una descarga de
madre, pero los policías entendieron la cosa y bajo promesa de no
acercarme a Julia, me soltaron. Me jodió cinco años de mi vida, que los
podía haber pasado gozando en Miami. Y ahí mismo decidí irme. Ya trataba
de aparecerme lo menos posible por el barrio. No quería tropezarme con
Julia. Y lo peor es que mi tía no hacia mas que repetirme "te lo dije,
te lo dije, que no era trigo limpio", cuando iba de vez en cuando a
comer allá. No volví. -Yo mismo me asombro con estos recuerdos. ¡Mira
que comí mierda! No solo con Julia, sino con la Revolución. Yo que fui
Camilito. Miliciano. Machetero voluntario. Desde niño mostraba
honrosamente mi pañoleta de pionero y gritaba a todo pulmón: ¡Seremos
como el Che! ¿Y para que? ¡Cuanta juventud desperdiciada! -¿Que habrá
sido de Maite? Esa es otra onda. Maite me hubiera podido sacar del país.
¡Tuvimos un romance que ni las novelas brasileñas! Me ofreció casarse
conmigo y llevarme a Barcelona. Pero yo estaba enamorado desde chiquito
de Julia y de la Revolución. Recuerdo como algún que otro domingo Julia y
yo nos íbamos a la pizzeria y hasta disfrutábamos la cola como novios.
Pero llegaron los dolares y se fue a jinetear. A esta hora debe estar
almorzando en La Zaragozana o en el Torreón.
¿Es
idea mia o hay algo allá delante? Dejame quitar la vela no vaya a ser
un guardacostas norteamericano. Si me ve, se jodió la cosa. Me lleva a
Guantánamo, y me devuelven. Prefiero morirme de hambre o ahogarme ¡Ni
que Dios y mi virgencita de La Caridad lo quieran! Tengo terror a los
tiburones y creo que morir ahogado es lo peor del mundo. Pero de ninguna
manera me va a pasar a mi lo que le pasó a los hermanos Jiménez.
Recuerdo como me contaron que después de cinco días, con sus mujeres y
sus hijos en el bote y casi sin agua ni comida, vieron un barco y le
hicieron señas. El barco fue hacia ellos. Era un guardacostas americano,
me contaron que era blanco y tenía unas franjas verticales rojas. Los
llevaron a Guantánamo, los americanos, los muy hipócritas, los trataron
bien, le dieron ropas, comidas, refrescos e incluso dulces para los
niños. Les hicieron unas entrevistas que, por las preguntas pensaron que
era para darles asilo. Les preguntaron porque querían ir a Estados
Unidos, que familiares tenían allá, que estudios habían cursado, donde
vivían en Cuba y muchas preguntas mas. Una semana mas tarde los
entregaron al Ministerio el Interior Cubano, con todos los papeles de
los interrogatorios durante la famosa entrevista. Esto paso hace un año.
Oficialmente les comunicaron que no podrán trabajar en ninguna
dependencia del estado, por haber tratado de salir ilegalmente del país.
Tampoco les permitieron trabajar por cuenta propia y ni siquiera vender
frituras de maíz. La mujer de Quico Jiménez vendió unas frituras a dos
vecinas y una la chivateo al Comité y la llevaron arrestada. Tan pronto
Quico llegó la soltaron, pero el Responsable del Partido, que había sido
avisado le dijo a Quico que él y el hermano tenían que pedirle dolares a
los parientes, que esa era la ÚNICA alternativa de los repatriados.
La
única alternativa..... Dos días después llegó a verlo con mucho
misterio un socio de Riquelme, el de Seguridad. Me contó Quico que lo
conocía de vista nada mas y el muy descarado le dice a él que le conocía
desde que estaban en la Juventud Comunista y que siempre le cayó bien,
que siempre había sido un hombre honrado, que sabia que son tiempos muy
duros para un hombre con familia y que comprende su situación. Todo esto
y mucha jabonadura mas, para decirle, bajo amenaza de desaparecerlo si
se lo dice a alguien, que sabe como por 20,000 dolares pueden llegar,
sin riesgos, a Miami el, su esposa, su hermano y los tres hijos de los
dos matrimonios. No se de donde coño Quico y el hermano consiguieron
20,000 dolares, pero hace dos meses la prima me enseñó una carta con una
foto de los siete en Miami. ¿De donde iba yo a sacar 5,000 dolares,
cuando tuve que vender todo lo que tenía para conseguir 900 con que
comprar el bote y la mierda de víveres que traigo?. Dejame acostarme en
el bote que aunque el barco esta pasando lejos a lo mejor pueden verme
con anteojos. Humm....es blanco como los guardacostas...pero desde aquí
no veo las rayas rojas que decían los Jiménez.-Ya se perdió. A poner la
velita otra vez. El viejo Pedro no me engaño, parece mentira como esta
velita arrastra el bote, Debía haber llegado ya. ¿Me habré desviado?
¡Que pena que el viejo no pudiera venir! No hubiéramos tenido problemas.
Pero no quería separarse de los nietos que tiene y no tiene ningún
chance pues me contaba que tiene un yerno en el partido y desde que el
partido le dio una motoneta se cree el rey del mundo. Parece mentira que
poco necesita el Partido para comprar a la gente. Ahora recuerdo a
Jorge Milanés, que no le dieron nada. Solo lo hicieron responsable de
las guardias de la fábrica y se volvió mas represivo que si fuera el
Jefe de la Seguridad del Estado. 'Tuve suerte que cuando salíamos en el
botecito para que me diera clases de como manejar la vela nadie
sospecho. También es verdad que el viejo insistía en voz alta que íbamos
de paseo y trataba de que alguien nos ayudara a empujarlo hacia el agua
para que vieran que no llevábamos nada, ni siquiera avio de pesca, pues
le confiscarían el bote si salíamos aunque fuese a pescar. Por eso el
viejo me vendió el bote. Desde el año pasado no se puede salir a pescar
ni en cámaras de auto, pues esta prohibido. Solo se puede pescar desde
el malecón. Y si se le iba a pudrir, o se lo iban a confiscar, pues
decidió venderlo. Y bien vendido. ¡800 dolares! El equivalente a mas de
mil seiscientos pesos. Como quien dice mas de un año de sueldo por una
cachucha vieja. Perdona "Mi Reina", no quise ofenderte. Tu tienes mi
destino en tu poder. Allá en la arena quizás fueras una cachucha vieja,
pero aquí eres mi yate de lujo, mi corcel que me lleva a la libertad.
Eres joven y bella. No me vayas a ofender e irte pa'l fondo. -Bueno,
espero que se mantenga como va, que con la ayuda de "Cachita" mi
virgencita querida llegaré. A propósito mi virgencita, espero me hayas
perdonado por los años en que te negué, pero tu sabes que no era nuestra
culpa.
Hoy
ya veo con mas claridad y te prometo que tan pronto llegue, con tu
ayuda, te recompensare mi ausencia de tantos años.Han pasado varias
horas desde que desapareció en el horizonte el barco que tanto preocupó a
Martin, por lo que sigue filosofando.-Aquí voy, rumbo al norte revuelto
y brutal, como decía Martí. Que no creo que sea tan revuelto ni tan
brutal. Casi me alegro que los viejos fallecieran mucho antes del
periodo especial. El periodo especial trajo muchas penurias, pero nos
hizo ver las mentiras "con que nos casaron y nos obligaron a vivir".
Pobre viejo, tan orgulloso de su diploma de Machetero Millonario y la
vieja con su foto al lado de Fidel en 1961. ¡Se hubieran muerto de un
infarto cuando se enteraran que las playas de Cuba que Fidel dijo en
1961 "eran para el pueblo y no para clucecitos privados" hoy el
Comandante en Jefe ordena sean para los extranjeros nada mas. Y si no
morían de esa, morirían de vergüenza por haber sacrificado su juventud y
toda su vida por una revolución que después de 40 años de logros le
paga al pueblo en pesos pero solo acepta la "odiada" moneda
norteamericana en sus tiendas. ¡Si, yocreo que es mejor que hayan muerto
hace tiempo y no descubrieran como habían estado siendo engañados!
Ya
es de noche. Deben ser como las 10 pues hace rato que se puso el sol.
No debí haber vendido mi viejo reloj de cuerda Ultramar, herencia del
viejo, pero necesitaba convertirlo todo en dolares para este viaje.
¿Que
sera de Maite? ¡Como se berreaba cuando le decíamos gallega! Y es que,
yo no se porque, en Cuba a todos los españoles le decimos gallegos. Mi
aventura amorosa con Maite, que era miembro del Partido Comunista
Catalán, y mis relaciones con otros jóvenes que conocí en los Congresos y
en Los Festivales de Las Juventudes y Los Estudiantes de hace años,
fueron los que me hicieron comenzar a hacerme preguntas. ¿Como era
posible que estos compañeros que vivían en paises capitalistas tenían
libertad y podían visitarnos cuando querían y nosotros, que vivíamos en
el "primer país libre de América" no podíamos visitarlos a ellos? Y
cuando llegó el "periodo especial" y se jodieron los rusos, nos
vendieron al dolar americano. Nuestro peso con las efigies de nuestros
próceres no pueden comprar nada en Cuba. Tienen que ser los que tienen
las caras de los patriotas norteamericanos. ¡Y para eso nos sacrificamos
durante tantos años! Para que al final nos vendieran al dolar yanqui.
No, mis viejos no hubieran resistido ver como "su revolución" le brinda
las mas altas pleitesías a cuanto extranjero, sobre todo norteamericano,
que visita la isla, proveyendolos de todos los lujos y brindandoles
todos los manjares, mientras nos priva hasta de lo mas necesario a los
cubanos.
Ve
un resplandor allá adelante. ¿ño, será Miami? ¿O será que he estado
dando vueltas y es La Habana? No. No puede ser. Tiene que ser Miami.
Bueno llegó la hora de remar recio para llegar de noche no vaya a ser
que me agarren de día. -Estas son las cosas que se comentan en Cuba.
Antes losamericanos eran amigos de los gusanos y de todos los
"traidores" que se iban de Cuba. Los guardacostas recogían a los
balseros cerquita de Cuba y los llevaban a Miami. Hoy han hecho negocio
con Fidel y aunque nos recojan en la orilla nos devuelven para
convertirnos en mendigos de dolares para Cuba.
Me
estoy cansando. Bueno, sea lo que sea lo que hay allá adelante no puedo
volver para atrás. Si es Miami, llegué. Si es Cuba, veré si puedo
esconderme, descansar y empezar de nuevo en dos o tres días. Tiene que
ser pronto, porque el viejo Pedro me dijo que en pocos días cambia el
tiempo y el mar se pone pesado.Voy a guardar el poquito de polvo en
leche y el dulce, por si acaso. Pero me voy a comer los dos mangos
porque ya están muy maduros. Y descansaré un poco, pues hay que seguir
remando.
Me
están saliendo ampollas en las manos, pero hay que seguir remando. Tuve
que bajar la vela porque el viento comenzó a soplar al reves.
Definitivamente no es La Habana. A esta hora no hay tantas luces
encendidas con el tradicional "pico eléctrico" y los apagones, pero
siempre pensé que Miami seria mas grande y mas iluminada.Un poco mas y
llego. Bueno, esto por aquí no esta muy iluminado, pero hay como seis
botes pescando y.. ...¡Coño, llegué! ¡Esto no es Cuba!Martin empuja el
bote hacia la arena mirando todavía con miedo para todos lados. Le
tiemblan las rodillas de la emoción.
A
pocos metros de la arena ve una calle y algunas personas caminando, a
pesar de lo avanzado de la noche. Con paso tembloroso comienza a caminar
por la acera. Enfrente algunas casas y a unas cuadras ve unos letreros
de luz neón que no puede leer.
En
dirección contraria viene caminando una pareja y varios metros mas
atrás otra, todos en shorts y ropa de verano. Dejame hacerme el loco y
ver quienes son. Estos están hablando en ingles. Positivamente llegue.
¡Gracias, virgencita de La Caridad! A pesar de que nunca me porte bien
contigo, no me abandonaste. Aquí viene otra pareja caminando. ¡Están
hablando español! Dejame probar suerte.
-Buenas noches. Pregunta Martin.
-Buenas noches. Contesta el hombre.
-Usted perdone ¿Me pueden decir como se llama esto por aquí?
-¡ÑOOOOO, UN BALSERO! Grita alborozado el hombre por la pregunta y por el aspecto de Martin.
-Oiga, que yo no soy un balsero.- Exclama Martin, todavía temeroso.
-
Mi socio, no te preocupes, tranquilo.- Le dice el hombre mientras lo
abraza efusivamente.- Estas en Cayo Hueso. Ven con nosotros, mira esta
es mi esposa Clotilde, también Cubana, de Caibarien. Mi nombre es Julio y
soy de La Habana. Esta noche vas a comer como nunca y vas a descansar
en mi casa y mañana te voy a llevar con otro socio cubano que es abogado
y arreglara tu situación. ¡Coño, alegrate! Estas mas serio que el
pariente del muerto.
Martin
sonríe de oreja a oreja, mientras piensa. Bueno.......definitivamente
llegué y parece que como yo pensaba, el Norte ni es tan revuelto ni tan
brut
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